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Alarm Clock por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Como pocas veces, terminé el capítulo antes de tiempo y me di el lujo de no subirlo hasta ahora. That feels good.

Taemin abrió los ojos ante el ruido que hacía aquel despertador. Tenía que admitir que era mucho más efectivo que su celular con cualquier canción. De este modo no terminaba hartándose de cualquier melodía. Se talló el rostro, terminando de despertar. Un día más ahí. Se alzó, sentándose por completo en la cama. Miró a su alrededor, suspirando sin saber si era de alivio o confusión. Estaba sólo en la cama.  Mordió su labio inferior, preguntándose si estaba de nuevo solo como el primer día.

Se levantó, yendo al baño y lavándose el rostro. No tenía idea por qué le preocupaba saber si Minho se había ido sin avisarle. Frunció los labios, mirándose detenidamente en el espejo. Seguía sin aceptar su reflejo, simplemente ese no podía ser él. Tan diferente, tan parecido...Tantas cosas eran diferentes ahora. Demasiadas. Suspiró, dejando de lado la pequeña toalla con la que se había secado el rostro. Todo era un reverendo desastre.

Salió del baño, decidiendo tampoco quitarse la pijama. Si estaba solo, ¿qué más daba? Bostezó, saliendo de la habitación. Podría haberse lavado la cara, pero seguía teniendo demasiado sueño. Se talló los ojos, sin prestar atención a su alrededor hasta que escuchó aquella grabe voz cantar una boba canción. Oh, Minho sí se encontraba en casa. Bajó las manos, de sus ojos, mirando con sorpresa al hombre que se encontraba en la cocina.

Minho se giró en el momento justo, topando su mirada con la de su esposo. Le dio una mirada rápida de pies a cabeza y sonrió.

-¿Día de pijama?- Volvió a usar ese tono burlón y cariñoso con el que le había hablado la noche pasada. –Esto sí que es un acontecimiento. No sueles aparecerte hasta haberte arreglado.

-…Pensé que no estabas…- Mordió su labio inferior, retorciendo la orilla de su camisa. Si su Taemin se esforzaba tanto en mantener presentable, probablemente era para evitarse la vergüenza de lo horrible que se veía en las mañanas.

-¿Así que ese es el motivo?- Soltó una risita sofocada. –Bebé, no me importa cómo luzcas, día o noche, sólo puedo imaginarte de una forma: sin ropa.- Le guiñó un ojo, siendo coqueto.

Taemin se sonrojó, cubriéndose la boca. Debía de calmarse, esa tan sólo era una charla entre esposos…¡Pero él seguía sin ser su esposo! Lo sabía, no podría engañarle por mucho, pero tampoco quería que le tacharan de loco y le mandaran a encerrar evitando de ese modo que pudiera regresar a su tiempo. Además, tenía que hablar con Kibum. Oh, cielo santo, realmente tenía que discutir con Key acerca de eso que había descubierto la noche pasada.

-¡Tae! ¡Tae!- Minho le sacó de sus pensamientos. –Amor, si aún tienes sueño, deberías volver a la cama. Anoche te fuiste a dormir muy tarde.- Comentó, dejando el tazón donde batía yemas de huevo a un costado. –Por un momento creí que no dormirías.

-Lo siento…- Jadeó. –Pero, la musa…

-Entiendo.- Le sonrió, ofreciéndole su mano para que se acercara. –Sólo no quiero que te esfuerces demasiado, y te enfermes.

Taemin dudó, pero tenía que hacer lo que fuera por pasar desapercibido. Tomó la mano de Minho, con precaución, acercándose a él. Todavía no olvidaba que la última vez que se había acercado a él, Minho le había timado para poder besarle…Y se había dejado llevar demasiado bien con aquel beso. Disimuló el escalofrío que le recorrió su espalda. Tenía que evitar que eso pasara de nuevo, no podía dejarse llevar y perder el control, o le descubriría.

-¿Necesitas ayuda?- Le miró a los ojos, hablando a susurros.

-¿Mi adorado Taeminnie me está ofreciendo su ayuda?- Minho sonrió. –No me negaré, no perderé esta oportunidad.- Le tomó por el mentón. –Estos últimos días has estado tan…

-¿Tan?- Preguntó con temor.

-No lo sé…- Entrecerró los ojos. -Es como si...- Negó con la cabeza. -Tan bonito.- Le acarició el cabello. -¿Así que quieres ayudarme a preparar el desayuno?

