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Forbidden heart por hannastony

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Kavi se encontraba jugando cartas en su tienda con una chica de vestimentas un tanto flamencas que ya desde hace tiempo lo pretendía. Kavi era alguien popular entre las mujeres debido a su carisma y apariencia, por lo que a veces cuando estaba aburrido aprovechaba para pasar el rato con ellas.

Justo estaba a punto de ganar la partida cuando un muchacho de su misma comunidad entró de manera intempestiva, luciendo visiblemente agitado, avisando que se aproximaban barcos desconocidos a sus tierras.

Kavi con un poco de pesar dejó el juego a medias, se disculpó con la chica y salió para ir y dar la bienvenida a sus nuevos visitantes. Al final, la chica también salió tras del, curiosa de ver lo que se avecinaba.

El gitano mientras caminaba se extrañó al ver el alboroto que se formaba cada vez más cerca de la orilla del mar. Su gente se encontraba aglomerada, murmurando cosas con marcada preocupación y miedo. Como pudo se abrió paso entre toda la multitud hasta pararse hasta al frente y ver la razón por la cual todos los gitanos se encontraban agitados y alarmados.

Los barcos que llegaban eran muy diferentes a los que ellos acostumbraban recibir, estos eran embarcaciones de oficiales, específicamente de la realeza, lo que indicaba que eran ricos y eso solo significaba una cosa: problemas.

Kavi aún no había vivido lo suficiente como para haber apreciado aquello con sus propios ojos, pero había historias que contaban acerca de cómo personas de aquel tipo de estatus social solían despreciar a los gitanos en varios ámbitos, se aprovechaban, humillaban, despreciaban, saqueaban etc. Por lo que el gitano sabía que debía de tener mucho cuidado con aquel tipo de personas.

Cuando comenzaron a desembarcar, pudo comprobar su hipótesis de que se trataban de embarcaciones con oficiales de la nobleza que venían de un lugar grande, importante. Sus vestimentas fácilmente los delataban.

Kavi fue el que se animó a caminar en dirección hacia ellos hasta encontrarse frente a un hombre imponente, de barba y cabellos blancos, que daba el porte de ser el líder.

 — ¿En qué podemos servirles, caballeros? —preguntó Kavi serio, metiendo ambos pulgares en su cinturón, tomando una pose un tanto retadora.

—Me presento, soy el coronel Radomir, jefe del cuerpo de oficiales de la capital. —habló el coronel de forma educada, mostrándose tranquilo y apacible ante la actitud tan a la defensiva que parecían tener los gitanos—. Venimos en son de paz, sólo buscamos su cooperación.

Dicho esto, el coronel hizo una seña para que uno de sus oficiales tras de él le pasara unos papeles.

—Nos gustaría saber si alguna de estas personas se encuentra por aquí o si han recibido su vista en estos últimos días —comentó el general al mismo tiempo que le tendía los dibujos a Kavi para que éste los viera.

No le costó nada identificar el rostro que estaba plasmado en el papel. Era Tony, aquel magnifico pirata que le había robado el corazón e identificando esto, fue sencillo poder adivinar quienes más se encontraban en los demás papeles.

Natasha, Bruce, Loki, su amigo Thor… incluso su rival, Steve; todos estaban en la lista de buscados y eso instintivamente a Kavi, no le dio buena espina.

—Lo siento, los rostros no se me hacen familiares —respondió tajante, devolviéndole los dibujos al coronel.

Sin embrago,  Radomir era alguien mayor, lo que significaba que contaba con mucha experiencia e inteligencia; por algo había logrado su puesto actual,

El coronel volvió a su pose neutral y mirada seria y se volteó hacia sus oficiales.

Miró al hombre frente a él con los ojos entrecerrados, mientras analizaba la situación—Divídanse en grupos y revisen toda el área —gritó dando la orden, viendo la rápida movilización de sus oficiales.

El coronel, regresó su atención al frente, mirando al pueblo gitano detrás del reacio hombre que se negaba a hablar, ignorándolo.

—Escúchenme gitanos, no venimos a hacerles daño, inspeccionaremos tienda por tienda, hasta estar completamente seguros de que estas personas no se encuentran aquí. — habló levantando la voz, observando a sus hombres haciéndose paso entre las personas, comenzando a entrar a sus hogares, en busca de alguna pista o señal.—. Al que muestre su cooperación en otorgar información acerca de estos maleantes, será recompensado con 5 monedas de plata.

Sus palabras, llamaron por completo la atención de los nativos haciendo que bajaran sus defensas. Mientras unos oficiales se esparcían para buscar, otros llevaban los dibujos y monedas para enseñárselos a la gente y adquirir información.

El coronel se limitó a echarle un simple vistazo de  autosuficiencia y satisfacción al gitano, para luego levantar la barbilla y rodearlo, caminando también hacia los demás gitanos.

La mirada de Kavi se transformó en enojo y frustración, frunciendo su celo, haciendo sus manos puño del coraje que le daba la situación y de la facilidad con la que podían manipular a su pueblo con unas cuantas monedas.

