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Forbidden heart por hannastony

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Natasha mentiría completamente si dijera que no se la pasó de maravilla en compañía de su noble castaño.

El campo de girasoles era sencillamente asombroso. Ella nunca había tenido la oportunidad de apreciar aquel tipo de flora tan más majestuosa, ya que aparte de que las flores resplandecían en bellos colores, eran de un tamaño que a la pelirroja le parecía descomunal al tratarse de una simple flor. Sin lugar a dudas era una vista maravillosa.

Bucky al ver los centellantes ojos verdosos brillar con curiosidad y emoción fue que se pudo sentir satisfecho al poder impresionar a aquella imponente y seductora mujer. Sin pensárselo dos veces le propuso ir a pasear entre aquellas flores, convirtiendo rápidamente una calmada caminata en un juego para ambos, al poder esconderse de la pareja contraria entre la naturaleza que se encontraban, persiguiéndose y riendo a carcajadas como si fueran niños pequeños.

Después de disfrutar de un ameno rato, entre risas, coqueteos y uno que otro pequeño beso robado, fue que ambos decidieron regresar hacia donde se encontraban Steve y Tony, esperando que se hayan dado la oportunidad de conocerse mejor.

Natasha en cierta parte había dejado de temer por su capitán, poniendo su ciega confianza en Anthony sabiendo que él jamás arruinaría los planes que tuvieran, pero al momento de regresar y ver como el rubio caballero hablaba con una sonrisa mientras que su capitán lo miraba completamente embobado, fue que temió nuevamente por la tripulación.

Nunca había visto al castaño de coleta tan interesado por alguien. Sí que había visto a Tony en su fase coqueta y galante, pero jamás lo había podido apreciar de aquella forma. Había algo diferente en él, pero ni la misma Natasha podría decir a ciencia cierta que era de lo que se trataba.

—Veo que ya se hicieron muy íntimos  —comentó Bucky con una sonrisa complacida mientras se acercaba a los demás caballeros para unirse a la conversación. Había estado un tanto preocupado por su mejor amigo, sabiendo que al rubio no le apetecía mucho ir a su improvisado banquete, no obstante, le daba demasiado gusto poder notar como su hermano se llevaba perfectamente con la familia de su Lady.

Al escuchar el comentario de Bucky fue que Tony ensancho una complacida sonrisa, mientras que Steve volteaba a mirar un tanto avergonzado a otro lado. El comentario de Bucky solo le había hecho notar al caballero como definitivamente no se estaba comportando como normalmente lo haría. Él no era tan abierto con las personas a su alrededor, ni mucho menos era de ese tipo de personas que hacían amigos fácilmente, por lo que incluso el mismo rubio estaba un tanto impactado por la facilidad con la que se había dejado llevar por cada oración que pronunciara el hombre con barba de candado.

Natasha lo notó, con aquel pequeño e insignificante gesto lo notó, por lo que sus preocupaciones no hicieron más que aumentar. No conocía a Lord Steve, pero ella era lo suficientemente suspicaz como para notar la personalidad de alguien intercambiando unas muy pocas palabras y con ello la pelirroja podía asegurar que Steve era alguien, recto, correcto, honesto, que jamás en su vida le habrían interesado por mas mínimo los hombres al ser mal visto por la sociedad y por los nobles específicamente, por lo que con esto daba a concluir que Steve jamás se prestaría a relaciones sin ningún compromiso sin contar el pequeño punto de que ya estaba comprometido. Pero al verlo de aquella forma, de aquella singular forma, fue que realmente temió que el pobre rubio cayera inevitablemente en los encantos de Anthony. De verdad esperaba que sus presentimientos fueran erróneos.

Tratando de no ser muy obvia, aguardando un pequeño tiempo mientras los hombres frente a ella intercambiaran unas cuantas palabras, para después, llamarle la atención a su capitán que parecía no tener siquiera noción del tiempo o de lo que realmente habían venido a hacer allí.

—Hermano, lamento la interrupción pero creo que ya será momento de retirarnos —dijo con voz dulce y calmada obteniendo la atención de todos.

