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Melville vampirizado. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Porque entre mas carne mas pecado!

Melville habia dejado al jovencito chuparle lo que quisiera, y luego, se lo habia chupado el de nuevo. Dos veces mas entro en el, y los gemidos en la tercera eran de plano tan adoloridos que los disfruto mas que la penetración en si. Horrorizado de si mismo al dia siguiente, del sadismo que jamas habia experimentado, se salio de la cama sin despertar a la turrita.

-¿Cómo estuvo? – pregunto Hen en el comedor, como si no supiera como habia estado.

Un leve rubor teñia sus mejillas y evitaba mirar a Melville haciendolo con la mantequilla.

-Me sentia fuera de mi. – le dijo luego de una pausa, tocándose la barbilla todavía con rastros de sangre. – Como si algo me impulsara a actuar tan… salvajemente.

Melville habia tenido un desempeño digno de campeonato sobre la blondipelirrojita, pero ni como decírselo.

-¿Ah si? – pregunto, sonrojándose mas.

-Lo mordí.

-Melville – trato de actuar como si se le acabara de ocurrir - no habras bebido sangre de su cuello, ¿verdad?

Melville bajo la mirada, encantador.

-El vampiro dijo que su sangre y mi semen.

-Su sangre virginal.

-Toda su sangre era virginal.

Hen, que ya lo habia pensado largo rato en la noche, para no pensar en como le gusto ver a su hermano en acción, fingio pensarlo.

-Al menos habras comido la… mezcla.

-Si, hasta la ultima gota.

-¿Incluso lo que quedo embarrado en tu polla? – sabia que no habia sido asi. Melville pelo unos ojotes – Te pasas.

-Si, lo hize. – admitió apesadumbrado – Temo haberla contagiado con mi mordida.

-Pero, tu no eres vampiro.

-Pero me mordio uno.

-Mientras tu no te conviertas en vampiro Domhnall tendría que estar bien.

-Estoy preocupado por el, me gustaría que se quedara hasta estar seguros de que esta fuera de peligro.

-¡Oh si! Yo también habia pensado en que se quedara.

-¡Heneage! Ni siquiera lo pienses. No hay manera de que te deje abusar de esa criatura.

-Ya no tiene nada que perder.

-Claro que si. No vamos a convertirla en una ramera. Si ha sacrificado su virtud ha sido por…

-Porque si la dejas quince minutos mas te salta encima. Le gustabas.

-Ella no sabia…

-¿Despues de lo que le hizo Pacino? – resoplo, dándose cuenta demasiado tarde de su resbalon.

-¿Cómo sabes tu lo que le hizo Pacino?

-Era del publico domino – no debería estar tan alejado de la verdad – esa vieja turra malvada y depravada es famosa por su… maldad y depravación.

-Por eso querias estar cerca, por si algo salía mal.

Hen asintió, cute.

-Era virgen, a pesar de todo.

-Me alegro. Ya solo te faltan dos. ¿Sabes? – sonreía como si no pudiera contenerlo – Que el doctor Maturin no se entere de esta enfermedad, o la convertirá en plaga, por lo bueno de la cura.

 

***

 

Por lo aprendido con Domhnall, Melville dejo que el señor Willbound se pusiera comodo a solas. Hen vio a la turra desnudarse y cubrirse después con una bata galegoreada de Melville. Era una turra un poco llenita, lo que redundaba en que se le redondeaban las bubis, unas nalgas que prometían ser mas bailadoras y unos rasgos mas suavizados, mas de turra.

Se veía nerviosa, la pobrecita, solo se mordia las uñas encogida sobre si misma en el borde de la cama, a la que evitaba mirar.

Melville entro también en bata, que se habia anudado con estudiada coquetería para que se le viera parte del pecho, y una pierna casi completa, al moverse.

 

 

-First lord. – se incorporo como impulsada por un resorte.

-Por favor, Will – asi preferia que lo llamaran – cuando estoy en casa soy un simple mortal, vizconde por añadidura. Llamame Melville.

