Capítulo tres: Clase de pociones.
Naruto estaba decepcionado.
Toda la mañana se la había pasado pegado a Sakura con énfasis, sintiendo como la chica lo miraba con odio desde lejos. Por un momento, pensó que había sido descubierto, pero sabía que la fémina lo hubiera golpeado a morir si se hubiera dado cuenta de sus intenciones. Probablemente se hubiera desecho de su regalo. Bajó la cabeza sintiéndose afligido mientras entraba al salón de Pociones.
Nada podía salirle bien.
Se sentó en una de las mesas solo, Sasuke todavía no entraba a clases y Hinata había sido jalada por Kiba. Suspiró tratando de que no le afectara, sus compañeros de casa siempre le ignoraban a más no poder. Y el idiota de Inuzuka se había puesto celoso de que la chica de cabellos azabaches se hubiera sentado a su lado en la clase pasada.
Maldito perro.
Orochimaru entró al aula seguido de su rival. El chico venía con la cabeza gacha, se miraba pálido y sumido en sus propios pensamientos. Sakura lo saludó desde lejos siendo totalmente ignorada, Sasuke se sentó a su lado sin mirarlo, parecía estar teniendo un debate con su interior, perdido entre todo lo que había alrededor.
—Teme, ¿estás bien? — preguntó escuetamente, esperando que el profesor no lo escuchara. Era temible cuando alguien lo interrumpía.
Uchiha giró su rostro para observarlo. Sus miradas se encontraron y por extraño que sonora, al rubio le dio un escalofrío de pies a cabeza. El azabache se estaba aproximando mucho a su rostro, incluso, ante la pequeña distancia que los separaba sonreía de medio lado.
—No tienes una idea, dobe — musitó suavemente en un tono seductor. Naruto levantó la ceja un poco consternado, sin creérselo del todo. No fue hasta que Sasuke rozó escuetamente sus labios cuando cayó del asiento estoico de las acciones del contrario.
—¡¿Qué diablos pasa contigo, bastardo?! — gritó limpiándose los labios con la manga de su uniforme.
—Desde hoy serás mi novio, idiota — afirmó como si fuera lo más normal del mundo, como si hablara del clima.
El salón se quedó en silencio ante las palabras del azabache. Sakura tenía lágrimas en los ojos, ¡no podía ser! ¡A su futuro esposo no podían gustarle los niños! ¡NO ERA POSIBLE! Incluso, Orochimaru había afilado la mirada ante la declaración de sentimientos.
—¡¿Qué?! ¡Estás loco! — rugió el rubio alejándose lo más posible de él, pero el contrario le detuvo de la mano. Un fuerte calor le inundó el rostro ¡estaba seguro de que estaba sonrojado!, ¡maldito, Sasuke!
—Además de idiota, sordo. No me hagas repetirlo, usuratonkachi.
—¡Serás bastardo!
—Es así como te gusto, ¿no? — cuestionó obligándolo a sentarse de nuevo a su lado. Naruto trató de negarse, pero el de cabellos negros lo tenía bien sujeto. Ese bastardo estaba demasiado serio para pensar que jugaba. Negó con la cabeza tratando de huir mientras Sasuke le apretaba fuertemente de la cintura ¡Estaba sudando!
—¡Uzumaki, Uchiha! Dejen sus homosexuales sentimientos para cuando terminé mi clase.
—Pero sensei ¡Y-yo…!
—¡Guarda silencio, Uzumaki! No quiero tener que restarle puntos a tu casa.
Palabras: 506.