Pasó las manos por su cara con evidente frustración, se había perdido de nuevo, todo era culpa de los idiotas de la superficie, confundían a todos los de su especie haciendo que se les volviera inútil el tratar de orientarse, la tecnología que usaban provocaba que perdieran por completo su sentido de orientación llevandolos a sitios que provocaban su muerte por una u otra razón.
Por su culpa cada vez eran menos y quien estuviera sólo moriría en poco tiempo.
Tampoco podían permanecer mucho tiempo en el mismo sitio por temor a ser descubiertos y llevados lejos de su familia.
Nadie sabía que sucedía con todos los peces y demás que salían de allí después de ser atrapados por una de las redes que los de la superficie ponían.
Preferían no saberlo.
Él llevaba un año vagando sólo, no sabía como había logrado sobrevivir tanto tiempo, quizás por su ingenio o por su suerte, pero él no creía en la suerte, le parecía un cuento de niños inventado para entretener y menospreciar el azar y las habilidades del contrario.
Algo estúpido a su parecer.
Sintió unas extrañas turbaciones en el agua, nadó con cuidado sabiendo lo que podía encontrarse, miró hacia la superficie calculando las posibilidades que tenía de salir de allí con vida y sin ser descubierto.
Una de las extrañas naves que volaban se hundió asustandole, cosa que nunca admitiría, nadó esquivando los trozos de metal retorcido y vio a dos humanos tratando de luchar contra unas cuerdas que los sostenían pero no aguantaron mucho tiempo y murieron.
Con curiosidad se acercó a los cuerpos, había oído que los de la superficie no podían vivir bajo el agua, y no soportaban mucho tiempo en ella, pero jamás pensó que las exageraciones de los más ancianos fueran ciertas, no aguantaban nada.
Fruncio el ceño al verlos más de cerca, eran similares pero también muy distintos, no tenían cola, donde debería estar esta se encontraban dos extremidades extrañas y largas, no tenían aletas ni branquias para respirar, normal que se ahogaran, eran tan extraños. Nadó lejos de ellos, debía marcharse antes de que lo vieran, miró horrorizado como dos más caían al agua, claramente luchando entre ellos, trató de ir en la dirección contraria pero para su horror una de esas máquinas que los desorientaban se dirigía hacia ellos, viró hacia el lado contrario y nado con fuerza hacia adelante, pasando por debajo de ambos hombres.
Se detuvo de nuevo, viendo otro de esos aparatos del demonio venir por el otro lado, y con desesperación miró hacia los lados pero todo estaba lleno de escombros y no podía ver ninguna salida, en un momento desesperado subió hacia arriba , había soltado todo el aire que le quedaba al encontrarse tan asustado, sacó la cabeza del agua y tomó una bocanada de aire. Pero de nada le sirvió, su respiración se entre corto, había ascendido al mismísimo infierno, se llevó una mano a la boca completamente aterrorizado y contuvo un sollozo, debía escapar de allí, se hundió de nuevo pero antes siquiera de poder descender un poco algo lo obligo a subir, trató de luchar contra la fuerza que lo subía pero fue inútil.
Soltó un chillido al verse flotando en el aire, movió su cola tratando de impulsarse pero de nada le sirvió, siguió ascendiendo para su gran horror.
Finalmente llegó a una de las naves voladoras que pertenecían a los de la superficie y fue depositado en el suelo, con sus brazos hizo fuerza quedando medio recostado en su cola, miró a su alrededor, habían varios hombres y unas pocas mujeres, pero quien más le llamó la atención fue un hombre de cabello tan negro como las zonas más profundas del océano, y unos ojos de un color verde reluciente que sólo se podía compararse a las esmeraldas.
Se removió incómodo, no sabía como actuar ahora, jamás pensó que le podría ocurrir algo tan extraño, sólo deseaba poder escapar y regresar al agua, no sabía cuanto podía aguantar fuera de ella y no quería comprobarlo.
-Llevadlo donde os dije, nos marchamos ahora mismo, ya hemos conseguido lo que queríamos, no es necesario que sigamos aquí desperdiciando el tiempo.
Entre dos hombres lo cogieron y comenzaron a caminar, se removió con fuerza, no hiba a permitir que se lo llevarán sin luchar, su aleta dio contra la cara de uno de ellos haciendo que lo soltara y el otro también al no esperarse lo sucedido.
Intentaron acercarse de nuevo pero él alzó su mano y rasguño la cara de uno que tenía el pelo marrón como las algas cuando morían, ambos hombres retrocedieron para no ser alcanzados de nuevo. Unos pasos llamaron su atención pero antes de lo esperado fue alzado del suelo por un sólo hombre, el hombre de cabellos oscuros y ojos brillantes, por la sorpresa agarró los hombros del contrario hundiendo las uñas ligeramente, su barbilla tembló, aquel hombre desprendía una fuerza extraña que le ponía nervioso y le hacía actuar más cutelosamente de lo usual.
El hombre entrecerro los ojos al mirarlo y comenzó a caminar ignorando a los otros dos hombres, lo llevó hasta una especie de habitación en la que no había nada salvo una ondidura en la que había agua, se agachó dejando al tritón en el borde de la piscina, permitiendo que su cola tocará el agua mojandose de nuevo, la criatura lo miró con evidente sorpresa, an sosteniendose de sus hombros inconscientemente, se separó un poco.
-Es agua salada - aclaró y se levantó.
Tony miró al hombre sin saber que hacer, y en cuestión de segundos se tiró a la piscina sintiendo la terrible necesidad de mojarse, no podía pasar mucho tiempo fuera de ella.
El hombre se marchó cerrando la puerta tras de sí, mientras él le vigilaba con reticencia debajo del agua.
Quería y debía escapar, pero no podía saltar desde la altura en la que se encontraran, era demasiado peligroso y estúpido.
Esperaría hasta el momento indicado y escaparia, sólo esperaba que fuera más pronto que tarde.