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Sólo una vida, MI VIDA por hikarijoon78

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Notas del fanfic:

Spoiler hasta el libro "Harry Potter y la Orden del Fénix"

Los personajes no son míos y gran parte del contenido se basa en la obra de J. K. Rowling, pero también contiene muchos personajes originales, espero que sea del agrado de los lectores.

La primera semana que Harry pasó en Privet Drive tras la muerte de Sirius, durante los hechos ocurridos en el Ministerio de Magia, fue un período de intensa reflexión para el joven mago de ojos verdes; sobre ciertos hechos aparentemente irrelevantes que ocurrieron a mediados del verano anterior y en el transcurso de su quinto año como alumno de Hogwarts.

Contrariamente a lo que sus amigos pensaban, ya no se sentía culpable de lo sucedido. Después de todo; sólo tenía quince años, y los adultos que supuestamente debían protegerlo, se empeñaban en ocultarle la verdad.

Ese cambio en sus sentimientos surgió a raíz de un momento de desesperación, luego de enterarse del contenido de la profecía; en el que acudió a la Sala de Menesteres de Hogwarts para rogarle que le proporcionara la información necesaria para impedir que Voldemort entrara en su mente y le hiciera cometer los mismos errores que tuvieron como resultado la muerte de su padrino.

Unos segundos después, la Sala de Menesteres se transformó en un cuarto pequeño y oscuro, cuya única fuente de luz se proyectaba sobre un atril donde se encontraba un viejo libro de tapas oscuras titulado "OCLUMANCIA: LA DEFENSA DE LA MENTE", que Harry tomó raudamente para llevarlo en su equipaje.

Por lo que sus tres primeros días en la casa de sus horribles parientes muggles se la pasó leyendo el mencionado libro, que era entretenido, didáctico e ilustraba muy bien el motivo por el cuál le fue imposible aprender esa disciplina con el profesor Snape.

Pues su amargado profesor se dedicó a atacar su cerebro repetidamente sin prepararlo previamente con técnicas de relajación, que era lo que aconsejaba el libro; parecía más bien determinado a atormentar a su alumno con sus peores recuerdos.

Lo que sumado a la actitud solapada de Dumbledore y al servilismo de sus amigos con respecto a este, sirvieron para que la culpa de Harry disminuyera considerablemente; pero a la par su desconfianza creció, sobre todo después de una conversación con su vecina la señora Figg, a quien visitó el quinto día de su estadía en Privet Drive.

Flash back

Era una tarde calurosa en la que sus tíos decidieron ir a una merienda en el club campestre de Surrey; por lo que, para sorpresa de los mismos, Harry sugirió que lo dejaran con su vecina amante de los gatos.

Vernon y Petunia Dursley parecieron dudar de las buenas intenciones de Harry, pero como no estaban dispuesto a llevarlo con ellos, accedieron a su petición y lo dejaron en compañía de la vieja squib.Momento en que el chico aprovechó para confirmar las sospechas que tenía desde el verano anterior.

Había obtenido unos viales de veritaserum durante otra visita a la Sala de Menesteres, pues esa idea le rondaba en la cabeza desde que descubrió la conexión de la señora Figg con el Mundo Mágico y, como la mujer no era muy inteligente, no se percató de que el muchacho de ojos verdes vació subrepticiamente el contenido una de esas redomas de cristal en su té.

La anciana bebió el líquido sin sospechar las intenciones de su vecino y en enseguida adoptó esa expresión de languidez propia de los afectados por el filtro de la verdad, momento en que Harry empezó el interrogatorio que lo había llevado a ese lugar.

- ¿Cuál es su nombre completo?

- Arabella Mary Figg

- ¿Desde cuando es miembro de la orden?

- Desde que los mortífagos mataron a mi hermano, tres años antes de tu nacimiento. - ¿Cuando se mudó a Privet Drive?

- Me mudé aquí una semana después de que Dumbledore te dejara en el umbral de la puerta de los Dursley, luego del asesinato de tus padres.

Harry tomó una bocanada de aire para armarse de valor, pues las preguntas que venían a continuación podrían dar respuestas dolorosas; pero sabía que tenía que hacerlas por su propio bien o de lo contrario nunca sabría las verdaderas intenciones del líder de la Orden del Fenix.

- ¿Usted sabe como me tratan mis parientes?

- Sí, lo supe siempre.

- ¿Se lo contó al Director?

- Sí, una vez al mes le mandaba una lechuza con información sobre ti e incluso le dije en varias oportunidades que te sacara de esa casa porque no eras feliz.

- ¿Y él que le respondió?

- Dijo que era lo mejor para ti, que ahí estabas a salvo de los seguidores del que-no-debe-ser-nombrado por la protección que te otorgó tu madre al morir.

- ¿O sea mi felicidad y bienestar no eran importantes para él?

-De hecho, en más de una oportunidad insistí en que te buscara otro hogar; pero Dumbledore me dijo que si mi papel de guardiana no era satisfactorio para mí, pondría a otra persona en mi lugar y como no tengo adonde ir, ya que esta casa ni siquiera es mía, tuve que cerrar la boca a pesar de que no me gustaba verte sufrir.

-Entiendo...¿Que más le dijo el viejo sobre mí?

