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Adictos a tu sangre por Evaamaelyaoi

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Notas del capitulo:

Siento no haber actualizado, simplemente no tenía inspiración y todo lo qu escribía me parecían chapuzas. 

He vuelto y espero quedarme por un timpo xd

Abrió los ojos lentamente, volviendo a cerrarlos cuando la luz hizo que sus ojos escocieran. Apretó los labios cuando los brazos que le rodeaban lo apretaron un poco más contra el fuerte torso del vampiro rubio que estaba dormido a su lado. Zero recordaba con total claridad las cosas que pasaron los últimos días. Su cuerpo se estremeció al recordar como el vampiro le había acariciado, como le había besado y como le volvía loco con el descontrolado vaivén de sus caderas al enterrarse profundamente en su interior. Las primeras veces fue rápido y duro pero, después de dormir un poco, Takuma se había encargado en explorar cada célula de su piel y le había hecho el amor de mil formas distintas. Cerró los ojos al sentir como la marca de omega en su cuello le enviaba placenteras descargas al sentir a su pareja tan cerca. Su omega le suplicaba que lo despertara y lo montara hasta desmayarse pero, al estar en los últimos momentos de su celo, Zero tenía ahora más control de su cuerpo y, con su cerebro funcionando a mil, intentaba encontrar la forma de salir entre los brazos del noble sin que este notara el movimiento y se despertaba. Pero, en el rincón más oscuro de su mente, sabía que no importaba a donde fuera su ahora pareja siempre sabría donde se encontrara en cualquier momento y solo con una orden podría hacer que se doblegara ante él.

Se mordió el labio inferior al encontrarse en semejante situación. Hace solo unos días pensaba que lo tenía todo bajo control, que nadie nunca sabría lo que es y que viviría su vida inmortal sin que nadie tuviera ningún poder sobre él. Que equivocado estaba. Había tenido demasiada confianza y ahora estaba atado para toda la vida con esa sanguijuela y no quería ni pensar en que pasaría cuando el rubio despertaba y decidía ir con el chisme a las demás sanguijuelas. Ahogó un jadeo al darse cuenta de la magnitud de lo que estaba pasando. Su omega interior insistía en recordarle en lo bien que se había sentido esos días entregándose a su pareja, dándole todo el control a otra persona, dejar que otra persona cuidara de su maltratada persona. Gimoteó mientras intentaba llevar esos pensamientos al rincón más profundo de su subconsciente pero no funcionó. Las imágenes de esos días no paraban de rondar su mente, prueba clara que , aunque ahora tenía el control, su celo todavía estaba allí. Su miembro empezaba a cobrar vida mientras una imagen de Takuma apretando su trasero y hundiendo su polla en su interior una y otra vez se instalaba en su mente. Su culo interior empezaba a mojarse en lubricante y su marca empezaba a arder pidiendo que su pareja le volviera a marcar como suyo tanto con los colmillos como con otra parte más privada de su anatomía. Zero se maldijo mientras sentía como iba perdiendo de nuevo el control de su cuerpo sin haber escapado del vampiro a tiempo para evitar que se aprovechara de su, probablemente, última ola de calor. La respiración de Takuma en su cuello no ayudaba en nada a su objetivo de mantenerse cuerdo y la forma en la que comenzó a olisquear su cuello notando el aroma de omega en celo, de su omega en celo, hacia que tuviera aun más miedo de moverse y despertarlo.

Sabía que si quería salir de allí sin ser follado tenía que moverse en ese momento y lo intentó pero sus miembros no le hacían caso. Su cuerpo ya estaba a merced del rubio desde hacía rato, por mucho que él se lo negara. Cuando por fin consiguió que su cuerpo reaccionara salió del fuerte abrazo con el que le apretaba el noble con todo el cuidado que pudo. Tarde se dio cuenta de que, a pesar de haber podido zafarse del rubio, no podía ir a ningún sitio debido a que su ropa estaba siendo usada como manta. No había manera de que la sacara sin despertar al vampiro y tampoco podía ir desnudo por allí esperando tener suerte y que nadie lo viera. Se balanceó un poco sin saber que hacer y sintiendo como la ansiedad crecía en él. No podía esperar más, su cuerpo se estaba calentando cada vez más y su olor se hacía más intenso con cada segundo que pasaba. Ya podía ver el ceño de su “pareja” fruncido al sentir su olor tan lejos. Miró en dirección a la academia, tentado a arriesgarse e intentar llegar sin ser visto a su habitación, pero lo deshecho en seguida. No podía arriesgarse. Al fin y al cabo era un Perfecto y si le veían tal como dios lo trajo al mundo le perderían totalmente el respeto. A parte, también estaba la amenaza de que algún noble o el mismo Kaname estuviera por allí y le oliera. Ya había comprobado, hace unos días, que no todos dormían durante el día.

