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Excusas en tinta por Ilusion-Gris

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Con el más solemne silencio de compañía, contempló los astros lejanos. Su fuerza y poder se repartía a lo largo de Yggdrasil, evitando así que enemigos indeseados hicieran sus jugadas.

—¿Qué pasa Fandral? —dijo sin despegar la mirada del espacio que se extendía infinito más allá de su alcance.

Padre de todos, he venido ante usted para informarle de un acto... vergonzoso. —Su voz salió trémula y mantuvo una postura sumisa consciente que había interrumpido un momento privado del rey.

—Habla —pidió girándose para observarlo.

Llegó a la conclusión de que lo peor sería mantener el secreto, tal vez mañana alguien más lo descubriría y los problemas serían mayores. No quería que castigaran a Thor, no deseaba que lo desterraran o cualquier otra cosa que Odín fuera capaz de hacer. Solo quería que parara, que su querido amigo entrara en razón e ignorara cualquier sentimiento que corrompiera su espíritu.

—He descubierto a Thor en una situación... —«Escandalosa, indignante, hasta repulsiva para algunos», pensó, pero eligió otras palabras—: comprometedora con Loki.

El rey de Asgard no se sorprendió, sabía que entre sus hijos sucedía algo y había llegado el momento de descubrir de qué se trataba. Escuchó atento al más joven.

—Lo que diré a continuación no es una acusación sin fundamento, usted mismo puede ir a comprobarlo ahora mismo. —Levantó la mirada y lo enfrentó con determinación gracias a la sensación de seguridad que le confería el saber que Thor estaba en la cama con su hermano.

Sí, lo sabía.

«Entonces puedes decírmelo en el camino» había dicho con descaro, con los pasos presurosos para encontrarse con Loki, con la mirada cargada de deseo por el hechicero, con un brillo incierto que pudo descifrar cuando el rubio salió de su vista y se encontró al menor de los Odinson observándolo con una expresión socarrona. Maldito. No temía ni un poco ser descubierto, confiaba demasiado en sí mismo, creía que él no hablaría; pero estaba muy equivocado, no se quedaría más tiempo con los brazos cruzados mientras observaba cómo jugaba con Thor, no lo permitiría. Loki engañaba a todos con esa apariencia traviesa y sus trucos de magia, ya era hora de que le pusieran un alto, y si con ello tenía que arrastrar al rubio también, entonces tendría que tomar el riesgo. Después de todo, Thor no era precisamente inocente.

—Están juntos, como amantes. —Terminó de explicar.

[...]

Una gota de sudor resbaló por su mejilla, sentía su cuerpo entero frígido y su corazón desbocado.

Odín estaba furioso, arremetiendo con todo su poder contra la habitación del mayor de sus hijos, pero esta no cedía, y por más presión que ejerciera a los muros y a la puerta misma, era como si una barrera impenetrable los protegiera.

Fandral casi se los podía imaginar escondidos, temerosos por ser descubiertos, pero cuando por fin Odín logró entrar, con una fuerte explosión de energía en los muros que los destruyó, lo que encontró fue lo más alejado de lo que esperó.

Tumbados, desnudos, aturdidos y con sus cuerpos unidos, mantenían sus manos entrelazadas y parecía que estaban en una realidad diferente, en su mundo no existía nada más que ellos; pero era solo una ilusión, porque perfectamente Odín logró penetrar su intimidad y tomar a Loki del brazo para alejarlo de Thor.

[...]

El hechicero cerró los ojos, la frialdad se coló por su cuerpo, no era precisamente por el suelo, se trataba de algo más, tampoco tenía que ver con su sangre Jotun, no, era porque había llegado el final.

Ya no cometería los mismos errores, lo que sentía por Thor no debía sobrepasar el afecto que le tenía por haber compartido sus más tiernos siglos, los más puros e ignorantes de su existencia. Aquellos donde creían que estarían en el mismo nivel por siempre, que eran iguales y ambos tenían la oportunidad de alcanzar sus sueños.

