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Reconstruyendo por Hitomi Miwa

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Notas del fanfic:

Hola, bien esto va así. No escribo hace muchos años. De un momento a otro volví aquí en busca de refugio. Espero les gusten estas lineas. 

 

Un abrazo.

Notas del capitulo:

Primer capítulo, acepto sugerencias. 

Besos. 

Capítulo 1: “Vidas pasadas”


 Por: Hitomi Miwa.


"Narración"


"Flas back"


 


Había pensado una y mil veces en cómo se sentiría estando solo por siempre, es decir en el sentido sentimental. Con sus 25 años la vida le había puesto pruebas demasiado grandes. Era padre de sus mellizos de 6 años. La pequeña era su vivido retrato físico, rubia con larga y siempre peinada  cabellera, unos ojos azules que asemejaban al mar, una sonrisa amplia, pero que la pequeña no dejaba ver muy a menudo, era reservada, callada, muy analítica, en ocasiones le hacía sentir torpe en algunas cosas, su inteligencia se notaba desde muy temprana edad, siendo una habida lectora desde los 4 años. A veces pensaba que su hija era un genio. Por otro lado, estaba su pequeño, un revoltoso azabache, de cabellos largos, le daba gracia que le gustará llevar el mismo corte que usaba su abuelo, bueno, él era su figura paterna faltante. Al igual que su melliza sus ojos celestes eran los mismos, solo que el pequeño tenía una personalidad explosiva, divertido, risueño, amigo de todos. El sábado iban a cumplir 7 años, 7 largos años de esa lucha incansable por criarlos “solo”, porque sus padres Minato y Kushina jamás le dejaron solo, al igual que sus abuelos Jiraiya y Tsunade.


Naruto, era el nombre de este padre doncel soltero. Le quedaba solo dar su examen de grado para obtener su título de enfermero, su sueño; trabajar en el servicio de neonatología, bebés, amaba a los bebes. Su vida giraba en torno a la universidad, sus dos hijos y el trabajo que ejercía en la pastelería de su abuela para aportar en los gastos mensuales suyos y de los niños. Sus padres no tenían problemas económicos, pero no le gustaba sentirse un vago. Su vida era ordenada, tranquila, todo bajo control, excepto una cosa; estaba solo. Estaba soltero. El cumpleaños de sus hijos le recordó que habían pasado más de 8 años sin una pareja, sin un compañero, sin nadie y por más que él lo había intentado, el padre de sus hijos le atormentaba en su recuerdo. Lo odiaba, lo odiaba por ser un ser maldito déspota e inhumano, pero lo amaba, lo amaba porque él vivía en sus hijos, lo amaba porque su hija tenía su inteligencia, su carácter su fuerza, porque su hijo era su recuerdo constante. Lo odiaba porque jamás quiso saber de sus maravillosos hijos y lo amaba por ser el gran amor de su vida.


-          Sasuke – susurro mientras miraba dentro de su caja de recuerdos. Lo sabía, era patético, pero guardaba aún los recuerdos de ese amor adolecente. - Debí percatarme que jamás me tomaría enserio, soy un dobe.- Al sentir los pasos rápidos de sus hijos subiendo las escaleras guardo rápidamente la caja y seco sus lágrimas, los niños no debían verlo así.


-          Papito ya estamos listos para que nos lleves a la escuela. - Gritó Hyosuke al entrar a la habitación con su uniforme desacomodado y el cabello revuelto.


-          Hijo ven acá estas hecho un desastre. - se acercó a la puerta arrodillándose para acomodar la camisa blanca dentro de su pantalón, su corbata negra y su cabello. Al terminar beso su frente y miro a su lado, su hija le miraba esperando las palabras mágicas. - Naruko, como cada mañana estas impecable, muy bien hecho hija. – Sonreía de forma altiva, se sabía más inteligente y ordenada que su dobe hermano menor (por 3 minutos). 


