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Excusas en tinta por Ilusion-Gris

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Lanzó con fuerza las dagas que antes mantenía ocultas tras su espalda, estas emitieron un zumbido particular al cortar el aire con velocidad e impactaron en los diferentes puntos repartidos en el campo de entrenamiento. Su mente se dividía en dos tareas; enfocarse en acertar a su objetivo, sin permitirse fallar ni por un centímetro; y pensar en motivos razonables del porqué Loki, su hermano, lo besó. Tenía que admitir que no era muy complicado hacer ambas cosas al mismo tiempo, el problema residía en que no encontraba respuestas coherentes a lo segundo y por más que lo intentaba parecía que caminaba en círculos, nunca llegaba a ningún lado, siempre terminaba donde empezó, ¿por qué lo hizo?

—No es momento para fantasear con doncellas —dijo una voz tras su espalda. Últimamente todos le interrumpían cuando solo buscaba un poco de soledad.

—No lo hago —contestó intentando no mirar su rostro y decidió ir por las armas para volver a meterlas en el tahalí de cuero que cruzaba su pecho y espalda.

—Entonces no te preocupes —su melodiosa voz resultó irritante para Thor que en ese momento se inclinaba para sacar una daga que se había incrustado profundamente en la madera—, tu buen y fiel amigo te llevará a que lo hagas realidad. Te ves patético y un poco de diversión te sentará de maravilla.

—Lo que me sentará de maravilla es tú regresando sobre tus pasos. Ahora estoy ocupado. —No estaba de humor para cortejar a nadie.

Fandral negó con la cabeza, no dejaría al rubio hundirse en aquel estado tan lamentable, por algo se hacía llamar su amigo y si tenía que obligarlo a socializar con criaturas nobles y bellas, no aquellas rudas y toscas con las que en los últimos tiempos convivía, exceptuando a Sif, entonces lo haría como si de ello dependiera su vida.

—De acuerdo, no pensaba confesar, pero Helga a preguntado constantemente por ti y estaba a un par de citas más de convencerla de que soy mejor que tú... —lo observó con cautela—, pero puedo rendirme si ahora vas y le invitas a tomar una copa.

Thor entornó los ojos, con un movimiento fluido del torso y su diestra, lanzó el afilado objeto que atravesó la madera y fue a encajarse al suelo. Demasiada fuerza.

Estaba agotado de mil formas que no sabía que eran posibles, quería dejar de pensar tanto y concentrarse solo en lo que tenía delante, pero no podía evitarlo. En ocasiones solo quería cerrar los ojos y regresar a otra época, quizá a aquella época donde él salía con Loki y Fandral, cuando con una inocencia que rozaba lo estúpido, asistían a bailes disfrazados para ocultar su identidad y con palabras impregnadas de dulzura conquistaban a tiernas Aesir, como un hechizo que se rompía cuando la luz volvía a inundar su mundo. Ahora un simple baile no disolvería sus problemas, ni una caricia más íntima, lo que necesitaba no se lo podría dar nadie, ni siquiera él mismo.

—Eres muy amable —lo rechazaría directo y sin vacilar—, pero...

—Fandral, Thor. —Los interrumpió con una sonrisa extraña, el recién llegado era el último ser que quería ver el rubio en ese instante. La situación no podía ser peor.

—Llegaste justo a tiempo, vendrás con nosotros, iremos a cautivar a las más bellas doncellas de esta prometedora velada.

El menor de los presentes elevó una ceja con interés, realmente le parecía una idea estupenda. Trató de fingir que no notó el desconcierto en la cara de Thor, quería confundirlo más si era posible.

—Tengo mejores cosas que hacer, pero los acompañaré.

—Asombroso. Te espero aquí —le dijo lo último al rubio y al ver que no salía de su trance suspiró exasperado—, vamos, si continúas oliendo así ni yo querré acercarme a ti.

Le dedicó una mirada a su amigo y otra a su hermano menor. Definitivamente todo podía empeorar en cuestión de segundos.

[...]

Apenas llegaron a aquel lugar, Fandral olvidó que estaba ahí por el rubio y fue en busca de su propio placer dejando al par de hermanos en una incómoda atmósfera. Aquel salón de fiesta rebosaba de alegría por la música, las mesas estaban en su totalidad vacías porque los presentes danzaban animados. La mitad de las Aesir y de otras razas notaron la presencia de los Odinson. Efectivamente, sería una noche prometedora.

Saludaron con una sonrisa amable a todos aquellos que se cruzaron en su camino hasta llegar a una de las abandonadas mesas. Se dedicaron a observar bailar a los demás sin atreverse a interrumpir la escena que se daba a solo unos metros de sus narices.