—Kavi ¿te encuentras bien? —preguntó la chica con la que hace un instante había estado jugando cartas, acercándose cuidadosamente sin recibir respuesta del hombre.

Bucky desde que habían llegado se encontraba detrás del coronel observando toda la escena; aun cuando los demás comenzaron a movilizarse, él se mantenía estático en su lugar, mirando con mucha atención al gitano de pelo y barba negra que no les quiso dar ningún tipo de información. ¿Por qué? ¿Por qué los estaba encubriendo?

Bucky no se quedaría con la duda, sin contar que se encontraba molesto, no solo por ello sino por todo, por la situación, por el atraco, por la desaparición de su mejor amigo, pero sobre todo, se encontraba molesto por la traición de la mujer que alguna vez creyó amar.

Se acercó con paso firme y desafiante hasta el otro hombre ganando en el proceso su atención.

—Conoces a estas personas ¿cierto? ¿Por qué los estas encubriendo? Son criminales —preguntó Bucky con escasa paciencia, ocasionando que el hombre lo mirara con el enojo latente en sus ojos verdes.

— ¿Y a usted qué le importa? Si no quiero decirles nada es mi jodido problema, no me pueden doblegar por ello —contestó Kavi mirándolo de forma retadora, apretando aún más sus puños.

Lo que Kavi no sabía es que aquel hombre que lo cuestionaba también estaba molesto, y a su vez, contaba con determinación y carácter, mucho carácter. Se dio cuenta de ello, cuando sintió cómo lo tomaba de las solapas con ambas manos y lo levantaba haciendo que quedara de puntillas.

—Mira imbécil, no tengo tiempo para estas mierdas, así que será mejor que me digas todo lo que sabes —amenazó Bucky convirtiéndose en un hombre aterrador, con una mirada azulada completamente fría.

Aunque Kavi se sintió intimidado y con algo de miedo, no dejó que su cuerpo lo mostrara y siguió mirando desafiante al oficial, manteniendo su boca cerrada.

— ¡No! ¡Suéltelo por favor! Le diremos todo lo que quiera —exclamó la gitana con desesperación a lado de ambos hombres mirando con terror cómo Kavi se encontraba en peligro.

Bucky al escuchar eso, soltó al gitano, sin ninguna consideración, ocasionando que éste cayera al suelo, al perder el equilibrio ante los bruscos movimientos.

—Esos visitantes no se encuentran aquí, sin embargo, sí vinieron aquí hace unos días y se hospedaron por un corto tiempo —comenzó a hablar la gitana ganándose la mirada atenta del uniformado. Ella al acercarse a Kavi pudo llegar en el momento justo en el cual le habían entregado los retratos y echar un vistazo ellos, por lo que sabía a quienes se referían.

— ¿Hace cuánto estuvieron aquí? —preguntó Bucky serio, calmándose poco a poco.

—Un poco más de 2 semanas, no sabría decirle a ciencia cierta. Pero la verdad es que no sabemos mucho acerca de a donde se dirigían, en esos temas ellos se mantenían reservados

Respondió la chica y Bucky comenzó a procesar lo dicho. Sabía, por la seriedad del gitano, que la mujer estaba siendo sincera, por lo que podía confiar en la información. “Lo que hace el amor” pensó con algo de pesar para rápidamente deshacerse del pensamiento, evitando así, no sumirse nuevamente en aquel hoyo. Debía estar concentrado en la misión.

Poco más de dos semanas… no era mucho tiempo. Con esto Bucky sentía cómo se acercaban a cada vez más y más al objetivo de atraparlos.

Por su parte, Kavi no pudo hacer más que lamentarse por no haber podido hacer más.

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Steve sintió cómo los rayos de luz que indicaban un nuevo amanecer se colaban tras la pequeña ventana con la que contaba su habitación, fue gracias a ello que abrió lentamente los ojos hasta irse orientando en tiempo y espacio.

Notó a Tony durmiendo sobre él con aspecto desalineado. Fue al verlo que todos los recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente como pequeños destellos luminosos que le provocaban cosquilleos en las palmas de las manos. Nunca se había sentido tan caliente y excitado, pero aquello había sido realmente bueno, se había sentido demasiado bien y no tanto por el hecho de lo que hicieron, ya que no hicieron cosas más intensas, sino por el simple hecho de que lo que hizo, lo hizo con Tony, aquel hombre que le ponía los pelos de punta.

Sería un completo hipócrita si dijera que se arrepentía; porque la verdad era que no, peor aún, al haberlo hecho ahora, habían surgido diferentes y nuevos deseos que quería hacer con el pirata justo sobre él. Ahora se imaginaba cómo sería tener sexo con él, lo cual, sería algo seguramente increíble. Las ansias comenzaban a carcomerle por dentro. El solo hecho de hacer aquella imagen mental hacia que se le formara una erección, por lo que dejó de pensar en ello, no quería despertar a Tony. Al menos no de ésa manera. Aun no era tiempo para llegar a eso.

