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I Dreamed About You por Kanae Michahive

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Ni YOI, ni los personajes, me pertenecen. Son propiedad de Mitsuro Kubo, Sayo Yamamoto y MAPPA.

N/A: ¡Hola! Este fanfic está terminado y se irá actualizando por aquí semanalmente, a partir de esta publicación.

Conforme avance la trama se irá explicando la dinámica de las almas gemelas y sus marcas (debido a que es el elemento de mayor relevancia en la historia). No obstante, también habrá datos importantes del universo acerca de los tritones y sirenas.

De todas maneras, si llegan a tener dudas siéntanse libres de preguntarme en los reviews.

Espero les guste.

:) 

Notas del capitulo:

La pareja principal es el Viktuuri. Sin embargo, habrá más parejas adelante. ;)

 

Prólogo

 

Su espalda choca contra el agua. Un fuerte splash resuena en sus oídos antes de comenzar a sumergirse, muy despacio, dentro las profundidades del océano. Los lentes pronto dejan de ser útiles entre tanta sal burbujeante. Todo se vuelve nítido y añil. El pecho se le siente oprimido por la presión natural del mundo marino, pero no hay nada que desee hacer para evitarlo, al menos, no en realidad. Aunque su cuerpo le advierte que podría ahogarse, hay algo en el subconsciente del pequeño, algo que le dice que todo estará bien. Algo que le permite decidir que es en vano luchar contra la sensación. Sin importar lo que sea. Sin oponer resistencia. Cierra los ojos. Y espera.

.

.

La primera vez que tiene este sueño, Yuuri Katsuki es un niño de apenas seis años. Naturalmente, al día siguiente no duda en contárselo a sus padres. Estos últimos se encuentran incrédulos ante la idea de que su hijo haya soñado algo tan extraño y que, por si fuera poco, no le haya inquietado en lo más mínimo como ellos habrían imaginado. Por el contrario, no pasan desapercibida la mirada tan entusiasta que les brinda a ambos conforme cuenta su experiencia de sentirse protegido por la "nada", en una situación tan desesperante.

 

Poco después, su desconcierto aumenta cuando el chico, sin más, hace ademán de retirarse tras finalizar su desayuno, olvidándose por completo del par de cajas decoradas que yacen a su lado.

 

- Cielo… ¿Ya te vas sin abrir los regalos? -Exclama su madre, la dulzura presente en el tono de voz, pues es claro que no tiene la intención de arruinarle la felicidad a nadie.

 

- ¿Regalos? ¿Por qué...? -Inquiere el niño, media pregunta se queda obstruida gracias a su falta de interés festiva.

 

Oh, cierto.

 

La primera vez que Yuuri Katsuki sueña es veinticinco de Diciembre. Su familia le asegura una y otra vez que no tiene porque sentirse preocupado porque los sueños son sólo eso, sueños. Sueños que, con el tiempo, se quedan en el olvido. Lo curioso es que Yuuri si que se siente preocupado. No por temor a soñar, sino por temor a olvidar. Pero vaya, no hay nada que pueda hacer para impedirlo, ¿cierto?

.

.

Es un sueño, sólo es un sueño.

 

O eso se dice a sí mismo cuando ya tiene diez años.

 

Es un sueño, sólo es un sueño.

 

Insiste su hermana mayor, Mari, cuando él cumple trece años.

 

Es un sueño, sólo es un sueño.

 

Yuuko lo convence de ello a los dieciséis.

 

¿Es un sueño? ¿Sólo es un sueño?

 

Se cuestiona a los dieciocho. Desde entonces no deja de hacerlo. Sucede que ya está cansado de mentir y prefiere aceptar las cosas como son. Incluso ahora, a sus veinticuatro, sigue soñando con la misma sensación abrasadora del mar. La única diferencia es que ha encontrado nuevos horizontes dentro de ese mismo sueño. Lo que inició como una simple felicidad injustificada ya tiene forma. No se trata de algo, se trata de alguien cuyo nombre aún desconoce, empero, cierta inicial grabada en una esquina de su piel le da esperanzas; una diminuta letra 'V' ubicada en su muñeca derecha.

...

