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Hanami, goman ai to jikan por Daiyamine B

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por darle una oportunidad a este escrito c:

Hanami: Goman, ai to jikan

 

 

 

Ese día era justo lo mismo que en los otros años. Estaba harto de que, siendo que estudio su carrera para trabajar en un laboratorio y hacer diversas investigaciones, terminara trabajando en un puto noticiero. La vida era una perra desgraciada. Tuvo la oportunidad de jugar algunos deportes profesionalmente, pero por problemas financieros de sus padres se vio obligado a asistir a la universidad pública de su ciudad. Se intereso en muchas especialidades, pero la que más le llamo la atención era ciencias ambientales. Había estado con algún maestro haciendo proyectos, en su carrera se la paso muy bien y fue uno de los mejores de su grupo...

 

 

 

Pero, eso no le garantizo un lugar en el equipo de investigación de su universidad. Al final por recomendación de un conocido, termino en un noticiero de la mañana. Se vio en la necesidad de aceptar el trabajo, y ahora estaba ahí, después de 5 años dando reportajes desde el lugar de los hechos. La verdad, hubiera preferido no ser el quien debía ir a esas escenas. No era precisamente agradable estar en medio de una tormenta que parecía huracán, pero definitivamente era mejor del aburrido evento que sucedía a finales de marzo.

 

 

 

Y ahora se levantaba de su querida cama, con la alarma del celular resonando por toda la estancia que era el cuarto del hostal donde se quedaría para grabar en vivo el hanami, una de las costumbres más queridas y practicadas en Japón. La contemplación de las flores de cerezo, simplemente maravilloso.

 

 

 

-Putas flores...ni que fueran tan bonitas.

 

 

 

Hoy como sabrán es un día muy importante, se ha informado que las flores de cerezo ya han florecido, damos inicio al Hanami de este año, algunos reporteros estarán en el evento como todos los años...

 

 

 

Todos están muy emocionados ¡este año promete ser más especial que los demás! Mucha gente se ha reunido en los parques aun siendo tan temprano.

 

 

 

Apago con un manotazo el molesto ruido que, hacia la radio, para finalmente tallarse los ojos desganado, su vida y su despertar era un asco.

 

 

 

Todo el mundo parecía enloquecer nada más con mencionar la dichosa planta, al menos a los del canal les fascinaba, por que tomaban un descanso y salían con su familia o amigos a comer, acompañados de la bonita vista. Pero el, un soltero, que, si bien era feliz estando así, tenía pocos amigos y relaciones amorosas nada estables. No estaba del todo feliz con esa fecha tan rosada y algo romántica, además, las florecitas esas le recordaban demasiado a su empalagosa amiga de la infancia. Pero eso no era todo... ¡no! Tenía que salir de la comodidad de su hogar para estar en ese hostal de siempre, viendo a la gente de siempre, ¿que emoción había en ver unas flores?

 

 

 

Ahora, estaba en uno de los eventos más aburridos que podía imaginar, el Hanami. Siempre había sido el quien cubría ese reportaje, al menos en la mañana. Era un evento muy especial en la cultura japonesa, pero, a él realmente no le llamaba la atención el sentarse a tontear solo para ver unas cuantas florecitas. El reconocía que la vista era bella, pero no tanto como para crearle un evento. Se paseó por las calles de Okayama, esa prefectura tenía muy bonitos lugares turísticos, además de que los melocotones tenían buen sabor.

 

 

 

Se levantó de su cama y se dio una ducha rápida, sufrió un pequeño percance con la ducha, la cual no coopero y termino lanzándole una llovizna de agua desagradablemente helada. Odiaba es hostal, pero era por mucho mejor que el hotel en donde se hospedaron sus compañeros de trabajo.

 

 

 

- ¿Es que acaso no pueden arreglar esta jodida tubería? ¡Tsk!

 

 

 

Apenas eran las 7 de la mañana y ya se sentía con odio hacia el mundo. Se vistió y arreglo, para finalmente dar su mejor cara al espejo del cuarto y partir hacia la estancia, en donde seguramente ya le estaría esperando la gente de su equipo para acordar donde se encontrarían. No solían ir juntos a desayunar al mismo lugar, por lo que siempre había ido por su cuenta al castillo. Tropezó en el camino con Genta Takeuchi, un señor de la localidad que siempre se paseaba por ahí, como todos los años le sostuvo la conversación...cordial.

 

 

 

- Aomine-san, es un gusto verlo nuevamente en este lugar, siempre he visto sin falta su reportaje sobre el hanami

 

 

-¿Seguro que no solo está viendo las tetas de la conductora?-Murmuro con malicia, para luego darle unas palmadas en la mejilla, dejando pasmado al hombre. ¿Que le pasaba? Seguro ya se había hartado del trabajo. Era demasiado para él. Se alejo de un ofendido Takeuchi, riéndose mentalmente ante su pequeña broma. Apenas vio de pasada a la señora Shizuka, dueña del lugar, algo más había captado su atención, pero ahí estaba jodiendo como siempre esa vieja.

 

 

-¿Tuvo una noche agradable Aomine-san?-Trato de evitar otra de esas sosas conversaciones que mantenía con la señora cada año, era increíble a veces lo ingenua que podía llegar a ser la señora para alguien de su edad.

 

 

-Si, fue una buena noche, aunque si hubiera tenido compañía hubiese estado mejor, por cierto, ¡arreglen esas mierdas de tubería! -La expresión desesperada de la mujer produjo en él el efecto que esperaba, estaba un poco más satisfecho por haberla puesto en un aprieto.

 

 

-Oh, disculpe, lamento dicho inconveniente, ¿le gustaría algo de desayunar? Corre por cuenta de la casa...-La miro apenas de reojo, intentando concentrarse en la cabellera rojiza que pudo divisar desde donde estaba.

 

 

-Me temo que no me apetece nunca la comida insípida del lugar, con permiso.

 

 

 

Ya estaba partiendo con dirección a la entrada cuando escucho la vocecita de la señora Shizuka llamándole.

 

 

 

-¿Se ira hoy mismo señor Aomine-san?-se dio la vuelta completa y la miro con una sonrisa arrogante, quien en su sano juicio querría quedarse en un lugar tan aburrido como ese?

 

 

-Hay una probabilidad del 100% de que yo me vaya el día de hoy.

 

 

Parecía que todo iba conforme al plan de su día...incluso la indeseable presencia de Kagami Taiga en la escena. Era conocido por muchos, el meteorólogo de las noticias de la tarde, un chico carismático y simpático. Muchos decían que ese aire ingenuo que tenía le hacía ser un gran éxito, pero para el que lo conocía desde hace tiempo sabía que la historia era otra. En varias ocasiones les ha tocado hacer trabajo juntos, y simplemente sus personalidades no han dejado de chocar desde que se conocieron. Eran competitivos, voraces, con hambre de éxito que les había sido arrebatado, y no les quedaba más que competir en ese trabajito de mierda en cada ocasión que les era posible.

 

 

 

Kagami le vio de reojo, para luego darle una de sus sonrisas retadoras. El infeliz nada más llegaba y le estaba buscando pelea, pero no le molesto el gesto de sus labios, lo correspondió con su mirada arrogante y una media sonrisa. Demostrando toda la confianza que tenía en su persona.

 

 

 

-Vaya, vaya ¡miren lo que trajo la marea! Un cangrejo gigante-Apunto a las cejas del pelirrojo, siempre le hacia esa burla en cuanto tenía la mínima oportunidad.

 

 

-¡Oh! ¡pero miren quién es! ¡Es nuestro Aho favorito equipo! Saluden-El pelirrojo frunció el ceño, sin perder su sonrisa. Himuro, el emo que era camarógrafo de Kagami lo saludo, así como también Furihata, que era su reemplazo o apoyo en el reportaje, también estaba ahí Koganei, el alegre productor de esos 3.

 

 

-¿Que hay? Negro-Murmuro con desprecio el chico con fleco, el le rodó los ojos en respuesta, para luego contestar de forma seca el saludo.

 

 

-Hola emo.

 

 

- ¿Y bien? Nos veremos en el parque en unas horas, ya casi puedo contemplar los números de la gente siguiendo el programa de la tarde-¡Ja! En sus más locos sueños eso pasaría, todos sabían que en su rivalidad el siempre llevaría las de ganar.

 

 

-Si, bueno, me retiro, debo quedar de acuerdo con mi equipo, para dejarte en vergüenza...todos saben que los de la mañana son mejores-Le dio la espalda al equipo, escucho los murmullos divertidos de Koganei y las ruidosas quejas de Furihata, quien pedía algo de respeto por Kagami y por él.

 

 

-Imbécil...-Esa fue la última frase que consiguió escuchar de los labios del pelirrojo, él le devolvió el insulto sin pensárselo.

 

 

-Idiota...

 

 

 

Fue así como se dio otro enfrentamiento entre él y Kagami. El chico podía ser entretenido, pero hubo ocasiones en que sus ganas de resaltar lo ponían de los nervios. Se dio cuenta de que gracias a su perezoso paso y a la interrupción de esas personas había terminado yendo hasta el último al castillo, seguro que Kuroko, su camarógrafo, y Momoi, la que lo asistía en algunos casos, estarían enfadados con él. Disgustado se fue caminando hasta el lugar, para su desgracia termino por encontrarse a una de las personas más horribles que existían en ese mundo.

 

 

 

Kise Ryota.

 

 

 

El ultimo maldito partido que había jugado contra ese rubio le gano a su equipo, pero su ego estaba jodido después de que por su culpa tuviera que dejar el basket profesional de lado, para terminar con esa vida tan aburrida en donde solo lo veían como al puto hombre del clima, ni siquiera por su carrera, solo como a un chico que solo sonreía a la cámara y hablaba elocuentemente cuando había veces que se estaba muriendo de frió o de calor, teniendo que usar una puta camisa formal todos los días...

 

 

 

- ¡Oh! ¡¡Es Aomine-cchi!! ¡Que gusto me da verte! Vas camino a el hanami ¿verdad? Soy fan del noticiero, estoy esperando ansioso la presentación, por cierto, ¿no querrías comprar boletos para la aerolínea en donde soy piloto? Tenemos un mes de descuentos e incluso conseguimos un hotel de acuerdo a tus exigencias, ¡siempre confiables! -El chico rubio se atrevió a abrazarlo por los hombros, obligándolo a pararse. A este paso se le haría aún más tarde.

 

 

- ¿Tú quién eres?-Fingió demencia y puso cara de confusión al verlo finalmente a los ojos, el rubio hizo un chistoso puchero para luego comenzar con otra conversación a gritos, aunque más bien era un monologo...

 

 

-Vamos Aomine-cchi, ¡no puedes hablar enserio! Soy yo, ¡Kise Ryota! ¡Tu mejor amigo de la secundaria! -El negó con la cabeza fuertemente ante la mención de un nombre que claramente, si bien ya conocía, prefería negarlo.

 

 

-Nop, definitivamente no me suena ningún Kise-Se solto del agarre de forma brusca, para poder seguir caminando, obteniendo el triste resultado del rubio abrazado a su brazo segundos después.

 

 

-Tu saliste con mi hermana mayor, ¡incluso fueron juntos a la graduación!-Y vaya que recordaba esa cita, si no fuera porque la chica era una belleza, la hubiera dejado tirada, nunca pensó que pudiese ser igual o más irritante que su hermano.

 

 

 

Se percato de que no importaba cuanto insistiera en no conocerlo, este no lo soltaría, por lo que fingió sorpresa al recordar finalmente ese detalle.

 

 

 

- ¡Ah! ¡Tienes razón, Kise Ryota, el chico del club de basket!

 

 

-¡Ese soy yo! ¿Como te ha ido Aomine-cchi? Se ve que bien, seguro por tu trabajo tienes que viajar mucho. ¿No te interesarían unos boletos en clase ejecutiva?-El negó con la mano, divertido por los desesperados intentos de venderle un boleto, ¿acaso la aerolínea a la que pertenecía estaba en bancarrota? ¿O por que tanta promoción?

 

 

-No gracias, con permiso, estorbo, que llego tarde.

 

 

 

Empujo al rubio lejos, y corrió un poco hasta que se aseguró que él no le seguía. De verdad que era molesto encontrarse con gente tan insistente, ¿acaso no podía siquiera tomar pausas para respirar? Era un lunático ese tipo. Sin fijarse cruzo la calle, para terminar con el pie en un bache, que tenía agua sucia, al parecer habían limpiado la banqueta y se estancó el agua...pero porque de todas las calles tan perfectas y bonitas, ¿tenía que estar justo un bache por donde el decidió pisar? Pudo escuchar la escandalosa risa del rubio, que le grito que tuviese cuidado con esos bachecitos que se veían menos profundos de lo que eran.

 

 

 

- ¡Mierda! Este día no puede ser peor...

 

 

Sin más contratiempos finalmente pudo llegar a la locación en donde filmarían, con el fondo del castillo y los arboles de cerezo, a primera impresión parecía una vista preciosa, pero alguien que ya la había visto 5 veces...comenzaba a parecer cotidiana, aburrida, e incluso insulsa, ¿o tal vez era porque de verdad había perdido toda felicidad después de su accidente?

 

 

 

- ¿Dónde estabas Aomine-kun? Momoi san ya iba a empezar sola-Ese fue el emocionante recibimiento que recibió de su equipo, que le miraba con cara de alivio. Rodo los ojos ante el dramatismo, todavía faltaban unos minutos para comenzar la transmisión, y él nunca llegaba tarde a una.

 

 

-Lamento el retraso, me encontré con una alimaña-Se acomodo el traje, y se arremango con disgusto el pantalón para dejar de sentir la desagradable sensación de humedad en su piel - No será necesario, el único que puede dar ese puto reportaje soy yo, soy la estrella del programa.

 

 

- ¡No seas malo Dai-chan! ¿Al menos dormiste bien? ¿Y que es eso de la estrella del programa? - Demasiadas preguntas vinieron por parte de la que era su amiga de la infancia, una mujer de pelo rosa y con carácter dulce.

 

 

-Sin compañía femenina uno no puede dormir bien...-Murmuro para luego soltar un largo bostezo, tenía algo de sueño.

