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Melville vampirizado. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Soy una horrible persona, lo se. En mi disculpa alego tener dos trabajos y es una locura, una verdadera locura.

Enjoy it!

Hen, mohino ahora que podía volver a hacerlo, a salvo su hermano, despertó a Melville en cuanto Raoul estuvo dormido profundamente. Roncaba con distinción, el blondo francesito.

Desperto a Melville de una nalgada.

-Oye… - este se habia deshecho de todo menos la media mascara.

-Levantate.

-Estoy cansado…

-¿Por cuatro veces, Melville? No mames. Carga a la turra mientras quito la sabana.

Apenas si habia un par de manchitas, mas semen que sangre. No obstante, Hen no quería correr riesgos.

Melville deposito cuidadosamente a Raoul en su lecho, acomodándole los cabellos tras la oreja y besándolo una ultima vez.

Hen miraba el acto con rencor, pues era la única turra que no podría poseer, también, y eso la hacia la mas bonita.

Hizo bola la sabana, mientras Melville se vestia. Luego ambos salieron. Los ojos de Hen eran duros como la gris piedra de las paredes al ordenar al carcelero y demás hombres que nada habían visto.

Cargo a Melville del carro al interior de la mansión, pues se le habia dormido en el camino. Mientras subia por las escaleras las pestañas lustrosas descorrieron a medias el velo.

-¿Hen…

-Shhh – lo arrullo, acercando su frente a la del que llevaba en sus brazos – todo va a estar bien.

Melville asintió y volvió a cerrar los ojos, apoyándose en su pecho. No necesitaba decirle que se quedara a su lado para que lo hiciera. Se acurruco contra su pecho en la cama. No faltaba mucho para el amanecer, y Heneage lo paso acariciando los mechones negros, atento al rostro tan parecido al propio. Sintio un gran alivio cuando los gallos cantaron y la claridad se hizo cada vez mayor. Toco la marfilina piel, no atreviéndose a exponerla directamente al sol, pero convenciéndose de que si no humeaba a la resolana que se filtraba por las cortinas estaría bien.

No pudo quedarse dormido hasta que se convencio de ello.

 

***

 

Que el First lord estaba tan caliente que hasta se iba a echar a los presos de la cárcel de la Armada volo como murciélago en noche incognita.

El mediodía y los sirvientes, antes, encontraron a los hermanos abrazados en la cama. Melville se incorporo, desvelado y ojeroso, y con sed. Hen despertó al sentirlo moverse, estiro la mano para acariciar la palida piel del brazo.

Se miraron y se sonrieron. Cariñosos como gatos se hubieran frotado los rostros, pero el jodido Putifas, el mayordomo de papa, los asusto.

-¿Sus señorías están visibles? Tienen visita.

-¿Quién diablos viene a esta hora? – mascullo Hen, pero Putifas podía detectar ondas sonoras en grados tan minimos que ni siquiera se habia inventado la palabra para definirlos.

-El señor almirante don Vincenzo Arturo Andres Garcia y Menendez, Connor y Corleone, Roccara Squarceluppi e Brancaleone.

-¡Cuanta gente! – dijo Hen.

-No, es Andy. – repuso Melville, metiéndose a brinquitos en sus pantalones pues eran tan ajustados que no le cabian las nalgas.

-¡Andy! – exclamo saltando de la cama.

Con cara de que injusticia vio que la ropa de Melville no le cerraba, por centímetros, y tuvo que ir a su cuarto a vestirse. Cuando regreso, Melville todavía no terminaba de cepillarse.

-Presta aca. – dijo tomando otro cepillo y dándole al ya perfectamente liso y lustroso pelo negro. - ¿Qué querra Andy?

-¿No habrá quedado embarazado? – se encontró con sus ojos angustiados en el espejo.

-Es demasiado pronto para que lo sepa… además… ¡eso era lo que quería!

-Cierto… - suspiro Melville.

