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Noir por CatBook

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Notas del fanfic:

Pareja: Kim JongIn, Oh SeHun. KaiHun/SeKai.

Alto contenido sexual.

 

Fic: AU, romántico.

Notas del capitulo:

Este es el primer fic que hago, así que espero lo reciban con mucho cariño. 

 

Soy fiel fan del KaiHun/SeKai. Disfruten esta pareja. 

            Una estruendosa mañana nubosa despertó al joven pálido de cabellos oscuros y rostro angelical que yacía dormido en la cama de cobijas blancas, Oh SeHun. Precisamente ese día en el que se mudaría a la habitación que le asignaron en la universidad. Parecía no ser un buen augurio para ese día tan esperado. Porque sí, Oh SeHun realmente estaba deseando terriblemente por que llegara ese día. Le urgía mudarse y empezar una nueva vida.

Ignoró por completo la fuerte lluvia, los ruidosos truenos y únicamente se dedicó a terminar de enlistar sus pertenencias, esperando no olvidar nada para su mudanza.

Su habitación tenía cosas muy elementales: Una cama, un ropero y un baúl no muy grande a los pies de su cama. Sin olvidar que lo pálido de sus paredes no daban una bienvenida muy acogedora a esa habitación. A decir verdad, para SeHun era un alivio que tuviera tan pocas cosas por empacar. Pero la realidad de su tan poco personalizada habitación se debía a la decisión que él mismo había tomado hacía 3 años atrás. “No volveré a permitir que alguien vuelva a herirme.” Lo que para él significaba no mostrar emoción alguna, ni un rastro de su personalidad o gustos, así nadie tendría herramientas para saber cómo agredirlo. Entonces, esa era precisamente la razón de su escuálido espacio.

Al terminar de hacer sus maletas, dio un último vistazo al lugar y finalmente tomó un profundo suspiro.

 

    • – Tsk… ¿Quién extrañaría estas cuatro paredes de mierda?

 

Después de su chasquido quejoso, bajó las escaleras de su casa y se encontró con su madre. La hermosa mujer de cabello largo, lacio y oscuro, piel pálida y boca pequeña y rosada, se encontraba sentada en una mesa del comedor con unas enormes y oscuras ojeras; a decir verdad, SeHun era el joven clon de su madre en masculino.

La señora Oh llevaba ya unos días sin dormir bien, de hecho, desde el día en que su hijo recibió la carta de aceptación en la Universidad de Artes de Seúl. Por supuesto ella estaba feliz por su hijo, pero una vez más quedaría sola y esta vez no sólo como mujer, sino, como madre. La pérdida irreparable de su esposo en un accidente automovilístico la dejó viuda desde hacía 8 años atrás, cuando Oh SeHun apenas contaba con 10 años de edad. Pero esta vez no quedaría viuda, esta vez sentía que perdía a su hijo; si es que no lo había perdido ya. Su hijo se comportaba extraño desde los 15 años, ella creía que se debía a un cambio hormonal a causa a la adolescencia y lo dejó pasar. Pero lo que ella no sabía es que Oh SeHun había pasado por el momento más humillante de su vida, lo que causó un gran impacto en su ser y lo volvió frío e inexpresivo.

Aunque la señora Oh sentía que se le desgarraba el corazón conforme pasaban los minutos, sabía que eso era lo mejor que a su hijo le podría pasar. Ella sabía de antemano que el joven necesitaba un cambio de aires y qué mejor que fuera estudiando lo que apasionaba a SeHun: El baile. La hermosa mujer se sentía mala madre al creer que era su culpa el comportamiento de su hijo y simplemente tenía un conflicto de emociones dentro de ella. Así que al ver bajar de las escaleras a su apuesto hijo hizo el esfuerzo por sonreír.

 

    • – Hoy es el día, ¿eh? ¿Estás listo? ¿No olvidas nada?
    • – Madre, descuida. Tengo todo.
    • – Lo imaginé, mi hijo siempre fue el chico más ordenado de su edad… SeHun, ¿te gustaría comer el desayuno por última vez con tu madre?
    • – ¿Última? Mamá, no me voy a morir.

 

SeHun sabía que su madre tenía el corazón adolorido y a su manera trató de aliviar un poco de su preocupación. Aceptó el desayuno al sentarse en la silla del comedor frente a ella, a pesar de que no acostumbraba a hacerlo. Pero en realidad, muy en el fondo él sabía que no sólo lo hacía por su madre, sino que él también quería pasar un rato con su amada progenitora antes de partir. Ella era la única quien lo detenía para tomar su siguiente aventura, pero no podía vivir con ella para toda la vida y ciertamente, esa ciudad, ese barrio, esa calle de mierda lo tenían realmente harto.