 

 

-No sé ni porque sigo tratando contigo, eres imposible-La chica se cruzó de brazos, mirándole con cansancio y resignación, como si algún estuviese mal con él.

 

 

-No dije nada más que la verdad, Satsuki-Bueno, aunque tal vez no era toda la verdad.

 

 

-Ya, como sea, al menos disfrutemos de la festividad-Momoi se veía a primera vista muy emocionada por el hanami, aunque la verdad era que ella tenía una gran obsesión con el lugar, decía que le parecía encantador y que amaba venir cada año. El bufo ante su mirada brillante e ilusionada, era tan inocente.

 

 

-¿Con toda esta gente tonta alrededor? No lo creo-Se cruzo de brazos, para luego bufar, Satsuki desde siempre había sido alguien muy ilusa.

 

 

-¡Mo! Que cruel, esa gente solo quiere diversión.

 

 

-Si, ya lo creo, ¿por que necesitan una excusa tan tonta para tomar un puto descanso? -Momoi le saco la lengua, para luego entregarle el micrófono que usaría durante la transmisión.

 

 

-Ya dejen de pelear, empezamos a grabar...en uno...dos...tres...

 

 

 

Se acomodo bien frente a la cámara y tomo su micrófono de la forma correcta, mentalizándose como siempre lo hacía, para luego cambiar su cara apática por una agradable y sonriente, como si de verdad disfrutara un poco estar ahí.

 

 

 

-Buenos días gente de Japón, hoy es un bonito día para contemplar estas hermosas flores, toda la gente está preparando desde temprano sus cestas y bentos para poder almorzar con su familia, incluso algunos trabajadores tomaran un descanso...para ver estas tontas flores sin gracia, todo por una tradición suicida, luego nos quejamos por el índice de gente que se mata, deberían dejar de contemplar las jodidas flores y hacer algo al respecto, eso es todo por mi parte, hasta luego, tengan un buen día...

 

 

 

Kuroko, alarmado ante lo que estaba diciendo el moreno, acabo más rápido de lo normal la transmisión sin pensárselo, aunque normalmente duraba un poco más, pero ya era suficiente con lo que había dicho en tan poco tiempo su compañero como para empeorarlo con una mayor duración a su discurso de odio.

 

 

 

- ¡¿Que mierda fue eso Aomine Daiki?!-La pelirrosa estaba histérica, moviendo los brazos de arriba abajo, pensando en todos sus años siendo reemplazo y productora nunca había pasado por una situación como esa, ¿que dirían sus compañeros del noticiero? Seguro que también la despedían a ella por culpa del imprudente Aomine.

 

 

-Es toda la verdad, ¡y lo sabes! -Aomine verdaderamente pensaba en todo lo que antes había dicho, no encontraba nada interesante el contemplar las flores de cerezo. La pelirrosa solo quería darle un puñetazo a la boca del estómago, pero se contuvo, ella no era una persona agresiva. Miro al peliceleste para que hiciera entrar en razón al moreno, este asintió captando el mensaje.

 

 

-Aomine-kun, estábamos al aire en televisión nacional, no se supone que digas groserías, pudieron haberlo escuchado algunos niños-Volteo a ver a su amigo, que le miraba con una cara de decepción y disgusto.

 

 

-Me dan igual esos mocosos-Le restó importancia a dicha información, no era su problema que sus padres no controlaran a que hora veían tele y a cuál no.

 

 

-El noticiero te va a regañar Dai-chan...-La chica ya estaba viendo mil un escenarios posibles para un despido, aunque se le ocurre que es algo muy bueno como castigo por su actitud.

 

 

- ¡Me vale un cacahuate! Si no me despiden voy a renunciar, definitivamente, ¿quién querría estar haciendo esto todos los años? ¡Nadie! Al fin conseguiré lugar en algún laboratorio, lo mejor es que deje este canal de mierda.

 

 

 

Se fue dando fuertes pasos contra el suelo, parecía que estaba marchando incluso, aunque su rodilla termino resintiéndolo, por lo que tuvo que dejarse de berrinches e ir a paso lento.

 

 

 

Sus compañeros de trabajo le observaron algo enojados y curiosos, ese tipo era tan irritable...que si no fuera porque lo conocían de muchos años y preferían llevar la fiesta en paz, ya le habrían soltado un tremendo puñetazo en la cara. A ver cuando se le ocurría cambiar su horrible actitud para bien y dejaba de ser tan creído y arrogante.

 

 

 

No le vendría mal una lección para que tomara conciencia.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Después de ese desastroso reportaje no le quedaron más que ganas de descansar y tomar una siesta, al final fue a un bar del lugar. Se sentó en una de las sillas frente a la barra, encontrándose en el proceso a Kagami. El pelirrojo, diferente de lucir confiado como siempre, parecía más bien amable, casi compasivo, había un deje triste en su mirada de fuego que no pudo ignorar.

 

 

 

Sin embargo, callo y no dijo nada.

 

 

 

-Oi, Aho, sabes, siento lo de esta mañana...si por mi culpa fue que hiciste eso lo siento-El pelirrojo se sentó a su lado en la barra, sin pedir ninguna bebida para relajar el ambiente. Aomine lo miro interrogante ante lo último que acababa de decir, tal vez fue un punto de quiebre la aparición en escena de Kagami.

 

 

- ¿Ah?-Para parecer una persona humilde, se daba más valor del que otras personas se daban, eso era algo admirable, suponía al menos.

 

 

-Nunca había visto que te comportaras así frente a cámaras. Tu imagen debe estar arruinada...todo tu trabajo de estos años-Kagami parecía más afectado por todo lo sucedido de lo que el mismo estaba en ese instante.

 

 

 

La espinita en su corazón dolió un poco, sin embargo, se hizo el arrogante y fanfarrón de siempre.

 

 

 

-Ese noticiero de mierda no se merece mis reportajes, prefiero trabajar en investigación de campo o en un laboratorio que estar luciendo feliz en un puto evento que es más aburrido que un velorio.

 

 

-Daiki...-Él le miraba con lastima, no podía permitir que eso ocurriera. Aunque esa mirada preocupada le recordaba tanto a esos ojos de la preparatoria, había cambiado tanto desde ese entonces.

 

 

 

No era algo que pensara con regularidad, pero no pudo evitar recordar su época en preparatoria, ellos eran cercanos, Kagami le quería...pero el no pudo mantener sus sentimientos, simplemente no, le parecía demasiado complicado estar en una relación homosexual, incluso ya era molesto tener novia, no se imaginó andando con Kagami, y aunque tuvieron su historia esta no paso de ser una aventura adolescente que nunca se concretó. Sabía que era una de las razones que contribuía a que se llevaran como el agua y el aceite.

 

 

 

-Vaya, hacía mucho que no me decías así.

 

 

-Seguro te sientes mal por lo que paso, toda la gente está hablando de eso...quería invitarte esta noche a el hanami con mi equipo, puedes traer a tus amigos, vamos a reunirnos con toda la gente del vecindario-Noto que el pelirrojo no se iría hasta que le diese una respuesta a su invitación, no se creyó capaz de poder disfrutar una fiesta ese día, mucho menos de un hanami. Mucho menos junto a Kagami, el reportero de la tarde no lo notaba, pero el...que lo sentía desde dentro, su presencia era difícil de ignorar y fácil de sentirse atrapado con ella.

 

 

-No gracias, no me apetece, prefiero estar en mi habitación que con un grupo de ineptos-Le dio un sorbo a su bebida, para luego darle una corta mirada, aparentando inocencia a su comentario, el pelirrojo frunció el ceño con evidente disgusto por lo dicho a sus compañeros de trabajo.

 

 

-Bien, como quieras...imbécil-Y se dio la vuelta y se fue, murmurando maldiciones hacia su persona. No pudo evitar que eso lo hiriera un poco, pero hizo menos ese dolor, ya no importaba. 

 

 

- ¡Te puedo escuchar! -Grito antes de que saliera por la puerta, dando un escandaloso portazo. Después de esa escenita que hicieron, tomo al menos otro trago y pago la cuenta del bar.

 

 

 

Se dirigió a su cuarto luego de eso, sin ser lo suficiente para emborracharse. Intento relajarse en la ducha antes de ir a dormir, pero volvió a lanzarle la misma puta agua fría, grito disgustado al sentir como las frías gotas caían sin piedad sobre su piel, parecían putos cubitos de hielo de lo fría que estaba.

 

 

 

-Maldito día del demonio...ojalá termine todo de una vez-Se seco los restos de gotas en su cuerpo y partió a su habitación, en donde se recostó de inmediato en la mullida cama del hostal, cerrando los ojos con la esperanza de que fuese un nuevo día.

 

 

 

 

 

Durmió toda la noche con tranquilidad, esperando que mañana fuese un nuevo y mejor día.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Pudo escuchar la molesta música de su despertador, extrañado. No había puesto una alarma para ese día. Prendió la radio de su celular y se levantó para arreglarse y que no se le hiciera tarde para su partida. Se conocía bien, y una vez que habían interrumpido su sueño batallaba para volverse a dormir, aunque todavía se sentía algo cansado. Deseo poder ser como las otras personas y conseguir dormir aun después de haberse despertado.

 

 

 

Prendió la radio de su celular en espera de novedades de esa mañana, y para verificar que su viaje de regreso a Tokyo no se vería aplazado. Y fue así como escucho la misma molesta canción de introducción de ayer. Al parecer los tontos habían puesto la misma pista.

 

 

Hoy como sabrán es un día muy importante, se ha informado que las flores de cerezo ya han florecido, damos inicio al Hanami de este año, algunos reporteros estarán en el evento como todos los años...

 

 

Todos están muy emocionados ¡este año promete ser más especial que los demás! Mucha gente se ha reunido en los parques aun siendo tan temprano.

 

 

 

-Esos tontos...pusieron la misma grabación de ayer incluso-Se lavo la cara, una vez que termino se dirigió a su maleta para sacar la ropa que se pondría ese día.

 

 

 

Con rapidez preparo su maleta. Se sintió confundido al ver la ropa que uso el día anterior perfectamente doblada y limpia dentro esta. Molesto, pensó que tal vez la dueña de la posada se había metido a su habitación para lavar la ropa de cama y toallas. Aunque el punto no era que hubiera limpiado, sino que lo había echo sin su permiso. Echando pestes fue a bañarse, encontrándose con la misma desgracia de ayer, el agua parecía hielo. Soltó un grito poco masculino por culpa de la temperatura.

 

 

 

-¡¡Estúpidas tuberías!!

 

 

 

Se vistió con lentitud con otro de sus trajes, sin muchas ganas de enfrentar a todo el mundo luego de esa tontería que había echo al aire. Sin embargo, pudo más sus ganas de comer antes de irse de nuevo a Tokyo, tal vez sería la última vez que disfrutaría de un desayuno como reportero del noticiero de la mañana.

 

 

 

Saliendo del cuarto se topó con el señor Genta, eso estaba un poco sospechoso. Lo miro de arriba abajo, notando que tenía puesta la misma ropa que ayer, ¿no podía cambiarse acaso? Quién sabe cuántas puestas tendría su camisa.

 

 

 

- Aomine-san, es un gusto verlo nuevamente en este lugar, siempre he visto sin falta su reportaje sobre el hanami-Le platico emocionado el señor, haciendo los mismos gestos y exclamaciones que el día anterior. ¿Pero que...?

 

 

- ¿No hablamos de lo mismo el día de ayer? - Comento con extrañeza impregnada en su tono, el señor lo miro confundido por su pregunta.

 

 

-Por supuesto que no, señor Aomine, yo tengo buena memoria-Acaso se estaba mofando de el en su presencia, eso debía ser una puta broma que no hacía gracia. Le dio una mirada de advertencia antes de seguir hablando.

 

 

- ¿Esto es una broma? Porque no es divertida...-El señor negó con fuerza con ambas manos, mirándolo aún más confundido. Parecía incluso algo atemorizado.

 

 

-No entiendo a que se refiere-Murmuro el hombre, mirándole a los ojos con algo de miedo. Eso colmo su paciencia. Lo levanto de las solapas del traje y lo estrello frente a la pared más cercana, el tipo soltó un gruñido por el dolor en su espalda que le produjo el choque.

 

 

- ¡Vamos, animal, no me mientas! ¡¿Que día es hoy?!

 

 

-Es 27 de marzo...-No parecía estar diciendo una mentira, por lo que simplemente lo soltó, a lo mejor el tipo estaba pendejo y era 28, solo que se había confundido.

 

 

-¡Oh, vaya, creo que soñé con el día de hoy entonces! ¡Pensé que era 28! Lo lamento-Se carcajeo un poco, el tipo le siguió la corriente. Algo consternado se dirigió hacia el piso de abajo, sin notar la cara de espanto que puso Genta una vez que se fue. Llego al comedor, encontrándose nuevamente con Shizuka, la dueña, ella también vestía lo mismo que ayer. Ahí también estaba Kagami y su equipo, no quiso hacer su aparición por ahí, por lo que evito ser visto, no estaba de ánimos de pelear con el pelirrojo.

 

 

- ¿Tuvo una noche agradable Aomine-san? -La miro incrédulo, en serio preguntaría la misma cosa de ayer, oh dios, esto estaba yendo demasiado lejos.

 

 

- ¿Qué si tuve una noche agradable? -Miro alrededor, intentando buscar otra salida que no fuera por donde Taiga y su equipo pudiesen verlo. La señora le sonreía de forma amable y algo nerviosa, intentando complacerlo siguió preguntando cosas de su charla sosa.

 

 

- ¿Le gustaría algo de desayunar? -Apunto hacia la barra de desayuno, era un pequeño buffet muy bien reportado, pero se sentía del asco en ese momento como para siquiera pensar en desayunar. Al menos pensó que sería necesario tomar un café y ver si de esa manera conseguía espabilarse un poco.

 

 

-Una taza de café negro no estaría mal...-Se dirigió hacia la cafetera que estaba en la barra y se sirvió una taza, para luego tomársela de un jalón. La señora lo veía algo impresionada.

 

 

-¡Oh! adelante. Espero que disfrute del hanami de esta noche, los vecinos nos reuniremos.