-Esta bien claro a que vino: no confía en ti y vino conmigo para asegurarse de que lleva un bebe.

-Ya tiene un bebe.

-Eso esta por verse. Deja eso Melville, te ves muy bien.

-Pero, el lazo…

-Con el que te voy a ahorcar si no vienes.

Andy aguardaba muy modosito, mientras una cajita de música lo entretenia. Para dolor de Hen, se fue derechito a Melville, tomándole las manos.

-¡Estan calientes! Gracias al cielo. – añadió en español – Vine en cuanto me entere que no te habias presentado en el Almirantazgo, ¡oh, Melville, estaba tan preocupado por ti…

-Estoy bien querido. – se dejaba apapachar Melville.

-No gracias a el. Ni a ti. – era capaz de intentar fulminar a la nena porque no le hacia caso.

-Lo siento tanto. Nunca crei que fuera grave, que te ponía en peligro – se volvió a verlo – Asi que estas bien. ¿Estas curado?

-Me atrevo a garantizarlo.

-¿Y usted, señorita – le dijo también en español (todos se sentían bien chili con queso) ya tiene lo que quería?

Andy se cohibio un poco. Se refugio en Melville y este lo abrazo. Susurro una cosa a su oído.

-Estare encantado de proporcionarle mis servicios. – respondio Melville en voz alta, para hacer enojar a su hermano, que abria la boca sin atinar a que decir.

Era indignante que lo relegaran como semental, a el, que estaba mas que probado y comprobado, ¡y por Melville!

-Se lo agradezco tanto. – dijo Andy todavía bajito, pero viendo ya por entre sus largas pestañas, y por encima del hombro del hermano, al capitan Dundas. – Y ahora que estas bien permíteme explicarme…

-No tienes porque…

-Pero quiero. – Andy bajo las manos y tomo una de Melville, llevándolo al encantador banquito que habia frente a la ventana, pegado a la pared.

Hen se sento del otro lado de la lindura.

-Cuando mi tio me llevo a Loussiana, fui violado por un bandido de tierra firme.

Los dos semes respingaron idénticamente indignados.

-¡Malditos rebeldes!

-¡Y de tierra firme!

-Quede embarazado de mi pequeño Matt y fue la alegría de mi vida. – le brillaban los ojitos – Nunca fui mas feliz que cuando tuve su cabecita en mi mano y pude olerla… Pero luego me di cuenta de que estaba enfermo, y necesitaba el tuetano de su padre para curarlo.

Los Dundas se miraron.

-Tuve que perseguir al bandido por tierra firme. ¿Y saben cuan grande es ese maldito continente? Y el muy loco huia de mi, por jugar, para que lo persiguiera.

-Loco.

-De remate.

-Asi que después de curar a mi pequeño Matt, cuando empece a sentir deseos de tener otro bebe, me dije: “Vincenzo Arturo Andres Garcia y Menendez, Connor y Corleone, Roccara Squarceluppi e Brancaleone (si, asi se dijo), tienes que encontrar un padre perfecto para tu hijo.” Ya habia oído hablar de los Dundas, desde que era… doncello, y me dije: “no importa que sean putañeros y desobligados, tienen siempre bebes sanos y fuertes”

-Yo no soy putañero ni desobligado. – dijo Melville.

-Yo hago unos bebes hermosos. – se vendio Hen.

-¿Y sanos? Odio sonar egoísta – le agarro el pecho a Melville – pero tu enfermedad no se hereda, ¿verdad?

-No, no. – aseguraron ambos hermanos.

-¡Cuánto me alegro! No soportaría ver a otro de mis bebes enfermo.

Ambos hermanos le besaron la mano. Una cada uno. Ya estaba entre dos machos replicadores de su genotipo, con el instinto acuciado en presencia de tan bella y fértil turra, que embriagaba sus sentidos.

-Y al saber que Melville necesitaba vírgenes, ¿Por qué no viniste mejor conmigo?

Hen quería perdonarle la doble ofensa; de no preferirlo y poner en riesgo a Melville.