- Que lo mejor para todos era que no fueras feliz entre los muggles para que vieras el Mundo Mágico como única alternativa de bienestar y así te convertirías en el héroe que todos esperamos; el "perfecto mártir" dijo, yo me horroricé pero él me dijo que una vez que acabaras con el que-no-debe-ser-nombrado yo obtendría el reconocimiento del Mundo Mágico por los servicios prestados a la causa.

Harry se quedó callado después de oír esas repugnantes palabras, pero por dentro bullía de furia porque acababa de confirmar que sólo era un arma para el maldito viejo come-caramelos; sus lágrimas, el día que le reveló el contenido de la profecía, eran fruto de una elaborada manipulación. Dumbledore no lo apreciaba como ser humano y no tendría problemas de utilizar a quien sea, incluyendo a los amigos de su precioso elegido, para mantenerlo bajo control.

En ese momento, el efecto del filtro se desvaneció y la señora Figg se puso visiblemente nerviosa, por lo que Harry le dijo:

- No se preocupe señora Figg, esta conversación no saldrá de aquí porque no deseo que el vejete la deje en la calle; pero le aconsejo, por su bien, que siga enviando informes como si yo no tuviera conocimiento de sus planes.

- ¿Que piensas hacer Harry? - Usted no es precisamente la más indicada para recibir mis confidencias, pero no se inquiete...su intervención en mis decisiones no la afectarán

- Pero....

- Escúcheme bien -Harry con tono de advertencia y mirada amenazadora que erizó la piel de la anciana- si el viejo se entera de esta conversación, Voldemort...si Voldemort contará con un nuevo mortífago en sus filas y usted será su primera víctima ¿Quedó claro?

- Tu no harías algo así muchacho.

- ¿Quien sabe? Ahora que se las verdaderas intenciones del viejo bastardo quizá sea un buen momento de cambiar de bando - y en ese momento el chico sonrió de forma maliciosa.

- Yo...n..no diré nada

- Me alegro señora Figg - respondió Harry, antes observar el exterior a través de la ventana y ver que el automóvil de los Dursley se estacionaba frente al número cuatro - ah.... allí llegaron mis parientes; gracias por el tiempo que me dedicó, fue una charla de lo más esclarecedora.

Fin del Flash Back

El chico salió de esa salita con olor a gato dejando a una aterrorizada anciana, entró a la casa de sus tíos y sin decir una palabra se encerró en su cuarto, donde lloró toda la noche por la traición de un hombre al que había considerado su héroe; pero al día siguiente se juró a si mismo que no permitiría que nadie lo manipulara.

Por lo que siguió sumido en sus reflexiones, que le arrojaron a la siguiente conclusión: No podía confiar ciegamente en nadie, ni siquiera en sus mejores amigos; pues Ron había manifestado en más de una oportunidad que sentía celos de la fama de Harry y eso lo hacía vulnerable a la tentación de un traición hacia su mejor amigo.

Además, los Weasley eran incondicionales de Dumbledore y la manías de casamentera de Molly, quien insistían en provocar encuentros a solas entre él y Ginny, le daban ganas de vomitar.

En cuanto a Hermione; su afán por saberlo todo, su complejo de madre y su confianza ciega en los adultos, últimamente lo fastidiaban tanto que se planteó seriamente enfriar su amistad con la chica. Hasta que la misma lo dejara en paz o, como sospechaba Harry, se delatara en su condición de espía del Director.

Ese fue el cambio más trascendental en los sentimientos Harry, durante esos días; el cariño por sus amigos dejó paso a la desconfianza y las cartas que recibía de ellos ya no le provocaban alegría sino fastidio.

De hecho, partir de esa semana, empezó a considerarlos patéticos títeres del viejo, que estaban junto al chico-que-vivió para colgarse de su fama; pero aun así, contestaba sus cartas simulando el estilo que tenía antes de la muerte de Sirius, pero sólo lo hacía par evitar sospechas.

El séptimo día de su llegada a Privet Drive tomó la decisión de seguir su propio camino; pero era consiente de que no tenía los conocimientos necesarios para hacerlo, y que necesitaría de nuevos aliados. Porque también tomó conciencia de que necesitaría de magos adultos para guiarlo en su aprendizaje y no sabía donde podría encontrarlos.

Pero esa misma noche, un extraño tocó la puerta de Privet Drive y llevó a Harry las respuestas que necesitaba para darle un nuevo giro a su vida.

El timbre del número cuatro de Privet Drive sonó a las ocho de la noche del séptimo día de las vacaciones de Harry; pero, el chico que habitaba en el cuarto más pequeño de esa casa, no le prestó atención. Pues estaba concentrado en la lectura de su libro de Oclumancia y no esperaba a nadie del Mundo Mágico hasta el final del verano.

Pero, diez minutos desde de que el timbre sonara, la voz de su tío le informó que alguien había llegado preguntando por él y en ese momento lo esperaba en el salón.

-Harry, tienes visita.

El chico se quedó muy sorprendido, pues su tío nunca pronunciaba su nombre y también notó el tono extraño, casi amable de Vernon; por lo que bajó empuñando su varita en el interior de la sudadera vieja de su primo Dudley, que vestía en ese momento. Pero, al llegar al pie de la escalera que llevaba al segundo piso, quedó impactado al ver a un apuesto hombre de estatura media, vestido con un traje gris de Armani, y rasgos orientales.

