Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Lo siento, teme, pero el dinero no puede comprarme! por Miko-neko

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Holaaaa! Aquí un nuevo capítulo, por cierto, para las personas que ya lo leyeron creo que han notado ciertos cambios en la historia, detalles mas que nada.

Por ejemplo, el trio de arpias: Sakura, Karin y Mitsuri, se ha roto. No hay trio (Ya quisieran ellas), lo resumiré solo en que me voy a guardar el personaje de Karin para más adelante.

Gracias y disfruten la lectura.

Valiente estudiante intenta salvar del suicidio a un joven.

La persona que salvó al estudiante que era gravemente intimidado por toda la escuela Uchiha no es rico, ni viene de una familia con título, sino más bien, es un simple estudiante de secundaria que resulto ser quien entregaba la ropa de la tintorería.

Pero, ¿Quién es el misterioso doncel? ¿Muerte en el instituto de la escuela de elite Uchiha?

Estudiante intenta suicidarse por culpa de unos intimidadores del instituto Uchiha, el salvador es un chico con aspecto de Kitsune.

Pero, ¿Qué es lo que pasa en el mejor instituto educativo, Uchiha?

Todo tipo de anuncios se escuchaban en la calle. Cada uno más ficticio que el anterior, lo único verdadero es que este intento de suicidio le estaba saliendo caro a la directora de las empresas Uchiha. Muchas personas, anonadadas por lo acontecido y por cómo habían actuado ignorantemente los Uchiha y sus empleados, han decidido no volver a ir a ninguno de sus establecimientos.

Un chico con una máscara naranja que le cubría todo el rostro, miraba con una sonrisa divertida la televisión. En ella se veía una protesta en favor a la abolición de la escuela Uchiha. Estaba muy entretenido viendo como la hermosa periodista estaba siendo intimidada por tantos protestantes.

De repente la televisión se apagó.

Dicho chico, conocido como Tobi, se giró a encarar al doncel que sostenía el mando.

Naruto miraba incrédulo todo lo que se había formado por culpa del suicidio, sentía su sangre hervir. Todo por culpa de esos abusones.

Naruto.- El blondo miró a la persona que lo llamó. Otro doncel, de cabellos rojizos y mirada aguamarina lo observaba atentamente.- ¿Sabes cuál es tu nuevo apodo?- Naruto negó con la cabeza, esperando que no fuera algo muy ridículo.- Te apodan el chico Kitsune.

A Naruto se le vino el mundo  encima, lo que le faltaba. Un mote como ese era su hecatombe. Se sentó en una de tantas sillas vacías.

Hoy, cómo casi todos los días, Ichiraku estaba vacío. Ichiraku era un restaurante de Ramen, llevado por un encargado un poco peculiar llamado Tobi. Dicho restaurante tenía un aspecto muy cutre comparado con el Starbucks de al lado o cualquier otro local moderno. Por todo eso el local estaba casi siempre vacío. Obviando, obviamente, a Tobi y sus dos camareros donceles; Sabaku No Gaara, y Namikaze Naruto. 

Cierra la boca, ¿Quieres?- Bufó Naruto cabreado, este tema le superaba, inclusive en el trabajo. Ya, ni hablar de cómo era el tema tratado en su casa.

Demo… - Tobi quiso hablar pero el pelirrojo lo interrumpió.

Tengo curiosidad, esos Akatsuki...-  Murmuraba serio el pelirrojo.- Dicen que son la belleza personificada.- Siguió explicando el doncel, no iba a admitir que se moría por verlos de cerca, pero quién no.

Decían que cada uno de ellos era más bello que el anterior, y que el supuestamente menos agraciado, estaba liado con una importante modelo. Un escalofrío le recorrió la espalda al intentar pensar, cuán bello sería el más guapo de ellos.

Dicen que son muy populares, que son cuatro en total. Aunque sus anteriores generaciones contaban con más personas.- Decía Tobi despreocupadamente mientras se sentaba en la barra, sabía que no era muy correcto pero como no había nadie, le daba igual.

Cuatro moscas que les gusta revolotear alrededor de la mierda, ttebayo.- Naruto se levantó de la silla ofuscado aún, Gaara sonrió levemente por lo que dijo su amigo.

