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Paro de emergencia por Shinjimasu

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No importaba cuántas veces mirara el reloj, el tiempo no se detenía. Quería volver a casa, pero al mismo tiempo deseaba no tener que hacerlo, no estar obligado a asumir responsabilidades, a no tomar decisiones.

Traté de trabajar normalmente hasta que llegó la hora de salir. Debía volver a mi realidad y apresurarme hasta llegar a casa solo para después irme a entrenar con la amenaza de encontrarme a Fukui en cualquier momento y verme obligado a darle una respuesta. Si de mi parte corriera no tener que hacerlo, desde un principio me habría quedado en casa, pero las cosas no funcionaban de esa manera.

No, era obvio que no lo hacían…

Tomé mi celular rápidamente y busqué en mi agenda hasta encontrar el número indicado. No trataba de evitar regresar a casa, no ahora que Yoshio me necesitaba tanto, pero independientemente de lo que sucedía en casa, había problemas más grandes con los cuales lidiar. La llamada duró poco tiempo y él aceptó vernos ese mismo día. Le envié un mensaje a Yoshio para avisarle que no volvería sino hasta tarde, mismo que no me respondió.

Evité usar caminos frecuentes y me alejé lo suficiente hasta llegar al centro de la ciudad, donde nadie me conocía y todo era mucho mejor. El ambiente era completamente diferente, las personas lo eran, incluso los arboles parecían más verdes. Distraerse con los alrededores era imposible de resistir.

Finalmente llegué a la cafetería acordada, notando que él ya estaba ahí esperándome. No me molesté en pensar algo más y me apresuré. Después de todo debía ir a entrenar cuando termináramos.

-Así que después de tanto tiempo, el legendario Shi necesita de mi ayuda- dijo al verme.

-Te darás cuenta de lo mal que estoy al haberte llamado- respondí con una sonrisa mientras me sentaba frente a él.

-Eso aumenta mi ego ¿Sabes? Ser tu última opción me hace sentir orgulloso de mi mismo: significa que soy excelente en mi trabajo- dijo haciéndole una seña a la mesera para que nos trajera algo de beber –No, mejor dicho en el trabajo que solía hacer. Recuerda que ya no trabajo en esto, Shi. Ahora tengo una familia qué cuidar. Me extraña que sabiendo eso aun tuvieras el descaro de llamarme-

-Precisamente porque yo quiero proteger a la mía es que lo hice- respondí –No puedo hacerlo yo-

-Dejaste de ser un mocoso, según me doy cuenta- dijo recargándose en el respaldo de la silla -Me alegra saber que finalmente lograste conseguir una familia, pero…-

-Konoe*, por favor escúchame, eres el único que puede ayudarme- pedí antes de dejarlo hablar más –Todo se salió de mis manos, no tengo control sobre nada-

-Eres el gran Shi ¿O no? ¿Cómo pudo pasar?-

-Desde la última vez que nos vimos hice muchas cosas- respondí mirándolo con seriedad –Yoshio… él y yo esperamos un bebé-

Su expresión cambió de inmediato –Espera ¿Hablas en serio? Shingo ¿Te convertirás en padre?-

Inevitablemente sonreí –Así es- contesté cuando la mesera nos trajo un par de tazas con café.

-Vaya ¡Quién lo hubiera dicho! Criarás a un pequeño destructor-

-Lamentablemente para mí las cosas no están resultando tan bien como esperé-

Konoe se quedó callado un momento. Era extraño, de alguna manera él sabía lo que sucedía conmigo sin siquiera preguntármelo.

