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ESPECTRO... DE DOLOR L2 por Lory Backon

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Notas del capitulo:

Proxima  actualizacion es fin de mes y toca capitulo doble!

Adivinen quien se pierde por Roma? Seguro ya saben jajajaja y ademas comienza la cuenta regresiva para ver al maestro K.!

Epero que les guste y gracias por leer y comentar!

 

 



Había sido algo muy, muy vergonzoso aquello que había ocurrido y todos ellos habían sido muy amables en no mencionarlo, aunque Kuri hacía de vez en cuando alguna clase de mención sobre lo ocurrido, como " Despacio Steph, no se te vaya a atorar" o " No te atragantes" luego todos le dirigían esa mirada de que se callara y Kuri solo sonreía.
Faltaban un par de días para atracar en el puerto de Civitavecchia, cuando Elliot se acercó a mí.
- Como estás Steph?
- Bien, supongo...- Dije con las mejillas rojas aún de la vergüenza.
- Vamos no debes sentirte avergonzado eh?
- Seguro- Dije no muy convencido de ello.
- Vamos si quieres yo y Kanon podemos mostrarte cosas mucho más vergonzosas, si quieres puedo enseñarte cómo le hago a Kanon las cosas más vergonzosas y sucias que te puedas imaginar.
- Gracias Elliot pero paso.
- Buuu! En fin lo que quiero decir es que para nosotros tu y tu madre son como de nuestra propia esencia, de verdad te queremos y es por eso que queremos que sientas confianza para decirnos que te ocurre, no importando que sea, a donde nos dirigimos no es un lugar fácil sabes? Es por eso que tenemos que estar más unidos que nunca, dime Steph puedes tenernos ese nivel de confianza?
- Si- Dije mirando el mar- Si puedo, perdón Elliot, en si yo también los quiero demasiado es solo que... No sé; aún con mi mamá me avergüenzo...
- Si, supongo nosotros no entendemos mucho de vergüenza humana pero de cualquier forma confía en nosotros si?
Yo asentí.
- Y si deseas ver acción entre Kanon y yo siempre puedes tocar la puerta.
- Esa es tu excusa para hacer exhibicionismo Elliot.
- Igual.
-Mmmmhhh
Me sentí agradecido por las palabras de Elliot .
- A propósito Elliot, sabes dónde está Layla?
- Creo tenía trabajo.
- Trabajo?
- Si, ayer comento algo de llamar a Samael por trabajo, pero por que no vas a buscarle?
- Si.
Me levanté de mi lugar y fui a su camarote, este quedaba al fondo de un pasillo angosto pero el lugar de Layla era realmente amplio, tapizado de blanco con motivos marinos y los muebles eran completamente de estilo griego, un diphros, un Oklaidas un kiboto lleno de ropa con patas de León y motivos ornamentales de custodia y en el centro un enorme Kline griego en donde había un montón de cartas regadas. Yo tenía la misma educación de los buenos ingleses pero la curiosidad de los americanos y eso me llevo a tomar algunas de las cartas, venían fechadas de la Francia de 1300 más o menos, estaban fechadas por la muerte de Luis X lo cual si no mal recordaba era por 1316.
Comencé a leer aquella carta, pero... No entendía, yo nunca fui bueno para el francés, apenas si podía leer la primera línea:
Mi amada Layla, yo... yo soy... yo estoy... Carajo! Estaba frustrado, dejé la carta en su lugar y vi que la puerta de la terraza estaba abierta y por ahí se colaba una muy agradable brisa, así que salí a mirar un poco, quizás Layla tuviera una buena vista del océano.
Al salir me encontré con que ella estaba ahí, miraba a la nada, desde que habíamos abordado hacía unas semanas a veces la podía sorprender mirando sin mirar, no es como si observase el paisaje si no más bien como si no observará nada. Ella no se movió de aquel lugar ni yo, no sabía que decir así que me quedé mirando hasta que en un movimiento lleno de gracia Layla tiro un beso al viento yluego entonces volteo a verme al fin.
- Que sucede Steph estas bien?
- Si, si, amhh ... Tú estás bien?
- Ah?!
-Lo... Lo siento no quería ser impertinente es solo que parecías algo triste.
Layla sonrió y dijo.
- Vaya pero que tonta soy eh? No estoy triste Steph, solo que al parecer se me ha vuelto a escapar el alma.
- Layla.
- Anda vamos adentro.
Esta se metió al camarote y yo mire a la lejanía, que sería aquello a lo que había mandado un beso, pero al sonido de su voz le seguí de inmediato.
Ella estaba recogiendo esas cartas viejas en su lugar cuando yo entre, si hubiera al menos estudiado un poco de francés hubiera entendido algo, pensé molesto.
- No es propio de un pequeño caballero inglés leer la correspondencia de las damas.