 

 

 

- ¿Sabe que es un deja vu? Señora Shizuka...-Pregunto mientras veía a todos a su alrededor hacer exactamente lo mismo de ayer, tal vez había soñado toda una predicción de lo que sería su día o algo por el estilo. Espero con paciencia la respuesta, pero la mujer dudaba al contestar.

 

 

- ¡No! Pero podría pedir que se lo prepare el chef-La vieja había concluido que un deja vu, era un puto desayuno.

 

 

-No se preocupe, gracias-Le entrego la taza de café y se dirigió a la salida, al notar que en ese momento Kagami estaba distraído y no lo vería en su huida.

 

 

-¿Se ira hoy mismo señor Aomine?-Le grito la señora con su voz amable de siempre, él se volteo, con expresión asustada apenas le contesto.

 

 

-Tal vez haya una posibilidad de 80% o un 75%? Si...de 75%

 

 

 

Salió hasta la entrada del hostal, notando que iba una mujer con su familia, cargando una pequeña cesta, probablemente llena de comida. Decidió preguntarle que pasaba, la situación era muy extraña, ¿acaso era una tradición repetir ese día cada año? ¿Porque no se hacía enterado antes entonces?

 

 

 

-¡Disculpe! ¿Podría decirme que día es hoy?

 

 

-Es 27 de marzo, señor-Le contesto con tono amable la mujer, mientras intentaba mantener quieto a su hijo.

 

 

-Vaya, ¿no sabe de casualidad si ahora se repiten días en el calendario o algo por el estilo?-Ella frunció el ceño en respuesta. Tal vez algo estaba pasando, algo muy muy raro. La mujer le miro de forma extrañada, el simplemente volteo la mirada, caminando con paso rápido hacia el castillo en donde harían el reportaje. En el proceso pudo encontrar a Kise también, justamente vestido como el día anterior.

 

 

 

Ok, tal le echaron algo en la bebida anoche y le hicieron una broma colectiva por su reportaje de ayer...si lo pensaba bien todos tenían razones para estar en su contra.

 

 

 

-¡Oh! ¡¡Es Aomine-chii!! ¡Que gusto me da verte! Vas camino a el Hanami ¿verdad? Soy fan del noticiero, estoy esperando ansioso la presentación, por cierto, ¿no querrías comprar boletos para la aerolínea en donde soy piloto? Tenemos un mes de descuentos e incluso conseguimos un hotel de acuerdo a tus exigencias, ¡siempre confiables!

 

 

- ¿Kise Ryota?-Pregunto, desconfiado.

 

 

- ¡Te acuerdas de mí! ¡Que gusto! ¿Como te va viejo amigo?-El rubio ya le habia echado un brazo alrededor del hombre, muy dispuesto a iniciar su extensa charla.

 

 

-No me encuentro bien, ¿me disculpas?-Lo aparto bruscamente de el, intentando caminar un poco mas rápido, ya casi llegaba al próximo cruce para poder ir al castillo, no quedaba lejos.

 

 

- ¿Por que? ¿Estas estresado? ¡Que bueno que lo mencionas! Podría conseguirte unas buenas vacaciones al destino que desees, ¿tengo o no razón? ¿Eh? -Le dio unas cuantas palmadas en la espalda, con mas fuerza de la necesaria, estaba algo impactado de que pudiera seguirle el paso, aunque, tenia su lógica, después de todo el rubio no era quien tenia una rodilla jodida. Miro su ida de escape y lo aparto con otro empujón, para ya al fin cruzar a la otra calle.

 

 

-Tengo que irme.

 

 

-¡Hey! ¡Aomine-cchi!-Ahí estaba el grito de advertencia de ayer...

 

 

 

Y entonces, por segunda vez cayo en ese bache del demonio, mojando sus pantalones en el proceso. Escucho la risa burlona del rubio, justo como la recordaba. Piso con disgusto, cada que daba pasos con el pie que tenía mojado. A paso rápido y fuerte llego al castillo donde harían el reportaje, otra vez. De inmediato localizo a su amiga y al chico bajito.

 

 

 

- ¿Dónde estabas Aomine-kun? Momoi san ya iba a empezar sola-Vamos, hasta esos dos estaban vestidos igual que ayer, esto comenzaba a ponerlo de los nervios. A lo mejor estaba dormido o algo por el estilo, si, todo eso debía ser una pesadilla, debía conseguir una manera de despertar.

 

 

-Tetsu, hazme un favor, necesito que alguien me dé una buena cachetada...

 

 

Sin pensárselo el chico le soltó tremendo golpe, que le volteo la cara. Aomine simplemente cerro los ojos, impactado por la fuerza de la mano de su compañero. Momoi hizo una exclamación ante la rudeza del más bajito. Esos dos eran unos barbaros.

 

 

- ¿Que tal?-Como siempre, el peliceleste usaba su tono calmado de voz, aunque al inicio también lo había visto incrédulo por la petición.

 

 

-Estuvo bien...pero no es suficiente-La pelirrosa rodó los ojos ante las estupideces que esos dos estaban diciendo.

 

 

-Si ocupas ayuda con la otra mejilla aquí me tienes Dai-chan, ahora, a trabajar.

 

 

-Ja ja, muy graciosa Satsuki-Jalo a la chica del brazo, alejándola del camarógrafo para que su charla no pudiese ser escuchada-Algo está ocurriendo.

 

 

-¿Estas borracho o algo? ¡Te dije que no tomaras Dai-chan!-La chica olio sus ropas e intento verificar su aliento, para descubrir que tanto había tomado, y aunque era cierto que había bebido un poco, no era lo suficiente para que le notara en el aliento, él se lavó los dientes ayer y en la mañana. Aparto las manos de la chica de su ropa con un manotazo que no llego a ser realmente fuerte.

 

 

-Sería más divertido si fuera eso-Volteo para los lados, procurando que nadie los oyera, ese tema era algo delicado- ¿Te puedo hablar de algo serio?

 

 

-No lo sé Dai-chan, ¿puedes? -La chica mantenía una perfecta ceja elevada. Dios, ¿por que tenía que ser tan difícil que le escucharan?

 

 

-¡Si! ¡Si puedo! Tengo un problema Satsuki, un gran problema-Su amiga lo miro con curiosidad y algo de preocupación, pero simplemente negó con la cabeza y le contesto de manera fría.

 

 

-No es el momento, ya casi iniciamos la transmisión.

 

 

-Sabía que dirías eso, me siento raro, necesito ayuda.

 

 

 

Siempre pasaba eso, cuando de verdad necesitaba de ella, Satsuki lo dejaba de lado deliberadamente. Sin pensárselo...Ya había ocurrido otras veces, ¿que le hacía pensar que todo sería diferente? Bueno, en el fondo ya sabía todo eso, solo no quería aceptarlo.

 

 

 

-Mira, hagamos esto y luego hablamos-Murmuro, para luego entregarle el micrófono del canal. El tomo aire, que soltó en un suspiro tembloroso.

 

 

-De acuerdo.

 

 

-Iniciamos cuenta regresiva, acomódate-El simplemente se puso frente a la cámara.

 

 

-Bueno, en tres...dos...uno...

 

 

-Buenos días gente de Japón, hoy es un bonito día para contemplar estas hermosas flores, el 27 de marzo damos inicio al Hanami...otra vez, toda la gente está preparando desde temprano sus cestas y bentos para poder almorzar con su familia, incluso algunos trabajadores tomaran un descanso-Puso cara de desesperación antes de terminar el discurso, para que luego Kuroko enfocara la cámara hacia las familias y al paisaje del castillo.

 

 

 

Antes de que siquiera terminaran la transmisión, el soltó su micrófono, yéndose de la escena. ¿Como era posible que volviese a ser 27 de marzo? Eso era demasiado raro, no parecía ser una broma echa por la comunidad, todo era demasiado exacto para ser una recreación improvisada.

 

 

 

Simplemente regreso al hotel, pasando la misma tragedia del día de...hoy. Se metió a la ducha y soporto la descarga de agua helada. Sin ánimos de salir esa noche se quedó en su habitación del hostal. Hizo unas cuantas llamadas para que se pudiesen ir esa misma noche, pero no podía regresar sin su equipo de trabajo, se conformó a quedarse ahí. Miro el reloj, la verdad es que todavía era muy temprano, a lo largo del día solo había ido a comer a una cafetería y se la paso el rato leyendo. Eran las 6 de la tarde, tomo dos pastillas para dormir, dispuesto a descansar hasta que fuese el día siguiente.

 

 

 

Rompió un lápiz que estaba al lado de su celular, con coraje, antes de dormir, como una pequeña prueba de que no estaba loco, tal vez...Cerro los ojos, abandonándose a la oscuridad, con un gran temor en su corazón. 27 de marzo sería una fecha que jamás olvidaría.

 

 

 

 

 

 

Probablemente porque estaba atrapado en ella.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Sonó la alarma del celular, con su típico tono. Con pesar y desesperación abrió los ojos...anoche no había puesto ningún tipo de alarma, otra vez. Se froto la cara sin consuelo, tenía unas terribles ganas de gritar, pero no lo hizo. Se quedó callado y miro a la nada hasta que se acabó el molesto sonido. Miro el lápiz que había roto ayer, descubriendo que esa mañana estaba justamente intacto, como si sus manos no hubiesen partido a la mitad la madera.

 

 

 

Siguió la misma rutina de ayer, apresurado. Salió del cuarto donde se hospedaba, encontrándose de nueva cuenta al señor Genta.

 

 

 

- Aomine-san, es un gusto verlo nuevamente en este lugar, siempre he visto sin falta su reportaje sobre el Hanami-Le dio una larga mirada, para luego simplemente pasar de largo al señor sin contestarle, estaba algo eufórico por lo que estaba viviendo. Se encontró a la señora Shizuka en la estancia, ella le sonrió amablemente como las dos veces anteriores. Eso empezaba a ser un poco escalofriante.

 

 

- ¿Tuvo una noche agradable Aom...

 

 

 

El corrió hacia la salida más cercana, sin dejar que terminara la frase que ya se sabía. Rodeo el área en donde se encontraba Kagami, que intento hablarle en el proceso, sin embargo, el ni caso le hizo. Salió a fuera, encontrándose con el mismo paisaje del 27 de marzo que ya tan bien conocía.

 

 

 

Noto a la misma señora del día anterior pasar, todos traían las mismas ropas. Troto hasta llegar a la calle principal que le llevaría a la locación. Misma gente, mismas ropas, misma hora, misma charla. Pudo ver a Kise acercándose, puso cara de desagrado, justo cuando llego el rubio a su lado le soltó un bufido de advertencia, no estaba con el humor para soportar la conversación.

 

 

 

-¡Oh! ¡¡Es Aomine-chii!!-Le soltó un empujón cuando lo vio lo suficientemente cercas, intento quitárselo de encima, pero el rubio parecía insistente. Ignoro su comportamiento evasivo y volvió a acercarse a él, con una expresión confundida, pero todavía feliz.

 

 

-¡Vamos! ¡No me digas que no te acuerdas de mí!, porque yo me acuerdo de ti. Soy yo, Kise Ryota.-Se apunto a si mismo, pero él lo ignoro, oh, sabía muy bien quien era ese rubio. Empezó a correr, dejando al tipo atrás, aunque pudo escuchar su nombre claramente salir de su boca, en forma de advertencia. Se sintió torpe por caer en la misma trampa de ayer.

 

 

 

En su intento de huida dio la vuelta, cayendo en el mismo bache y ensuciándose las ropas de la misma manera que el día anterior. Ni le dio tiempo al rubio de burlarse de su torpeza, por que empezó a correr para alejarse de él. Llego a la locación donde filmarían el dichoso hanami infernal.

 

 

 

- ¿Dónde estabas Aomine-kun? Momoi san ya iba a empezar sola-Ignoro a su amigo, tomando bruscamente del brazo a su amiga, que lo miro impactada por su repentina actitud agresiva. La jalo hasta un lugar en donde considero que nadie escucharía de lo que hablaban.

 

 

-Satsuki, ¿podemos hablar de algo serio? No es sobre trabajo, pero urge-La chica lo miro con atención, para luego poner una expresión de fastidio.

 

 

-Vamos, tu nunca hablas de nada serio, ni de trabajo-Eso le respondió la chica, con tono de obviedad.

 

 

-¡Tenemos que hablar!-Miro para todos lados, percatándose nuevamente de que todo el paisaje era exactamente igual como el de las otras veces, estaba atrapado en ese maldito día y nadie parecía ser consciente de la falta de avance en el tiempo. La chica negó, para luego jalarlo hacia donde estaba Kuroko, él se dejó arrastrar, debía hablar con esos dos, debían ponerse de acuerdo para hacer algo, a este paso terminaría sin cordura.

 

 

-Hey, Aomine-kun-El peliceleste intento decirles que pronto iniciaría la transmicion, pero no lo dejo terminar.

 

 

-Calla Tetsu, es una reunión creativa-El camarógrafo elevo los hombros, para luego sentarse en el lugar donde iban a hacer el reportaje.

 

 

-Tenemos que trabajar-Ese fue el reclamo que salió de los labios de su amiga, la miro enojado, ella no comprendía como se sentía en ese momento. Simplemente exploto, no se quedaría a hacer ese puto reportaje.

 

 

-Yo no, ya he hecho este maldito reportaje 2 veces, cuando terminemos, ve a la cafetería del vecindario del hostal-Se dio la vuelta y empezó a caminar, Kuroko observo todo en silencio, Momoi estaba algo incrédula por lo que había sucedido.

 

 

-¡Pero Dai-chan!

 

 

 

Y se fue sin decir nada más, dejando a la chica encargada del reportaje.

 

 

 

-¿Que le pasa?-Murmuro en dirección al peliceleste, quien se volvió a encoger de hombros en respuesta. La muchacha lo fulmino con la mirada, dándole a entender que quería una respuesta más completa, pero esta nunca llego. Ella se limitó a suspirar y a preparar las cosas para dar ella misma el reportaje.

 

 

-No lo sé...tal vez de verdad debería hablar con él-Volteo en la dirección a la que se habia ido su amigo de la infancia, sintiéndose algo culpable por no haberle puesto la debida atención. El moreno era alguien orgulloso y que casi no hablaba sobre lo que de verdad sentía, y ella le daba la espalda cuando la ocupaba. ¿Que clase de amiga era?

