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El pequeño gato y yo por Gilbo

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Notas del capitulo:

N/T: Hola, aquí les traigo el segundo capítulo que espero les guste. Antes que nada, me gustaría hacer algunas aclaraciones. La historia será Mpreg, como todas las que yo hago, así que por favor no me pregunten como es o se da el embarazo masculino, porque eso es algo que ni yo ni nadie va a poder responder nunca con términos simples o que vayan de la mano con la lógica. Me ha pasado que me preguntan y luego se molestan cuando les contesto con algo totalmente sacado de la maga. 

Unos cuantos días después, le dieron de alta y mientras caminaba por las frías calles aquella tarde lluviosa, se encontró de nuevo con ese leve quejido lastimero que provenía de un callejón. Pero lo que encontró ahí, no fue a su pequeña carnada, sino más bien a un chico.

 

Los ojos del chico se abrieron de golpe y una luz blanca le cegó por algunos segundos. Desconcertado, Tsukishima se llevó una mano a la cara para cubrirse la vista, percatándose entonces que aún se encontraba en el hospital y que todo aquello no había sido más que un sueño. Fastidiado se recargó en la camilla y poso la vista hacia enfrente, notando además que no se encontraba solo. Ukai Keishin, aquel vecino gruñón y malhumorado que además de todo era su casero, se encontraba junto a él, con los brazos cruzados y la mirada perdida, justo igual que cuando lo habían subido a la ambulancia. El mayor entonces le acercó una bandeja con comida, que seguramente alguna enfermera había dejado por ahí, mientras él se encontraba dormido. Palpo entonces su cabeza, notado aun la venda que se encontraba cubriendo la herida que se había hecho, cuando cayó sobre el árbol que le había salvado la vida. Un leve mareo volvió a apoderarse de su cuerpo, sintiendo de pronto nauseas.

 

-No tengo hambre - Ukai entonces hizo un gesto de molestia, antes de tomar una cucharada grande de comida y hacer que la tragara prácticamente a la fuerza. –

 

-¿Ahora piensas matarte por inanición? ¿Es eso acaso?... ¿Tan poco valoras tu vida? – Cuestiono cansado, dejándose caer después sobre su asiento. Kei entonces lo miro fijo sin entender cuál era su problema. Ukai bajo entonces la mirada al suelo. Su cuerpo temblaba, entonces una lagrima cayo por su mejilla. – Creí que eras un chico listo, ¿Piensas que esto es la salida?... ¿Te has puesto a pensar siquiera por un solo minuto en las personas que dejas atrás? –Kei no contesto, se sentía mareado y bastante molesto de que pensara eso sobre él. Cuando eso no es lo que había pasado. Respiró profundo y tomo la cuchara de plástico, pico un poco y luego se llevó un buen trozo de gelatina verde a la boca. Parecía asquerosa y sabía mucho peor. No estaba dulce y estaba caliente... caliente y aguada y le recordaba a algo muy desagradable que muchos niños se sacan de la nariz, por lo que se apresuró a tragarla. Ukai entonces le miro nuevamente –

 

-No me arroje del balcón –Dijo apenas segundos después. – yo había visto a pequeña carnada. Estaba sosteniéndose apenas del balcón, así que trate de alcanzarlo, porque mi mano no cabía por la barandilla. – Hizo una pausa y se llevó nuevamente una mano a la cabeza, que comenzaba a dolerle. – De pronto comencé a sentirme bastante mareado y somnoliento... Lo que paso después fue demasiado rápido, pero podría jurar que sentí que alguien me jalaba muy fuerte. –Ukai no quiso escuchar más, simplemente se puso de pie y salió de la habitación en ese momento, bastante alterado como para notar que habida empujado sin querer a una persona. – supongo que tú tampoco me crees.

 

Molesto, arrojó entonces a un lado la bandeja con comida, para luego buscar su ropa y comenzar a vestirse rápidamente. Ya no quería estar más ahí, llevaba en realidad casi dos semanas en el hospital y aun no le deban el alta, hasta que no recibiera al menos una sesión con el psicólogo del hospital, lo cual no pensaba hacer. Él no era un suicida, todo simplemente se había tratado de un accidente, aunque al parecer nadie le creía. Subió la capucha de su sudadera gis cuando salió de la habitación. Una enfermera trato de detenerlo, pero él fue mucho más rápido. Quería volver, quería volver cuanto antes para salir a buscar a pequeña carnada. Él lo había visto, lo vio caer a su lado de forma graciosa, cuando se estampo contra el árbol en su caída. Eso no había sido su imaginación y el pensar que tal vez algún ser sin corazón lo pudiera usar nuevamente como carnada, lo tenía bastante preocupado. Se apresuró entonces a bajar por las escaleras, mientras sus pasos hacían eco por todo el lugar, recordándole a aquella vez en la que había llevado a su pequeño gato con Ukai, para que este le salvara la vida.