Taemin se sentía tan confundido. No estaba muy seguro que eso era lo que Minho quería decirle. Pero no le obligaría a decir lo que pensaba; no tenía derecho alguno. Simplemente asintió con suavidad, contestando a la pregunta del mayor.

-Bien, entonces pica algunos hongos y setas. Hoy desayunaremos omelettes.- Le señaló.

-Hmm…- Taemin asintió, acercándose a donde se encontraban los ingredientes. Sólo rebanó las cosas que había sobre el mostrador, y después observó cómo Minho preparaba todo. Él se veía tan confiado en sus habilidades de cocinero, era bastante de admirar. Taemin pensó que eso era realmente genial, sus comidas normalmente eran cosas cocinadas rápidamente, o compradas.

Se sentaron a la mesa en cuanto el desayuno estuvo preparado. Taemin comía en silencio, hasta que Minho le empezó a hacer preguntas sencillas. Cómo había dormido, qué tal había estado sus sueños. Taemin realmente no había soñado algo, al menos que pudiera recordar. Y no había dormido mucho, así que sus respuestas fueron cortas. Era algo que simplemente no se podía pasar por desapercibido. El resto del desayuno se siguió silencioso, hasta terminar. Taemin recogió los platos y se dispuso a lavarlos; dio por asegurado que Minho se había ido a cepillarse los dientes, y que después se iría a trabar.

-Bebé.- Escuchar aquel susurro a su costado, hizo que Taemin diera un pequeño salto, soltando los platos en el lavavajillas.

-¡Minho! Me asustaste…- Exhaló, cerrando los ojos y recuperando el aliento.

-Eso sólo pasa cuando traes algo en mente.- Minho rio, y le tomó por la cintura. –Vayamos a ver una película.

-¿Ah? P-pero, ¿qué hay de tu trabajo?- Taemin terminó de lavar los platos, girándose con cuidado para poder ver al mayor.

-Aigo, Tae, olvidas todo.- Minho rodó los ojos. –Hoy puedo llegar más tarde, amor. Y ya que te no dormiste mucho, tienes que descansar.

-Pero…

-Lo sé. Sé que no te irás a la cama ahora. Así que veamos una película.- Sonrió, haciendo uso de la fuerza para cargarle tan sólo sosteniéndole por cintura, como si se tratase de un muñeco.

-¡Yah! ¡Minho!- Frunció el ceño, intentando hacer que le bajara. -¡Suéltame!

-Nop, vas a escapar corazón.- Rio, arrastrándole hasta la habitación, para después hacerle entrar al cuarto de entretenimiento. Le sentó en el sofá, indicándole que no se moviera de ahí retadoramente.

Taemin se cruzó de brazos, aún con el gesto fruncido. Sí, estaba algo cansado, pero no como para que le obligaran a descansar. Además, ¡tenía que encontrarse con Kibum a las once! Miró el reloj que adornaba la pared. Ocho de la mañana. Tenía tiempo; siempre y cuando Minho no pusiera una película que durara tres horas. Entonces miró los movimientos de Minho. Él había abierto la gaveta donde las películas se encontraban guardadas, y había escogido una. La colocó en el reproductor y subió el volumen del televisor. Regresó al sofá, sentándose un poco separado de Taemin.

-…¡Anda! Tae.- Minho rio al ver que su esposo se encontraba demasiado alejado de él. Dio un par de palmadas sobre su muslo, indicándole que se recostara y se apoyara en él. Taemin simplemente le miró con ojos perplejos, haciéndole reír más fuerte. –Ven acá, bebé.- Le rodó por los hombros, obligándole a recostarse en el sofá y descansar su cabeza sobre el muslo del mayor.

Taemin se sintió incómodo con eso por un par de segundos, después se resolvió por dejar la incomodidad de lado. Minho era demasiado bueno y amable. Miró la pantalla del televisor, encontrándose con que no conocía nada de aquella película que Minho había puesto. Debía ser una película relativamente nueva. Eso provocó que no lograra captar su atención en lo absoluto. En cambio, Taemin empezó a divagar en sus pensamientos. Realmente tenía sueño; no había podido descansar mucho después de haber leído ese correo. Le dio una mirada a la escena que estaba viviendo. No podía ser mejor. ¡Su vida, a pesar de todo, no podía ser mejor! Y eso le hacía sentir tan contrariado. Era alguien que no quería ser, no quería convertirse en ese Taemin; pero, adoraba saber que había encontrado a alguien tan maravilloso como Minho para compartir su vida. Además…Si tan solo no tuviera ese recurrente pensamiento detrás de su cabeza, recordándole que si estaba viviendo esto, tal vez se debía a que había muerto en aquel accidente. No, tenía aún cosas por hacer.