-Ya les dije que porque no lo crei… crei que se trataba de una cuestión de preferencia, no de salud. – miraba coqueto a Hen, o quizá solo disculpándose. - Ademas, capitan, nunca se sabe donde anda usted, en tanto que lord Melville siempre esta en el Almirantazgo.- dio una graciosa sonrisa al First lord.

-Encantador. – beso de nuevo su mano, jalándola un poco.

-Entonces, Andy – la contrajalo hacia su lado Hen - ¿Por qué no nos aseguramos de que concibas un bebe Dundas?

 

***

 

El First lord retomo su rutina luego del fantástico dia, y noche, pasados en compañía de su hermano y Andy. Le alegro saber que Raoul no se creía violado, ni se sentia (a Hen mas); por el contrario, estaba muy contento de haber recibido la visita en sueños del Angel de la música, y si la sabana habia desaparecido, el ni se habia enterado.

Se pregunto cuantos solicitantes descarados mas tendría que ver antes de que su búsqueda por sexo en las filas de la Armada fuera olvidada (como le hacia Duff) cuando un precioso rubito entro, ya cerrado el Almirantazgo y corridos los solicitantes.

-¿Si? – inquirio elevando una graciosa ceja, la mano suspendida sobre la inconmensurable pila de papeles.

-Perdon, milord. – hizo una reverencia como de la corte antigua – Soy Aelwyn Williamson, secretario, tenia una cita con usted hace cinco días…

Melville movio la nariz como “hechizada”. Ese dia habia sido el que se desato el pandemónium. ¡¿Tenia las citas atrasadas de cinco días?!

-… sin embargo, no sabia que era requisito ser… decente, asi que no tenia un documento probatorio de mi virtud, por lo que regrese a mi pueblo a pedirle al párroco un certificado de…

No podía decirlo pero el papel lo decía. En letras grandotas y doradas. Virginidad. Melville no tenia idea de que hubiera un documento para ello, pero bueno, estaban en Inglaterra, donde habia un papel para todo.

-Acabo de regresar y… nadie me impidió el acceso, (y eran las oficinas del servicio secreto) asi que creí correcto, como teníamos una cita…

-Esta bien, siéntese. – le indico Melville sin verlo, revisando las excelentes referencias, virtud incluida.

Era perfecto en el papel. Ademas de hermoso. Levanto la mirada y se deleito en sus formas, de los tobillos al pelo pajizo, visible todo pues el turrito apretaba el sombrero con ambas manos.

-Me apena que no se presentara usted hace cinco días, Aelwyn.

El turrito sentia que se le caia el alma a los pies: ya le habían dado el trabajo a alguien mas decente.

-Me hubiera ayudado muchísimo. – metio los papeles en el cajón de la derecha - ¿Sabe? En realidad la virtud no es requisito, aunque esta muy bien que la tenga (lo estaba, volvió a saborearlo). Fue un malentendido que se salio de proporción.

-Entonces – movio las pestañotas, confundido y atemorizado, por la manera en que lo veía el lord - ¿estoy contratado?

-¡Por supuesto! ¿Podria empezar ahora mismo?

Sobre el escritorio estaría bien.

Se pusieron en pie para darse la mano; Melville pudo notar cuanto mas bajito era el secreturro, una altura que le gustaba: ideal para besarlo, abrazarlo, cargarlo, penetrarlo de pie… y además, se veía bien a su lado.

El lord no soltaba su mano y Aelwyn se sentia cada vez mas nervioso por como lo miraba.

-¿Milord? – chillo cuando lo jalo, a punto de abrazarlo, sus cuerpos tan cerca que todas sus feromonas de turra bombardearon a Melville.

-Lo siento. – lo solto Melville, sintiéndolo de veras.

Pero, ¿en que clase de monstruo se habia convertido? Ya le habia hecho el amor en su mente a esa pobre e inocente turra, y no podía apartar imágenes de su cuerpo desnudo, tal como lo adivinaba.

