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De Ruso a Japonés por ZessChan

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—Que tengas lindo día Viktor y...—la recepcionista estaba confundida. 
 
Viktor empujaba al japonés hasta la salida, y cada vez que el desmesurado trataba de hablar, aquel odioso ruso se interponía. 
 
—Igualmente, Sala—se despidió el peliplata. 
 
Yuuri se asombró al ver el elegante auto negro de Viktor, en su pensamiento se juró que algún día iba a tener uno igual. Amablemente, el ruso le abrió la puerta del copiloto, pero en ése momento en donde Katsuki negaría subirse con un extraño, el de ojos azules lo ayudó (lanzó) a subirse; ¿dónde quedan los derechos humanos? 
 
—¿Quieres agua?—preguntó el ruso cuando al fin ya había tomando su lugar como piloto, mostrándole una botella que en efecto, estaba vacía. 
 
Yuuri entre abrió sus labios queriendo contradecir, pero...
 
—Olvídalo, no tengo, lo siento—Viktor agitó la botella, y la lanzó a los asientos de atrás; pisó el acelerador, usó la velocidad dos, y el timón giró a la derecha. 
 
Se suponía que aquella entrevista no duraría más de media hora, eso y que al no más terminar él iría a donde Phichit. Era temprano, medio día y el sol en Rusia no es que se notara mucho. 
 
Viktor hablaba y hablaba cambiando de ruso a inglés, y de inglés a ruso; Yuuri pensó que probablemente el hombre éste se había olvidado de que sabía más de veinte idiomas, y que de hecho, ése es su trabajo. 
 
Yuuri suspiró exhausto dejando que su cabeza reposara en el vidrio de la puerta, cerró los ojos e hizo el máximo esfuerzo en ignorar a Viktor. 
 
El peliplata insistía en cambiar los verbos en inglés utilizándolos en pretérito a ruso, acaso no podía decidirse qué idioma hablar. Se había rendido totalmente en tratar de hacerle entender al tipo aquel que él no estaba mudo.
 
El carro aparcó al frente de un edificio que se miraba bastante lujoso, y eso quedaba muy poco a comparación de como era por dentro.
 
Sin tanta delicadeza, Viktor se movió con rapidez hasta el lado de Katsuki, y de igual forma lo tomó del antebrazo llevándolo a paso rápido hasta el último nivel del edificio. 
 
"Maldito ascensor" maldijo el nipón, ya que de no haber sido por culpa de ello, él estaría descansando en la casa del tailandés. Cuando ya habían llegado, el peliplata introdujo la contraseña de su departamento, entraron, y la molesta voz del dueño empezó a martirizar a los pobres oídos del pelinegro. 
 
—¿Quieres té? ¿Quieres dormir un poco? ¿Necesitas ir al baño?—lanzó pregunta tras otra moviéndose en círculos dentro del salón principal.
 
Yuuri casi podía imaginarse a Viktor llevándose las manos a la cabeza, y jalar sus cabellos por la mera bilis del estrés.
 
—¿Tienes hambre? Puedo llevarte a comer... ¡Conozco un buen lugar para almorzar!—el ojos azules calló su voz para procesar lo que había dicho—. ¿Sabes? No hay tiempo para eso... ¡Oh! Deberás quedarte conmigo sólo por hoy, ¡lamento...!
 
"Y ahí vamos..." Pensó Yuuri rodando sus orbes cafés, entendía que el trabajo es importante, pero vamos, llegar al extremo de cambiar el idioma de uno a otro, y dejar que salga un escupitajo verbal... es molesto. 
 
—¿¡Estás entendiendo lo que digo!?—finalmente gritó desesperado—. ¿Quieres que lo escriba? ¡Yo...!
 
—¡Señor!—exclamó cansado el japonés hablando en el más 'fácil' inglés—. ¿Puede calmarse? Entiendo perfectamente lo que está diciendo. 
 
Viktor suspiró dándose cuenta de su estúpido comportamiento, llevó su mano derecha a la frente para probar si tenía fiebre o qué demonios. 
 
—Lo lamento... claro que entiendes lo que digo; por eso estás aquí—el chico se dejó caer es su sofá mientras dejaba salir un exhalo junto a sus palabras. 
 
