Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre cielo y tormenta por Joker96

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No es un capitulo fuerte, pero es importante para dejar en claro los nuevos rumbos que tomaran los personajes. El próximo tratare de que sea más largo.

Camila POV

 

Avery miraba hacia Brody y luego hacia mi. Parecía no saber qué decir, lo cual era comprensible, la había sorprendido por completo.

 

— Está es la razón por la que no hablaba o escribía mucho. No quería decírtelo de esa forma, tenía que ser en persona. — le expliqué.

 

— Es bueno verte Avery, Camila me ha hablado mucho sobre ti, creo que dejando atrás el mal entendido con mi hermana podemos llegar a ser buenos amigos. — dijo Brody con su característica y cálida sonrisa.

 

— Necesito que te vayas. — se levantó Avery del sofá y miró a Brody con una mirada dura. — Tengo que hablar con Camila. A solas.

 

Brody me miró sin saber qué hacer, le sonreí tratando de tranquilizarlo y pasé mi mano por su mejilla. Mire a Avery con ojos afilados, pero ella no dejaba de ver a Brody.

 

— No pasa nada. — dije para tranquilizarlo. — Nos vemos mañana.

 

Él me miró un tanto indeciso, pero le volví a sonreír.

 

— Está bien, si necesitas algo solo tienes que llamarme. — dijo cediendo.

 

Asentí y le di un corto beso en los labios. Retire mi mano de su mejilla tratando de ignorar la obvia cara de disgusto que tenía Avery.

 

— Ve con cuidado, ya está oscureciendo. — le pedí.

 

— Fue bueno verte otra vez Avery, espero y podamos vernos de nuevo pronto.

 

Avery no respondió simplemente cruzó ambos brazos y trató de suavizar su expresión.

 

— Adiós Brody. — fue lo único que le dijo sin dignarse siquiera a cambiar su expresión de disgusto.

 

En cuanto Brody salió del departamento miré a Avery de la manera más molesta que pude, mientras ella solo suspiro colocando ambas manos al costado de su cintura y evitaba mi mirada pasando la suya por todos lados.

 

— No llevas ni una hora de vuelta y ya te estás comportando como una idiota.

 

Me miró con el ceño fruncido apretando la mandíbula con su cuerpo en notable tensión.

 

— Tuve un día pesado Camila, discúlpame si el hecho de que me vengas con este tipo de sorpresitas no me tenga toda emocionada. ¿Qué esperabas?, que me abalanzara sobre los dos gritando de la felicidad por su amor. — soltó su discurso con esa ironía que bien sabía ella, me irritaba de sobremanera. — No estoy para ese tipo de tonterías.

 

— Perdón por no saber que estar feliz por mí y apoyarme sería demasiado para ti. — le respondí logrando que se quedará en silencio. — Tal vez simplemente espere demasiado viniendo de ti. — acusé tratando de no llorar. — Y ya que has tenido un día tan pesado, me iré para que puedas descansar. — di media vuelta y tomé mi bolso que estaba en la barra cerca de la cocina, para después dirigirme hacia la puerta.

 

Fue en el momento que tomé el pomo cuando sentí que Avery me tomaba ligeramente por el brazo, pero tomando un poco de firmeza en el agarre.

 

— Lo siento… no quería decir eso. Estoy cansada, no sé lo que digo. No lo justifica es solo que… fue una gran sorpresa, tal vez demasiado. — me jalo un poco más del brazo y voltee a mirarla, se veía arrepentida con un poco de angustia en los ojos.

 

— Suéltame. — le ordené.

 

— No, perdóname. Soy una idiota lo sé, sabes que no es mi intención. Yo solo… no debí reaccionar así. — soltó con pesadez.

 

— Quizás... no escogí el mejor momento.

 

— No es que no esté feliz por ti, es solo que…

 

— Lo sé. — la corté. — Vamos a sentarnos, ¿te parece?

 

Avery asintió y ambas volvimos a la sala, donde nos sentamos frente a frente en el sillón. Ella decidió hablar primero.