No había razón para odiar al hijo de Odín, había sido engañado como él, solo que ya no se contendría por él para alcanzar su objetivo. No lo odiaba, lo amaba, por el tiempo juntos, porque ante sus ojos era un ser hermoso, porque apaciguaba su soledad, una de la que no podía deshacerse, pero al menos Thor lograba menguarla un poco, y no habría nadie más en todo Yggdrasil capaz de igualarlo.

¡¿Qué han hecho?! ¡¿Qué han estado haciendo todo este tiempo a nuestras espaldas?! —exigió una explicación.

Pero de escucharlo era claro que no le importaría la más extenuante y razonable justificación. Estaba cegado por la ira.

Su hijo se mantenía callado, no tenía nada por decir, no había forma de excusarse.

Loki podría abrir la boca y mantener a Odín con la suya cerrada, echarle en cara lo que él hizo, que era mucho más despreciable, más vil y dañino de lo que ellos hicieron.

No era hermano de Thor, no compartían ningún lazo sanguíneo y ni siquiera el sentimiento ni la consideración era de hermanos, se veían más allá de cualquier relación familiar. Si quería podría levantarse y someterlo ante sus acusaciones, restregarle cada una de las cosas que mantuvo ocultas y que ahora no tenía forma de remediar. Él podía compensar el error que creía habían cometido, pero no podía resolver el error de criar a un Laufeyson como su hijo, como uno que siempre estuvo a la sombra de Thor, no, ahí no podía corregir sus actos y ninguna acción ahora podría cambiar los hechos.

Igual no dijo nada, era su plan. Fandral y Odín se encontraban ahí porque él lo quería, porque ese era el inicio de su jugada, porque ya no sería una pieza del ajedrez expuesta en la mesa del Padre de todos, ahora él jugaría como su oponente; y más le valía agachar la cabeza y recibir los gritos y la furia, más le valía acallar su propia frustración y dolor, todo por ser mañana un digno rival.

—¡Vístanse ahora mismo! —Les lanzó sus ropas a la cara y les dio la espalda—. Llévalos a la sala de juicios cuando terminen —ordenó al espadachín cuando pasó por su lado.

[...]

—Huyamos —susurró Thor cuando eran escoltados por Fandral.

El menor ladeó levemente el rostro para alentar su propuesta:

—Podemos robar una nave y huir por uno de los portales...

—Hagámoslo.

Era obvio que estaba aterrado por el futuro que les depararía en otro lugar que no fuera Asgard, sin embargo, parecía que era su mejor alternativa.

—Hagámoslo, pero primero... Mata a Fandral —habló bajo para que apenas el hijo mayor de Odín escuchara—, deshazte de él, es el único que sabe. Es mejor que deje de existir. —Sacó una daga de su traje y se la extendió. Al ver que no la tomaba preguntó—: ¿Por qué dudas?

Se miraron y detuvieron sus pasos.

—¿Qué están haciendo? Sigan caminando —pidió con inseguridad el espadachín. En ese momento su cabeza comenzó a palpitar y se tiró al suelo por el dolor que lo cegaba.

—Loki —dijo temeroso.

—Es sencillo, Thor —lo tomó de la muñeca y en su palma depositó el arma—. Si lo matas podremos escapar, padre está tan furioso planeando nuestra condena que cuando se entere estaremos lejos.

—Debe haber otra forma —observó el objeto afilado y se lo devolvió—, no mataré a Fandral... Él no es culpable, no merece...

—Por ahora es el único que nos impide huir, puedo mantenerlo así, pero en cualquier momento comenzará a gritar, no tiene la culpa, sin embargo es nuestra única salida, ¿no estás dispuesto a tomar el riesgo?

—Yo...

Solo quería dejar en claro una cosa.

—¿Qué es lo que sientes por mí? ¿Quieres escapar para seguir jugando a los amantes? ¿Qué hay del mañana? ¿No querías ser rey de Asgard? ¿Por qué me estás poniendo primero? ¿Por qué aunque lo dices no estás dispuesto a perder nada?

