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Por una tradición. por Ashtad

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Notas del capitulo:

HOLA!!!!!!

I'M BACK!!!

Lo sé, me fui mucho tiempo pero tengo una buena razón, motivo que tiene que ver con mi computadora, un vaso de agua y un gato despechado (los tres en el mismo escritorio)  :'v

Pero ahora todo está bien y he regresado para seguir dándole a esta (y todas las demás) historia(s) <3 xD

 

En fin... espero aun esten conmigo... Los amo.

:3

 

 

Las vacaciones se acercaban trepitosamente rápido y las mareas de jóvenes que pululaban el lugar se llenaban de una anticipada agitación propia de su edad. Los pasillos eran un punto de reunión para los amigos y compañeros que entregaban cansados y gustosos sus últimas entregas para poder dar inicio a su tan merecido descanso.

Los talleres culturales y deportivos se preparaban para el clásico cierre de curso donde se presentaban galerías o concursos con la intención de exponer lo que se venía haciendo durante los días escolares como actividades extracurriculares. Entre los tantos preparativos se encontraban los torneos inter facultativos de todas las actividades deportivas; la tarea más que difícil resultaba ser bastante compleja, entre todos los ayudantes había una muchacha de alegres ojos y enigmática sonrisa como principal organizadora del evento, Maya Ducard.  

Ella había sido la encargada prácticamente desde la inscripción de los participantes hasta la organización de las áreas recreativas. Maya ponía esfuerzo en cada actividad que realizaba pero el americano por ser en específico la más importante era a la que le dedicaba también más tiempo.

 

-¿Cuando nos presentaras a tu nuevo novio Damian?- pregunto de la nada la muchacha mientras caminaba en medio de sus dos amigos.

 

-Él no es mi novio- Damian la miro receloso, notando con disgusto que la fémina ni se inmutaba.

 

-Él no es su novio- Colin respondió casi al mismo tiempo que el moreno. De igual forma miro a la chica obteniendo el mismo resultado que el primero.

 

-¿Entonces porque te secuestro el otro día?

 

-No me secuestro, yo fui con él- no se podía decir que se escuchaba convencido pero jamás aceptaría que Jon lo tomó desprevenido esa tarde cuando lo arrastro bajo las gradas.

 

-De cualquier forma, ¿por qué estaba tan molesto? ¿qué fue lo que hiciste Damian Wayne?

 

Maya tuvo que morderse la mejilla interna para no reírse del bufido sincronizado de sus dos compañeros. Nunguno respondio nada y en la mente analitica de la chica las posibilidades para conseguir información le asaltaron tan estrepitosamente que ella también mantuvo el mutismo que rara vez los caracterizaba.  

Como costumbre de los últimos días ella se quedó más tiempo en el instituto para cerciorarse de que todo marchara en orden. Esa tarde estuvo llena de solicitudes de los diferentes equipos que se formaban en el campus, entrada estaba en las confirmaciones que casi no nota la presencia de cierto jugador que entregaba la solicitud de su equipo.

Antes de que este se fuera le llamó para que se le acercara, cuando lo tuvo de frente su mente hizo clic al reconocer ese azul cielo tan intenso que ni el brillo opaco de esos lente podía menguar.

 

Maya jamás había sido una amiga entrometida o chismosa, pero sencillamente ese chico le causaba una curiosidad enorme que no fue capaz de resistir “ayudar” a su amigo.

Después de una plática corta donde ambos se presentaron y a sabienda que lo que tenían en común era conocer a Damian, fue que la chica quien se atrevió a preguntar lo más casual que pudo sobre el asunto que pereció de sobre manera a los hermanos mayores del demonio.

 

-¿Entonces qué te parece nuestro querido amigo Wayne?

 

Jon hubiera respondido de dos maneras distintas, una diciendo que era un Dios en la cama y otra argumentando que era un completo monstruo, sin embargo considerando que era allegada al Al’Ghul se limitó a sonreír torpemente y alzarse de hombros.

 

-Interesante…

 

-Ambos sabemos que te gustaria darle un buen golpe en la cara- se rio por su propio comentario antes de continuar- creeme no te culpa, pero en el fondo es un buen chico… solo tienes que persuadirlo.