 

I

 

El primer paso para llegar a su destino comienza cuando la maestra de ética les da una plática aparentemente innecesaria de lo que es el amor. Lo describe como aquello que te da esa sacudida de felicidad (como la que sentía en su sueño). Aquello que una persona te da porque le importas y quiere hacerte feliz sin importar qué. Algo parecido a lo que sus padres, Minako-sensei y Yuuko le dan, pero un poco diferente. Esta persona no es considerada un familiar tuyo. Tampoco un amigo, pues es más que eso.

 

Al final, la maestra decide llamarla alma gemela. La persona que siempre estuvo destinada a estar ahí para ti. La persona que te entiende, te cuida, te quiere. Sin restricciones ni principios, porque adorará tus cualidades y aceptará tus defectos. El amor que todos merecemos al llegar a este mundo. "Nadie nació para estar solo", comenta la mujer, dando por terminada la conversación con la clase en general.

 

En cuanto a Yuuri, bueno, Yuuri escucha de las almas gemelas a la edad de nueve –casi diez- años. Sus muñecas están libres de iniciales y su infancia se abastece de nuevos intereses. Ese mismo día, Yuuko no duda en acercársele con un libro recién sacado de la biblioteca. Un encuadernado simple de color caoba, cuyo título, atrapa la total atención del niño.

.

 

- …Dependiendo de qué tan fuerte sea la conexión entre las almas gemelas, pueden presentarse casos donde la capacidad de comunicarse se logra a través de los sueños. No hay garantía de que estos se presenten. Sin embargo, no significa que la persona en cuestión no posea un alma gemela, sino que la conexión no es lo suficientemente estable. Debido a esto es que la mayoría de las personas pasan su vida entera sin encontrar a su alma gemela. La razón detrás de la incapacidad para establecer las conexiones, o la debilidad de la misma, sigue siendo una pregunta sin respuesta - Yuuko toma aire, haciendo una pequeña pausa antes de continuar -. Por el contrario, las personas que consiguen establecer una conexión con su alma gemela experimentarán tres etapas. La primera consistirá en presentar patrones de sueño que les brinde localizaciones donde podrían conocer a su alma gemela. Por supuesto, los sueños son inexactos y confusos gracias a que estos se presentan cuando ambas almas han alcanzado la madurez psíquica para crear la conexión, más no para clarificarla. El momento pleno de una conexión se alcanza hasta llegar a la segunda etapa, la cual abarca…

 

- Vale, creo que con eso basta por hoy. ¿No lo creen? ¡No estoy entendiendo nada! - Interrumpe Nishigori antes de soltar un bostezo.

 

- ¡Oh vamos! ¡Es un tema interesante y el libro se entiende! Yuuri piensa igual, ¿verdad, Yuuri? -Se defiende Yuuko antes de reprender a Nishigori con la mirada.

 

- Ah… pues… la verdad, lo encuentro llamativo. Sea verdad o mentira.

 

- ¿Huh? ¿En serio? ¿Tú también Yuuri? ¡Esas patrañas que nos dijo la maestra no son más que eso! ¡Patrañas! Un invento asqueroso y cursi.

 

- Ese es tu punto de vista, Nishigori. Nosotros no tenemos la culpa de que seas tan sensible como una piedra. Apuesto que si tuvieras una conexión así…

 

- ¡Patrañas dije!

.

 

- ¿Yuuko? -Pregunta Yuuri.

 

La escuela ha concluido y Nishigori ya se ha marchado a casa para entonces.

 

- ¿Qué pasa Yuuri? -Contesta su amiga con alegría.

 

- El libro que sacaste… ya sabes…

 

- ¡Oh! ¿El de las almas gemelas?

 

El chico se limita a asentir. La muchacha le responde con una simple sonrisa.

 

Después, sin decirle nada más, abre el cierre de su mochila, saca el libro y se lo entrega a un muy ansioso Yuuri que no duda en correr hacia su casa, apenas Yuuko desaparece a la vuelta de la esquina, tras despedirse el uno del otro.

.

 

- …la segunda etapa, la cual abarca la impregnación de piel, se presentará cuando las almas completen su conexión psíquica. Es decir, una letra –la inicial del nombre de pila- ,aparecerá en la muñeca derecha de las almas gemelas. A partir de este momento, serán capaces de clarificar sus sueños sin problemas. No hay tiempo límite para llegar a esta etapa, pero si puede tardar varios años. Una vez que entre en proceso, las almas gemelas deberán prestar atención a todos los detalles que trascurran durante los patrones. Al tener una conexión estable, la sensibilidad se duplica.

