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Excusas en tinta por Ilusion-Gris

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«Loki Laufeyson, ¿no sabes que el conocimiento es más que poder? ¿Eres realmente digno de poseerle? Yo solo veo a un cobarde».

Sí, puede que haya estado aterrado, pero no pasó por alto que lo llamó Laufeyson en lugar de Odinson. Eso solo significaba una cosa, Loki era el hijo de un rey, de uno que perdió contra Odín. 

¿Por qué el rey de Asgard se hizo con el hijo de su oponente? ¿Fue una clase de castigo? ¿Qué pretendía al criarlo como a su propio hijo, como un igual ante Thor y no como a un sirviente?

Tal vez lo entendería por él mismo al visitar Jotunheim, podría por fin darle un nombre al sentimiento que crecía en su interior. Necesitaba saber el motivo por el cuál El Padre de Todos lo había adoptado y por qué lo ocultó ante todos, debía existir una razón, quería descubrirla para saber qué pensar de todo lo que en ese momento le atormentaba.

[...]

Su hermano era un gran mentiroso, tenía un poder increíble para controlar su propia lengua, a veces incluso no necesitaba de su magia para completar sus propósitos, con solo abrir la boca ya tenía el triunfo asegurado. ¿Qué le había llevado a pedir que tomara su lugar? Tenía un mal presentimiento de ello.

—¿A qué te refieres? —cuestionó ocultando su desconcierto.

Con su mano hizo un movimiento para restarle importancia y se encogió de hombros.

—No te preocupes, lo harás bien en su momento.

—Habla claro —le exigió al mirar su expresión burlesca.

Sabía que desde aquella vez en el lago Thor no hacía más que evitarlo y tratarlo con indiferencia.

—Estoy siendo claro, quiero que mientas. Y tú solo tienes que elegir si lo harás cuando sea la ocasión, o prefieres no hacerlo y nos quedamos aquí vigilando. 

Bien, era un buen trato, los dos obtenían lo que tanto querían, pero igual perdían algo.

—La última vez no te delaté con Odín, no lo haría en esta ocasión. —Se aseguró de recordarle.

—Lo sé, pero la mentira que dirás no es solo al rey. —Observó el debate interno que enfrentaba el otro.

Confiar ya no le resultaba natural como antes. Nunca creyó que un día llegaría a dudar de acceder por completo a todo lo que le pidiera el menor, porque a decir verdad fueron pocas las veces que pidió algo y al descubrirlo comprendió que quizá desde antes ya estaba siendo engañado.

—Está bien, diré lo que sea que tengas en mente, pero me ayudarás a ir al hogar de los Gigantes de Hielo.

—Tenemos suerte, sé cómo ir de Asgard a Jotunheim y viceversa. —Sonrió y el rubio no pudo evitar imitarle, aquello solo significaba que no tendrían que preocuparse por regresar con ayuda de Odín.

Tenía que darse un lujo que no poseía, pero era vital para que todo saliera bien.

—Loki —se había mantenido recargado en la pared con los brazos cruzados frente a su pecho, en un gesto inconsciente que denotaba cautela y rompiendo con su propio recelo se acercó hasta quedar frente al otro—, confiaré en ti, pero ¿tú podrás hacerlo con nosotros? Sabes que no funcionará a menos que seas honesto.

Con gesto despectivo observó la mano que le ofrecía Thor.

—No puedes evitar ser tan correcto ¿cierto?, incluso aunque tengas que ignorar la incomodidad que te provoco.

—Esto no se trata de nosotros —no bajó la mano ante su claro rechazo—, ahora solo importa la confianza que como guerreros de Asgard...

—Me gusta cómo suena la palabra nosotros en tus labios —dijo con una mueca de diversión interrumpiendo el discurso del otro y tomó la mano contraria con la suya.

Fue un simple roce que se sintió muy cálido, le dio vergüenza ese efecto que provocó en él y de un movimiento rápido se apartó. ¿Qué pasaba con su cuerpo al reaccionar así con su hermano menor? ¿Por qué ahora era diferente el tocarlo solo un poco?