-Si, señor.

La turra se mordio los labios angustiada. Melville le sonrio todo lindo y se dirigio a la vidriera.

-¿Un vaso de oporto, o prefiere algo mas suave?

-Oporto estará bien.

Consigio reprimir el señor. Cuando Melville le paso el vaso, se lo bebio de un jalon, y el efecto empezó a notársele de inmediato.

-Señor – dijo parpadeando raro – por favor sea gentil. He escuchado historias horribles.

-No es tan malo. – Melville le acaricio la mejilla. No quería a la turra borracha, pero si no conseguia relajarla, tal vez fuera mejor para ella.

La turra le sonrio, medio perdida por los efectos de un solo vaso de oporto. Sus ojos eran dulces, aunque hubiera arrugitas en su contorno. Nunca se habia hechado una turra mayor que el, y esta contrastaba con su fantasia de una turra mayor, que era una experimentada aventurera, como en las novelitas rosas. (salía de personaje incidental)

La beso. Era una turra bien parecida mas que bonita, a ojos poco conocedores luciría como un chico, a pesar de su voz y modales suaves. No aflojo el beso hasta que la sintió relajarse, la oyo respirar con armonía. Entonces cambio el objetivo de relajación a seducción, moviendo sus labios sobre los suyos e invitándola poco a poco a abrir la boca, siendo gentil con su lengua a la hora de explorarla.

Cuando sintió sus manos sobre sus brazos la dejo ir, y Will siguió con la boquita fruncida y los ojos cerrados. Le paso la mano tras la cintura y tomo lo que le ofrecia.

Esta noche, sentia menos los impulsos vampíricos, suponía, volvia a ser mas el mismo, el amante dedicado. No obstante, se sentia llamado todavía por las vías sanguíneas de la turra, quería palparlas, bajo su lengua.

Abrazo mas al sr. Willbound y lo acerco mas a el, besándolo experimentadamente. Cuando el señor Willbound abrió los ojos sus mejillas estaban sonrojadas, y no por el oporto.

Hasta ahí iba muy bien, y estaba deseando acariciar al primer lord, ese hombre tan apuesto, su máximo comandante. Ni en sus mas locos sueños habria imaginado tener el honor de servirle personalmente, menos asi. Daba un poco de miedo, pero estaba comenzando a desear tocar mas debajo de la abertura de la bata.

Melville noto como veía su pecho y lo lucio. Tenia los musculos adecuados para verse elegante y fuerte, y gustar a todas las damas.

Le abrió su bata al señor Willbound, yéndose sobre su cuello para que no se pusiera nervioso. Funciono, la turra se apretó mas a el, con respiración mas acompasada. ¡Pobre! Si tuviera idea de porque le lamia el cuello… todavía deseaba morderlo, no podía ser.

Separo la boca y con ambas manos aprecio la forma del pecho de Will. La grasita se le acomodaba tan agradecidamente: dos suaves, turgentes montículos, que se sentían maravillosamente bajo las palmas de sus manos. Y al turro parecía gustarle, que le masajeara las minibubis, asi que lo hizo, besándolo, mas apasionadamente, tanto una cosa como la otra.

El latido de su corazón se oia muy bien, por lo que apresuro el momento de la verdad. Alzo a Willbound por las caderas y le quito la bata. Su miembro, rigido, quedo frente a el, con su pancita no del todo plana de fondo. Esperaba que la turra estuviera sonrojada, pero en realidad estaba deseosa. Ese oporto habia dado paso a una agradable deshinibicion.

Penso en estimularla un poco mas, comiéndose su pecho mientras sobaba sus pompas, la turra sentada sobre sus piernas, abrazandolo con ellas y buscando frotarse. La ayudo, y pronto su bata, todavía hecho el lazo pero corrida hacia atrás, cayo por sus propios hombros, deteniéndose en sus codos flexionados, que tan pronto detenían la cabeza de Will para besarlo como le masajeaba los incipientes gorditos.