Harry no podía lucir más impactado por la apariencia del desconocido; pues parecía un modelo muggle de mediana edad. Pero, la sorpresa mayor fue escuchar a su tía Petunia tratándolo como un a adolescente normal.

-Harry, querido, este señor vino a hablar contigo sobre tu herencia.

En ese momento Harry entendió el cambio de actitud de sus tíos; quienes, al ver a un individuo tan costosamente vestido y con información sobre su herencia, decidieron ser respetuosos con la esperanza de obtener un beneficio económico de su sobrino, por lo que el chico-que- vivió accedió a escuchar lo que el visitante quería decir:

-Muchacho, este señor es el albacea de tu difunto bis abuelo Charlus Potter; viene para hacerse cargo de ti y para re-embolsarnos los gastos de tu manutención hasta la fecha - dijo su tío Vernon con vos afectada y con brillo de codicia en los ojos marrones.

Harry no bajó la guardia después de oír esa información; sabía que debido a la protección de su madre ningún mortífago podía entrar a la casa, pero había aprendido a desconfiar de todos y se mantuvo a prudente distancia del individuo, con la varita empuñada bajo la sudadera.

El hombre lo saludó con una respetuosa inclinación de cabeza; momento en que Harry le dedicó una tímida sonrisa y lo observó detenidamente, sin poder disimular su admiración por su increíble apariencia.

Su visitante era un hombre de 35 años o menos; estatura media, cuerpo delgado pero fuerte, ojos rasgados, cabellos negros con algunos mechones de color gris y peinados al estilo engominado de Draco Malfoy; pero, lo mejor de él era su sonrisa, tan cálida que provocó una curiosa reacción en el corazón del chico de ojos verdes.

"Si, está requete bueno", pensó Harry "pero puede ser un enemigo con multijugos; así que no prestes atención a su sonrisa y escucha lo que tiene que decir"

-Buenas noches, joven Potter; sé que es una hora inapropiada para este tipo de visitas. Pero,como le explicó su tío, vengo a cumplir con las últimas disposiciones del difunto Charlus Potter.

-¿Y cómo puede demostrar que sus palabras son ciertas y que esto no es una trampa de Voldemort? - preguntó decidido Harry.

-Entiendo, joven Potter; usted no tiene por qué creer de buenas a primeras en las palabras de un extraño, por eso le hago entrega de este sobre que contiene una carta de su bisabuelo y este cofre cuyo contenido le permitirá corroborar mis palabras y tener una idea más clara de mis intenciones. Tómese su tiempo si quiere revisarlos a solas, estoy seguro que sus encantadores parientes podrán acompañarme hasta entonces.

- Por supuesto- aseguró con cortesía el tío Vernon.

Harry no perdió tiempo y corrió a su cuarto, donde respiró hondo y se sentó en la cama dispuesto a leer la supuesta carta de su bisabuelo. Miró detenidamente el sobre; comprobó que el papel parecía envejecido, estaba lacrado con cera de color rojo sangre y cerrado con el sello de los Potter; un ciervo en pleno salto con una letra "P" de fondo, grabado en el lacre.

Lentamente rompió el sello y pudo sentir una magia vibrando en el papel, como si los pergaminos en su interior estuvieran contentos de poder revelar su contenido y lentamente desdobló las hojas, con verdadera emoción por la posibilidad de saber algo de sus fallecidos parientes mágicos. El contenido estaba escrito en una letra manuscrita de caracteres góticos y Harry sintió los fuertes latidos de su corazón cuando empezó la lectura.



Querido bis nieto:

Supongo que estarás asombrado de recibir noticias mías; pues lo más probable es que nunca te hayan hablado de mí debido a mi pésima relación con mi hijo, tu abuelo Duncan Potter.

También te resultará extraño que el Ministerio de Magia no intervenga en las disposiciones del legado que quiero dejarte y que temas que esto se trate de una trampa de los posibles enemigos que seguro tienes.

Por eso, antes que nada debo contarte un poco de la historia de nuestra familia, cuya antigüedad se remonta a los tiempos anteriores a Merlín; pues, aunque el origen de nuestra magia es desconocido, supongo que por nuestras venas corre sangre de una o más criaturas mágicas y mientras usemos nuestros poderes con respeto, el mismo fluirá en cada mago o bruja que lleve sangre Potter.

Pero el motivo de esta misiva es para revelarte que entre los Potter cada quinientos años esa magia se intensifica en un miembro de la familia, cuya herencia mágica se despierta cuando el Potter elegido cumple los diecisiete años; acompañado de grandes poderes y cambios físicos, diferentes para cada uno de ellos.

Mi abuelo Artemius Potter, por ejemplo, era un mago que controlaba sin varita los elementos (agua, tierra, fuego, aire y magia); poder que utilizó para ayudar a la ampliación del Hospital San Mungo y otros edificios importantes de la comunidad mágica en nuestros días.

También fue un sanador reconocido y ayudó mucho a la comunidad mágica de Francia en una crisis que tenían con un mago oscuro. Ese mago era el principal enemigo de mi abuelo; cada Potter elegido tiene un Némesis y buitres deseosos de usar su poder.

