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El héroe de la lavandería por LeonHero

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La semana transcurrió rápidamente para el joven Midoriya, no podía contener más la felicidad al haber llegado el miércoles prometido en el que ambos chicos volverían a encontrarse en la lavandería. La primera vez apenas pudo descubrir algo sobre el curioso niño de pelo blanco, pero al menos había conseguido que le hablara y poder tener un segundo encuentro con él era más que suficiente, así podría saber más sobre él y con las herramientas que este le diera llevaría su misión a cabo: sacarle de su soledad.

Midoriya no sabía nada sobre su vida, tampoco era un genio, pero la forma de ser que aquel chico le había mostrado le hacía parecer que le pedía ayuda, él quería ser rescatado de su soledad. No tenía ninguna duda, aunque no tenía forma de verificarlo su serie preferida no le podía estar engañando. En aquella famosa serie de héroes ficticios ya habían mostrado un caso como ese; si un chico tenía una mirada triste es porque estaba solo y había que ayudarle.

-¡Mamá, corre! ¡Todoroki nos está esperando! No quiero llegar tarde, vamos, vamos.- El menor correteaba por la cocina mientras ayudaba a su madre a meter toda la ropa que necesitaba en el cesto que se llevarían a la lavandería. La mujer no pudo contener una risa al ver a su hijo tan emocionado por el segundo encuentro con aquel chico, y no era para menos, por el vecindario no había ningún otro niño de su edad y si quería salir con sus amigos tenía que ser siempre cuando ella no estuviera trabajando para poder llevarle al centro del pueblo con ellos. La madre aún se preguntaba donde había estado escondido ese niño durante tanto tiempo, las probabilidades de que se hubiera mudado eran prácticamente nulas; si alguna casa del vecindario hubiera estado en venta ella ya lo hubiera sabido. Aunque la duda no la intrigaba tanto, si aquel chico se quedaba allí y pasaba tiempo con su hijo le era más que suficiente.

-¿Estamos listos, Izuku?- La madre se acercó al de menor tamaño, quién se estaba poniendo las zapatillas en la entrada de la casa. Al terminar de atarse las zapatillas, se levantó y asintió con una amplia sonrisa mientras se llevaba una mano a la cabeza para imitar un saludo militar.

-¡Si, señora! Midoriya Izuku preparado para la misión.- Tras decir aquello se movió para abrirle la puerta a la madre, quien estaba ya cargada con el cesto de ropa. Aún no tenía fuerza suficiente para cargar con ello, así que lo mínimo que podía hacer era abrirle la puerta y sujetarla mientras ella pasaba para poder cerrarla al salir ambos. –Llevo muchas cosas de All Might para jugar con Todoroki ¿Crees que le gustará? Igual prefiere a Endeavor…-

-No te preocupes, cariño. Seguro que aunque le guste otro personaje os llevaréis muy bien.- La mujer trató de animarlo para que no se pusiera nervioso. Y no fue difícil convencerlo, nada más escuchar las palabras de su madre el pequeño pudo tranquilizarse sabiendo que ella tenía razón, igual incluso le gustaban más las princesas. Ese no sería ningún problema para ser amigos, además a él también le gustaban Endeavor y las princesas; Endeavor seguía siendo un héroe y las princesas eran chicas bonitas que ejercían cargos muy importantes en la realeza.

Caminaron tranquilamente por la calle que los llevaría a la lavandería, con suerte no estaba lejos de la casa, así la madre no tendría que realizar un largo camino cargada y el hijo no tendría que impacientarse de más. Pronto pudieron visualizar el local, haciendo que el de pelo verde saliera corriendo hacia esta con mucha emoción, deseaba ver al chico ya, no quería esperar más para ser su amigo. Abrió la puerta con ánimo y miró por cada rincón del local desde allí, haciendo que su sonrisa se borrara lentamente al encontrar el sitio vacío. No esperó apenas unos segundos para volver corriendo hacia su familiar, mostrando una expresión de preocupación sin poder evitarlo.