Naruko miró a Hyoske cómplice, ambos habían tenido una larga discusión respecto al regalo que deseaban ese año. Ya tenían 7 años, necesitaban saber la verdad, además de que la estúpida clase de Iruka-sensei sobre los tipos de familias y la importancia de conocer nuestras raíces les había vuelto a remover las ansias de conocer a su padre biológico, no porque no amarán a su padre, pero en Hyoskuke vivía esa tristeza de no parecerse a sus familiares, era el único de cabello azabache, su único parecido con su padre eran sus ojos, solo el color, sus ojos eran más afilados, suponía que su padre se podría ver un poco como él y eso le hacía ilusión. Naruko por su lado necesitaba conocer a ese hombre de quien heredo toda esa personalidad peculiar y tan diferente a la de su padre y sus abuelos, además debía tener otros abuelos, primos, tiós que no conocía.


-          Papi – comenzó Hyosuke.- Ya sabemos que deseamos de regalo- Se puso nervioso, jamás habían tocado ese tema con su padre.


-          Y bien, ¿Qué desean los pequeños Namizake?- Ambos se miraron y buscaron confianza en los ojos del otro.


-          Papi…Queremos conocer a nuestro padre- El aire dejo de entrar a los pulmones de Naruto, como si los recuerdos vistos aquella mañana hubiesen sido una premonición. ¿Cómo le iba a decir a sus hijos que no tenía idea de donde estaba su padre hace más de 7 años? ¿Cómo les decía que cuando quiso compartir la feliz noticia su padre había desaparecido? Lo había abandonado.


Esa semana sería la más larga de su vida.


 


-.-


-Hijo ¿Estás seguro de lo que me dices? – Una mujer cercana a los 50 años, de tez blanca y cabello negro, elegantemente vestida se encontraba sentada al otro extremo del escritorio de su hijo mayor Itachi aún con la sorpresa sin digerir.


-Madre yo los vi…- prosiguió. – El pequeño es el vivo retrato de Sasuke, la pequeña tiene la personalidad de mi hermano, estoy seguro que son hijos de Sasuke.- Mikoto miraba incrédula a su hijo ¿Era posible que tuviera dos nietos sin tener la más mínima idea? No llegaba a entenderlo si quiera un poco.- Madre… solo nos queda hacer el ADN y estaremos seguros. Papá ya no puede seguir manipulando todo.-Itachi miraba a su madre con decisión. En sus años de abogado jamás vio un caso así.


-Pero hijo…Tú realmente crees que…- Se calló, de ser todo cierto su familia se vendría abajo y el amor que profesaba por su esposo se iría al carajo.


-Madre…papá engaño a Sasuke, lo manipulo y dejo que se fuera a Australia sin saber de la existencia de sus niños…No puedo permitir que esto siga así, son sus hijos, son mis sobrinos…son tus nietos…- Las últimas palabras calaron hondo en el corazón de Mikoto, sus nietos, sonaba a un sueño-pesadilla, de ser cierta toda esta historia, se habría perdido largos 7 años de la vida de sus pequeños, pero por otro lado ahora podría enmendar todo el amor no entregado.


-¿Qué haremos hijo?- Preguntó la mujer.


-Primero hablaré con Naruto… No creo que a la  primera crea esta historia o nos permita hacer un ADN, el ha cuidado de los niños por 7 años, Sasuke jamás se ha hecho presente ni nosotros, eso puede no gustarle al juez.- Medito un momento.- Debemos ir lentamente.-


 


-.-


Los pasillos de la editorial eran amplios y silenciosos. En Australia se solía trabajar en completo silencio y jordanas breves pues la eficiencia era mejor. Por sus pasillos camina una joven con un traje de dos piezas de color carmín y una blusa blanca, sus bellos ojos verdes llamaban la atención al igual que su melena rosa. Camino hasta la oficina número 204 y toco suavemente.


-Takano-sensei soy yo Sakura.- Un suave pase le permitió seguir su camino entrando a una amplia oficina, pulcra, ordenada, sus paredes llenas de libros se encontraba a la espalda de un hombre de unos 30 años quien escribía en su computadora. Se detuvo al sentir ya cerca de Sakura y se volteó.


