Recogió sus cosas y salió a desayunar más temprano de lo debido. De esta manera no se encontraría a sus padres y podría salir tranquilamente de casa sin tener que llorar tan temprano.
Miró el automóvil que siempre lo dejaba en el instituto pero el chofer todavía no estaba dentro así que prefirió caminar.
Hoy prefería llegar solo, después de todo lo que había pasado en la noche lo que menos quería era fingir una sonrisa.
Ayer, en la noche después de llegar a su casa su padre estuvo a punto de golpearlo en la cara y simplemente se detuvo por las marcas que le dejaría en su rostro. Prefirió lanzar una patada al aire que terminó tirando a Hoseok pero que ni siquiera le preocupó.
Cada día estar en su casa era un infierno, le resultaba muy difícil continuar con ese estilo de vida sin embargo con la sola esperanza de ver a Yoongi sentando a su lado en la clase lo hacía olvidar un poco lo mierda que era.
Como lo usual, Hoseok era el primero en llegar al salón, encendió las luces para dejar sus cosas y salir para buscar aire fresco.
La escuela estaba vacía, el silencio era descomunal y empezaba a sentirse incómodo.
Caminó de un lado a otro hasta que vio a un chico a lo lejos en unas bancas solitarias, no dudó ni un segundo para acercarse a él.
–¿Ocupado? –Le sonrió al chico que le regresó el gesto.
–Bastante, tengo que imprimir algo antes de la clase –Señaló un documento que todavía estaba editando.
–Siempre eres tan olvidadizo con estas cosas –Negó sentándose a su lado.
–Bastante, y tú eres afortunado por no tener que lidiar con esto –Bromeó –Somos afortunados –Se corrigió –Después de todo, no es como si los profesores fueran a castigarnos por ello –Lo codeó.
Hoseok sonrió mientras asentía.
–Son algunos de nuestros poderes –Se rascó la cabeza –Así que deberíamos aprovecharlos.
Estuvo sentando junto al joven durante un rato esperando que empezara su clase y cuando fue la hora, se fue sonriéndole al chico. Ese chico era hijo del director de universidad, mientras que su padre era el director de todo el plantel y dueño de la escuela.
Ambos eran conocidos por lo que se veían comúnmente en las reuniones que a veces se organizaban los mayores, su padre no era tan importante como el suyo pero tampoco es que fuera un completo desconocido.
Al final y al cabo lo único que importaba es que debía mantener una buena relación con él por conveniencia de su padre, aunque los rumores dijeran que se dedicaba atormentar a algunos alumnos del lugar.
Hoy había sido una mañana larga y todavía no empezaba su primera clase así que tenía muchas ganas de encontrarse con el mayor para aligerar su carga. Lo vio entrar así que su rostro se iluminó indicándole que él ya le estaba esperando. Yoongi nunca le sonreía pero había aprendido a leer sus expresiones a través de sus ojos.
La clase comenzó inmediatamente después de que el mayor entrara porque este, tenía una manía de llegar a la hora exacta para que los profesores cerraran las puertas y dieran comienzo a las clases.
No pudo hablar con él y cuando su clase terminó se encontraba decepcionado porque la profesora decidió terminar la clase justo a la hora, no tuvo opción mas que correr al otro edificio para tomar su clase de ética sin siquiera poder despedirse del chico.
No lo vería hasta la tarde-noche cuando saliera de su clase de hip-hop, de alguna manera se sentía triste porque las únicas palabras que habían intercambiado había sido un simple saludo.
–Sales siempre muy tarde de estas clases, ¿tus padres no se enojan?
Ellos nunca se preocuparían por él.
–No me gusta regresar a casa y a ellos no les interesa que llegue tarde –Era difícil hacerlo pero al menos intentaba ser sincero con él.
Tomó la botella de agua que el mayor le ofreció.
–Lo he estado pensando desde hace un rato –El castaño escuchaba atentamente sus palabras –¿No te gustaría ir a dormir a mi casa?