Naruto se dirigió a la cocina, cogió la bolsa de basura y se fue hacia la puerta del Ichiraku. Necesitaba tomar el aire. Nada más salir por la puerta, una gran variedad de flashes lo cegaron. El doncel se frotó sus adoloridos ojos con su mano libre mientras intentaba mirar sorprendido qué demonios pasaba.

Cuando lo hizo vio a más de 20 fotógrafos echándole fotos, además de hacerle preguntas más que comprometidas.

El doncel algo acongojado se dio la vuelta entrando corriendo en el restaurante y cerrando las puertas en el proceso, mientras una mirada aguamarina y otra negra miraban curiosos por la ventana.

 

Mientras, no muy lejos del restaurante, en la última planta del edificio más alto de la ciudad, una pelinegra de ojos negros y piel blanquecina, miraba la tele con el ceño fruncido. Estaba sentada frente a un gran escritorio de madera de roble, su escritorio. Estaba cabreada, en demasía. Tanto fue así que apagó la tele y tiró el mando al suelo. Para acto seguido, tirar el periódico donde salía la foto de ese extraño doncel con aspecto de Kitsune.

Su puerta se abrió, y un hombre de unos treinta y algo entraba en su despacho. Tenía el pelo plateado, y sus ojos negros la miraban con intensidad.

El departamento de relaciones públicas va a tomar cartas en el asunto, está todo bajo control.- Empezó a hablar el hombre, la mujer lo examino de arriba abajo. Desde sus mocasines negros, pasando por su traje negro con su camisa blanca acorde, hasta esa máscara blanca que se ponen las personas para no contagiarse el resfriado.

¿Bajo control?- Repitió la hermosa mujer con el ceño aún más fruncido.- ¿A esto llama estar bajo control?- Pregunto la mujer mirando de reojo al mando y el periódico tirado.- Si estuviera bajo control, ¡La academia Uchiha no aparecería en las noticias!

Lo sé, no hay excusas.- Agachó el hombre la mirada, y no era para menos.

Tenía enfrente de sí a la directora de todas las empresas Uchiha; Mikoto de Uchiha. La mujer lo miraba de manera crítica, y aunque al varón la mujer le parecía dulce y atractiva, ahora mismo le parecía el mismo diablo.

¿Sabe por qué la opinión pública intimida?- Kakashi volvió a subir su mirada, para luego negar levemente.- ¡Porque la gente es ignorante!- Empezó a explicar.- Una vez que se ha encendido la llama, no hay manera de apagar el fuego. No quieren entender la razón…- Un suspiro se escapó de sus labios mientras su oscura mirada se posaba en un punto fijo. El periódico.- Parece que el que puede apagar el fuego, es quien lo empezó.- Una sonrisa traviesa se le escapó de sus labios, Kakashi tembló por un segundo, sabía que Mikoto podía ser muy terrorífica cuando quería.- Parece que este problema se está tornando interesante.

 

Ya entrada la noche, Naruto pedaleaba con fuerza por las oscuras calles. Le encantaba coger la bicicleta a esas horas, le ayudaba a despejarse de sus problemas. Aunque también lo hacía la natación, pero la piscina más cercana estaba a 4 horas en coche.

Mientras pedaleaba no paraba de pensar en Akatsuki. Seguro son unos niños mimados que se creen mucho y luego no son nada…Pensaba el blondo. Nunca pensaba que sería acosado por los periodistas, y más por culpa de una estúpida entrega.

Pronto llegó a su casa, quizás demasiado pronto para lo que él quería. Sin prestar atención a su alrededor, metió su bici en la tintorería, ya cerrada obviamente, para luego entrar en su casa.

Quizás si no fuera tan despistado se hubiese fijado en el coche negro con cristales tintados en negro que se encontraba aparcado enfrente de su casa.

Ya me tiene harto la escuela Uchiha, ttebayo. Seguía pensando. Incluso a los Akatsuki y todavía no los conozco.

Mientras subía la escalera de su casa, la cual estaba encima de la tintorería, empezó a escuchar mucho ruido. Mucha gente hablando. Nada más abrir la puerta, se descalzó.

Ya llegué, ttebayo.- Un bostezo se escapó de sus labios.

Perezosamente se dirigió hacia el salón, llego al par de segundos, debido a lo pequeña de su casa. La cual apenas contaba con 2 dormitorios reducidos, un gran salón que sus padres usaba de cuarto, un pequeño comedor que usaban de salón-comedor, una diminuta cocina y un baño bastante simple. Cada habitación tenía lo imprescindible, ni más ni menos.

