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Forbidden heart por hannastony

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10 años después…

 

Fue solo cuestión de tiempo para que la verdad saliera a la luz en la capital. Nunca se supo a ciencia cierta quién y cómo se habían infiltrado los documentos más importantes los cuales demostraban los crímenes cometidos por las familias que ya hace tanto tiempo habían sido atracadas por la tripulación de los Vengadores, que actualmente se encontraba desaparecida. En estos pergaminos se demostraban todos los robos, todas las falsificaciones y todas las mentiras con las cuales las familias nobles se escudaban para construir su apellido cada vez más grande.

Y esta verdad se esparció como pólvora, estando en la boca de todos y cada uno de los ciudadanos de la capital y las familias, por más contactos y poder que tuviesen no pudieron con el caos que se creó.

Sin lugar a dudas la familia más afectada fue la del apellido Carter. Harrison Carter usó de todas armas para poder salir de aquel enorme lio en el cual se habían metido, nunca se había visto nada sin igual en toda la capital y había algunas cosas de las cuales era inevitable escapar. Usó de todos sus ases bajo la manga y de todo su poder adquirido para que ni él ni ningún integrante de su familia fueran apresados, y claro, también tubo que escaparse de la capital para poder mudarse a otro lugar junto con su familia, ya que ahí ya todos los Carter eran repudiados y odiados por la mayoría de los plebeyos y también unas cuantas familias nobles, incluso eran escupidos en las calles mientras la multitud los abucheaba. Definitivamente ya no podrían quedarse a vivir ahí, corrían el riesgo de que en cualquier momento uno de los tres fuera llegar a ser asesinado.

Todo pasó tan rápido, Sharon y su madre ni siquiera tuvieron tiempo de asimilar la noticia cuando ya se encontraban en una carroza cabalgado a uno de sus terrenos en los cuales se encontraba una casa lo suficientemente pequeña para ya no llamarse hacienda.

Su fortuna de un día para otro se terminó. El precio a pagar por su libertad, tranquilidad y vivir lo que les restaba de sus días en paz, fue precisamente ello: la mayoría de sus riquezas. Desde su gran aposento en la capital y otros terrenos con los cuales contaban, hasta los diamantes y oro que portaban las mujeres de la familia en sus mil y tantas joyerías.

Los Carter pasaron de ser la familia más poderosa y rica de toda la capital a ser una familia más del montón, que ciertamente vivían bien, con las necesidades básicas cubiertas, pero para los nobles aquel había sido un cambio completamente radical estando acostumbrados a un estilo de vida completamente diferente. La vida ciertamente daba muchísimas vueltas y no siempre se podía estar en la cima.

La mañana se hizo presente en aquella casa humilde hecha de madera, desterrada de cualquier tipo de civilización, en la cual a los alrededores solo se encontraba bosque. Claramente los Carter ya no contaban con servidumbre a sus servicios, sus últimos recursos los habían utilizado para inversión y ahora se dedicaban a la producción para el autoconsumo, como campesinos, con un corral en el cual se encontraban unas cuantas vacas, chiqueros, gallineros y un terreno de agricultura del cual se encargaba más que nada Harrison Carter para la producción de unas cuantas frutas y verduras, sacando el alimento para el día a día. Todo lo demás en sus vidas se había esfumado por completo.

Sharon se despertó con un quejido al sentir los rayos de la luz del sol colarse por uno de los espacios que tenían los tablones de madera y a eso solo se le sumó el grito de su madre, diciéndole que se levantara rápidamente para darle de comer a los animales, haciendo que con esto Sharon despertara de su sueño y se volviera a encontrar una vez más con su cruda y triste realidad. Ya habían pasado poco más de dos años desde que su vida se había convertido en una porquería y había tenido que empezar a trabajar, comenzando a tener que ser consciente de lo que era ganarse la vida con sus propias manos. 

La mujer se enjuagó la cara un balde que contenía agua fresca y se vistió con sus ya más que usadas prendas de hortelana, con su típica falda larga café, su camisa blanca y encima de esta su corsé de piel. Recogió rápidamente su cabello rubio en una coleta y se lo cubrió con una pañoleta de lino para no ensuciarlo. Una vez terminado esto bajó rápidamente los escalones de madera y tomó el primer par de baldes de madera para comenzar a llenarlos uno con maíz y trigo para los gallineros y el otro con las sobras de la cena anterior, para los cerdos, mezclando unos cuantos granos en el alimento hasta que quedara una mezcla poco apetitosa para cualquier humano.

