Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre cielo y tormenta por Joker96

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdón por la tardanza, pero las vacaciones acabaron y ya no tengo tanto tiempo. Sin embargo, hare todo lo que pueda para no tardar tanto en actualizar.

Avery POV

 

Eran las cuatro de la mañana y mientras conducía por las casi desiertas calles de la ciudad, escuchaba el ligero sonido de la música saliendo de la radio. Camila solo se limitaba a tararear de manera suave.

 

— Al menos esta vez puedes caminar por tu cuenta. — comenté sin apartar mi vista del camino.

 

— ¿Y si mejor me quedo contigo? — propuso.

 

— Si tu padre me va a matar, que sea al menos después de decirle que estamos juntas.

 

— Aún no me has pedido que sea tu novia. — argumento.

 

— Aún no me has dicho por qué de repente me besaste.

 

— Es justo.

 

Pocos minutos después detuve el auto y apagué el motor.

 

— ¿Quieres que te acompañe hasta la puerta? — dije volteando hacia ella.

 

— Hay que quedarnos un rato más.

 

— Pronto amanecerá. — advertí.

 

— Entonces veamos el amanecer juntas. — propuso tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos.

 

— Está bien. — cedí comenzando a jugar con sus dedos.

 

— Quiero responder a tus preguntas, de verdad que sí. Pero no quiero que sea como la última vez; no quiero que nos confesemos algo importante cuando estoy en estado de ebriedad. — dijo casi en voz baja y con los ojos cerrados. Era como si estuviera a punto de dormirse.

 

— Recuerdas lo que te dije esa vez. — concluí con un suspiro. — ¿Por qué no me lo dijiste?

 

— Éramos muy jóvenes. Fingí que no recordaba por qué creí que sería lo mejor. — aún no abría los ojos y parecía hablar cada vez más lento. — No mentía cuando te dije que sabía que tú eras la única persona que podía llegar a amar con tal intensidad.

 

— Llegué a creer que solo lo decías porque estabas ebria. — dije tratando de mantener un tono neutro.

 

— No. Todo lo que te dije esa noche era verdad.

 

Finalmente, Camila abrió los ojos y me dejó ver el grado de seguridad que cargaba en ese momento.  

 

— Siento que pudo haber sido diferente. Si no hubiera habido tanto miedo, si hubiera habido más confianza. — dije casi perdiendo la calma. — Otra historia hubiera sido.

 

— Tendrías que borrar muchas cosas para que eso pasara. Mis inseguridades de ese entonces, tú busca de contacto físico con distintas y varias chicas… que, por cierto, ahora que lo pienso ¿Por qué? Si tanto me amabas ¿Como se te hacia tan fácil salir con tantas?

 

— No fueron tantas. — intenté defender, pero la mirada que me lanzó la morena me dejó en jaque. — Necesitaba cariño, y tú no parecías dispuesta a dármelo. — bufé evitando su mirada.

 

— Eres increíble. — gruñó apartando su mano de la mía. — Fue en parte a tu busca de “cariño” que más insegura me sentía frente a una posible relación romántica entre nosotras. — soltó cruzándose de brazos.

 

— Bueno, ambas cargamos con una parte de la culpa. — dije, pero Camila me miraba con los ojos entre cerrados.

 

— Si contáramos a cada chica…

 

— Y yo digo, ¿para qué aferrarse al pasado? Estamos aquí, juntas. Tenemos un mundo de posibilidades.

 

— Estás en la cuerda floja Preston. — me advirtió volviendo a tomar mi mano.

 

Hubo otro momento de silencio entre nosotras, aún con nuestras manos entrelazadas y con el mero sonido de nuestras respiraciones.

 

Me había molestado un poco al principio cuando Camila admitió que recordaba el día en que me declaré, pero a los pocos minutos entendí que no había caso en molestarme por ello. Ya estábamos aquí y era en lo que quería enfocarme.  Ya bastante habíamos perdido enfocándonos en otras cosas.

