Era media noche y en la sala de mí casa la única luz que podía distinguirse era la del televisor. Hongbin y yo veíamos una película. Ambos estábamos en el sofá, yo me encontraba sentado y él recostado con la cabeza sobre mi regazo mientras yo acariciaba su cabello color rosa teñido.
—Si sigues haciendo eso me quedaré dormido — Dijo sonriente mientras ubicaba su mirada en mí.
—Lo siento — Reí parando y alejando mi mano.
—Pero tampoco te he dicho que pares — Habló mientras tomaba mis manos — Se siente bonito — Hizo un puchero al instante que se había sentado correctamente y encendía la lámpara de la mesita.
Él siempre hacia eso, siempre se quejaba de algo y tiempo después decía que aun así no quería que lo dejara de hacer. Éramos amigos desde preescolar y novios desde primer año de preparatoria, conocía sus más pequeñas manías y él las mías, sabía cuál era su color favorito, sabía cuál era su abrigo favorito y sabia la receta de su comida favorita. Reconocía el tono de voz que usaba cuando estaba triste, cuando estaba enojado y cuando estaba feliz. Lo amaba, lo amaba completamente, sin embargo, aquella palabra no formaba parte de nuestro vocabulario.
—Te quiero mucho, Hakyeon — Sonrió dándome un pequeño beso en los labios.
—Yo también te quiero mucho, Hongbin
Tal vez él no me amaba tal vez simplemente me quería y no estaba mal, al menos seguía a su lado, al menos me sentía un poco correspondido.
—Pronto cumpliremos tres años juntos ¿No estas feliz? — Preguntó el rubio
—Claro que sí —Respondí
Y no había mentido, realmente estaba feliz de poder estar tanto tiempo junto a la persona que más amo, aunque aquella no lo hiciera de la misma forma.
Pasó el tiempo y me acostumbre a ver como miraba con amor a alguien más, un amor distinto al que me tenía a mí. Me acostumbre a sus repentinas cancelaciones, de a veces pasar los fines de semana en solitario, viendo videos en Internet o escuchando música mientras leía o hacia cualquier otra cosa que no fuera Hongbin besando a alguien más.
Mi vida era opaca y lo único que lo pintaba eran esas pequeñas demostraciones de afecto que tenía hacia mí, no importaba que tan insignificantes fueran, lo eran todo para mí. Hasta que un día llegó alguien más.
—Mi nombre es Jaehwan — Escuché una voz presentarse durante la clase.
—Él será su nuevo compañero — Dijo el profesor a todos.
Levanté la mirada de mis libros y la fijé en él. En ese momento, la hermosa sonrisa de Hongbin había quedado en segundo término. Jaehwan tenía una mirada brillante, llena de alegría y color, tan hermosa mirada que cruzó con la mía segundos después. Sentía como mi corazón palpitaba como no lo había hecho en mucho tiempo. Por un momento sentí como la vida me volvía... entonces me sentí estúpido, yo amaba a Hongbin ¿Qué era lo que me sucedía?
El profesor había mandado a Jaehwan sentarse a mi lado, ya que era el único vacío.
—¿Cuál es tu nombre? — Fue lo primero que me dijo.
—Hakyeon — Formulé torpemente.
—Hakyeon — Repitió mirando la pizarra — No lo olvidaré...
Los días pasaron, las semanas igual hasta que ya habían pasado varios meses. Aquel día yo cumpliría oficialmente tres años con Hongbin. Debía estar feliz, debía ser la persona más feliz en la Tierra, pero...
—No lo eres — Interrumpió mis pensamientos el rubio — No te ves feliz, Hakyeon. Hoy es tu aniversario con Hongbin ¿A pasado algo?
—No pasa nada Ken, estoy bien. Solo... Estoy nervioso
—Hace rato vi a Bin, estaba con Hyuk, acababan de salir del mismo cubículo del baño ¿Por qué le permites que haga eso? ¿Qué no te duele?
—Claro que me duele, pero... no sé, no sé porque se lo permito. Tal vez tengo miedo de que nadie pueda quererme de la misma forma en la que Hongbin alguna vez lo hizo. Ni siquiera sé si aún lo amo
—Tú no mereces eso, Yeon. Tú mereces alguien que te amé, sobre todo, que sus ojos sólo se dirijan a ti y solamente a ti. Que te diga todos los días lo especial que eres, que se preocupe por ti y se interese por ti
Y de un momento para otro mis lágrimas habían comenzado a caer, todas mis lágrimas acumuladas comenzaban a fluir.