[...]

Llegar a la fortaleza de Utgard, ese era su objetivo.

Todos de nueva cuenta guardaron sus armas en la nave para regresar a Asgard, el plan inicial cambió más rápido de lo que cualquiera imaginaría, con cuatro días en el mundo de los Vanir y sin solucionar el problema volvieron sobre sus pasos.

Heimdall protegía su mundo, cuidándolo siempre de cualquier ataque. Pero ellos no tenían intenciones de causar algún daño, por eso no serían detectados con facilidad, su presencia podría confundirse con la de un Aesir más; de lo que sí tenían que esconderse sería de cualquier otro guardia que al reconocerlos informara al Rey.

Llegaron por el límite del mar donde se desborda al vacío, en dirección a una pequeña isla que no pertenecía a nadie y no había sido proclamaba por ningún otro habitante, ahí construyeron un bote que los llevaría al castillo. 

Sería imposible llegar hasta su meta sin ser descubiertos, por eso los tres guerreros se encargaron de inmovilizar a todos los que custodiaban el palacio e interferían, todo ello bajo el manto de la oscuridad.

Loki y Thor se apresuraron a ingresar al castillo, procurando pasar inadvertidos, pero si alguien los reconocía, con rapidez y eficacia eran derribados y con una sustancia que prepararon con anterioridad Fandral y Hogun, dejaban inconscientes a los guardias, después Volstagg los escondía para que no yacieran en medio de los pasillos y alertaran a los demás guerreros.

Al final los hermanos Odinson corrieron por un pasillo que los llevó frente a una sólida pared.

—¿Ahora qué? —preguntó el mayor con desesperación, temía que después de todo Loki no fuera capaz de llevarlos al otro mundo.

—Calla. —Le observó por encima del hombro mientras colocaba sus manos en una posición extraña. Sus labios se abrieron pronunciando palabras que Thor no logró comprender.

Se abrió un pasadizo alto y un poco estrecho. Sin importarle la reacción del otro Loki se adelantó, el rubio saliendo de su asombro tomó una antorcha y lo siguió de cerca fascinado por lo sencillo que parecía aquello. Pero el camino no era uno muy corto y antes de doblar una esquina y perder de vista la entrada, la pared volvió a cerrarse y solo el fuego astral iluminó aquel abismo en el que se habrían envuelto. Conforme avanzaban notaban la temperatura bajar y la escarcha acumularse en el suelo, continuaron hasta que vislumbraron la tenue luz de las estrellas que ofrecía a la distancia. El frío era un poco insoportable para Thor y trató de no tiritar. 

Salieron de una gigantesca montaña, la región entera parecía estar rodeada de ellas. Thor aseguró la antorcha a una pequeña grieta de una roca cercana al portal.

—¿Habías estado aquí antes? —No le pasó desapercibida la familiaridad con la que se desenvolvía Loki, pero no era precisamente por lo que creía.

—Tal vez —habló sin intenciones de confesar algo más.

—No se ve tan desolado como Svartalfheim, pero...

—¿Aun así no tiene el brillo de Asgard? Ningún mundo resplandecerá tanto, Asgard es como el cuento de hadas que Odín se encargó de hacer realidad.

—Te equivocas —lo observó—, el universo depara muchos secretos y puede que haya algún mundo más deslumbrante. —Los ojos azules brillaron y el azabache se sintió un poco débil.

—Por supuesto.

Avanzaron entre construcciones deterioradas, con los sentidos alertas al menor indicio de movimiento externo a ellos. Loki miró de reojo la expresión de Thor e identificó enseguida lo que buscaba. Sí, había cierta presunción reflejada en su semblante. Era normal, estaban en un mundo que había sido dominado por su padre y para Thor los Jotuns no eran rivales, quizá hasta podría asegurar que los consideraba seres inferiores. Después de todo Thor seguía siendo arrogante y ese era uno de sus puntos débiles, debilidad de la que Loki se burlaría.

