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La mágica vida de los hermanos Lecter por Omega Lucy

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A la mañana siguiente, todos los alumnos se encontraban de camino al Gran comedor para desayunar antes de iniciar su jornada de estudios del día. Antes de ir a su mesa con el resto de Ravenclaw, Mischa se dirigió a la mesa de Slytherin a buscar a su hermano mayor, aunque por unos momentos la idea de que estuviera enojado con ella le aterró, después de todo, ni siquiera pareció molesta o disgustada cuando el sombrero le envió a otra casa.

 

—Buenos días—el abrazo de Hannibal despejó totalmente aquellos pensamientos, que si bien eran absurdos, le mantuvieron preocupada parte de su trayecto.

—Buenos días Hannibal—saludó correspondiendo su abrazo con cariño.

— ¿Qué tal dormiste? Anoche no pude desearte buenas noches—se separó un poco para ver mejor a su hermana. Admitía que hubiese preferido verla con el logo de Slytherin en lugar de Ravenclaw y los detalles verdes en lugar de azul, pero daba igual, a su parecer se vería perfecta con cualquiera de los colores de las casas de Hogwarts.

—Muy bien, pero me hubiera gustado hablar contigo antes de ir a la sala común—dijo mirando un momento hacia su mesa y luego a su hermano— ¿Y Chiyoh?

—También me hubiera gustado que habláramos—le acomodo uno de sus mechones rubios tras la oreja—. Creo que sigue en el baño, no debe tardar en bajar.

—Salúdala de mi parte, iré a comer y tú también deberías comer algo—Hannibal sintió que no podía negarse a esos ojos—, nos vemos después hermano.

—Cuídate—se despidió antes de verle ir de regreso a su mesa con el resto de sus compañeros. Hannibal fue a tomar asiento en el gran mesón y miró la comida sin muchas ganas, pero al final accedió a comer un poco de pan tostado y tocino.

 

Mientras todos desayunaban, una gran parvada de lechuzas llegó con el correo. Algunas dejaban caer sus encargos sobre los alumnos, otras al menos tenían la decencia de aterrizar aunque tiraban un poco de comida en el proceso. Los hermanos Lecter habían recibido una carta cada uno por parte de su tío, para desearles un buen comienzo de clases y para felicitar a Mischa por entrar a Ravenclaw, que no debía preocuparse de lo que dijese su familia –específicamente, sus abuelos- y que hiciera muchos amigos.

 

— ¿Eso es un vociferador? —La pregunta de Jimmy Price captó la atención de los que estaban cerca de él. Mischa se fijó en la curiosa carta que tenía Margot en las manos, parecía muy asustada y no quería abrirla para nada.

—Deberías abrirla, es peor si no lo haces—le sugirió Beverly a pesar de que su mirada era una evidente expresión de pesar.

 

Los gritos de un hombre resonaron en casi todo el Gran comedor, la mayoría se fijó en el vociferador que le gritaba a la pobre Margot, la cual solo podía encogerse en su lugar intentado mostrarse firme a pesar del regaño de su padre por quedar en una casa diferente a toda la familia Verger. Algunos alumnos le miraban con pena e incluso algunos con burla, pero cuando el vociferador se autodestruyó, todos volvieron a sus asuntos como si nada.

En la mesa de Slytherin, Mason Verger sonrió satisfecho sin importarle que su hermana parecía esforzarse mucho en no llorar.

 

La clase de Transformaciones fue lo suficientemente agradable e interesante como para distraer a Margot del regaño que había recibido de su padre, cosa que aliviaba a Mischa, quien no se había separado de su lado en un intento de consolarle un poco. La clase de Encantamientos también había sido muy agradable y tal vez por eso sintió que había pasado muy rápido, pues cuando lo notó ya el timbre había sonado indicando que era hora del almuerzo.

El mayor de los Lecter por otro lado, a pesar de estar más tranquilo luego de hablar con su hermana, le había fastidiado mucho la actitud de Mason durante la mañana, comentando con varios de sus compañeros la terrible desagracia que era Margot por no entrar a Slytherin. Desde el primer año ese chico le había parecido desagradable, pero en su limitado trato con las personas no había sido capaz de dejárselo muy en claro y había ocasiones en las que le hablaba como si fuesen iguales.

 

— ¿Qué crees que dirían tus padres si supieran que su hija no quedó en su misma casa? —Le escuchó decir a pesar de que esforzaba mucho en ignorarle, sintió que la sangre le hervía ¿Qué dirían sus padres? ¡Estarían orgullosos de Mischa! Así como él lo estaba ahora.