-Minho…- Le llamó, sonando más a un quejido, que a un llamado.

-¿Qué ocurre, amor?- Minho se encontraba totalmente centrado en la película, a excepción de su mano que jugaba con el cabello de Taemin, enredándolo y desenredándolo, haciendo círculos en él.

-¿A-alguna vez…¿Alguna vez no te gustó ser hijo único?- Agradecía saber eso, sino no hubiese sido capaz de preguntarle nada a Minho. Lo sabía, porque la familia de los Choi siempre hacía fiestas donde todos se reunían, y Siwon le había llevado varias veces, siendo presentado como su novio formal. De ese modo se había enterado que Minho, al igual que Siwon, era hijo único, y que eso, de cierto modo, los había hecho algo unidos al ser primos hermanos.

-¿Te refieres a que si quise tener un hermano?- Minho frunció los labios, pensando. La película había quedado ya en segundo plano. -Sí, supongo. Cuando era pequeño, al igual que cualquier niño, quise un hermano menor para jugar.- Explicó. -Ya después, también pensé varias veces en que si hubiese tenido un hermano mayor, las cosas serían más fáciles. Pero al final tuve que entender que era hijo único, y que eso también tenía sus ventajas.

-Entiendo...- Jadeó.

-¿Por qué la pregunta Tae?- Le apartó un mechón de cabello del rostro, mirándole fijamente.

-Quería saber.- Se encogió de hombros. -Ah, sí. Voy a salir más al rato, Minho.- Bostezó, cerrando los ojos brevemente.

-¿A dónde irás, bebé?- Preguntó con interés.

-Voy...voy a encontrarme con Key hyung.- Decidió ser sincero, y decirle a donde iría. -Nos vamos a ver en una cafetería.

-¿Con Kibum?- Minho sonó algo sorprendido por eso. -Creí que habías perdido contacto con él.

-Nos hemos arreglado hace poco...- Mordió el interior de su mejilla. -Y quisiera conversar con él.

-Vaya, eso sí que es bueno.- Minho sonrió. -Has decidido dejar de lado la discusión y dejar de hacerte del rogar por una disculpa que sabías no te merecías.

Taemin subió la mirada, chocando sus ojos con los del mayor. Entendía lo que Minho le había dicho, pero no evitó hacer un puchero al saber que su supuesto esposo no estaba de su lado.

-Hey, no me mires así.- Minho rio. -Sé lo que estás pensando, y no. No estoy de parte de nadie. Sólo me alegro de saber que estás volviendo a ser amigo de Kibum. Él era tu mejor amigo, después de todo. Nunca debiste de enfadarte con él.

-Lo sé...- Susurró. Si hubiese sido él, tal y como era ahora, no hubiese sido tan grosero con su amigo. Pero era algo que no podía remediar. No lo había vivido aún, y ahora ya era tiempo pasado.

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.

.

Taemin miró a lo lejos, observando que en una de las mesitas afuera de la cafetería, Kibum se encontraba ya, tomando un café. Taemin se apresuró a llegar, sabía que era tarde. Se le había hecho tarde, pero tenía que recolectar más información antes de verse con él.

-¡Key hyung!- Saludó, tomando asiento frente a su amigo.

-Pensé que no ibas a venir.- Kibum aún se encontraba algo renuente a creer que este Taemin era alguien del pasado. -Has llegado tarde.

-Lo sé. Lo siento.- Hizo media reverencia. -A noche me enteré de algo.- Sacó unos papeles de la bolsa que llevaba colgando de su hombre. -Tengo un hermano.

-¿Qué?- Key se sorprendió al escuchar eso. -¿De qué estás hablando?- Tomó los papeles que Taemin había colocado sobre la mesa. El primero era el correo impreso.

-Al parecer contraté a un investigador, para que lo encontrara por mí. Y ya lo hizo.- Exhaló.

-Pero, Tae, ¿cómo es posible?- Le miró confundido.