 

Jon supuso que por la cara que hizo fue que la muchacha volvió a reír. Entendía que le estaba queriendo decir algo entre líneas, el problema era que no captaba las señales. Se permitió sonreír cuando la morena lo volvió a intentar.

 

-Muchas veces para que Damian entienda las cosas debe probar una cucharada de su propia medicina- esta vez guiño un ojo y el mensaje le llegó claro y fuerte.

 

Apesar de ser cosas muy distintas el resultado era obvio. Garl le había dicho que tal vez era un juego malsano de Wayne y su consejo había sido simple: darle celos para que el mayor regresará con la cola entre las patas.

Una cosa era que un amigo propio le dijera algo así, pero el hecho de que lo hiciera la amiga de Dami le resultaba alarmante. Por alguna razón el resto del día su temperamento huraño cedió a uno de reflexion.

Kent había estado molesto desde esa tarde bajo las gradas donde después de amenazar a Damian este simplemente se rió de él en su propia cara, cuando estuvo a punto de reclamarle Damian lo beso avasalladoramente que le robo el reclamo y el aire al mismo tiempo. Después de eso llegó la tortuosa espera donde lo hicieron únicamente dos veces. La primera en los almacenes donde guardaban los materiales de entrenamiento y la otra (su favorita por el trato que recibió y la adrenalina de ser sorprendidos) en las regaderas de los cambiadores; ambos encuentros casi forzados por el jugador quien le mostró su carácter autoritario.

Sin embargo eso no parecía funcionarle del todo ya que (y aunque claro estaba de Damian también disfrutaba de los encuentros) parecía que después se le escondía por todo el lugar siéndole imposible entablar algún tipo de conversación.

Eso era por lo que Jon dejó de ser el siempre alegre chico de Kansas para volverse el insufrible Kent.



Una vez en su departamento mientras sus dedos jugueteaban con su celular se planteó los escenarios que se le venían a la mente. Jon no era de ese tipo de personas, sin embargo pronto se convenció que ese era el único camino viable para continuar con sus visitas tan agradables.

 

Fue así como tomando la decisión prendio la pantalla de su móvil y con tres movimientos de su pulgar encontró lo que buscaba. Miro el numero en la pantalla mientras falsamente se convencía que no era tan mala idea hacerlo. Las vacaciones se acercaban y qué mejor manera que pasarlas enredado entre las sábanas y piernas blancas de cierto niño mimado.

 

Primer tono… aún está a tiempo de retroceder… segundo tonno… las manos le sudaban y el estómago le crujió como si le protestará sus acciones… tercer tono… respondieron al otro lado de la línea dejandole la garganta seca pero ya sin posibilidad de marcha a sus pasos.




***




Era bien sabido que un Wayne siempre recibe toda la atención que merece o cree merecer. Jamás le fue extraño estar bajo la mirada constante de las cámaras y de sus condiscípulos; eran tantos los ojos que lo analizaba que cuando algún par lo dejaba de hacer ni enterado estaba de lo que sucedía, sin embargo cuando Jon pareció ya no estar como loco tras de sus pasos fue que se frenó solo un poco para analizar lo que estaba sucediendo.

Damian no noto nada fuera de lo común, las mismas niñas tontas intentando seducir al ingenuo Jonhy-boy de siempre. O eso creyó hasta que se percató de esa rubia desabrida que ahora acostumbraba siempre estar a su lado sujeta cual mono a su brazo, se lanzaban miradas cómplices que solo lo orillaron a levantar la ceja y continuar como siempre lo hacía restándole toda la importancia que le llegó a poner a la “bonita pareja”.

 

Los cielos cada vez oscurecían más rápido, dejando que el sol se escabullera inadvertido tras las montañas y colinas, las estaciones más frías se aproximaban de forma lenta pero segura. Entre los jardines de la mansión Wayne los árboles más altos lucían sus elegantes abrigos azulados en las noches y verde opaco en el día. Los cambios de afuera eran solo una entrada para los que suceden adentro. Dick cada vez estaba más mimoso con sus dos hermanos menores y Jason por alguna razón no tan difícil de adivinar era más protector de igual manera con los dos más jóvenes. Los rumores les llegaron rápido y muy a su pesar no fueron capaces de evitar que ese tonto novato con suerte de conejo se colara entre los pantalones de su pequeño pero nada inocente tesoro.