Al llegar al salón vio a toda su familia reunida; Su oka-san, Kushina Uzumaki, meneaba su rojiza melena al ritmo de su cabeza en señal de afirmación, sus ojos grises al segundo se posaron en él, además que una sonrisa pícara recorría sus labios; Su oto-san, Minato Namikaze, se encontraba de pie, al contrario del resto de la familia que se sentaba frente a una mesa de calentador*, este tenía su azulada mirada posada en su hijo varón.; Su ototo-kun, Menma Namikaze, se veía eufórico, meando su azabache melena al igual que su madre, y aunque nadie sabía de donde salió ese color de pelo, todos amaban a ese pequeñín de 12 años.

Pero ninguno de ellos le llamó la atención al rubio, sino un varón de pelos plateados que se encontraba en la sala, el cual no le daba buena espina.

Por fin llegaste Naruto, ttebane.-Decía la mujer eufórica. Kakashi veía la escena divertido, no se imaginaba a la señora Mikoto actuando como esa pelirroja mujer, de sólo pensarlo le producía ganas de reírse a carcajadas, pero se aguantaba lo mejor que podía.

Naruto, saluda, onegai.- Le pidió Minato emocionado, inclusive mientras hablaba se ponía bien la camisa a cuadros verde que llevaba.- Él dice que viene de parte de la directora del grupo Uchiha.

Al doncel se le vino el mundo encima, ¿Vendrá a detenerme? Quizás, pensó que lo tiré en vez de ayudarlo, ttebayo… ¡No! ¡No! ¡¿Qué le harían a un doncel como yo en la cárcel?! El chico empezó a desesperarse internamente mientras miraba al extraño con gran temor, Kakashi no entendió esa mirada celeste que lo traspasaba.

Al fin, conozco al famoso chico Kitsune.- Quiso decir Kakashi con su tono más amable. Pero, Naruto cada vez estaba más alerta.- Mucho gusto.

¡Yo no le empuje, ttebayo!- Explotó el doncel mirando al extraño con sus mejores ojos de cachorro degollado.- La verdad, es que fueran esos Akatsuki, o como se llamen.

No vine por eso, relájate.- Se rió un poco el varón viendo el nerviosismo del doncel.

Mira, hijo…- Comenzó a hablar Kushina levantándose de la mesa y poniéndose en pie. Al momento Naruto la vio algo roja, debía tener calor. Llevaba un cuello alto beige con una rebeca verde y una falda negra larga. A eso había que añadir el calentador. Su madre estaba sudando, pero sabía que aguantaba con su mejor aspecto hasta que ese hombre se fuera.- Sé que ahora tu pequeño cerebro lo está procesando todo…- Naruto hizo un puchero por el insulto gratuito que le dedico su Oka-san.- Demo, son noticias genial. Que digo geniales, ¡Excelentes!

Mañana asistirás…- Continuó Menma también levantándose.

A la escuela Uchiha.- Dijeron los tres a la vez sonriendo al doncel que en ese momento abrió la boca estupefacto. Naruto se quería morir, no quería ir a esa escuela por nada del mundo. Ni ir, ni conocer a los Akatsuki, ni que le hicieran lo mismo que a ese tal Lee.

En realidad…-Quiso explicar Kakashi pero Minato se le adelantó.

La señora directo quedó impresionada contigo.- Medio chillo emocionado Minato, con sus ojos llenos de orgullo. Kushina asentía a todo con una sonrisa de oreja a oreja.- Tanto fue así que pretende darte una beca especial.

¿Una beca?- Seguía incrédulo el doncel.- ¿Por qué?

Nos pareces que tienes…- Quiso continuar Kakashi pero de nuevo fue interrumpido, esta vez por el pequeño de la casa, Menma.

¡Una beca en natación!- Comentaba el pequeño emocionado.

No iré.- Con esas dos palabras, la sonrisa de todos los componentes de la familia se borró.

¿Qué?- Pregunto Minato con el ceño fruncido.

¿Qué dijiste?- Preguntó Kushina pensando que quizás se tendría que limpiar la cera de las orejas.

¡¿Te volviste loco?!- Se escuchó al más menor.