-No sabía que mamá había muerto.- Jadeó, mirando la mesa fijamente. -Después de leer el correo, busqué entre mis cosas. Encontré su testamento. Habla sobre él, y que parte de la herencia es suya...

-¿Tú madre?- Kibum sabía poco de la madre de Taemin. Cuando ellos se conocieron, Taemin ya se había alejado de sus padres por no dejarle estudiar lo que deseaba.

-Busqué entre otros correos, que van dirigidos hacia el investigador.- Exhaló.-Mamá tuvo un hijo siendo muy joven. No podía cuidar de él, así que lo dio en adopción...Después conoció a papá, y me tuvo a mí.- Le mostró otro correo, y el testamento.

-Taemin, no sé qué decirte...- Kibum miraba confundido todo lo que tenía en manos. Uno de los correos le llamó la atención. -Aquí dice que no quieres saber de él.

-Sí...- Taemin bajó la mirada y mordió su labio inferior. -Tal parecer que yo...No pretendo darle su parte de la herencia.

-Taemin...

-¿Sabe? En mi nuevo libro, hay una historia paralela, que no le veía el sentido de estar ahí.- Le miró, explicando. -Ahora lo sé. Son hermanos. Y se tienen que rescatar el uno al otro.

-¿Tu nueva historia?- Key frunció el ceño sin entender mucho. -¿Eso qué quiere decir? Taemin, tenemos que hallar la forma de que regreses a tu tiempo. Deja que este Taemin se haga cargo de esto.

-¡No!- Le miró con determinación. -Lo he pensado, y...Tal vez esto sea mi última oportunidad de la vida. Tal vez morí, y no quiero irme sin conocer a mi hermano.- Exhaló. -Necesito saber de él.

-¡Basta de decir que has muerto!- Kibum le regañó. -No puedes estar muerto, estás aquí.

-¿Y qué tal si no? ¿Cómo puede estar tan seguro de que no he muerto?- Se exaltó. -Por favor, entienda. Yo sólo sé que estoy atrapado aquí, no sé si volveré, o desapareceré. Tal vez me quede aquí por siempre. ¡Pero quiero conocer a mi hermano!

-Taemin...

-Ya concerté una cita con el investigador.- Comentó serio. -Le pediré que me dé los datos de mi hermano, y que lo cite en algún lugar. Voy a conocer a mi hermano.

-Si estás tan seguro, entonces te acompaño.- Key fue igual de serio.

-¿Por qué?- Taemin se sorprendió de escuchar aquel interés.

-Tienes 21, sigues siendo muy ingenuo Tae.- Key le quitó interés a sus palabras, aunque sus intenciones fueran las mejores. -Iré para asegurarme que no sea un estafador, Taemin.

-Gracias hyung.- Sonrió.

.

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Después de haberse visto con aquel detective, Taemin había ido con la firma de abogados que manejaba el asunto del testamento de su madre. Quería que su hermano obtuviera su parte de la herencia. A diferencie del Taemin actual,  a él no le serviría de nada el dinero si estaba muerto.

Y al final, había vuelto al departamento. Dejó las llaves en el gancho donde iban y se sacó los zapatos. Suspiró, caminando hasta la sala. En la mesa central estaba su bloc de notas, lo había dejado ahí antes de salir. Lo tomó, sentándose en el sofá. Se encontraba de buen humor, había arreglado las cosas para conocer a su hermano al día siguiente, y eso le hacía estar emocionado. Realmente quería conocerlo, antes de morir.

Miró su bloc. De hecho, no tenía ganas de escribir, sino de dibujar. Subió los pies al sofá, tomando una posición cómoda, y girando la página del bloc. Tomó su bolígrafo y comenzó a dibujar líneas que fue uniendo poco a poco. Cuando estuvo en el bachillerato, había tomado un curso de dibujo. Y si bien, no era el mejor dibujante del mundo, podía hacer cosas que al menos no se vieran mal.  Y se sentía inspirado. Eso era lo mejor de todo. Este Taemin tenía tanto tiempo libre para hacer lo que más le gustaba, y eso le parecía maravilloso. Se concentró en su dibujo, dejando que las horas pasaran en a lo largo.

-Estoy en casa.

Taemin alzó la vista, cerrando los ojos con algo de molestia al momento en que Minho encendía las luces. Había perdido por completo la noción de tiempo.