Por eso debes tener cuidado no sólo de tus enemigos, sino de aquellos decididos a intentar controlarte; desconfía sobre todos de líderes carismáticos que parecen especialmente interesados en ti, sobre todo si recibiste esta carta antes de cumplir los diecisiete porque eso significa que tus poderes están despertando antes de tiempo con el fin de protegerte.

Sospecho que tu vida hasta ahora no fue un lecho de rosas; esto también sucede a cada Potter escogido para recibir tanto poder, pues el destino se forjó de esta manera para hacerte más sabio en el momento de conocer tu legado mágico.

Pero a pesar de estos sinsabores, también debo aclararte que todos los legatarios alcanzaron la felicidad y cumplieron su destino con relativa facilidad; una vez que aceptaron su condición, porque te repito que fue diferente para cada uno de ellos.

En lo que a ti respecta déjame de decirte que cuando cumplí ochenta años escuché una profecía, cuyo contenido es el siguiente:

"El próximo miembro de la familia bendecida por el espíritu del ciervo dorado del bosque, nacerá y vivirá bajo los designios de otra profecía revelada pocos meses antes de su nacimiento; llegado el momento de recibir su poder, deberá emprender un viaje a fin de conocerse a sí mismo y aceptar su destino, para ello su bisabuelo deberá cobrar un antiguo favor. Así debe ser para que la magia de las artes y la vida fluyan en el elegido".

Como comprenderás por el sello del lacre de esta carta, un ciervo es el emblema de nuestra familia , y en cuanto a la deuda, debo informarte que en uno de mis viajes salvé la vida del que yo creí era un niño común, pero resultó ser otro heredero importante de un sabio de oriente, quien me reveló que era algo parecido al director de una escuela de magia avanzada o algo así.

En realidad se trata de un monasterio, erigido en una de las maravillosas montañas del Himalaya; su ubicación exacta está protegida por magia milenaria, pero se encuentra cerca de Reino del Dragón del Trueno, conocido como Bután por los muggles.

Muy cerca de allí encontré a un pequeño niño que estaba a punto de recibir la mordida de una hermosa bungarus que protegía su nido; a la que convencí de que no lo hiciera, pues contrariamente a los que piensan que se trata de un don oscuro, el pársel es una lengua muy útil y como buen Slytherin supe sacarle provecho.

Es una lástima que tanto mi hijo Duncan o mi nieto James no hayan heredado este don; yo lo recibí gracias a que mi abuela que era una Gaunt, descendiente directa de Salazar Slytherin y espero que tú también lo hables.

Pero, lo verdaderamente importante es que te encuentres en un sitio seguro cuando recibas tu legado especial y como el visitante que te entregó esta carta es un descendiente directo del niño que salvé, si aceptas mi propuesta deberás ir con él al Himalaya. Donde deberás someterte a un ritual para conocer las características de tu herencia, aprenderás a manejar tus futuros poderes y recibir la guía necesaria para el cumplimiento de tu destino.

Es tu elección; sólo ten en cuenta que si recibes esta carta antes de los diecisiete, tu poder alcanzará todo su potencial al llegar a esa edad; mientras que si la recibes habiéndolos cumplido, este terminará de desarrollarse al alcanzar los dieciocho.

Puedes ignorar mi propuesta, elegir tu propio camino y no cumplir con lo dispuesto en esta carta: pero ten mucho cuidado porque si alguien lo descubre antes de que puedas controlar la magia que recibirás, podrían tratar de buscar la forma de utilizarte para sus fines y no deseo eso para ti.

Espero que por lo menos tengas en cuenta mis advertencias y que el contenido del cofre que te fue entregado junto con mi carta sirva para probarte que sólo quiero lo mejor para un descendiente mío tan especial.

Siempre presente en espíritu

Tu Bis abuelo

Charlus Potter



Harry estaba eufórico, pues en esa carta estaban todas las respuestas que necesitaba; en ella estaba escrita una posibilidad de escoger otro camino que no estaba trazado por Dumbledore. No necesitaba abrir el cofre para tomar una decisión, pero lo hizo de todas formas para saber que más le había dejado su bisabuelo.

El cofre era de ébano, con rubíes y esmeraldas incrustados; en la tapa estaba grabado el escudo de los Potter, y cuál no fue la sorpresa de Harry al abrir y ver como se desplegaba del interior un tapiz con el árbol genealógico de su familia paterna bordado en él; pero eso no era todo, pues también encontró tres llaves que el chico reconoció como pertenecientes a bóvedas de Gringott.

Dichas llaves estaban enganchadas a una placa de oro, en cuya superficie se grabó el nombre del chico cuando lo tomó entre sus manos; por lo que Harry dedujo que lo había aceptado como heredero.

El-chico-que-vivió estaba rebosante de alegría, se sentía protegido por sus ancestros y por primera vez estaba seguro de sí mismo y de su poder; por lo que, sin perder más tiempo bajó a la sala da la casa para dar una respuesta al extraño y pedirle que se fueran lo antes posible de allí.

-Señor...

- Ah joven Potter, no me había presentado anteriormente; mi nombre es Tathagat y, si acepta lo propuesto en la carta de su bisabuelo, seré su mentor.

-Lo acepto señor; pero llámeme Harry, por favor.