- Takano-sensei he traído las ilustraciones del nuevo libro, quisiera que las revisáramos juntos. - Él hombre sonrió y la invito a sentarse en una silla que estaba cerca de su escritorio. -Takano-sensei, he querido mantener la imagen de los personajes, pero más adultos, usted sabe, los animales también envejecen…- Sonrió nerviosa. Ella era la ilustrado de los cuentos infantiles de la editorial BookIN, empresa australiana dedicada a los libros infantiles. Llevaba 2 años trabajando con Yuki Takano, un misterioso escritor del que poco se sabía, pero que tenía gran popularidad por sus cuentos infantiles. Yuki no era un lingüista, menos alguien que hubiese estudiado literatura, él era médico, pediatra para ser exactos. Sakura estaba completamente enamorada de él, pero no sentimentalmente, ella le admiraba. La sutileza de sus libros, las bellas enseñanzas le conmovían, pero de la misma forma, notaba que Takano llevaba una tristeza enorme en su alma, lo veía en sus ojos, en sus libros.


-Sakura-Habló de pronto sacándola de sus pensamientos. - Creo que son increíbles. – La sonrisa de Sakura no cabía en su rostro.- Sakura ¿Hace cuánto que tú y yo nos conocemos?.- Esa pregunta la tomó por sorpresa.


-Cerca de 2 años Takano-sensei.- él la miro con ternura, una que no había visto jamás.-


-Sakura tú eres lo más cercano a una amiga para mí, aprecio mucho tú trabajo y esmero. - Sakura abrió los ojos sin entender que estaba sucediendo.


-Takano-sensei ¿Ha sucedido algo?- La mirada preocupada de Sakura le recordó la mirada de él, de su amado.


-Sakura yo… Yo no me llamo Yuki Takano…-Dio una pausa mientras Sakura le miraba sin comprender.- Ese es el nombre que le pongo a mis libros para que nadie sepa que soy yo realmente el que los hace, eso avergonzaría a mi padre.- Sakura no entendía nada ¿Yuki no era real?- Mi nombre es Sasuke…Uchiha Sasuke.-


Sakura comprendió entonces porque tanto hermetismo, porque Yuki…es decir Sasuke entraba y salía misteriosamente, porque jamás iba y firmaba libros…  y una duda asalto su cabeza.


-Taka..digo Uchiha-sensei ¿Por qué me ha revelado tan gran secreto?- Sakura buscaba sus ojos, pero sasuke bajo la mirada mientras el flequillo tapaba sus ojos negros.


-Yo…necesito tú ayuda…-


-Lo que necesite sensei…- Sakura le miro expectante.


-Quiero ir a Japón en busca de una persona, pero necesito mantener mi identidad de Takano, sino no lograré llegar a él…-


 


Sakura lo entendió en ese instante, si había algo que no le permitía ser feliz, había algo que apagaba la luz del hombre al que tanto admiraba. Su corazón se infló, se había convertido en la protagonista de uno de los libros de la vida de su maestro y eso sería impagable, haría lo que fuera por verle feliz…


 


-Uchiha-sensei, yo iré con usted y resolveremos todo…se lo prometo.-


 


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Hyosuke y Naruko estaba en el patio de la escuela en el receso. Naruko tenía un libro en sus manos y leía muy concentrada, eso desespero a su hermano menor.-


-Ya deja de leer ese estúpido libro y dime ¿Qué haremos? - Naruko aparto su vista del libro suspirando pesadamente.


-Ya sabemos que papi no nos dará información, al parecer no es un tema fácil para él…-Cuando Naruko hablaba así parecía una adolecente y a pesar de la personalidad diametralmente distinta Hyosuke era igual.-


-Y si nuestro padre…¿No nos quiere?- Esa era la respuesta más obvia a los ojos de la pequeña Naruko, era obvio que había huido o algo por estilo, ella sabía que su padre lloraba solo por aquel motivo, no era estúpida, pero…pero quería tener su imagen, al menos para fantasear con todos las maravillosas cosas que podrían haber hecho juntos.


