Caminaba lentamente por las frías calles de la cuidad, cubiertas de nieve. Miraba por los ventanales de las casas los rostros felices disfrutar ese día, era navidad, faltaban seis días para ingresar a otro año, otro año que probablemente sería monótono, como los anteriores.
Desde que se había ido estaba solo, o al menos así se sentía. Le extrañaba, los extrañaba, ya se cumplían nueve años sin tenerlos.
Su madre se había sido asesinada cuando pequeño, y su padre había muerto el mismo día que su hermano menor; el día que el avión en el que iban de viaje se había accidentado.
Si, prácticamente ese accidente le quito todo, pues él, aunque vivo estuvo más de dos años en estado de coma y cuando despertó tenía lagunas mentales. Poco a poco había ido recordando todo. Al final, por ser menor de edad lo habían enviado a un internado y allí había estado viviendo los últimos siete años.
Iba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando chocó con alguien.
-Lo siento...-Se disculpó-Iba distraído...¿Esta bien?-. Sus ojos verdes se posaron en la figura de un hombre mayor, quizás unos 43 años que se acomodaba las gafas sobre el rostro y recogía lo que parecía ser una bolsa de regalos.-Déjeme ayudarle-.
-No te preocupes, yo también estaba pensando en otras cosas, no fue tu culpa-Le sonrió de forma amable-Pero dime, hace frió aquí afuera, ¿que haces tan solo aquí?-. Cuestionó.
-Digamos que...no tengo a donde ir...que mas da pasar la navidad en la calle, puedo ir a algún parque a entretenerme-Le respondió indiferente.
-¡¿Cómo?!...vaya dios...un chico como tú, tan joven y sin tener donde ir...-Se llevó la mano desocupada a la frente.-Oh...perdona mi mala educación, soy Haenbel Oréa-Le dijo.
-No se preocupe...yo...yo soy Millet, Millet Hallbridge-Le sonrió-Y...bueno, no tengo casa a donde ir, solo el Orfanato Zobeida, es el único lugar a donde regresar, pero...es algo tarde, ya no me abrirían hasta mañana-Rió nerviosamente-Le acompaño a su casa, para ayudarle con las compras, parece que no puede cargar todo eso-.
-Te lo agradecería, pero...mejor hagamos esto...me ayudas con las compras y aparte te quedas a cenar con nosotros-Aceptó.
-No...no quiero ser molestia...solo le ayudare-.Respondió de inmediato.
-No me desprecies Millet, te lo pido-El hombre se inclinó un poco en forma de suplica, dejando ver su canoso cabello.
El ojiverde se rasco la cabeza en forma de duda, revolviendo aún más sus cenizos cabellos. Al final, aceptó, caminaron un rato charlando hasta que llegaron a una enorme casa, que dejaba ver que aquel hombre tenía dinero. Entraron descuidadamente y allí encontraron a lo que parecía ser toda la familia.
-Padre, ¿por que tardaste tanto?-Una chica de cabellos negros se le acercó, mostrando unos avivados ojos azules, como el padre.-¿Quién eres?-Cuestionó al ojiverde que salió de pronto de sus pensamientos, nuevamente.
-Perdona...hija...-Respondió el hombre-Todos...-Dijo alzando la voz y los demás le miraron-El es Millet Hallbridge, es hijo de un gran amigo, esta noche la pasara con nosotros-Terminó
El ojiverde le miró extrañado por la mentira, pero no dijo nada, solo sonrió y los presentes le devolvieron el gesto.
-Hola amigo-Un par de brazos le rodearon los hombros.-¡Bienvenido a nuestro humilde hogar!-Se escucharon risas y como pudo observó a quien le hablaba. A sus costados estaban dos chicos, uno de cabellos castaños y el otro rubio, ambos con ojos color miel.
-Nosotros somos...Bach Oréa-Dijo el de cabellos castaños señalándose a si mismo y después señaló al otro- Y Dalí Oréa, los sobrinos preferidos del buen tío Haenbel-Ambos se soltaron a las risas-Pero anda, ve a servirte algo de ponche-Le dieron un pequeño empujón hacía una de las mesas.
-Si...gra...gracias-Millet rió algo nervioso por la actitud de ambos chicos y se acercó a la mesa, soltando un suspiro.
-Descuida...no están ebrios aún, esa es su actitud normal-Otro chico, unos tres años menor que él se le acercó, tenía el cabello negro como la chica, más bien, era una versión masculina de ella.-¿Qué?-Cuestionó aquel muchacho al ver la mirada de duda que el de cabellos cenizos tenía
-Tu...te...-.Susurró
-Ah, eso, somos hermanos, ella no se presentó cierto, es Haydn Oréa y yo soy Arum Oréa-Se acercó a él y le tendió la mano.
-Ya veo, pues, ya debes saberlo, soy Millet, tu padre me insistió en venir, y bueno, acepte, espero no incomode-.
-Para nada, aquí todos reciben a todos, creo que ya te diste cuenta-Rió-Mi madre está de viaje con mis tías, y mi padre se irá mañana, por eso estamos aquí todos, primos, sobrinos, y más, pero los más importantes y que seguro verás seguido seremos Bach, Haydn, Dalí y yo, los que nos quedaremos aquí, por si algún día quieres venir a visitarnos-.