-De acuerdo, Harry- dijo el apuesto mago oriental- Tu también puedes tutearme, pero debes llamarme maestro durante tu periodo de instrucción.

-Sí, maestro- dijo el chico con entusiasmo- ¿Cuando nos vamos?

-Mañana al anochecer; antes debo hacer algunos arreglos económicos con tus tíos, así podrás tener tiempo para escribir algunas cartas de despedida a quien tú consideres importante, sin revelar los detalles de nuestro destino.

Harry comprendió que su bisabuelo no dejó cabo suelto e hizo los arreglos para que las personas que lo criaron recibieran una recompensa aunque no se la merecieran. También decidió que no era conveniente que lo creyeran muerto y sabía que disfrutaría escribiendo las cartas de despedida, sólo por imaginar las caras que pondrían Dumbledore y sus supuestos amigos cuando las recibieran.

-De acuerdo- dijo Harry con una sonrisa digna de un Slytherin, al pensar en la posibilidad de desahogar gran parte de su rencor- Pero no las enviaré hasta que estemos a punto de partir.



El Director Dumbledore se hallaba en su despacho de Hogwarts comiendo un pie de limón y hablando con Fakes, sin prestar atención a los murmullos de los retratos de antiguos directores del colegio colgados a su alrededor.

Pues estos le debían lealtad, pese a que no siempre aprobaban sus acciones; en especial el retrato de Marcelus Potter, que desde la última visita de Harry a esa habitación apenas le dirigía la palabra a Albus Dumbledore.

Pero el viejo no hacía caso, pues tampoco estaba conforme con el retrato de su antecesor; debido a que este se negó a aportar datos sobre la antigua familia Potter, recurriendo a la Ley Antigua del Secreto Filial.

Dumbledore detestaba esa ley pero tratándose de magia antigua ni siquiera hizo el esfuerzo de interceder sobre el Wizengamot para que la derogara.

- Mi querido Fakes; estoy seguro de Harry recapacitará en estos días- dijo el anciano manipulador- se dará cuenta de que es mejor que siga mis órdenes para poder ganar la guerra; sobre todo ahora que ya destruí el anillo y vamos por buen camino para acabar con Voldemort.

El anciano mago estaba satisfecho, creía que podía utilizar la culpa que suponía sentía Harry por la muerte de su padrino; sabía que el chico estaba furioso cuando se fue, pero esperaba que otro verano con sus parientes y la tristeza por la muerte de Sirius servirían para hacerlo valorar nuevamente el mundo que estaba destinado a salvar. Jamás se esperó lo que pasaría a continuación y los cambios que vendrían a partir de ese momento.

Una majestuosa ave blanca picoteó el vidrio de una ventana de su despacho; Dumbledore la reconoció como la lechuza de Harry, se acercó raudamente ya que el chico nunca le había escrito hasta ese día y sin perder tiempo leyó el pergamino que venía adentro.



Profesor Dumbledore, señor:

Le escribo la presente para informarle que estoy partiendo de viaje y no sé cuando regresaré. No se altere; cuando me sienta preparado para enfrentar mi destino lo haré, pero no permitiré que usted vuelva a intervenir en mi vida,porque jamás le interesó mi bienestar y el de ninguno de sus aliados, usted no es muy diferente a Voldemort.

Llegué a esa conclusión hace unos días, pero la verdad es que siempre sospeché de su nula intervención en el encarcelamiento sin juicio de mi padrino y cuando el verano pasado supe que la señora Figg es parte de su orden, comprobé que usted sí tenía conocimiento del trato que recibía de los Dursley.

No sé quién se ha creído que es para tomar ese tipo de decisiones sobre mi vida, no tiene ningún lazo de sangre conmigo y el que mis padres hayan sido leales a usted no significa que yo también lo sea.

Por todo esto; yo escogeré mi camino, lejos de su influencia y de la amenaza que Voldemort representa para MI vida. Hay muchas cosas que usted no sabe; pero si pensaba que mis ancestros, grandes y poderosos magos reconocidos desde antes de Merlín, me dejarían desamparado se equivocó.

No me extrañe mucho, volveré y acabaré con el cara de víbora; pero a mi modo, no como usted ordene.

Suerte en sus tejemanejes.

Harry James Potter



Decir que Dumbledore estaba sorprendido era poco, se quedó pálido y desde el retrato Marcelus Potter sonreía maliciosamente, y no pudo evitar decir.

- ¿Que pasa Albus? Estás comprobando que no todos los Potter son manejables como Duncan y James? ¿Te conté que mi madre era una Gaunt? o sea, no creo que el muchacho hable pársel por lo que tu crees.

- ¿Por que no me lo dijiste antes, Marcelus?- dijo un horrorizado Albus- Yo pensé que había recibido ese poder....

- Quería ver hasta donde eras capaz de llegar, Albus- dijo la pintura con una mueca de burla- Además, son secretos de familia y tú no llevas nuestra sangre.

El director quería quemar el retrato de ese mago insoportable; no tenía registro de que una bruja de la familia Gaunt se había unido a un Potter. Debía ser ilegitima; pero había aportado a esa familia, que ya era bastante antigua y poderosa, de ese raro don que se había manifestado en el niño-que-vivió.

Eso quería decir que su teoría de que el muchacho era un horrocrux podría ser errónea y, por primera en su vida, decidió pedirle su opinión al retrato del tatarabuelo de Harry.