- Hyosuke… sea como sea nuestro padre…es nuestro padre…- Lo miro a los ojos.- Al menos que tenga el valor de decirnos que no nos quiere.- Hyosuke miro a su hermana mayor y pensó en lo triste que sonaba eso… pero él deseaba verlo para reconocerse a si mismo en las facciones de su padre, de sus abuelos…-Tengo una idea..- Naruko lo miró seria.- Haremos como si ya no nos interesara el tema, pediremos regalos normales, para que papá se tranquilice.-Hyosuke la observo atento.- Le pediré el nuevo libro de Takano-sensei a papá, eso me hará ver más normal.- Hyosuke no entendía el fanatismo de su hermana por esos libros.- La historia del zorro y el gato,  permitirá mantener la mente descansada y pensar en cómo averiguaremos algo.


Hyousuke acepto en silencio.


 


-.-


Naruto se encontraba en su habitación recostado sobre su amplia cama de dos plaza, miraba el techo pensando en cómo afrontar ese tema con los niños…


 


Fash-back.


 


-          Papi – comenzó Hyosuke.- Ya sabemos que deseamos de regalo- Se puso nervioso, jamás habían tocado ese tema con su padre.


-          Y bien, ¿Qué desean los pequeños Namizake?- Ambos se miraron y buscaron confianza en los ojos del otro.


-          Papi…Queremos conocer a nuestro padre- El aire dejo de entrar a los pulmones de Naruto, como si los recuerdos vistos aquella mañana hubiesen sido una premonición. ¿Cómo le iba a decir a sus hijos que no tenía idea de donde estaba su padre hace más de 7 años? ¿Cómo les decía que cuando quiso compartir la feliz noticia su padre había desaparecido? Lo había abandonado.


-          Niños...-su mirada incrédula no pasó desapercibida para los mellizos.- Su padre… ¿Para qué lo quieren saber me tienen a mí? Jamás nos ha hecho falta…- Se tuvo que sentar sobre la orilla de su cama, los pies le temblaban.


-          Papá- habló la mayor.- Si nos haces falta, queremos conocerle, saber cómo es…-Los ojos de Naruto amenazaban con desbordarse de lágrimas, no podía contarles la verdadera historia a los pequeños, rompería sus corazón…pero…ellos…


-          Papá necesito conocerlo y verme reflejado en él.- Las palabra de Hyosuke le rompieron el corazón…


-          Niños, su papá no existe, ni para mí, ni para ustedes… Si ha estado ausente es porque él así lo deseo. No quiero volver a hablar de este tema… tomen sus cosas, no iremos a la escuela.- y salió de la habitación.


Fin flash back-


Lo sabía, se estaba comportando como un niño cruel e inmaduro pero ¿Cómo podría contarles la historia a sus hijos? Decirles que su abuelo los odiaba, que su padre los había llamado bastardos…que lo había tratado como una vil callejera caza fortunas. No podía. Ni siquiera sus padres conocían a Sasuke, así que no había como alguien le reconociera o pudiera decirle donde estaban.


Sintió el timbre sonar y bajo rápidamente las escaleras, tan concentrado estaba en sus pensamientos que solo abrió la puerta sin preguntar quién era. Al levantar la mirada un elegante hombre de tez blanca, cabello largo amarrado en una coleta y lentes de sol se presentaba ante sus ojos. Se congeló ¿Quién era?


-Buenas tarde Naruto…-Extendió su mano.- Soy Uchiha Itachi…-El suelo había desaparecido bajo sus pies, era imposible, no después de 7 años..- Sospecharas a que se debe mi visita ¿Puedo pasar?.-


Entonces entendió que tarde o temprano la vida lo haría enfrentarse a su pasado, al dolor, a la verdad que tanto daño le había hecho durante tanto años…Seguía con ese sentimiento de soledad, una que al parecer no acabaría aún.

Notas finales:

Eso, me cuentan. Besos de algodón.


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