—No creo que eso hubiera sido un problema para ellos—apenas giró el rostro para mirarle con evidente desprecio, no tenía por qué ocultar su disgusto en realidad.

—Oh~—Mason sonrió ante aquella mirada, su desprecio era tan interesante y casi palpable—. Bueno, para mi padre es algo muy importante, cada Verger que ha pasado por Hogwarts ha quedado en la casa de Slytherin, después de todo ¿Dónde más quedan los descendientes del mismo Salazar?

—Dime algo Mason ¿acaso hablas parcel? —Aquella pregunta le tomó por sorpresa.

— ¿Qué? Por supuesto que no, ¿a qué rayos viene eso?

—Significa que ya no hay ni una gota de Salazar Slytherin en tus venas ni en las de Margot ni en ningún otro Verger, no hay razón para que no puedan quedar en una casa diferente.

 

Mason sonrió forzadamente, era evidente el brillo de ira en sus ojos, del mismo modo Hannibal le mantenía la mirada, solo que su expresión era completamente seria. Los que estaban cerca temían que pudieran sacar sus varitas y atacarse en pleno comedor, pero Lecter no quería dar una mala imagen a su hermana, si ella no estuviera allí, hubiera mandado a volar a Mason hacía mucho.

 

—Ustedes dos cálmense, ¿quieren que nos quiten puntos desde ahora o qué? —La voz de Frederick Chilton no hizo más que irritar a Hannibal, pero empleó todo el autocontrol que tenía.

—Pero si solo estamos hablando, no hacíamos nada malo—Verger sonrió como si nada malo ocurriese— ¿Qué tiene de malo hablar sobre lo patéticas que pueden ser las hermanas menores?

 

Chiyoh, Frederick y el resto de los presentes vieron a Mason salir disparado contra una pared luego de una ligera ráfaga color verde. Todos giraron sus rostros hacia su agresor y se encontraron con Hannibal apuntando su varita en dirección a donde Mason cayó casi inconsciente, el comedor estaba en completo silencio. Varios profesores que estaba comiendo se levantaron tras ver lo ocurrido. Desde la mesa de Ravenclaw, Mischa y Margot miraban con sorpresa al mayor de los Lecter que no parecía arrepentido en lo más mínimo y de no ser por la intervención del director Dumbledore y el profesor Severus Snape, jefe de la casa de Slytherin, Hannibal hubiera lanzado otro hechizo al debilitado Verger.

 

—Estarás castigado y apenas es el primer día —comentó Chiyoh muy sorprendida mientras caminaban a su clase de Defensa contra las artes oscuras— ¿Acaso querías romper un record este año? Además ya nos quitaron diez puntos.

—No me disculparé por eso, Mason lo merecía—gruñó sin siquiera dirigirle la mirada a la asiática.

—Eso no te lo discuto, Hannibal, pero deberías aprender a contenerte un poco.

 

El rubio dejó salir un gruñido como única respuesta, en la noche cumplió con su castigo, agradecía que el profesor Snape no lo hubiera pospuesto para el día siguiente. Y es que el tres de septiembre, Mischa Lecter cumplió once años; al despertar se encontró con una gran variedad de regalos en su cama, sabía que varios eran de su tío de Robertas y su tía Murasaki, pero uno era de por parte de su hermano mayor.

 

—Feliz cumpleaños Mischa—su hermano no dudó en abrazarle en cuanto le vio en el Gran comedor esa mañana.

—Gracias hermano—correspondió el abrazo con cariño.

 

Durante los espacios libres del día, ambos hermanos aprovecharon sus momentos juntos, los dos últimos cumpleaños de Mischa los habían pasado separados, pero ya no volvería a ser así. Durante el almuerzo, Hannibal y Chiyoh le hicieron un espacio en la mesa de Slytherin para que comiera con ellos y mientras esperaban la siguiente hora de clases, estuvieron juntos en los jardines hablando de cualquier cosa.

 

—Tuve mi primera clase de vuelo esta mañana—contaba la menor de los tres— ¡Fue asombroso! Volar se siente increíble, aunque un chico de Hufflepuff se cayó de su escoba, pero no le pasó nada.

—Hannibal también se cayó de la escoba la primera vez—recordó la japonesa, abochornando un poco al rubio.

—Creo que volar no es algo que se me dé muy bien, por eso espero que me vaya mejor cuando tenga que aprender a aparecerme—se limitó a mirar a otro lado.

