Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Imperceptible conexión por Ilusion-Gris

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Con un par de libros bajo el brazo, entró al auditorio donde en menos de diez minutos iniciaría el curso de astronomía, el último al que asistiría para ser precisos, porque el siguiente año se iría de la ciudad a hacer su estadía en una institución de investigación.

Extrañaría esto, extrañaría las exposiciones de teorías, el debate que en ocasiones se creaba porque el mundo era tan basto, todos tan distintos, cada uno un universo, y las miles de ideas nacían para compartirse y cuestionarse. En ocasiones no siempre llegaban a un acuerdo o no comprendían la opinión ajena, pero si algo aprendió ahí, es que no había razón para alarmarse o cerrar sus oídos cuando escuchaba lo que había más allá del horizonte que cada día al levantarse observaba; que si miraba al cielo sabía que en realidad no alcanzaba a ver todo realmente, que siempre ignoraría tantas cosas, que al final lo que él comprendía era insignificante, pero siempre, siempre podía continuar descubriendo, continuar aprendiendo y ya él decidiría qué tomar y qué dejar.

Como el primer día que llegó ahí, y ahora el último, se sentó en el fondo. Sentía una presión en el pecho, tenía mucho miedo, a veces la vida te da un puñetazo directo a la cara, como cuando conoció a Sasuke, ese fue un duro impacto que le tomó por sorpresa y que incluso logró derrumbarlo, pero se estaba despidiendo de una etapa que amó y odió de su vida, vendría una nueva y no se sentía preparado para recibir más golpes, pero no agacharía la cabeza y miraría el suelo como cuando era un adolescente. Ahora algo en él había cambiado, no sabía exactamente qué, pero desde que fue al psicólogo al menos ya no estaba tan loco, al menos ya no le atacaban sentimientos que no tenían razón de ser, que no debería sentir al no existir un motivo, ahora solo recuerda lo que sintió, solo es un recuerdo, aunque uno muy nítido.

—Todavía no entiendo qué haces aquí —habló tras su espalda y tomó asiento a su lado—. Solo el primer año es obligatorio elegir un taller y tú entraste después.

—Lo mismo va para ti, ya pasó el año y sigues aquí. —Sonrió para el azabache.

—Sí, pero cuando esté dónde estás tú, lo único que me importará es preocuparme por terminar los proyectos de fin de semestre. Y cuando lo haga no querré pararme más en la universidad. ¿Acaso no tuviste suficiente con las clases? —Le miró de reojo.

Suspiró, las bolsas bajo sus ojos, y como estos poco a poco se hacían más pequeños hablaban por sí mismos.

—Estoy cansado, no es sano dormir cuatro horas al día si se tiene suerte, pero no importa, me gusta lo que hago y descubrí que también me gusta la astronomía, Sasuke, eso no es algo malo. —Su voz era un reflejo de su rostro.

—Deberías ir a casa.

—Lo haré cuando terminé el día —dijo y agregó—: ya no tendré más la oportunidad de estar aquí y quizá ya no pueda más sentarme y compartir una clase donde seamos compañeros.

Sasuke desvió la mirada, no pudo contestar, a sus labios no llegó una respuesta. Le agradaba Neji, le gustaba la seriedad con la que tomaba las cosas, la forma en que lograba entender a los demás, él era diferente y por eso admiraba al chico, pero lo que tenían no era exactamente una amistad. Lo suyo se definía en compartir un par de clases juntos, no todos los días, a veces él faltaba toda una semana al curso, pero al final siempre se alegraba de verlo en la esquina del auditorio, mirando siempre hacia el frente, como intentando analizarlo todo, le gustaba el silencio que se instalaba entre ellos y disfrutar de cualquier tema del que estuviera hablando el profesor. Era como respirar tranquilidad en un mundo lleno de caos.

—¿Investigaste lo que quedó pendiente? —Con su pregunta logró sacarlo de sus pensamientos.

—No, lo olvidé —habló con calma, quizá lo recordó, pero simplemente decidió no hacerlo—. ¿Y tú?

El gato de Schrödinger, la paradoja más popular de la cuántica —contestó con orgullo.