—¡Sharon! —gritó su madre exasperada asomándose por el marco de la puerta donde ella se encontraba terminando de preparar los baldes—, apúrate, mueve esas manos. Y de paso rejuntas los huevos que han dejado las gallinas.

Sharon la miró con mala cara, pero no respondió nada más, se limitó a simplemente refunfuñar por ello. Ya había pasado mucho tiempo y sin lugar a dudas los Carter ya debían de estar acostumbrados a aquel nuevo estilo de vida, pero lo cierto era que a pesar de que a todos y a cada uno de los integrantes les afecto toda aquella situación y nuevo estatus social, la más afectada fue la hija, Sharon, al ser la que estaba más que acostumbrada a todos los lujos, riquezas y poder, sin mencionar que todos y cada uno de sus caprichos se los cumplían. Aquello a la rubia aun le estaba resultando muy difícil y no había día que pasara en el que ella no maldijera a los cuatro vientos su desgraciada fortuna, viviendo amargada con la vida. Era lo peor.

Primero pasó a los gallineros, viendo como las aves corrían y se reunían a su alrededor haciendo cacareos, sabiendo que era hora de la comida. Sharon hizo una mueca y dejo el alimento de los cerdos en la tierra, para luego con su mano libre poder comenzar a agarrar los granos y esparcirlos.

—Vamos, ¡fuera! Shu, shu —expresó mientras les aventaba la comida lejos, para que se alejaran de ella, lográndolo casi enseguida.

Una vez que terminó y usando la distracción de la mayoría de las gallinas pasó a sus nidos y rejuntó los huevos de estas, terminando rápido debido a que no había muchos. Dejó la cubeta donde antes había estado la comida y ahora estaban los huevos y tomó solo la que contenía alimento para cerdos, dirigiéndose directo hacia los corrales de estos.

—¡Agh! Qué asco —expresó ya estando ahí sintiendo el repulsivo olor que los cerdos dejaban junto con el lodo y el estiércol revueltos, mientras que los animales hacían guarridos y chillidos. De todas las tareas de campesina sin lugar a dudas todo lo que tuviera que ver con los cerdos era lo que más le desagradaba, debido a la suciedad que estos emanaban.

Tenía que hacerlo, por más que lo odiara, por lo que abrió el corral y se fue adentrando poco a poco, sintiendo como sus zapatillas de cuero se ensuciaban por completo de lodo y este se comenzaba a adentrar dentro de estas, ensuciando sus calcetines y pies. Hizo una cara de asco, casi al punto de quererse vomitar, pero era algo inevitable.

Comenzó a caminar con pesadez debido a que se hundía su propio peso en la inmundicia. Estaba a pocos pasos de llegar al comedero cuando recordó que había olvidado cerrar el corral, volteando directo a la puerta y viendo como un cerdo de los más pequeños estaba punto de escapar.

—¡No! ¡espera! Quédate ahí —gritó asustada y tratando de correr directo a cerrar la puerta.

Lamentablemente el lodo no le hacía ningún favor y este provocó que debido a la torpeza de sus pies se resbalara, a esto se le sumó que uno de los cerdos pasara a su lado y la empujara, haciendo que finalmente perdiera el equilibro y cayera en sus posaderas, con sus antebrazos apoyándola evitando que se diera un golpe en la cabeza, pero ahora toda cubierta de lodo, porquería y la mezcla de alimentos que antes había preparado, haciendo que los cerdos se reunieran alrededor de ella comiendo lo que había alcanzado salvarse.

—¡AGH! ¡maldita sea! ¡Estúpidos animales de mierda! —exclamó a todo pulmón con gritos de frustración sintiendo un nudo en la garganta y encontrándose toda llena de suciedad, de pies a cabeza.

—¿Señorita Carter? —escuchó que la llamaba una voz masculina desconocida y ahí fue cuando la rubia levantó la vista y miró a tres hombres con gran porte, montados cada uno en su respectivo corcel.