Yuuri logró sentirse aunque sea un poquito mal, seguramente su cargo en Visionary Corporation era el de un alto ejecutivo, el cual mañana tenía que entregar semejante audiencia de negociaciones a clientes internacionales. 
 
—Discúlpame, no he tenido un buen día en el trabajo; eso y apenas que es temprano. 
 
El japonés dió un par de pasitos frente a Viktor tratando de expiar sus culpas—. No se preocupe señor, yo... Uhm—Katsuki se quedó sin agurmento. 
 
"¿Señor?" Viktor al fin decidió echarle un ojo a quien él tomaría por su nuevo subordinado; lo examinó un par de segundos.
 
—Ven, siéntate—el de cabellos plata golpeó suavemente el lado continuo a donde él estaba. 
 
—Bueno, yo...
 
—Que vengas.
 
Un desconfiado Yuuri se acercó lentamente hasta quedar totalmente reposado sobre el sofá gris de aquel extraño. 
 
—Mira que falta de respeto la mía—dijo un apenado ruso, pero aquello de inmediato se alejó dejándose ver una sonrisa gigante en sus labios, acompañado de un aplauso por su parte—. ¡Me presento! Soy Viktor Nikiforov, el representante de Visionary Corporation, tu jefe, y amigo... ¿tú?-exclamó super mega emocionado, y esa sonrisa que sólo a Yuuri le provocaba miedo.
 
"¿Mi jefe?" Katsuki abrió los ojos, "¡mi jefe!". 
 
—Uhm... Yuuri Katsuki, el nuevo... se-señor. 
 
"¿Eso siquiera es una presentación?" 
 
Viktor entre cerró los ojos calculador.
 
—Yuuri... 
 
El nombrado asintió.
 
Justo en ése momento, en la cabeza de Nikiforov se visualizaron varias imágenes donde incluían cabellos de un tono amarillo, y aquellos ojos gruñones. 
 
—Yuuri.
 
—Sí, Yuuri. 
 
«¡Camina más rápido viejo raquítico!» 
 
«¡Yuri! No me llames así» 
 
«Sólo recuerda lo que tienes que hacer; mamá se enojará si no llegas a tiempo»
 
—¡Der'me!—exclamó Vik levantándose rápidamente del sofá, provocando que Yuu se pusiera incómodo. 
 
"No es necesario de cubrir sus malas expresiones, ¿se le olvidará que sé ruso?" 
 
El elegante presiente de Visionary Corporation llevó sus ojos al bonito reloj de pared que decoraba su casa; jadeó asustado—. ¿Tan rápido? Demonios, tendría que haber llegado hace media hora—murmuró buscando las llaves de su auto. 
 
—¡Yuuri!—gritó haciendo sobresaltar al de gafas—. Necesito que me acompañes a zanjar algunos problemas. 
 
Viktor arrastró de nuevo al pelinegro hasta su negro automóvil; está seguro que ésa mujer le sacará los ojos, y no sólo ella, sino el molesto mocoso que tenía como hijo. 
 
Yuuri no podía estar más que desesperado, ¡su primer día fuera de su país, y se viene a topar con un ruso irritante! Además el temblor que surgía en sus piernas, y el cosquilleo en su estómago no aseguraban su salud mental, y física. 
 
Cuando el auto frenó, un incesante dolor de cabeza martilló al pelinegro, y no se debía sólo por el rugir de sus tripas, sumemos el cansancio del viaje, Viktor, la voz de Viktor, y los destellos de Viktor. 
 
Una casita bastante normal de color crema, y hermosos ventanales con un pequeño jardín al frente se mostraba ante ellos. Mientras Nikiforov sonreía y caminaba, Katsuki atrás de él bastante sombrío andaba. 
 
—Hasta que llegas, estúpido Viktor—dijo un muchachito delgado de cabellos rubiecillos. 
 
—¡Yuri! 
 
El nipón se sintió amenazado al sentir la intimidante mirada de aquel joven de ojos cobalto. 
 
—¿Y éste cerdo quién es?
 
Al escuchar aquello, un puchero se formó en sus labios.
 
"No estoy tan gordito" 
 

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