Sin darse cuenta, mientras él estaba hundido explorando en sus emociones; un plato de su comida favorita estaba posado frente a él. Un poco de arroz cocido, curry ligeramente picante y por último para beber, su madre quiso consentirlo con té negro de burbujas con coco. SeHun no pudo evitar una tenue y fugaz sonrisa.

 

    • – Mamá, ¿realmente crees que combine el té de coco con el curry picante?
    • – Yo… sólo quería que te fueras con un poco de tu madre y felicidad en tu estómago. Pero tienes razón, qué ridiculez estaba pensando. Lo lamento, permíteme prepararte otra cosa.
    • – ¡No! Déjalo, es realmente delicioso.

 

La mujer satisfecha de verlo comer sin disgusto, se dispuso a comer para acompañarlo. Ella notó esa sonrisa que no había visto en años y la guardó en su corazón como el último regalo de su hijo.

 

 

–––––––––––––––––––––––––------–o––––––––––––––––––––––––––––-------

 

 

    • – Gracias por todo madre. Cuando llegue, te llamaré para que no estés preocupada. Nos veremos pronto.
    • – ¡No olvides nada en el autobus! Intenta no dormirte que te pueden robar. SeHun… Te quiero, hijo.
    • – Yo también te quiero, mamá.

 

Entonces se marchó el autobus y la hermosa mujer no pudo contener más las lágrimas que había guardado toda la mañana al ver a su adorado hijo despidiéndose desde la ventana de su asiento con una sonrisa amarga.

SeHun observó la esbelta figura de su madre desmoronándose de rodillas en el suelo de la estación a lo lejos y por un momento sintió ganas de llorar. Cosa que se aguantó al aclarar un poco su garganta y dedicarse sin detenimiento a observar el paisaje lluvioso durante las siguientes cuatro horas de camino.

 

¿Cómo será mi habitación? Seguro por ser en la universidad más solicitada del país, será de buen gusto y acogedora.

Los colores de la universidad son color vino y amarillo oscuro. Seguro será la habitación así. Bien, el color vino realmente me gusta, como el color vino que tenía la habitación de JooHyun. JooHyun… No me despedí de ella.”

 

    • – ¿En qué demonios estoy pensando? 

 

SeHun sacudió su cabeza con el ceño fruncido y una mueca en la boca. Le había resultado realmente desagradable acordarse de ‘esa’ persona. Lo último que quería era arrastrar sus viejas vivencias a su nueva vida.

Mientras trataba de enfocarse en todo y nada para olvidar sus recuerdos, se percató de que el autobus se detuvo. Ya había llegado a Seúl, a su nueva vida.

Con cierto temor en su mirada, bajó del autobus y tomó con más precisión y fuerza sus maletas. Observó a su alrededor y para su suerte un gran mapa ubicado en la pared de la central le indicaba el camino a la universidad. No era lejos, ni era difícil el camino. Calculó que en cuestión de 10 minutos o menos llegaría a pie, después de todo, sólo era caminar recto y una vuelta a la izquierda en la última calle. Y así fue, caminó durante 8 minutos, menos de lo que calculó. Pero había sido un camino tedioso al cargar con las pesadas maletas; una de ruedas y una que no era una maleta, era mejor dicho una gran mochila que cargaba en su espalda.

Pero, ¿qué más daba? Ya estaba ahí, en la gran entrada de la majestuosa universidad.

 

    • – Maldición, es realmente hermosa…

 

Al fin estaba cruzando el umbral de la universidad. Esa que sólo había visto en imágenes, sí, imágenes. Porque al aplicar para ingresar en ésta, no tuvo que viajar. Para su suerte, estaban haciendo audiciones en su ciudad y sólo tuvo que asistir y esperar la respuesta en carta de la escuela.

No pudo permanecer más tiempo observando el gran jardín que cubría el suelo en sus alrededores y corrió dentro de los dormitorios para no mojarse más con esa jodida lluvia molesta, intento inútil de protegerse, puesto que bastante mojado ya se encontraba después de la caminata de ocho minutos.

365 era el número de su habitación asignada según la carta de aceptación y se dispuso a buscar dicho número. Un sin fin de puertas bastante modernas fue dejando atrás, dándose cuenta que el patrón de cada puerta era el color salteado. Una puerta era color vino y la otra era amarillo oscuro, la siguiente vino y la siguiente amarillo oscuro, así sucesivamente. “¿Qué color será la mía? ¿Roja o amarilla?”