 

 

-Digámosle a Kagami-kun que lo haga- Lo volteo a ver totalmente sorprendida, dudaba que Kagami pudiese hablar con Aomine, después de todo, hace años que no tenían una conversación civilizada.

 

 

-Pero...

 

 

-Entre luces se entiende Momoi-san-Respondió a su queja con una sonrisa en el rostro, ella bufo, resignada.

 

 

 

Fue entonces que la pelirrosa obedeció a la petición del bajito, mirándole confundida, hicieron el reportaje rápidamente, justo después de terminar marco al celular de pelirrojo, el cual se lo había dado para emergencias. Espero algunos tonos para que la llamada fuera contestada, hasta que finalmente una voz se escuchó por el auricular.

 

 

 

- ¿Diga?

 

 

-Kagamin...necesito tu ayuda.

 

 

 

 

 

Y vaya que sería necesaria.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Ahí sentados dentro del café estaban el moreno y el pelirrojo, en un silencio absoluto, mientras cada uno desayunaba con tranquilidad, aunque por dentro, estaban tiesos, sin saber que decir para romper el tenso ambiente que les rodeaba desde hace 10 años. Justo en el momento en que, en vez de ver a su amiga de la infancia sentada en el local vio al pelirrojo, supo que sería un momento difícil, pero no le quedo de otra más que quedarse, cuando se trataba de Kagami Taiga no podía huir tan fácilmente.

 

 

 

Una camarera paso por su lado, con pinta de ser una mujer soltera y algo amargada. Traía el pelo agarrado en una coleta alta y algo despeinada por lo corto de su cabello, los ojos delineados de forma exagerada y los labios pintados con brillo.

 

 

 

-¿Les traigo más café?-Pregunto con una sonrisa amable la castaña. Kagami fue el único que volteo a verla a los ojos.

 

 

 

-No, gracias, así está bien, solo denos la cuenta por favor.

 

 

-De acuerdo.

 

 

 

Y entonces un gran estruendo hizo que los 3 se sobresaltaran. Alguien había dejado caer una bandeja de platos, causando que todos se rompieran gracias al choque con el suelo. Pudieron escuchar las quejas de los clientes y las burlas hacia la persona que tiro la vajilla.

 

 

 

-Disculpen-La camarera se excusó, para luego ir tras el torpe camarero que había tirado los platos.

 

 

 

La mujer se fue finalmente, dejándoles solos a ambos otra vez. Kagami lo miro con intensidad, el simplemente desvió la mirada...era la primera vez que lo hacía. Esos ojos eran demasiado para él. Fue entonces esa la señal que le indico al pelirrojo que debía hablar, de inmediato.

 

 

 

-Dime cuál es tu excusa para no trabajar. ¡Y que sea buena! -Se cruzo de brazos, recargándose en el respaldo de la silla, él se veía molesto. No supo que contestar exactamente, no es que estuviera poniendo excusas, el de verdad pensaba que algo raro le pasaba. Intento evadir las preguntas del chico, no quería hablar sobre eso con el, sentía que no le creería.

 

 

- ¿Porque estás aquí?

 

 

-Kuroko y Momoi me llamaron, pero no es eso lo que importa-Esos traidores, ya se encargaría de darles una lección cuando consiguiera que ese puto día avanzara normalmente. Volteo para mirar el rostro de Kagami, justo a sus ojos rojos. Decidio confiarle su problema, ya que si estaba ahí, era por que al pelirrojo le importaba un poco su persona, después de todo.

 

 

-Kagami...estoy reviviendo el mismo puto día una y otra vez. 27 de marzo de 2017-El otro negó, mientras se reía, no parecía que su comentario le hiciera gracia alguna, era una simple risa incrédula.

 

 

-Bien, avísame cuando acabes tu palabrería y bromas-Hizo el ademan de querer levantarse, pero lo sujeto del brazo, con enojo.

 

 

-¡Es verdad! ¡Esta es la tercera vez! Es como si ayer no hubiera sucedido.

 

 

-Me exprimo el cerebro para saber por que te estas inventando estas cosas...

 

 

-No lo hagas demasiado, cejitas, o quedaras más idiota de lo que ya eres, ¡y no estoy inventando nada! Si le pedí a Satsuki hablar fue porque necesito ayuda-Kagami parecio pensárselo bien, para luego contestarle con sarcasmo.

 

 

-Ok, ¿y que quieres que hagamos?

 

 

-¡No lo sé! ¡Tú eres el que vino aquí en vez de ella! Piensa en algo, joder-Se tomo el cabello con ambas manos y tiro de el, estaba desesperado.

 

 

-¡Deberías ir a que te examinen la cabeza si esperas que me crea una historia barata como esa Aomine!-Kagami estrello su puño en la mesa, parecía molesto con él. Unos sujetos de la mesa de al lado los voltearon a ver, eran dos hombres, uno bajito y otro muy alto y con aires de diva.

 

 

-¿Aomine? ¿Como el del noticiero de la mañana? -Pregunto el chico más bajo, con una sonrisa divertida adornándole el rostro.

 

 

-¡Si! Como ese tipo-Aomine les miro con disgusto. No le gustaba para nada el tono burlón que usaron.

 

 

-Ja ja ja ja ¡hombre! Así que eres el tipo de las flores ¿no? ¿Porque no vas a contemplarlas un rato más? Es lo que hacen los meteorólogos de tu nivel ¿no? -Esos malditos se estaban buscando una paliza. Su acompañante también resoplo, molesto por los comentarios.

 

 

-Imbéciles...-Los chicos les guiñaron el ojo ante el insulto dicho por el moreno, como si esa hubiese sido su intención desde un inicio, hacerlos enojar aún más.

 

 

 

Kuroko llego al lugar, visiblemente apurado. Al parecer ya era hora de que se presentaran con la gente del hotel.

 

 

 

-Chicos, va a haber un evento en unas horas, deberían ir a alistarse-Murmuro con calma el peliceleste. Bueno, al menos no los había asustado con su llegada como otras veces.

 

 

-Hablaremos de esto en Tokyo-Kagami le miro intensamente, como si quisiera obligarlo a estar de acuerdo con lo que propuso, pero el moreno se quedó sentado, sin seguirlos, él no podía irse.

 

 

-Yo no voy a volver allá...

 

 

- ¿Por que no? -Kuroko les miraba extrañado, pues de que tanto estuvieron hablando? Se le hizo raro que el moreno no quisiera partir cuanto antes, normalmente estaba muy emocionado por regresar a Tokyo. Kagami estaba igual, dudando sobre los motivos que harían que Aomine prefiriera quedarse.

 

 

-Porque tenemos que quedarnos aquí esta noche...y quien sabe cuántas más hasta que se acabe este 27 de marzo-El pelirrojo se llevó una mano al rostro, tapando sus ojos con evidente cansancio. Negó y luego le grito un poco para que al fin se levantara y dejara de decir tonterías.

 

 

-¡¿Pero de que hablas?! Si el próximo reportaje es hasta el otro año-Le tomo del brazo e intento sacarlo de ahí, Kuroko por mientras pedía la cuenta a la camarera de antes.

 

 

-Se supone que así es-Su amigo le miro, intentando descubrir lo que ocultaba. El pelirrojo ya estaba fuera de sus casillas, pero termino por verse preocupado, a fin de cuentas.

 

 

-Creo que necesitas ayuda-El asintió en respuesta, para dejarse llevar por el hombre hasta la salida del lugar.

 

 

-Eso es lo que te estoy diciendo, Bakagami, necesito ayuda...

 

 

Kagami ahora se veía muy angustiado, termino por asentir, estando de acuerdo con él. Le tomo la mano para darle algo de apoyo. Kuroko sugirió que fuesen con un neurólogo de la zona, el trio se dirigió a la clínica más cercana para que le hicieran unos estudios al moreno. No tuvieron que esperar demasiado en la pequeña sala de recepción, rápidamente los pasaron. El más bajito llamo a su amiga para avisarle sobre su situación.

 

 

 

El especialista los saludo a los 3 y comenzó con hacerle un examen al moreno, mientras contestaba las preguntas que le hacían. Sacaron una radiografía que estuvo lista en menos de una hora. El doctor procedió a examinarla con cuidado, sin notar alguna anomalía...

 

 

 

-No hay manchas, no hay coágulos ni tumores, ni lesiones, mucho menos aneurismas. Al menos que yo pueda ver, le recomendaría ir a un hospital de la capital para un diagnóstico más acertado-El doctor ya no lo miraba, en ese momento estaba viendo los resultados de los exámenes que le había echo, por lo que no noto los ojos desesperados del moreno sobre su persona.

 

 

-No puedo ir a Tokyo...-El murmullo que soltó apenas fue escuchado por el especialista, que por fin miro a su paciente.

 

 

-¿Porque no puede volver?-Inquirió, con evidente curiosidad.

 

 

-Ir en auto o en tren nos llevara algunas horas, ya es tarde y lo más probable es que lleguemos el 28...y no puedo salir del 27, no sé que pasaría si intento salir de la prefectura-El hombre miraba al vacío, eso desconcertó al doctor, que llego a la conclusión de que a ese tipo le pasaba algo más que algún tipo de traumatismo.

 

 

-¡Oh! claro, usted me dio algo sobre el día 27 ¿no es así? Tal vez no necesite el diagnostico de un neurólogo, Aomine-san.

 

 

-Una biopsia-Contesto con rapidez el peliazul, haciendo que el doctor negara, cada vez confirmaba sus sospechas de que se trataba de algún desorden mental.

 

 

-No, un psiquiatra, ¿no ha tenido usted algún episodio como este en el pasado? ¿Algún antecedente en su familia?

 

 

 

Aomine miro al tipo con un profundo odio, para luego virar su mirada con dirección al suelo...era una posibilidad que le preocupaba mucho. ¿Pero con medicamentos debería poder curarse su problema no? Aunque sea controlarlo...

 

 

 

 

 

O eso esperaba el.

 

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

 

Ahora estaba sentado en un maldito sofá, de esos que prometen ser cómodos a primera vista e invitan a la gente a acostarse, pero al final terminan siendo una tortura para la espalda. Frente a él estaba un sujeto con el pelo algo largo, vestido como un auténtico nerd con pinta de alguien inglés.

 

 

 

-Vaya, ese no es un problema común, Aomine-san-El tipo se la paso todo el rato anotando cosas en su pequeña libreta, lo más probable era que hubiese estado haciendo garabatos en vez de haber anotado algo de lo que le dijo. Sin querer verle la cara se tapó la suya con un cojín, era desagradable la idea de pensar que se estaba volviendo loco. ¿Cuándo? ¿Como? ¿Porque a él?

 

 

-Yo suelo trabajar con parejas y familiares, ahora tengo el caso de una chica agresiva-Bien, le estaba diciendo que su escala de puta locura sobrepasaba sus habilidades...perfecto.

 

 

-Usted fue a la universidad por algo ¿no? ¿No hacia algo como psiquiatría o psicología animal? ¿Verdad? Seguro llevo una asignatura que cubriese mi problema-Dijo con disgusto, quitando finalmente el cojín de su rostro para que el psiquiatra pudiese escucharle.

 

 

-Pues si, más o menos. Psicología anormal supongo-Ese supongo lo puso nervioso. Para que había estudiado esa carrera si al final no iba a aprenderse lo que le enseñaron en las asignaturas.

 

 

-Bueno...¿y que hago?-El doctor pareció dudar, para luego darle la vuelta a las hojas de la pequeña libreta, reviso algo y luego se dirige a él.

 

 

-Creo que sería conveniente vernos mañana también. ¿Que tal si viene a eso de las 5 de la tarde?

 

 

-...

 

 

-¿A caso esa hora no está bien?

 

 

 

No le importo que el doctor le mirase con lastima cuando empego a pegarle puñetazos al pequeño cojín de su sofá. Desquito todo su enojo hasta que estuvo satisfecho. Se fue de ese lugar más frustrado de lo que llego.

 

 

 

Se resigno a no encontrar un especialista que le atendiese en ese lugar. Con resignación decidió ir a relajarse junto con su equipo y Kagami de colado a los bolos. Tomo asiento en uno de los sillones que estaban por ahí, mientras tomaba un café sin descafeinado, demasiada energía y emociones fuertes por ese momento. Estaba en compañía de los imbéciles de esa tarde, Takao y Mibuchi se hacían llamar, no creía poder soportar la convivencia con el pelirrojo, por lo que dejo que Tetsu entretuviera a los intrusos de esa noche.

 

 

 

 

-Saben...una vez fui a Corea del sur, conocí a una chica. Comimos Kimchi, bebimos unos cuantos tragos de soju. En la puesta de sol, en la habitación de hotel donde me hospede, ja, tuvimos sexo el resto de la tarde y la noche- Los dos borrachos se rieron ante su anécdota, el también sonrió, con gusto, era grato recordar esa ocasión, aunque la chica en realidad no le gustaba tanto como lo hacia parecer- Fue un día bastante bonito...¿Porque no pudo ser ese día el que se repitiera una y, otra, y otra vez?-Mibuchi le regalo una sonrisa, para luego ponerse a hablar por primera vez en la noche.

 

 

-Algunos mirarían este vaso de sake y dirían: "este vaso esta medio vacío¨" Otros dirían: "este vaso esta medio lleno". Estoy seguro que eres de los que ven el vaso medio vacío, ¿no es así? -Aomine le dio un largo trago a su cerveza. Se veían agradables esos tipos, por lo que decidió que podía preguntarles con respecto a su problema sin recibir miradas raras como las de sus amigos, Kagami, y el psiquiatra de pacotilla.

 

 

-¿Que harían si estuvieran atrapados en un lugar, y cada día fuera igual, no importa que hicieras para cambiarlo?

 

 

-Eso suena como mi vida amigo-Murmuro Mibuchi, mientras que Takao se destornillaba de la risa por segunda vez en la noche. Daiki sonrió otra vez, su compañía era muy divertida. Estuvieron hablando un rato más, hasta que decidieron retirarse del lugar e ir a otra parte, no quedaron de acuerdo en dónde.