-Bienvenido.- Saludó, haciendo una ligera reverencia con la cabeza.

-¿Escribiendo?- Minho se sacó la chaqueta y la dejó sobre el perchero de pared. Se acercó a su esposo, cruzándose de brazos y una sonrisa en labios.

-Nop. Dibujo.- Taemin siguió con su trabajo. Había iniciado en una hoja, pero esa había que atrás hacía rato. Le venía una nueva idea, y cambiaba de página.

-Eso es interesante, mi pequeño hombre artista.- Minho rio, dando un paso más cerca de Taemin. Prácticamente su sombra tapaba por completo al menor.

-¿Por qué me llamas así?- Taemin le miró de inmediato, frunciendo un poco los labios.

-Bueno, eres un artista, y te gustan mucho las artes. Ah, y eres mi esposo.- Se burló.

-Tonto.- Taemin no lo pensó, le lanzó el cojín que tenía a un costado. Se sentía tan cómodo con Minho, que entendía por completo porqué era su esposo. –Me refiero a pequeño.

-Lo sé.- Fue retador. Colocó sus manos a los costados del menor, apresándole contra el respaldo del sofá y bajando su rostro hasta quedar frente al de Taemin. –No te gusta, pero no importa qué, seguirás siendo menor que yo, y tengo el derecho a llamarte pequeño, bebé.- Le susurró al final, atreviéndose a robarle un corto beso.

-¡Yah!- Taemin se quejó, ya que estuvieron separados. No le gustaba que le llamaran pequeño.

-Adorable.- Minho tomó asiento a su lado, cerrando los ojos y exhalando.

-¿Día cansado?- Dejó sus dibujos de lado, acomodándose para poder mirar a Minho.

-Sí, bastante.

-¿Quieres…que prepare la cena?- Se atrevió a preguntar. No era el mejor cocinero del mundo, pero podía hacer algo. Minho se veía demasiado cansado como para pedirle que él preparara la cena. Además, Minho había sido el único en cocinar desde que él había llegado a este tiempo. No quería ser una carga para Minho.

-Me encantaría, bebé.- Abrió los ojos, para dedicarle una dulce mirada.

-¿Qué quieres, entonces?- Definitivamente se encontraba de muy buen humor. Cocinaría, o haría su mejor intento.

-¿Puedo pedir lo que sea?- Minho se inclinó un poco apoyando su cabeza sobre el hombro del menor. Taemin asintió rápidamente ante la pregunta. –Bien. Esta semana hemos estado algo internacionales, así que~ quiero ramen.- Le sonrió, suplicando con su mirada.

-De acuerdo.- ¡Ramen! Perfecto, algo sencillo de hacer, y que Taemin de hecho podía cocinar. Asintió, afirmándole que se pondría a cocinar de inmediato.

Pero, Taemin apenas logró colocarse en pie, cuando Minho le tomó por la muñeca y le jaló hasta hacerle caer en su regazo. Le tomó por la nuca y le plantó un largo y necesitado beso en los labios. Un poco de cariño, después de regresar de trabajar, era lo que pedía. Y ver que su esposo se encontraba tan sonriente, le había dado más que confianza para hacerle rabiar, y ahora robarle aquel beso. Le besó con ansia, porque le extrañaba, le mataba no poder verle todo el día y saber de él. Taemin tampoco se alejó, así que lo interpretó como una buena señal para continuar con el ósculo. Y ya que llegó a su fin, y liberó los labios de su esposo, Taemin soltó una risa boba, con aquel sonrojo adornando sus mejillas, que tanto adoraba en él.

Taemin entonces fue capaz de levantarse e ir a la cocina. A pesar de saber que Minho le iba a ver, y que sería muy obvio, trató de disimular el no saber en dónde se encontraba cada cosa. Buscó en cada gaveta, fingiendo que sí sabía lo que hacía, hasta poder encontrar los ingredientes. Entonces pudo cocinar a gusto. Trató de ignorar las miradas que Minho le dirigía desde la sala; el hombre realmente estaba muy enamorado de su Taemin y no lo escondía en lo absoluto. Eso le agradaba, saber que alguien así le quería. Aún se preguntaba cómo rayos se había dado aquella relación, porque parecía ser muy estable. Pero seguía algo renuente a preguntar por eso; ¡sería absurdo no saber de su propia vida! Y eso le delataría.

