Capitulo Tres:
¿Ayuda? Sí, claro, tal vez él es el que necesita ayuda. Yo no lo necesito.
Finalmente en casa, rápidamente abrí la puerta del carro. Sasuke me había llevado a casa, todo el viaje dandome una lectura sobre mi salud. Demasiado enfurecido, me baje del carro, ni siquiera dándole un beso o un agradecimiento a Sasuke. Camine hacia la puerta de mi casa y entre.
—Naruto, ¡has vuelto temprano!— Mi madre se echó hacia atrás desde la entrada de la cocina, donde frente a ella, se sentaba mi padre en la encimera de la cocina.
—Sí, Sasuke tenía que salir temprano así que me trajo.— Mentí.
—Hey, invitalo la próxima vez, ¿quieres?— Mi padre sonrió hacia mí, haciendo esa cosa incómoda de nuevo donde trataba de mostrar que apoyaba mi sexualidad.
—Lo haré.— Le devolví la sonrisa, caminando hacia las escaleras a mi habitación.
—Cariño, ¡vamos a comer más tarde, así que alistate!—Mi madre gritó detrás de mí, haciéndome fruncir el ceño ante cuántas veces me he visto obligado a comer hoy.
—No, gracias. Sasuke y yo comimos pizza. Kiba y Tenten me llevaron a comer barbacoa con Choji y los chicos, también.— Oí a mi madre suspirar mientras cerraba la puerta de mi habitación.
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En la escuela, siempre era lo mismo. Por lo menos, el almuerzo era. Todo el mundo estaba demasiado concentrado en comer y el chisme, que nadie se daba cuenta de que yo no estaba comiendo nada.
Sakura, que estaba sentado frente a mí, sólo comía una manzana y bebió un poco de su jugo. Ino, como Sakura, comía solo un plato de verduras y frutas acompañado con una botella de agua.
Hinata y Tenten comían a lo normal, riendo con Kiba y Shino. Shikamaru, Sai y Sasuke apenas regresaban de la fila del almuerzo con sus platos.
Fruncí el ceño, mirando como Sai me dio una sonrisa antes de aferrarse a Sasuke. ¿Celoso? Por supuesto que lo estaba. Sabía que Sai estaba enamorado de él. Dejó muy claro el día en que ...
—No estás comiendo, Naruto?— Sasuke notó, empujando a Sai hacia Shikamaru. Frunció el ceño sobre mí, colocando su plato a mi lado y tomando asiento. Me abrazó por un lado, aunque yo sabía que esto era mucho más que un abrazo; él me estaba sintiendo, comprobando cómo me sentía al toque.
—Naruto, estas demasiado flaco, por favor. Come.
Sintiéndome vacío, asentí tristemente, aceptando la rebanada de pizza que me ofreció. Todo el mundo que nos rodeaba miró como él me dio de comer, y arullaron, aunque sólo los dos de nosotros sabíamos que no estábamos haciéndolo sólo para coquetear. Sólo Sai frunció el ceño hacia nosotros, los celos obvio en su mirada.
Sasuke miró tristemente hacia mí, mirando como yo masticaba la comida. Todos perdieron el interés en nosotros y volvieron a sus conversaciones, ignorando las lágrimas derramando de mis ojos mientras tomaba otro bocado.
Ignoraron la mirada triste en el rostro de Sasuke. Ignoraron mis lágrimas mientras el me abrazaba cerca. Ignoraron todo.
Como siempre lo hacían.
Capitulo Cuatro:
Corrí hacia él baño, Sasuke en camino a su clase después que la campana sonó.
Odio ser esto. Odio que tenga que sentirme horrible después de comer y aun mas cuando tenia que vomitarlo. Odio mas comer en frente de todos, fingiendo que estaba bien.
Todos me decían que me miraba bien, pero yo se que sólo lo dicen por no decir la verdad; yo era horrible. Asta Sasuke, él lo decía también, y se que lo decía solo para hacerme comer.
-Naruto, ¿estás bien?- Lee preguntó, entrando mientras me lavaba las manos.
-Estoy bien.- Le di una sonrisa, agarrando una toalla de papel para secarme las manos.
Él devolvió la sonrisa, -Eso es bueno.- Y se fue a lo suyo.
Sí, nadie se da cuenta.
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-Así que, ¿quieres ir? Llámame, puedo ir por ti si quieres.- Él correo de voz de Sasuke término, y sin pensarlo dos veces, lo borre. La invitación a la fiesta de su hermano mayor solo significaba que me quería ahí con él solo para obligarme a comer.
Tiré él teléfono hacia la cama, luego yo detrás de el. Ahora era él comienzo de una semana libre de escuela, finalmente, nadie me podría molestar.
-¡Naruto!- Mi madre llamó desde la cocina. -¡Ven aquí!
Saliéndome del cuarto, seguí él olor de duraznos y encontré a mi madre junto a la estufa, un pedazo de pay de durazno en un plato.
-Mira, nuestro vecino nos regalo esto, ¿quieres?- Ella preguntó, estirando su mano.
Lo, agarrando un pedazo pequeño y poniéndolo dentro de mi boca, pretendiendo masticar. -Está bueno, Ma. ¿Puedo guardar esto para más adelante?
Ella asintió con la cabeza, permitiéndome poner él plato en él refrigerador mientras ella se ocupo en abrir la puerta. Escupí él bocadillo en mi boca a la basura y mientras ella abría la puerta, corrí hacia mi cuarto.
<Esta bien.> Me dije a mí mismo, ignorando el dolor dentro de mi estómago mientras me acostaba para leer mi libro.
Una semana de descanso del mundo es justo lo que necesitaba.