 

 

Salieron del lugar, sin avisarles a los chicos que se iría con sus nuevos amigos, probablemente a beber un poco más. Los tres ya estaban muy bebidos, en especial Takao, que no dejaba de balbucear sobre un tal Shin-chan, e insistía en que él iba a conducir.

 

 

-Oh, vamos, esta cosa volvió a atascarse-El menudo chico intentaba abrir la puerta de su auto en vano, ya que ni siquiera había abierto, mucho menos sacado las llaves, el mas alto miraba todo con diversión. Aomine espero paciente en lo que al fin sacaba el juego de llaves, pero antes se cayó el chico en vez de abrir la puerta.

 

 

-Dame las llaves Kazu-chan, ¿los amigos no dejan que el otro conduzca borracho o sí? ¿Puedes pararte? -El de pelo largo sujeto a su amigo por el torso, el otro se dejó hacer, estaba demasiado borracho como para conducir.

 

 

-¡Si! Si, si, si-Mibuchi le dejo encargado al más bajo, mientras el abría el auto y lo encendía. Takao estaba sujeto a brazo, intentando mantener el equilibrio para no caerse al suelo. Aomine ya iba a meterlo al auto cuando escucho las claras intenciones que tenía el otro de vomitar. Espero paciente a que intentara descargar su estómago, pero este no parecía querer hacerlo.

 

 

-Oh, vamos amigo, ¿quieres vomitar aquí o en el auto?

 

 

-Probablemente en ambos-Las risas de ambos azabaches no se hicieron esperar, el rodo los ojos divertido, para dirigirse a la puerta del copiloto, donde dejaría al más bajo.

 

 

-Ya, anda, hay que subirnos...

 

 

 

Justo cuando ya iba a abrir la puerta, sintió un tirón en la muñeca que le obligo a soltarla, al parecer Mibuchi se había echado en reversa.

 

 

 

-Creo que tal vez no debería conducir chicos...-Aomine lo miro entrecerrando los ojos, para luego contestarle con una sonrisa.

 

 

-¡Yo también lo creo!

 

 

 

Metió a ambos a la parte de atrás y decidió dejarlos mejor en sus casas antes de que causaran un accidente, de los tres él era el menos tomado, por lo que les pediría sus direcciones y luego regresaría caminando hacia el hostal, sus casas no podían estar tan lejos.

 

 

 

-Hey, ¿quién más se comería una hamburguesa ahora? -Piso el pedal, mientras negaba con la cabeza, divertido por los desvaríos de Takao.

 

 

-Quisiera hacerles una pregunta-Ambos chicos voltearon en su dirección, claramente lo habían escuchado.

 

 

-Dispara-Murmuro el más borracho, mientras se asomaba desde la parte de atrás, con mirada somnolienta.

 

 

- ¿Y si no hubiera mañana?

 

 

-¿Sin mañana? Eso significa que no habría consecuencias, ni resacas, tampoco desamores...-La respuesta que le dio Mibuchi lo hizo sonreír, exacto, eso es lo que pasaba si no había un mañana.

 

 

-¡¡Podríamos hacer lo que nos diera la gana!!-Takao salto en su lugar, emocionado por pensar en todas las posibilidades que algo como eso traía.

 

 

-Es cierto. Podríamos hacer lo que quisiéramos-Fue así como dio inicio a lo que sería unas cuantas desgracias, por lo menos ese día 27. Takao pudo notar la sonrisa divertida y loca del que iba de conductor, el moreno tomo el volante y lo giro para el lado contrario a donde deberían de dar vuelta, ocasionando la colisión contra un buzón de cartas que salió prácticamente volando. Aomine no se detuvo, en vez, piso el acelerador alcanzando la velocidad máxima con mucha rapidez.

 

 

 

Había una patrulla cercas, que miro toda la escena que se había montado. El peliazul empezó a reír, tanto Takao como Mibuchi le miraron asustados por su forma de actuar, ¡joder...ahora hasta la policía los estaba persiguiendo!

 

 

 

-¡Oi, Aomine! ¡Si quisiéramos chocar contra un buzón para eso habríamos dejado que Takao manejara!

 

 

-Hey...Aomine, creo que quieren que nos detengamos-Ambos chicos miraban cada tanto a la venta de la parte trasera y a los espejos del carro. El piso más fuerte el acelerador, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.

 

 

-¡Sujétense!

 

 

-¡¿Pero que mier...?!-Los dos se sujetaron hasta con las uñas de los pies a los asientos y suelo del auto, mirando como la velocidad a la que iban solo iba en mayor aumento. Takao se impresiono por un momento, ¿quien diría que su auto para el trabajo fuera tan potente?

 

 

 

Dieron una vuelta en u de un solo jalón, la patrulla se vio obligada a frenar y a virar el volante para no ocasionar un choque. La patrulla termino estrellándose contra un poste, Aomine no se detuvo, siguió conduciendo, importándole poco el accidente que había causado.

 

 

 

-Es siempre lo mismo toda la vida! ¡Se ordenado, párate derecho, da las gracias, haz la tarea, ve al trabajo! ¡Pórtate como un hombre! ¡A ti te gustan las chicas! ¡No puedes golpear a los del otro equipo! ¡Es falta! También, no conduzcas por las vías del tren...

 

 

-No lo sé Aomine, en eso yo estoy de acuerdo-Ya habían llegado a la parte en donde cruzaba el tren con la calle. Al moreno no le importo eso, se dio la vuelta siguiendo el camino de las vías.

 

 

La patrulla los siguió en su camino por las vías del tren, justo en dirección a donde debería de estar llegando la imponente máquina.

 

 

-No se Mibuchi, a veces creo que no queda más remedio que arriesgarse a ver que es lo que pasa si desobedeces las reglas-El azabache lo miro asustado, no podía salir de ese auto saltando, era una muerte segura. Joder, nunca pensó que una noche de borrachera terminaría en tragedia. Mientras, Takao no estaba verdaderamente consiente de lo que pasaba, solo sabía, que sería un milagro si se libraba de esta.

 

 

-¡Habla la policía! ¡Deben salir de las vías y detenerse!-Se escucho eso por las bocinas de la patrulla, Mibuchi se asomo por la ventana e intento callarlos, trataría de convencer a Aomine para que no los matara en un arranque de locura.

 

 

-¡¡Estamos hablando!!

 

 

-Oh! ¡vaya! ¡Es Shin-chan!

 

 

 

Takao se dio la vuelta y saludo por la ventana de atrás a un enojado peliverde. Parecía no ser parte de la policía, pero si que llevaba una bata. De pronto los 3 sintieron como unas fuertes luces alumbraban el camino de las vías, que antes se veía un poco tétrico.

 

 

 

 

 

Era el tren.

 

 

 

 

 

-¡Fuck! ¡Saca el maldito auto de aquí Aomine!-Mibuchi se sujetaba con fuerza al tablero del auto, Aomine no le hizo caso y acelero un tanto más.

 

 

-¡¡¡¡Ah!!!!-Lo último que escucharía Aomine esa noche sería el estruendoso grito de Mibuchi y Takao, así como el llamado desesperado del tal Shin-chan, clamando el nombre del chico más bajo.

 

 

 

O tal vez no.

 

 

 

Se dio una forzada vuelta cuando ya tenían al tren a menos de 2 metros, logrando escapar con éxito. La patrulla parecía haber abandonado las vías hacia un rato, ya que ahora se dirigían hacia ellos por otra dirección. Se carcajeo con gusto al vivir tal emoción, por un segundo creyó que no la librarían y terminarían hechos estampilla gracias al tren.

 

 

 

-¡Jamás volveré a vivir con reglas después de esto!

 

 

-Ya lo creo...-Murmuro el más alto, mirando con alivio hacia enfrente.

 

 

-Uno tiene que tomar decisiones cada día.

 

 

 

Dos patrullas más los acorralaron, tenían a una por detrás siguiéndolos, dos en frente y parecía que se avecinaban más. Dio otro giro brusco al volante, chocando finalmente con un árbol de cerezo, que tiro muchas de sus flores en el proceso. El golpe no fue tan fuerte, ya que logro pisar el freno al ver la dirección en la que iba. Unas 4 patrullas los rodearon.

 

 

 

-¡Mi rodilla!-Musito Mibuchi, con el choque había terminado golpeándose esa parte de su cuerpo. La policía y el hombre de bata y lentes que les acompañaba, se bajaron de las patrullas, finalmente el auto quedo rodeado.

 

 

-Yo me ocupare, hola señor, podría darme 3 hamburguesas de teriyaki, dos órdenes de papas fritas, dos malteadas de chocolate y para mí una Coca-cola-El oficial se veía realmente molesto, odiaba tratar con borrachos.

 

 

-¡Y unas hamburguesas con queso!-Se escucho la vocecita de Takao en la parte trasera del auto.

 

 

- ¿Es muy tarde para los pedidos en ventanilla?

 

 

-Están bajo arresto.

 

 

 

Se encontró a si mismo, encerrado, en una celda, bueno. No era lo que esperaba de ser arrestado, lo imaginaba un poco más dramático, pero no dijo nada. Decidió acostarse ahí, hasta que volvieran a ser las 6:00 am del 27 de marzo. Cerro sus ojos, dando un suspiro satisfecho por el cambio de situación a su favor.

 

 

 

 

Con unos cuantos pensamientos destructivos en mente se fue a dormir.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Se levanto con el sonido de la alarma, notando que estaba muy cómodo como para seguir en el piso frio y duro de la celda. Estaba de vuelta y seguía siendo 27 de marzo. ¡¡¡Eso era tan...perfecto!!! Cuantas cosas no haría ahora que había descubierto los beneficios que le traía vivir ese día una y otra vez. Con mucho gusto se volvió a tirar a la cama, mientras rodaba en ella visiblemente eufórico.

 

 

 

-¡¡Si!! ¡Funciono! -Comenzó con una pequeña imitación su día, la voz gangosa del locutor era fácil de copiar- ¡Hoy como sabrán es un día muy importante!, se ha informado que las flores de cerezo ya han florecido, damos inicio al hanami de este año, algunos reporteros estarán en el evento como todos los años, ¡entre esos estoy yo ingenuo! ¡Oh si!

 

 

 

Se vistió y arreglo con esmero, sin dejar que el agua helada arruinara su día. Se perfumo y salió finalmente de su habitación, como en las ocasiones de antes se encontró a Genta, lo saludo y mantuvo una plática relativamente amable. Bajo al comedor, encontrándose con la señora Shizuka, que le sonreía de la misma forma de siempre. Sin siquiera dejar que hablara comenzó a responder las preguntas que ya sabía que le haría. Tenía algo de urgencia de ver a Kagami, ahora que era consiente que podía hacer tantas cosas sin consecuencias, aprovecharía al 100% la oportunidad.

 

 

-Dormí como un bebe, y si, me gustaría una taza de café.

 

 

-Espero...-Nuevamente no la dejo terminar, ¿para que? Ya sabía lo que ella quería preguntar.

 

 

-Gracias, el día de hoy hará un poco de viento, pero lograremos disfrutar del hanami. Disculpe, señora Shizuka... ¿vino alguien a buscarme esta mañana? ¿Quizá algún oficial? Ya sabe, con gorra, ¿el uniforme y una pistola?

 

 

-¡Oh! no, nadie con esa descripción ha venido, ¿está esperando usted a alguien así?

 

 

-Aparentemente no-Tomo a la mujer del rostro y la acerco para plantarle dos besos en ambas mejillas- Reserve mi habitación, me quedare más tiempo del esperado-La señora lo miro irse, totalmente escandalizada, ni sus familiares se tomaban el atrevimiento de besarla en ambas mejillas.

 

 

 

 

Tomo el camino hacia la salida, sin esquivar al equipo de Kagami. Antes de que el pelirrojo pudiese empezar con su sarcasmo y bromitas, el moreno le sonrió y le guiño el ojo con coquetería. Para luego partir en dirección hacia la locación. Se topo con la gente de siempre, saludo a algunos cuantos. Cuando ya se acercaba a la esquina de la banqueta pudo ver a Kise. El rubio apuro el paso como las otras veces.

 

 

 

-¡Oh! ¡¡Es Aomine-chii!!

 

 

-¡Vaya! ¡Kise! -Y con una sonrisa en el rostro le pego un puñetazo en la cara, que lo hizo caer al suelo. Eso le aseguro un recorrido sin un molesto rubio, finalmente llego a la misma parte en donde se separaba del chico, consiguiendo ahora evitar el hundimiento de su pie en el bache lleno de agua sucia. Dio un pequeño salto para evitarlo y continúo caminando, con una sonrisa alegre en el rostro.

 

 

 

Esto prometía ser mejor de cualquier cosa que se pudo haber imaginado. Llego y dio un brillante reportaje, asegurando una buena crítica de la audiencia. Y por su misma cuente le pido a su camarógrafo que llamara al pelirrojo, pues quería hablar con él. Lo cito en la cafetería del vecindario, alegre por la perspectiva de poder sacar de quicio al tipo sin que eso fuera a producir una venganza o más rencores entre ellos. Al fin podría desahogarse de todo lo que sentía.

 

 

 

Fue en dirección a la cafetería, cuando llego el pelirrojo ya estaba sentado en el lugar de hoy, le miro con una sonrisa coqueta, y se sentó. No platicaron para nada en lo que pidieron su orden, mucho menos cuando los dejaron solos, ahora que estaban comiendo, Kagami parecía querer decir muchas cosas respecto a su extraña y repentina actitud.

 

 

 

Sintió la mirada roja sobre su persona. El dejo la taza de café que estaba tomando, para agarrar un bollo de pan caliente de la mesa y ofrecérselo. El hombre suspiro frustrado, para luego negar con la cabeza, como si la situación fuese demasiado rara, aunque para él no era tan difícil asimilar que viviría el resto de sus días un 27 de marzo, no lo desanimaban las posibilidades.

 

 

 

-Me alegro que te saltes las preocupaciones que le llegan a los adultos, pero ya vas a cumplir 30 años, no creo que sea de lo mejor que comas todas estas cosas, te puede subir el azúcar-El pelirrojo estaba comiendo lentamente su comida, el moreno se rio. Hace unos años no se la pensaba antes de meterse un bocado de casi 10 cm a la boca.