- Awww!- Había leído mi cabeza- Perdón , Layla! Perdón!
Ella río y dijo .
- No te preocupes Steph, lo supe desde que entraste a mi camarote, pero esas viejas cartas no son importantes, si lo hubiera sido no las dejaría por ahí regadas.
- Emhhh... Si aún así perdóname! No debí ser tan maleducado.
- He dicho que no hay problema, además si lo hiciste por celos es aún más lindo- Dijo soltando una pequeña risita.
- Ah?! Qué quieres decir?
- Nada, nada! Anda vamos a reunirnos con los otros.....
Salimos de su habitación sin hablar más del tema pero a mí me parecía que Layla tenía una buena razón para haber vuelto a ver esas cartas.
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El primer amor humano de Layla.
Francia siglo XIV.
Una eterna joven de cabellos rojizos se paseaba en los jardines de Louvre a media noche, en ese tiempo Louvre era el sitio donde el rey Carlos V acumulaba sus colecciones de arte y sus baluartes, justo ahí debía estar la joven, entre las posesiones del rey debido a que la asamblea de Francia era bien conocida por ser muy cercana a la monarquía más que a la iglesia, y Laïla como era llamada la chica era una más de las propiedades del rey.
Pero a pesar de cualquier cosa que se pudiera pensar no le molestaba ser propiedad de la monarquía siempre y cuando ella pudiera seguir gozando de todas aquellas libertades nocturnas, por las noches salía de Louvre a donde le viniera en gana aún en contra de los deseos de la muy honorable y antigua asamblea de Francia.
Vagaba sin destino tanto por los ámbitos más peligrosos del territorio como por los barrios franceses de sociedad. Hija de Lilith al fin y al cabo de lo único que tenía que cuidarse era del sol matutino pues ningún hombre en la tierra le representaban más problemas que tener que quitarse sus miradas de encima, otro efecto colateral de ser hija de la primera mujer.
Laïla se desplazó esa noche a un pequeño pueblo en la costa de Normandía, un lugar que le parecía bello e ideal para pasearse en soledad y poder regresar a París sin ningún contratiempo antes de que el sol saliera.
- Vaya que chasco! Esta vez parece que la pesca no ha ido nada bien.
La joven estaba trepada en una de las ramas más altas de un árbol cuando escucho las quejas de aquel hombre. Decidió seguirlo en silencio.
- Que demonios voy a hacer con esto? Apenas si para un miserabler03; mendrugo de pan, y del duro.
La joven pudo escuchar con claridad al dueño de aquellas súplicas, cuando la luz de la luna baño su rostro. Un hombre normando alto, de cabellos rubios y ojos azules como dos zafiros brillantes, sus labios eran delgados pero no por ello menos excitantes y por sus ropajes se notaba de procedencia humilde.
- Tiene hambre acaso? Quiere algo de comer?
El hombre se sobresalto al escuchar la voz justo detrás de el.
- Por Dios! Qué te sucede niña? Mira que pegando esos sustos a estas horas?!
- No soy niña. Su corazón late fuerte cierto?
- Pues que quería?!
Laïla solo tenía la experiencia de tratar con miembros de la realeza y altos nobles franceses que por lo regular detestaban hablar con ella de forma familiar y menos si eran mujeres. Además de que la aturdían obligándola a escuchar por horas sus platicas aburridas sobre sus magnificas personas que hacían de la Francia un lugar maravilloso, todo un paraíso!
- Oye que hace una niña fina como usted a estas horas y en este sitio?
- Pasear, que hace un hombre común como messie a estas horas y en este sitio?
- Ah! Touché! Bien mire - Dijo el hombre señalando a lo lejos- Seguro no alcanza a ver pero por aquella parte del embarcadero está mi bote, yo soy pescador y uno muy bueno de esos que trabajan diario.
- No es tan bueno si no ha podido sacar nada más que esos pequeños peces, que en sus palabras solo le darán un mendrugo de pan y del duro.
El hombre se quedó mirando a la chica mientras la brisa mecía sus cabellos.
- Si...- Dijo el hombre estallando en risas- Si, supongo que es verdad eh?
La joven se quedó pasmada, su sonrisa era algo deslumbrante, no como la de aquellos hombres del rey, este tenía un halo de pureza que le causó una especie de atracción.
- Dígame cual es su nombre madmoiselle ?
- Me llamo.... Catrina- Mintió la joven.
- Catrina! Qué hermoso.
- Su nombre messie? - Reaccionó Laïla de inmediato.
- Soy Milou.
- Milou? Extraño nombre...
- Catrina no es muy popular eh?
- Mi tía abuela es rusa- Pretexto .
- El mío es una combinación de el nombre de mi mamá que era Marie y el nombre de mi papá que es Lou.
- Vaya... Qué modernos no?
- Si, bueno y que lo diga- Dijo sonriendo Milou- Oiga es muy tarde Catrina desea que le acompañe?
