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Venteras por Daifugo

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Un golpe seco se escuchó en los callejones de ese mundo oscuro, apenas si se veía algo, lo que más se notaban era un par de ojos amarillos y un cuchillo luminiscente verde manchado con sangre. Un hombre fue azotado hacia un basurero lesionándose un brazo y los otros dos se alejaron rápidamente. Finalmente se encendieron los faroles y el hombre de ojos amarillos suspiro aliviado, recogió sus lentes del suelo y se los puso haciendo que sus ojos se volvieran café. Una noche común en el años tres mil ciento doce, el sol se había apagado desde hacía varios años atrás a inicio de siglo, los más adinerados y poderosos se fueron a las lunas habitables más cercanas mientras la gente menos afortunados fueron abandonados a su suerte.

 

Tras varios años de caos varios hombres de poder bajaron de las lunas con una gran nave flotando sobre un continente completo, fue llamado Venteras, el octavo continente, pusieron orden sobre el planeta y todo se restableció en un largo proceso de cincuenta años. Contra todo pronóstico la fauna y flora se había adaptado rápidamente a la falta de sol, la mayoría veía en la oscuridad o en su defecto tenía alguna parte en su cuerpo que brillaba. Por su parte los humanos no habían comenzado a cambiar hasta hace menos de dos décadas, los que nacían ‘’adaptados’’ tenían ojos más brillantes, eran variantes de los colores de ojo comunes.  Para el azul un celeste brillante, el verde solo era más brillante y el café amarillo.

 

Estos humanos eran capaces de ver en la oscuridad sin problema y ocasionalmente tenían algún atributo mejorado. Muchos son cazados para poder fabricar lentes de visión para la gente que no nació adaptada, las calles y edificios estaban llenos de luces y se perdió la noción del tiempo hasta que los altos mandos volvieron a ubicar las horas. Existían Los altos mandos juntos a quienes trabajaban para ellos (que eran llamados familiares seguido de una categoría, como el familiar de servidumbre por ejemplo)  que eran solo tres personas. Luego de ellos estaban los Mandos, conformado solo por hombres, serían los siguientes Altos mandos, también  tenían familiares, luego varios niveles abajo. Luego para la ciudadanía tenia a los privilegiados que habitaban Venteras, luego de clase media y finalmente las ‘’pestes’’ que son barrios con menos luz en edificios y repletos de gente ladrona y sin mucha educación. 

 

Volviendo al hombre de antes, se hallaba en el sector doce, una zona de pestes. Siempre está arreglado con una camisa blanca, corbata negra, su largo cabello amarrado en una coleta y demás, Evans, así se llama el. Los barrios bajos se dividen en grupos con diferentes nombres en los cuales suele haber rivalidad. Evans pertenece a Vivian, un grupo dedicado a la fabricación de las mejores armas, un mercado muy competitivo y de buen ingreso. Evans no es el líder, pero está cerca, es un hombre manipulador y sádico que por sacar información podía arrancar dedos con una cuchara de plástico, sabia como ganar territorio y cerrar tratos, seguramente el sucesor del actual líder de Vivian, un viejo descendiente de los chinos llamado Chie-Tan. Los países ya no eran los mismos, todo había cambiado tras el apagón de sol, pero los dialectos y nombres seguían vigentes y sonar o llamarse de una manera que recordaba a alguna cultura de antes del apagón daba prestigio.

Evans se arregló la camisa y volvió a caminar tranquilamente, ya era común para el ser atacado por miembros de equipos rivales, miro a su alrededor, los niños con zapatos luminosos y accesorios neón jugando con una bola roja brillante, paso frente a una tienda de electrónicos de un equipo con el que Vivian tenía buenas conexiones, un hombre salio casi disparado de la tienda, un miembro del ‘’Mechanic Doll’’ un equipo reconocido por ser excesivamente malo en espiar rivales en vente de electrodomésticos. Seguido de eso salio un hombre bastante alto, cabello corto, sus guantes brillaban. El líder del equipo ‘’Seven Cat Lives (S.C.L)’’

 

-Ya he mandado a decir diez y siete veces al inútil de tú jefe que si sigue enviando lacras suyas iré personalmente a desmontarle la mandíbula- Dijo él.