Tony la miró con un poco de molestia. Él no quería irse de ahí, la estaba pasando muy bien y más al poder estar en compañía del apuesto rubio, sin embargo, rápidamente su gesto cambió a uno totalmente comprensivo, recordando como Clint y el pequeño Peter los habían estado esperando desde hace tiempo y  seguramente ya se habían tardado más de lo debido, por lo que sin rechistar fue que se levantó y mirando a sus anfitriones se despidió del todo cortés y agradecido por aquel delicioso banquete.

El rubio pudo recibir una sonrisa extra un tanto coqueta de parte del moreno mientras se despedían, aunque Steve hizo de todos sus medios posibles para tratar de no obsesionarse con ello y rememorar aquella expresión una y otra vez en su mente.

La hermosa pirata también se despidió educadamente y fue así como Bucky y Steve los acompañaron en la entrada viendo cómo se subían a su respectiva carroza y lentamente se alejaban de ahí los invitados.

Tanto Bucky como Steve se quedaron mirando hacia donde la carroza había desaparecido, sin despegar su vista del camino hasta que la voz de Bucky interrumpió el agradable silencio.

—Es espectacular —dijo al aire con una boba sonrisa refiriéndose a su sensual pelirroja.

 “Lo es” pensó sin razonar el rubio pero trayendo a su mente a aquel hombre de piel morena y cabellos castaños con el cual se la había pasado prácticamente toda la tarde charlando.

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—¿¡Se puede saber qué es lo que estas pensado!? —preguntó una alterada Natasha una vez que ambos ya estaban dentro de la carroza.

—¿De qué hablas? —dijo como si nada el castaño mientras dirigía su mirada a una de las pequeñas ventanas con las que contaba el vehículo para observar el camino.

—Sabes muy bien de lo que hablo Anthony —respondió más impaciente la pelirroja al recibir completa indiferencia del hombre frente a ella.

—No, la verdad no sé de lo que hablas Nat. Si te refieres al precioso rubio creo que ya te había comentado que no era estúpido, que no intentaría nada con él. ¿Contenta? —respondió también exasperado al recibir aquel reproche.

—Me da miedo que por tus deseos puedas arruinar el plan, estoy preocupada por ti —dijo ya más calmada y mirándolo con aquella preocupación que la atormentaba.

Fue en ese momento en el cual Anthony levantó la mirada con una ceja enarcada, del todo confundido.

—¿Con quién crees que estás hablando? ¿Cómo se te ocurre pensar que yo arruinaría todo el plan por una simple e insignificante cara bonita? —dijo Tony alzando la voz con la autoridad que siempre mostraba

Natasha se cohibió un poco por la aura que el castaño emanaba, pero aun así no se limitó a decir lo que ella pensaba al respecto.

—Tu comportamiento al querer llamar su atención no es lo que me inquieta, sino la forma en la que lo miras. Vi como lo contemplabas, jamás te había visto mirar así a alguien…. —empezó a explicar Natasha mientras desviaba sus ojos hacia otro lado.

—¿Qué estas queriendo decir? ¿Qué no lo viste? Es un completo tonto e ingenuo, jamás me fijaría en alguien tan poco interesante, solo me gusta su cuerpo y cara ¿ok? Y no por algo tan insignificante como eso, que lo puedo conseguir en cualquier otro lado, arriesgaría la misión ¡así que basta! —esto último casi lo gritó el castaño sin saber por qué se había enojado de tal forma con su amiga— y dejaras este tema a un lado, es una orden de tu capitán —ordenó como últimas palabras viendo como última instancia la pelirroja asentía sin poder reprochar más a su entera y completa autoridad.

El viaje después de aquella discusión se desarrolló en un entero silencio que no fue interrumpido por ninguno de los dos piratas.

Al llegar al lugar donde se estaban quedando, junto con sus otros compañeros de la tripulación, fue que Tony sin decir una sola palabra más, salió de la carroza y se dirigió a su respectiva habitación a encerrase, solamente deteniéndose unos instantes con Bruce para asegurarse de que hubiera conseguido los materiales para lo que planeaba inventar a continuación.