 

«—¡Largo de aquí debilucho! —Gritó un pequeño que se divertía junto a los demás jugando con espadas de madera—. ¡Ve a jugar con Sif!

—Cállate —le susurró al oído el chico que estaba más cerca de él—, es el hermano de Thor y si te escucha se enfadará con nosotros.

—Sí, la última vez incluso Fandral nos dejó de hablar por un tiempo. —Reuniéndose, alrededor del pequeño que se había atrevido a correr a Loki, le informó que no era buena idea meterse con él.

—¡Yo no necesito que Thor me defienda! —Llamó la atención de todos al alzar la voz, pero era tan delgado y pálido que los otros no pudieron contener la carcajada porque el hijo menor de Odín era más bajo que la mayoría de los niños de su edad y cuando se enojaba se ponía de puntillas para demostrar que iba muy en serio, pero solo ganaba lucir un poco más lamentable.

—Si logras ganarnos a todos prometemos jugar contigo todo lo que quieras —le retó uno de los chicos.

Sif que se había mantenido detrás de la espalda de Loki jaló de su manga.

—No importa, son estúpidos, vamos a buscar a Volstagg para que nos comparta de sus galletas, no pierdas el tiempo con ellos. —Con una mirada filosa observó a los niños que se comportaban de forma cruel.

El pequeño de cabellos azabache negó repetidas veces con la cabeza, él quería jugar con todos como su hermano mayor. Thor siempre que salía del castillo ya estaba siendo llamado por otros chicos para que se acercara y así divertirse. Él también quería que le hablaran y trataran con admiración.

—Lo haré. —Se zafó del agarre de la pequeña y se acercó a los otros.

—Bien, para que no tardemos tanto, todos participaremos a la vez —habló el chico que antes había advertido de no hacer enfadar a Thor.

—¿Qué haremos? —preguntó entusiasmado.

—Correremos hasta el inicio del bosque. Si eres el primero en llegar haremos lo que quieras.

Todos se observaron y asintieron de acuerdo. Trazando una línea en el suelo, se posicionaron detrás y uno de ellos comenzó una cuenta regresiva, al llegar al número cero todos salieron disparados en dirección a los grandes árboles que se alzaban a la distancia. Loki se esforzó en apretar el paso, pero fue inevitable que se quedara muy por detrás mientras veía las espaldas de los otros pequeños tomar ventaja. Fue el último en llegar, pudo a mitad de camino rendirse y correr del lado contrario para no admitir su derrota, pero ante todo no demostraría vulnerabilidad y enfrentaría cualquier cosa.

Cuando les dio alcance no encontró expresiones de burla.

—Lo intentaste, y por eso te daremos una segunda oportunidad —dijo con tono misterioso el chico que al principio lo había tratado mal. Tal vez ahora reconocía que Loki podría ser tan genial como su hermano mayor.

—¿Qué es? —En esta ocasión contuvo cualquier emoción y se concentró en recuperar el aire que perdió por correr tanto.

—Dentro del bosque hay una piedra de oro mágica, si la traes aquí antes de que las luces de las estrellas iluminen... Ya sabes, podrás jugar con nosotros y elegir lo que quieras hacer.

No pudo evitar sentir desconfianza ante aquella propuesta, su padre quizá se enfadaría si se metía allí solo.

—No, yo... Es un poco...

—No seas cobarde, Thor lo ha hecho cientos de veces —aseguró un chico con expresión altanera.

—Pero recuerda que es Loki, él no es tan fuerte como su hermano o como nosotros.

—Tienes razón, quizá el Rey se ponga furioso por hacer que su hijo, el débil, haga algo tan peligroso.

Los pequeños continuaron hablando de lo grandioso que era Thor y lo delicado que era Loki a comparación. El menor odiaba eso, odiaba que todos fueran más fuertes que él.

—Está bien, lo voy a hacer. —Comenzó a adentrarse en el bosque.