-¿No saben si tenerlo o no?- preguntó sabiendo ya la respuesta –Shingo…-

-No es tan sencillo- respondí –Tú lo sabes, tuviste que estar lejos de Taichi durante todo su embarazo, no podías estar cerca de ellos ¡No podías hacer nada! Pero al menos sabías que estaban bien, que Taichi tenía asistencia médica todo el tiempo, que había cientos de guardias vigilando su casa, que cuando llegara el momento ambos estarían bien… yo no tengo nada de eso- agregué tranquilizándome al darme cuenta de lo imprudente que estaba siendo –Fukui está sobre mí. Quiere un pago por protección que no puedo darle… atacará a Yoshio cuando tenga la oportunidad, y eso puede ser en cualquier momento, esté yo con él o no-

Hubo un silencio corto –Parece que ambos ignoran el término “Madurar” ¿Cierto?- suspiró bebiendo de su taza -¿Quieres que asesine a Fukui?-

-No puedo hacerme responsable de su sangre en tus manos- respondí –Solo quiero que este lejos de Yoshio-

-¿Crees que eso lo detendrá?-

-Tiene qué- contesté –Solo mientras encuentro la manera de mantener a Yoshio a salvo-

Hubo un momento de silencio –Shingo, la última vez que ayudé fue para deshacerme de un sujeto que “inconscientemente” asesinaste. No creas que por ello es fácil deshacerse de un tipo que está convida y mantenerlo alejado de la policía-

-En esa ocasión te prometí cambiar y lo hice- respondí –Ahora también cumpliré mi promesa-

Konoe suspiró -No eres famoso por ser un idiota- se burló –Te ayudaré-

Sentí un enorme alivio al escuchar esas palabras –Gracias…-

-No, no me lo agradezcas, tómalo como un favor que algún día me pagarás- contestó poniéndose en pie –Lo que quieres es que desaparezca a Fukui y sus hombres durante algunos meses, al menos hasta que puedas largarte de ese barrio de mala muerte y es lo que haré. Cuando conocí a Yoshio me recordó a Taichi, no te lo negaré, así que mi necesidad de ayudarte en parte es por capricho mío-

-Todo lo que haces es por capricho- respondí mientras él me sonreía.

-Espera noticias mías Shingo- dijo antes de colocar un billete sobre la mesa –Yo invito-

No quise agregar nada más y solo lo miré alejarse. Desde hacía mucho tiempo no me sentía tan bien como en ese momento, pero mi paz duró poco en cuanto me di cuenta de lo tarde que era para irme a entrenar.

El tiempo pasó demasiado rápido entonces, más aún porque había olvidado lo que era realmente importante.

Me apresuré a llegar a casa y de inmediato arrojé mis cosas en la entrada. Encontré el empaque de pastillas vacío sobre la mesa junto a un vaso con agua. Me sentí extraño, quizá por haber mencionado cuestiones que tenían que ver con embarazos durante mi plática con Konoe. Suspiré sin saber lo que era correcto pensar y caminé hacia la habitación, pero Yoshio no estaba ahí. Miré en el baño y tampoco lo encontré, así que me arriesgué a mirar en el descanso de emergencia con la posibilidad de no encontrarlo, pero afortunadamente para mí, ahí estaba.

-Yoshio ¿Qué haces fuera?- pregunté antes de verlo de frente.

Apenas y me acerqué, él se lanzó sobre mí -Shingo ¡Lo siento!- respondió asiéndose fuertemente -¡Lo siento!-

Se veían en muy mal estado, como nunca lo había visto, lo que irremediablemente hizo que me asustara -¿Por qué?- pregunté confundido sujetando su rostro entre mis manos. Sus ojos estaban hinchados por tanto llorar.

-Vomité las pastillas ¡No pude hacerlo! Me arrepentí de inmediato, sentía que era un grave error-

-Yoshio- suspiré aliviado al saber que no estaba herido, abrazándolo e intentando calmarlo.

-¿Me equivoqué?- gimoteó.

–Claro que no-  dije acomodándolo en mi pecho -Hiciste lo correcto-

Experimenté muchas sensaciones en ese momento, tantas como pocas veces lo había hecho. Una parte de mí estaba preocupado, pero la otra estaba inmensamente feliz.

 

 

 

*Konoe Akira es el personaje protagónico de Palabras de amor, publicado en esta misma página.


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