—La albina de la izquierda, ella es totalmente tu tipo —habló por fin, comenzaba a aburrirle el silencio del mayor y descubrió a esa hermosa criatura por su particular porte. Nunca la había visto antes, tenía aspecto de ser un elfo de luz.

Alfheim era uno de los nueve reinos en buenos términos con Asgard, por eso no le asombraba verla ahí y la joven parecía exhibir los más bellos rasgos de su pueblo, unas lindas orejas puntiagudas. Definitivamente un buen partido para cualquier ser rubio con complejo de héroe.

Thor le echó un vistazo por encima del hombro.

Loki suspiró y se levantó, quizá eso era lo mejor, que se marchara y que el mayor quedara solo de nuevo, pero no se fue muy lejos. Su hermano le vio acercarse a la albina y susurrarle algo al oído.

Su ceño se frunció, no daba crédito a sus ojos. ¿Loki coqueteaba con ella? ¿Por qué con esa joven si segundos antes le dijo que parecía de su tipo? ¿Qué pretendía?

—Puedo sentarme contigo —dijo una voz grave y seductora a su lado. De entre todas, ella resaltaba por no ser exactamente el molde ideal de una dama, pero eso le gustaba a él.

Unos brazos agitándose a espaldas de la chica llamaron su atención y alcanzó a distinguir a Fandral cuando le guiñó un ojo. Realmente nunca se rendía.

—Helga, ha pasado tiempo. —Se puso de pie para besar su mejilla y deslizó la silla a su lado para invitarla a acompañarle esa noche.

Su presencia de algún modo le resultó placentera. Quizá al principio estar consigo mismo fue lo mejor para calmar su mente, pero tenía que admitir que no podía negarse cuando ella sonreía y por una noche olvidaría que su hermano estaba enloqueciendo. 

Enloqueciendo y estropeando lo que eran.

—¿Encontraste algo interesante en Svartalfheim? ¿Algo que valiera la pena el castigo? —Con un movimiento grácil juntó sus manos debajo de su barbilla y sus ojos se agrandaron contemplando las facciones del rubio—. ¿Qué te tiene tan distraído? Prometo guardar el secreto. —Dejó escapar una risa ligera que contagió a Thor.

—No encontré nada más que problemas. —Ladeó la cabeza y observó la bella sonrisa de Helga, le gustaban ese tipo de sonrisas, aquellas que no ocultaban dobles intenciones.

—Normalmente no pienso así, pero si se trata de ti... —mordió sus labios—, puedes romper las reglas tanto como quieras.

A él le gustaba la castaña, le gustaba su cuerpo delicado y fino, era hermosa. Y sabía que ella correspondía esos sentimientos no tan profundos, pero sí fascinantes. En ocasiones sucumbía a los hilos que tiraban de él, le gustaba aquel amor cálido que desprendía cada poro de su piel, un amor débil, pero amor.

—¿Estás segura? —Se rindió y se dejó llevar.

El calor aumentó y una burbuja se encargó de encerrarlos a ambos.

—Ven... —sus mejillas estaban teñidas de un suave tono rojizo—, tu hermano tampoco regresará a casa.

La escuchó reír, pero ella pasó a segundo plano, fue como si el manto de intimidad ya no existiera y ahora solo era capaz de mirar a Loki besando a aquel elfo de luz.

No comprendía las intenciones de Loki, no sabía si realmente detrás de sus acciones había un motivo oculto, quizá estaba alucinando y solo era una de sus extrañas bromas, pero besarle superaba por mucho a una simple broma, aquel juego era retorcido si es que era uno. Eran hermanos, Loki era su preciado hermano menor, al que protegería y en el que confiaba. Ahora esa confianza estaba oscilando, estaba ahogándose como una llama sin oxígeno.

[...]

No quería ir a ningún lugar en concreto, solo caminaba por los bosques de Asgard, escuchó los aullidos de los lobos y como si le llamaran siguió su dirección. Se detuvo frente a un lago, lo recordaba, había ido allí antes, pero la última vez fue hace siglos que comenzó a olvidar su existencia.

Le resultó curioso ver su reflejo en el lago. El agua estaba en tal quietud, que ni el viento ondeaba la superficie, parecía que todo se congeló y si no fuera porque escuchaba a la naturaleza tras su espalda, habría creído que definitivamente el tiempo se detuvo. Siempre creyó que era más grande y fuerte que el resto, pero ante tal espejo de agua solo era un ser ínfimo e insignificante. Se agachó para mirar su rostro, sus ojos estaban tristes y los bordes de sus labios caían sin remedio.