Debido al comportamiento distante y algo molesto fue que las preguntas de todos recayeron sobre Natasha, aunque ella no quiso decir ni una palabra respecto a su discusión con el capitán, sencillamente se limitó a decirles a todos que el banquete había estado delicioso y que todo estaba marchando de maravilla.

Todos al parecer quedaron satisfechos con esa simple explicación de parte de la pelirroja, por lo que cada quien se fue a hacer sus respectivas tareas.

Excepto Obadiah. El hombre cada vez se sentía más y más al límite con respecto a la situación. No pudo cruzar siquiera una sola palabra con Anthony, este se había mostrado cada vez más distante y a él este hecho le exasperaba. Se estaba hartando, lentamente se estaba hartando de tener que seguir el estúpido jueguito de los piratas sin ver ningún resultado al respecto y lo peor, es que en estos momentos no tenía siquiera una tarea en la cual ocuparse. Cada vez lo tomaban menos en serio y cada vez la distancia entre él y el capitán crecía más y más.

Obadiah era un hombre de carácter fuerte, alguien que no se dejaba doblegar, pero sobre todo, era alguien que ocultaba unas inmensas malas intenciones detrás de cada una de sus acciones.

Exasperado de seguir fingiendo ser el bueno, fue que tomó una de sus chaquetas y salió del lugar donde se encontraban, planeando hacer las cosas a su propia manera. Al fin y al cabo, todos le facilitaban la tarea al ni siquiera notar la falta de su presencia.

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El capitán Anthony no se dejó atormentar siquiera un solo segundo por las palabras de su amiga. Las enterró, hizo como si jamás las hubiera escuchado y no le dedicó ni un solo pensamiento de más a los hechos que esta le había resaltado. Quien sabe, lo más seguro fuera que él sabía que si se ponía a pensar demasiado en lo que aquel joven rubio le provocaba hacer, probablemente las cosas terminarían en problemas para él, por lo que no se complicó las cosas al ponerse a reflexionar sobre sus pensamientos acerca del caballero y simplemente cumplir con su objetivo principal: información para el atraco.

En menos de lo que se había dado cuenta ya era el día de mañana y él ya estaba arreglado para la ocasión. No se distrajo mucho en explicaciones para sus tripulantes, sencillamente les dijo que iba a estar afuera todo el día y que iba a tomar uno de los caballos con lo que contaban para poder transportarse. Nadie cuestiono nada, todos sabían que el capitán sabía lo que hacía y confiaban ciegamente en su juicio por lo que simplemente le dieron una despedía, siendo ordenados por este mismo para que cada quien siguiera realizando sus respectivas encomiendas.

Dando esto por hecho fue que se apresuró a tomar uno de los caballos color marrón y de ahí salir apresurado hacia el aposento de los Rogers. No es que fuera muy tarde a su respectiva reunión, era solo el simple hecho de que extrañamente tenía las ganas y las sensación de querer ver lo más pronto posible al caballero tan distinguido de la nobleza que dentro de poco se convertiría en alguien muchísimo más importante de lo que ya era al consumir su matrimonio con Lady Sharon. Este último pensamiento le amargo levente la boca de estómago, por lo que Tony sacudió su cabeza tratando de alejar todas esas sensaciones que se empezaban a acumular y con esto emprenderse a galopar más fuerte y llegar para con Steve.

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El joven Steve Rogers se había levantado con una frescura que era intensa a pesar de que él normalmente se levantaba de buen humor como un hábito en su personalidad, sin embargo, aquella sonrisa que cruzó en su rostro al momento de amanecer un nuevo día se debió principalmente a que lo primero que le vino a la cabeza fue el encuentro que había establecido con el Lord Héroes.

—¿Se puede preguntar a qué se debe esa reluciente sonrisa? hijo mío —exclamó Lady Sarah una vez en el comedor, viendo como el primogénito de los Rogers se sentaba a desayunar con más alegría que la de costumbre.