Llevaban armaduras y el hombre de hasta al frente era el más reluciente y llamativo de los tres, con cuerpo trabajado, cabello rubio y ojos azules. Bastante apuesto de por medio, portando una bandera seguramente de la cuidad más cercana y trayendo puesta una armadura distinguida de un noble caballero.

—Señorita ¿se encuentra bien? —preguntó el hombre bajándose de su corcel de un salto, dispuesto a ayudar a la rubia a poder levantarse.

Sharon se quedó pasmada y boquiabierta por unos segundos, admirando al joven, ya que en primera instancia le había parecido haber visto a Steve, pero ya enfocando mejor su visión y espabilando había caído en cuenta de que no era él, solo se parecían.

—Sí, me encuentro perfectamente —respondió parándose rápidamente de donde estaba tumbada y tratando de sacudirse lo más que pudo la mezcla de suciedades. No había querido aceptar la ayuda de aquel caballero, más que nada por la pena que le daba su imagen actual.

—Buenos días, me presento. Soy el caballero Alois de la familia Dalibor y estos son mis compañeros en formación. En este momento nos encontramos haciendo un recorrido por los alrededores, avisando a las familias que se espera una muy grande tormenta para los próximos días, por lo que le sugiero a usted y a sus familiares que tomen todas las medidas y precauciones posibles, se debe de estar preparado para evitar cualquier desastre —habló el joven caballero con voz fuerte y masculina.

—Está bien… entiendo —respondió Sharon con la mirada algo gacha debido a la vergüenza.

—Cualquier situación, estamos a sus servicios —y dicho esto el caballero de un salto se montó nuevamente a su corcel y comenzó a galopar seguido por los otros dos hombres.

Fue cuando le dieron la espalda que Sharon pudo finalmente volver a subir la mirada y ver como desaparecían de su vista entre la vegetación.

Aquella espalda fornida y aquel cabello rubio en serio le habían dado la impresión solo por un instante de que Steve se encontraba ahí, junto a ella, una vez más.

Sin poder evitarlo sintió como las lágrimas se comenzaron a juntar en sus ojos hasta empezar a correr por sus mejillas, dando rienda suelta a un fuerte llanto inconsolable y sin podérselas quitar debido a que sus mismas manos se encontraban por demás sucias.

Ya había pasado tanto tiempo, tantos años desde la última vez que vio a Steve, parado en aquella puerta de su propio hogar, con su armadura reluciente de caballero puesta y aun así sentía que el recuerdo y el anhelo por el hombre le dolía y quemaba muy profundamente en su pecho.

Talvez todas aquellas desgracias que le habían estado ocurriendo últimamente eran para pagar todo el daño que había hecho en el pasado, todas las mentiras que dijo, todas las personas a las cuales lastimó. Una vez había escuchado algo acerca del “karma”, que todo lo que hacías y todas tus acciones en algún momento se te volvían a regresar y muy probablemente aquello era cierto, pero a decir verdad dolía y mucho.

Quería a Steve, lo quería demasiado, sabía que talvez jamás podría volver a encontrar a un hombre tan perfecto como él y ella hubiera dado lo que fuese por vivir junto a él y que este la amase con la misma intensidad. Pero las cosas no pudieron ser y ahora solo le quedaba el anhelo marchito de lo que en algún momento fue.

Y a pesar de que después de mucho tiempo ella por fin había comprendido que Steve nunca iba a ser para ella, eso no quitaba el deseo de lo que pudo haber sido.

Esperaba que en algún momento las cosas mejoraran para ella y su familia. Y quien sabe, talvez con el tiempo ella también aprendería a cambiar, poco a poco, para bien, encontrando talvez, a la persona correcta para ella.  

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Natasha se encontraba preparando y decorando el platillo principal que servirían en aquella noche especial. Se trataba de nada más y nada menos que un lechón asado y ella se estaba encargando de acomodar las frutillas y verduras alrededor de este para darle un sabor único y especial.

—Lady Natasha, de verdad no debió de molestarse, nosotras nos podíamos encargar de los preparativos de la cena, usted no tiene el deber de ayudarnos en ello, nos apena haberle causado molestias —le dijo Clemencia, una de sus cocineras mientras terminaba de acomodar los panes en una gran charola.