 

 

-Mi edad no avanza tan deprisa como tú crees, Bakagami, además...los dos ya vamos a cumplir 30.

 

 

-¿Les traigo más café?- Y ahí estaba la mesera, justo a tiempo.

 

 

-No te preocupes, deja la jarra.

 

 

 

Espero unos cuantos momentos, anticipando el estruendo de los trastes cayendo al suelo, que se romperían en muchos pedazos. El siguió bebiendo café, hasta que se le acabo y termino bebiendo directo de la jarra. Kagami, que, si bien él era también de buen comer, lo miro asombrado por su desfachatez de tomar el líquido directamente de la jarra. A este paso le daría un infarto al moreno, debía hacer algo para que parara.

 

 

 

- ¿Es que acaso no te preocupa la diabetes, el colesterol, ni una indigestión?-El tono que uso Kagami para hablarle lo hizo reir.

 

 

-No me preocupo por nada-Musito con simpleza, para continuar comiendo su abundante desayuno.

 

 

-¿Que tienes de especial? Todos nos preocupamos por algo.

 

 

-Precisamente eso es lo que me hace especial. Ya no tengo la necesidad ni de lavarme los dientes-Recibió una mirada que denotaba desagrado de parte de su acompañante. No se molestó en comer con la boca cerrada.

 

 

 

Kagami estaba incrédulo mientras él se zampaba un bollo sin una gran pausa para masticar. Cerro los ojos y bufo, visiblemente irritado por su actitud, él lo contemplo con atención, pudiendo apreciar que no importaba cuantos años pasaran, el seguía siendo tan bello como la primera vez que lo vio. Agacho la vista, no queriendo hundirse en esos pensamientos melancólicos. Una vez pasaron un rato callados volvió a levantarla, para encontrarse con esos irises rojos que le juzgaban.

 

 

 

- ¿Que?

 

 

- "El infeliz, concentrado en si mismo, viviendo, perderá su humanismo. Y doblemente muriendo quedará sufriendo, volverá a la mísera tierra de la que surgió, sin lagrimas ni honor ni cantos" Sir Walter Scott

 

 

 

El peliazul sin dudar empezó a reírse, Kagami le miro interesado.

 

 

 

 

-¿No te gusta la poesía acaso?

 

 

-Jamás creí que algún día consiguieras decir algo por el estilo. Bakagami leyendo poesía, es una imagen interesante ¿sabes? Además, ¿crees que me porto así porque soy egocéntrico?

 

 

-No lo creo, eres egocéntrico, ¡¡es tu característica principal! -El pelirrojo le dio una sonrisa, para tomar un sorbo de su café. Aomine espero paciente la llegada de Kuroko, quien entraría por esa puerta en 3...2...1...

 

 

-Chicos, es mejor que nos vayamos preparando, esta noche nos invitaron a un hanami-Kagami se levantó y saco su cartera para dejar el dinero que le correspondía de la comida, le pidió a Kuroko que llamase a una camarera para pedir la cuenta.

 

 

- ¿Quieres pedir todo eso para llevar?-el pelirrojo apunto con el dedo a toda la comida que había en la mesa, el simplemente negó.

 

 

-Nah, gracias, me quedaría a terminármelo-Recibio la mirada incrédula de esos dos.

 

 

-Creí que odiabas quedarte aquí Aomine-kun.

 

 

-Me ha empezado a gustar, eso es todo-Se encogió de hombros y siguió comiendo el omurice que le sirvieron hacia poco. Vio que el chico mas bajo miraba atentamente toda la comida, por lo que le hizo un gesto para que se acercara- ¡Tetsu! Siéntate y deja de mirar, ¡esto esta delicioso!

 

 

-Anda, ya vámonos-Taiga tiro del brazo de su amigo y dejo el dinero de la cuenta en la mesa, se despidió agitando la mano.

 

 

 

Después de terminar al menos uno de los platos que había llevado para comer, se dirigió a una de las mesas donde estaba sentado un bonito chico castaño. Ya no iba a seguir las reglas...así que ¿por que no empezar a salir con chicos? Siempre había querido hacerlo, pero su padre siempre había amenazado con golpearlo y correrlo de casa si resultaba tener conductas homosexuales, ahora ya no le debía cuentas a nadie, por lo que simplemente se dejó llevar por su instinto.

 

 

 

Se sentó en la mesa que estaba detrás del chico y miro el periódico que este leía. Interesado por la apariencia frágil y tímida del castaño.

 

 

 

-Hey, fuiste al hanami temprano, ¿o iras más tarde? -El chico le respondió con un asentimiento de cabeza, como con una mirada atemorizada y dulce. ¡Vaya! Ese chico si que era lindo.

 

 

-Claro, yo siempre voy con mis compañeros de trabajo-Su tono de voz se le hizo adorable, seguro era de esos que se hacia el inocente y en la cama era un goloso.

 

 

- ¿Cómo te llamas? -Pregunto suavemente, el chico le miro confundido y algo asustado.

 

 

-Sakurai Ryo...¿y usted?-El castaño finalmente dejo su periódico de lado y se giró en su dirección, intentando mantener una conversación más directa.

 

 

- ¿A que escuela fuiste? -El otro abrió un poco más los ojos, algo extrañado por esa pregunta.

 

 

-¿Disculpe?

 

 

-Ya sabes, la preparatoria.

 

 

-En la preparatoria Too, en Tokyo. ¿Quién es usted? -A Sakurai empezaba a temblarle la voz, el sonrió encantado por ese detalle.

 

 

- ¿Quién fue tu profesor de educación física?

 

 

-Oiga, ¿lo conozco?-El moreno le sonrió de manera amable, para darle un poco de confianza.

 

 

-Algo así, tu profesor de casualidad no fue...-Hizo que se quedo pensando, para que al final el chico le diera una sonrisita nerviosa y le diera el solo la respuesta.

 

 

-¿Katsunori Harasawa-san?

 

 

-¡Si! El señor Katsunori. Okay, Sakurai, Too, Katsunori, creo que lo tengo. Muchas gracias-Le dio una cuantas palmadas en la cabeza, se levanto para luego ir hacia la salida de la cafetería. El chico le veía confundido, antes de que abriera la puerta del local escucho su voz dulzona.

 

 

-¡Hey! ¡No me dijo quién es!

 

 

 

Aomine solo puso una sonrisa maliciosa en su rostro, a partir de ese momento, su vida daría un nuevo giro a los acontecimientos. Giro la cabeza con dirección al castaño, que lo miraba confundido y algo temeroso. Para luego contestarle con voz gruesa y sugerente...

 

 

 

 

 

-Aomine, Aomine Daiki.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Se despertó gracias a la alarma del celular. Se alisto, se topó con la gente que se tenía que topar y perfecciono dentro de su mente su plan para ese día, aunque, bueno, era el mismo día siempre. Llego a la locación como todas las mañanas, para encontrarse con su equipo de trabajo. Hasta que finalmente se desvió, encontrando a su objetivo, Sakurai. Kagami miraba todo desde cierta distancia, el moreno no pudo darse cuenta de la expresión de tristeza que puso en ese momento.

 

 

 

- ¿Sakurai? ¡¿Sakurai Ryo?!-El muchacho lo miro incómodo. Tal vez porque no se sabía su nombre ni lo recordaba, pero no era de extrañarse, después de todo, era la primera vez que se veían en persona, o al menos lo era para Sakurai.

 

 

-Oh, ¡hola!-El chico parecía estar pensando mucho para conseguir acordarse de su nombre, el moreno rio internamente, el chico era tan ingenuo e inocente.

 

 

-Vamos, ¿no te acuerdas? ¡Preparatoria Too! ¡Tomamos la misma clase de educación física con el profesor Katsunari!

 

 

-¡Lo lamento, no recuerdo tu nombre! Perdón, perdón, enserio, lo lamento mucho-Le hizo algunas reverencias al moreno, bueno, ese detalle de que se disculpara tanto tal vez llegaría a ser algo molesto.

 

 

-Vamos, deja de pedir disculpas, ¡soy Aomine Daiki!

 

 

-¡Wow! Es genial encontrar a un excompañero-Murmuro con tono nervioso, miraba cada tanto a los lados, tal vez buscando una salida a esa charla.

 

 

-¿Enserio no te acuerdas? Eso es cruel, hasta te invite a la cena de graduación.

 

 

-¿Aomine Daiki?-Pregunto el chico, realmente no recordaba a nadie con ese nombre.

 

 

-Si, era más blanco y bajito antes, pero me di un estirón-Murmuro con una sonrisa simpática, la cual el chico correspondió, visiblemente más confiado de su presencia.

 

 

-¡Dios! ¡Si que has cambiado! ¿Como estas?

 

 

-Muy bien, pero tú, ¡estas estupendo! No has envejecido nada-El chico se sonrojo de forma exagerada, para luego mirar al suelo y removerse, al parecer le había encantado el cumplido.

 

 

-Ay, no digas esas cosas Aomine-san-Ya más tranquilo, el chico se permitió posar una de sus pequeñas manos en su brazo.

 

 

-Mira, tengo un reportaje que hacer en este momento, ¿pero no te importaría acompañarme a desayunar?-El bonito chico lo miro atento, algo impactado.

 

 

-¿Eres un reportero?

 

 

-El meteorólogo del noticiero de la mañana, si, del canal de Tokyo-La mirada de Sakurai se ilumino, sonrió con ilusión al poder conocer a alguien que trabajaba en un canal de televisión.

 

 

-Debí haberte reconocido antes, ¡que maravilloso!

 

 

-Pero, ¿si podríamos ir a desayunar no?-Ante el recordatorio de su propuesta el muchacho asintió, encantado.

 

 

- ¡Si! Por supuesto.

 

 

-Quédate justo aquí, vuelvo en unos minutos. ¿Me lo prometes?-El chico le dio una sonrisa coqueta y volvió a asentir.

 

 

-Claro.

 

 

-Bueno, vuelvo enseguida, deséame suerte-Se retiro corriendo hacia la locación.

 

 

-¡¡Suerte!!

 

 

 

Y así fue como consiguió tan fácilmente tener ahora a un sonrojado castaño, montándolo ferozmente en una habitación de hotel que rentaron para una noche. Parecía tan inocente y dulce a primera vista, pero era una maldita bestia en la cama. Le dio un par de besos húmedos, disfrutando del perfume con olor a vainilla que estaba impregnado en el cuello del chico. La textura de su piel y la manera en que se sentía sostenerlo entre sus brazos era genial. No echo de menos la ausencia de pechos, para nada, tenía una bonita retaguardia que compensaba eso.

 

 

 

Lo tomo de la cintura, acariciando sus costados con cuidado, disfrutando de la sensación del toque masculino. Escucho con atención los jadeos necesitados del chico, que le miraba cada tanto con ojos febriles, ese momento le recordó a otros tantos que había vivido en su juventud, oculto en el salón donde guardaban los materiales para la clase de educación física, en el armario del conserje, incluso en el gimnasio.

 

 

 

-¡Ah! ¡¡Aomine!!

 

 

-Mmm...¡Taiga!

 

 

 

De golpe el chico se separó de él, visiblemente ofendido ante la mención de otro que no fue su nombre. Vaya, se había puesto el solo en ese problema. Sakurai abandono su regazo y aparto las manos que tenía en su cintura, para luego levantarse por completo y prender las luces de la habitación del hotel a la que habían ido.

 

 

 

- ¿Quién es Taiga?

 

 

- ¿Cómo voy a saberlo? -Desvió la mirada de esos ojos castaños, a ese paso terminaría haciendo otra estupidez, como admitir que en esos 10 años no había dejado de pensar en el pelirrojo, el cual era su rival. Sakurai estaba muy ofendido, pudo notarlo debido al tono en el que le hizo la siguiente pregunta.

 

 

-¿Crees que solo soy una cita de una noche?-El chico se llevo la mano a las caderas, fruncia el ceño de manera adorable.

 

 

-Al contrario, Ryo, te amo...siempre te he amado-Lo atrajo hacia sus brazos para llenarle de besos tiernos el rostro.

 

 

 

Y decía ese te amo con tanto sentimiento, lástima que la persona que lo estaba escuchando no fuera el dueño de ese afecto tan sincero.

 

 

 

-Aomine...-El chico finalmente se dejo hacer, correspondiendo las muestras de cariño con suaves caricias a su espalda.

 

 

-Puede que esto parezca repentino, pero, Sakurai, ¿te gustaría ser mi pareja?-El moreno lo separo un poco de su cuerpo, para ver los ojos castaños llenarse de lagrimas, estaba conmovido por tan repentina propuesta.

 

 

-¡Oh! Aomine, claro que si, yo también te amo...

 

 

-Taiga...-Ante la nueva mención del pelirrojo, el chico volvió a separarse para reclamar.

 

 

-¡Es Ryo!

 

 

-Lo que sea-Aomine lo tomo de los brazos, para jalarlo nuevamente hacia él y seguir besándolo y acariciándolo a gusto.

 

 

 

Y fue así como tuvo su segunda experiencia homosexual. Se aseguro de disfrutar la noche de principio a fin, quedo tan agotado que simplemente cayo en la cama y no se movió, ni aunque tuviera que limpiarse...pero toda la experiencia le dejo un mal sabor de boca.

 

 

 

 

 

No fue el pelirrojo quien estaba entre sus brazos, ni fueron su voz y sus labios los que le dieron calor y afecto esa noche.

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Ya llevaba como unos 4 meses o más estando atrapado en el 27 de marzo. Ahora solo se quedaba a contemplar las cosas que sucederían a lo largo del día, como ese perro ladrando, las ráfagas de viento, los sonidos de una construcción cercana. Todo era igual.

 

 

 

-Entra el camión...

 

 

 

Llevaba ya algo de tiempo planeando un robo al camión del banco, sabía que a cierta hora los conductores bajarían, estarían distraídos por culpa de una mujer imprudente y dejarían las bolsas llenas de dinero a la vista y alcance de todos.