-¡No está, mamá! T-Todoroki no está… ¿No ha venido…?- La madre suspiró con una leve sonrisa, pasando una mano por la cabeza de su pequeño para reconfortarlo.

-No te preocupes, Izuku, esperaremos hasta que venga… Y yo no pondré la lavadora hasta entonces ¿Te parece bien?-

El menor solo hizo un pequeño puchero al principio, pero al final asintió con la cabeza mientras volvía a caminar hacia la lavandería con su madre, sujetándole la puerta como de costumbre. Al estar dentro, dejaron el cesto a un lado y ambos se sentaron en uno de los bancos para esperar tranquilamente. En ese rato estuvieron jugando con las figuritas que había traído el menor en su mochila.

El rato iba pasando y Midoriya cambiaba su humor de un momento a otro. A veces conseguía entretenerse gracias a su madre, pero otras veces se impacientaba mientras miraba por la ventana del sitio esperando que llegara su futuro amigo. Al final terminaron jugando ambos al 'veo veo' hasta que la puerta del local se abrió, pasando primero una pequeña figura, aproximadamente de su misma estatura.

Los ojos del pequeño brillaron por la emoción, saltando del banco sin pensárselo dos veces para correr hacia el joven Todoroki, asaltándolo en ese mismo instante. La ropa que este llevaba cayó al suelo al ser abrazado por el chico de pelo revuelto. Midoriya notó como este no correspondía el abrazo, lo cual le extrañó ¿Por qué no lo abrazaba también? El primero en apartarse no fue ni más ni menos que el chico recién llegado, dejando al contrario con una expresión de desconcierto, además de preocupación.

-Uh… Perdona, no me gustan demasiado los abrazos.-

Entonces lo entendió, no era su culpa, simplemente no le gustaban los abrazos. Negó con la cabeza y seguidamente corrió hacia el banco para recoger su mochila y después se acercó de nuevo a Todoroki para agarrar su mano mientras se despedía.

-¡Nos vamos al parque! Oh, buenas tardes mamá de Todoroki.- Después de saludar arrastró a su nuevo amigo con él, saliendo de la lavandería para ir al parque que había en frente, aunque tuvieron que dar un pequeño rodeo para cruzar por el paso de cebra. –Izquierda… nadie, derecha… nadie ¡Izquierda de nuevo y nadie! Podemos pasar.- Tras asegurarse de que no venía ningún coche, ambos cruzaron por el paso de cebra sin soltar sus manos. A Todoroki no le gustaba que le hubiera agarrado la mano, no tenían tanta confianza, pero para cruzar era necesario, él también lo hacía con su madre.

Una vez en el parque, el chico de pecas fue el primero en soltar su mano para poder correr hacia uno de los columpios y subirse a este, esperando a que llegara el contrario para poder empezar a balancearse juntos.

-¡Todoroki!- Lo llamó y no dijo nada más, esperó a que este le mirara para dedicarle una amplia sonrisa y entonces proseguir. -¿Ya somos amigos? He venido y tú también has venido, es como un pacto o así, así que ahora tenemos que ser amigos… ¿Te gusta All Might?- Dejó lo primero por zanjado, ya eran amigos, no tenía ninguna duda por eso no esperó su respuesta para realizar su siguiente duda.

-¿Por qué das por…? Bueno, no importa… Sí, me gusta All Might ¿Has visto el capítulo de hoy?-

-¡Claro que lo he visto! ¡Ha sido genial! Ese puñetazo… ¡Y la patada al aire!- No tardó en ponerse de pies sobre el columpio, saltando desde este para realizar una patada. A simple vista no era un gran golpe, ya que el columpio no se balanceaba demasiado y aun así terminó perdiendo el equilibrio, pero para ambos niños fue fascinante. Aunque Todoroki era un niño serio, no pudo contenerse, seguía siendo un niño. Ambos empezaron a saltar desde cualquier zona del parque infantil para simular esa patada y poco a poco empezaron a hacer más movimientos mientras ambos reían, cada uno intentando superar al contrario, aunque no era fácil para ninguno de los dos.