- A donde?
- A su casa naturalmente.
-Por? Se está muy bien aquí.
- Si, bueno se está muy bien aquí pero... No es prudente de una jovencita casadera ande sola tan noche y menos hablé con extraños.
- Solo he hablado con usted messie Milou.
- Bueno si.
- Y ya no es un extraño así que no veo el problema.
- Vaya, si que es rara madmoiselle- Dijo este tomándose la mejilla en señal de preocupación.
- Perdone usted messie Milou no quiero causarle ningún problema, o incomodidad.
- Ah? No, no se equivoqué madmoiselle, no me molesta ni me incómoda, quizás solo me intimida su belleza excesiva pero no más.
- Entonces no veo por qué no conversar un rato, la noche es agradable no lo cree?
El hombre se quedó pasmado. El vestido fino y con ribetes en oro de la dama anunciaba que era de una clase social alta, aunque no podía descifrar de cual.
- Está bien conversemos un rato madmoiselle Catrina aunque debe saber que es riesgoso para ambos.
- Por que dice eso?
- Por que si nos ven juntos a estas horas y usted sin un escolta o chaperón las lenguas bretonas se dispararan mañana en rumores.
- Las lenguas bretonas suelen ser muy fugaces messie, además dudo que las lenguas de por aquí me conozcan.
- Entonces no es madmoiselle de por estos sitios?
- No. Y es por eso que quiero pasear antes de regresar a mi casa.
- A estas horas?
- Si, algún problema?
- No madmoiselle.
Él sonrió y ofreció su brazo a la chica.
Esa noche pasearon por la playa mientras platicaban de nimiedades.
La joven Laïla y el pescador Milou se despidieron una hora antes del amanecer.
- Donde se está hospedado? La acompaño.
- No es necesario, no se preocupe.
- Insisto madmoiselle.
- Estoy hospedada en una residencia a las afueras del poblado pero descuide mi carruaje está ahí.
La joven señaló en la oscuridad.
- No alcanzó a distinguirlo madmoiselle.
- Esta muy oscuro pero está ahí, así que no será necesario.
- Pero...
- No insista messie.
- De acuerdo pero... La volveré a ver madmoiselle Catrina?
- Con suerte si.
- Y... tendré suerte pronto?
- La siguiente semana podría monsieur estar de suerte.
- Entonces esperaré con ansias la siguiente semana .
El pescador beso la mano pálida y helada de la joven y está partió hacia el lugar oscuro donde su carruaje inexistente aguardaba.
Al regresar a Louvre, Laïla sentía una especie de excitación. Quería volver a ver a aquel hombre pero sabía que lo ideal era mantener a cualquier humano alejado de ella, aun así no pudo evitar acudir la siguiente semana a aquella cita que se repitió la semana siguiente y la siguiente.
Ya habían pasado dos meses desde que había comenzado a conocer Milou. Esa noche iban a pescar, pero Laïla no deseaba entrar al mar ni aunque fuera en bote, sabía que donde quiera que hubiera un Leviatan si llegaba a sentir su presencia se desataría una batalla que seguro ella perdería más aún así acepto embarcarse con Milou pues la semana pasada le había prometido acompañarle en la pesca nocturna que prometía ser la mejor.
- Que debo hacer yo messie Milou?
- Solo ser mi amuleto de buena suerte.
- Es lamentable entonces.
- Por que dice eso madmoiselle?
- Pues es bien sabido que una mujer a bordo es de mala suerte.
- Podría ser cierto si fuera usted una mujer ordinaria pero siendo una mujer como usted, el mar estaría más que complacido.
- No lo creo...- Dijo por lo bajo la joven pensando en el predicamento que aguardaba en cualquier momento.
- Además para esas cosas siempre están los rituales de buena suerte.
- Rituales? No creo haber escuchado de ninguno.
- Bueno madmoiselle Catrina, usted mismo me dijo que viene aquí a pasear pues en su casa son muy exigentes con usted durante el día ya que no goza de ningún tipo de libertad cierto?
- Cierto, todo el día tengo ocupaciones que no me permiten salir, incluso mis tutores me atormentarían de saberme aquí.
- Pues entonces es lógico que usted no sepa de estos artilugios mágicos para la buena fortuna, prácticamente usted vive en la burbuja de la sociedad.
- Ah?
- Por lo tanto estás cosas tan reales como los artilugios de buena suerte o la pobreza no son parte de su mundo encantado.
-Es un poco cruel su mofa a mi situación messie.
- No intento mofarme de usted madmoiselle, solo intento plantear los puntos del por que usted desconoce de todas estas cosas, es como si yo fuera a su mansión, seguramente me portaría como un bruto, pues estaría fuera de mi lugar no lo cree usted así?
- Quizás, quizás messie.