—¡Para, tus palabras no son sensatas! Fuiste tú el primero en iniciar esto, ahora solo sé que no quiero perderte y...

Allí estaba su respuesta.

—¡¿Y qué?! Siempre ha sido así contigo, crees que solo basta lanzarse sin pensar antes, por eso no tienes la madurez para tomar un cargo importante, solo con darte la razón y decir un par de cosas que engrandezcan tu negligencia sales corriendo y actúas. ¡No quiero esto, maldición!

—¡¿De qué estás hablando?! Yo intenté mantenerme lejos de ti y no caer ante tus juegos y ahora solo estoy confundido. ¡Yo tampoco lo quería! ¡Eres mi hermano, y no puedo soltarte porque sé que jamás dejarás de serlo!

«No es así, no puedes soltarme porque me amas, no somos hermanos», pensó. Pero para bien o para mal, Thor no estaba listo para admitirlo.

—¿Hermanos? ¿Es eso lo único que nos ata? —Rió con amargura y lo empujó hasta estrellar su espalda contra un pilar del castillo—. Bien, así será para ti, todo lo que llegues a sentir lo justificarás con eso y aun cuando sepas la verdad no podrás romper con ello.

Lo dijo mirando directamente a sus ojos, encargándose que cada una de sus palabras se tatuara en su interior.

—¡¿Qué verdad?! —preguntó perdiendo la paciencia.

Y Thor nunca admitiría que lo amaba, porque no le daría la oportunidad; ya cometió un desliz, no lo haría dos veces.

Hermano, busca tu propio camino porque yo ya elegí el mío, ve y encuentra a alguien tan efímero que te haga creer que no naciste para el amor, y lucha tanto como puedas que seguiré jugando sucio. Sé que no va contigo, que lo único que arruina tu perfección soy yo, pero ese ya no es mi problema.

[...]

Cuando los tuvo enfrente ordenó que los encadenaran, Heimdall que se encontraba allí ayudó a Fandral.

Odín los observó con desdén, ocultando la decepción que sentía, habían defraudado las expectativas que tenía de ambos; no se trataba del género, desde que vio a Loki alcanzar la edad adulta comprendió que sería como aquellos seres a los que no les importaba el sexo de su pareja; en cambio, con Thor creyó que se inclinaría solamente por mujeres.

Los crió juntos, como iguales, como hermanos, eso era lo que le indignaba, que no hayan respetado su posición. De haber pretendido que el hechicero fuera compañero de su hijo lo habría criado de otra forma, pero él quería que ese lazo de hermandad fuera el que uniera sus mundos, un vínculo inquebrantable que nace al convivir por tanto tiempo como más que amigos; no aquel que podría ser traicionero y vulnerable. Un día podrían ya no soportar sus diferencias y comenzar a detestarse. El amor como pareja no era seguro, por eso Odín se encargó de sembrar el amor de hermanos, pero ellos lo torcieron a su antojo. Y en el peor momento, justo cuando pronto le cedería el trono a Thor.

No podía permitirlo.

Con la lanza Gungnir canalizó su magia y apuntó a sus dos hijos, fue suprimiendo los recuerdos de los últimos tiempos, había comenzado antes de que escaparan al mundo de los elfos oscuros y se encargó de eliminar de sus memorias todo aquello que experimentaron un poco antes de ese día.

[...]

La luz que emanó de la magia de Odín iluminó el rostro de Fandral.

Los escuchó gritar y todo a su alrededor retumbó, las cadenas se tensaron por la fuerza que ejercía Thor para liberarse, pero era en vano.

«Es lo mejor», pensó, no obstante, sintió tristeza al observar sus rostros, parecía que les suprimían la vida misma y de pronto ya no estuvo tan seguro de hacer lo correcto.

Cuando el Padre de todos terminó, se dirigió a él.