Y ahí estaba, la puerta color vino con el 365 en el medio y una pequeña barra blanca bajo el número con el nombre de Oh SeHun. “Excelente, es esta.”

Giró la perilla y entró de inmediato. Para su sorpresa la habitación color crema que parecía de hotel de primera clase, tenía dos camas grandes. La de la izquierda tenía mantas amarillo oscuro con almohadas vino y la derecha tenía mantas vino con almohadas amarillas. Un gran ventanal con balcón que contenía unas preciosas sillas de jardín con una mesita y un asiento colgado como columpio con forma de huevo.

Dos escritorios bastante modernos, uno para cada cama con su respectiva silla y computador. Un enorme closet para la ropa y finalmente el baño ubicado a la derecha de la cama amarilla.  Sobre la cama, se encontraba un sobre y se dirigió hacia él, dejando antes sus maletas dentro del closet.

 

    • – ¿Todo esto es para mí? ¿Qué demonios? Es enorme y hermosa. ¿Por qué tiene dos camas? En fin…

 

“Estimado joven Oh SeHun:

Esperamos de la manera más atenta que adopte la universidad y la habitación como su nuevo hogar durante los siguientes años de su respectiva carrera. Por favor, siéntase libre de decorarla a su gusto. Después de todo, es toda suya. Le pedimos de manera respetuosa y discreta que lea el reglamento universitario y se aprenda las normas institutivas para evitar cualquier malentendido.

Bienvenido a su nueva universidad. ¡No pierda el espiritu felino!

Psdt: La llave de su habitación y su reglamento escolar los puede recoger en el escritorio de administración que se encuentra en la entrada de los dormitorios de la carrera de Danza.

Pregunte por ambos a la joven encargada de turno.

 

       Atentamente: Su servidor, el director Lee Soo Man.”

 

    • – Oh, vaya… El director parece una persona confiable y cálida. ¿Y qué mierda con el espíritu felino? ¿La mascota de la universidad es un gato? Como sea, tomaré un baño que me voy a resfriar.

 

El alto chico se dirigió al baño de características realmente acogedoras. Parecía casi un spa. Una tina grande, regadera aparte. Inodoro y lavamanos de primera clase.

Tomó el celular y antes de tomar el baño, llamó a su madre brevemente, informándole de su llegada y las características del lugar. Un ‘te quiero, no dejes de comer’ por parte de SeHun hacia su madre y colgó. Se quitó la ropa que portaba con ligera dificultad al tenerla pegada al cuerpo por la humedad. La colgó en el balcón techado para que se secara y nuevamente regresó al baño, disponiéndose a la ducha caliente.

Durante cortos minutos se dedicó a que su cuerpo se templara a la ducha. La satisfactoria sensación de agua cálida resbalando por todas sus extremidades le indicó el momento para enjabonarse el cabello con el bien aromatizado shampoo de la escuela, y después proceder con el resto del cuerpo. Por un momento se vio tentado a masturbarse en la ducha, después de todo, era un muchacho de apenas 18 años y era normal, ¿no?

Descartó la idea sacudiendo su cabeza, ¿cómo podía llenar la bonita regadera con sus fluídos la primera vez que la usaba? “No seas ingrato con el recibimiento que te dan, Oh SeHun.”  Pero era demasiado tarde, su miembro necesitaba ser atendido o dolería esa maldita erección toda la jodida noche.  

 

    • – Pero qué malagradecido eres, SeHun.

 

Se dijo, regañándose a sí mismo justo en el momento en el que observó su rigidez siendo domada por su diestra. Entonces las trepidaciones en su falo comenzaron suaves, logrando un rubor ya visible en las mejillas del pálido chico mientras que la tibieza del agua le ayudaba a que el movimiento de su mano sobre su sensible piel fuera más sencillo de lograrse por la lubricación. Conforme pasaban los minutos, tanto su respiración como su movimiento se aceleraban y sólo por un fugaz momento en su mente atravezó la imagen del único ‘rubio’ de su ciudad natal. Un semblánte de total desencajo momentáneo se posó en su enrojecido rostro, que pronto se volvió en una mirada perdida sumergida en puro auto-placer y el clímax lo invadió. Fuertes espasmos se apoderaron de su cuerpo y la expulsión de sus fluídos se dio a medida en que el orgasmo iba disminuyendo; yéndose los mismos con el flujo del agua de la regadera. Finalmente hizo un último empeño de asear su miembro tratando de evitar auto-complacerse o gemir en el intento, ya que aún permanecía sensible; lográndolo a fin de cuentas y sintiéndose satisfecho con el consentimiento que se brindó sexual y físicamente con tal ducha.