 

— Esto no lo esperaba para nada. Si soy sincera, creo que me moleste más por el hecho de que solo quería pasar un tiempo a solas contigo, que no te había visto en un mes y, bueno, solo esperaba que fuéramos las dos esta noche. — dijo Avery hablando suavemente, jugando con los bordes del sofá notablemente nerviosa.

 

— ¿No estás molesta de que salga con Brody?

 

Avery apretó los labios y decidió mirarme a los ojos. Parecía un tanto indecisa.

 

— ¿Estás feliz? — optó por hacer otra pregunta.

 

Tal vez no podía responder a esa pregunta con tanta seguridad por el momento, pero decidí asentir, tal vez para tranquilizarla, y en parte a mí también.

 

— Brody es un buen chico, me trata muy bien.


 

 

Avery POV

 

Ante esas palabras, ¿cómo iba a poder estar yo en contra?, ¿no era esa la idea? Si ella era feliz no había argumento válido que pudiera dar yo. Eso sí, el dolor no me lo quitaba nadie.

 

— Eso es bueno. — dije, sin saber qué más decir.

 

No podía decirle lo mal que me sentía, no podía hacerle saber por qué actúe de esa manera ante su novio y tampoco podía explicarle lo pesado que sentía el pecho en ese momento. Por qué para eso, tendría que desatar todo un mar de sentimientos que no harían más que ahogar las pocas fuerzas que me quedaban en este momento.

 

El timbre de la puerta volvió a sonar y casi gritaba de rabia, desde el día de hoy, mi odio ante ese sonido quedaba declarado.

 

— Creo que ahora sí es la pizza. — dijo Camila levantándose.

 

— Promételo. — susurré sin que ella me escuchara.

 

Escuché como Camila hablaba con alguien y después de unos segundos volvió a cerrar la puerta, ahora con una caja de pizza en las manos.

 

— Doble queso, tu favorita.

 

¿Debería decirle que había perdido completamente el apetito?

 

— No puedo imaginar algo mejor que eso. — por qué si, no iba más que a mentirle esa noche con tal de no hacerla enojar o peor aún, ponerla triste. Que después de un mes sin verla eso era lo último que quería.

 

Puso la caja en la mesa de centro y la abrió dejando que el olor impregnara la habitación. Sentía como se me revolvía ligeramente el estómago, pero opté por ignorarlo. Me incline un poco y tome un pedazo, Camila hizo lo mismo.

 

— Olvidemos todo lo que pasó y empecemos de nuevo. — olvidar era lo que quería, pero iba a ser imposible.

 

— Está bien.

 

— Mejor cuéntame todo lo que pasó en ese retiro, te prometo toda mi atención esta noche.

 

Sonreí como pude y empecé a contarle todo eso que no pude decirle por medio de las cartas o las llamadas, Camila reí con ganas y eso me sacaba sonrisas genuinas, hacerla reír seguía siendo bastante fácil. Pero durante el transcurso de las horas, me convencía cada vez más de que yo no quería su atención esa noche; yo la quería para toda la vida, y era esa la forma en cómo firmaba mi sentencia.



 

 

--



 

 

— Ok, entonces me estás diciendo que tú, el chico que el verano pasado fue rechazado todos los días, has logrado acostarte con siete chicas lo que lleva del verano.

 

— Si, y quiero mi medalla por ello.

 

— No empieces a hablar como fuckboy Jax, es asqueroso. Además, creo que las hazañas ya en sí cuentan como premio. Por qué viniendo de ti, definitivamente cuentan como hazañas, si no es que como milagros. — dije logrando que Jax me mirará mal.

 

— Y ahora me preguntó por qué siquiera te extrañe. — gruñó tomando un trago de cerveza.

 

— Deberías agradecerme, si no te hubiera dejado esos consejos no hubieras ni conseguido una.

 

— La verdad lo que más me ayudó fue la llave de tu departamento. — dijo con una sonrisa torcida.

 

Agrande los ojos y él extendió su sonrisa.