—Vendrá un Lord de tierras lejanas, es un conocido, pero me ofrecí a poder mostrarle la capital con detalle, viene del extranjero y aun le cuesta trabajo distinguir los alrededores —respondió Steve mientras tomaba asiento acompañando a sus padres en el desayuno.

Sentía que aun sería muy precipitado el llamar al castaño amigo, aunque cuando aquella palabra se cruzó por su mente no pudo evitar sentirse feliz ante la idea. Sería realmente encantador tener un amigo como lo era Tony, sin lugar a dudas sentía que lo había juzgado mal y debía de darle una oportunidad a aquel hombre para poder tratarse.

—Vaya, que amable de tu parte, aunque no me extraña en lo absoluto —comentó la mujer de la casa mientras le restaba importancia al asunto y volvía a tomar con sutileza un bocado del alimento que se encontraba frente a ella.

—Tu madre y yo saldremos a la casa de los Limburgo, nos invitaron a sus aposentos y no estaremos la mayoría del día. Asegúrate que tu invitado se sienta cómodo en nuestro hogar y pon el apellido Rogers en alto —habló Joseph Rogers, sintiendo que decir las ultimas frases estaba de más al saber cómo Steve siempre se comportaba y le daba más brillo a su apellido con sus acciones y personalidad.

Steve en respuesta sencillamente asintió en un gesto formal hacia su padre para después comenzar a probar bocado.

El tiempo pasó y una vez terminado el desayuno fue que la pareja Rogers subió a su respectiva habitación para comenzar a arreglarse para su pequeña reunión con aquella familia noble de la cual Steve recordaba muy poco.

El joven caballero por su parte no pudo hacer otra cosa más que empezar a impacientarse por la idea de que se encontraría con aquel sublime castaño una vez más. Sin quererlo nuevamente sentía los latidos fuertes y rápidos en su pecho y sus manos sudar. El pobre no podía hacer otra cosa más que rondar por la sala de la mansión, caminando de un lado a otro como un león enjaulado, tratando de apaciguar con esto un poco sus nervios.

De verdad que en estos momentos se preguntaba nuevamente por qué se había ofrecido a aquello tan súbditamente. Sí, él era el tipo de persona que siempre buscaba ayudar a los demás, pero con conocidos o familias de entera confianza para sus padres, no con un completo extraño que llevaba muy poco, casi nada de conocer y el cual sabía que adquiría actitudes un tanto revolucionarias en contra de los estatutos y códigos con los cuales la nobleza contaba.

Antes de que empezará a reprenderse más acerca de su mal juicio fue que vio como sus padres bajaban las enormes escaleras de la sala principal para poder retirarse de ahí.

Steve se acercó a ellos para poder despedirlos y fue justo cuando ya se encontraban a muy pocos metros de la entrada principal cuando las puertas se abrieron y uno de los sirvientes de su familia se posaba frente a ellos, anunciando y presentando la llegada de Lord Héroes.

Steve no pudo reprimir una gesto de confusión en su rostro, al pensar que todavía faltaba tiempo para su encuentro con Tony, pero todas las dudas quedaron atrás cuando pudo apreciar con claridad aquella sedosa cabellera castaña que se asomaba por detrás de su sirviente e instintivamente fue que sonrió con gozo al tener aquel hombre una vez más a su vista, claramente sin dejar su ansiedad de lado.

Tony al apresurarse dejando todos sus pensamientos de lado no se dio cuenta de que había llegado más pronto de lo previsto, no obstante no le dio mucha importancia al asunto pensando que solo era una ventaja al poder deleitarse un poco más con la vista que el rubio le ofrecía.

Al momento en el cual el pirata había arribado fue recibido cordialmente por uno de los trabajadores de aquel enorme lugar para después guiarlo a la entrada y ahí poder valuar a su exageradamente apuesto caballero. Una vez dándole un buen vistazo a toda la figura del joven rubio fue que su mirada se posó en las dos personas que se encontraban a lado de este. Él ya sabía quiénes eran, esa información era básica y la habían recabado el día del baile de máscaras, no obstante, claramente tenía que hacerse el desatendido y fingir demencia alguna, inclinándose en un gesto del todo formal hacia ambas figuras y presentándose de forma fina y correcta.