—¿Aquella donde encierran a un gato en una caja con veneno? —Alzó la ceja con interés.

—Esa misma, donde solo somos capaces de observar al abrir la caja a un gato vivo o muerto, pero en realidad ambas tienen el mismo porcentaje de probabilidad y ambas existen.

Había algo en Neji único, o al menos algo que nunca había visto en alguien más. Él parecía ser una prueba misma de que el universo jamás será comprendido del todo, era difícil de explicar cómo es que daba esa impresión, pero así era y lo sabía.

—También extrañaré ser tu compañero.

[...]

Tenía seis cajas grandes de cartón, dos llenas de libros, otra con objetos personales, una con ropa que no cabía en la maleta que tenía sobre la cama, otra llena de zapatos y la última que estaba a punto de llenar con las cosas que encontraba por ahí dispersas en su habitación sin tener una clasificación concreta.

Secó el sudor de su frente con el dorso de la mano, y desamarró su coleta para volver a hacer otra más alta.

—¿Seguro que no necesitas ayuda? —Hinata asomó la cabeza por la puerta entreabierta.

—Gracias, ya estoy por terminar. —Levantó la vista para observarla. Su piel se veía impecable, su mirada brillante y la sonrisa siempre tímida ahora era acompañada con un poco más de seguridad.

—Te traje un poco de té helado —se metió a su habitación dejando ver el vaso que llevaba en la mano—, hace calor y pensé que tendrías sed.

—Justo iba a bajar por agua. —Se levantó y recibió con agradecimiento lo que su prima le ofreció.

—¿Ya tienes todo? —preguntó al mirar el cuarto vacío y las cajas a punto de cerrarse. Presintió que los días en ese hogar se sentirían solitarios cuando el castaño se marchara.

—Sí, será un viaje largo.

—¿Me enviarás un mensaje cuando llegues?

—Te llamaré.

—¿Y cuándo inicies tus prácticas?

—Serás la primera persona en saber cómo me fue. —La tranquilizó y desvió la conversación antes de que el ambiente se volviera tenso y melancólico—. ¿Cómo está Naruto?

Eso pareció funcionar, la chica recordó a su amigo y su ánimo subió.

—Es un poco pesado para él, a pesar de que estudió por un año francés, dejó de practicarlo y ahora que está en Canadá y entiende menos el inglés, dice que no despega su nariz del diccionario —le contó con diversión, imaginándose al rubio rascando su cabeza cada vez que alguien se dirigía a él.

—Es una buena oportunidad la que consiguió, ir de intercambio a otro país es asombroso, no solo porque estudiará allá, también aprenderá de su cultura y verás que llegará con una perspectiva diferente.

—Sí, será algo que le hará crecer de muchas formas. Además Sasuke dijo que si logra estar ahí seis meses sin quejarse, cuando regrese se mudará a su nuevo departamento con él.

A veces, solo en ciertas ocasiones, no podía sonreír con sinceridad cuando escuchaba que las cosas en su relación iban bien, sin problemas, enamorados a pesar de todo, de sus demonios, sus defectos, sus errores y del tiempo que parecía unirlos más. Es que todo sigue su ciclo, uno se puede acostumbrar a mirar todos los días el árbol que ha estado ahí del otro lado de la ventana desde que se tiene memoria, pero para él no era completamente aceptable, una parte de él cuestionaba su existencia. Podía ser que una parte de él todavía dolía, dolía como el día en que descargó su furia en el rostro de Sasuke y solo pensó en Naruto.

Cuando hablaba directamente con el rubio, algo colapsaba en su cabeza.

—Hinata, ¿podrías preguntarle a mi tío si quiere que ya meta el equipaje en su automóvil? —La observó asentir y desaparecer por el pasillo.

Se inclinó y tomó la cinta que estaba en el suelo, cerró las cajas y las amontonó unas arriba de otras, las pesadas cargando las más livianas.