 

Todos los hermanos estaban al tanto de la vida activa que llevaba Damian, no era el primer escándalo de aquel tipo que se levantaba y sinceramente no importaba si era una chica o un chico el resultado era el mismo. Realmente de entre los cuatro hermanos el que era más calmado y centrado era sin dudarlo Tim al tener una sola pareja estable durante sus años de universidad.

Dick era un desastre con las mujeres y Jason disfrutaba de las relaciones conflictivas, sin duda ambos eran malos ejemplos para el más moldeable de los chicos aunque no lo aceptarían jamás ni estando locos.



-¿Es enserio viejo? Le volviste a dar permiso para ir con el chico ese?

 

-Es un buen muchacho, hijo de admirables amigos- Bruce se acomodaba las mancuernas con desgano sintiendo el aura malhumorada de su segundo hijo detrás- y no me llames “viejo”

 

-Jason tiene razón, sus padres pueden ser una cosa pero el chico…-Dick no gustaba de hablar mal de ninguna persona, pero el tema de las constantes salidas de su hermano menor lo preocupaban- he vistos sus notas.

 

-¿Y bien?- preguntó el patriarca ya con un pien en la salida. Esa noche tenía una reunión a puerta cerrada en empresas Wayne y lo último que necesitaba era escuchar las locas paranoias de sus hijos. No necesitaba saber por la boca de otros sobre la situación en la que estaba su niño pequeño, Bruce Wayne ya lo había investigado (como lo hacía con todos y cada unos de los pretendientes de cualquiera de sus retoños) y llanamente no encontro nada de qué alarmarse. Jonathan tenia malas notas, pero no le sorprendieron, aún era joven y sin preocupaciones.

 

-Pésimo!- fue turno de Tim de hablar, solo paso por casualidad y ahora se iba por el largo pasillo.

 

-Nada de qué preocuparse- Alfred lo esperaba en el auto listo para marcharse- escuchen chicos, si Damian quiere ser amigo del chico Kent no le veo el problema, los tres sabemos que necesita mejorar su temperamento y el hecho de que esté abriendo un poco más su círculo social es provechoso para su carácter…

 

Antes de que le replicarán saltó al interior del auto y por suerte Alfred acelero casi al instante. Una vez adentro suspiro desganado. Había estado pensando en la posible relación que mantenía su hijo con el hijo de los Kent y muy en sus adentros admitió que ese sencillo niño, hijo de un granjero y una reportera, era la mejor opción para estar al lado de su pequeño demonio. Después de todo era el que más le había durado.



***



La noche comía rápido las luces de las calles y los departamentos alumbrados eran como estrellas entre la galaxia señalando caminos hacia el cielo. Esa era la segunda visita que Dami le realizaba al futbolista aunque sus hermanos pensaban que llevaban más lo cierto era que Wayne pasaba esas noches en casa de Maya o Colin.

Aquella no era una visita grata. Después de dos semanas de completo olvido por parte del número “53” Damian se autoinvito para dejar las cosas claras.

 

El departamento lucia igual que la primera vez que estuvo ahí. Tal vez ahora había más comida y el lugar parecía ligeramente más acomodado pero de ahí en más era exactamente lo mismo. El camino para llegar había sido lo más incómodo posible y no era por culpa de Jon quien se limitó a andar con una sonrisa de apenas tres milímetros que rayaba en la seriedad sino en las pisotadas involuntarias que resonaban cuando Dami caminaba.

 

Una vez en el interior el jugador lo sujetó de las caderas y le estampo un largo beso, después de casi tres minutos seguidos del contacto se separaron con la intención de ponerse mas cómodos. Casi no charlaron y cuando Jon le ofreció algo de comer su estómago agradeció internamente por el recibimiento. La cena básicamente iba a consistir en comida refrigerada que muy posiblemente era de la noche pasada, por esa única ocasión Damian lo dejo pasar y no se quejo, tenía mejores reclamos que hacer y la menor de sus preocupaciones era si comía pollo de ayer.