 

Se detuvo entonces cuando ya se encontraba en el primer piso. Su respiración se encontraba agitada y su cabeza le dolía mucho, entonces se encontró con esos cabellos naranjas que había visto en sus sueños. El chico de ojos color chocolate volteo hacia él y entonces se sintió como si de nueva cuenta estuviera dentro de un sueño, pero aquello si era real. Eso fue lo que lo motivo a seguir, a caminar hacia él para tomarlo de la mano y salir de ahí. Aquello era una locura y cuando por fin ambos se encontraron en el autobús rumbo a su departamento, se cuestionó entonces si realmente se encontraba cuerdo, porque con lo que acaba de hacer y decidir, era más que seguro que no. Sin embargo pequeña carnada no parecía molestarle que lo llevara de vuelta con él. Sujetaba su mano y lo miraba atentamente con esa hermosa sonrisa en sus labios. Estaba feliz, lo sabía y eso era lo único que en ese momento le importaba.

 

-Está bien... Hinata... –Kei sujetó su mano derecha y le quitó la cinta blanca donde tenía su nombre escrito. Hinata entonces asintió – Iremos a casa y yo te cuidaré. Nunca más voy a perderte de nuevo, lo prometo. –El peli naranja entonces se recargo sobre su hombro, al sentir de nuevo aquel aroma agradable que tanto le gustaba. Pequeña carnada estaba feliz de estar de vuelta de nuevo con su amo. Mientras tanto en la distancia, un cuervo demasiado siniestro observaba con diversión aquella escena, mientras volaba cerca del autobús. –

 

¡Oh, esto será muy divertido! Pensó imaginando el susto que le daría a ese chico rubio.

 

***********************

 

Mientras tanto en el cielo.

 

Sugawara no se consideraba uno de esos ángeles, que parecían tener una increíble adveración hacia los demonios, sin embargo había al menos uno de ellos que le hacía no ser tan angelical algunas veces. Y ese demonio era bien conocido por todos, pues gustaba mucho de actuar de una forma muy egocéntrica y provocar grandes calamidades cada cierto tiempo. El peli gris soltó entonces un largo y pesado suspiro, mientras echaba un rápido vistazo al pequeño ángel que tenía a su lado. Su nombre era Yachi y esa iba a ser la primera misión a la que se tenía que enfrentar a un demonio. La pequeña rubia se encontraba temblando y no era para menos, pues Kageyama Tobio no tenía el apodo del "rey" de los demonios por nada. Daichi y Asahi, sus dos compañeros, lo miraban con cierta duda e incrédulos, de que realmente estuviera considerando en enviar a esa pequeña chica a detener a tan oscuro ser. Pero aunque realmente no le gustara mucho la idea de enviar a Yachi, tenía que hacerlo, pues en ese momento al parecer todos los demás ángeles a los que podría encomendarle la misión, estaban por algún motivo demasiado ocupados.

 

-¿Estas realmente seguro? – Cuestionó el pelinegro mirándolo seriamente. Koushi asintió despacio, colocando entonces sus brazos sobre los pequeños hombros de la chica. – En ese caso, me daré prisa en terminar mi misión cuanto antes. De lo contrario no podré estar del todo tranquilo. –Asahi amablemente coloco una mano sobre la cabeza de Yachi y lentamente acaricio sus cabellos. –

 

-No te preocupes, haremos nuestro trabajo y de inmediato iremos también a la tierra para ayudarte. Mientras tanto no temas. Es cierto que Kageyama es uno de los demonios más fuertes que existen, pero no es invencible. Además, él tiene una debilidad que te podría ser muy útil saber. –La pequeña rubia alzó entonces su vista y lo miro con mucha atención. –

 

-¿Qué clase de debilidad es esa? – Cuestiono demasiado intrigada. Suga entonces se llevó el dedo índice a los labios, como en señal para que guardara silencio. Miro hacia ambos lados e hizo lo mismo a sus dos compañeros, para después inclinarse un poco y susurrar a su oído. –

 

-Su mayor y única debilidad es Hina... su hermana menor.

 

***********************

 

Llevando una mano hacia su pecho, Ukai pudo sentir perfectamente aun a través de la tela de su camisa, los erráticos latidos de su corazón. Sentía miedo, mucho más del que recordaba haber sentido nunca. Su respiración se volvió entonces demasiado agitada, mientras recordaba con horror aquella escena, una bastante similar a la que había protagonizado Tsukishima Kei una semana y media atrás. Cerró entonces los ojos, apretándolos con fuerza, comenzando a sentir en su interior remordimiento y mucha culpa. Los abrió entonces, encontrándose frente a él a una hermosa enfermera de cabello oscuro, que tenía un sexy lunar junto a la boca. La había visto antes... era la misma enfermera que había atendido a su inquilino cuando lo había llevado al hospital. La pelinegra hizo una venia y luego de forma calmada le informo lo que estaba pasando.