Se paró en el centro de la habitación y vio como todo lucía deprimente, estuvo encerrado en esas cuatro paredes por tanto tiempo, no era exageración decir que era su mundo, uno donde vivió mil cosas. Se acercó al mueble vacío junto a la cama, quitó el fondo falso de madera y tomó la libreta que tanto temió que alguien descubriera.

Una hoja escapó de entre las otras. Era la carta que escribió para Sasuke y que reconoció cuando la vio caer al suelo. La tomó y la apretó en su puño. No se avergonzaba por lo que una vez sintió por él, es solo que recordarlo no tenía mucho caso, ahora podía agregarle a lo que sentía por el chico un verdadero significado. Lo que le atrajo de Sasuke Uchiha fue que le permitió verse a través de sus ojos, de cierta forma le hizo ser consciente de sí mismo; era una persona como las otras, insegura, llena de sueños infantiles, con una imaginación que le ayudaba a ocultarse entre fantasías, pero intentaba ser mejor, ser mejor que el día anterior, no solo por él, por sus tíos, por su prima, por Lee, por Sasuke. Todavía creía que fue un momento mágico, el instante preciso en que su vulnerabilidad estaba a niveles máximos, su piel consciente de todo el ambiente que le rodeaba, él desarmado y Sasuke con el control absoluto. Se perdió en su mirada y quizá aún lo hacía, pero ya sabía el camino de regreso.

• •

[...]

• •

"Hermoso", pensó al contemplar la escultura bajo la luz.

—Luce bastante decente. —Su voz grave y rasposa hizo eco en las paredes.

—Por supuesto, no por nada pasé un mes encerrado en el estudio, olvidando dormir y comer —dijo perdido en los detalles de su obra.

—Eso explica por qué hay ropa en la sala de espera. —Colocó su mano en su hombro y le miró de reojo con un poco de preocupación—. Vamos, ve a tu departamento a darte un baño y acompáñame a cenar, quiero presentarte a un chico interesante que se unió a mi departamento. 

—¿Qué tiene alguien de interesante que trabaje contigo? —Se burló, pero su expresión no demostraba diversión.

—Ya verás —contestó sin más y metió las manos a sus bolsillos. Observó al pelirrojo de expresión sombría y rasgos infantiles, un contraste peculiar.

—Bueno, no me vendrá mal comer algo decente y presumirle a un desconocido lo genial que es el arte. —Tomó el abrigo que estaba sobre la silla y salieron juntos del edificio.

—¿Te importa si te acompaño? Quiero asegurarme que no te quedes dormido en la bañera.

—Vaya, hoy debe ser un día sumamente extraño, Itachi tiene tiempo libre y lo gasta en invitarme a una cita, pero está tan ansioso que no puede esperar y quiere ir a mi departamento. —Torció los labios y sus cejas se alzaron; era gracioso aprovechar los escasos momentos donde el azabache bajaba la guardia. Bueno, no es que fueran escasos a su lado, pero ambos siempre estaban ocupados y casi nunca tenían la oportunidad de salir o de simplemente hablar. Ya estaba olvidando como era antes su relación.

Itachi sonrió y pasó de aquella broma. No caería en sus juegos.

—El chico del que te hablé hizo su estadía profesional con nosotros, en la institución del sur, pero a los doctores les gustó su desempeño y lo trasladaron al departamento en el que estoy a cargo. Tiene ahora un contrato con nosotros y pronto comenzará a hacer una maestría, creo que la institución le pagará más de la mitad de los gastos —comentó en el trayecto al edificio de su amigo, vivía a un par de cuadras más, en una zona privilegiada y le asombraba que viviendo tan cerca de su trabajo aún siguiera pasando semanas enteras sin poner un pie en su piso.

—¿Es alguien sobresaliente?, ¿alguien muy inteligente? —cuestionó dudando si podría entablar una conversación de ser de esa forma.

—Yo no lo llamaría así, no es que desprecie sus habilidades, pero he conocido personas realmente a otro nivel, y lo que este joven tiene son unas ganas de comerse al mundo envidiables —suspiró—, ¿nosotros éramos así al inicio?