 

 

 

-Bien, Hyuga se estaciona, luego entra al banco, Kiyoshi sale y se queda sentado con esa cara de idiota. De acuerdo Riko, entra a escena. Si, arréglate el sostén cariño, aunque no tienes nada que arreglar, en fin.

 

 

 

Siguió mirando la interacción de esos dos, para luego ponerse a imitar los tonos de las voces que ya tan bien reconocía.

 

 

 

-¡Kiyoshi!-La mujer castaña saludo amigablemente, para que luego el conductor le diera una sonrisa dulce.

 

 

-¿Como estas Riko?

 

 

-Bien ¿Me das un paquete de 25 yens?...-La chica pregunto por el cambio mientras sacaba otras monedas.

 

 

-10...9...8...carro...6...5...monedas...3...2...-Lentamente se fue acercando hacia el camión, sin que lo notaran, todo gracias a que la torpe de Riko había dejado caer el cambio que le había dado Kiyoshi, aunque de verdad que esos dos eran tan descuidados como para dejar abierta la puerta del camión en donde traían el dinero del banco.

 

 

 

Y así de fácil se llevó la maleta, que estaba llena de montones de billetes, era como su sueldo de todo el año, ganado en un solo día. Kiyoshi se dio cuenta muy tarde de la desaparición de la segunda maleta, Hyuga lo interrogo con la mirada, pero él le restó importancia, ya estaba algo olvidadizo últimamente, tal vez y no tomo la maleta desde un inicio.

 

 

 

Con el dinero que robo consiguió rentar un lujoso auto clásico, para su cita de esa noche con Kai, un chico que conoció en un bar. Él iba vestido con un elaborado traje de Drácula, se veía imponente, y seria completamente fiel al original de no ser porque su piel era mucho más morena de la que supone, tendría un vampiro de verdad.

 

 

 

Kai lo miro con ojos acusadores, él estaba vestido justo como un joven señorito. Se le veían preciosos los holanes, se preguntó si también Kagami se vería igual de bien con ese traje, o preferiría algo que lo hiciera ver más rudo. Ahora ellos estaban estacionados justo en la entrada del cine, en vez de una fiesta como le había prometido al joven.

 

 

 

 -¡Aomine-san! ¡Usted me dijo que iríamos a una fiesta de disfraces!

 

 

 

-Vamos, sígueme la corriente, esta película la he visto ya unas 100 veces, te encantara. Además...te dije que me llamaras lord Aomine-Siempre había querido ir caracterizado a una función de cine, que ocasión más perfecta que en ese momento. El chico rodo los ojos, para luego colgarse de su brazo.

 

 

-Lo siento, my lord.

 

 

 

Aomine vio pasar a un apurado Sakurai, lo saludo rápidamente, buscando una reacción de su parte.

 

 

 

-¡Hola Sakurai! oh, es un viejo ex novio, ya ni se acuerda de mí-Kai le miro con una sonrisa arrogante, para luego darle un par de besos a la altura del cuello.

 

 

-Vaya, pues yo nunca me olvidare de ti-Su aliento chocando con la parte sensible de su cuello le causo escalofríos.

 

 

 

El chico mentía, aunque no fuera consciente de ello...

 

 

 

Se acercaron a la taquilla y saludaron a la mujer que atendía y daba las entradas, miro a su acompañante, deleitándose con la vista de las blancas piernas que solo las cubría un diminuto shorts, junto con unas calcetas altas.

 

 

 

-Me daría un boleto para adulto y...-Kai negó, fastidiado, se estuvo burlando de el todo el rato por verse mucho menor de lo que era, aunque si que era menor que el, el muchacho tenia 21.

 

 

-Otro para adulto, por supuesto-Le contesto a la señora, la cual les cobro y les tendió los boletos.

 

 

-Si, eso creo-Murmuro en respuesta el, el chico le miro con coquetería, para luego darle un manotazo amistoso en el hombro.

 

 

 

Esa noche ni siquiera quiso seguir con los avances del chico, se sentía harto de labios besándolo a la mínima oportunidad, y roces que no eran de las manos que quería...

 

 

 

 

 

Se estaba muriendo y no podía hacer nada en contra de eso.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Estaba ahí, otro día 27, sentado en el castillo, en compañía de un silencioso Taiga, el cual lo miraba cada tanto tiempo, como si él no se diera cuenta. Pensó en si era adecuado preguntarle sobre su problema, pero decidió que era la oportunidad perfecta para jugar un nuevo juego, este sería el reto máximo.

 

 

 

-Kagami, si solo tuvieras un día de tu vida para vivir, ¿que harías con él? -El hombre dejo de acomodar las cosas de su equipo de grabación y cámaras, para mirarle con esos bonitos ojos rojos, llenos de curiosidad.

 

 

-No lo sé Aho, ¿ahora de que te estas muriendo? -Él se rio, divertido por su respuesta tan cruel.

 

 

- ¡No! No es eso, es solo que parece que el mundo se acabado y estoy atrapado en él, solo... Dime, ¿que harías si ya no hay un mañana? -Kagami pareció pensarlo muy bien, posiblemente sopesando las opciones de contestarle seriamente o decirle alguna mentira.

 

 

- ¿Buscar un buen lugar para filmar tal vez?- Aomine lo miro inconforme con su respuesta, el chico rio por su reacción- Ya dime, que buscas, ¿quieres mi atención? ¿Una cita acaso?

 

 

- ¡No! Es solo que me interesas tú, ¿que quieres? ¿Que te interesa? ¿Que te apasiona? No creo que sea lo mismo de hace 10 años. Dime que piensas, ¿que tengo que hacer para recuperar tu afecto? -Recargo su cabeza sobre su brazo, dándole toda su atención. Kagami termino por abandonar su taza de café en la mesa.

 

 

- ¿Hablas enserio o quieres burlarte de mí una vez más?

 

 

-Solo intento arreglar lo que estropee hace tiempo, ¿no puedo? -Murmuro con suavidad, el chico lo miro afectado, agacho la cabeza, rendido ante la intensa mirada azul.

 

 

-Pues si...

 

 

-Entonces hablemos, hay que conocernos de nuevo. ¿Te parece bien ir a desayunar hoy? Te invito un café, solo espera a que termine mi reportaje-Su tono de ruego hizo efectos en el pelirrojo, ya que le contesto con tono amable.

 

 

-Está bien, tu ganas Ahomine. Te espero...

 

 

 

Luego de dar el mismo discurso que ya se sabía de memoria, tomo al pelirrojo de la mano y lo guió hasta la cafetería. Casi había llegado a olvidar la calidez de esas manos, ¿cómo pudo vivir tanto tiempo sin sostenerlas?

 

 

 

Se sentaron en la mesa que él siempre ocupaba cuando iba ahí, le sonrió amistosamente y pidieron algo ligero de desayunar. Después de tantas veces que abuso de la comida ya estaba harto de comer tanto, por lo que le vendría bien una simple ensalada. Kagami pido un menú más reportado, que él ya se encargaría de pagar cuando llegara la cuenta.

 

 

 

-Y bien... ¿que esperas de la vida?-Inicio con la conversación, esperanzado por las posibles respuestas que obtendría del reportero de la tarde. El susodicho miro por la ventana, con aire ausente, para luego voltear su cara hacia él.

 

 

-Supongo que lo que quieren todos...-Respondió vagamente a su pregunta, por lo que él se vio en la necesidad de iniciar con las aclaraciones.

 

 

-Tu nunca fuiste como todos-Kagami le sonrió tristemente.

 

 

-En eso tienes razón, supongo.

 

 

- ¿Y bien? -Inquirió al ver que el pelirrojo no tenía la intención de seguir hablando luego de eso.

 

 

-Pues, esperaba ser jugador profesional, pero me desvié y termine en los noticieros, pero me encanta mi trabajo...me gustaría encontrar a mi persona especial, ya sabes, casarme, comprar una casa, viajar por el mundo-Aomine asintió, comprendiendo su punto.

 

 

- ¿Sales con alguien en este momento? -El hombre a su lado frunció el ceño, algo enojado por la repentina aparición del tema de parejas en la charla.

 

 

- ¿No crees que eso ya es muy personal? No sé si quiero hablar de esto contigo.

 

 

-Vamos Kagami, sé que han pasado 10 años, pero alguna vez fui la persona en la que más confiabas-Se inclino un poquito hacia él, dándoles un aire de mayor intimidad.

 

 

-La que más ame y más me lastimo también, me temo. Y bien, ¿que quieres tú? ¿Que esperas de tu vida? -La respuesta del pelirrojo le lastimo un poco, pero era la verdad. Decidió contestar con la mayor sinceridad posible a sus palabras, por lo que dijo lo primero que le vino a la mente.

 

 

-Lo que realmente quiero en esta vida es a ti, me gustaría ser amado por ti de nuevo-Taiga se sonrojo, para luego reír, sin creerse que el moreno hubiera dicho algo tan cursi como eso, después de 10 años de insultos y peleas infantiles.

 

 

- ¡Por favor! No-Se carcajeo un rato, Aomine lo dejo ser, hasta que él se calmó.

 

 

- ¿Por que no? ¿Dudas de mis habilidades para conquistarte? ¿Que necesito para que te fijes en mi otra vez? ¿Como es tu hombre perfecto? -Kagami empezó a enumerar las características de su persona ideal nada más termino la pregunta.

 

 

-Para empezar, seria alguien demasiado humilde para creerse perfecto o el centro del universo- ¿Así que estaba insinuando que él no podía ser humilde? Vaya...

 

 

- ¡Vaya! Que coincidencia, ¡soy yo!

 

 

-No jodas Aomine, tu eres un arrogante, además...mi hombre perfecto seria inteligente, comprensivo, divertido-Iba levantando más dedos de sus manos mientras seguía diciendo características, que bueno...para que negarlo, él no tenía.

 

 

-Inteligente, comprensivo y divertido...¡definitivamente estás hablando de mi Bakagami!-El pelirrojo negó, agregando más cosas a la imposible lista.

 

 

-También es romántico y valiente-Aomine iba asintiendo con cada característica. Kagami apenas y se podía aguantar la risa que le provocaba.

 

 

-Ese también soy yo.

 

 

-Tiene buen cuerpo, pero no es de esos metrosexuales que se la vive pegado al espejo-Lo miro insinuando que él era así de egocéntrico. El nunca había sido fanático del espejo, eso lo ofendió un poco.

 

 

-Pues tú ya has visto mi cuerpo, y sabes que odio los espejos...

 

 

-Es amable, sensible y tiene buenos modales. No le tiene miedo a perder ni a llorar-Aomine ya había perdido la cuenta de cuantas de esas características no tenía. Mientras que el pelirrojo sonreía, triunfante.

 

 

-Estamos hablando todavía de un hombre real ¿verdad? ¿No estarás describiéndome a un puto personaje de anime o sí?

 

 

- ¡Ja! ¡Calla! Todavía no termino, también le gustan los animales, ¡como las abejas! -¿Es enserio? Kagami sabía que el odiaba a las abejas- Esta dispuesto a cuidar a mis sobrinos conmigo, y que no le importe tener que limpiarme cuando sea demasiado viejito como para ir al baño...-Puso cara de asco y soltó con brusquedad el tenedor. El pelirrojo se carcajeo un rato.

 

 

- ¿Tenías que mencionar lo de la falla de esfínteres justo cuando estoy comiendo?

 

 

-Tu preguntaste, ¡te aguantas! Además, debe de tocar al menos un instrumento y que me presente a sus padres-Bueno, él tampoco sabía tocar un instrumento, y su padre al menos ya conocía a Kagami, aunque no fue una manera agradable en la que se conocieron...

 

 

-Bueno...omitiendo lo de la falla de retaguardia, me estas describiendo muy precisamente, casi das miedo Taiga-Siguieron hablando un rato más, para luego irse cada quien por su lado. El pago toda la cuenta, dejando a Kagami algo culpable, ya que él también hubiese querido cooperar con los gastos.

 

 

 

Después de terminar de desayunar pidieron la cuenta y Kagami se fue con su equipo de trabajo, sabía que ellos intentarían irse por la noche después de grabar el reportaje de la tarde, por lo que sin ninguna buena intención tomo piezas de la camioneta en la que habían llegado, dejándolos sin transporte para ir al hanami de esa noche, más tarde. Eso le aseguraba una tarde en el bar con el pelirrojo, debía mover bien sus cartas si quería conseguir nuevamente el afecto de el en un solo día.

 

 

 

Entro al bar de siempre, notando la figura robusta del chico, sentado en una de las sillas frente a la barra, con aire triste y preocupado.

 

 

 

-Hey, Kagami, ¿que paso? ¿No irían al hanami esta noche?

 

 

-La camioneta no quiso encender, Tatsuya está revisándola, tal vez no vayamos esta noche-Miro la espalda del pelirrojo, se veía algo afligido por no poder ir al dichoso hanami, por lo que intento animarlo y sacar provecho de ello.

 

 

-Es una lástima...¿me dejarías invitarte un trago?-Se sentó a su lado, mientras que el pelirrojo le daba una mirada de sospecha. Al final afirmo renuentemente. No sabía si podía confiar en el moreno después de todo.

 

 

-Claro.

 

 

-Un bourbon con hielo y agua...-Le pidió al bar tender, quien asintió ante la petición que le hizo, para luego dirigirse a Kagami.

 

 

-¿Para usted señor?

 

 

-Vermut dulce con hielo y limón por favor.

 

 

El chico le dio una sonrisa cansada al hombre que los atendió, mientras el la correspondía con una mucho más animada. Aomine le mantuvo una floja conversación, analizando cuales eran los temas de mayor interés del pelirrojo.

 

 

 

 

 

Esa maldición tenía que servir como una verdadera ventaja en algún momento.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Llego al bar como en otras ocasiones, seguro de si mismo y de que ahora si conseguiría un verdadero avance para con el de ojos rojos, no es como si las noches hubiesen estado mal, pero él quería ganarse una demostración de cariño, aunque sea una mirada interesada de su parte, no solo la típica desconfianza y cordialidad por ser conocidos, que en el pasado...fueron mucho más. Lo encontró sentado donde siempre, a la misma hora. Justo estaba acabándose un trago cuando él estuvo a su lado.