—¡Espera! —Gritó un chico—. ¡Es demasiado para ti, mejor olvídalo!

Pero su voz se fue apagando lentamente en sus oídos, les demostraría que no era ningún niño frágil a pesar de su apariencia. Tal vez no tuviera un peso "normal" ni la estatura "adecuada", pero era muy valiente e inteligente y aunque no fuera tan alto y llenito como ellos, él podría ser mejor.

Fue cuidadoso de no pisar alguna serpiente, y como el terreno era muy húmedo se mantuvo atento para no resbalar, pero mirase donde mirase nunca encontraba la dichosa piedra de oro. Pronto el cielo se fue tornando de un azul oscuro y decidió que era mejor regresar, pero el bosque había adquirido otro aspecto, se veía tenebroso y después de intentar seguir las estrellas para guiarse y encontrarse aún más perdido se rindió y se dejó caer en el hueco que se formaba en las raíces de un árbol. Sus pensamientos se tornaron pesimistas y se puso a llorar. No lloraba porque estaba perdido y alguna bestia pudiera encontrarlo y devorarlo, no lloraba por no ser capaz de encontrar la piedra mágica o porque no les ganó a esos niños. Lloraba porque era muy injusto ser el hermano pequeño de Thor y porque a pesar de eso no quería a ningún otro niño como hermano, solo él, pero era triste siempre ser comparado y quedar en desventaja todo el tiempo.

—¡Loki ven aquí! —lo llamó Thor con expresión furiosa.

—¿Qué haces aquí? —Secó con sus mangas sus mejillas y sorbió por la nariz.

—¡¿Que hago aquí?! ¡¿Qué haces tú aquí?! —Lo tomó con algo de brusquedad del brazo para ponerlo de pie y comenzar a caminar de regreso a la ciudad.

—Me encontraste... ¿Cómo lo hiciste? —Estaba atónito y no lograba procesar la situación—. ¡¿Tú encontraste la piedra mágica?! —Se detuvo de golpe obligando al rubio a detenerse.

—¿Qué estás diciendo? —Lo observó confundido—. ¿Eso estabas buscando?, ¿por eso te metiste al bosque? —Había recriminación en su voz—. Loki, como puedes ser tan ingenuo para hacer algo así de tonto. Sif me dijo que te fuiste con unos chicos y que después los vio regresar, pero ya no estabas con ellos.

No pensó que recibiría una mirada de reprobación por parte del mayor.

—¿Nunca la encontraste?... ¿La piedra?

—Deja de decir eso, no sé de qué hablas y mejor apresurémonos si no quieres que padre descubra que te perdiste por estar buscando una tonta piedra.

Su hermano era increíble y él era tan débil e insignificante.

—Thor, ¿quieres jugar conmigo con las espadas de madera? —preguntó con timidez.

—No, no eres bueno en eso, mejor otra cosa...

Continuó diciendo algo, pero se sintió aturdido y no logró escuchar más. Observó la espalda de su hermano que iba delante de él tomando su muñeca para arrastrarlo y caminar más rápido. Thor era mayor por poco, la mayoría de veces creía que se entendían bien porque esa diferencia de edad no era tan grande, pero ¿por qué el rubio era tan alto, o era que Loki era muy pequeño? ¿Por qué su piel parecía muy pálida a comparación de todos ahí en Asgard? ¿Por qué no podía cargar más que su propio peso y correr tan rápido como la mayoría? »

 

Había solo una forma de exponer esa debilidad, la arrogancia, de aprovecharse de ella y de paso demostrar lo idiota que podrían ser todos. Aquel niño pequeño, tan frágil que todos se deleitaban el echárselo en cara, ahora ese pequeño insignificante haría perder el control al ser que todos admiraban, al que veían como el futuro gran rey, aquel que era la representación perfecta de un Aesir, Thor, el gran hijo de Odín caería tan bajo por alguien como él, la representación contraria y de la que todos se rieron, caería por Loki.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!


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