En uno de los saltos, Midoriya se colocó debajo para poder agarrar a su nuevo amigo, quedando ambos en el suelo riendo por aquella caída. Fue entonces cuando se fijó en sus ojos, notando en estos algo extraño, algo que no había visto antes en nadie.

-To… ¡Todoroki! ¡Tus ojos! No tienes el mismo color.- Agarró sus mejillas para acercarlo hacia él y así poder ver sus ojos mejor. Aunque la posición no era la más indicada para ello; Midoriya tumbado en el suelo con Todoroki encima, de esa forma la sombra no le permitía apreciar la diferencia de color. No tardó en darse cuenta de ello y lo empujó para terminar ambos sentados en el suelo. No podía dejar de contemplar sus ojos, agarró sus mejillas para que este no se apartara e incluso le levantó el flequillo al ver que ya no intentaba apartarse.

-N-no es tan raro, Midoriya…- El de pelo blanco se avergonzó un poco por aquella cercanía, pero más aún por el hecho de que estuviera mirando aquel defecto que tenía. -¿Puedes apartarte? Mis ojos son…-

-¡Son preciosos! A ver, es raro, nunca había visto esto, pero… oh, el gato de la amiga de mi abuela tiene también los ojos así ¡Ya no es tan raro! Y ese gatito es muy lindo.- Este argumentó estando muy convencido de que ese nuevo descubrimiento era algo hermoso, haciendo que el contrario se sorprendiera por ello. A parte de algunos familiares suyos, nadie más le había dicho que sus ojos eran bonitos, todo lo contrario.

-¿Tú crees? Son raros…-

-¡Son bonitos!-

-Pero a la gente no les gustan…-

-Pero a mí sí me gustan.-

-Je… Midoriya, eres un niño raro.- Tras decir aquello se liberó de las manos de su amigo y se levantó, ofreciéndole la mano para ayudarle. -¿Seguimos jugando? Aun puedo hacer una patada mejor que la tuya.-

-Um… ¡Eso habrá que verlo!- Se aprovechó de la mano pero al levantarse corrió sin dudarlo hacia la primera altura para dar otra patada mientras saltaba. -¡Seremos los mejores héroes del pueblo!-

Ambos jugaron en el parque hasta que el sol empezó a caer, dejando un cielo anaranjado mientras ellos seguían saltando. Las madres no tardaron en aparecer para buscar a ambos niños, dando el aviso para que fueran despidiéndose. Ninguno de los dos quería irse, pero los dos sabían que no podían hacer nada, sin embargo, Todoroki no dudó en preguntarle.

-¿Vives por aquí?-

-Sí, vivimos en uno de los pisos de aquella calle.- Este señaló su edificio con su mano para que pudiera saber mejor donde vivía. -¿Y tú?-

-Yo vivo en la casa grande de allí, la que tiene la fachada de color crema y una piscina.- No dudó en señalizar su casa como su amigo lo había hecho, haciendo que este quedara con la boca abierta.

-¿En serio vives en esa casa? ¡¿Piscina?! Yo también quiero…-

-Algún día puedes venir-

-¡Iré si me dejas! Y si mi mamá me deja también, claro.-

-¿Te gustaría quedar aquí mañana?-

-¡Sí! ¡Claro que quiero! Mañana a la misma hora que hoy aquí mismo.-

Ambos asintieron y tras despedirse, cada familia se dirigió a su casa. Ninguno de los dos podía borrar sus sonrisas, deseando que llegara cuanto antes el siguiente día para poder seguir jugando como lo habían hecho ese día.

Notas finales:

Y hasta aquí el capítulo de hoy~ No son muy largos, pero por ahora no va a haber mucho, es solo el día a día de unos niños muy bonitos xD Espero que os esté gustando :3 en el siguiente capítulo me gustaría meter a otro personaje… A ver en qué influencia en la amistad de Todoroki y Deku~


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