Lamentablemente no logró su objetivo, ya que con los simples escalofríos que le habían recorrido por el nuevo deseo, Tony empezó a despertarse hasta levantar el rostro y mirarlo con los ojos avellana algo adormilados.

—Buenos días, guapo —saludó Tony con una tonta sonrisa, recibiendo como respuesta otra sonrisa para luego el acercarse hasta su rostro y besar aquellos gruesos y rosados labios que se habían convertido en una adicción.

Steve correspondió el beso levemente, terminándolo rápido, con lo sensible que estaba no quería excitarse nuevamente tan rápido.

— ¿Cuál es su itinerario, Capitán? —pregunto el rubio galante.

—Mmm no lo sé, Teniente, nunca he estado en Santo Domingo, así que supongo será bueno que salgamos a explorar y ver lo que el lugar puede ofrecernos —respondió Tony con una sonrisita antes de darle un piquito a Steve.

El rubio, también sonrió después del beso, pero luego se puso serio, cambiando un poco el ambiente.

—Sabes Tony… con lo que pasó ayer y todo, me surgieron pensamientos e ideas que antes no me había planteado —comenzó a relatar Steve haciendo que Tony también se pusiera serio, pero manteniéndose tranquilo—. Teóricamente sigo comprometido con Sharon y la verdad es que no me parece correcto el hacer esto contigo estando en esa posición, es como si la estuviera engañando.

Dijo Steve y Tony rápidamente sintió pesar, expresándolo muy claro al agachar la mirada, pensando que hasta ahí llegaría lo suyo con Steve.

—¡Hey! no pongas esa miradita que me mata —dijo rápidamente Steve tomando su mentón entre sus dedos haciendo que la mirada de venadito se volviera a posar en él—, no estoy diciendo que ya no quiero tener este tipo de contacto contigo, al contrario, sé que esto puede seguir y seguir, por lo que se me ocurrió una idea.

— ¿Cuál…? —preguntó Tony con renovado ánimo, al saber que no se trataba de nada malo.

—Si tú me lo permites, podría enviar una carta a la capital, dirigida hacia Sharon o hacia la familia Carter, haciéndoles saber que soy yo, que me encuentro bien y que quiero cancelar por completo el compromiso del matrimonio arreglado.

Con esas palabras, Tony no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa, impresionado e incrédulo por lo que Steve sería capaz de hacer por él.

—Escucha, sé que suena algo alocado el cancelar todo un compromiso familiar por algo incierto, porque Tony, la verdad es que ni tú ni yo sabemos cómo pueda terminar esto que estamos teniendo, créeme, soy consciente de eso. Ni siquiera sé si tu estas dispuesto a aceptar alguna clase de compromiso y créeme, no pienso cuestionarte ni presionarte nada sobre ello —comenzó a explicar tranquilamente Steve mientras levantaba la mano y acariciaba la mejilla del moreno—. Pero independientemente de lo que pueda pasar, me hiciste darme cuenta de algo muy importante Tony, y eso es que tengo el derecho de vivir mi vida como yo quiera, que puedo ser libre, y que no debo de atenerme a los regimientos de los nobles. Ahora siendo consciente de ello, no estoy dispuesto a casarme con alguien sin estar enamorado, porque sintiendo lo que siento contigo, me he dado cuenta que confundí mis sentimientos con lo que en algún momento sentí por Sharon. —al terminar de decir aquello, Steve le dirigió una cohibida sonrisa al hombre frente a él que hizo finalmente que el corazón del pirata explotara.

—Steve… en serio no sé qué voy a hacer contigo —dijo Tony antes de abalanzarse para abrazar a Steve y pasando los brazos alrededor de su cuello, escuchando como este reía divertido mientras le acariciaba la espalda.

A pesar de que esa no fuera específicamente una confesión hacia él, Tony se sentía con el corazón a punto de escapar de su pecho debido a la felicidad y calidez que le producían tales palabras. Y él que pensaba en un punto no encariñarse con ese apuesto rubio caballero, en ese punto, se hallaba más que perdido en su enorme ola de sentimientos.

—Entonces ¿Qué dices? ¿Me dejarías enviar una carta hacia la capital? —preguntó Steve haciendo que Tony deshiciera el abrazo para mirarlo a los ojos—. También me gustaría enviarles otra a mis padres y a Bucky.  Deben estar muy preocupados por mi desaparición y quiero hacerles saber que me encuentro bien, que no deben tener nada de lo qué preocuparse.

—Por supuesto que sí Steve. Tienes razón, tus padres deben estar preocupados, pero una carta tuya, con tu letra y firma seguramente los hará sentirse mejor —respondió Tony sonriéndole.

—Gracias —agradeció sinceramente el rubio. Seguido de eso, tomó el rostro ajeno con ambas manos y lo acercó hasta su boca para un nuevo beso.


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