 

- ¿Qué opina de esto, Minako-sensei?

 

- ¿Qué opino? - Medita la mujer sin importarle la interrupción. Brinda una breve sonrisa, chasquea la lengua y dice; -. Opino que estoy impresionada con tu habilidad de comprensión lectora. ¿De verdad has entendido todo esto? ¿Yuuko tuvo algo qué ver?

 

El pequeño siente como sus mejillas adquieren un intenso color rojo gracias al cumplido. Un tímido sí logra escapar de sus labios con tal de responder. Y vaya que es cierto. De no ser porque su amiga le llena las manos de libros en cada oportunidad que tiene, Yuuri no tendría un léxico tan avanzado para su edad.

 

- Ya veo…

 

- Bueno. No es tan importante… preferiría saber su opinión de la lectura - persuade el pequeño, el sonrojo se niega a huir de su rostro.

 

- ¿Oh? Je, lo siento, Yuuri - se disculpa Minako entre risas, sorprendida de la decisión con la que Yuuri le pide por dictámenes suyos -. Pero, antes de contestarte, ¿puedo preguntarte algo yo primero?

 

Hmm.

 

- ¿Todo esto es por ese sueño que tienes cada veinticinco de Diciembre?

.

 

Las patrañas son sólo patrañas.

 

(Creo que la situación es muy dulce. Me recuerdas a mí cuando tenía tu edad. Creía que algún día encontraría a mi príncipe azul porque, ya sabes, yo me veía como toda una princesa…)

 

(Yuuri, nosotros no te juzgamos y tienes todo nuestro apoyo).

 

(Mari, déjalo ser, todos somos así alguna vez de niños. Eso no tiene nada de malo).

 

Los sueños son sólo sueños. El suyo no es una excepción. No importa cuánto lea para aprender de las almas gemelas durante los próximos dos años. No importa cuántas veces se levante las mangas de sus suéteres (todos los días) para ver si hay algún indicio de marca. Llega un punto en el que desea rendirse, pero las navidades continúan acompañadas de imágenes azules, sal de mar y esperanzas inexplicables que lo incitan a prolongar la creencia de algo que no sabe si realmente existe. Los sueños no cesan.

 

En su cumpleaños número doce rompe a llorar al pedir el típico deseo de cumpleaños. Es tan vergonzoso. Todos lo miran con compasión, lo consuelan, le ruegan que no llore en su cumpleaños. El resultado es la típica arma de doble filo pues Yuuri es consolado con katsudon y obsequios, pero no es comprendido.

 

¿Por qué? ¿Por qué a mí? Yo no pedí esto. ¡No lo pedí!

.

 

Sus trece y catorce años son tanto los mejores como los peores. A los trece, su hermana Mari le da la "íntima plática de hermanos" que lo alivia de manera temporal. El mejor regalo que obtiene en ese año, en esa navidad, es un pequeño frasco lleno de las más bellas conchas marinas, extraídas de la playa de Hasetsu –su hogar-, recogidas personalmente por Minako-sensei, quién insiste que las seleccionó todas porque su mente le pidió que lo hiciera sin más.

 

A los catorce, Yuuko lo introduce a un nuevo hobbie: El patinaje sobre hielo. Claro que Yuuri termina embelesado con el deporte y sucumbe a este sin pensárselo dos veces. Es divertido, es estupendo. El muchacho se encuentra maravillado porque, por primera vez, su mente está ocupada en algo distinto. No obstante, en ese mismo año, se fractura su brazo izquierdo cuando intenta hacer un axel doble.

 

El proceso de curación no es tan malo. Su amiga está ahí para él a pesar de todo. Igual que siempre. Así es como el niño –casi adolescente- se deja llevar por un sentimiento que no tiene nada que ver con su sueño decembrino. Por el contrario, se sincera un poco. Empieza a imaginarse, empieza a desear. Reconoce que Yuuko, a pesar de ser su única amiga, es bastante atractiva (nunca ha dejado de serlo). De este modo, reflexiona lo atenta que es con él, lo buena que ha sido con él en todos sus años de amistad…

 

Yuuko…

 

La primera vez que Yuuri Katsuki se da cuenta de un amor similar al predestinado, tiene quince años.