 

Mientras los platos giraban dentro de ese aparato microondas Kent se recargo en el costado del uno de sus sillones, clavó la mirada en el más grande y le llamaba en compartido silencio. Tan intensa fue la experiencia que sorprendentemente los comentarios que espero toda la tarde seguían sin llegar, cosa rara del niño mimado de Gótica.

Una nueva sorpresa recibió cuando de la nada su invitado se le acercó cauteloso, su cuerpo se tenso sin ser consciente del hecho y unas ganas terribles de saltarle encima casi lo vencen.

Cuando estuvieron de frente Jon lo sujeto de la espalda baja para acercarlo a su cuerpo e impregnarse de esa loción costosa que le embotaba los sentidos. Damian comenzó a besar los labios de Jon que respondieron gustosos, bajando la dirección de su boca se encaminó al cuello pero casi de inmediato freno la tarea al percatarse de algo inusual; en definitiva él no había dejado esa marca ahí la recordaría por la fuerza con la que se había impreso en la piel y porque lo había relegado al olvido durante muchos días.

 

-¿Qué es eso Kent?- la pequeña alarma del microondas sonó para avisar que los cinco minutos programados ya habían transcurrido, soltando las caderas del mayor Jon fue hacia el aparato para sacar la comida que pronto disgustarian.

 

-Un chupete, que más- con cuidado tomó los platos y los colocó en la mesa.

 

Tal vez lo que más molestaba a Wayne era la indiferencia con la que respondía. Sin dignarse a mirarlo o en parecer más preocupado por haberle descubierto. No necesitaba ser un genio para entender las intenciones que escondía atrás; era estúpido si creía que le funcionaria.

Camino directo hacia la pequeña mesa y se sentó sin poder controlar el ceño fruncido y la línea de los labios que formaban un camino recto. Cuando el otro le extendió el alimento también aprovechó para robarle un beso que duró apenas unos instantes.

 

-¿Qué te gustaría de tomar?

 

-Té.

 

-¿Qué tal las clases?

 

-Bien.

 

-¿Iras mañana al entrenamiento?

 

-No.

 

-¿El entrenador no te informo que mañana entrenaremos?

 

->tt<

 

Mientras Jon le daba la espalda sonrió ampliamente al verificar exitosamente que el disgusto estaba sembrado y pronto con sus cuidados cosecharía los frutos. Regreso nuevamente y en silencio, pero con una sonrisa, iniciaron una comida deliciosa.

 

Las nubes se arremolinaban afuera y por el trinar de las aves lo más probable era que una buena tormenta se avecinaba; asegurando de que todas las ventanas estuvieran cerradas y que su ropa había sido resguardada del traicionero clima fue que Jon por fin se relajo un rato junto a Damian quien miraba sin interés el televisor sobre el sofá más amplio de la morada. Una película extraña que trataba sobre criaturas peludas y hocicos alargados se estaba transmitiendo por el cable, careciente de interés Jon intentó abrazar a su morena obsesión obteniendo resultados positivos. Ya con el joven entre sus fuertes brazos enterró la nariz en el hombro y mentón aspirando la fragancia fresca, como tenía el cuello a su disposición comenzó a darle pequeños besos seguidos de lamidas que erizaban más de un sentido.

Creyó que lo apartaría de inmediato y al comprobar que este no hacía más que dejarse fue que se animó a acariciarlo dulcemente sobre la ropa, paso sus manos por los brazos delgados del hijo del millonario delimendolo como si se tratara de memorama que intentaba grabarse.

Ese era el momento más íntimo que habían tenido en mucho tiempo yendo más allá de solo sexo, o eso fue lo que ilusamente pensó Jon antes de sentir como el infierno se liberaba sobre su persona.

La discusión que tuvieron duró veinte minutos o más donde ninguno daba a torcer su brazo. Los dos tenían buenos reclamos guardados y alguno que otro insulto que solo los hacía discutir más de ser posible. No tenían bases sobre las que se pudieran posicionar exitosamente sabiendo que cualquier mal uso de la lengua los haría perder la contienda. Damian le pedía una explicación sobre la manera en la que lo había tratado las semanas anteriores aunado a la exigencia de una disculpa. Por su parte Jon parecía volver siempre al mismo punto, logrando exasperar a Damian quien se encontraba prisionero en ese departamento por culpa de la lluvia agresiva que caía sobre las calles de la ciudad.