—Clemencia, de verdad no es ninguna molestia, sabes que a mí me gusta ayudarles, además, esto también es para mi esposo y a decir verdad me agrada mucho prepararle de comer —respondió Natasha con una ligera sonrisa, terminando su tarea y volteándola a ver.

—De verdad que el joven Barnes es demasiado afortunado de haber conseguido a una dama tan hermosa y noble como usted, señorita —alagó con verdadera sinceridad la cocinera, sabiendo que ella no era la única que sentía así respecto a su dueña. La mayoría de la servidumbre de la hacienda Barnes se sentía de la misma forma respecto a la mujer de la casa.

—Jaja que cosas dices clemencia, solo hago lo mejor que puedo —dijo con una sonrisa la ojiverde para luego preguntar que más había por hacer, a pesar de que aun tenían demasiado tiempo.

La cocinera estuvo a punto de responder cuando llegó otra de las sirvientas del hogar con una noticia que interrumpió la conversación anterior.

—Lord James Barnes ha arribado a la hacienda, mi lady —anunció un poco agitada, haciendo una reverencia en cuanto entró a la cocina.

Natasha amplió aún más su sonrisa, sintiendo una iluminación de ilusión y emoción de poder ver a Bucky nuevamente después de tanto tiempo.

—Lo siento Clemencia, no me podre quedar a los demás preparativos, cualquier cosa que necesiten no duden en hacérmelo saber —se disculpó la lady con mirada apenada, recibiendo como respuesta una risilla que le decía que no se preocupara de absolutamente nada y que fuera a recibir al lord Barnes con gusto.

Con esto dicho Natasha se despidió y disculpó con ambas muchachas y tomó su ampón vestido de la falda con ambas manos, para levantarlo y así poder caminar más rápido para llegar a la entrada del hogar. En un principio le había costado demasiado el acostumbrarse a aquellas ostentosas vestimentas pero después de un tiempo se convirtieron en parte de su vida diaria.

Habían pasado como 2 semanas desde que no veía a su esposo, ya que este había sido convocado por el coronel Rabdomir, solicitando su ayuda hasta la capital por unos asuntos de seguridad. De hecho, no era tan extraño aquello. Bucky se marchó de la capital siendo el mejor teniente oficial de todos los que habían tenido y el coronel con confianza se tomaba la libertad de llamarlo cada vez que necesitaba de sus excelentes servicios.

A Natasha le agradaba mucho la idea de que Bucky pudiera ayudar y contribuir a la justicia, solo que a decir verdad las veces que viajaba y se ausentaba llegaba a extrañarlo.

Después de que ella tomó la decisión de dejar su tripulación atrás y viajar con Bucky hacia donde estaban sus padres y actualmente residían, las cosas habían ido demasiado bien.

Con ayuda de Bucky y con unas cuantas prendas dignas de una noble se presentó a la familia Barnes como una lady de renombre, después de todo, el mentir y engañar había sido su especialidad por mucho tiempo y el fingir que venía de una buena familia no le había costado nada de trabajo, abarcando todos los detalles posibles.

El matrimonio Barnes no lo dudó ni un solo segundo, Natasha tenía un tipo de encanto natural que hacía que a las personas les agradara su compañía, y el que ella se mostrara tan educada, con tantos modales, y con una belleza sin igual hizo que se pudiera casar finalmente con su amado sin ningún obstáculo de por medio, adquiriendo ya oficialmente, su título de toda una lady noble.

Con ayuda de una formula con ingredientes naturales que le había enviado Bruce por medio de una carta había logrado cambiar el color de su cabello, dejando de lado su característica melena roja, y dejando así también, si vida como pirata atrás.  Ahora llevaba una nueva imagen, con cabello corto por los hombros y de un color rubio claro, casi llegando al color blanco. A Bucky le había costado dejar atrás la imagen de la mujer con su largo cabello rojizo, ya que le encantaba de sobremanera, pero cuando Natasha adquirió su nueva imagen el hombre se dio cuenta que el amor de su vida se vería prácticamente igual de hermosa y ardiente con cualquier corte y color de cabello.