 

 

Melville se veía mucho mejor que ella: no podía dejarlo de considerar viéndolo hacerle el amor tan consideradamente. Ese era Melville mas acorde a como lo imaginaba, hecho a partir de lo que conocía, que adoraba; capaz de mostrarse suave y ardiente al mismo tiempo.

El turro estaba en su punto, ambos lo sabían. Gimio como una verdadera zorra cuando le deslizo, como quien no quiere la cosa, un dedo aceitado. Vio su mano moverse entre las pompas blancas y blandas de esa turra, que trágicamente habia llegado a esa edad sin que se la hecharan. Falta de buenos semes, como el, su hermano y Jack, que había en todos lados: esa ternurita solo necesitaba que le enseñaran lo minimo para liberarse, como lo demostraba que cabalgara tan entusiastamente la mano de Melville. Su dedo.

“Melville, tiene que sangrar”, quiso recordarle cuando lo vio lubricarlo un poco mas, con el mismo dedo. Le acerco el de la otra mano a la boca y la turra madurita lo chupo, mirandolo toda salidorra. Melville disfruto de sus dos cavidades con los dedos unos segundos y luego le saco el dedo, apretó una blanda nalga y la bamboleo, ayudándola luego a pararse. La hizo darse la vuelta, para que fuera mas fácil dominarla, y ella se sento en su regazo volviendo su nerviosismo inicia al sentir el tamaño de su arma, en medio de sus nalgas y a punto.

 

 

Estaba a punto de metérsela a alguien mayor que el. No era que fuera a volverse un fetichista de la edad (ayer una jovencita, hoy una madurita) pero el bocado hay que saborearlo por completo y este era un vino añejo. Mientras el habia gozado con otras turras, esta se habia perdido de lo que mas contento daba a una. La imagino mas joven, en edad de convertirse en teniente, y se imagino deseándola, casi un crio el todavía. Si la hubiera conocido entonces…

Ahora no le serviría, pensó separándole mas los muslos, sobándoselos en redondo, llenitos y suaves, tanta carne que agarrar, que morder… Todavia notaba demasiado la calidez y el fluir de su sangre, pero no era algo que lo ensordeciera como ayer. Pocisiono la punta, paso un brazo por su cintura, asegurándolo con firmeza, hundiendo la nariz en los suaves cabellos cortos de su nuca, sintiendo el llamado de la tentación mas abajo.

Lamentaba no poder ser suave y gentil, (¿En realidad lo lamentaba?) pero necesitaba que sangrara, y el mejor momento para lograrlo, también para la turra, era al penetrar.

Lo vio abrir los ojos, la sujeto con mas fuerza por la cintura, obligándolo a recibirlo hasta el fondo. Will, con los ojos llenos de lagrimas se llevo la mano a la boca para ahogar los quejidos. Las lagrimas se derramaron cuando se obligo a bombeárselo de inmediato. (¿Pero, en realidad se obligo?)

Estaba haciendo daño a una turra y eso era tan contrario a su naturaleza, tan impensable, que se espanto a si mismo de estar gozandolo. De estar excitado con sus lagrimas, que lo instaban a penetrar mas fuerte.

-Lo siento. – le dijo, besando tras su orejita. – Es necesario.

Will asintió, lloroso. Se sacudia todo encima del First lord. Se sostenia un poco tenso, arqueado, con sus propios muslos, y arquearía igualmente la espalda, si el First lord se lo permitiera. Pero lo tenia abrazado, estrechamente unido a el, lo que le gustaba, lo mismo que empezaba a gustarle tener algo metido en el culo. Lo que no le gustaba era que se moviera tan rápido; hacia que escociera aun, en su bordito. Adentro era mucho mas resbaloso y agradable.

Comenzo a gemir, acompasado, a dejar de llorar. Pero seguía tapándose la boca. Melville nariceaba su nuca y cuello, evitando abrir la boca para no morderlo accidentalmente; tenia mucho pendiente por Domhnall, que las mordidas que le habia dado no fueran a perjudicarle. Acaricio la bubi a Will, sobándole también la pancita, dejando de sujetarlo al ver que ya no quería irse, acariciándolo entonces con la mano libre, en muslos y en la juntura de estos.