Laïla guardo silencio y el pescador noto que quizás pudo haber sido algo rudo con la chica. El hombre encaminó el bote mar adentro, una lluvia ligera caía en tanto; el pescador sintió culpa y de inmediato fue al lado de ella.
- He sido un bruto, perdone si la he hecho sentir mal o he dicho algo estúpido.
- No, no es eso, messie, creo que ha mal interpretado mi silencio.
- Dígame entonces madmoiselle Catrina.
- Creo que yo estoy atrapada en ese lugar, quizas no mas de lo que estoy atrasada en mi propia soledad y usted de igual manera, dígame messie Milou, no se siente acaso usted solo?
El hombre miro a las estrellas que titilaban con fuerza queriendo llamar la atención.
- Debo confesar que en efecto madmoiselle Catrina, yo me sentía solo, pero ahora...
- Ahora?
- Ahora no más....
- Ah?
- Gracias a su compañía.
Laïla miro al humano un instante, la soledad que sentía por un momento se transformó en calidez, ya no era más soledad sino calidez, una tibia calidez.
- Messie Milou, yo tampoco ya me siento sola.
- En serio?
- Si!
- Entonces nuestro encantamiento es estar juntos, no lo cree?
Laïla sonrió y este la tomo con delicadeza de la mano, la llevo a la proa del bote y dijo.
- Y cuando estemos separados y la soledad nos tome presos de madrugada, entonces con un simple ritual estaremos juntos.
- Un simple encantamiento messie, podrá un simple encantamiento ayudar?
- Madmoiselle, claro que podrá por que entonces usted vendrá a mi mente y ya no estaré solo y yo iré a la suya ...
- Entonces messie tiraré un beso al viento y mi corazón cantará una canción como encantamiento.
- Entonces así será madmoiselle, un beso al viento y una canción con los latidos del corazón al que deseáramos aferrarnos.
Laïla sintió que volvía a tener un corazón normal en su pecho, sintió que latía desfasado a lo normal, sintió tantas cosas y ambos entonces lanzaron un beso al viento y se quedaron mirando las estrellas.
En tanto los meses venían y se iban tan rápido que no se dio cuenta que habían pasado cinco años....
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- Layla?!
- Ah? Steph que sucede?
- No vienes?
- Ah!
- Llueve, vamos adentro.
- Si- Sonrió la chica- Solo dame un momento quieres? Anda ve con los otros....
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Había dejado que la lluvia empapará mi corazón, que lo llenará, era culpa de esas cartas viejas, de ese retrato suyo, Milou, tenía tantas ganas de gritar su nombre, tenía tantas ganas de llamarle a gritos, pero Milou había desaparecido en el tiempo, caía la noche y las estrellas titilaban en el cielo con la misma intensidad.
Hice el ritual como siempre y me adentre a seguir a los demás.
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Ambos estaban tan enamorados uno del otro, que Laïla sentía que pronto sería el tiempo de ser cien por ciento honesta con Milou, ella estaba segura de que el podría comprender, después de todo, Milou era diferente a otros, cuando ella le dijo donde vivía el se sorprendió un poco pero no más, cuando ella le dijo que era una especie de consorte para el rey aún así Milou supo entender, solo le pregunto si amaba al rey a lo cual ella respondió que estaba ahí por que sus tutores la habían dado en prenda a cumplir su palabra empeñada con el rey y su familia, lo que Milou supo comprender bien, Milou también había actuado bien ante muchas otras cosas como sus diferencias en la escala social, que su unión era algo muy difícil pero aún así siempre se mostraba entusiasta con el hecho de poder estar al lado de Catrina. Por su parte el joven tenía también sus propios inconvenientes humanos, como que necesitaba generar más dinero pues su padre estaba muy enfermo y además tenía una vecina grande que le pretendía a cambio de trabajo o dinero, por esas épocas la pobreza en ese pueblo de Normandía se estaba acrecentando y aunque varias veces Laïla ya le había ofrecido su ayuda económica, el joven Milou se negaba siempre.
- Estoy muy contenta Milou, mi hermano vendrá a verme la siguientes semanas.
- Tu hermano?
- No te había ya contado de el?
- No, no creo, lo recordaría.
- Si, tengo un hermano menor, se llama Samael.
- Vaya, que nombre...
La joven cayó en cuenta de que había revelado el verdadero nombre de su hermano, y por un momento sintió inquietud pero si se iba a quedar con Milou debía aprender a confiar en el y seguir adelante.
- Supongo entonces no te veré las siguientes semanas .
- Si- Respondió la joven con tristeza - Supongo no había pensado en eso... Pero es que hace tanto que no veo a Samael...
- Ah!- Respondió de manera hosca el joven- Bien...
- Que sucede Milou?
- Nada.
- Dime...
- No es nada.
- Vamos Milou, entre nosotros no hay secretos o si?
- Mmmh... La verdad no me gusta que pongas esos pretextos.