Los padres de Steve imitaron la acción mientras se acercaban al castaño.

—Nuestro hijo nos comentó acerca de usted Lord Héroes, esperamos que su estadía sea del todo de su agrado y me disculpo de antemano por no poder permanecer a hacerle compañía. Mi esposa y yo saldremos pero por favor no se limite a cualquier petición que tenga, Steve se encargara de hacer su estadía placentera. —dijo Joseph Rogers con voz grave y certera.

“Perfecto” fue lo que pensó Tony mientras trataba de guardar una traviesa sonrisa que se quería instalar en su rostro.

Sarah Rogers naturalmente le dedico una dulce sonrisa a la vez de que hacia una reverencia para después tomar del antebrazo a su esposo y ambos salir directo a la carroza que ya los esperaba afuera.

Tony siguió con la mirada a la pareja hasta que salieron completamente de su campo de visión y una vez las puertas cerradas fue que devolvió sus ojos hacia los contrarios color celeste que lo miraban atentamente.

Steve se había quedado un poco atontado mirando una vez más la figura y porte que el castaño poseía, por lo que al momento que sus miradas hicieron contacto, no pudo evitar sentirse un tanto apenado, desviando la mirada en el acto rápidamente y con el calor subiéndose ligeramente por todo su cuerpo.

Al pirata le fascinó aquella acción apenada del rubio, pero no debía de exteriorizarlo por lo que rápidamente aligeró el ambiente.

—Su familia es realmente magnifica  joven caballero, no esperaba menos de su linaje —expresó Tony con exagerada formalidad mientras se acercaba al ojiazul, viendo como con sus palabras este mostraba una pequeña pero divertida sonrisa.

—¿Gusta algo de tomar Lord Héroes? —preguntó Steve sintiéndose prontamente cómodo con el sujeto frente a él, sin dejar sus cosquillitas en el estómago de lado

—Tony

Ante aquella respuesta Steve no puedo hacer más que enarcar una ceja con duda.

—Dime Tony —expresó el pirata con relajación, contagiando su relajación en todo el ambiente en si—. ¿Puedo llamarte solo por Steve?

—Por supuesto —respondió el caballero sin pensarlo dos veces y sintiendo como su corazón se emocionaba con aquel sonido de la voz ronca del castaño pronunciando su nombre—. ¿Galopamos?

—Galopamos —repitió como afirmación el castaño sin poder evitar que un gesto un tanto coqueto se dirigiera al apuesto rubio.

Tony sabía que debía de ser más discreto respecto a sus deseos ocultos por aquel caballero, pero a veces no le apetecía reprimir su propia naturaleza, mientras que Steve sencillamente no malinterpretaba las intenciones y trataba de ver todas las acciones de aquel hombre de coleta meramente como signos de alguien amigable y alivianado.

Así fue como ambos se dirigieron hacia afuera para que a cada uno le entregaran sus respectivos corceles. Estos fueron un punto inicial para el inicio de su viaje, ya que Tony al ver como aquel hermoso corcel blanco parecía demasiado apegado a su dueño fue que le preguntó a Steve algo de su relación con aquel majestuoso animal.

“Bien dicen que las cosas se parecen a su dueño” se dijo mentalmente Tony al ver como el caballo poseía la misma belleza que el musculoso rubio que lo acompañaba.

Con esto ambos salieron rumbo a los diferentes lugares céntricos de la capital, Steve al principio contándole a su acompañante sobre cómo le habían regalado a Snow, para después comenzarle a platicar sobre su niñez, algo personal para el rubio pero no por ello dudó en contarle a aquel hombre que ya estaba ganando por completo su confianza.