Abrió los ojos sorprendido.
–Me gustaría, claro –Porque hoy no tendría que regresar a casa y eso era lo mejor que podía pasarle.
La casa de Yoongi no quedaba muy lejos de la escuela así que se fueron caminando. Cuando entraron un nuevo mundo se abrió para Hoseok, la casa era pequeña pero acogedora, aunque estuviera vacía podía sentir el calor de un hogar presente. Sensación que no compartía con su propia casa porque era tan grande, fría y desolada.
Subieron las escaleras cuando oyó el sonido de algo acercándose con mucha velocidad hacia ellos, sin querer tomó la camisa de Yoongi por el miedo que tenía cuando observó como este se agachaba para recoger a un perrito entre sus brazos.
–Se llama Holly –Hoseok temerosamente observó al perrito que sacaba la lengua y parecía contento –Es muy cariñoso, no deberías temerle –Rió el mayor.
Después de aquel episodio lo invitó a pasar a su cuarto, si la casa ya parecía acogedora, el sentimiento que tenía su cuarto era mucho más fuerte. Observó unas piedras que tenían unas figuras en su interior y Yoongi le explicó que eran fósiles que su padre había encontrado.
Hoseok se dio cuenta que nunca habían hablado de sus familias así que no sabía mucho del tema. Lo único que sabía era que Yoongi tenía una beca que mantener, una madre que trabaja todo el día y nunca hablaba de su padre.
El mayor lo invitó a sentarse a su lado mientras buscaba algún canal interesante por ver.
–Gracias Yoongi-hyung –El mayor detuvo lo que estaba buscando para mirarlo –Estar aquí es menos asfixiante que en mi propia casa.
–Gracias a ti –Respondió sereno –Estar contigo es mejor que estar solo en este cuarto.
Se levantó para curiosear las cosas de su cuarto, sintiendo en todo momento la mirada del mayor sobre él. Tomó un libro entre sus manos para ojearlo y Yoongi se acercó a él cuando leyó en voz alta el título.
–Es una historia que mi papá tenía en su escritorio, lo tomé y me gustó mucho –Hoseok se imaginó a un pequeño Yoongi escalando el escritorio de su padre para tomar el libro –Lo he leído tantas veces que ya he perdido la cuenta –Sonreía mientras hablaba de él y era raro verlo sonreír así que no pudo evitar preguntar.
–Tu padre… ¿él no vive con ustedes? –Observó como su rostro decaía mientras veía el libro que hace unos segundos había acomodado –Nunca me has contado de él –Volvió hablar.
¿Era muy atrevido preguntar?
–No, él ya no vive con nosotros –Su rostro era de nostalgia –Falleció en un accidente de auto hace unos años.
–Lo siento –Un sentimiento de tristeza inundó su ser.
–No te preocupes, fue hace tiempo y no sabías nada.
Yoongi amaba a su padre, lo podía decir por sus ojos y él que tenía un padre, no podía decir lo mismo. No es que lo odiara, después de todo gracias a él asistía a esa escuela y tenía los lujos que poseía, pero tampoco existía un sentimiento de amor por su parte.
¿Por qué las cosas debían ser de esa manera? Se asqueó al desear que su padre estuviera muerto y el padre de Yoongi estuviera vivo, como si las vidas fueran intercambiables para su propio beneficio.
–¿Por qué lloras? –No se había dado cuenta que estaba sollozando hasta que sintió los dedos fríos de Yoongi rozar su piel.
–No lo sé –Se escondió en su hombro –Simplemente me dieron ganas de llorar y eso hice.
Sintió al pálido palmear su espalda una y otra vez.
Y por un momento pensó que eso le hacía sentir bien, no recordaba cuando había sido la última vez que había llorado ni tampoco cuando había sido la última vez que alguien lo había visto hacerlo.
La calidez del mayor lo hacía sentir tan bien, así que deseó por un instante permanecer de esa manera para siempre.