- Ah?
- Tu nunca me habías dicho que tenías un hermano y la verdad es que aunque si bien es cierto que no me gusta que el rey te tenga la mayor parte del tiempo; menos me gusta que te alejes semanas de mi, por un supuesto hermano...
- Ah- Laïla se quedó atónita ante las palabras y los sentimientos de su amado pescador- Milou, acaso tú... Estas celoso?
El joven guardo silencio y Laïla sonrió, luego fue a abrazarle.
- No seas tonto, Samael es mi hermano menor y es verdad, tanto como que yo solo amo a Milou.
El joven volteo, vio a la chica de los cabellos cobrizos y sintió que se estaba comportando como un verdadero idiota.
- Catrina, desde hace cuanto no ves a tu hermano?
- Desde que Samael era un niño.
- Desde donde viene?
- Desde el oriente.
- Por que los separaron?
- Por convenir así a la corona.
- Vaya...-Dijo arrepentido- Pues perdón, he dicho demasiadas tonterías, entonces no estés triste, disfruta a tu hermano.
La chica sonrió y busco los labios de Milou con pasión.
- Creo que ambos tendremos que conjurar mucho al otro.
- Oh, Milou! Abrázame fuerte.
El joven hizo lo que ella dijo y le susurró al oído.
- Por favor no me olvides nunca Catrina, no lo hagas; que yo no podré jamás hacerlo.
- Milou... Jamás!
Las semana siguiente, el hermano de Laïla llegó a Louvre, fue recibido con mucha pompa y gala por la corona pero fríamente por la asamblea de Francia.
- Tu tienes algo raro Layla.
- Que?! No para nada.
- Y ese beso que has lanzado?
- Yo... Oh Samael, tengo tanto que decirte.
- Pues comienza ahora, el alba es traicionera y puede sorprendernos.
- Me he enamorado hermano.
- Por todos los diablos, dime que no es del rey! Es un hombre detestable.
- Claro que no, su nombre es messie Milou.
La joven le relato al espectro la historia de cómo había conocido a messie Milou, de cuánto tiempo habían convivido y de lo que sentía.
- Ya te lo tiraste?
- Ah?
- Layla sabes bien a que me refiero, maldición no actúes como las santurronas vírgenes de esta época.
- Samael como pretendes que haga algo así?
- Entonces te estás engañando, a tua y a él-Dijo el menor jugando con el lenguaje Breton.
- Pero....
- Layla, vamos! Eres más lista que esto. Bien sabes que sucederá en cuanto te lo tires.
- Yo... Yo sé que el comprenderá y veremos la forma de arreglarlo.
- Entonces ni siquiera sabe que eres una hija maldita?
- No- Dijo la joven encogida por la pena- Pero pronto se lo diré.
- Layla si lo amas debes dejarlo irse, tienes todo en contra, debes dejarlo incluso antes de que la asamblea lo encuentre.
- La asamblea! Demonios! Samael no digas nada por favor.
- Descuida, eres mi hermana y jamás te traicionaran pero debes dejarlo....Dejarlo de forma desesperada.

En cuanto se marchó el hermano de Laïla , el rey y su corte se fueron a pasar las vacaciones fuera, hecho que la joven aprovecho para recuperar el tiempo perdido con su amado pescador.
Pasaron cada noche de una semana de forma maravillosa en el bote de este, Laïla sentía que la conexión entre ellos se volvía más fuerte que nunca, el penúltimo día de su estancia en Normandía, al separase de su amado y justo cuando intentaba buscar refugio del sol se encontró con aquel personaje.
- Así que ese es el humano eh?
- Gustave! Pero que...
- Crees que no sentiríamos tu presencia en este sitio Laïla? Acaso creías poder escapar? Más cuando el Rey ha estado vacacionando cerca.
Demonios me he descuidado! Pensó la joven.
- Sabes que al rey no le parecerá que andes de ramera con un miserable pescador.
- Eso el rey no tiene por qué saberlo.
- Quizás pero... Qué hay de Zéphyr? No creo que a nuestro líder le agrade.
- Zéphyr es tu líder, no el mío.
- Eres parte de esta asamblea bien lo sabes.
- Soy parte por que lo quiero.
- Nos perteneces.
- Eso crees?
- Laïla, estás jugando con fuego.
- Has lo que te dé la gana Gustave que yo haré lo mismo, solo te advierto que si la asamblea hace algo estúpido, como herirle, sabrán quien soy.
No sabía si había sido una buena idea el despedirse de su amado Milou esa noche pues temía la asamblea actuará o mandará a algún discípulo joven que pudiera soportar el sol a causarle algún perjurio a su humano. Tenía que decirle pronto a Milou la verdad, el sabría comprender bien, el lo haría, jamás le había dado motivos para pensar lo contrario.
El último día antes de que la asamblea y el rey regresaran recibió una nota del pescador.