-Está listo.- Subió la mirada, sonriéndole.

-Yo pongo la mesa.- Minho jadeó, poniéndose en pie y dirigiéndose a la cocina.

Tendieron todo, tomando asiento y empezando una ligera plática. Taemin esta vez no dejó que el silencio incómodo tomara el lugar. Se decidió por hacerle varias preguntas al mayor, acerca de su trabajo. Nada que no pudiera encapsularse en aquel interesado explícamelo desde cero. Porque así Minho no haría preguntas que él no sabría cómo responder. Además, Minho se veía alegre de poder hablar acerca de su trabajo.

La cena terminó, y Taemin recogió los platos. Mientras Minho se cambiaba de ropa, él empezaba a lavar la vajilla. Le gustaba hacerlo, podía perderse en sus pensamientos mientras lo hacía, y no llamaba la atención. Además, le era algo relajante. Pero nada de eso era relevante, cuando Minho envolvía sus manos alrededor de su cintura. Taemin esta vez no se sorprendió, Minho lo había hecho en la mañana, así que ya había un precedente. Lo que le provocó un ligero escalofrío fue recibir aquel beso sobre su nuca. Mordió su labio inferior, sabiendo que tendría que rechazarle una vez más. No podía hacerlo, no estaba bien. Él no era su Taemin, eso sería una especie de autoengaño.

-Bebé…- La voz gruesa de Minho se dispersó por cada terminal nerviosa del menor, llamándole.

-No, Min…Lo siento…- Jadeó. Dejó los platos y se giró, encontrándose con aquel par de ojos oscuros. –Aún no he terminado el capítulo y…

-…Lo entiendo.- Soltó con decepción, liberando la cintura de su esposo.

-Minho…- Se mordió el labio. La mirada triste de Minho le había calado un poco. -¿Quieres leer mi capítulo?

-¿En serio lo preguntas?- Exhaló, terminando por sonreír. –Sabes que sí. Pero…preferiría que tú me lo relataras.

-De acuerdo.- Taemin le sonrió de regreso. Por un breve momento lo único que hicieron fue mirarse, antes de que Minho se moviera para dejar que Taemin saliera de ese pequeño rincón y fuera por su laptop.

Cuando Taemin volvió, Minho se encontraba en la sala, sentado en la misma posición que antes de  cenar. Rio por lo bajo, acercándose a él. Se sentó a su lado, subiendo los pies al sofá y tomando la laptop para apoyarla sobre su regazo. Minho le rodeó los hombros con su brazo, provocando que Taemin siguiera su instinto y recostara la cabeza sobre el hombro del mayor. Taemin había aprendido a sentirse cómodo alrededor de Minho tan rápido.

-¿Qué es lo último que recuerdas?- Sonrió, encendiendo el portátil y abriendo el archivo.

-Mmm, déjame pienso.- Frunció los labios en una graciosa mueca. -¡Ya! Cuando nuestro querido mayordomo Soo vertió un poco alucinógenos en el jugo de naranja.

-Okay, entonces no estás tan atrás.- Sonrió, buscando la página en donde se encontraba aquel suceso.

Leyó en voz alta lo que tenía escrito, haciendo diferentes inflexiones de voz, modulándola en los distintos momentos. Envolvió con sus palabras al mayor, haciéndole entrar en la historia, convirtiéndole en un personaje más, capaz de presenciar lo que estaba ocurriendo, sufriendo ante la impotencia de no poder ayudar en la situación.  Y cuando más adentro le tenía, expectante de lo que sucedería, se detuvo. Había decidido terminar de contar ahí el capítulo. En parte porque no quería que se notara demasiado el cambio en el estilo de escritura, y en parte porque sería un interesante corte.

-Eso es todo...- Susurró.

-¡No puedes dejarle ahí!- Minho soltó sobresaltado, en un quejido. -Eso es cruel.

-Cuando lo termine te contaré en qué acaba este capítulo.- Murmulló una risita. Dejó la laptop en la mesita del centro y se reacomodó en el sofá.

-Promételo.- Minho hizo un mohín, hasta ver que Taemin asentía. -Quiero ser el primero en ver ese capítulo terminado.

-Lo serás.- Sonrió, subiendo la mirada. Minho era realmente alentador con él. Miró los labios del mayor. Se sentí cómodo a su lado. Se acercó un poco más. Minho era bueno. Demasiado, y por eso no lo pensó al juntar su boca con la del alto.