El pirata estaba encantado al poder escuchar todas las anécdotas del precioso rubio junto con su mejor amigo, Bucky. Mientras más supiera de él mucho mejor, por lo que no dudaba en ningún momento en hacerle preguntas de su total interés.

Después de un tiempo hablando de ello Steve no pudo evitar sentir curiosidad por la niñez del hombre que cabalgaba a lado de él tranquilamente, no obstante, por razones más que obvias para el castaño no era conveniente el revelar sus orígenes y sobre todo era un tema del cual no le gustaba hablar para nada, era una etapa de su vida que no fue muy grata. Solo podía rememorar dolor y tristeza en aquellos recónditos recuerdos, por lo que no se anduvo con vueltas y simplemente se sinceró con Steve, comentándole que no era algo de lo que a él le agradaba hablar.

Steve por su parte no hizo más preguntas, asintiendo comprensivamente pero sin dejar de tener aún más intriga por aquel hombre.

Pasearon un muy buen rato por todos los alrededores. Era prácticamente imposible el poder recorrer toda la capital en un solo día a pesar de ir en caballo, sin embargo Steve puso todo su esfuerzo en poder explicarle a Tony el cómo estaba dividida la ciudad, las vías, callejones y pasadizos con los cuales esta contaba y él recordaba haberse paseado cuando se escapaba con Bucky de pequeños. También el rubio puso empeño al llevar a Tony a los bulevares con los cuales la capital contaba, a que conociera también los centros turísticos, comerciales y sociales, tanto los de la clase alta como los de la baja.

Hubo un momento en el que Tony le propuso pararse a comer a un pequeño restaurant para poder seguir su camino a lo que Steve accedió del todo gustoso. La comida surgió en una plática amena y agradable en donde Tony le seguía sacando toda la información que podía a Steve acerca de la capital mientras que de vez en cuando los temas pasaban a preguntas más personales sobre la personalidad del otro. Al final Tony pagó por ambos, en un comienzo Steve se había mostrado completamente renuente a aceptar aquello, pero con la influencia que el castaño estaba adquiriendo en el caballero fue que fácilmente lo pudo persuadir, después de todo, a Tony prácticamente le fascinaba la idea de invitarlo sintiendo como si el rubio fuera una más de sus conquistas.

Siguieron su camino de forma entretenida y placentera. A pesar de que al rubio ya no le costara tanto admitirlo, se seguía sintiendo un tanto extraño al sentirse tan extremadamente bien en la compañía del otro. El castaño le parecía definitivamente alguien único y especial con su habilidad para hacer el ambiente del todo agradable y contando de vez en cuando chistes haciendo que Steve se la pasara de maravilla y que después de mucho tiempo estuviera gozando verdaderamente de un día en el que no estuviera implicado Bucky. No dejaba de sentirse nervioso, pero definitivamente eran de esos nervios del todo gozables que hasta en ratos lo hacían suspirar.

Tony por su parte se deleitaba con la vista. Era del todo placido mirar las expresiones y facetas que el rubio obtenía en diferentes momentos del día. Avergonzado, sonriente, relajado, nervioso… todas y cada una de las expresiones del rubio le parecían de lo más hermosas. De verdad quería a ese hombre en su cama, era demasiado guapo para sus propios ojos, pero a la vez sentía realmente una increíble frustración al saber que no podría intentar absolutamente nada, por el bien de Los Vengadores, por el bien de su tripulación.

El sol se estaba ocultando, y ellos ya habían llegado a una de las orillas del mar que se encontraba cerca de un puerto, por petición de Tony. La zona no era concurrida, por lo que ellos dos eran los únicos que se encontraban cabalgando entre la suave y lisa arena del lugar mientras seguían conversando de cosas del todo triviales.

El pirata no pudo aguantarse las ganas al respecto, habían pasado ya algunos días desde que habían arribado a la capital y en todo ese tiempo no había podido visitar la majestuosidad del mar. Él era un hombre de océano después de todo, por lo que pasar mucho tiempo en tierra firme no era del todo de su agrado, así que al apreciar nuevamente la imponencia de las aguas fue que se bajó de su caballo, dejándolo amarrado en una palmera que se encontraba cerca para después empezarse a quitar las botas, su levita y comenzar a remangar sus pantalones hasta la rodilla para que quedase toda su pantorrilla descubierta.