—Pero aún falta mucho para que podamos aprender eso, así que deberías intentar llevarte mejor con la escoba.

 

Mischa dejó salir una suave risita, su hermano no quiso decir nada más al respecto, pero le gustaba ver a su hermana reír y más en un día tan importante para ella. Pasado un rato, la niña se fue a su clase de Pociones, mientras que su hermano y la azabache se fueron a la clase de Runas Antiguas.

 

Luego de la cena, todos se dirigieron a sus respectivas salas comunes, los hermanos Lecter se despidieron y tomaron caminos diferentes. Hannibal tenía algunos deberes por hacer así que decidió permanecer en la sala común de Slytherin con Chiyoh para terminarlos de una vez.

 

—Creo que Mason no duró en la enfermería tanto como hubieras querido—escuchó decir a la asiática. Hannibal levantó la mirada de su libro y se fijó en como Verger se encontraba hablando con algunos de sus compañeros, le dirigió una mirada de aparente burla y luego siguió hablando.

—Mi padre me dijo que cuando estudió en Hogwarts, no entraban mestizos a la casa de Slytherin—Mason y sus compañeros dirigieron su mirada a un niño de primer año que estaba sentado cerca de una mesita escribiendo en un pergamino, este pareció oírlos y se tensó un poco—Tu padre era un muggle ¿verdad? —Preguntó directamente, el niño se encogió un poco en sí mismo.

—Yo no lo sé, no lo conocí—respondió Francis Dolarhyde intentando concentrarse en su tarea de Transformaciones. Su abuela le había prohibido hablar del tema, pero no entendía como alguien podría saberlo en tan pocos días de haber llegado a la escuela.

—No creo que no sepas nada sobre él, fue un escándalo, mi padre me contó que incluso salió en El Profeta—prosiguió hablando como si nada—, que la heredera de los Dolarhyde se fue con un simple muggle.

—Yo no sé nada, mi abuela no me contó nada sobre él—tenía muy pocos conocimientos sobre su progenitor, solo sabía que era un humano ordinario y que su abuela lo llamaba “la desagracia de su familia”.

—Es curioso ¿sabes? Que un sucio mestizo entrara a…

—Cállate Mason—Lecter bufó obstinado llamando la atención del susodicho y sus amigos—¿En qué clase de época te ha enseñado a vivir tu padre? Es difícil que ahora alguien siga siendo de sangre pura, en algún momento deberían entrar mestizos o incluso hijos de muggles a Slytherin.

—La casa de Slytherin perdería una de sus mayores características si eso pasara—refutó Verger con brusquedad—. La unión entre magos y muggles debería seguir prohibida.

—No pueden hacer tal cosa o tendremos que acabar casándonos con nuestros hermanos y me sentiría muy mal por la pequeña Margot si tuviera que soportarte el resto de su vida—el comentario de Hannibal hizo reír a Chiyoh e incluso Francis sonrió un poco—No es tu asunto si él es un mestizo o un sangre pura, déjalo en paz o te enviaré otro rato a la enfermería.

—¿Me estas amenazando, Lecter? —Esta vez sacó su varita y le apuntó—Porque si es así las cosas no serán como ayer en el comedor.

—Tienes razón, si continuas hablando, la señora Pomfrey tendrá que reparar cada hueso de tu cuerpo.

 

Mason se tensó ante aquella frívola mirada. No era posible que Hannibal supiera magia tan avanzada, pero no podía confiarse y arriesgarse, el rubio parecía capaz de echarle una maldición imperdonable y no sentiría remordimiento alguno. Al final solo guardó su varita y se alejó con su grupo de amigos a los dormitorios. Hannibal reprendió a su amiga con la mirada pues seguía riéndose, aquello no le parecía un motivo de gracia.

 

—Francis—se fijó en el niño que volvió a tensarse al oír su nombre—, no es importante si estas emparentado con un muggle, no dejes que te molesten por eso, tu sangre no es lo que más vale de ti.

 

Aunque Hannibal solo volvió su vista al libro tras decir aquello, Dolarhyde se le quedó viendo con ojos brillosos por la emoción y admiración que empezaba a sentir por aquel chico rubio.