El turro gimoteo al sentirlo masajearle las bolitas, se restregó contra el. Ahora se sentia resbaloso y amortiguado por todo, todo su culito; desde la entrada que se movia ahora en torno a su tronco, para atraparlo mas, hasta lo mas profundo, tan profundo como no se imagino tener, sentir. Le encantaba, que el First lord lo masturbara era casi excesivo.

-¡Oh, por favor! – gimoteaba, sin saber lo que pedia.

Melville pedia aguantar mucho rato mas, mucho; ese turro madurito, rellenito, estaba demostrando una habilidad natural, innata, para apretar con la cola. Se sentia blandito, carnosito por doquier, y tenia mas cara de chico de lo que acostumbraba gustarle, pero que le encantaba en esos gemidos de placer, en ese taparse la boca, chuparse los dedos.

Se corrió entre sus dedos y el semen resbalo por ellos. Los llevo, largos y finos, a los labios de esa turra de ojos cutties, que los devoro consumida por el deseo, chupándolos todos, lamiéndolos aunque ya no habia mas que limpiar, lamiendo hasta la palma de Melville, chupando tres dedos juntos mientras gemia salidorra, embarrando sus pompas contra la cadera del First lord.

Este, necesitando moverse mas rápido, la puso de pie y la empino contra una de las columnas del dosel de la cama. La turra Will se abrazo a esta, sabrociandosela como si fuera un falo gigante mientras el nada despreciable del First lord se lo acababa.

Melville le agarraba las caderas, dándole recio, sin hacer nada mas. Sentia hervir su propia sangre, calor en el cuello y en la polla. Apreto los dientes al correrse, para evitar morderlo. Willbound gimoteaba, lamia la madera de la columna, sentia dentro de el los calientes chorros del First lord, volviéndolo todo mas resbaloso.

Melville ya lo habia dejado y el empujaba todavía las caderas contra el, como queriendo mas. Bueno, ya lo tendría, en la próxima ronda, pero de momento…

Melville se arrodillo detrás de el, empinandolo mas y abriéndole las pompas. Ahí estaba el pastel, escurriendo frente a sus ojos. Con el dedo llevo una parte a la mancha de sangre y aceite que habia en una ingle, sobando para que se revolvieran y limpiándola de una intensa lamida. Lamio todo alrededor, donde habia sangrita. Lamio su agujerito palpitante, haciendolo chillar de nuevo.

Hasta que se paro, no vio la sangrita que se le habia embarrado en las bolas, sosteniendo entonces al turro por la cadera, porque ya se enderezaba, metiéndole dos dedos hasta el fondo de su culito, rebuscando, sacándolos lubricados y limpiándose asi a si mismo, chupando rápidamente sus dedos antes de ayudarlo a enderezarse, volteándolo y abrazandolo. La turra se recargo en la columna, hechandole los brazos al cuello y besándolo tan apasionadamente como su modosito carácter se lo permitia.

-Gracias. – le acaricio la espalda, atreviéndose a llegar hasta la pompa. Semejante cromo no iba a volver a tenerlo.

-Ha sido un placer. – se dejo querer Melville, besando al turro y tendiéndose en la cama, estirando su estilizada anatomía, que Will admiraba babeante.

Y pensando nuevamente en que no iba a tener oportunidad asi, se acostó junto a el en la cama, a ver si no lo corrian, alegrándose de que no y sabroceandose al First lord, que se dejaba apapachar mientras estaba en condiciones de darle la segunda, ya no medicinal, en la que podría mostrarle cuan suave podía ser.

 

 

Hen, que ya estaba listo para la segunda pero no se sentia capaz de soportarla, solo voyeurando, abandono su mirilla secreta para ir en busca de alguien con quien compartir su ardor.

 

Continuara...

Notas finales:

ya solo falta una!

Slán!

Los invito a leer Haciendo irlandesitos! 

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=187963


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