—¡¿Q-que estás haciendo Tony?¡ —preguntó Steve un tanto alterado y confundido por lo que su compañero estaba haciendo tan repentinamente.

—¿Qué no es obvio caballero? Pienso meterme al mar —contestó el castaño con gracia viendo la completa cara de estupefacción del ojiazul, como si fuera una completa locura.

—N-no creo que sea del todo correcto ese comportamiento. E-entre la nobleza no está permitido tomarse ese tipo de acciones tan libremente —dijo el otro tratando de hacer entrar en razón al de ojos color chocolate mientras miraba a sus alrededores buscando a cualquier persona que pudiese verlos.

—Vamos Steve, no seas un amargado. Nadie nos está viendo, además, solo me meteré hasta las rodillas. Deberías de bajarte de una vez de Snow y hacerme compañía —completó Tony con la voz un poco sugerente mientras se acercaba cada vez más hacia donde Steve se encontraba y lo miraba con ojos suplicantes viendo como este titubeaba—. Vamos Steve, será divertido.

Steve se sentía inseguro. De hecho se sentía prácticamente en una situación bastante parecida a cuando Bucky le pidió que lo acompañara a aquel bar en el que había visto al de coleta por primera vez. Su cabeza y razón le decían que era mala idea, que lo mejor sería regresar a casa, pero su corazón le pedía a gritos que aceptara aquella petición, después de todo la adrenalina que la idea le generaba en su cuerpo le hacía sentir bien, muy bien. A eso solo se añadió como punto extra el ver aquellos ojos cafés tan más grandes y bonitos mirándolo del todo expectante.

Suspiró resignado al saberse perdido y aceptó aquello deseando por dentro no arrepentirse, bajando de Snow e imitando todas las acciones del castaño mientras veía como este le sonreía con alegría y complacencia.

Ambos se fueron acercando hasta la orilla y fue Tony quien sin dudarlo se fue adentrando lentamente hacia las profundidades, tanteando la arena con sus pies descalzos y sintiendo satisfacción al sentir como el agua iba subiendo poco a poco por su piel. Cuando se percató que ya estaba más adentrado y con el agua rozándole el borde de su pantalón fue que se volteó en busca de Steve, viendo como este se había quedado en la orilla aún muy dubitativo de si entrar.

—No me digas que tienes miedo Rogers —gritó el castaño con una sonrisa viendo como las facciones del apuesto hombre cambiaban ante sus palabras por una determinación digna del caballero.

Así fue como lentamente Steve se fue adentrando al mar llegando a la misma altura en la que se encontraba Tony pero con un espacio algo grande entre ellos dos. Comenzaron a disfrutar aquello mientras soltaban una que otra frase entre ambos, pero fue hasta que la tranquilidad se terminó que las cosas comenzaron a ponerse del todo animadas.

Fue una ola que llego de la nada, las olas anteriores habían estado del todo apacibles, pero inesperadamente había llegado una de un tamaño considerablemente grande. A Tony no le ocurrió mucho, ya que la vio llegar con anticipación y la saltó con agilidad, pero el rubio fue completamente otra historia. Se había distraído tanto en checar que sus corceles estuvieran bien que le había dado la espalda al océano justo en el momento equivocado, por lo que aquella enorme ola le golpeó súbditamente haciendo que perdiera el equilibrio y que prácticamente aquella ola lo revolcara por completo.

Steve sintió que se ahogaba pero como pudo salió del agua hecho un completo desastre y empapado a más no poder de pies a cabeza, con la mirada del todo perdida y con la boca abierta del susto.

—Steve ¿estas bie- jajajaja —Tony no pudo terminar la pregunta que quería hacer al ver al pobre de Steve y el pequeño accidente que le había ocurrido. Quería evitarlo y ponerse serio con el asunto pero simplemente no podía, era demasiado. Lo más gracioso era la expresión de rubio del todo espantada, definitivamente—. Jajaja no puedo, deberías de ver tu rostro en este momento jajajaja.