Estaba cansado de mil formas y en todas ellas no había ningún consuelo de reposo, ni esperanza de encontrar la fuerza que perdía. No quería culpar a Loki, ni a su padre, ni a Asgard, él era el único culpable. Pero todo lo bueno parecía que se agotaba, su cabeza y los pensamientos que en ella habitaban eran un desastre. Amaba a Loki, amaba a Odín y Frigga, amaba a Asgard, y odiaba tener que elegir solo a uno de ellos. Si elegía a Loki, entonces daría su vida para que él cumpliera sus sueños, para que todos vieran lo mucho que brillaba. Si elegía a Odín y a Frigga, dedicaría su vida para complacerlos, para ser el hijo que ellos querían, aquel que criaron con tanto amor y valores. Si elegía Asgard, renunciaría a su vida, ya no sería él y solo importaría su pueblo, no importaba si tenía que pasar por encima de todos, lo haría, desecharía cualquier amenaza, desecharía a su hermano y padres si así fuese necesario.

Eligió Asgard, su existencia tomó un solo rumbo cuando despertó en Svartalfheim. Fue ahí donde descubrió que tenía que ser el más fuerte para proteger a los suyos de cualquier criatura perversa. Pero ¿por qué le dolía su hermano?, pensó que ambos lucharían por conseguir con métodos limpios la misma meta, pensó que desde antes ya vagamente tenían eso en claro y que aquel día en que le sacó de su habitación fue porque lo decidió con firme convicción.

No entendía entonces por qué perdía el tiempo con tontos juegos que le provocaban dolor de cabeza, quizá esa era la intención. Distraerlo para él tomar la ventaja.

—¿Planeas dormir al aire libre? Eso de alguna forma me sorprende, pensé que ahora estarías en la cama de alguien. —Su ironía ya no le resultó graciosa—. Pero admito que observar el lago en la madrugada es algo romántico... ¿Por qué estás solo? ¿Se cansaron de ti?

—Solo quería estar un momento a solas, gracias por recordarme que eso es imposible —dijo mientras contemplaba el reflejo de Loki en la superficie del agua.

—La soledad no va contigo —sonrió con prudencia.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó sin ser capaz de retener lo que todo este tiempo estuvo carcomiendo su interior—, ¿por qué me besaste?

Sus facciones relajadas no se alteraron ni un poco, no estaba nervioso al escuchar esas palabras de Thor.

—¿Por qué? —Repitió sin inmutarse.

—Loki responde —exigió con rudeza, se levantó y enfrentó a su hermano.

—No es divertido si lo piensas tanto. ¿Por qué estás solo? Tú nunca respondiste, ¿cuál fue el verdadero motivo? Tampoco respondiste cuando Sif te preguntó, yo también quiero saber por qué me llevaste ahí si ahora lo lamentas tanto. ¿Te arrepientes? —Subió la cabeza y permitió que la luz nocturna bañara su piel—. ¿Verdad que no es divertido cuando tienes que pensar en tontas respuestas?

—Loki... —Quería advertirle que ya no funcionaban con él sus juegos.

Si se trata de ti puedes romper las reglas tanto como quieras.

Sus miradas hicieron contacto, Thor no sabía si realmente había escuchado lo último, pero cuando notó que su hermano se acercaba a él trató de obligarse a detenerlo. Conocía muy bien a Loki, lo llevó en brazos cuando era muy pequeño, era una especie de antiguo cómplice de aventuras, era aquel que siempre admiró y respetó como a ningún otro. Ahora ese mismo Loki lucía aterradoramente apuesto, y espantosamente decidido a eliminar la distancia y volver a besarle, y por primera vez no se sintió con el derecho de apartarlo. Debería tenerlo, pero Loki parecía realmente desear probar sus labios y él no encontraba una sola razón para negarle tal capricho.

Y así fue, con ese fin se acercó el de cabellos azabaches, sin ningún hechizo, solo con aquel encanto natural que poseía y que atraía con la misma naturalidad a Thor.

Sus labios sin timidez se rozaron, ya antes se habían conocido y encajaron con la misma facilidad de la primera vez. Loki con insolencia succionó el labio inferior del rubio y disfrutó cuando recibió un jadeo justo en su boca. Thor tomó con miedo la cintura del menor y con valor que sacó de algún lugar escondido en su interior, se atrevió a subir una mano para posarla en la nuca de Loki, la forma en que besaba le pareció lo más delicioso de su no tan frágil existencia.

Thor quería probar más de su hermano y cuando se dio cuenta de ello lo empujó.

Quiso disculparse, quiso gritarle que se alejara de él, quiso desaparecer, pero en cambio solo se quedó de pie con los puños apretados hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

—He ahí tu respuesta —habló desde el suelo. Se levantó y comenzó a caminar con la misma tranquilidad de siempre, como si nada hubiera sucedido, como si fuese lo más normal de todo Yggdrasil.

Notas finales:

Recibí un comentario que decía que Loki estaba loco, me gusta pensar que lo está, pero que a veces es lo más cercano a lo “correcto” xD ¡Mil gracias por leer!


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