El líder de S.C.L era descendiente africano, alto, de piel negra pero algo pálida por la falta de sol en las últimas décadas, se le reconocía más por un tatuaje de la diosa egipcia gata en su brazo derecho, amarraba su chaqueta a su cadera para así mostrar el tatuaje que a la vez era el símbolo de su equipo. El miembro de Mechanic Doll huyo, tirando las motos de varios miembros de S.C.L, los cuales fueron a perseguirle. El Líder de S.C.L miro a lo lejos a Evans y se dirigió hacia el con una sonrisa.

 

-¡Hey, Evans!- grito desde el otro lado de la calle, por poco lo arrolla una moto pero se detuvo por poco y paso tranquilamente.

 _Ah, Limhet, como no verte con esos guantes tan brillantes- Dijo Evans acomodándose los lentes.

-          ¡No pensé verte por aquí tan temprano! No sueles pasar hasta la noche ¿sucedió algo? ¿volvieron a matarse corredores de autos?

 

_ No realmente, otra vez Pink Tiger intento sacarme el maletín

-Es la séptima vez este mes,  Evans, la próxima vez avísame y te llevo.- Limhet se cruzó de brazos

 

_No, no me gusta andar en moto, menos contigo que miras cada objeto como un obstáculo, si no te matas tú me matas a mi saltando sobre autos y basureros.

 

Ambos continuaron caminando mientras hablaban

 

-          Soy el líder de S.C.L lo mío  es la velocidad- Evans se rio del comentario de Limhet

_ También lo es quebrarte la nariz y una pierna mínimo tres veces al año.

 -¡Ya, ya! y tu ibas a tu zona, ¿no es así?

_por su puesto,  debo ir los Martes y Jueves. Además Pink Tiger nuevamente ayer trato de llevarse mi prototipo de daga.

-¿Otra? ¿Es aquella que me habías  mencionado con el mango que identifica a su dueño y eso?

_obviamente.

 

No tardaron en llegar,  el territorio de Vivian es de las más luminosas, frente a un parque con fuente que cambia los colores del agua y con tres edificios de seis pisos cada uno dedicados a armas. Limhet dejo a Evans en la entrada del edificio del centro y volvió a su territorio. Evans miro alrededor asegurándose de no ver a un miembro de otro equipo y entro, recibió los saludos de todo, pidió café a un robot sirviente y subió hasta el último piso, la esposa de Chie-Tan estaba como siempre, de administradora de Chie-Tan, ella miro feo a Evans, pues ella más que nadie sabía qué clase de hombre era Evans.

 

La señora miro amenazante a Evans, Evans le respondió con una sonrisa burlona y entro a la oficina de Chie-Tan. Pocas personas conocían lo más mínimo a Evans y al hacerlo un poco solo podrías aceptar dos cosas, que era un manipulador e inteligente hombre o que era un manipulador, inteligente y un roba-hombres casa ricos. La señora Tan era quien más aceptaba esto último, pues a pesar de ser muy maldito, Evans sabía guardar apariencias. Evans dejo el maletín sobre el escritorio de Chie-Tan, este le miro con orgullo, su discípulo crecía en excito con sus proyectos.

 

-Impresionante, tardaste menos de lo que pensé, estos años no fueron en vano –

 _he aprendido del mejor desde que tengo veinte recién cumplidos…

 

Chie-Tan se puso de pie, Evans observo al hombre detenidamente, de sesenta y dos años, era bien parecido, ya con su pelo gris, barba y bigote, tan formal como buen negociante, se colocó detrás de él y le soltó el cabello, tomando un mechón para agacharse un poco para olerle, como era normal en él, Chie-Tan quedo encantado.

-Le dejare el resto a mis trabajadores para que hagan su ‘’demo’’-Chie le rodeo la cadera con sus brazos y dio un suave beso en el cuello, Evans le acaricio la mejilla y luego le alejo

_Aja… Debo trabajar, las negociaciones no se hacen solas.- Evans le miro con una risa casi mala y juguetona mientras se dirigía a la puerta

-A veces eres tan cruel… No estamos juntos desde hace semanas…

_Ya tienes esposa, no me necesitas tan seguido…además- Evans giro el pestillo de la puerta- si vuelvo a tener mordidas en todo el cuello preguntaran de donde salieron.

 

Evans al salir miro de reojo a la esposa de Chie y se acomodó los lentes, se bajó un poco el cuello de la camisa mostrando una mordida, claramente de Chie, riéndose de ella.


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