" Nos vemos a las diez donde siempre, tengo grandes noticias.
Te ama Milou"
Era el momento ideal para decirle la verdad, se moría del miedo, pero junto su valor, se puso un peplos griegos que le había dado el pescador y partió a su encuentro, su corazón latía tan fuerte como cuando le había besado por primera vez; un beso casto y tan ansiado, que sintió que las fuerzas del demonio la abandonaban. Llego cuando aún era temprano así que decidió esperar, y espero y espero hasta que se hizo media noche. Se asomó y vio que ahí seguía la barca de Milou pero no pudo ver ninguna vela encendida.
Se acercó al bote y decidió entrar, no creía que a Milou le molestará que estuviera adentro si llegaba.
Tantos pensamiento, tantos recuerdos habían vivido en esos años, si pensaba, Milou es el indicado, se sentó a esperarle en silencio cuando el viento arrastro una hoja hasta sus manos.
" Nos vemos a las siete donde siempre, tengo grandes noticias
Te ama Catrina"
La chica miro la hoja unos instantes más y no sabia si su sola presencia sería bastante pero en definitiva no iba a tolerar esto, no sería bastante uno contra la asamblea; pero estaba furiosa, no solo con aquellos que hubiesen osado tocar a su hombre; sino con ella misma.
Llego enseguida a Louvre y vio que la asamblea estaba reunida.
- Laïla querida, es una sorpresa que llegues tan temprano de tu cita.
- Quien fue? Dónde está Milou? Qué le hicieron?
- Que fue que? Dónde está quien? Querida niña, se más específica!
Zhéphy era el espectro líder, era un espectro viejo de ojos grises y profundos como un abismo; además era un espectro corrupto a más, doblegaba la voluntad del rey con solo una orden.
- Donde esta Milou?!- Grito Laïla.
- Creo que se refiere al humano...- Dijo Yves, que era su mano derecha.
- Ahhh el sucio pescador!- Dijo Zéphyr- El está en su casa resguardándose de encontrarse con una hija de Lilith, sabes que es muy feo mentir querida.
- Yo no mentí!
- No? No le dijiste que te llamabas Catrina? No el pensaba acaso que eras una humana? No es eso acaso engañó?
- Maldición, si le hicieron algo te mataré.
- Sabes algo dulce Laïla, quisiera ver eso... Es una lastima, en fin Colette, Gustave y Silvayn fueron a visitarlo y a informarle sobre quién era de verdad su amada novia, sobre la criatura que maldecía a los hombres, tu sabes las hijas de Lilith y de paso a darle saludos del rey.
- Los destruiré, te juro que...
- Sabes cuál es la mejor parte? Espera, espera no digas esas cosas tan feas sin escuchar...
La joven de cabellos cobrizos apretó los puños y el líder prosiguió.
- La mejor parte es que en este momento tu príncipe de las sardinas esta bajo su cama rezándole a Dios mismo que tú desaparezcas de su vida, por que así son los humanos volubles e idiotas, seres inferiores a nosotros.
La risa estrepitosa de Zéphyr se escuchó por todo Louvre en tanto la joven corría su máxima velocidad de regreso al poblado para tratar de encontrar a su amado.
Al llegar al lugar se concentró en buscar el pensamiento de Milou, lo invoco largo rato pero era muy difícil poder dar con el, por el alba y justo antes de que despuntaran los primeros rayos de sol, pregunto a los pescadores diurnos si sabían donde vivía el dueño de esa barcaza, dijo señalando el bote de Milou; a lo que estos le indicaron como llegar a casa del pescador.
Tuvo que resguardarse del sol y esperar, la espera más larga de su milenio.
Por la noche se presentó en casa de Milou, su padre le recibió, era un hombre viejo y ciego y este le indico que su hijo estaba enloquecido, que había perdido la cabeza por completo.
"Papá, tenemos que irnos, unos demonios me persiguen, he pecado, papá!"
- Mi hijo no paraba de decir cosas sin sentido, hablo de diablos y de que la que la mujer con la que habría de casarse era la consorte del diablo, dijo que su alma estaba perdida y que necesitaba escapar, me dio pena madmoiselle, el estaba a unos días de proponerle matrimonio a la dama en cuestión, no sé mucho de ella, mi pobre Milou, el dijo que en cuanto aceptará ella, me la presentaría, que aún había cuestiones que arreglar pero que estaba casi seguro se casaría con ella, que era la indicada y ahora...
- Ahora? Por favor dígame señor Lecrerc.
- Mi pobre Milou ha ido a refugiarse a la casa de campo de la señora de Cobtesse. Pero dígame madmoiselle, dice que usted lo conoce? De donde conoce a mi pobre Milou? Dígame usted conoce a la dama en cuestión?
- Si, si la conozco. Ella me pidió que le encontrará, ella lo ama.