 

    • – ¿Por qué putas lo recordé en un momento tan íntimo? ¿Qué carajo me pasa.

 

Hizo ademán de desaprovación para sí mismo y con toda la frescura del mundo y sin toalla, caminó hacia la salida del baño para dirigirse al closet donde tenía su maleta sin desempacar. Nunca había gustado de usar ropa a menos que realmente lo requiriera la situación y no acostumbraba a secarse con toallas por su creencia de que ‘los residuos del esponjoso material se impregnarían en su ya limpia piel’ y finalmente, la habitación era completamente para él. ¿Qué importaba? Era él y su cuerpo en libertad.

Inclinó su torso hacia abajo después de abrir el closet, con la intención de abrir su maleta y buscar sus productos de aseo personal para poder tomar una siesta después de hidratar su piel con los productos. Sin embargo, una repentina brisa acarició su cuerpo, haciéndo que un escalofrío lo recorriera y se enderezara por completo. Para su desagradable sorpresa, se encontró con un joven de su misma altura, con piel bronceada, cabello oscuro y con los ojos como platos. Después de todo, encontrarse con un redondeado y pálido trasero completamente expuesto a escazo metro y medio de distancia, después de haber entrado del balcón de la habitación, era una razón justa para la expresión de sus muy abiertos ojos. Y no sólo eso, después de ese trasero, encontrarse con una semi-erección al segundo siguiente casi le hacía perder el equilibrio. No sin antes posar los ojos en el rostro del propietario y nuevamente observar la semi-erección que fue cubierta por un par de torpes manos grandes y pálidas.

 

    • – ¿Q-quién demonios eres tú y qué haces en mi habitación? ¡Cerdo!
    • – ¡Hey, hey! Cálmate, güerito. Sólo ponte ropa o lo que sea y después hablaremos.

 

Expresó el moro inquietamente, que ya se había dado la vuelta para darle privacidad al exhibicionista de la habitación. Claro, su rostro se había tornado al rojo vivo si era posible, al igual que el rostro de Oh SeHun.

Escuchó los acelerados movimientos del contrario y una vez concluídos los aceleres, volvió a darse la vuelta para dejarse caer en la cama más cercana con un gran suspiro de alivio mezclado con vergüenza.

 

    • – ¿Y bien? ¿Me dirás que haces aquí en mí habitación? ––Dijo poniéndo énfasis en el “mí”.
    • – Mucho gusto, mi nombre es Kim JongIn y soy tu compañero de habitación. ¿Tú eres… el exhibicionista? ––Desbordando cierto aire de sarcásmo.
    • – ¡Oye, imbécil! ¿Y cómo que mi compañero de habitación? Debe haber un error.
    • – Uy… calma, era broma. ¿Y? ¿Me dirás cómo te llamas? Y por cierto, sí hubo un error. Me asignaron a una habitación que ya tenía dos inquilinos. Así que pregunté por una vacía, pero me dijeron que todas estaban ocupadas y ésta era la única que sólo tenía un inquilino, así que…
    • – No puede ser. Así no deben ser las cosas. Seguro se equivocaron nuevamente. Vamos a preguntar ahora mismo.
    • – No, será inútil. Yo ya pregunté y “tú” habitación ahora es “nuestra”. Entonces, ¿cómo te llamas?
    • – ¡Qué puta suerte la mía!
    • – Cálmate, todos tienen compañero de habitación. En fin, mientras terminas de hacer tu escándalo, tomaré un baño.

 

JongIn se levantó y caminó hacia el baño, dejando atónito, parado y realmente enfurecido a SeHun. Un minuto después, SeHun se sentó en la cama aún en shock y a lo lejos, tras la puerta del baño, volvió a escuchar la burlona voz del inoportuno chico.

 

    • – Ya que no me dijiste tu nombre, deberé llamarte pene travieso para poder hablar contigo.
    • – ¡SeHun! ¡Oh SeHun, imbécil!
    • – ¡Hey, Oh SeHun! Aquí adentro huele a sexo, pequeño travieso.

 

El rostro del atractivo y enfurecido chico, cambió de estar rojo a ponerse morado y todos los colores siguientes con un semblante de completa vergüenza, que pronto hundió entre las almohadas de la cama, como si así fuera a desaparecer del mundo. 

Notas finales:

Reitero, este es mi primer fic. Espero que les haya gustado. 

Les invito a que esperen con entusiasmo por el siguiente capítulo. De antemano les agradezco por leerlo. No dejen de leer, es muy buen hábito.

 

KaiHun/Sekai rulez.  


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