En verdad odiaba su vida, no podía creer que Hase se podía llevar tan bien con todos, no, en realidad si podía creérselo, era algo muy normal, Hase tenía esa facilidad para poder congeniar con las personas.
Pero cuando Mariko empezó a insinuar el poder invitar a su amigo a una cita se molestó, no, en verdad el sentimiento de bilis subió con rapidez por su garganta.
Inaba no podía decir que gustaba de la chica, en realidad la consideraba una muy buena amiga y mentora, pero nunca pensó en ella de forma romántica, entonces porque estaba tan molesto?
Pero lo peor vino con la noche, cuando Hase pidió quedarse a dormir ahí, no era nada personal, pero se ofreció rápidamente a compartir cuarto, no piensa dejarlo a manos de las arpías ahí presentes si se quedaba en un cuarto solo.
-Bien, aquí es donde dormiremos-
Hase solo miro el cuarto con una sonrisa, en realidad no se creía que volvieran a compartir cuarto después de varios años, pero en realidad le alegraba eso, poder dormir con la persona que amaba era algo que en verdad disfrutaba.
-Gracias por dejarme dormir contigo-
-No hay de que, como los viejos tiempos no?-
-Si, en verdad es increíble, este lugar tiene muchas personas y- se quedó con duda de la palabra a usar -seres, diferentes, no me sorprende que hayas crecido tanto estos días-
-Si, lamento no haberte dicho nada, pero no sabía la manera de explicarlo-
-Está bien, entiendo, de todas maneras, me alegro de que al final confiaras en mi para contarme todo-
Inaba solo sonrió un poco apenado, en verdad se sentía bien saber que era tan importante para el de cabello azul, solo sentía su corazón latir rápidamente, pero aun así intento no tomarle importancia.
Todo estaba bien, hablaban de cómo había estado todo en la escuela, sus amigos, el hecho de vivir fuera de la posada y como se sintió. Parecía algo tan de los viejos tiempos que cuando Loco apareció de la nada ambos adolescentes saltaron asustados.
-Joven amo, su corazón está demasiado agitado y los demás nos preguntamos si está bien-
-Qu..que!? Loco, no aparezcas así- fue el regaño del castaño, ignorando lo dicho por su sirviente.
-Es bueno verlo de nuevo joven Hase- fue el saludo al otro, pero aun mirando a su amo.
-Vamos Loco, deja de verme así- pidió Inaba, incomodo por la mirada del ser que parecía pájaro fija en él.
-Pero joven amo, su ritmo cardiaco en verdad era rápido, era normal que nos preocupáramos-
Hase solo miraba el intercambio entre divertido y molesto, ver todas esas reacciones de parte de Inaba era algo digno de admirar, pero el hecho de perder la atención de su mejor amigo era molesto.
-Bueno, no tienes que preocuparte Loco, yo cuidare de Inaba por esta noche-
-Oh, es así?, bien bien, me alegro, es bueno que el joven amo tenga amigos tan confiables- y con esas últimas palabras desapareció en una bola de humo.
-Bueno, creo que esos chicos te quieren mucho, no?-
-Mmm?, si, creo que si-
El silencio después de eso fue incomodo, ninguno no sabía cómo rellenarlo, pero fue Hase quien decidió terminar con eso y se levantó de su lugar para poder sentarse a lado del otro, causando que Inaba le mirara de reojo, un poco extrañado y sonrojado por la acción de su amigo.
-Así que, tu corazón está muy agitado?-
-Jaja, eso parece, no?- respondió nervioso -pero vamos, es Loco, no tienes que tomar muy enserio todo lo que dice-
-Inaba, que piensas de mí?-
-Que?, bueno, somos amigos-
-Nada más?-
-Que más podría ser?-
-Me gustas- Inaba solo quedo en silencio, sorprendido por lo que su amigo había dicho, amigo, podía seguir llamándole así?
-Yo, tu, cómo?-
-Se que fue muy repentino, pero es la verdad-
Inaba solo se quedó callado, sorprendido, pero su corazón seguía martillando en su pecho, confundido a lo dicho, mirando a todas partes menos a su amigo.
-Yo, no sé que decir-
-Lo sé, digo, no entiendo cómo te sientes, pero por favor, piénsalo-
Inaba iba a asentir, en verdad dispuesto a pensar en los sentimientos de su amigo, pero no se esperaba que el mayor se inclinara sobre el para poder besarlo, solo fue un roce de labios, pero fue suficiente para dejar paralizado al menor.
-Sera mejor que me vaya- fue lo único que dijo, levantándose y dejando a su amigo sentado en el futon.
-Que diablos pasa contigo Hase- fue el grito de Inaba, que, sin importarle la hora, se dejó caer en el futon, cubriendo su cara con las manos.
Bien, era obvio que el estar en una posada embrujada debería ser mas preocupante, pero ahora mismo, tener que ver a su amigo después para responder algo a esa extraña confesión parecía algo mucho más difícil y con más temor de resolver que cualquier cosa en el mundo.