Los padres de Bucky habían regresado a su aposento para vivir en la capital, y ahora aquella hacienda se había quedado a nombre de Bucky y Natasha, convirtiéndose en su nuevo hogar.

Natasha llegó agitada hasta las grandes puertas de la entrada principal que se encontraban abiertas y vio como Bucky llegaba cabalgando, bajándose de un solo salto de su corcel y corriendo hacia ella para abrazarla fuertemente, rodeándola con sus fuertes brazos de la cintura y apretujando su delgado cuerpo contra él.

—Te extrañé —expresó Bucky con su rostro hundido en los cabellos de la mujer.

—Yo igual —respondió Natasha con ternura mientras levantaba una de sus manos para acariciar el cabello castaño de su amado.

Bucky por fin después de unos segundos se despegó solo para tomarla delicadamente del rostro y besarla larga y profundamente.

—Necesitamos todas la noche para nosotros solos, mi cuerpo y alma necesitan empaparse de tu presencia —le dijo Bucky una vez que se separó del beso, pero sin apartar sus manos de las suaves mejillas contrarias.

—Lamentablemente eso no va a poder ser, he invitado a tus padres a un banquete por tu llegada, arribaran por la noche —dijo Natasha recibiendo un puchero de parte de Bucky.

Su familia no había podido verlo en la capital debido a que esta se encontraba de hecho en otro viaje de negocios y justo cuando iban a regresar a la capital Bucky había terminado y regresado a su hogar, por lo que les pareció buena idea tanto a Natasha como al matrimonio Barnes encontrarse todos juntos ahí en la hacienda que Natasha y Bucky compartían.

—Oye, no hagas esa cara de niño, ya tendremos tiempo para nosotros, ahora lo mejor será que le ayudemos a Clemencia y a las demás para que la cena esté lista a tiempo —y dicho esto Natasha se zafó de los brazos de su amor, dirigiéndose directo a la cocina.

—Aguarda —le paró Bucky mientras la tomaba suavemente de una de sus muñecas, haciendo que la ojiverde volteara nuevamente toda su atención a él—, llegó una de las cartas, me la acaba de entregar el cartero justo cuando iba entrando a la hacienda.

Y dicho esto Bucky sacó del bolsillo de su levita una carta tendiéndosela a Natasha, sin ningún remitente escrito en la parte trasera, pero en la cera que cerraba el sobre encontrándose aquella característica “A” con la que tanto ella como él, ya estaban familiarizados.

A Natasha le brillaron más los ojos y la tomó con rapidez entre sus manos enguantadas.

—¿Te importa si voy a escribirles? Me tardaré solo un momento, enseguida bajo a ayudarles con la cena —preguntó Natasha con la carta entre sus manos haciendo que Bucky sonriera.

—Sabes que aquí se hace lo que la reina de la casa quiere, aunque te diga que no de todas formas lo harás.

—Cierto —respondió Natasha ahora un tanto coqueta.

—Anda ve, yo me reuniré con clemencia y veré en que puedo ser de ayuda, aunque dudo que en mucho —dijo Bucky con gracia y con esto último Natasha se encamino hacia las grandes escaleras para poder subir a su habitación.

“¡Recuerda escribirle a Steve que Snow se encuentra más fuerte que nunca! ¡Y que ya dejé dormir a Tony!” gritó Bucky diciendo aquello ultimo con una sonrisa divertida y perversa, haciendo que su mujer también riera y siguiera caminando escaleras arriba.

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Mi queridísimo Tony:

Me alegra tanto recibir tus cartas, a pesar de que son constantes. Tanto Bucky como yo nos encontramos perfectamente bien, este acaba de regresar de una misión desde la capital y parece ser que no hubo contratiempos, todo ha estado en orden.

Supongo que te das una sola idea de cuanto los extraño y me alegro en creces de recibir noticias de ustedes informándome que todos se encuentran bien. El otro día tuve una conversación con Bucky respecto a que deberíamos hacer un “viaje de vacaciones” hacia la isla Lombok para poder finalmente reunirnos, sería un viaje demasiado largo, pero contamos con los recursos. Esperen noticias más adelante con más detalles al respecto, ya comenzamos con los preparativos.