—Pero...
—Y claro que hay muchas personas que podrían enamorarse de ti, porque tú eres perfecto, eres todo lo que cualquiera podría pedir... eres amable, atento, tan revoltoso que podrías agitar la vida de cualquiera con tan sólo una sonrisa. Eres... la persona que más he amado en toda mi vida
Sus pequeñas lágrimas bajaban por sus mejillas, me miraba como nadie nunca lo había hecho, me miraba con amor acompañado de tristeza. En ese momento me sentía culpable por ser la causa de la tristeza que abundaba en sus ojos. Tan hermosos ojos que me habían cautivado desde la primera vez que los había visto. Me sentía culpable por ser la causa de que aquella sonrisa que tanto añoraba ver todos los días no estuviera, de que su dulce voz se escuchara quebrada, me sentía culpable de borrar todo eso que me había vuelto feliz, entonces lo entendí todo...
—Hakyeon — Escuché a Hongbin detrás mío — Es hora de irnos, cariño. Te tengo una sorpresa
—Es hora de que te vayas — Habló Jaehwan limpiando sus lágrimas con el dorso de sus manos. — Nos vemos — Y sin más se dio la vuelta y se alejó.
—Vamos cariño — Dijo de nuevo el pelirosa mientras me jalaba suavemente del brazo. Lo seguí.
Hongbin había preparado una cena en su casa, había mandado a comprar mi comida favorita y le había pedido a su ama de llaves que la acomodará hermosamente en el comedor.
—Feliz aniversario, Hakyeon — Sonreía señalando que tomará un lugar en la mesa.
La cena había iniciado, las horas habían pasado y el puré estaba por terminarse.
—¿Sucede algo? — Preguntó Hongbin tomando su copa —¿De casualidad tiene que ver con Jaehwan? ¿Sabes? No me agrada que hables con él...
—¿por qué no? — Lo interrumpí bruscamente. — Es mi amigo
—Simplemente no me agrada, por favor ya no hables más con él
Sentía mi sangre hervir, sentía mi rostro enrojecer y mis manos temblar de rabia.
—¿Seguro que es por eso o temes de algo más? ¿En serio crees que no lo sabía desde antes? — En un impulso había roto la pequeña copa en mis manos, la sangre corría por mis dedos, pero en ese momento nada de eso me importaba.
—Perdóname Yeon...
—Terminamos
—Espera... —Me detuvo.
—¿Qué?
—¿Lo amas?
—Si— Respondí antes de salir de ahí.
Ese día sentí como si lo único bueno en mi vida lo hubiera perdido, sin embargo, aquel día aún no acababa y no iba permitir que tuviera ese final, entonces corrí como nunca, como si la vida dependiera de ello. Unas calles más lejos me detuve ante una pequeña casa pintada de color blanco. Me acerque y toque el timbre para esperar a que alguien saliera a recibirme.
—Hola — Salude al rubio. Atónito me miró de arriba abajo.
—¿Qué haces aquí? — Preguntó con los ojos muy abiertos. — Estás herido — Dijo con tono asustado. —Pasa, sube a mi habitación, traeré el botiquín
Dentro de su habitación con cada rincón iluminado, pude ver claramente su rostro, tan hermoso como siempre, sin embargo, podían notarse sus pequeños ojos hinchados.
—¿Por qué has llorado? — Pregunte mientras veía como enredaba mi herida en vendas.
—No estaba llorando — Respondió — He mirado mucho tiempo el televisor, es eso
—No mientas ¿Qué pasó? — Tome su mentón para que me mirara y ahí estaba otra vez, aquella mirada opaca y sonrisa triste.
—Hakyeon... — Susurró acumulando lágrimas. —No quiero perderte... Por favor, olvida lo que dije esta tarde. No importa
Sus palabras se habrían clavado en mi interior.
—Si no importaran no estaría aquí — Respondí juntando nuestros labios.
—¿Y Hongbin? — Preguntó interrumpiendo el beso.
—Ya no estoy más con él
La mirada de Jaehwan se había vuelto a iluminar, su sonrisa volvía y con ella toda la felicidad de mi vida.
—Te amo — Soltó mientras me regalaba un dulce beso.
—Yo también te amo...
Ese día, después de tanto tiempo... Sentí lo que era amar y ser amado de verdad.