Naruto negó, él no quería que las cosas cambiaran. Le gustaba su vida. En su pequeño instituto de donceles, yendo a trabajar en bicicleta por las tardes, y estudiar hasta la noche, no quería tener que ir a un colegio que seguro le hacían el vacío, o peor… Lo que a Lee.

No pertenezco a ese tipo de escuela.- Empezó a excusarse el doncel mirando al peli plata, el cual se encontraba sorprendido ante tal negación. Normalmente nadie se negaba a eso, por algo era la mejor escuela del país.- No me interesa en absoluto asistir, así que no aceptaré su oferta, ttebayo.

¡Cállate ya!- Un grito retumbó por toda la casa, inclusive Minato brincó, al escuchar tremendo grito de su mujer. Un silencio se formó después de eso, todo el mundo se sintió algo incómodo.

Naruto.- La voz grave de Kakashi se hizo presente, rompiendo un poco la incomodidad.- Reconsidere nuestra oferta.

No hay nada que reconsiderar, él se presentará mañana sin falta.- Afirmó Kushina con una mirada llena de convicción.

Minato asintió, agarrando del brazo a su hijo doncel con fuerza, para acto seguido jalarlo fuera de la habitación, y pasar a encerrarlo en su cuarto. Naruto intentaba soltarse pero su padre era más fuerte, cualquier intento era inservible.

Kushina acompañó al hombre hasta la calle.

Entonces, le esperamos mañana ¿No?- Preguntó Kakashi queriendo llegar al grano.

No se preocupe, estará ahí, sin falta.- Dijo animada la mujer.

Asegúrese que así sea.- La voz seria del peli plata intimido un poco a la mujer, pero una gran sonrisa estaba en su rostro. Esta era una gran oportunidad para Naruto y para su familia, no pensaba desaprovecharla. Viendo como el hombre se encaminaba hacia su choche Kushina no pudo evitar decirle…

Sé que nos ofrece una gran oportunidad, Arigato, señor secretario.

Naruto estaba cabreado muy cabreado, cuando Kushina subió se puso a bailar al ritmo de una canción que había puesto su padre para festejar. Minato agarraba a Kushina por la cintura, mientras esta bailaba como loca por toda la casa con una gran sonrisa de oreja a oreja.

¡Oka-san!- Chillo Naruto apagando la música, Kushina lo miró con una mirada interrogante. No entendía la actitud de su hijo.

No grites, ttebane.- Bufó la mujer.-  Mejor pruébatelo.

La mirada de confusión que se le formó a Naruto, hizo que se le escapara una carcajada a Menma. Pronto Minato se fue a su cuarto y volvió con algo en sus manos.

Un uniforme.

Un uniforme.

Un uniforme.

La mente de Naruto no daba crédito, nunca había visto un uniforme tan vergonzoso. Normalmente vestían a los donceles iguales que a los varones, pantalones largos y camisa larga, aunque, obviamente, con tallas más pequeñas.

Pero este uniforme no era como los otros: Camisa casi traslucida blanca, pantalones muy cortos, medias negras que llegaban a unos dedos más arriba de la rodilla, zapatos azules, y chaqueta azul.

¿Acaso tienen algún tipo de fetichismo con el azul marino? Se preguntaba para sí el rubio mirando el uniforme, si él hubiese tenido una escuela, lo pondría todo naranja. Sin duda.

Aniki, ¿Sabes que pensé que este día nunca llegaría?- Comentó Menma con una sonrisa pícara mientras se acercaba a Naruto.- ¡Por primera vez me siento orgulloso de ser tu hermano!

Al segundo Naruto sintió lo pequeños brazos de Menma rodearle, notó su calidez y su aroma. Pero no le correspondió el abrazo, Naruto aún pensaba que lo que le sucedía era  algo demasiado irreal, todo pasaba tan deprisa ante sus ojos.

No entiendo que no te gusta de esta escuela, ¿Sabes lo cara que es la escuela Uchiha?- Preguntaba Kushina acariciando el uniforme de su hijo.

No voy a ir.- Volvió a negarse el doncel con el ceño muy fruncido mirando a su progenitora.- No insistas, oka-san.