 

— Si soy sincera, pensé en lo nuestro antes de que te fueras al campamento. Creí que podíamos hablarlo… pero cuando fui a tu departamento por tu árbol bonsái vi una nota de una chica donde decía que había pasado un buen momento contigo, y también te dejaba su número. — relato la morena mirando hacia el frente. — La nota se perdió, yo no tuve nada que ver.

 

Intenté recordar exactamente cómo eso pudo haber pasado. Y la respuesta era que no era posible; antes del campamento no había visto o estado con ninguna chica, no hasta que regrese.

 

— Camila yo no… — paré en seco, recordando. — Ese idiota. — gruñí golpeando el volante con mis manos.

 

— No es para tanto. — alegó ella pasando una de sus manos por mi brazo. — Ya pasó, ya no estoy molesta.

— Es que no lo hice Camila. — declare mirándola. — Te juro que no me acosté con ninguna chica… antes de irme al campamento.

 

Camila me miró con notoria desconfianza y negó con la cabeza.

 

— Avery…

 

— No Camila. — la corte acomodando mi postura para estar frente a ella y la tomé de las manos. — No fui yo. Fue Jax, el idiota estaba usando mi departamento como su cueva de soltero. Yo no me acosté con ninguna chica antes de irme.

 

El rostro de Camila se había suavizado y empezó a reír.

 

— No me mires así. — pidió al ver mi cara. — No enloquecí, es que… en este caso es reír o llorar. Si hubiera sabido eso yo no… no, olvídalo.

 

— Dilo. — exigí y ella mi miró con duda. — Por favor. — pedí con más cautela.

 

Camila POV

 

Avery parecía muy decidida a oír lo que realmente no quería decir. Pero ya habíamos ocultado muchas palabras a estas alturas, ya no podíamos seguir con eso.

 

— Está bien. — accedí soltando un suspiro. — Si lo hubiera sabido, no hubiera salido con Brody. Ni con ningún otro.

 

No mostraba más que una cara de derrota, que poco después se desvaneció por completo, como si una parte de ella supiera que no había nada por hacer.

 

— Dicen que el hubiera no existe. — dijo ella pasando un mechón de mi pelo por detrás de mi oído. — Así que no hay que siquiera molestarnos por ello. Estás aquí, yo estoy aquí. Eso es lo que realmente me importa. — susurro juntando su frente con la mía.

 

— A mí también. — admití logrando que ella me mirara a los ojos aún con su rostro muy cerca del mío. — Tienes unos ojos preciosos. — murmuré.

 

Avery sonrió, pero no dijo nada, mejor decidió besarme. Lento y suave, con sus labios rosando los míos y succionando con notoria destreza. A este punto el deseo era innegable, pero siendo conscientes de las circunstancias, nos detuvimos.  

 

Ambas teníamos una sonrisa en la cara cuando nos separamos, pero antes de que se alejara le di un beso corto sintiendo el coque de mi sonrisa con la suya.

 

— Me encanta que hagas eso. — dijo ella.

 

— Lo sé.

 

Fue poco después que se empezaron a ver los primeros indicios del amanecer. Con nuestras manos nuevamente entrelazadas, Avery y yo disfrutamos del silencio. Pero ambas sabíamos que ya había llegado la hora de separarnos.

 

— ¿Estás lista? — preguntó a lo que asentí. — Te acompaño a la puerta.

 

Caminamos de la mano un par de casas hasta llegar a la mía y justo cuando llegamos a la entrada nos detuvimos.

 

— Vaya noche. — dije logrando que Avery asintiera con la cabeza.

 

— Siempre la paso genial cuando estoy contigo. — habló jugando con mi mano. — Antes de que te vayas, te quiero hacer una última pregunta.

 

— Adelante. — incite.

 

— ¿Te gustan las chicas?

 

Aguante las risas ante tal pregunta observando el semblante de la ojiazul. Se veía bastante interesada por mi respuesta.

 

Me acerque nuevamente hacia ella y poniéndome de puntillas logre besarla rápidamente en los labios.

 

— Me gustas tú. — respondí aún sin alejarme del todo.