Miró al rubio, su rostro mostraba molestia y se removía un poco aunque, todavía, sin despertar. El peliplateado suspiró mientras tomaba una decisión. Lo despertaría y le pediría amablemente que le dejara coger su ropa y irse de allí, preferiblemente que él que se fuera fuera el rubio mismo ya que no quería estar cerca del resto de vampiros. Esperaba que el rubio ya se hubiera aburrido de él y se fuera de allí sin problemas. Claro que sabía que eso era imposible pero no tenía otra opción que intentar convencerse de eso mientras su miembro se ponía más duro ante la expectativa.

- Oye, despierta. - Intentó sonar seco y frio pero lo único que salió fue un susurró medio gemido. Se maldijo en su interior mientras veía como el vampiro abría los ojos perezosamente y le miraba directamente a los ojos. Sus miradas chocaron haciendo que el peliplateado soltara un leve jadeo al sentir como su entrada se contraía y su omega le reprochaba el que no se haya lanzado hacia su pareja. Tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no hacerle caso y mantenerse en su sitio. Takuma se tapó la boca mientras bostezaba y su mirada bajó al miembro, ya erecto, del omega provocando que el menor se sonrojara intensamente y que su polla se alzara un poco más al recibir atención de su pareja.

- Vaya, ¿aun estas en celo?- La voz de Takuma era ronca debido a que se acababa de despertar.- Pensaba que lo celos de los omegas duraban un día, máximo dos, pero hoy es el cuarto en el que estas así. ¿Es porque es tu primer celo acompañado?- Zero no respondió, pero sus mejillas hicieron otra vez de las suyas y el rubor se volvió aun más intenso. Un gemido escapó de sus labios, sin él quererlo, al notar como el viento acariciaba sus erectos pezones. Se mordió el labio inferior al percatarse lo sensible que se encontraba y las palabras que había pensado decirle se esfumaron cuando vio a Takuma sonreírle amablemente y extender la mano hacia él. Sabía que si la aceptaba volverían a hacerlo como conejos pero aun asía su mano automáticamente se fundió con la del noble provocando que su sonrisa se ensanchara y que tirara de él hasta que estaba subido a horcajadas encima de él. Se dio cuenta entonces que su omega había ganado desde el momento en que el rubio abrió los ojos y sus ojos conectaron en una mirada que parecían leerle la mente. - Buen chico.- Se estremeció al sentir la aprobación del vampiro. Y hundió su rostro en el cuello de este aspirando el olor de excitación que desprendía su pareja y gimoteó un poco al sentir como un dedo entraba en su, desde hace rato, mojada entrada. Sintió un escozor debido a las muchas veces que su culo había sido usado en ese corto tiempo, pero el placer que sintió cuando empezó a moverse hizo que se sumiera de nueva cuenta en el placer delirante que le había tenido preso durante esos momentos de intimidad con el mayor. Se retorció mientras gemía, intentando que su cuerpo tuviera el mayor contacto posible con el cuerpo del otro. Takuma soltó una pequeña risa mientras, con su mano libre, acariciaba el pelo de su omega.- Eres un gatito mimoso, ¿no es así? ¿quieres que te de mimos, gatito mimoso?- Zero asintió con ganas dejando a su parte más primitiva tomar completamente el control de la situación. Takuma soltó un gruñido de conformidad al tener a Zero tan sumiso encima de él. Le encantaba que se restregara contra él de esa manera, le indicaba lo mucho que el omega quería que lo hiciera suyo. Hizo caso a las exigencias de se pareja y empezó a acariciar el perfecto cuerpo de su acompañante. Pasó su mano por su cuello y bajó por su espalada, ignorando sus glúteos y yendo directamente a las piernas temblorosas del peliplateado, acariciándolo mientras ponía dos dedos más en su interior y comenzaba con un suave vaivén aun sabiendo que Zero estaba más que abierto para recibir directamente su miembro. El omega se retorcía gimiendo su placer y comenzó a moverse contra los dedos del rubio. Takuma rió complacido y como recompensa por lo bien que se estaba portando movió su mano disponible al miembro del omega y comenzó a masturbarlo lentamente asegurándose de no llegar lo suficientemente lejos como para que se corriera. Solo dejaría que el omega se corriera cuando estuviera dentro de él, jodiéndole mientras el peliplateado se aferraba a él y arañaba su espalda por el placer que le haría sentir.

- ¡Más! - Gritó, ya insatisfecho teniendo solo dedos en su interior. Necesitaba el miembro de su pareja, que le follara y le mordiera demostrando su control. Porque sí, lo que más quería Zero era que Takuma le controlara en ese momento. Quería sentirse protegido por el rubio, sentir que le pertenecía y que le ayudara a dejar su olor en él para siempre. Para que todos supieran que era del rubio, y al mismo tiempo, que el rubio le pertenecía a él. Era consciente que la procedencia de esos pensamientos era el omega en celo que ronroneaba extasiado en su interior, pero en ese momento solo le importaba que Takuma metiera su miembro en su interior de una vez. Volvió a gemir, esta vez un poco más desesperado ya que el rubio no parecía tener en cuenta sus deseos y le miraba divertido mientras seguía masturbándolo y moviendo sus dedos con una lentitud que le volvía loco. Entonces se dio cuentas que el rubio quería que le suplicara que se la metiera, quería que rogara por su polla y él estaba completamente dispuesto a hacerlo.