¡No entiendo que sucede contigo, ttebane!- La mujer dejo de mirar el uniforme y se acercó a su hijo, quedando a un palmo de distancia. Y aunque esos ojos grises intimidaban algo al rubio, se armó de valor y le sostuvo la mirada.- Hasta la gente con dinero sueña con entrar ahí, ¿Por qué tú no?

Hay, oka-san, no hace mucho dijiste que no tenía nada de bueno esa escuela de ricos.- Dijo Naruto recordando que su oka-san siempre criticaba a los niños de esa escuela. Kushina se sonrojo, su hijo tenía razón, pero no dejaría que se desperdiciara esta oportunidad por un capricho de Naruto.

Eso fue antes de que tú pudieras tener una oportunidad de asistir a esa escuela.- Un goterón estilo anime le bajo por la cabeza a Naruto.- Además literalmente te está lloviendo dinero del cielo. Contéstame algo, ¿Quién no lo aceptaría?

Naruto vio la ilusión en los ojos de su madre, y no sólo en los de ella, sino en los de todos. Un sentimiento de culpa se alojó en su pecho.

¿Estoy siendo egoísta? Se preguntaba una y otra vez.

No sé, pero huele a gato encerrado.- Murmuró el rubio, para acto seguido negara fuertemente con la cabeza agitando en el proceso sus dorados mechones.- Escuchen, no voy a ser parte de esa falsa, no importa lo que digan, ¿Entienden, ttebayo?

Minato endureció sus facciones, Menma se le borró su sonrisa y se fue molesto hacia su cuarto sin entender el porqué de las acciones de su aniki.

Demo, Tú amas nadar.- Menciono Minato, para luego pasar su mano por sus propios cabellos dorados, Naruto notó la cara de cansancio de su padre.- Tú dijiste que querías una escuela con piscina.

Oto-san, ¿Quién crees que soy yo?- Naruto caminó despacio hacia su cuarto mientras hablaba serio.- ¿Crees que una piscina me hará cambiar de parecer? No quiero ir, ¡No iré!

Tras decir eso corrió hacia su cuarto encerrándose en él, ¿Es que acaso no entendían que le pasaba? ¿No entendían que las personas le harían el vacío por su clase social? ¿No entendían que ya tenía la autoestima baja por culpa de esas marcas de su cara? ¿Qué ya le llamaban el chico Kitsune? ¿Qué les tenía cierto temor a esa banda, Akatsuki?

No, definitivamente, no iría.

 

¡No es justo, ttebayo! Chillaba internamente el de cabellos dorados. A las 6 de la mañana su madre se había presentado en su cuarto, le tiró una cubeta* de agua fría por encima par acto seguido decirle que tenía el baño listo con el uniforme preparado. Y aunque en un principio, Naruto se reusó, Kushina lo había amenazado con no volver a probar Ramen en su vida. Y sabía que su madre no amenazaba en balde.

Y ahí se encontraba, en los aparcamientos de la academia Uchiha, con ese incomodo uniforme que lo hacía sentir desnudo. Se mordió el labio nervioso, llamando la atención de Minato.

Tranquilo, todo saldrá bien.- Comenta el rubio mayor con una sonrisa.

A Naruto no le faltaron ganas de preguntarle que como estaba tan seguro de eso, pero decidió callar, al ver como Minato se bajaba de la furgoneta y daba la vuelta al coche para abrirle la puerta como hacían los mayordomos a los demás estudiantes que iban llegando.

Naruto se bajó de mala gana, aunque sonrió levemente al ver a Minato vestido de traje de chaqueta, bastante arreglado. Sin duda, la idea había sido de su Oka-san. Pero de nada servía que se vistieran bien si lo llevaban en la furgoneta de la lavandería.

Gracias por traerme…- Murmuró el doncel agarrando con fuerza su mochila naranja para dirigirse hacia el edificio principal.

Suerte Naru-chan.-Tras decir eso Minato cerró la puerta con fuerza pero lo que no espero es que empezara a sonar el eslogan de su tienda.

Tintorería Kyubi, la tintorería Kyubi, ya llegó.- La voz grabada de Menma inundó el lugar, los estudiantes empezaban a mirar todo el espectáculo con risas y comentarios por lo bajo.

Naruto negó sonrojado y miró el cielo. Un helicóptero azul marino sobrevolaba el lugar, poseía un símbolo que Naruto nunca había  visto. Un pai-pai. Pero el blondo lo ignoro y se fue corriendo al edificio principal intentando huir de allí.