Menciona Bucky que Snow se encuentra perfectamente bien y le pide a su amigo Steve que por favor se comporte contigo, supongo que lo conoce demasiado y se figura que se la pasan todo el tiempo juntos y estoy segura que tiene la razón, si solo recuerdo los días en la tripulación en los que ni siquiera dejaban dormir debido a lo ruidosos que eran, pero en fin, no sabes cuánto me alegro de ello.

Les mando un saludo a todos con todo mi corazón, en especial a Clint, espero noticias de él y su familia. Los amo demasiado, espero poder reunirnos pronto.

Con cariño y amor, Natasha Romanoff.

Fue aquella la carta que Tony se encontraba leyendo entre sus manos, con una grande sonrisa de por medio.

El tiempo había pasado tan pronto, los años se habían ido volando y a veces él sentía que había sido ayer cuando decidieron optar por un nuevo estilo de vida completamente diferente al que llevaban.

Después de que habían escapado de la capital hace ya tanto tiempo Tony tomó una decisión que cambiaría sus rumbos por completo. No robarían más, los Vengadores dejarían de existir. Hizo caso a lo que Steve le había comentado muchísimo antes, cuando navegaban por las aguas del temible mar como piratas. Al principio fue un cambio muy grande para todos e incluso hubo algunas inconformidades entre los tripulantes, pero al final entre todos decidieron que sería lo mejor.

Huyeron lejos hasta encontrarse con la isla Lombok, unas tierras donde habitaba una pequeña civilización de campesinos y los nobles estaban en su mayoría ausentes. La gente ahí se dedicaba a la agricultura y ganadería y se sustentaban con su propio trabajo y esfuerzo, era un lugar a decir verdad muy bonito y tranquilo y si en algún momento llegaran a aparecer oficiales, nobles o personas con poder que quisieran hacerse de las tierras, saquear y robar cuanto pudiesen, se tendrían que enfrentar nada más y nada menos que a los mismísimos Vengadores, que protegerían a la gente, a su pueblo y a todos y cada uno de los seres vivos que coexistían con ellos.

A pesar de que se asentaron muy bien ahí había ocasiones en las que Tony y su tripulación no podían estar mucho tiempo en tierra firme y se aventuraban en su navío a navegar sin algún rumbo en específico, sintiendo la característica emoción que les daba el convivir con las profundas aguas del mar, después de todo, eran gente de mar. Se ausentaban solo por unas cuantas semanas, para luego regresar nuevamente a Lombok, donde ya tenían un lugar al que podían llamar hogar.

Clint había encontrado finalmente el amor cuando conoció a una mujer de cabellos castaños llamada Laura, después de un tiempo habían decidido contraer matrimonio y ahora vivían felices junto con sus tres hijos. Clint después de ser pirata ahora se dedicaba a enseñar el arte de la arquería en Lombok, siendo más que un profesional, alguien a quien todos admiraban, sobre todo los más jóvenes. Le gustaba enseñarles a los pueblerinos una forma para también defenderse y cazar.

Thor y Loki prácticamente se convirtieron en los líderes del lugar, antes de ellos había un hombre muy viejo y sabio en su posición que era el encargado de hacer que toda la comunidad prosperara. Cuando ellos llegaron Loki lo ayudó demasiado con su sabiduría, consejos y opiniones para hacer que todo prosperara y se encontrara en orden, en tanto Thor se había encargado más de ser el vínculo con la comunidad, con la gente, ya que él tenía esa facilidad de poder congeniar con todos. Al final aquel líder viejo murió, no sin antes haberles dejado su puesto a los hermanos y ahora estos se encargaban de que todo estuviera en orden. A los ex piratas les gustaba bromear diciendo que Thor ya era el rey y gobernante y Loki adquiría más su papel como consejero del rey, aunque muchas veces los hermanos discutían por ello ya que Loki peleaba por aquel papel de “rey” aunque él no estuviera hecho para ello y al final sus discusiones terminaran en reconciliaciones por demás amorosas.

