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Vive por Luka Trancy

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La mañana del tercer día desde que el mercenario había llegado a la ciudad de Manhattan caía sobre todos los habitantes, algunos aun durmientes al ser un fin de semana. 
 
Pero no cierto superhéroe de armadura de acero que no había dormido en absoluto y ahora se encontraba en su laboratorio haciendo algunas modificaciones a cierta sorpresa que pretendía darle al castaño.
 
Los tacones de la asistente de Stark resonaban por los escalones hacia el laboratorio de este; unos segundos mas tarde, un folder con varios documentos era dejado caer en el escritorio del pelinegro, quien los vio apenas un segundo antes de volver a sus asuntos.
 
-¿y esto es?- 
 
-Fury quiere que todos estén informados de esto- menciono la chica mirando como su jefe ignoraba olímpicamente los documentos que le había traído.
 
-Pepper, se mas explicita, tu y yo sabemos que no lo voy a leer, ¿que quiere el pirata ahora?- el característico tono que usaba seguido de sus manos trabajando en el pequeño obsequio lograron sacar un suspiro de cansancio de la chica a su lado.
 
-es un informe; un mercenario ha llegado a la ciudad y quiere que lo mantengamos vigilado- esperaba que su jefe se interesara al escuchar sus palabras pero eso no paso, al contrario se mantuvo sereno en su trabajo.
 
-¿y? Muchos mercenarios llegan y se van, así es la vida en esta ciudad-
 
-Deadpool- dijo finalmente la chica, logrando que su jefe bajara las herramientas de sus manos hacia la mesa y volteara a verla con una expresión de seriedad.
 
-¿...que? Imposible, ese maniático estaba en Canada la ultima vez que supimos de él-
 
-Canada, Inglaterra, Hong Kong, Tailanda y mas recientemente visto en las cercanías de Manhattan. Fury quiere que estemos alerta.- dijo calmadamente mientras contaba las ciudades con sus manos.
 
-bueno...ese pirata tiene un punto; a donde quiera que va ese lunático la desgracia parece llegar con él; manda a algunos agentes a que lo sigan y ya. Seguro Fury ya ha mandado algunos también. - termino por decir con un suspiro, volteando de nuevo hacia su trabajo.
 
-en seguida. Y Steve llamo, pregunto por ti. Y también pregunto sobre el tiempo que habías estado encerrado aquí abajo-
 
-tsk....¿que le dijiste?- definitivamente eso no se lo esperaba, aunque era obvio, ya se le hacia raro que su rubio le diera esa clase de "libertad"
 
-le dije que subías para comer y que dormías mas de seis horas- una sonrisa burlona se poso en sus labios al ver como se había "erizado" el pelinegro.
 
-debiste decirle que tres, eso es mas creíble; como sea gracias Pepper- 
 
-¿estas de buen humor?- tantos años a su lado ya hacían que ella pudiera detectar fácilmente los cambios de humor de su jefe
 
-uhm...digamos que tengo preparado un regalo para Peter. - sin poderlo evitar una sonrisa escapo de sus labios al mencionarlo; Peter podría no ser su hijo de sangre, pero sentía como si lo fuera y aunque no quisiera admitirlo se estaba esforzando por ser un mejor padre de lo que lo había sido el suyo.
 
-pero al parecer tu estas mas emocionado por ese regalo- 
 
-algo así- 
 
-entonces iré a dar las ordenes; y no me hagas quedar mal con Steve, al menos sube a comer.- finalizo la chica mientras comenzaba a subir por las escaleras.
 
-ah...no te prometo nada, pero lo intentare.-
 
*****
La tarde había llegado y con ello, el chico de cabello castaño y quince, próximamente, 16 años de edad, de la escuela; tras dejar su mochila en su habitación, bajo hasta donde JARVIS le había dicho que su padre, que Tony, lo buscaba.
 
-¿Tony? ¿JARVIS dijo que querías verme? ¿Hola?- apenas podía ver en donde pisaba, a decir verdad no sabia que tenían otra habitación al mismo nivel que el laboratorio de Tony, parecía que la torre escondía muchos secretos que aun no conocía.
 
-adelante chico, entra. Te tengo una sorpresa- escucho la voz bastante...¿animada?...de su padre pelinegro y miles de ideas cruzaron por su mente.
 
-¿sorpresa?- estaba a punto de chocar contra una...¿puerta?...hasta que una mano lo tomo del hombro haciendo que se detuviera justo a tiempo.
 
-si, será tu cumpleaños ¿no? A menos que Steve me haya visto la cara y ahora este quedando como un completo idiota. Ya sabes, las fechas nunca han sido lo mío.- murmuro con ese tono por el que todos le conocían. 
 