-¿Es posible que el muchacho sea un horrocrux?

-Imposible- dijo el retrato- cuando vuelvas a verlo te darás cuenta de lo mucho que has subestimado a mi descendiente.

-¿Por que dices eso?

-Esa cicatriz no se desvanece porque al chico le resulta útil; aprenderá a ver en el interior de su enemigo sin comprometer sus propios pensamientos y encontrará la forma de acabar con él. Cómo dijo la profecía, tiene un poder que sus enemigos no conocen y tú, querido Albus, estuviste muy cerca de convertirte en uno.

- Yo sólo intento hacer lo mejor para todos.

-¿Lo mejor para quién?- replicó la pintura- En lo que respecta a Harry, no creo que eso sea cierto.

El Director se volteó furioso y luego de dar un par de vueltas por su despacho, decidió que si el chico estaba tan enojado con él por el trato que recibía en la casa de sus tíos, lo traería a vivir al castillo y lo entrenaría él mismo.

Seguro que con esa opción Harry seguiría sus consejos, pues tenía la intención de convertirse en el abuelo que nunca tuvo; por lo que avanzó hacia la chimenea con el fin de ordenar que algunos miembros de la orden fueran a buscar a su arma, antes de que cometiera alguna tontería que lo pusiera en peligro.

Pero el chico ya se hallaba muy lejos de Privet Drive, camino a un monasterio escondido entre los picos nevados del Himalaya; donde, a menos que el mismo Harry quisiera, jamás sería encontrado.

Mientras tanto, en una vivienda muggle, una chica de pelo castaño desgreñado recibía a la misma lechuza que unas horas antes entregó una carta al director de Hogwarts; esta le dejó un sobre y partió volando.

La chica lo abrió ansiosa y empezó a leer la carta que decía así:

Querida Hermione:

Esta, probablemente, es la última carta que te escriba en mucho tiempo; el motivo es que realizaré un viaje muy importante para mí.

Sí; leíste bien.

Emprenderé un viaje sólo; pero no quería hacerlo sin decir las cosas que tengo atoradas en mi corazón desde hace un buen tiempo.

Eres una buena chica Hermione, pero en tu afán de conocimiento muchas veces me heriste; no respetaste mis espacios, mi necesidad de silencio y mi derecho a guardarme cosas sólo para mí. No comprendiste que tuve que arreglármelas solo durante casi toda mi infancia y el que te comportaras como si fueras mi madre solo lograba fastidiarme.

Más que amiga, parecías una interrogadora y no dudaste en delatarme con los adultos, en ocultarme información por pedido de Dumbledore y pasarle informes sobre mí al director.

¿Sabías que el muy maldito estaba enterado de que los Dursley me trataban como a un elfo doméstico?

Lo supo siempre; pero no hizo nada para remediarlo, porque me necesitaba débil para que confiara ciegamente en él.

Seguramente no me crees, pero eso me da igual. No me creerás porque ves al viejo come-caramelos como la reencarnación de Merlín; me temo que tu respeto por los adultos provocará grandes decepciones en tu futuro, lástima que no veré tu cara cuando eso ocurra.

De todas maneras, gracias por ayudarme y estar a mi lado en momentos críticos de mi vida; pero ahora necesito un cambio y no estoy dispuesto a que tu, ni nadie, me digan lo que tengo que hacer.

Pero, en honor a los pasados cinco años de amistad; me despido con cariño, porque te sigo queriendo aunque no confíe en ti, y espero que entiendas que no todo es blanco o negro, y que la luz no siempre es sinónimo de bondad.

Mucha suerte

Harry Potter

Hermione estaba a la vez dolida y enojada por las duras palabras de su amigo, no comprendía como podía guardar tanto rencor en su corazón hacia los que sólo intentaban ayudarlo; por lo que se dirigió a su escritorio con la intención de escribir a Dumbledore, pues no creía una sola palabra en contra de él que Harry expresaba en su carta.

Pocas horas después, en una casa oscura de una mugrienta calle muggle llamada Spinner End; Severus Snape recibió una carta enviada por su más odiado discípulo, la cual tomó extrañado de la pata de Hedwing, quien partió al vuelo apenas cumplió su objetivo.

El profesor también reconoció a la lechuza y abrió la carta cuyo contenido le produjo sentimientos encontrados.

Profesor Snape, señor:

Le escribo esta carta para comunicarle que me iré del Mundo Mágico y muggle, querrá informar de esto a Voldemort antes de que se entere por otros medios; pero dígale que regresaré, que no me extrañe porque volveré.

Aun así, no quería irme sin disculparme por haber visto sus memorias en el pensadero sin su autorización; no lo hice para tener información personal sobre usted.

La verdad es que creía que podía saber algo sobre Voldemort; pero lo que vi hizo que me sintiera avergonzado por haberlo juzgado sin conocer la verdad y jamás utilizaría esa información en su contra, profesor.

Sólo hablé de ello con Sirius y Remus para reprocharles por su comportamiento en el pasado; pues ese recuerdo me hizo pensar en las veces que mi primo muggle me perseguía con cuatro de sus amigos para golpearme.