—Thor despertará en tres días, cuando lo haga se marcharán a Muspelheim, el viaje le ayudará a enfriar su cabeza. Yo me encargaré de que Loki no lo encuentre antes de su partida, solo te pido que no menciones nada de esto. Para ellos ya no existe.

—Hogun, Volstagg... Si ellos preguntan ¿qué les diré? —habló con la mirada en el suelo.

—Diles que fue atacado por unos usuarios de magia negra, que en cuanto se recupere podrán partir al reino de los demonios.

Odín se habría sentido más cómodo borrando de la memoria de Fandral lo que sabía de sus hijos, pero necesitaría de él para cubrir los espacios que quedarían en blanco.

—¿Él... Thor, estará bien? —Era lo único que pedía.

—Lo estará —contestó sin más—. Agradezco que hayas interferido antes de que esto se saliera de control, es importante que olvides todo lo que sucedió. ¿Eres el único que lo sabe?

—Sí —respondió en seguida, a su mente acudió una imagen donde él había encontrado a los hermanos Odinson besándose.

—Que siga siendo así —pidió.

Al abrir los ojos se sintió desorientado, una oleada de voces sin sentido le invadió y una extraña desazón le azotó.

Cuando logró estabilizarse se incorporó de la cama en la que estuvo descansando. Le dolía la cabeza, no lograba recordar cómo es que llegó a su habitación e incluso no sabría decir qué día era, pero lo más alarmante es que había un peso en su corazón, como si hubiera perdido algo vital, como si una parte importante le hubiera sido arrancada a la fuerza, y lo más triste es que no sabía qué era exactamente.

Se pasó la mano por la frente quitando las pequeñas perlas que se formaron en su piel. Había estado inmerso en un profundo y vacío sueño, tanto que su cuerpo apenas respondía apropiadamente.

Se calzó y salió de ahí para deshacerse de aquel sopor tan intenso.

Iba a mitad de camino cuando su madre lo encontró.

—¡Loki! —lo llamó y se acercó para tomar sus manos entre las suyas—. Tu padre me informó del horrible accidente que tuviste junto con Thor. Él mismo se encargó de tratarte, le pidió a las curanderas que se encargaran de tu hermano y él se dedicó a curar tus heridas.

—Yo... solo recuerdo que estaba en el bosque y...

—Es normal que lo hayas olvidado —lo interrumpió—, los atacaron unos Vanir que se rebelaron ante la protección de Asgard.

—Sí... ¿Thor? ¿Qué pasó con él? —dijo intentando concentrarse en algo más.

—El despertó hace una semana, partió con los tres guerreros a un largo viaje... —lo observó y confesó—: estaba muy preocupado por ti, pero era necesario que buscara cierto artefacto y no tuvo más remedio que marcharse.

—¿Cuándo regresará? —preguntó con aquella desazón incrementando.

—No estoy muy segura, en un año... Quizá dos —respondió y acarició la mejilla de su hijo menor.

¿Un año o dos? No era la primera vez que uno de los dos se marchaba, incluso era poco tiempo a comparación de otras ocasiones, pero esta vez sintió verdadera tristeza.

—Estás pálido —en su rostro se plasmó la preocupación—, necesitas reposar más, regresa a tu habitación y yo...

—No —la interrumpió y se soltó completamente de su agarre—. Llevo mucho tiempo allí, lo mejor es que me ponga a trabajar.

La observó por última vez y con pasos titubeantes se alejó de ella. No quería en ese momento encerrarse en la biblioteca o en la sala donde practicaba su magia. Lo que quería era alejarse del castillo, del reino, de Asgard; quería estar solo. 

Notas finales:

Hola, por alguna extraña razón siempre termino los últimos detalles por la noche :') 

 

Aquí termina la primera línea temporal o arco argumental, me tomaré un poco más del tiempo habitual para actualizar el siguiente capítulo.

 

Les agradezco mucho el que me hayan acompañado hasta aquí, espero nos podamos seguir leyendo más adelante :3


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