- Por favor, lo deseo mucho.- Su voz sonó aun más desesperado de lo que pensó, pero a Takuma parecía encantarle.

- Dime lo que quieres. Si no, no sabré que quieres que haga. - Sabía que se estaba burlando de él pero no le importaba en los más mínimo. Este juego excitaba a su pareja y el estaba más que dispuesto a complacerlo en todos los sentidos que este le exigiera.

- Quiero que me la pongas dentro.

-¿El que gatito? Dime lo que quieres que te ponga dentro.

- Tu polla, - casi gimió por la voz excitada del mayor,- quiero que metas tu polla en mi culo y me folles hasta que me desmalle. - Takuma sonrió por el tono exigente que usó el menor y sacó sus dedos, remplazándolos por algo mucho más grande y grueso. Se enterró lo más profundo que pudo en esa posición tan incómoda. Cerró los ojos disfrutando del gemido ronco que soltó el menor al ser penetrado de golpe y jadeó al sentir las estrechas paredes apresándolo hasta el punto en el que el movimiento sería imposible si no fuera por el líquido natural que soltaba el omega al estar excitado. Un estremecimiento recorrió su cuerpo al saberse el responsable de tanta excitación en el menor.

Después de unos segundos en los que los dos se mantuvieron quietos, el menor acostumbrándose a la intrusión en su cuerpo y el mayor disfrutando de estar dentro de su omega, por fin el pelipleteado empezó a moverse encima del rubio. Sus manos se aferraban a sus hombros y tenía la cabeza echada hacia atrás mientras subía y bajaba por el enorme miembro de su pareja, disfrutando como con cada embestida su próstata era estimulada y gimiendo por ese roce con su punto más erógeno. Takuma disfrutaba sin moverse, con sus manos en las caderas del menor, dejando que este marcara el ritmo y se encargara, por esta vez, de tener el control. Le encantaba la sensación que Zero le producía al aumentar cada vez más la velocidad de sus movimientos y sus gemidos eran como una hermosa melodía para Takuma, quien ya totalmente fuera de control por el intenso placer que sentía, comenzó a moverse también yendo al encuentro del menor y sus manos comenzaron a marcar el ritmo de las embestidas para el completo deleite del menor.

Zero estaba en la cima del placer en ese momento y sabía que faltaba muy poco para que se corriera. Los movimientos desesperados de Takuma le dieron a entender que el rubio se encontraba en la misma situación. Le miró a los ojos suplicándole con la mirada que le mordiera en ese momento. Los ojos oscuros por el placer del mayor le devolvieron la mirada y con una sonrisa traviesa Takuma movió sus labios por la mandíbula del peliplateado y bajo dejando un camino de besos hasta el cuello del menor. Trazó con la lengua la marca de omega del cazador y, uniendo sus miradas de nuevo, le hundió los colmillos saboreando la dulce sangre que comenzó a inundar su boca. Zero gimió extasiado mientras se corría en un fuerte gemido y se acercaba al cuello de Takuma para morderle también. Minetras hundía sus colmillos, oyó un gruñido que indicaba la liberación del mayor. Takuma se separó del cuello del menor mientras su semilla inundaba el interior del peliplateado y dejo que Zero tuviera un mejor acceso a su cuello para alimentarse y recobrar las energías. Cuando terminó de beber, los dos lamieron las heridas del otro parando el sangrado.

Zero recostó la cabeza en el cuello de Takuma, su razón volviendo a él, analizando en la situación que se encontraba. Sentía el miembro flácido del mayor todavía en su interior y notaba como el corazón le latía con más rapidez de lo normal, al igual que el suyo propio. Pensó por un momento que Takuma no era el peor de las sanguijuelas y que era mejor que fuera él que cualquiera del resto.

- No se lo cuentes.- Dijo con voz bajita enterrando su nariz en el cuello de su ahora pareja.

- Sabes que no puedo.

Por supuesto que lo sabía.

Deseó estar así por siempre. Con los brazos de Takuma rodeándolo y sintiendo el fuerte olor que desprendía. Olía a chocolate caliente. Le encantaba ese olor. Una de las manos del vampiro empezaron a trazar círculos en su espalda intentando así transmitirle calma. Agradeció ese gesto. Takuma no tenía porque ser amable con él pero lo estaba siendo y lo agradecía de verdad. También el hecho de que le dejara estar así, acurrucado contra él y rodeado por sus brazos sintiéndose protegido como nunca se había sentido antes. Siempre le habían dicho que por su condición solo sería usado como objeto sexual y máquina para concebir pero Takuma se estaba mostrando paciente y atento con él. No sabía si eso sería permanente o el mayor solo se estaba llevando por el momento pero, por una vez en su vida, quiso dejar de preocuparse por ser lo que era y, aunque sea por unos minutos, disfrutar de las sensaciones que ser un omega emparejado le provocaban.


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