 

Avery abrió la boca con la aparente intención de decir algo, pero al final solo asintió dándome a entender que eso era lo único que necesitaba oír.

 

— Necesitas descansar, así que mejor ya me voy. — dijo alejándose despacio.

— Ve con cuidado.

 

— Lo haré. Hasta pronto Camila.

 

— Hasta pronto.

 

Y me di cuenta de que probablemente iba a ser así de ahora en adelante; Avery y yo despidiéndonos al final del día, sin querer hacerlo realmente.


--


— ¡¿Qué tu qué?! — preguntó mi padre exaltado después de que le soltara la noticia de mi rompimiento con Brody.

 

No le había dicho lo de Avery aún, tampoco era como si quisiera causarle un infarto.

 

— Ya no sentía lo mismo por él, y al parecer me estaba usando para tener mejor acceso a la herencia familiar.

 

— No esperaba menos de ese idiota. — comentó Antonio mientras revolvía su desayuno con el tenedor.

 

— ¡Ese lenguaje Antonio! — le regañó mamá. — Aunque ya decía yo que por algo no me agradaba del todo ese muchacho.

 

— ¿Es que acaso a alguien aquí le agradaba? — no era reproche, era simple curiosidad.

 

Mi mamá y Antonio negaron. Mi padre iba a decir algo, pero al final decidió callarse.

 

— Tal vez solo a papá. — dijo mi hermano mirando a mi padre.

 

— Parecía un buen chico, de buena familia. — admitió casi con pesar.

 

— No todo es apariencias querido. — dijo mi madre.

 

— Si, ya lo sé. No te preocupes princesa, hay muchos otros chicos por ahí que si valen la pena. — dijo tratando de animarme.

 

Tomé de mi jugo para no responder y me limité a asentir.

 

— ¿Puede venir Avery a comer? — pregunté con un puchero.

 

Mi padre resopló, pero terminó aceptando.

 

— Solo por qué estás triste. — cedió.

 

Lo que no sabía es que yo estaba más feliz que nunca.



Ya más tarde, cuando sonó el timbre de la puerta corrí hacia esta y la abrí. Avery venía algo empapada debido a la lluvia que se había soltado esa tarde de sábado.

 

Volteé hacia ambos lados asegurándome de que no hubiera nadie y antes de que la ojiazul dijera algo le di un beso rápido.

 

Avery abrió y cerró los ojos lentamente soltando una sonrisa al final.

 

— Vaya que es un lindo día. — dijo logrando que riera.

 

— Está lloviendo. — le recordé.

 

— No en mi mundo.

 

— Anda romántica, estás mojada y te puedes enfermar. — tomé su mano y la jalé dentro de la casa.

 

A los pocos segundos Antonio corrió hacia nosotras.

 

— ¡Avery llegaste!

 

— Que hay mocoso. — le saludo revolviéndole el pelo.

 

— ¿Vas a jugar conmigo? — preguntó casi con brillo en los ojos.

 

— Pero claro, que ¿acaso crees que vengo por ella? — preguntó señalándome con un dedo.

 

Le di un codazo que la hizo inclinarse.

 

— Cuidado con lo que dices Preston. — le advertí.

 

— Primero estaré con Camila Toni, según ella me dirá algo importante. Pero después soy toda tuya.

 

— Está bien. ¡Iré a preparar la consola!

 

Mi hermano salió casi corriendo.

 

— ¿Y los suegros? — preguntó Avery poco después.

 

— En la sala de estar.

 

Ambas caminamos hacia la sala y mi madre fue la primera en vernos entrar.

 

— Avery, es bueno verte cariño. — se levantó y le dio un beso en la mejilla y un corto abrazo.

 

— También es bueno verte Mari. Buenas tardes señor García.

 

Mi padre, estoico como siempre ante su presencia, solo asintió con la cabeza.

 

— La comida no estará hasta más tarde, ¿por qué no van arriba? — sugirió mi madre.

 

— Vamos. — dije tomando el brazo de Avery y subiendo las escaleras hasta llegar a mi habitación.  