—No precisamente como él, yo no confiaba en ninguna empresa, quería iniciar por mi cuenta y fue decepcionante darme cuenta que no tenía lo suficiente para hacerlo, tú apuntaste a lo más alto, y al final dejaste de lado la arrogancia y elegiste un lugar donde tus conocimientos mejor serían aprovechados. Nuestras ganas fueron madurando y en realidad nunca tuvimos prisa, lo que tuvimos fue suerte.

—Tienes razón —paró en seco provocando que el pelirrojo se detuviera al ir tras él—, pero no te hagas una idea errónea de él, de hecho no intentes imaginártelo. Tengo el presentimiento de que se llevarán bien, a pesar de no tener mucho en común. —Observó los ojos incrédulos de su amigo—. Llámalo intuición, confía en mí, Sasori.

—Bien —respondió y se encogió de hombros.

[...]

—Hueles a algo familiar —confesó gracias a un par de copas de más. Habían pasado dos horas desde que conoció al pelirrojo y después de la incomodidad inicial, que duró un par de minutos, se estaban desenvolviendo ambos con soltura y tan rápido que resultaba aterrador.

—¿Cómo que huelo a algo familiar? Itachi dile algo a tu subordinado, está siendo irrespetuoso con sus mayores —habló fingiendo que estaba ofendido.

—Ya, Sasori, no dijo nada malo. —Soltó una ligera carcajada al verlos comenzar una pequeña discusión—. Neji, no le provoques, es del estilo artista excéntrico y puede morderte porque ya está borracho.

—No estoy borracho —declaró sintiendo un mareo por girar la cabeza tan rápido.

—Como digas, voy a llamar un taxi, espérenme aquí. —Se levantó y enseguida les dio la espalda.

Los dos que se quedaron se miraron con un reclamo por salir y que no tuvieron la oportunidad de expresar, se estaban divirtiendo, no querían regresar a casa.

—Te contaré un secreto, ¿sabes guardarlos bien? —Sus ojos recorrieron el rostro del castaño como si ahí estuviera la respuesta.

—¿Es del profesor? No quiero meterme en problemas si se trata de algo íntimo que no debería de saber.

—No te preocupes, Neji, de hecho es una historia, pero nunca se la he contado a nadie y ahora que lo pienso quizá sea mi secreto —respondió sin el tono animado que habían estado manteniendo.

—Si me tiene la confianza, yo...

—La tengo, no sé por qué, pero quiero que la escuches —vio al otro asentir solemnemente—. Cuando tenía cuatro años mi tía tuvo un bebé, el tercero, en realidad.