Era el primer beso que él iniciaba, pero no se sentía así. No estaba fuera de lugar, ni era torpe. Sólo era suave. Recíproco. Duraron largos segundos conjugados en aquel beso, sin preocuparse por terminarlo tempranamente. Taemin mordió su labio inferior al separarse de Minho. Se había sentido muy bien con ese beso. Sonrió tímidamente, volviendo a recostar su cabeza en el hombro del alto.

-...¿Vamos a dormir?- Minho suspiró, apretando su agarre alrededor de los hombros de su esposo.

-De verdad tengo que terminar esto.- Hizo un lindo puchero, sin saberlo.

-Por supuesto...- Minho jadeó.-¿Estarás aquí o en el estudio?

-Creo...Creo que me iré al estudio.- Lo pensó. Estaba mucho más cómodo escribiendo en el estudio, y si se quedaba ahí terminaría durmiéndose.

-Esta bien.- Exhaló. -Buenas noches, amor.- Le besó en la frente y se levantó del sofá.

Taemin le observó irse. Sabía que podía ser algo rudo su rechazo, pero no podía hacerlo. Gimió guturalmente, alzándose y yendo a la cocina. Terminó de lavar el par de platos que le faltaban y ya después tomó su laptop y se dirigió al estudio. Al pasar por la habitación, notó que Minho se encontraba cepillándose los dientes en el baño, así que no hubo necesidad de decir nada. No se atrevió. Sólo se dirigió al estudio, atravesando por la pequeña área de entretenimiento. De cierto modo le gustaba que el estudio estuviera así de escondido, era lo suficientemente privado como para sentarse a escribir tranquila y tendidamente. Aunque le faltara poco por terminar. Más que nada había dicho que le era indispensable terminar ya, para poder zafarse de ir a la cama con él.

Si se tratara sólo de dormir, no habría problema. No era tan diferente a cuando salía con sus amigos a viajes de campo, y todos tenían que dormir juntos en un reducido espacio. Sin embargo, eran más que obvias las intenciones de Minho esta vez. Suspiró, mirando aquel bonito retrato que ahora adornaba el escritorio. ¿Cómo Taemin lo podía tener guardado? Si era algo tan inspirador. Una tarde soleada, una pareja de jóvenes enamorados, un escenario vivo. Era algo que podía ser pie de muchas historias…No entendía, en lo absoluto. Había tantas cosas que no entendía acerca de este Taemin, que le preocupaban.

Para su suerte, Minho ya no era una de ellas. Ah~ Minho, ese hombre era tan dulce, que sentía que no podía ser malo, de ninguna forma, con él. Guardó el archivo, sabiendo que con eso daba por terminado el capítulo. Apagó la laptop y se dispuso a salir del estudio. No importaba si aún era algo temprano, Minho ya debía de estar dormido. Corrió silenciosamente hacia el armario, cambiando su ropa por una pijama. Mordió su labio inferior, retorciendo el final de su camisa entre sus dedos. Minho debía de estar dormido, seguramente, no tenía por qué dudar.

Se metió a la cama, tratando de ser lo más cuidadoso posible, deslizándose bajo las mantas. Minho parecía estar muy dormido. Así que no temió, aquel hombre le daba la espalda en aquella posición en la que estaba dormido. Se acercó un poco más, para poder susurrarle al oído.

-Buenas noches, Minho.

Un ligero susurró, no más alto que el sonido de las mantas al rozarse entre ellas. Aun así fue suficiente para provocar que Minho se girara y le abrazara por la cadera. Taemin  se quedó quieto, asaltado por la sorpresa de aquel reflejo. Incluso sostuvo el aliento. No obstante, Minho seguía dormido. Eso le hizo volver a respirar con tranquilidad. Se sentía cómodo con él, no le importaba dormido siendo sostenido en sus brazos. Era lo menos que Minho se merecía.

.

.

.

-¡Taemin!

-Hyung, ¿qué  hace aquí? Le dije que no era necesario que viniera.

-Por dios, eres tan ingenuos que…Sólo quiero asegurarme que todo vaya bien, ¿de acuerdo?

-Neh…

Notas finales:

Pobre de Minho :c Si Tae Tae le sigue rechazando el acompañarle a cama, él va a tener un severo problema en los pantalones xD

 


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