Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por una tradición. por Ashtad

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Esto es para ti... <3 

Jonathan recuperaba de apoco su acostumbrada alegría bonachona dejando a sus amigos tranquilos de nueva cuenta al verlo reír y charlar como antes. Este hecho era gracias a Damian quien ya no se le escapaba de las manos como semanas antes lo venía haciendo. Cada vez que se cruzaban por los pasillos o las sedes de la institución Jon sentía su corazón ir a mil por hora. Tenía la costumbre de cargar la mochila de Wayne, abrazarlo, besarlo y llevarlo hasta la puerta de su salón (esto último gracias a aprenderse de memoria y sin error el horario de su petirrojo).

Los entrenamientos iban relativamente tranquilos. Aunque Jon tuvo que soportar una vergonzosa plática con Dick sobre respetar a su hermano entendió que lo estaba aceptando para estar tan mimosos en público.

Jon disfrutaba profundamente cada vez que Dami rechazaba los contactos de su torpe amigo pelirrojo, y aún más disfruto cuando las toallas y botellas de agua que siempre eran para Jason pasaron a ser suyas. Se sentía como un pavorreal cada vez que sus labios rozaban la tersa piel del demonio, tan suave como el durazno tierno que cuelga de las ramas de un árbol; sin embargo no todo era felicidad y mil entre ellos, las discusiones por las cosas más mínimas eran algo del día a día que solo obligaban a Jon a ser más rudo cada vez que se hundía en ese cuerpo prohibido para todos menos el mismo.

 

Una de las mayores peleas que tuvieron fue cuando en un fin de semana Damian decidió salir con sus amigos que quedarse en el departamento del más joven. Cuando Jon lo enfrentó recibió una respuesta tan contundente que lo dejó desarmado “Fuimos a un bar Cry-Johny no te hubieran dejado entrar” esa simple afirmación lo dejó pensativo por algunos días. Al final de cuentas era cierto lo que Damian decía; eso lo llevo a un nuevo conflicto interno donde se preguntaba si era lo suficientemente bueno para un chico mayor que él. Damian era atractivo, adinerado, inteligente y de buena cuna, a comparación de eso Jon se sentía desnudo su único atributo era ser bueno en el americano. Casi todos sus problemas con el joven Wayne se los narraba a Garl sin embargo ese jamás salió de su mente y sin darse cuenta lo sembró en una parte importante de su ser.

 

Los días ahora fríos obligaban a cargar un abrigo grueso capaz de proteger las extremidades superiores con recelo. Los árboles se ponían sus atuendos nuevos mudando las hojas verdes por unas rojizas que simulaban el fuego de una antorcha, las brisas ya no eran cálidas y dejaban un rastro con aroma a humedad producto de las neblinas bajas de las mañanas. Aun con eso las tardes se negaban a dejar de brillar con la misma intensidad y aunque el frío era notorio por las madrugadas y noches el sol relucía distante al medio día. Esa tarde había un partido amistoso donde Jason había dejado fuera a Jon a propósito por contradecir la jugaba en el pasado encuentro que casi les valió la victoria.

El joven jugador estaba sentado a la sombra mirando los movimientos de sus compañeros, hacía solo unos minutos había tenido a Damian a su lado pero como este último tuvo que responder una llamada se alejó del bullicio dejándolo ensimismado en lo que pasaba dentro del campo.

 

El pasto salió volando a causa de los zapatos y movimientos que se realizaban. Todo lucía bien hasta que a un cuarto de la zona de anotación enemiga un accidente bastante común tuvo lugar. Al parecer algún condiscípulo de Kent se había lastimado la pierna cuando varios otros lo aplastaron contra el suelo. Ese cambio sirvió para quitarle el castigo al  “53” quien animoso entró con la intención de realizar otro touchdown y volver a dedicárselo a la misma persona.

Jon ya llevaba un tiempo con la idea y hoy por fin se había decidido a hacerlo.