-ah no, si será pero...es en una semana.- dijo a donde creía que estaba Tony, ente tanta oscuridad
 
-entonces esta bien, ciertamente no podía esperar mas para enseñártelo.- y ahí estaba otra vez ese tono emocionado que desubicaba al castaño.
 
-¿enseñármelo?-
 
-JARVIS luces; aquí esta tu regalo chico; disfrútalo.- justo en ese instante las luces se encendieron mostrando el interior de aquel largo piso. Las ventanas de piso a techo de cristal al igual que la puerta; a través de las cuales se podían apreciar cantidad de estantes, algunos con botes de sustancias, otros con herramientas diversas; un gran escritorio al centro lleno de teclados incrustados en él, una silla giratoria, entre otras muchas, muchas mas cosas, que dejaron al menor boquiabierto.
 
-esto...esto es demasiado, no creo poder aceptarlo- si vista pasaba del lugar hacia Tony y viceversa, la emoción podía verse en sus ojos al igual que la sorpresa.
 
-pues será mejor que lo hagas, Bruce ya me dijo que si no estas en mi laboratorio estas en el de él, así que no acepto un no por respuesta.- murmuro con aparente tono de enojo, cosa que el menor pareció tomarse muy en serio
 
-ah...lo...lo siento- 
 
-hey, no te disculpes; mejor solo agradécelo y si, sigue agradeciéndomelo.- dijo con una gran sonrisa de orgullo, al saber que ese seria probablemente el mejor regalo que Peter recibiría en su cumpleaños- pero vamos, entra, tiene todo lo necesario para que mejores tus experimentos con las telarañas, equipo suficiente para que crees, no se, robots de araña; también te instale pantallas de holograma, con acceso a toda la información que necesites y que JARVIS pueda proporcionarte, programas de simulación, entre...otras cosas, en fin creo que, estarás bastante entretenido con esto.
 
-gracias-
 
-es lo menos que Tony podía darte; te has esforzado bastante estos últimos 10 años Peter, tus padres estarían muy orgullosos de ti.-  la sorpresa invadió ambos rostros, al parecer ninguno se había dado cuenta de la presencia de cierta asistente.
 
Hacia ya diez años que Anthony Stark y Steve Rogers habían adoptado a Peter, aunque no exactamente de una manera muy convencional; habían encontrado al chico llorando en la entrada de la torre. Sus padres lo habían abandonado. 
 
Tras eso habían mandado un anuncio buscando a los padres del menor pero nunca dieron con ellos. Finalmente, después de 5 años de haberse comprometido y tres de haberse casado, adoptaron al pequeño de seis años que había llegado a iluminar sus vidas. 
 
-si eso...espero. - la mirada de Peter se entristeció tras las palabras de Pepper, el sabia que sus padres le habían dejado. Y aunque le tenia un cariño inmenso a Steve y a Tony por hacerse cargo de él, por ser sus queridos padres adoptivos, ese pasado que no recordaba aun le lastimaba.
 
-¿solo viniste a arruinar la alegría del momento, Pepper? -fue lo que el pelinegro dijo mientras pasaba un brazo por los hombros de Peter intentando reconfortarlo.
 
-yo no vine a...-
 
-que no te desanime, chico. - dijo, bajando luego el tono de su voz para proseguir y que solo el castaño le escuchara- será mejor que aproveches ahora que Capipaleta no esta porque cuando llegue no te querrá aquí.
 
-le diré que dijiste eso, Tony. - una pequeña risa salió de los labios de Peter al ver como Tony se tensaba ante lo dicho por Pepper, quien hacia caminado hacia la salida.
 
-oh, vamos Pepper, solo era una broma- grito mientras intentaba que la chica le escuchara, volteando luego hacia Peter nuevamente -pero, ella tiene razón Pet, te haz esforzado mucho estos últimos años; y...aunque ni el Cap ni yo seamos tus verdaderos padres; estamos muy orgullos de ti.
 
-realmente...gracias.- una bella sonrisa apareció en sus labios.
 
No tenia nada de lo que quejarse, su vida siempre había estado rodeada de muchas personas que le querían, mucha alegría y protección. 
 
Siempre había sido un niño estudioso, nunca había tenido que experimentar lo que era un castigo, su padre Tony siempre le consentía, mientras que su padre Steve siempre lo sobre protegía.
 
Aunque nunca había estado rodeado de muchos amigos, los que había tenido a lo largo de esos últimos diez años habían sido de los mejores, que siempre estarían en su corazón, aunque ya no estuvieran en la misma escuela. 
 
Tenia que admitirlo, era un chico con mucha suerte; un chico que sentía un gran agradecimiento hacia la vida, un chico realmente feliz.
 
 
 
 

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