Bruce decidió continuar con sus estudios en la rama de la medicina, siempre se encontraba estudiando, informándose e investigando para futuras curas. De hecho hubo una ocasión en la que se manifestó una epidemia muy grave y gracias a Tony y en especial al doctor Bruce Banner el número de mortalidad disminuyó muy considerablemente a lo esperado y después de un tiempo se pudo controlar esta, encontrando la sanación en los cuidados y tratamientos del doctor Bruce, convirtiéndose en el mejor medico de todo el lugar y siendo un maestro ejemplar para todas aquellas personas que quisiesen aventurarse también al mundo de la medicina, sintiéndose más que afortunado por la oportunidad de poder compartir sus conocimientos médicos y teniendo el respeto de todos.

Steve había podido renombrar su título como noble caballero, pero no vivía como un noble, simplemente dedicaba sus deberes de justicia y orden a la comunidad. Él se había convertido de las piezas más importantes en la autoridad y su papel de caballero le bastaba para poder mantener la paz en Lombok, dándole sus consecuencias merecidas a cualquiera que quisiera infligir la ley.

Tony después de mucho pensarlo decidió seguir el consejo de Steve y continuar sus investigaciones en la ciencia, dedicando la mayoría de sus horas a la ingeniería y la mecánica, una rama no muy desarrollada pero que él estaba revolucionando. En tan solo 10 años él ya había descubierto nuevos elementos, inventando nuevas cosas completamente ajenas al resto del mundo y evolucionando la tecnología a otros niveles. El castaño había encontrado una pasión muchísimo más grande que la piratería y esa era la nueva era industrial. Gracias a él Lombok estaba pasando de ser una simple isla de campesinos a ser uno de los lugares con mayor transformación económica, social y tecnológica, los visitantes quedaban verdaderamente impresionados y a pesar de que Tony tenía la oportunidad de esparcir sus nuevas contribuciones e innovaciones tecnológicas, él prefería mantener la cabeza baja y que los demás investigadores esparcieran la información y conocimiento.

Y finalmente Peter, que se encontraba estudiando muchísimo, tanto con el doctor Banner como con Tony, siguiendo el mismo camino de ambos y su pasión por la ciencia, contribuyendo con sus ideas y siendo de mucha ayuda para ambos, en especial para Tony, ya que el joven castaño tenía una ligera inclinación mayor por la rama que Tony se encontraba desarrollando. Le encantaba estudiar, leer, y saber más al respecto y con un mentor tan grande e inteligente como Tony, aprendía demasiado.

Anthony se encontraba de hecho en la sala de estar de su casa, que compartía con Steve y Peter, terminando de leer la carta de Natasha con una taza de café cuando escuchó como unos pasos rápidos y apresurados bajaban por la escalera, viendo rápidamente pasar a Peter dirigiéndose a la puerta que daba hacia la salida.

—¡Hey muchachito! ¿A dónde crees que vas con tanta prisa? —exclamó Tony parándose de donde estaba, dejando la carta en una de las mesitas y dirigiéndose hasta donde estaba Peter, ya con una mano en el picaporte de la puerta.

Peter se volteó lentamente a ver a su mayor que lo miraba con los brazos cruzados y una ceja enarcada. El castaño más joven se puso extrañamente nervioso, mirando a otros lados que no fueran los ojos castaños que lo miraban en busca de una explicación.

—Ehm… este... voy a salir —dijo Peter sin más rascándose la nuca.

Tony lo escudriño con la mirada y se acercó más a él, olfateándolo.

—¿Acaso eso que huelo es perfume? —preguntó ahora con el ceño fruncido— ¡Vas a ir a ver a ese tal Wade! ¿verdad? Ya te he dicho que no tienes mi autorización para reunirte con aquel criminal —exclamó Tony ahora sí, molesto, reprimiéndolo con la mirada.

—¿Qué? No jajá ¿Cómo crees? Voy a… ver a Ned ¡sí! ¡eso es! Voy a reunirme con Ned por algo que dice que esta p-pasando con su tía ¿muy raro no crees? ¡bueno! Me retiro, los quiero, adiós —y dicho esto Peter abrió la puerta y salió corriendo despavorido, sabiendo que en cualquier momento Tony podría ir tras él con tal de que no se viera con Wade.

—¡Ni creas que me engañaste muchachito! ¡cuando regreses te la veras en grandes problemas! —gritó Tony a todo pulmón con el ceño fruncido viendo como aquel castaño que ya consideraba prácticamente como un hijo, se alejaba hasta desaparecer entre las calles.