En la entrada del edificio había un gran bullicio de gente, por lo que decidió andar a paso lento para pasar inadvertido. Mientras caminaba no podía evitar escuchar la conversación de otros estudiantes.

¿Verdad que son bonitos?- Preguntaba una voz algo empalagosa para los oídos del blondo. Una chica de pelo largo rosáceo hablaba delante de él. Por como vio mirar a su acompañante, se refería a unos pendientes.

Antes de poder escuchar más unos pocos de estudiantes le empujaron sin querer haciendo que se quedara más atrás de esa chica, cosa que agradecía. No le gustaba su voz.

Miraba como muchas chicas paseaban diferentes tipos de pendientes largos, como los donceles llevaban gargantillas o pulseras, y cómo los varones llevaban el pelo de maneras llamativas.

Al momento entendió que lo primordial para las personas de esa escuela era llamar la atención, así tuvieran que pintarse el pelo de color rosa chicloso.

Subió las escaleras hacia la puerta principal, notaba como nadie lo miraba y estaba agradecido.

¿Dónde has sacado esta camisa?- Pregunto una voz que no supo quien habló pero vio como unos pocos varones rodeaban a un varón en concreto. Pelo largo castaño, aire de arrogante, y lo que le llamó la atención al blondo. Unos ojos blancos. Lentillas seguro, ttebayo.

Sólo hay dos en Japón, una la tengo yo, y ¿Adivinen quién tiene la otra?- Pregunto con aires, todos lo miraron interrogativos.- Uchiha Sasuke.

Una exclamación se escapó de los labios de la mayoría de varones, Naruto no reconoció el nombre para nada. Quizás sea un cantante, o un bailarín famoso. Pensó desechando ese nombre de su mente al momento.

Nada más llegar buscó el tablón de guía, busco su nombre… ¡No puede ser, ttebayo! Tantas vueltas para nada… Pensó cuando vio que le tocó en un edificio diferente al que estaba.

Con un pequeño puchero se fue en la búsqueda del edificio de humanidades.

Media hora llevaba el pobre doncel dando vueltas buscándolo y lo peor es que no sabía donde estaba. La academia Uchiha contaba con numerosos parques que casi pasaban por bosques pequeños. Y sin quererlo Naruto se había metido por uno.

Caminaba distraído buscando una salida, o algún indicio que lo condujera a una. Pronto una melodía llegó a sus oídos. Era una melodía suave y triste, casi nostálgica. Curioso, buscó a la persona que interpretaba dicha melodía.

Entonces lo vio y su corazón se estrujo contra su pecho con fuerza. Era un joven adulto, de unos 19 ó 20 años, de cabello largo y negro atado con una cola de caballo en punta. Tenía los ojos marrones y tenía ambas orejas adornadas con pendientes. Su atuendo no era como el de los demás. No llevaba el uniforme, en su lugar, llevaba un traje de chaqueta beige con una camisa blanca a conjunto.

Naruto se quedó embelesado mirándolo, ese chico con aspecto tranquilo le había llamado la atención notablemente. Es hermoso… ¡Qué demonios estoy pensando, ttebayo! Yo no estoy aquí para ligar ni nada de eso, además a mí no me gustan los varones son todos unos pervertidos.

Tan concentrado estaba en su pelea interna, que ni cuenta se dio cuando la música acabo, y ahora unos ojos marrones lo evaluaban de arriba abajo.

Yo… yo…- La voz le empezó a temblar. Venga Naruto, pareces retrasado hablando así, respira lentamente… Y tal como pensaba lo hizo. Normalizo su respiración y miro al varón frente a él.- ¿Sabes dónde está el edificio de Humanidades? O, ¿La piscina?- El chico no le respondió sólo señaló con el arco* que tenía en su mano a un camino.- Oh, ¿Por allí? Arigato, ttebayo.- Se giró deprisa para ir por ese camino pero antes de irse y desaparecer de la vista de ese muchacho murmuró.- Gomen, si-siga tocando, onegai.

No escuchó respuesta alguna de ese chico, pero una gran sonrisa se le dibujo en el rostro al blondo. Ese chico no parecía profesor, pero tampoco parecía alumno al no llevar el uniforme… Quizás sea hijo de un maestro o algo…

Siguió el camino que ese misterioso chico le había indicado, y en menos de un cuarto de hora llegó al edificio de humanidades. Paseo por él, era un edificio de 3 plantas. Y buscó su taquilla para soltar sus cosas.