-Si, gracias, me encantaría-.Le respondió.
La noche siguió como cualquier fiesta, Millet estuvo casi todo el tiempo con Arum, debes en cuando los dos primos se daban sus vueltas y bromeaban con él, mientras la chica solo platicaba un poco y se iba, a decir verdad, le hizo bien entretenerse un rato y no recordar.
Salió de esa casa pasadas las 4 de la mañana, se despidió de todos y les agradeció la invitación y sin más partió rumbo al orfanato.
-Seguro Vivian me mata y ni se diga de la hermana Carmen-Suspiró.
Tardó solo unos minutos en llegar, la puerta aún estaba cerrada, pero brincó la barda principal y se sentó junto a esta, a esperar a que el portero saliera a abrirla. Sin quererlo el sueño lo venció y se quedó dormido.
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-Vaya chico, me cayó bien-Sonrió el de cabellos cenizos.
-Si, aunque se veía un poco triste-Dijo la chica.
Los cuatro se encontraban en el salón principal, la fiesta había terminado unas horas antes, pero ninguno de ellos había querido irse a descansar, así que se quedaron platicando un rato.
-¿Tu que opinas Arum?...los vi juntos un buen rato, se hicieron buenos amigos ¿No?-Cuestionó Dalí.
El chico se quedó en silencio unos segundos, después se puso de pie.
-Voy a descansar, con permiso-Se dio media vuelta y subió en total calma y silencio las escaleras, hacia los dormitorios.
-¿Dije algo que lo molestara, o lo tomo a broma?-Preguntó inocentemente el rubio.
-Creo que ambos-Rió Bach.
-Vamos, déjenlo, el siempre ha sido un amargado-Ignoró Haydn.
-Si, y tu una presumida, presuntuosa, chocosa y arrogante-Terminó el castaño-Yo también me voy-.Se puso de pie y siguió el camino por el que se había ido Arum.
-Te sigo-Dijo el otro chico.
La pelinegra los miro indignada y con interrogantes en la cabeza, el rubio solo se encogió de hombros y se despidió de ella con una seña de la mano.
-Pues...a mi me gusto mucho, ese tal Millet-Sonrió complacida con su declaración-Mejor voy a dormir, o me pondré fea-Y se alejó de la sala.
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Se encontraba luchando con una dragón que lanzaba hielo por la boca, hasta ahora, había esquivado todos los ataques, faltaba poco y podría entrar al castillo y rescatar a su preciado tazón de cereal con leche, que lo esperaba con paciencia, pero justo en el momento en que iba a clavarle su espada al dragón, este le alcanzó con uno de sus ataques...Le habían arrojado una cubeta de agua helada. ((XDD))
Se puso de pie de golpe y miró asustado a todos lados, aunque ya sabía que no podría escapar. Un “enorme” puñetazo se clavó sobre su cabeza.
-¡¡Auch!!-Se sujeto con fuerza esperando que no pasara de un golpe, aunque para el eso era estarse desangrando.
-Te dije que volvieras temprano, te estuvimos esperando hasta muy tarde-Le grito una chica de cabellos casi rubios y ojos color chocolate-Me tenias muy preocupada-Se tapo la cara con ambas manos y se dejo caer de rodillas al suelo en forma dramática.
-Vamos Vivian, no es para tanto...yo solo...-Se excusó, pero la chica interrumpió molesta.
-¡Que no es para tanto!, ahora te voy a enseñar...-Empezó a perseguirlo con el puño en alto.
-¡Basta!-Ambos se quedaron de pie y miraron hacía la puerta, donde una mujer regordeta de cabellos negros canosos los miraba entre enojada y divertida.-Vivian, ve a seguir con tus deberes, y por favor, despierta a Grieg, ya intente todo y no puedo sacarlo de la cama-.
-Si Hermana Carmen-.Se dio vuelta y entró, no sin antes enseñarle la lengua burlonamente al de ojos verdes.
-Y tu, Millet...La Superiora quiere verte, y parece que esta enojada-Declaró-Date prisa, o no alcanzaras el almuerzo-Sonrió y le guiñó un ojo.
-Si...gracias Hermana-Le dio un beso en la mejilla y entró corriéndola edificio. No tardó mucho en llegar a la oficina.
-Entra Millet-Le ordenó una anciana voz después de que el tocara a la puerta.
-Con permiso-Entró a la habitación lentamente-la Hermana Carmen me dijo que usted quería verme-Dijo.
-Si, solo quería felicitarte-.Sonrió.
-Fe...¿Felicitarme?-Dudó creyendo haber escuchado mal.
-Si, feliz navidad-Volvió a decir sonriendo-Aunque me hubiera gustado que la pasarás con nosotros, pero seguramente estuviste ocupado y te divertiste, ¿no?-.
-Ehh...si..si-.Respondió nervioso.
-Me alegro mucho, además, ya estas lo suficientemente grande como para que te obliguemos a hacer cosas que no quieres, ya eres todo un hombre-.
-Bueno, quizás en cuerpo y en edad, pero no en alma Superiora, aún soy inmaduro y a veces demasiado ingenuo-.Terminó.
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De nuevo, perdón por la ortografía. Comentarios buenos, malos, pesimos, o notas de muerte por favor en reviews jejeje...Por cierto...TE AMO SAIII!!!!
Matta ne