 

El otoño avanzaba bastante rápido, el viento que soplaba con fuerza tumbaba más fácilmente las hojas de los árboles, incluso las del sauce boxeador. Había días en los que solía llover de manera torrencial y empapaba a los que practicaban quidditch en el campo o simplemente acababa por hacerles cancelar sus prácticas. Al mayor de los Lecter jamás le interesó aquel deporte en lo más mínimo y dudaba que pudiera hacerlo en algún momento, pero con Mischa era diferente. Le gustaba ver los entrenamientos del equipo de Ravenclaw los fines de semana luego de acabar con sus deberes.

Pero ese día era diferente de los otros, ese día se celebraba Halloween así que para la hora de la cena, el techo encantado estaba oscuro y casi tétrico, pero el Gran comedor era iluminado por múltiples velas que se hallaban flotando en el interior de calabazas talladas para la época. Las mesas estaban llenas de toda clase de dulces, postres y golosinas. Todos los estudiantes comían a gustos mientras platicaban sobre cualquier cosa.

 

—Dentro de una semana será el primer juego de quidditch de la temporada—comentó Mischa mientras comía una rebanada de pastel de avellanas.

—No sabía que te gustara el quidditch—Margot dejo un momento la manzana acaramelada que comía—. A mí me gustaría ir a uno de los mundiales, pero sé que mi papá no me llevaría con él.

—No sabía que me gustara en realidad—admitió probando otro trozo de pastel—Solo empecé a ver las prácticas de los equipos, pero un mundial suena fascinante.

—Y lo son—Jimmy se unió a la conversación tras acabar de comer una galleta con forma de fantasma—Mis padres nos llevaron a mi hermano y a mí al último mundial ya que papá trabaja en el ministerio en el Departamento de Deporte y Juegos Mágicos, conseguir entradas es muy sencillo para él ya que fue jugador.

—¿Es en serio? —Preguntó Mischa impresionada, del mismo modo Margot y Brian le prestaron más atención.

—Así es. Él era golpeador en la selección nacional de Irlanda, pero decidió retirarse cuando mi hermano y yo nacimos, así que le ofrecieron trabajo en el ministerio—agarró otra galleta al acabar su explicación.

—Básicamente dejó de ser jugador por tu culpa—bromeó un poco Zeller, ganándose una mirada de reproche.

—Que genial debió ser—comentó Mischa bastante impresionada.

 

Casi todos siguieron comiendo a gusto sin dejar sus conversaciones. En la mesa de Gryffindor, Will Graham jugaba un poco con su tenedor, indeciso de si seguir comiendo del pastel de chocolate del cual se había servido. Estaba nervioso, pronto sería su primer partido de quidditch y aunque lo hacía bien en las practicas, le preocupaba que algo pudiera salir mal durante el juego contra Ravenclaw.

 

— ¿No tienes hambre? —Georgia Madchen le sacó de su ensimismamiento. Ella comía muy tranquila una paleta de remolino, parecía infinita y que no la terminaría nunca.

—Sí, solo estaba pensando que ya falta poco para el juego de quidditch—Will no era muy comunicativo con todos, Georgia era una de esas pequeñas excepciones que le permitían abrirse un poco.

—Supongo que es natural—dejó la paleta un momento para agarrar una galleta con forma de fantasma y comerla, aunque minutos atrás el fantasma de su casa –Nick casi decapitado- se había quejado de la insulsa forma de las galletas ¿Por qué un fantasma era representado como una simple sábana? Luego de eso muchos se abstuvieron de comer las dichosas galletas—. Es tu primer juego, pero lo harás bien, aunque eres el más joven del equipo ¿no?

—Sí, la mayoría de los que pasaron la prueba son de años superiores y soy el único de tercero—dejó salir un suspiró antes de comer al fin un poco—Jack es muy estricto como capitán.

—Me imagino que sí—agarró otra galleta—Más te vale anotar muchos puntos.

—Georgia soy el guardián, yo no puedo anotar puntos.

 

La equivocación de su amiga al menos le hizo reír un poco, solo estaba a una semana del juego, aún quedaban algunas prácticas más así que no debía preocuparse tanto. Decidió seguir comiendo y hablando con Georgia sobre lo absurdas que eran las clases de Adivinación.

Continuara…

Notas finales:

¡Hi~! Aquí está el capítulo dos de la historia. Conociéndome, es un tiempo record xd Tal vez avanzo un poco rápido, IDK, pero es necesario, luego me tomaré mi tiempo para que el romance fluya (¿?) Estoy casi segura que la temporada de quidditch inicia antes de Halloween, pero preferí hacerlo al revés :’v (en tal caso de estar equivocada, mejor para mí (¿?) No tengo mucho que decir, sus opiniones serán bien recibidas :D Nos leemos


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