- Entonces vaya con ella, dígale que lo busque, mi Milou es bueno, no tengo idea que le sucedió pero mi hijo es bueno.
- Si, lo sé monsieur y descuide le diré a la dama en cuestión, créame que ella lo ama de igual forma.
La joven salió en busca de la casa de Cobtesse que no quedaba más allá de siete kilómetros los cuales no fueron mas que un par de minutos para ella.
La puerta estaba arrancada y todo apagado, pero su olor estaba ahí. Laïla entro como los espectros suelen hacerlo, de manera silenciosa, la casa era algo vieja y estaba ya muy desgastada, no le pareció correcto que alguien pudiera vivir ahí.
Subió la escalera y supo que el amanecer estaría ya a la vuelta. En tanto en la habitación se hacía más fuerte el olor de Milou, mezclado con el de la podredumbre de la vieja casa y no solo eso sino que además se podía escuchar perfectamente el latido de su corazón.
- Vamos Milou sal de ahí- Dijo Laïla levantando la vieja y pesada cama de latón con una sola mano. Este la miro aterrado y profirió un alarido terrible. El humano estaba aterrorizado al verla hacer eso, temblaba y babeaba sobre sí mismo del miedo.
- Milou, ven conmigo.- Dijo ella extendiendo su mano.
- Eres la consorte del diablo, aléjate de mi.
- Milou, ven y te explicaré.
- No, yo creo en Dios!- Grito el hombre.
- Yo también Milou, anda vamos!
Esta intento acercarse a él, pero este se replegó a la pared, era imposible calmarle.
- Vamos a hablar Milou.
- Déjame!
- Vamos anda.
- No, tú y tus demonios aléjense de mi.
- Vamos Milou, hay que ser razonables, vamos a hablar quieres?
El hombre sigió temblando y la miro, quizás, pensó, solo quizás había soñado eso.
- Dime que no eres un demonio.
- No soy un demonio Milou.
- Que son esas cosas? Dime ...Son demonios?
- No Milou, no son demonios.
- Entonces? Esas cosas no son humanos! No te atrevas a engañarme, bruja! Dime eres una bruja?
- No no sou una bruja Milou, y no es mi plan engañarte, pero ni yo ni ellos somos demonios créeme, ellos son espectros de demonios, quizás y con mucha suerte lo sean algún día.
- Y tú qué?- Dijo el hombre afianzando sus temores.
- Yo no soy ni un demonio ni un espectro... Soy una hija de Lilith. Mi nombre verdadero es Lilú pero aquí me llaman Laïla.
- Entonces no te llamas Catrina?
- No, ya te he dicho mi nombre.
- Quien es Lilith.
- Lilith es la primera mujer....
La joven le contó brevemente quién era su madre y el hombre parecía más tranquilo pero su mente viajaba más rápido de lo que podía.
- Milou, ahora sí vendrás conmigo, yo te amo Milou...
- Por que habría de ir con la consorte de Satanás eh?
- No soy la consorte de Satanás.
- Eres una bruja mentirosa, seguro querrás mi alma en prenda.
El hombre comenzó a proferirle insultos a la joven que soportaba aunque por dentro sentía que su esencia se fragmentada.
- Le voy a decir a todos lo que eres y lo que habita en Louvre, aquello con lo que el rey ha hecho pacto.
Laïla siguió soportando hasta que se cansó .
- Por que demonios es tan importante ahora quien soy eh? Ósea, no te molesto que fuera la consorte del rey pero si te duele que lo sea del diablo?!
- Admites tu pecado!
- Cual pecado Milou, por mil demonios ! Cual pecado?!
- Ramera del infierno, eso eres... No lo puedo creer, casi dejo mi alma en las manos de Belcebú!
- Belcebú es mi hermano.
La puesta del sol ya estaba comenzando cuando las cosas se tensaron. Milou intentó atacar a Laïla para escapar pero eso solo desembocó su furia al decir .
- Apártate costilla pecadora.
- Costilla.... Me has llamado costilla?- Dijo la joven riendo a carcajadas, entonces por primera vez Laïla se comportó como una verdadera hija de Lilith.
Mientras el sol salía, y a contraluz lo rindió ante ella y sus deseos arrancándole a zarpazos la ropa a Milou y lo poseyó como si ella misma se hubiera transformado en un demonio de horror. Lo poseyó tres días con sus noches, dejando al hombre hecho un fiambre.
Tiempo después se supo en el pueblo que el hijo del pescador Lecrerc había enloquecido, que había ido vagando de pueblo en pueblo cantando que el rey tenía pacto con el diablo y que se cogía a la consorte del mismísimo Satanás, por supuesto Milou estuvo a punto de ser mandado a ejecutar pero muy a tiempo un misterioso pariente rico apareció y lo mando internar en un manicomio de París, y que así mismo: esta persona desconocida se había hecho cargo de su padre hasta su muerte.