Continuó carcajeándose sintiendo como el estómago le comenzaba a doler de la risa y sosteniéndolo con un brazo. Sentía que si no lograba controlarse incluso se haría en los pantalones.

Steve con esto por fin reaccionó de todo lo que había pasado. Al principio no le había parecido para nada gracioso, pero al final no pudo evitar el contagiarse completamente por la risa del castaño, comenzando a carcajearse él también por la hilaridad del asunto.

A ambos les faltaba aire y les estaba costando bastante el parar sus risas hasta que el mismo rubio con manos y brazos dentro del mar comenzó a aventarle agua a Tony, salpicándole todo el rostro y cabello y viendo a la vez como este paraba también sus risas para emitir una malévola sonrisa.

—Con que así nos llevamos ¿eh? —preguntó malicioso viendo como la sonrisa del rubio se expandía para después acercarse aún más a su compañero y comenzar así una guerra de agua, tratando de mojar al otro lo más posible y evitando que el agua salada le callera en el rostro, todo esto sin parar las risas de ambos.

Vaya que nunca se imaginaron que las cosas hubieran terminado tan entretenidas. Para el final Tony termino igual de empapado que Steve, con toda la ropa mojada y con el agua escurriendo por sus largos cabellos.

Se la estaban pasando increíblemente bien, pero al ver como la noche y oscuridad comenzaban a apoderarse del ambiente fue que ambos decidieron salir del mar e ir por sus corceles para encaminarse al hogar de los Rogers, poniéndose solamente sus botas y dejando sus levitas de lado para no empaparlas también. Steve solo esperaba que no sufrieran de alguna gripe por sus descuidos.

Cabalgaron rápidamente para  no perder más tiempo y al momento en el que ya estaban frente a la entrada del hogar fue que ambos pudieron notar que la pareja Rogers aun no había llegado de su compromiso.

—Vamos adentro, te prestare ropa para que puedas cambiar de prendas, te puede hacer daño si sigues empapado por más tiempo —le dijo Steve a Tony mientras se bajaban de los corceles y los entregaban a los sirvientes del hogar.

Tony aceptó gustoso sin poder borrar una enorme sonrisa que se había instalado en su rostro, simplemente no podía dejar de sonreír y lo mejor era que Steve se encontraba en las misma condiciones, sin dejar de sonreír ni un solo momento.

Se adentraron con sus sonrisas y fue ahí en el pasillo principal que uno de los mayordomos de los Rogers los interceptó, saludando primeramente a Tony con cordialidad.

—Mi Lord, ha arribado visita para usted y lo ha estado esperando en la sala común desde hace un tiempo —habló el mayordomo pero no pudo decir más al ser interrumpido por aquella misma visita que se hacía presencia en el lugar.

—Mi Lady —fue lo primero que dijo Steve borrando su sonrisa y poniéndose nuevamente serio mientras hacia una reverencia, que no podía complementar mucho con su aspecto desalineado.  

—Mi Lord —respondió Sharon gustosa viendo al rostro a su príncipe azul, pero inmediatamente borrando todo gusto de sus facciones al ver por quien estaba acompañado su prometido.

“Todo iba tan bien” fue lo único que pudo pensar Tony mientras hacía un descomunal esfuerzo por no rodar los ojos con hastío por la presencia de aquella mujer que le provocaba sin lugar a dudas un disgusto dentro de su ser. 

Notas finales:

Aquí les traigo un nuevo cap y pido una disculpa si el fic en algún punto se torna lento o aburrido, pero es que esta es mi manera de escribir y cada acción es importante para el avance de la historia. Espero no aburrirlos. Me pone un poco triste el no recibir reviews haciéndome pensar que el fic. No es del todo bueno, pero a las personas que si me apoyan les agradezco muchísimo, sus comentarios son mi motor para escribir. Gracias <3 


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