La "cacería de Harry" llamaban a ese juego; por lo que crecí odiando a los brabucones y no se imagina la vergüenza que sentí cuando supe que mi propio padre lo fue en su época de estudiante.

Pero, no crea que todos los Potter somos iguales, mi bisabuelo Charlus Potter era un Slytherin, su madre era una descendiente directa de Salazar Slytherin; por eso el sombrero quiso ponerme a mí en su casa. Pero debido a que escuché que Voldemort había entrado allí, le rogué al Sombrero Seleccionador que me pusiera en otra casa y terminé en Griffindor, puede preguntárselo si no me cree.

Ahora que conozco parte de mi herencia me arrepiento un poco, el sombrero me dijo que haría grandes cosas sin entraba en Slytherin; quizá pueda hacerlas ahora que no estaré influenciado por la rivalidad de las casas de Hogwarts.

Quiero que sepa que comprendo sus sentimientos y también que le perdono por no enseñarme correctamente oclumancia; encontré un libro sobre ello y aprendí las técnicas de relajación necesarias que se deben hacer antes de utilizar la forma invasiva con la que usted pretendió entrenarme.

No se lo reprocho, el Director no tuvo en cuenta sus sentimientos cuando le obligó a darme esas clases.

Con respecto al viejo y a Voldemort, no pienso seguir las órdenes de ninguno de los dos; soy un mago poderoso, de una familia más antigua que el mismo Merlín e iniciaré un período de aprendizaje y aceptación de mi legado.

No se inquiete, volveré a encarar mi destino y algo me dice que muchos deberán definir sus verdaderas lealtades muy pronto.

Elija su verdadero camino con cuidado, profesor; no confíe en nadie y por favor, cuide de Remus por mí.

Atentamente

Harry Potter

El oscuro profesor estaba desconcertado, jamás pensó que el chico se disculparía con nadie y menos con él; sospechaba por los recuerdos que vio en las clases de oclumancia que sus parientes no eran muy buenos con Harry, pero nunca se le ocurrió que había vivido humillaciones parecidas a las suyas.

El muchacho también expresaba vergüenza por las acciones de su padre y aunque se dio cuenta de su forma incorrecta de enseñarle oclumancia, sólo le hacía notar que lo averiguó; pero enseguida le aclaró que comprendía sus sentimientos y fue su turno de sentir vergüenza de sí mismo.

Y lo peor es que su verdadera lealtad era para ese joven sensible que siempre había despreciado; el hijo de su único amor, la bella Lily Evans. No fue por Dumbledore que se convirtió en espía, fue por Lily; por ella traicionó a Voldemort, y cuando esta murió juró proteger a su hijo, pese a odiarlo por su parecido con James Potter.

Pero ahora el chico se había ido y él no se lo diría al viejo, se lo diría a Voldemort por indicación del mismo Harry; era obvio que pretendía que este lo buscara y sospechaba que no lo encontraría a menos que el muchacho quisiera. Estaba seguro que la magia familiar de los Potter tenía algo que ver en ello, eso era fácil de deducir por lo seguro que parecía de sí mismo el muchacho.

Pero el Director tendría que enterarse por su cuenta; pues la lealtad del mejor profesor de pociones que había tenido Hogwarts siempre sería para el hijo de Lily.

"Pensar que podría haber sido uno de mis Slytherin", fue lo último que pensó el profesor Snape antes de salir de su casa y desaparecer en la oscuridad.

Era noche cerrada cuando Hedwig llegó a La Madriguera, para entregar la última carta de despedida de Harry; picoteó el vidrio de la ventana de Ron hasta que consiguió que este despertara, abriera la ventana, le quitara la carta, la cerrara con un golpe, dejara el sobre sobre su mesa de luz, se acostara y volviera a dormir.

Hedwig ululó indignada y partió a reunirse con su dueño, sabía que este estaba muy lejos y le tomaría más de un mes encontrarlo; pero sería un viaje interesante y estaba ansiosa por emprenderlo.

No fue hasta la mañana siguiente, luego de desayunar, cuando Ron se acordó de la carta de Harry y se dispuso a leerla. La misma decía así:

Querido Ron:

Esta es una carta de despedida; pues me voy por un tiempo de viaje, y antes de que te quejes por no poder acompañarme déjame decirte que no puedo llevarte porque es un asunto relacionado con mi legado como Potter.

También quiero decirte que no tienes motivos para tener envidia o celos de mí, pues recién ahora estoy recibiendo la protección de mi familia. Mientras que tú siempre la tuviste y deberías sentirte afortunado por no estar en mi lugar.

No te das cuenta que no importa el oro, el poder mágico o la fama; pues tú siempre tuviste lo que yo jamás podré tener: El recuerdo de una infancia feliz. Puede que con el tiempo logre formar una familia, pero eso no me devolverá mi niñez perdida, nunca habrá un despreocupado pequeño Harry Potter porque ese niño murió la noche que ese monstruo acabó con mis padres.

Valora lo que tienes, querido amigo; recuerda que estamos en guerra y podrías perder eso que ahora no sabes apreciar.

Dale un beso todos los días a tu madre; dile que ya tiene siete hijos por los cuales velar, que yo cuento con la protección de mi sangre, que puede que sea un huérfano pero eso no le da derecho a decidir por mí y que hace mucho dejé de ser un niño.