.

 

Los sueños son sólo sueños. Los deseos son sólo deseos. Las almas gemelas son cuentos de hadas; ideas realizadas por personas que creen en el romance. Yuuri ya no es una de ellas. Al menos no desde el momento en el que Yuuko acepta convertirse en la novia de Nishigori.

 

Si bien no siente la misma felicidad de su sueño especial al lado de su amiga, la amistad entre ambos le había parecido suficiente para hacerle olvidar ficciones. En consecuencia, su corazón se rompe en Noviembre.

 

Deprimirse no es una opción, pero termina sucumbiendo a ella de todas formas. Comer katsudon todos los días, subir de peso… ¿Qué más da? Su deber como amigo, es alegrarse por ellos. ¿No es así?

 

Con el tiempo lo va a superar. No todo es tan terrible como la fractura del año pasado o la incertidumbre de sueños que tarde o temprano podrían volverse pesadillas. Al menos eso es lo que cree. Gracias a ello, el veinticinco de Diciembre no duda en recibirlo con los brazos abiertos. La cena familiar previa a la fecha es lo de menos, Yuuri se siente ansioso como nunca antes, ansioso de verdad. Desde que se levanta, su mente parece distante. Las imágenes de su sueño viajan hasta darle dolor de cabeza. Como si un martillo le taladrase con fuerza.

 

Es extraño.

 

Por lo regular, en años anteriores, el sueño jamás se presentaba hasta que el reloj marcaba las doce. Aunque en esos instantes es diferente. Incluso los lentes para atender su vista imperfecta son inútiles. Por fortuna, el pretender que se encuentra bien no dura mucho. Al cabo de treinta minutos lidiando con el dolor, Yuuri alcanza su límite. Se escabulle a su habitación de la forma más minuciosa posible, sin la oportunidad de llegar a su cama, pues colapsa en el proceso.

.

 

Al recuperar la consciencia, descubre que ya no está en su casa.

 

Casi de inmediato, su nariz se exalta por un aroma específico -el único que percibe su olfato en realidad-, el olor a sal. Posteriormente, abre los ojos de golpe. Su cuerpo, como en todos los sueños pasados, está sumergiéndose, mientras unos cuantos rayos de sol le iluminan el rostro y… eso es nuevo. Ya son tantas veces con el mismo patrón que está seguro de que no es un descuido de memorización.

 

La sensación de calma parece ser más fuerte conforme pasan los minutos dentro del agua. El corazón le late desbocado. Sus brazos se apresuran a moverse por sí solos, colocando sus manos hacia el frente, como si estuvieran esperando algo. La emoción, no la ansiedad, actúan sin permiso.

 

Ok. Esto sí que es nuevo.

 

"Yuuri…"

 

Murmura una voz en la distancia.

 

¿Eh?

 

"Yuuri…"

 

Exaltado por lo disímil del sueño, el adolescente ni siquiera nota cuando sus manos son tomadas por unas más frías, pero cuando lo hace, es demasiado tarde. Todo pasa tan rápido; el escalofrío que le recorre el cuerpo entero cuando cierto objeto glutinoso se enrosca alrededor de su cintura, sus labios entibiándose cuando alguien parece juntar su boca con la de él… y, para rematar, la culminación innata de la placidez cuando el chico abre sus ojos de golpe, solo para encontrarse con unos impacientes y preciosos orbes oceánicos. Los más hermosos que ha visto jamás.

 

Oh.

 

El tiempo parece detenerse en una fracción de segundo. Al siguiente, todo encaja para Yuuri. Todo se siente bien, se siente correcto. Como si su vida tuviese sentido de la nada. Todo gracias a esa bella persona que lo tiene entre sus brazos, lo observa sin pestañear y le dice con la mirada que él se siente igual.

 

"Oh Yuuri, eres tú…"

Notas finales:

Debido a las normas de la plataforma, tuve que publicar el primer capítulo junto con el prólogo. De ahí el formato de separación. 

Es todo. ¿Alguna duda? 

Espero haya sido de su agrado, ¡gracias por leer! 


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