960, 961, 962,963, 964, 965, 966, 967… ¡967!

Nada más encontrarla la abrió, su contraseña era el día de su cumpleaños para no olvidarse. Metió su anaranjada mochila, no sin antes sacar un cuadernos y un su pequeño estuche verde de ranas.

¡Ya llegaron!- Escuchó una voz desde el primer piso, alarmado de que algo pasara, bajó corriendo los escalones de dos en dos.

Cuando llegó a la planta vio a una gran muchedumbre junta mirando hacia la puerta, como esperando algo. O mejor dicho, a alguien.

¿Qué ocurre?- Musitó débilmente pero al parecer alguien que pasaba por ahí lo escuchó.

¡Llegó Akatsuki!- Le chillaron, pero la persona que le contesto se fue tan deprisa que ni pudo darle las gracias por la información.

El blondo se puso detrás de la gente, no quería que esas personas lo agobiaran, por algo era claustrofóbico. Esperó impaciente a ver como eran esos chicos. ¿Serán tan guapos como decía Gaara? Se preguntó e inclusive se sonrojo levemente, pero rápidamente negó con la cabeza. Son unos abusones, no debo olvidarme, ttebayo.

Cuatro sombras entraron por la puerta, y un grito general se oyó.

Al primero que vio, por su posición al tener tanta gente delante, fue a un chico de pelo blanco con un ligero tinte azulado. Poseía unos ojos morados atrayente, debido a que no eran lentillas como algunos pensaban, sino que eran naturales, gracias al síndrome de Alexandria*. Llevaba un traje de chaqueta gris con una camisa púrpura debajo.

A su lado, otro varón de pelo corto, negro, ojos negros, que contrasta con su piel. La cual es muy pálida. Llevaba un traje de chaqueta marrón con una camisa blanca combinada. El muchacho mantenía una gran y agradable sonrisa, que hacía que muchas chicas suspiraran.

En un momento, su mundo se congelo. Al lado de ese chico, estaba ese pelilargo de aspecto misterioso. En ese momento bostezaba como si se encontrara aburrido ya de esa situación. Los ojos azules del rubio no se despegaron de él, tanto fue así que no miró a la cuarta figura.

Hasta que una voz conocida le sacó de sus pensamientos…

¿Hay algún problema?- Preguntaba un castaño pelilargo algo tembloroso ante la persona que tenía delante.

Tienes tres segundos…- Una voz fría y seria inundo el lugar. Esta fue la primera vez que Naruto oyó esa extraña voz. Pero aún que quería no podía ver al poseedor de esa voz. Inquieto, buscó un sitio donde subirse para verlo.

¿Tres segundos para qué?- La voz del chico temblaba, Naruto no entendía que pasaba. Se dirigió a la escalera y subió tres escalones, para así ganar altura y ver que ocurría.

Entonces, vio al poseedor de esa voz.

Un varón de piel clara, poseedor de unos ojos ónix miraba fríamente a ese chico que presumía con anterioridad de camisa con sus amigos. Su cabello era, al igual que sus ojos, de color ónix con reflejos en azul y le llegaba a la altura de la barbilla por delante, mientras que en la espalda es en punta. Todo ello combinaba a la perfección con su piel lechosa. Además el varón era bastante alto, casi le sacaba dos cabezas…

Tres, dos, uno…- Neji cerró los ojos con fuerza esperando lo peor. El extraño chico lo cogió por la corbata atrayéndolo a él.- Suigetsu, ¿Te queda ese extraño líquido que siempre bebes?

Hai, ¿Quieres?- Respondió a la pregunta el chico de cabellos blanquecinos. La respuesta fue muda, ya que el de ojos negros extendió la mano hacia su amigo. Suigetsu miró su botella liliácea como si le tuviese mucho cariño y no quisiera dársela, pero se la dio.

Sin más el extraño chico agarró la botella y le tiró el contenido encima a la camisa del contrario, casi sin inmutarse. Un grito de sorpresa se le escapó al castaño de ojos blancos mirando horrorizado la gran mancha que tenía su nueva y carísima camisa. Pero no iba a decir o a hacer nada, no debía. No podía.