 

-Quieres exclusividad- concluyó el jugador bastante seguro por el camino que seguía- yo también.

 

Lo conocía muy poco pero sí lo bastante como para comprender que en ese silencio le exigía que continuara con la explicación que le ofrecía, por lo tanto así lo hizo:

 

-Si no quieres que yo esté con otras personas- le sujeto de la cintura con la mano izquierda y con la derecha apretaba ligeramente la nalga- tú tienes que hacer lo mismo, nada de amiguitos tocandote de más.

 

-Tu mismo lo dijiste, ellos solo me abrazan... a ti en cambio te marcan como a una res.

 

-Justo como a ti te gusta hacer no?, anda bonito solo di que sí, que solo seras mio.

 

-Vete al diablo, yo tampoco soy una vaca para formar parte de tu rebaño.

 

Dicho eso se separo con un empujón y camino directo al sillón donde descansaban sus cosas listas para cuando el dueño decidiera irse, al diablo la lluvia no se quedaría a escuchar las tonterías que salían de la mente pequeña de ese sujeto con cabellos encantadores.

El menor rodó los ojos y un suspiro salió por la nariz bastante exasperado, rápidamente con tres zancadas lo frenó desde la muñeca para voltearlo. La miraba era bastante seria dándole a entender que no lo soltaria hasta obtener una respuesta: “SI” o “NO” soltó de repente.

 

Pudo decir No y todo terminaba. Sin embargo, de hacerlo quien ganaba ese juego no iba a ser Damian, y ese acto era absolutamente inaceptable.

 

-Si- a duras penas aceptó entre un susurro por culpa de los dientes que mantenía fuertemente apretados para no soltar su ácido veneno.

 

Nuevamente la sonrisa macabra adorno el varonil rostro de Kent, si quería jugar sería bajo sus reglas y términos. En definitiva la familia Wayne había hecho mal al educar al bebé murciélago, por suerte a Jonathan no le molestaba ser quien le diera esa tan necesitada enseñanza e instrucción.

 

-No sabes todo lo que te hare esta noche Dami- se relamió los labios bajo la atenta mirada perdida del mayor, tal parecia que este luchaba por no perderse en el azul celeste de esos ojos libres de espejos como lentes- voy a joderte duro.

 

-¿Ah sí?- Damian se alarmó por el lenguaje obsceno del menor, jamás lo había escuchado expresarse de igual forma y ahora no sabía si le gustaba o le desagradaba- ¿Y que si no quiero?

 

-Muy tarde para eso, ya admitiste que eras mio.

 

Tal vez lo mejor hubiera sido aclarar los términos de esa oración para evitarse problemas en el futuro pero casi en cuanto se unieron la coherencia al igual que las ropas salieron sobrando en su ecuación.

Ahí sobre los muebles de su sala Jon se montó sobre Damian como si fuera un animal salvaje. Ni siquiera se molestó en quitar completamente las prendas, se conformaban con apartar solo las necesarias (después de todo tendrían toda la noche para hacerlo). Kente prácticamente tomó por la nuca a Damian para empinarlo sobre el respaldo del sofá. Abriéndole las piernas lo penetro de tres golpes duros y sin preparación.

Jadeos, gemidos y alguna que otra maldición por parte del mayor se dejaban oír por la habitación, Jon estaba bañado en sudor que le enmarcaba la frente por culpa del cabello que se pegaba y que varias veces tuvo que retirar con ayuda de sus dedos en un movimiento en el que pretendía peinarse.

Jonathan apoyaba las manos a los costados del cuerpo de Damian mientras su pelvis se mecía de atrás para adelante golpeando las paredes internas que le estrechaban su pedazo caliente de carne; esa era la gloria y todo se completó cuando los gemidos del chico bajo suyo fueron tomando forma hasta volverse palabras en más específico su nombre “Jon… ahh Joon” prueba inequívoca de que se deshacía de placer con cada embestida.

 

Esa noche el “53” cumplio la mitad de sus fantasías con Dami, el problema era que con el paso del tiempo sus quimeras habían cambiado radicalmente de lo que deseaba a lo que necesitaba.

 

Notas finales:

Esto es para ti… <3


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