Narrador Omnisciente.
La sala de espera se veía sombría y elegante a la vez. Naruto no comprendía cómo es que alguien puede hacer ver elegantes objetos de pactos satánicos y magia negra. Se encontraba sentado en un asiento de cuero negro, esperando con nervios que ya fuera su turno, retorciendo y desplegando sus manos en su regazo.
Naruto sabía muy bien como había llegado allí, tan solo estaba buscando consejos en Internet para enamorar a Sasuke, el chico del que llevaba enamorado desde que tenía 7 años, pero entonces le apareció uno de esos anuncios satánicos, obvio lo iba a cerrar ya que esas cosas le daban pánico, pero las palabras "Amor y siempre" lo pusieron a pensárselo más de dos veces. Investigo un poco sobre ese tipo de cosas y descubrió la Hematomancia, que es un tipo de magia usada para enamorar a cualquier persona que desease, pero tenía un costo muy grande por usarla. Nunca supo cual era aquel costo, ya que las páginas de Internet no lo mencionaban, así que se decidió por buscar un brujo o adivino para que le explicara mejor aquello.
Y así fue como se encontró con Orochimaru Hebi, un hombre tan pálido como la leche, de cabellos largos, ojos de serpiente y una lengua viperina que no terminaba de ser totalmente normal. El hombre en si daba miedo, pero sus palabras aterciopeladas sobre que podría conseguir a quien quisiese lo convencieron. Espero a que le pidiera el pago primero y luego la sesión como siempre se hacía normalmente, pero fue todo lo contrario, Orochimaru le dijo que no quería que le pagara, que tomara aquello como un regalo. Aquello le inquieto en sobremanera, pero decidió no darle tantas vueltas, después de todo le estaba ofreciendo un servicio gratis.
—Naruto Uzumaki —llamó con su siseante voz. El rubio se estremeció ante aquel tono dulzón y perverso, se levantó de su asiento y entro temblando a la oficina, que no era muy diferente a la sala de estar. Naruto tomo asiento y segundos después Orochimaru—, bien, señor Uzumaki, ¿En qué le pueden ayudar mis servicios?
—U-usted, vera, y-yo... —el rubio se mordió el labio y contó hasta diez, luego, cuando estuvo un poco más relajado, habló—, quiero saber más sobre la hematomancia o magia roja, lo que sea. Quiero que... alguien me quiera y este a mi lado para siempre.
—Naruto-kun, para empezar, debo decirte que la hematomancia es una de las ramas de la magia negra, y como tal, esta solo busca hacerle daño a las personas. Usándola no provocaras ningún tipo de sentimiento "puro" en una persona, solo algo enfermizo y macabro.
— ¿Qué? —Dijo abrumado, repasando una y otra vez las palabras de esa serpiente en su mente. ¿Qué quería decir con algo enfermizo y macabro? ¿Qué no podía hacer que alguien se enamorara?—, entonces... —lo ínsito a que siguiera.
—Nadie puede hacer que alguien se enamore por medio de estos métodos, si eso es lo que piensas. Puede que al principio el sentimiento se muestre de la forma más pura, pero al ser implantado ira corrompiéndose hasta el punto de convertirse en algo siniestro y mortal.
El blondo le costó procesar todo lo que le estaba explicando, ¿Ósea que todas las páginas de Internet estaban erróneas? Él había revisado cada página y cada vídeo, todos decían lo mismo, que podía conseguir el amor por medio de esto, nada de cosas siniestras ni enfermizas. Naruto se sentó correctamente en la silla, posando su mirada en el ventanal con cortinas negras de su derecha. Su cabeza estaba hecha un lío, sabía que desde un principio no debió de recurrir a esos métodos, no por nada eran secretos y prohibidos, pero, había algo que no cuadraba.
—Aún sabiendo las consecuencias, ¿Quieres continuar con esto?
— ¿Podría obtener siquiera la compañía de una persona? —No quería descartarlo, se negaba a hacerlo, después de todo ese era el único método en el que Sasuke estaría con él.
—Hm, diría que podrías —dijo caminando hacia una estantería, saco un libro de tapa vieja y se lo paso a rubio—, ese libro profundiza la hematomancia, puedes leerlo y luego decidir si quieres continuar o no.
Naruto miro el libro y luego a Orochimaru, este tenía una sonrisa de oreja a oreja y lo miraba un brillo extraño en sus ojos amarillos, el rubio no sabía si era felicidad, complicidad o quizás ¿Pena? No lo sabía y tampoco es que le importara un poco.
—No necesito leerlo, quiero continuar —dijo firme, solo teniendo cabeza para pensar en que Sasuke muy pronto sería suyo.
— ¡Genial, haz hecho bien Naruto-kun! —Orochimaru le palmeo la espalda y se relamió los labios con complicidad. No le había contado del precio de usar la hematomancia, y no pensaba hacerlo hasta que sea demasiado tarde, por fin podría hacer su deseo realidad—, ¿Por qué no vamos al salón y preparamos todo para el ritual?
—Hm, como quiera-ttebayo —se levanto inseguro y siguió a la serpiente por varios pasillos hasta que llegaron a una habitación oscura y sin ningún tipo de muebles. En el piso tenia dibujado una estrella de cinco puntas y en las paredes habían palabras en otro idioma, tal vez latín.
— ¿Tienes una foto de la persona que quieres hechizar? —El rubio asintió y saco de su billetera una foto de Sasuke. — Interesante... bien, comencemos...
*********
—Naruto —ronroneó un azabache, empujando con su lengua la pequeña fruta en la húmeda boca del contrario—, ¿Te gusta?