—¿Qué es todo este alboroto? —preguntó Steve con una ligera sonrisa mientras bajaba las escaleras con una cara adormilada y el cabello rubio despeinado. Llevaba unos cuantos días sin afeitar, por lo que también portaba una gruesa barba en su rostro, que a opinión de Tony hacía que luciera endemoniadamente ardiente.

—El rebelde de tu chiquillo protegido se largó con el tal Wade otra vez —expresó Tony enfurruñado sin dejar su ceño fruncido de lado.

—Ya no es un chiquillo Tony, ya tiene 25 años, creo que él ya sabe lo que hace —reconfortó Steve acercándose hasta él para tomarlo de la cintura y besar su frente, deshaciendo las arrugas que se habían formado ahí.

—Aún es muy joven Steve, además, ese tal Wade casi le dobla la edad y no solo eso, en todos lados se habla mal de él, que es un delincuente, un desgraciado, un mujeriego y sin fin de cosas más, yo no quiero eso para Pete —dijo Tony ahora pasando sus gestos a unos preocupados, haciéndole saber a Steve lo mucho que le importaba el castañito y la relación que tuviera con aquel hombre que ciertamente era años mayor que él.

—Tony, sabes que no te debes de dejar guiar por lo que diga la gente ni juzgar a una persona antes de conocerla bien —trató de defender Steve siendo callado casi al instante.

—¡Ese es el problema Rogers! ¡que ya conozco a aquel malnacido! Tuve la fortuna o desgracia de encontrármelo el otro día en el mercado y es un jodido cretino, es más sin vergüenza que todos los Vengadores juntos, ¡un cínico! Hay que reconocer algo, el hombre pudo sacarme de mis casillas en tan solo un instante y ahí, en frente de toda la gente me gritó que “él amaba a Peter boy con todo su corazón y ni yo ni el caballero Rogers podrían detenerlo”

Steve dejo salir una risilla debido a la gracia que le causaba ver a Tony en ese estado y sinceramente le parecía algo tierno que Peter después de tanto tiempo se comenzara a aventurar en el tema de las relaciones y el amor.

—Creo que deberíamos de darnos la oportunidad de conocerlo mejor. ¿Qué te parece si un día lo invitamos a cenar? En son de paz, y ya vemos lo que el hombre tiene que decir. Claramente concuerdo contigo en que no le entregaremos a Pete a cualquiera, él se merece lo mejor —dijo Steve con voz tranquilizadora haciendo que el cuerpo de Tony se relajara también, respondiendo solo un sonido de asentimiento, dejando el tema de lado.

Steve sonrió y con su mano tomó delicadamente la barbilla del contrario para que este levantara el rostro y así poder darle un dulce y largo beso. Su otra mano la paso a la nuca del otro para poder masajear los cabellos cortos castaños, ya que ya llevaba mucho tiempo que Tony había decidió cortar su coleta y llevar el cabello corto que en ratos se esponjaba dándole un toque suave y sedoso.

—Regresaste muy cansado anoche ¿verdad cariño? Siempre te levantas antes que yo, pero ahora fue lo contrario —habló Tony una vez que se separaron del beso.

—Sí, estuvo más pesado de lo habitual, pero nada fuera de lo normal, todo en orden.

—Sí me imagine, ayer solo llegaste y te tumbaste. Yo que te estaba esperando tan ansioso —esto último lo dijo Tony con voz seductora y coqueta mientras levantaba una ceja de lo más sugerente.

—bueno, creo que tendré que compensar eso —respondió Steve con una nueva sonrisa tomándolo ahora con ambas manos de la cintura y apegándolo por completo a su cuerpo para poder comenzar un beso más húmedo.

Ambos perdiéndose nuevamente, en el calor corporal del contrario, sabiendo que siempre estarían ahí el uno para el otro a pesar de todas las adversidades que se les cruzaran por delante.

Eso, eso que ellos tenían, era lo que se conocía como verdadero amor.

Notas finales:

Y ahora sí concluye por completo esta hermosa historia en serio gracias por todos los comentarios hermosos. Extrañaré mucho escribirla pero espero en algún momento tener tiempo para poder seguir escribiendo nuevos fics para ustedes.

De verdad gracias por todo.


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