 

Las cosas no podían ir mejor que ahora, las jugadas salían casi perfectas y el para su fortuna era parte básica para poder decir que estaban ganando sin ningún contratiempo. Le resultaba irónico como las cosas cambiaban de un momento para el otro, correr, saltar, esquivar y de vez en cuando mirar de reojo a Damian para asegurarse de que lo veía era todo lo que la mente de Jon tenía como prioridad.

En las gradas los gritos de apoyo y las porras lo vigorizan hasta el punto de volverlo osado y más arriesgado que de costumbre. El golpear de los pies sobre las firmes construcciones donde los espectadores contemplaban haciendo un eco casi armónico que se sincronizaba con el palpitar de su sangre.

Oh! Las cosas en verdad podían cambiar sin previo aviso de un movimiento a otro.

 

 ***

 

Lentamente fue abriendo los ojos primero sólo cinco milímetros, luego ocho hasta que los pudo obligar a enfocar en lo que creía era un techo. Se extrañó al instante de no estar bajo un radiante cielo azul o de sentir una peculiar suavidad debajo suyo en lugar del fresco pasto verde. Un destello de luz opaca era lo que apenas y le iluminaba y a pesar de ser tan tenue lo cegaba provocando jaqueca y mareos.

Le tomó bastante tiempo pero cuando logró mover su cuello a la derecha, y de a poco concentrar su confundida mente, supo que ahora se encontraba en la enfermería de la escuela “rayos” susurro rememorando los acontecimientos.

 

Justo cuando estaba por dar el salto para alcanzar el balón un estúpido impulso lo hizo buscar a Dami entre la multitud, cuando lo contemplo una parte suya le dijo que no lograría realizar la tan esperada jugada. Wayne no prestaba atención al juego, en lugar de eso bostezaba con aburrimiento y admiraba sus pies como si fueran lo más interesante del mundo. Aquella conducta lo desanimó tanto que en lugar de brinca simplemente se quedó parado recibiendo de golpe la fuerte embestida de tal vez tres jugadores, después de eso un dolor agudo lo atacó en el costado izquierdo seguido de una oscuridad depredadora muy semejante a los eclipses terrestres.

 

El recuerdo del incidente le remarco otro que hasta ahora no había estudiado. “¿Damian?” Jon se retorció y acostó sobre sus codos buscándolo, pero estaba claro que aparte de él no existía otra alma en la fría habitación de paredes color crema y cortinas de plástico con estampados infantiles. Con delicadeza el muchacho se volvió a recostar, su cuerpo laxo se extendía en la pequeña cama mientras sus ojos más acostumbrados a las penumbras se perdían en las formas extrañas de las lámparas. Ahí mismo sigo con la mirada las pequeñas grietas que se formaban en una ventana cercana que era la que le proporcionaba la mayor cantidad de luz; todo sonaba bastante callado para ser un día de enfrentamiento, “de seguro ya terminó el partido... Jason va a matarme” sonrió, volvió la cabeza al frente perdiéndose de nueva cuenta en los focos que pendía sobre su adolorida cabeza “Damian ya debe estar en su casa” un calorcito le recorrió las mejillas indicio de que unas pesadas lágrimas le recorrían el rostro como si fueran tímidas cascadas del Amazona “o tal vez salió con sus amigos” el jugador subió sus manos con la intención de tapar su rostro, las saladas gotas no paraban de salir y de apoco los hipidos que emitían le fueron incontrolables de callar. Lo cierto era que no deseaba hacerlo, Jonathan necesitaba sacar la frustración y dolor que se le atoraba en la garganta y no lo dejaba respirar con normalidad “Damian” no sabía si lo pensó o realmente lo dijo en voz alta.