 

-Disculpe, siento mucho tener que molestarlo, pero el paciente Tsukishima Kei ha escapado del hospital hace unos minutos. Lo hemos buscado ya por todas partes, pero no lo hemos encontrado. Hemos tratado de comunicarnos también con sus familiares para avisarles sobre esto, pero por alguna razón aún no hemos podido localizarlos. –Keishin se puso de pie demasiado rápido, sintiéndose de pronto un poco aturdido. La enfermera entonces lo sujeto del brazo. – ¿Se encuentra bien? –Cuestionó sin soltarlo. –

 

-Sí, muchas gracias. –Entonces disculpándose, corrió a toda prisa hacia dentro rumbo al elevador. La enfermera sonrió de forma divertida, mientras guardaba en el bolsillo de su filipina un DVD, el cual era de la cámara de seguridad que había tomado "prestado" Pues no era conveniente que nadie viera lo que las cámaras habían grabado. Suspiró mirando hacia el cielo, en donde un enorme cuervo negro se encontraba sobrevolando. –

 

-Bien, ya he hecho mi trabajo por hoy, oh gran rey.

 

Agitado, Ukai salió del elevador con una expresión de dolor en su rostro, mientras iba a toda prisa hacia la habitación donde se suponía debía estar Kei, pero al entrar se encontró con una persona distinta. El aroma a flores lo distrajo por un momento, entonces volteó hacia todas partes. Pestañeó y retrocedió unos cuantos pasos, asomo la cabeza y comprobó si se trataba de la misma habitación. Era la número once, la misma y sin embargo parecía como si no lo fuera en realidad. Desconcertado, el rubio volvió a mirar todo el lugar, mientras se preguntaba en que momento habían llevado ahí todas esas flores y regalos, que tenían el mismo mensaje en cada uno de ellos. "Mejórate pronto sensei" leyó. Entonces llevó la vista al frente y se encontró con la mirada curiosa de un chico.

 

-Disculpe pero... ¿Se encuentra usted bien? – Cuestiono con una voz increíblemente dulce. – está usted pálido, ¿Quiere que llame a una enfermera? –El rubio negó, escéptico se llevó una mano a la cabeza y sin pedir permiso avanzo hasta sentarse en la camilla al lado del chico. – ¿de verdad se encuentra bien? – Ukai entonces negó. ¿Qué demonios estaba pasando? –

 

-Lo siento, no sé qué está pasando... No sé si me he equivocado de habitación o no, pero el número es el mismo. –Se llevó entonces ambos manos a la cabeza y cubrió con estas después su cara. –

 

-Tranquilo, respire por favor. Todo estará bien, ya vera que sí. –Ukai asintió entonces y mientras aquel chico acariciaba lentamente su espalda, él se preguntó en dónde y que estaría haciendo exactamente Tsukishima Kei en ese momento. –

 

***********************

 

Kei apenas había terminado de meter la llave en la puerta, cuando de pronto un sentimiento extraño lo asaltó de improvisto. Los vellos de su nunca se erizaron de pronto, Hinata se ocultó con temor detrás suyo y las luces entonces parpadearon. Respirando profundo, dio un paso al frente y entonces una extraña figura apareció. Una mano se encontraba flotando, era pálida y lo llamaba, instando a que la siguiera con un ligero movimiento. De pronto una segunda mano se materializo, después una cabeza y luego el cuerpo entero de un hombre de cabellos oscuros estaba frente a él, vestido de manera elegante, pero totalmente de negro. Aquel ente espectral entonces levanto la cara y le sonrió de una manera tan aterradora, que sin poder evitarlo se desmayó.

 

El peli naranja entonces se cruzó de brazos y lo miro molesto, mientras que el demonio frente a él se reía divertido. Hinata entonces infló sus mejillas y lo señaló con su dedo.

 

-¡Mira lo que has hecho Bakayama! ¡Se ha desmayado! – Reclamó sacando su lengua de gato –

 

-¿Pero qué dices?, eso ha sido muy divertido – Dijo, colocándose de pronto muy serio – pero bueno, la diversión ha terminado...Hina, es hora de volver. – El pelinegro extendió su pálida mano,  mientras que el peli naranja apretaba entonces sus manos. Hinata bajó entonces la cabeza, antes de poder responder. –

 

-En realidad, hermano... no quiero hacerlo. – El demonio lo miró incrédulo. – No voy a irme, hermano... voy a quedarme con él.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Por favor, no se olviden de dejarme sus comentarios y nos vemos hasta la próxima.

 

P.D: cualquier error o falta de ortografía lo corrijo después

 

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