«Había algo extraño en él desde el inicio, es normal no recordar mucho cuando se tiene esa edad, pero yo recuerdo que me paraba frente a su cuna y lo observaba, y él me devolvía la mirada, él era un bebé, pero siempre me daban escalofríos al estar ahí, sin ser capaz de apartarme, como hipnotizado. Escuché muchas veces que tenía esquizofrenia, escuché esa palabra de los labios de los mayores, eso fue cuando tenía ocho años, mi primo se convirtió en un niño solitario, ambos teníamos el cabello del mismo color, un rasgo que en mi familia pocos poseemos, y yo me preguntaba por qué no me agradaba, si teníamos eso en común. Mi tía era muy sobreprotectora, aunque también lo dejaba salir siempre por las tardes sin seguirlo, lo dejaba conocer de algún modo el mundo a su manera, pero todos los niños le tenían miedo, a veces se volvía loco y comenzaba a lanzar arena que tomaba en sus puños del suelo, la lanzaba a todos y gritaba, mi tía llegaba corriendo y lo abrazaba con fuerza, lo levantaba y lo metía a su casa. Comenzó con tratamiento después de que mi tía le insistiera a su esposo, a partir de ese momento parecía que siempre estaba drogado, sin vida, con mi tía acariciando su cabeza. Las personas comenzaron a hablar mal de él, comenzaron a excluir a sus padres, incluido a sus hermanos, pasaron un mal momento, todos estaban frustrados y un día mi tía se fue de ahí. Recuerdo que mis padres hablaron con mi tío para que la buscara y la trajera de regreso, pero él estaba cansado de no poder lidiar con su hijo. Era una situación difícil que no comprendí hasta ahora, creo que comenzaron a pensar que lo mejor era que no existiera más en sus vidas, pero en ese tiempo aún no llegaba lo peor. Cuando mi primo tenía seis años, a solo unos meses de que su madre se lo llevó con ella, mi tía se suicidó. Fue muy extraño, mi mente de diez años no era capaz de relacionar esa palabra con nada, no entendí qué pasaba, todo fue tan rápido, el hermano de su madre fue por el niño, pero su padre se negó a que lo trajera de regreso, lo maldijo y le culpó de todo, de la muerte de su esposa, dijo que él la volvió loca, que estaba muerta por su culpa y que Gaara debía morir también. Yo tenía diez años y en verdad no comprendía nada, tenía miedo al ver la reacción de los mayores, todos llorando y culpando a mi primo, yo no sabía nada. Yo no volví a escuchar de él, nadie lo hizo, nadie preguntó, su tío jamás llamó para informar de su estado, nada, pero un día, cuando estaba por cumplir quince años la noticia llegó. Mi primo con once años murió. Todavía recuerdo su mirada, todavía recuerdo al bebé que no parpadeaba frente a mí, pequeño y vulnerable. Recuerdo sus gritos mientras lanzaba arena, su llanto cuando se lo llevaban lejos de los demás. Neji, escucha lo que te voy a decir, no se lo he dicho a nadie, no he podido hacerlo, pero cuando tenía veinticinco años busqué al hermano de mi tía. Trabajaba en una florería, me costó trabajo dar con el lugar, estaba escondida en aquella ciudad tan grande y ruidosa, que por un momento creí estaba en otra parte. Ya no era el mismo joven que conocí, habían pasado quince años desde la última vez que lo vi. Me contó que estuvo con Gaara por cinco años, lo que me contó es algo que no puedo superar, no dejo de creer que debí hacer algo, me siento culpable, sabes, yo era su primo, era su familia, yo lo veía desde que estaba en esa cuna, algo tenía que hacer y no lo hice hasta que ya era tarde. Yo no le habría creído de no ser porque lo vi cuando me hablaba, no solo con sus labios, eran sus ojos, sus gestos, todo me lo confirmaba, mi primo sufrió, mi primo pasó a estar todo el tiempo sedado, como un maldito vegetal y no había otra manera para él de seguir viviendo. ¿Eso era vida realmente? Debió ser muy duro para Yashamaru, él solo cuidando de mi primo, él solo siendo la única compañía de Gaara. Él viendo a su sobrino no tener más esperanza que la muerte. ¿Qué pasó con sus padres? ¿Qué pasó conmigo? ¿Por qué no estuve para él? ¿Por qué nadie estuvo para él?».

Estaban borrachos, estaban ambos llorando.

Neji sintió algo caliente en su pecho, algo que una vez sintió y nunca supo de qué se trataba. Pero el nombre de Gaara, su historia, lo que sintió, esa era la respuesta.

No sabía por qué se sentía así por el chico, no sabía por qué Sasori le contó aquello, pero poco a poco la idea de que algún día tenía que escuchar aquello le llenó por completo.

Neji, a sus veintitrés años, pronunció el nombre "Gaara" y las cenizas de un fino hilo transparente se elevaron al cielo.

• • •

Realmente odia la idea de permanecer ahí. A pesar de que si balancea los pies logra mover un poco el columpio. No es tan divertido cuando está solo.

Sabe que lo que está a punto de hacer no es nada bueno, por eso antes de que la suela de sus botas toque el suelo, gira la cabeza en todas las direcciones para comprobar que su madre no está cerca.

Baja con cuidado, como temiendo pisar lava, pero no hay nada de eso. Solo tierra firme.

Abraza a su amigo afelpado para darse un poco de valor y con todo lo que le permiten sus cortas piernas, corre hasta escabullirse entre los árboles que estuvo observando con envidia por un largo rato.

—Solo daremos un paseo —le informa al peluche.

—¿Por qué le hablas a tu peluche? —pregunta un pequeño castaño de ojos grandes color perla que le había seguido en cuanto lo vio bajar del columpio.