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- Milou, pudimos haber sido tan felices- Dije en voz suave mientras miraba desde la cubierta como el sol se escondía, pero esas puestas de sol... Nunca habían vuelto a ser lo mismo de antes, ahora me parecía que mi amado de ojos azules estaba tan distante de mi memoria, y aunque intentaba duramente castigarle en mis recuerdos para tratar de olvidarme de el, jamás volví a recordar un solo defecto de Milou.
Tire un beso al viento y mandé una oración desesperada a Dios mientras recordaba que eran tan fugaces, los humanos siempre estaban con el tiempo en su contra.
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Laïla se había arrepentido de haber poseído a Milou de esa manera tan monstruosa, tan típica en las de su estirpe. No fue ninguna noticia para los miembros de la asamblea que ella tomara a su cargo el cuidado de Milou por lo que le quedara de vida al humano y también al padre de este.
Con frecuencia iba a visitar a Milou al asilo y le llevaba comida de su agrado u objetos no peligrosos para que esté se entretuviera; pero era inútil Milou se había perdido en su propia miseria.
- Vamos Milou regálame una mirada, anda.
-Vete al diablo! Vete al diablo me oíste? Tú y tus compañeros demonios váyanse al diablo por mi. Regresen por donde vinieron...-Seguía murmurando una letania .
- Vamos, ven aquí.
- A que juegas Laïla? Déjame adivinar, tú eres la bella princesa perfecta y además tesoro del rey y yo la bestia del pantano, no es así? Pues no participare, no lo haré, para ser la bella princesa eres muy poco prudente, juegas a los dados con nosotros pero un día Francia despertará y se dará cuenta de tu engaño.
- Vamos Milou, no me la pongas así de difícil.
- Difícil? Difícil es que este obsesionado contigo y al mismo tiempo te deteste, que tu imagen esté dando vueltas por mi cabeza a cada rato y yo no pueda huir de este sentimiento asqueroso. Por tu culpa mi cuerpo esta sucio y Dios jamás me dejara entrar al cielo, jamás escuchaste?! Mi cuerpo... Mi cuerpo esta sucio...
Milou fue envejeciendo y ya no pudo salir del psiquiátrico nunca más, pero eso jamás mermo su carácter.
- Hola Milou, como estas?
- Con ganas de llorar y alejarme de ti, pero eso no te importa, no te importa que estás lágrimas de pena que derramó me duelan pues no pueden limpiar tu pecado, el pecado que tu me hiciste. Tú y los tuyos quieren terminar con el mundo, y eso duele Laïla. Dios cuánto me duele.
Se acercaba arrastrándose hasta el regazo de la joven mientras berreaba de dolor.
Los años nunca pasaron en balde y la salud mental de Milou se llegó a deteriorar demasiado.
- Milou? Milou? Cómo te sientes?
- Cambie todo por el demonio madmoiselle.
- Milou, sabes quién soy?
- Si... es usted, quien antes me dolía tanto. La que me ensucio el cuerpo y el alma, aquella que me arrastró en la miseria y en mi odio; pero ahora solo eres mi pena.
- Milou....
- Dios cuánto te amo, aún lo hago. Me condene el día que te conocí, no entraré al cielo...
- Yo también te amo Milou, y me odio por hacerte esto.
- Laïla, nunca digas que no supe amarte, no importa si dices que todo esto es mi culpa yo... Te amo, y se que iré al infierno pero aunque me vaya yo...
Laïla silencio sus labios con un beso, amaba a Milou, amaba cada parte de su ser; aunque este se hubiera perdido a si mismo, era aún su Milou, el único hombre que había visto a una mujer normal en ella desde el principio, y donde todos veían a esa mujer hermosa y que poseía todo, donde todos miraban a la hija de la primera mujer, Milou había visto a Laïla nada más. Por eso sus lágrimas fueron todas y cada una de ellas tan preciadas para la joven...
La escasa salud mental del pescador se fue a los suelos en sus sesenta años, terminó cortándose la lengua para no hablarle más a la representante de satanás y unos años después se cegó a sí mismo para no ver al espectro. Milou quería morir, pero Laïla no lo permitió y lucho contra aquella firme convicción de su amante de quitarse la vida.
Milou termino sus días en aquel asilo y finalmente murió a los 95 años, dejando a una Laïla que se juro a si misma no volver a dejar a la bestia de sus deseos volver a salir, a una Layla que decidió cambiar su vida, buscaría a ese espectro que le había ofrecido trabajarán juntos, parecía un niño pequeño pero tenía algo muy especial, Laïla decidió ejecutar esa venganza que había comenzado a preparar desde que su felicidad había sido arrebatada por su propia asamblea y Zhéphy y todos los miembros conocerían el despecho de una hija de Lilith y un corazón que trabajaba en contratiempo.


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