El mencionado asintió extasiado, mordiendo la deliciosa cereza que se encontraba en su boca, haciendo que el dulce jugo se desbordara e hiciera un desastre en la boca del rubio. Sasuke veía aquella escena con satisfacción, llevo su mano libre al ya dilatado ano de su compañero y metió tres dedos, sacándole varios gemidos de placer.
—T-teme —el blondo jadeó con fuerza y llevo sus manos a la nuca de Sasuke, esperando no caer para atrás—, ah, m-mételo ya.
El azabache sonrío con suficiencia y siguió moviendo sus dedos en la estrecha entrada, esperando que el rubio explotara y le gritara su lista de insultos. Se inclino con parsimonia y junto su boca con la del rubio, pero esta vez entreabriendo sus labios para que la pequeña lengua del rubio entrara y recorriera cada rincón de su húmeda boca, para luego entrelazarse con la suya y separarse mordiendo su labio inferior.
—Dobe, levanta una pierna —ordenó Sasuke, retirando el brazo que sostenía la cintura del rubio y levantándose. Naruto obedeció y aprovechando que Sasuke ya no estaba sentado, enredo sus manos en el moldeado trasero del azabache—, ah...hmm, voy a entrar.
Sasuke agarro la pierna que Naruto había alzado y entro de una estocada, sacándole un grito de dolor al rubio. Se quedo un rato así, inmóvil, esperando que el rubio se acostumbrará a la intromisión.
—S-sasu... muévete —pidió el rubio, moviendo sus caderas con dificultad a causa de su posición actual. Estaba parado contra la meseta de la cocina, con una pierna alzada y un azabache metiendole mano por todo el cuerpo—, y-ya, ah, por favor.
—Bien —Sasuke sonrió levemente y comenzó a embestirlo despacio para no lastimarlo, hasta que el mismo Naruto le pidió que fuera más rápido. Ambos gemían a la par de las embestidas, el Uzumaki llevó una de sus manos libres a la erección de su acompañante y le proporciono suaves caricias. Pronto sus respiraciones se hicieron más dificultosas y los dos sintieron el orgasmo muy cerca; Naruto llego primero y luego Sasuke—, eso estuvo bueno.
Naruto asintió con duda y se quedo mirando la cara del azabache fijamente, esperando que algo sucediese, pero nada paso—, ¿No t-te sientes diferente? —Pregunto con timidez y algo de miedo, temiendo que todo su plan con Orochimaru no funcionara.
—¿Diferente? —Sasuke negó con los ojos cerrados y luego de un rato los abrió—, bueno... creo que un poco.
Naruto sonrió complacido y se iba a lanzar sobre los labios del Uchiha sino hubiera sido por el repentino escalofrió que le recorrió la espalda. Algo le decía que algo andaba mal y que debía alejarse del moreno.
—¿Sasuke? —Pregunto inseguro, mirando fijamente al Uchiha, queriendo encontrarse con sus ojos.
¿Qué demonios estaba pasando?
—¿Sasuke? —Dijo el Uchiha con una sonrisa de oreja a oreja. Naruto lo miro atónito, Sasuke nunca había sonreído de esa forma tan abierta y... macabra—, se suponía que era secreto, pero lamento decírtelo niño, Sasuke Uchiha ya no existe —el rubio miro al azabache y no pudo evitar tener arcadas, aquellas hermosas gemas negras ya no estaban, solo había un funesto rojo sangre que no soportaba—, ahora, tu y yo tenemos que arreglar cuentas...
*********
Se encontraba acostado boca arriba, jadeando y maldiciendo a todo los Dioses por hacer aquel sueño tan vívido y real. Se incorporo en la cama con una mano sobre su pecho y la otra palmeando el otro lado de su cama, buscando cualquier prueba de que todo realmente fue un sueño. La encontró cuando sintió los suaves cabellos azabaches desparramados por toda la almohada, Sasuke Uchiha se encontraba acostado a su lado, dormido y sin ningún indicio de querer despertar de su quinto sueño.
Estiro la mano para agarrar su celular y marcarle a Orochimaru para decirle que toda esa mierda satánica y de magia negra había funcionado a la perfección. Al principio del ritual se mostró reacio a hacerlo, y más cuando Orochimaru le dijo que tenía que sacrificarse para usar su carne y su sangre, pero de nuevo las palabras dulces y aterciopeladas de la serpiente lo convencieron.
Luego paso exactamente una semana y Sasuke ya estaba comiendo de su mano, terminó con su novia y comenzó una relación con él. No se mostraba muy emocionado, pero luego de unas cuantas semanas empezó a llenarlo de amor con regalos caros y salidas a todas partes.
—¿Naru? —Naruto miro al lugar de donde provenía la voz y sonrió amplia mente—, ¿Qué haces despierto a esta hora?
—Nada —respondió rápidamente y desplazo el celular a la mesita de noche. Ya habría tiempo para agradecerle a la serpiente, ahora solo quería disfrutar del amor de su vida—, ya duerme.
—De acuerdo... te amo —le dio un beso en la nariz y se tapo para volver a dormir.
Naruto torció su boca en una mueca al escuchar esas palabras salir del azabache, era mentira, él no lo amaba y el blondo lo tenía muy en claro. Se sintió mal por la novia del azabache por unos momentos, pero luego descartó todo rastro de culpa.
No importaba.
Ella no importaba.
Él no importaba.
Su humanidad no importaba.
Porque después de todo, Sasuke estaba con él, ¿No?
—Yo también te amo, Sasuke.