Naruto miró toda la escena enfurecido. Primero, porque por un segundo vio atractivo a ese ser despreciable que acaba de tirarle un líquido por encima a su compañero. Segundo, estaba indignado de que nadie hubiese salido a defender a ese chico, tanto era así que apretó fuertemente los puños, clavándose, en el proceso, las uñas en las palmas de sus manos.

Los Akatsuki siguieron caminando, haciendo que las personas se apartaran de su camino con miradas de admiración y miedo, pero todo eso a ellos no les importaba.

En menos de un segundo, después que Akatsuki abandonara el primer piso, las personas empezaron a desaparecer de manera rauda.

Naruto, seguía quieto en el mismo sitio, indignado y enfurecido. Si por él hubiese sido, le habría partido la cara a ese teme, como ya lo había bautizado. Pero Kushina lo amenazó de que o se portaba bien y estaba allí un año, o adiós Ramen.

¡Maldito teme!- Bufó Naruto en voz alta creyendo estar sólo. Grave error.

¡Oh, my god!- Otra voz conocida retumbó en los oídos de Naruto.- ¿Qué acabas de decir niño?

Naruto se giró y al momento reconoció ese pelo rosáceo. Una chica de cabellos color rosa brillante estaba parada frente a él. Sus grandes ojos verdes lo escudriñaban con una mezcla entre desprecio y asco. Llevaba el uniforme de las mujeres, que era igual que el suyo pero con falda. La chica llevaba una cerpa de color rojo fuego que contrastaba con su piel blanca. ¿Por qué tienen todos la piel tan blanca? ¿Serán todos vampiros chupasangre? Y, ¿Por qué van tan maquilladas?

¿Quiénes son?- Pregunto el blondo enarcando una ceja.

Somos las más lindas de la academia: Soy Haruno Sakura.- Dijo para después morderse el labio pretendiendo aparentar poseer sensualidad, Naruto soltó una pequeña risilla.- Ella es Matsuri. – Comentó ahora señalando a una castaña de ojos marrón oscuro.- Escuché que llamaste a alguien teme, no me digas que tus palabras se referían a nuestros Akatsuki.-  Dijo más como una afirmación que como una pregunta.

¿A los Akatsuki?- Repitió Naruto asombrado por la estupidez de la chica de enfrente suya, acaso ¿Admiraba a esos abusones?- ¿Admiran a esos infames?

¿Infames?- Pregunto Mitsuri con la boca abierta.- Niño, son famosos. Sino mantienes la boca cerrada, te meterás en problemas.- Mitsuri se acercó a él lentamente, pero Naruto no se alejó, no le tenía miedo, aunque le recordara levemente a su Oka-san.-  Asique, ¿Trabajas en una lavandería?

Tintorería.- Corrigió al momento el doncel. La risa escandalosa de la pelirrosa resonó en el lugar.- ¿De qué se ríen?

De nada, simplemente es la primera vez que veo al hijo de un tintorero.- Se justificó Matsuri.- Es tan fascinante.

Pues obsérvame, ttebayo. No te cobraré nada.- Contesto con falsa alegría el blondo, quitando la sonrisa de la cara de la morena.

Como es tu primer día, nos damos cuenta de que no estás muy bien informado. Por lo que,  lo pasaremos por alto.- Decía la pelirrosa mirando sus uñas de gel.

Ni sus uñas son verdaderas… Pensaba el rubio mirándolas con cansancio, era esto exactamente lo que quería evitar.

Por haber hablado mal de Akatsuki.- Le acabó de explicar la castaña.

¿Cómo? ¿No puedo hacer eso?- Pregunto sorprendido.- ¿Qué es eso que los hace tan grandiosos?

Mira niño de tintorería, ¿De verdad no sabes lo grandiosos que son?- Preguntó Matsuri con los ojos bien abiertos. Naruto negó encogiéndose de hombros.

Las dos amigas suspiraron a la vez, se miraron y dieron media vuelta, alejándose del doncel.

Naruto se quedó viendo a esas tres extrañas chicas que caminaban casi rectamente con sus altos tacones.

Espero no se caigan por las escaleras, ttebayo.

Notas finales:

Proximo capítulo: Jueves 13.

Pero si veo que hay más de 20 reviews, posiblemeeeeente lo suba el martes o miércoles.

 

Gracias n.n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).