 

Cerré la puerta con seguro y antes de que pasara algo más, me abalance sobre ella. No hubo reclamo por su parte y en el momento en que me abrace a su cuello Avery camino de reversa hasta la cama. Fue el momento en que sentí su lengua que decidí hacer que ambas cayéramos, yo estando sobre ella.  

 

Sentí sus manos aferrarse ligeramente a mi espalda baja y sonreí sobre sus labios. Tomé sus manos por detrás y las guíe más abajo y Avery sin perder más tiempo tomó mi trasero apretándolo con un poco de fuerza.

 

— Llevo queriendo hacer esto desde hace mucho tiempo. — admitió ella mientras yo pasaba mi lengua por debajo de su clavícula.  

 

— Me lo imagino. — susurré cerca de su oído sintiendo como su cuerpo se sacudía un poco ante el contacto de mi aliento.

 

Apretó con más fuerza logrando que yo soltara un jadeo y nos dio la vuelta quedando sobre mí.

 

— No Camila. — su voz sonaba más grave, áspera y con un tono bajo. Acercó sus labios a mi cuello y sentí su aliento acariciándome la piel. — Tú no tienes ni la más mínima idea.

 

En el momento en que sentí su lengua, solté un gemido bajo pero agudo por la agradable sensación. Antes de que pudiera incitarla a continuar se oyó como alguien tocaba la puerta. Ella se separó al instante y se puso de pie.

 

— Carajo. — murmuré acomodando mi cabello y mi blusa que se había levantado.

 

— ¿Sí? — preguntó Avery esperando saber quién tocó la puerta.

 

— ¿Ya podemos jugar? — la voz de Antonio fue suficiente para que Avery soltara un suspiro de alivio, probablemente al saber que no era mi padre, y buscando mi aprobación con la mirada abrió la puerta.

 

— Alguien está ansioso. — soltó la ojiazul cruzando los brazos.

 

— Vayan, yo por mientras le ayudaré a mamá con la comida. — dije poniéndome de pie.

 

Pasando por su lado le di un ligero apretón al brazo de Avery y caminé sabiendo de sobra que me miraba marchar.



Avery POV

 

— Vamos Ave. — dijo Toni jalando mi brazo y despabilando mi mirada de la morena.

 

Casi ni noté el momento en que estábamos en la habitación del chico.

 

El videojuego nuevo de Toni era algo complicado para mí. Y más con las cosas que tenía en la cabeza que ya de por sí pensaba en Camila con regularidad, ahora la tenía en la cabeza a cada segundo.

 

Dios lo cerca que estuvimos hace unos minutos.

 

— Demonios. — murmuré por lo bajo.

 

— No es mi culpa que seas tan mala. — debatió el chico sin apartar su mirada de la pantalla que teníamos enfrente, moviendo sus dedos sobre el mando de manera rápida.

 

— Si ya lo sé. — respondí fingiendo que era eso lo que me afectaba.

 

— Qué bueno que mi hermana terminó con el tonto de Brody.

 

¿Puedo escuchar un amén?

 

— No podría estar más de acuerdo.

 

— Camila debería salir con alguien que sepa jugar videojuegos, y que me lleve por helado.

 

— Pero eso ya lo hago yo. — le dije elevando una ceja.

 

Toni se encogió de hombros.

 

— Invítala a salir entonces. — concluyó.

 

Mantener la calma era en lo único que me estaba concentrando.

 

¿Sería tan malo decirle?

 

Le puse pausa a la consola y antes de que Toni empezará a reclamar, hablé.

 

— Hipotéticamente si Camila y yo comenzamos a salir, ¿estarías de acuerdo con eso?

 

— No sería nada diferente. Ya pasan mucho tiempo juntas y cuando salgo con ustedes pareciera que voy con mis padres. — respondió con simpleza.

 

— Entonces…

 

— Entonces lo único que cambiaría sería que irían tomadas de la mano… y tal vez se besarían.

 

No tal vez, definitivamente. Besar a Camila era algo que sentía que debía hacer desde que tuve la oportunidad de hacerlo.

 

— Estoy saliendo con tu hermana.