 

— Te di esa llave para que cuidaras de mi árbol bonsái maldito idiota. — le recrimine con enojo. — Cosa que por cierto tampoco hiciste.

 

— ¿Quieres saber lo que sí hice? — sugirió moviendo las cejas.

 

— Por favor, sólo dime qué no tocaste mi habitación. — le suplique.

 

— Intacta. — me aseguro sacándome un suspiro de alivio. — El sofá, en cambio…

 

Casi de un salto me levanté alarmada mientras Jax se reía a carcajadas.

 

— Lo voy a quemar, y tú me vas a comprar otro. — le advertí señalándolo con el dedo. — Ahora salgamos de aquí, quiero olvidar lo que acabo de oír.

 

— ¿Y a dónde?

 

— Es verano todavía Jax, tenemos un mundo de opciones.

 

— Tienes razón. — dijo levantándose. — Por cierto, ¿qué le pasó a tu timbre? Ya no funciona.

 

— Alguien lo rompió, pero creo que tenía un buen motivo.







Jax ahora presumía de conocer lugares, así que por curiosidad decidí darle el timón para guiarnos a donde sea que él quisiera.

 

— Giras a la izquierda. — anunció mientras yo asentía.

 

Había extrañado la ciudad, y más la que era de noche. Estábamos en el centro y mucha gente pasaba y más a estas horas. Tanto Jax como yo ya habíamos visto un par de prospectos que nos indicaba que estábamos en el lugar correcto.

 

— Hay un estacionamiento que cobra por noche, ese sería más conveniente.

 

— Lo sé Jax, no es mi primera vez aquí. Ni la última.

 

— Creí que habías dejado eso de andar por ahí y por allá. — mencionó.

 

— Solo quiero salir, no es para tanto.

 

— Entonces serán todas para mí.

 

— No presumas ante la maestra Jax, sigues siendo solo el alumno.


Jax nos llevó a un club nocturno llamado “Libélula” que al parecer tenía una planta subterránea. Cuando entramos las luces de neón fue lo primero en llamar mi atención. La barra en medio del lugar y la pista alrededor. Música electrónica que retumbaba en cada pared y un mar de gente que bailaba, gritaba y saltaba con el ritmo.

 

— ¡Vamos por algo de beber primero! — gritó por el ruido.

 

Asentí y ambos caminamos rodeando la pista hasta llegar a la barra. Pedimos cerveza, sabiendo que no podíamos empezar con lo fuerte. La barra estaba repleta, tenía que chocar con varios para pasar, pero hubo alguien que por su tamaño logro empujarme con más fuerza, y como efecto dominó afectó a quien estaba al lado mío. No era Jax.

 

— Pero vaya sorpresa, no había escuchado de ti en un buen tiempo. ¿Dónde te habías escondido Preston?

 

Era Holly la pelinegra voluptuosa que había tenido que rechazar poco antes de irme al campamento. Tenía un vestido rojo metálico que se pegaba a su figura. Poco me faltó para ahogarme con mi saliva.

 

— Estuve ocupada en un retiro deportivo. Es bueno verte Holly. — dije sonriendo y tratando de a toda costa no mirar su escote. “A la cara Avery, a la cara” me repetía.

 

Holly sonrió y se acercó aún más hacia mí, hasta que sus labios estuvieron muy cerca de mi oreja.

 

— ¿Vienes con alguien? — ante su pregunta mi mirada se dirigió hacia Jax quien me guiño el ojo y se fue alejando. Así que solo negué levemente. — Y con eso de que ahora eres una mujer que no tiene aventuras de una noche… ¿Implica el tampoco bailar con una chica que solo quiere divertirse? — preguntó con fingida inocencia pasando su dedo índice por mi cuello, bajando por mi clavícula.  

 

— No, eso no está implicado, de hecho, creo que ya nada lo está. — dije pasando una mano por su cintura.

 

— Volviste. — susurró mordiendo su labio inferior.

 

— Mejor hagamos de cuenta que nunca me fuí. — sentencie apretando mi agarre a su cintura y chocando mis labios con los suyos.