Pequeña, suficientemente culona, con una boquita suave, abierta.

El lord lo miraba raro de nuevo. Penso vagamente que tal vez no fuera tan buena idea quedarse, pero el pensamiento fue inmediatamente aplastado por los argumentos a favor: era el trabajo soñado y el lord… no sabia como decirlo. Le parecía una maravillosa persona (hacia charco).

-Sera mejor que empecemos mañana. – tosio y aparto la vista del rubito.

-Gracias, milord. Le prometo que quedara satisfecho.

La linda nena volvió a darle la mano y luego se fueron, las tres, bamboleantes, encantadoras. Las siguió hipnotizado hasta que se fueron, y suspiro.

Necesitaba volver a ser el mismo, dejar de estar tan caliente (suprimir lo Dundas). Tal vez debería hacer caso a Hen y montar aquella noche una miniorgia con el, Will y Domhnall, (a quien habia retenido para asegurarse de que tampoco se convirtiera en vampiro) para ver si asi se le pasaba.

 

***

 

Muy lejos, en un tugurio de vicio y depravación, Fassbender se carcajeaba.

La vampironet no funcionaba bien hasta Francia, maldita fuera el canal, pero tenia que admitir que tampoco habia quedado tanto de la sangre de ese exquisito turriseme dentro de el para que lograra recibir la señal deseada, incluso un vampiro de sus capacidades.

Su poder era enorme, por lo que mientras bebia tinto espesado con mirra y otras cosas, en el ambiente cargado de humo del establecimiento parisino, pudo ver como el First lord de Inglaterra sufria por lo que creía secuelas del vampirismo, en realidad, su propia naturaleza caliente luchando por salir.

Iba a reventar esa hermosura si no desfogaba, por eso le habia inventado lo de las vírgenes. Por eso y para verlo en acción, cuando menos. Vio perfectamente como despachaba a la irlandesita hermosa. Pero luego la sangre termino de digerirse, la que no habia vomitado como granates en el jardín de aquel sujeto, símbolo de su estatus también, pues vampiros de menor categoría vomitaban piedras semipreciosas, empezando por el cuarzo, pues, ¿Dónde se ha visto un vampiro pobre? Y trabajar no era opcion.

Pudo ver mas o menos bien, con huecos en la señal, como se hechaba a su oficial turrimadurito, cruzo de dia el canal y tuvo que hacer grandes esfuerzos por sintonizar a la belleza latina, frustrándose de recibir solo chispazos. Se divirtió con la angustia y espero que los hermanos rompieran el dique, pero no.

Frustrado, se desconecto, y a la noche siguiente, ahora, visualizaba imágenes de los recuerdos del First lord con Raoul, un bocado que hasta el habia codiciado, pero el hermano Jarmo lo habia lanzado de un batazo en su forma de murciélago de la ventana del adolescente, por lo que, con un colmillo menos, desistio.

Su sangre jamas habia tocado la piel de Melville, ni siquiera su semen, lo que administrado cutánea o interiormente le hubiera provocado una mas aguda intensificación del deseo sexual, ganas de morder a alguien y quizá un cierto avampiramiento de su apariencia: piel mas palida, colmillos mas afilados, mayor sex appeal, pero solo de manera temporal.

Un violinista entro en el local. Una turra violinista, y empezó a tocar.

Fassmember ya tenia su cena.

 

Fin

Notas finales:

Tengo ganas de escribir el trio de los hermanos Dundas con Vinny, pero, como lo comentaba, con los dos trabajos esta cabron.

Mientras tanto permitanme hacerles una recomendacion y un disclaimer: la "vampironet", servicio de internet mental entre los vampiros y sus victimas, fue inventada por mi amiga y gran escritora LadyHenry, para su fanfic Show me your teeth ( http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=50530 ) una comedia de vampiros que es DE LO MEJOR que he leido.

Animense, les gustara.

Slán!


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