 

— Era algo que sospechaba y ahora sé por qué usó su vestido “especial”.  

 

— No le digas a tu padre.

 

— Quita la pausa entonces.

 

Y así como si nada seguimos jugando.

 

Pasaron unos minutos y alcance a sentir como mi celular comenzaba a vibrar, pero no lo atendí hasta que terminó la ronda, la cual perdí.

 

— Quiero una revancha después de que revise mi celular. — le advertí a Antonio señalándolo con los ojos entrecerrados.

 

Cuando mire la pantalla salió el nombre de Camila. Era un mensaje de texto.

 

<Camila <3 : Ven a mi habitación.>

 

No parecía sugestivo, pero me emocioné igual.

 

— Voy al baño. — le dije a Toni saliendo de su cuarto.

 

Cuando llegue a la puerta de la habitación de Camila note que tenía seguro y toque tres veces.

 

— Mila, soy yo, Avery. — anuncie.

 

— Necesito que cierres los ojos.

 

— ¿Por qué? — le cuestione frunciendo el ceño.  

 

— Hazlo. — ordenó. — Es una sorpresa.

 

Y con esas palabras mi lado pervertido salió a flote.

 

— Está bien. — cedí. — Ya los cerré.

 

Escuché como de apoco la puerta se abría y la mano de Camila tomaba la mía.

 

— Camina con cuidado. — advirtió guiándome dentro. — Ahora quédate quieta y no habrás los ojos hasta que yo te lo diga.

 

— ¿No vas a cerrar la puerta?

 

No respondió, pero escuché sus pasos por la habitación.

 

— Puedes abrirlos. — anunció.

 

En el momento en que lo hice mi mirada captó esa conocida bola de pelos que no había visto en semanas.

 

— ¡Yago! — exclamé con una sonrisa.

 

El animal maulló ante el sonido de su nombre y de inmediato me acerque para tomarlo entre mis brazos.

 

— Mi tía Laura lo acaba de traer. Por eso estuve abajo. — dijo Camila acariciando al gato.

 

— Es bueno verte otra vez amigo. — dije pasando mis dedos por su peluda cabeza.

 

Yago tenía los ojos cerrados mientras ronroneaba.

 

— Parece que él también te extraño.

 

— Pero claro que sí, éramos los mejores rommies. — dije sin dejar de acariciarlo.

 

— ¿En serio no te molestaba?

 

— Nunca lo hizo. En realidad, me agradaba su compañía. — admití sin atreverme a mirarla.

 

— Soy una idiota en serio. — suspiró ella. — Debí dejarlo contigo todo este tiempo.

 

— Lo importante es que ya está aquí contigo. — dije tratando de restarle importancia.

 

Camila tenía una mirada pensativa que llamo por completo mi atención en el momento en que se mordió el labio.

 

— Creo que deberías llevártelo. Te haría buena compañía. — propuso Camila logrando sorprenderme.

 

— ¡¿Qué?! No tienes por qué hacer eso Mila, sé que lo quieres mucho, no podría…

 

— Insisto. Además, me serviría como pretexto para ir a verte. — dijo ella pasando un dedo por mi brazo.

 

— ¿Estás segura?

 

— Más que nada. — aseguró besando mi mejilla.

 

Deje a Yago en el suelo y abrace a la morena.

 

— Gracias Camila. — dije besando su sien.

 

— Te quiero. — dijo escondiendo su rostro en mi cuello.

 

— Yo también te quiero.

 

— Están muy juntas. — gruñó Roberto pasando por la puerta.

 

Me separé lo más rápido que pude carraspeando, ya sin rastros del temible hombre.

 

— Debemos decirles lo antes posible. — dijo Camila con un suspiro.

 

— Deja que coma al menos. — le reclamé.

 

— Eres una cobarde.

 

— Si, una con hambre.  

 

Camila giró los ojos con una sonrisa y salió de la habitación, conmigo detrás suyo.

 

Me encantaba verla caminar de espaldas a mí. Por obvias razones.

 

 

 

 

Notas finales:

Hasta la próxima :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).