 

 

 

--


 

 

 

No pasó ningún momento en el que no dejará de aferrarme a su figura, en el que mis labios no se despegarán de los suyos, o de su cuello, de sus clavículas o del valle de sus senos. Su piel era suave y sus manos se paseaban por mi cuerpo, rasgando y apretando. Con dificultad y a oscuras caminamos por su departamento. Me detuve al sentir como su espalda chocaba con algo y gimió mientras yo pasaba mi lengua por su cuello.

 

— Mi habitación… — jadeó. — … está al final del pasillo, a la derecha. — informó mordiendo el lóbulo de mi oreja.

 

La tomé por las piernas y me dirigí con ella hacía donde me dijo, la tumbé a la cama ni bien entrando y empecé a deshacerme de mi ropa con ella haciendo lo propio.  

 

— No seas blanda, es lo único que pido. — dijo ya estando totalmente desnuda sobre la cama.

 

— No pensaba serlo. — le respondí posándome sobre ella.  

 

Sus turgentes pechos fueron mi primer objetivo, mi boca se aferró a ellos como uno lo hace a la vida, mordí, lamí y apreté. Sus manos se enredaron en mi cabello, y mostró su prisa al sentir como de manera poco disimulada me empujaba hacia abajo. No quise tentar demasiado, yo también lo quería, más que nada lo necesitaba. Con mi aliento tente su entrada y la vi estremecerse. Su piel estaba intacta por el momento, pero planeaba marcar cada espacio, obtener cada sonido y acabar con cada barrera de pudor que tuviera.

 

— Por favor. — suplico jadeando pasando dos de sus dedos por sus pliegues, húmedos, rosados, llamando por atención.

 

Aparte su mano, y con una última mirada hacia sus ojos me hundí en ella. Pase mi lengua por sus pliegues, llegue a su monte y me aferre a él logrando que sus muslos se apretarán a mi cabeza. Con mis manos tomé sus piernas y las abrí aprovechando la nueva cantidad de espacio. Su humedad aumentaba junto a sus gemidos y una de sus manos intentaba acercarme más hacia ella. Baje un poco más y con la punta de la lengua tente su entrada que palpitaba llena de calor, me adentre y sentí sus músculos tratando de contraerse.

 

— Ahí… justo ahí… — jadeo curvando la espalda y elevando su cintura lo cual impedí.

 

Me separé y ella jadeó como protesta, contoneando su cadera. Lamí dos de mis dedos ante su atenta mirada y sin despegar mis ojos de los suyos la penetré sintiendo su calor y su humedad. Sus paredes palpitaban y su cintura se volvió a elevar.

 

Acerque mi rostro al suyo y la bese hundiendo más mis dedos en ella sintiendo como su mano apretaba mi cabello y como sus jadeos se ahogaban en mi boca.

 

El movimiento de mi mano fue consistente y algo brusco, mis dedos entraban y salían con facilidad mientras que Holly temblaba y encorvaba la espalda. Sentí la contracción de sus paredes y escuché el grito de éxtasis que salió de sus labios. Espere unos segundos y despacio retire mis dedos de su entrada sacándole un jadeo en protesta.

 

— Apenas estoy empezando contigo querida. — susurré besando su cuello, saboreando el salado sabor de su sudor.

 

En cuestión de segundos y tomándome completamente por sorpresa la pelinegra revirtió nuestras posiciones colocándose encima mío sentándose sobre mi cadera. Su cabello revuelto, su respiración aún entrecortada y su sonrisa pícara fue la imagen que recibí.

 

— Yo ni siquiera he empezado, así que prepárate Preston. Esta noche eres toda mía. — advirtió acercándose a mis labios, besándome mientras sus manos tomaban las mías colocándolas encima de mi cabeza.

 

 

 

Todos mis problemas, mis cuestionamientos, mi enojo, mi dolor. Todo se esfumó en ese momento. Y a toda costa, tenía que mantenerlo de esa forma porque era demasiado, y yo, era muy débil.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Nos vemos pronto :3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).