 

Kent se sentía pequeño, indefenso y vulnerable. Ciegamente creyó que la edad no significaba problema, pero ahora lo aceptaba de la manera más amarga que la vida le pudo ofrecer, la brecha que existía entre su petirrojo y él era un abismo de comparación imposible de traspasar, casi como un bosque prohibido donde era fácil perderse o morir por las bestias que allí se escondían; lo más duro fue reconocer que todo el mundo le había advertido sobre las tempestuosas aguas que significaban el demonio, corrientes que Jon reto dejándose hundir en una audaz zambullida solo para descubrir después que no era capaz de salir a flote perdiéndose en la belleza de esa tortura. Porque la franqueza de todo ese embrollo era que Jon estaba enamorado, flechado por ese par de esmeraldas que refulgían con dureza o suavidad cuando la situación lo ameritaba, prendado por ese carácter recio y vigoroso que no se dejaba aplastar o amedrentar, seducido por ese maravilloso cuerpo que podía ser cielo e infierno al mismo tiempo llevándolo a la gloria con un simple movimiento de cadera o atormentándolo cuando lo ponía celoso a propósito. No se había dado cuenta cuando comenzó a desear la llana compañía del mayor sin la necesidad de que hubiera algo carnal o pasional entre ellos ¡rayos! que incluso adoraba la arrogancia del joven Wayne, Jonathan disfrutaba por igual las tardes de estudio compartido donde rara vez hablaban y las noches salvajes donde él se enterraba en Damian provocando que este le desgarrara la piel de la espalda.

Su plan para declararse era trillado pero significativo. En un partido después de realizar un touchdown se volvería hacia su amado y en medio de todo el mundo le daría un anillo como símbolo de su devoción.

Ahora estaba ahí, tal como siempre le decía Dami, como un “bebé llorón” con el corazón igual de roto que sus costillas y con el símbolo de su estúpido amor de adolescente bien atorado entre sus ropas para no perderlo.

 

Pasados tres minutos donde lloro lo menos que pudo se incorporó con dificultad, permaneció con dirección a la ventana sin ser consciente de la danza de las hojas al caer.

El sonido de las bisagras al abrirse no lo perturbaron, al fin la enfermera se había acordado del convaleciente que yacía en la habitación y por mero trámite iba a comprobar que seguía vivo.

 

-No deberías estas de pie- es sonido de una bolsa abrirse le indicaba la cercanía que tenían- recibiste un buen golpe en el costado, casi te parten una costilla.

 

Kent se giro, rodeo la cama y  observo atentamente.

 

-¿Qué te ocurre?- frunció el ceño cuando el herido se abstuvo de decir cualquier cosa- ¿Estabas llorando? ¿Te duele mucho?

 

Más lágrimas le brotaron al “53”, pero ahora venían de otro sentimiento. Frente de él no estaba la enfermera como creyó sino que se encontraba Damian mirándolo sorprendido y angustiado.

 

¿Que le importaba el dolor físico? nada.

 

Jon casi no tuvo que moverse gracias a la rapidez con la que actuaba Wayne, apenas y había sacado las preguntas ya se había colocado a su lado para inspeccionarle a conciencia.

Damian había estado con el jugador desde que este quedó inconsciente en medio del juego hasta las dos horas que estuvo durmiendo, había mantenido las luces apagadas para no molestarlo y apenas se había despejado de él para ir por algo de comida e informar a sus hermanos la situación del novato.

Permaneció en la enfermería por petición propia y la encargada no se lo negó a sabiendas de su apellido; sentado sobre esas incómodas butacas aguardo paciente a que reaccionara y ahora que Jon había recuperado la conciencia no decía nada y se ponía a llorar mientras lo abrazaba.

Wayne le acaricio la espalda con lo que pretendía ser un gesto para calmarlo. Intentó separarse para volver a preguntarle por sus heridas pero como el más alto no se lo permitió y se aferró más opto por dejarlo ser.

 

-Tus padres ya vienen en camino- le susurro cuidando el tono de su voz- deberías descansar un poco Jon.

 

-No te vayas… no me dejes… por favor Damian… no me dejes.


-Aquí estoy Jon- “lo más seguro es que el golpe lo dejó mal” imagino Dami sin dejar de acariciar al jugador quien enterraba el rostro en su cuello dejándolo mojado y provocandole hormigueo “será mejor seguirle la corriente, al menos hasta que sus padres lleguen”- aquí estaré.

Notas finales:

Yoostin!

Muchas gracias por tan maravillosa ilustracion! Eres un sol! <3 

:')


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).