Pero agradécele sus buenas intenciones y dile a tu padre que no confíe ciegamente en Dumbledore, que anteponga siempre la seguridad y el bienestar tanto suyo como el su familia sobre los planes del Director.

También te aconsejo que le digas a Ginny que no tiene que salir con medio colegio para llamar la atención de ningún chico. En serio, Ron; dile a tu hermana que no me siento atraído hacia ella, era demasiado obvia cuando arrastraba a sus novios para que se besaran en frente mío.

Todo Hogwarts hablaba de eso; no te lo dije porque temía que te pusieras loco, pero creo que mi partida le hará muy bien a tu hermana.

A los gemelos diles que les deseo suerte en su tienda de bromas y a ti, mi primer amigo, te deseo lo mejor.

Gracias por todos los momentos de alegría que pasamos juntos, por la aventuras que emprendimos y por el cariño de siempre.

Harry

En ese momento la puerta del cuarto de Ron se abrió con estrépito para dar paso a la figura jadeante de Arthur Weasley, quien le dijo:

-¡Ron! Harry se fue con un extraño de la casa de sus tíos; el hombre borró las memorias de su visita de la mente de los Dursley con un conjuro antiguo que ni el mismo Dumbledore pudo levantar. No fue un simple obliviate ¿Tú sabes algo?

Ron, con la cabeza agachada, y sin decir nada a su padre, le entregó la carta de su mejor amigo.

Días después, Remus no podía dejar de derramar lágrimas cada vez que leía la carta que recibió del hijo de James Potter; la misma no le fue entregado por Hedwig, sino que llegó a sus manos a través de una especie de traslador.

Aunque en realidad se trataba de un conjuro poco conocido para trasladar objetos, cuyo su origen era indetectable, sólo funcionaba si el emisor no tenía malas intenciones con su destinatario y el pergamino estaba hechizado para que el contenido no fuera divulgado por el que lo recibiera; vaya que su cachorro era desconfiado, pensó el licántropo.

Pero de todas maneras, estaba tan feliz de recibirla, porque se había sentido muy decepcionado al enterarse de que Harry se había despedido por carta hasta del mismo Severus. Aunque, por las caras de Dumbledore y Hermione, parecía que no recibieron muchas frases cariñosas en las misivas que el chico les envió.

Ron parecía avergonzado y triste: pero Severus era un caso especial, pues le pidió a Remus que no le contara a nadie que él también recibió una carta de Harry y cuando le pregunto el motivo, el profesor de pociones respondió:

- Se lo debo.

Y para sorpresa de Remus; fue el único, aparte de Ron, que le permitió leer su carta.

Pero cuál no fue su alegría, cuando pocos días después llegó una carta dirigida a él, de esa forma tan peculiar que se utilizaba antiguamente para enviar correspondencia.

Sabía que la carta solo se revelaría cuando estuviera a solas, por lo que dedujo que Harry le daría información que no recibiría nadie más y se alegró; pues, a pesar de su fidelidad a la orden y al Director, jamás divulgaría nada que su cachorro le pidiera callar.

La carta desbordante de alegría de Harry decía así:

Querido Remus:

Deja de llorar; que tu cachorro volverá más fuerte y guapo que nunca.

En serio, Monny, estoy bien; muy entusiasmado por recorrer este nuevo camino y si no te escribí a ti una carta de despedida es porque no lo necesitas. Pues tú y yo siempre estaremos juntos; serás al primero que busque cuando regrese a Inglaterra y me aseguraré de que podamos vivir libres, como una familia de verdad.

Quise esperar hasta mi llegada para escribirte, porque primero quería conocer mi nuevo hogar; ver lo que me esperaba y después contarte mis primeras impresiones. Pero antes te informo que si estoy aquí es por disposición de mis ancestros; es como una especie de rito de iniciación para ciertos Potter, no todos, con el fin de desarrollar toda nuestra capacidad mágica y cumplir con nuestro destino.

Esa es la palabra, fui señalado por el destino para recibir educación acá, nadie sin ser señalado puede estudiar en este lugar; pues mi nueva escuela no figura en ningún libro porque su ubicación está protegido por magia milenaria.

Aquí se forman héroes y líderes con un alto potencial mágico; es maravilloso Remus, estoy rodeado de elegidos, por fin un lugar donde me siento parte de un todo sin perder mi brillo, todos acá brillamos con luz propia.

Y el paisaje Monny, nunca antes me sentí tan en paz, tan en armonía con el universo; aquí parece fácil ser feliz.

Sé que el entrenamiento y las clases serán rigurosas; mi mentor es muy exigente, el lugar donde está asentada la escuela es bastante agreste, no hay mucho lujo a nuestro alrededor y se que el invierno será largo. Pero sospecho que los discípulos encontraremos la forma de entretenernos en nuestros ratos de ocio; la sola perspectiva de conocer magos que no se queden mirando mi cicatriz es muy seductora para mí.

En fin, estoy seguro y bastante contento, esto último nunca lo sentí en casa de los Dursley por lo que deja de preocuparte.

Quiero que te cuides, que antepongas tu vida a los deseos del asqueroso de Dumbledore y que no asumas riesgos innecesarios; porque eres la única familia que me queda y te quiero ver sano y salvo a mi regreso.

Te ama.

Tu cachorro.

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