• • •

Notas finales:

Y oficialmente esta historia ha llegado a su fin. No más de la triste historia de Gaara y de Neji, no más de Gris escribiendo cosas deprimentes y deprimiéndose en el proceso para entrar en el papel, y lo peor es que en ese estado me pongo a publicar y añado mis notas de autor deprimentes. Agradezco las palabras de ánimo que recibí en el capítulo anterior, confieso que las palabras de Aryam (de fanfiction) me hicieron muy feliz y su comentario me encantó. Ahh... los comentarios de Dakota Boticcelli (de fanfiction) fueron y son, combustible para ser feliz, confieso, por segunda vez, que esperaba sus comentarios cada día y al recibirlos saltaba de alegría. Y Khialyra (de amor yaoi) fue el comentario que tanto ansiaba algún día recibir, solo que ya no sé si leyó el último capítulo que publiqué, pero si lo hace y también lee este, que sepa que fui muy feliz.

Y qué decir de aquellas dos chicas preciosas, Hatake-Seikatsu (de fanfiction) y blackk_oceans (de wattpad), simplemente no las merezco, gracias por acompañarme de la forma en que lo hacen. Sí, también diré que amo sus comentarios, aunque estoy segura ellas lo saben.

Bueno, sobre el epílogo extraño que escribí... El final con interpretación personal lo dejé para otra historia (The caged bird) y aquí sí quería atar algunos cabos que dejé sueltos. Por esa razón aquí estoy y aquí están.

Mil gracias por leer, en verdad un montón de gracias si leíste hasta esta parte... Y anda, dime qué te pareció, no seas tímido. Ok, no :')

  

 

  

Dejaré una explicación (aprovechando que he estado corrigiendo un par de errores) porque me he dado cuenta que no todo quedó claro, no lo mal entiendan, sus interpretaciones son geniales, algunas sí un poco alejadas de la realidad, pero no está de más que sepan a qué me refería en todo el transcurso de la historia: 

Aunque no lo parezca, existían dos realidades distintas. Dos "universos alternos" o "realidades paralelas". Llamémosle Universo 1 (realidad donde la historia se centra) y Universo 2 (realidad que altera el Universo 1).

En el Universo 1, Gaara muere a los once años sin conocer a Neji, pero continúa viviendo porque Neji se lo permite a través de su existencia, a través de su vida, ¿por qué se lo permite si nunca se conocieron? No se conocieron en esta realidad, pero sí en el Universo 2. 

Universo 2: En el sucede, desde el inicio, lo que escribí al final del epílogo, se conocieron cuando Gaara estaba por cumplir 6 años y Neji 7 años, fueron grandes amigos y su amor fue tan fuerte que afectó el Universo 1; traspasando dimensiones logran hacer posible lo imposible. Gracias a eso Gaara en el Universo 1 sigue su camino evitando la muerte, siendo mitad espíritu, mitad vivo, algunas de sus emociones las canaliza por medio de Neji, por ello el castaño golpeó a Sasuke, porque sintió rabia y celos por tocar a Naruto. Un detalle importante es que todo se desencadena cuando Neji conoce a Sasuke, sus emociones son tan fuertes que lo desestabilizan considerablemente.

La mujer que visita a Neji es la madre de Gaara, una vez muerta fue consciente de lo que sucedería, que su hijo moriría, pero al final sería salvado por Neji (por un período de 9 años aproximadamente), por eso va a visitarlo y a ayudarlo a liberar un poco su corazón (para que soportara su propia vida y la de su hijo). Al final, cuando para Neji es imposible, cuando ya le está siendo doloroso y se está robando su existencia, entonces Gaara tiene que partir, porque no puede continuar a costa del castaño, y ahí se ven por primera vez en el Universo 1, y en esa realidad no saben la razón del porqué Neji decide permitir que Gaara siguiera viviendo a través de él cuando nunca se conocieron, pero dentro ( gracias al lazo invisible y real del Universo 2) saben que es lo correcto y no se arrepienten (Neji no se arrepiente y Gaara se lo agradece). 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).