 

 

 

-Hey, Kagami, ¿que paso? ¿No irían al hanami esta noche?

 

 

-La camioneta no quiso encender, Tatsuya está revisándola, tal vez no vayamos esta noche-El chico sostenía el vaso vacío por la parte de arriba, dándole vueltas al hielo que quedaba.

 

 

-Vaya...¿puedo invitarte una copa para animarte?-Como todas las veces anteriores, le pregunto con tono suave, para luego sentarse a su lado, rozando apenas sus hombros. Kagami le dio la misma mirada desconfiada, que el correspondió con una amable.

 

 

-Supongo...

 

 

-Vermut dulce con limón y hielo por favor-El bar tender lo escucho con la misma atención también, Kagami lucia sorprendido.

 

 

- ¿Y usted señor?

 

 

-Lo mismo...Hey, esa es mi bebida favorita-Kagami volteo hacia el, con una sonrisa más alegre, parecía ser una grata coincidencia.

 

 

- ¡También la mía! Me hace pensar en roma, en como el sol ilumina los edificios por la tarde...-El pelirrojo lo miro embelesado, seguro no se esperaba que una simple bebida le trajera tales pensamientos.

 

 

-Wow...¿y por que brindamos?-A Aomine no se le ocurrió contestar más que lo primero que pensó, cagandola en el acto.

 

 

-¡Por el Hanami!

 

 

-Yo siempre brindo por la felicidad...-La mirada decepcionada del pelirrojo podía llegar a romper su corazón. Él se volteo incomodo, mirando en la dirección contraria y levantándose de la silla. El bar tender los miro con curiosidad, sintiendo algo de lastima por el moreno.

 

 

-Okay, eso es lindo.

 

 

 

 

 

No, él no se iba a rendir tan fácilmente

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

-¿Puedo invitarte una copa para animarte?-Y ahí estaba, insistiendo nuevamente.

 

 

-Supongo...-Se sabía al derecho y al revés todo lo que no tenía, y lo que si tenía que hacer para conseguir pasar a una segunda fase. Llamo al bar tender y le pido el trago de siempre, aunque ya estaba algo harto de tomar esa cosa tan dulce todos los días.

 

 

-Vermut dulce con limón y hielo por favor.

 

 

-¿Y usted señor?

 

 

-Lo mismo...Hey, esa es mi bebida favorita-Los ojos brillantes del pelirrojo le dieron la esperanza suficiente para continuar, esperando un resultado satisfactorio esa noche.

 

 

-¡También la mía! Me hace pensar en roma, en como el sol ilumina los edificios por la tarde...

 

 

-Wow...¿y por que brindamos?-Sonrió cuidadosamente ante la pregunta que le hizo, ya había descubierto la respuesta correcta.

 

 

-Hay que hacer una oración, y brindar por la felicidad de todos...-Kagami no se esperó un brindis como ese, por lo que, con seriedad, choco su vaso con el de él y lo mantuvo ahí, como asimilando la respuesta.

 

 

-Por la felicidad.

 

 

-Por la felicidad.

 

 

 

El bar tender miro a Aomine mientras negaba la cabeza, divertido por el cuidadoso y sutil coqueteo del esos dos. Una vez terminaron de beber y platicar un poco sobre lo que dijeron en sus respectivos reportajes fueron a comer a una pastelería cercana, en donde vendían pequeños postres hechos de melocotón de temporada que le fascinaban al moreno.

 

 

 

-Dios, esto sabe genial-Kagami normalmente no iba a las dulcerías ni pastelerías, tal vez porque no le gustaba tanto comer en raciones tan pequeñas como las que tenían los pasteles y aperitivos como esos.

 

 

- ¿Verdad que sí? -Murmuro el peliazul, todavía un trozo de fruta en la boca.

 

 

-¿Como es que sabes tanto sobre Okayama si es que odias el lugar?-El pelirrojo ya había terminado su postre, miro a Aomine atento, esperando por la respuesta que le daría.

 

 

-He pasado mucho más tiempo aquí del que crees. La gente de este lugar es muy agradable, más reales que las que viven en el centro-Y vaya que si había pasado el tiempo.

 

 

-Pienso lo mismo-Kagami se veía tan bonito con la luz del ocaso dándole en el rostro. Un bello cuadro sumándole las flores de cerezo, que adornaban el paisaje.

 

 

- ¿Quieres un poco de chocolate blanco?-No supo que más contestarle al chico que eso, no quería profundizar tanto en sus recuerdos de la adolescencia.

 

 

-No gracias, no me gusta-El chico hizo cara de asco mientras miraba el pequeño dulce.

 

 

-Nada de chocolate blanco entonces-Kagami asintió, de acuerdo con esa regla.

 

 

-Sabes, hay algo aquí que me resulta muy familiar, ¿alguna vez has experimentado un deja vu?-El pelirrojo no pudo evitar sentir que todo eso que vivía con el moreno, ya lo había experimentado, y más de una vez.

 

 

- ¿No me preguntaste eso antes? -Contesto el peliazul en broma, sin creer posible que el pelirrojo se percatara que estaban atrapados en un bucle de tiempo.

 

 

-¡¡No seas tonto!! ¡Ja ja ja!-Aguanto los manotazos que el pelirrojo le dio en broma, con una sonrisa de medio lado en el rostro. Se permitió perderse en la alegre risa del pelirrojo, así como en el tono dulce y algo grave de su voz. Ese momento se sentía tan bien, ojalá que durase para siempre.

 

 

 

Los dos partieron hacia el restaurante más cercano luego de pasar un rato hablando en el parque, ya era la hora de la cena y al parecer Tatsuya no pudo reparar la camioneta...y era más que obvio que no podría hacerlo, no hasta que fuese 27 otra vez y Aomine decidiera dejar en paz las piezas del carro del emo.

 

 

 

Entraron a la estancia y guiados por un camarero se sentaron en las mesas que estaban en el centro del restaurante de comida italiana. En lo que les servían de comer, el peliazul empezó a sacar alguno que otro tema de conversación, con un muy interesado pelirrojo siguiéndole la corriente.

 

 

 

-La gente de ahora se toma demasiado enserio eso de vivir trabajando toda su existencia, ojalá no tuviéramos tanta tecnología para poder apreciar las cosas que de verdad importan. Me gustaría vivir en el campo...así me veo en unos años-Kagami lo escuchaba con atención, dejo de lado el menú que les habían dado y se metió de lleno a la plática. Le contesto con voz fascinada.

 

 

-Que bonita visión del futuro...

 

 

-Si, bueno, ¿que hay de ti? -Resto importancia a su persona, para mirar al bonito pelirrojo que tenía en frente. Le interesaba más lo que él pudiera contestarle.

 

 

-Estoy de acuerdo contigo, sabes que nunca he sido muy apegado a lo material, me interesa más divertirme y viajar que quedarme sentado en una oficina o recluido en un laboratorio. Me gusta dejarme llevar por la corriente-Hizo algunos gestos con las manos, intentando explicarse, eso le parecía tan adorable. ¿Era normal pensar que un hombre de la edad de Kagami era tan tierno y apapachable?

 

 

-Pues bueno, te ha traído hasta aquí-Aomine retomo la lectura de su menú, decidio que comería ravioles esa noche.

 

 

-Si...estoy tan lejos del lugar en donde creí que haría mi vida, estudie en Estados unidos un tiempo, bueno, tú ya lo sabes. Ahora estoy a miles de kilómetros de distancia de ese lugar-El mejor que nadie lo sabía, con su partida habían iniciado los problemas en su relación.

 

 

- ¿Y que hizo que no te quedaras? Tu futuro se veía prometedor allá-La verdad es que si que la oportunidad que le dieron las preparatorias de ese país eran mucho mejores de las que le podían ofrecer en Japón...entonces, ¿por que había regresado? No creía que tuviese alguna lesión que le impidió jugar como a él.

 

 

-Pensé que eso era lo que siempre quise, pero me di cuenta de que no importaba lo que hiciera, eso ya no me llenaba, por lo que decidí jugar un tiempo en el equipo de la universidad a la que asistí, en cambio estudie literatura francesa, me llamo mucho la atención las demás formas de expresión que existían, aparte del deporte.

 

 

 

Y otra vez la cago.

 

 

 

- ¡Dios! ¡Que pérdida de tiempo! ¿Por eso dejaste ir tu oportunidad de estar en un equipo? -Reflexiono muy tarde de sus palabras.

 

 

 

Miro la cara de profunda decepción del pelirrojo, también se veía algo herido por su comentario. Joder, ¿es que acaso no podía dejar de cagarla en cada intento? Esa vez era en la que más avance había tenido y lo había tirado por la borda solo en un comentario.

 

 

 

-Bueno, no me malinterpretes, es solo que luchaste tanto por tu beca...pero entiendo que busques otras cosas que te apasionen, eres muy atrevido por aventurarte a una carrera en la que no tenías experiencia. Eres una persona fuerte y genial Taiga.

 

 

 

El chico le miro poco convencido, para seguir leyendo el menú, ya sin el entusiasmo habitual. Volteo incomodo hacia otro lado, intentando evadir la mirada de su acompañante durante toda la cena.

 

 

 

Siempre dicen que la tercera ya es la vencida.

 

 

 

 

 

En su caso era la trigésima.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

-La gente de ahora se toma demasiado enserio eso de vivir trabajando toda su existencia, ojalá no tuviéramos tanta tecnología para poder apreciar las cosas que de verdad importan. Me gustaría vivir en el campo...así me veo en unos años.

 

 

 

Ahí estaba otra vez, en el mismo restaurante, algo le decía que las cosas irían para mejor en esa ocasión.

 

 

 

-Que bonita visión del futuro...

 

 

 

-Si, bueno, ¿que hay de ti?-Le cedió el turno de hablar, ya se sabía todo lo que diría, pero si lo interrumpía lo más probable es que no llegaran a ningún lado, por lo que se limitó a escuchar.

 

 

 

-Estoy de acuerdo contigo, sabes que nunca he sido muy apegado a lo material, me interesa más divertirme y viajar que quedarme sentado en una oficina o recluido en un laboratorio. Me gusta dejarme llevar por la corriente-Los gestos de sus manos lo seguían volviendo loco, como la primera vez, por lo que no le importo que los repitiera.

 

 

-Pues bueno, te ha traído hasta aquí.

 

 

 

-Si...estoy tan lejos de lugar en donde creí que haría mi vida, estudie en Estados unidos un tiempo, bueno, tú ya lo sabes, ahora estoy a miles de kilómetros de distancia de ese lugar.

 

 

-¿Y que hizo que no te quedaras? Tu futuro se veía prometedor allá.

 

 

-Pensé que eso era lo que siempre quise, pero me di cuenta de que no importaba lo que hiciera, eso ya no me llenaba, por lo que decidí jugar un tiempo en el equipo de la universidad a la que asistí, en cambio estudie literatura francesa, me llamo mucho la atención las demás formas de expresión que existían, aparte del deporte.

 

 

 

Y después de 2 meses de malditas lecciones de francés por internet ahí estaba, recitando una frase de un libro de literatura francesa del siglo XIX. Kagami parecía sinceramente impresionado, su cara de sorpresa le traía buenos recuerdos, le sonrió con dulzura.

 

 

 

-Así que, hablas francés.

 

 

-Oui.

 

 

 

Después de que terminaron de cenar se fueron corriendo a un rinconcito abandonado del parte cercano, se fueron directamente a jugar a una cancha de basket, en una tienda compraron botellas de agua y un balón de esos baratos que no duraban más que un par de partidos, pero de todos modos le darían la emoción necesaria.

 

 

 

- ¡Hacia tanto que no jugaba! Desde la universidad, de eso ya unos cuantos años-La nostalgia estaba presente entre ellos, había extrañado tanto pisar una de esas chanchas de basket, así como la sensación de la pelota entre sus dedos.

 

 

-Yo no juego desde mi lesión...-Saco el tema de repente, sin pensar. Hacia tanto que no hablaba de eso, tal vez porque creyó que dolería pensar en que su futuro se vio afectado por un factor como ese, pero se encontró con que no le importaba, ni le dolía el hablar sobre ello. Ya no más, mucho menos si era Kagami la persona con quien hablaba del tema.

 

 

-¿Está bien tu pierna?

 

 

-¡Mejor que nunca tigre!-La preocupación se esfumo del rostro del pelirrojo ante la seguridad con la que el moreno le contesto, también algo distraído por la mención de su viejo apodo. Estuvieron un rato pasándose el balón y haciendo tiros desde todas las posiciones de la cancha. Después de un rato tomaron un descanso para tomar agua. Se sentaron en las gradas del lugar, en silencio. Kagami contemplaba la vista.

 

 

-Se ve tan bonita la cancha adornada de flores de cerezo-Aomine lo miro con atención, para luego ver hacia que punto se dirigían sus ojos, notando que estaban enfocados en el enorme árbol de cerezo que estaba al lado de la cancha. Asintió, de acuerdo con él.

 

 

-Si, muy bonita...

 

 

 

Kagami permaneció en silencio, por lo que no dudo en decir lo que realmente había estado queriendo soltar desde que inicio ese día 27.

 

 

 

-Ojalá pudiese hacer esto del diario contigo.

 

 

 

El pelirrojo le sonrió con gusto, algo avergonzado, sin contestarle nada, siguiendo con el silencio. Pero no fue un silencio incomodo, como esos que recibió todos los meses anteriores, no, para nada. Fue un silencio que se le antojo cercano, bello...maravilloso. Aomine le dio una sonrisa, no de las de medio lado ni las arrogantes, si no una de verdad. De su bolsillo saco un pequeño dulce, que le puso en la palma de la mano al pelirrojo, este sonrió emocionado.

 

 

 

- ¿De dónde lo sacaste? Hace años que no como uno de estos-Hacia tiempo que habían descontinuado la marca, pero otra empresa compro el diseño y la receta, hacía poco que habían empezado a ponerlos en el mercado. Solo que no le diría al pelirrojo sobre que estuvo buscando el maldito dulce un buen tiempo.

 

 

-Tengo mis contactos Bakagami.

 

 

 

Escucho como unos chicos de preparatoria llegaban al lugar, botando su pelota con fuerza. El chico más alto lanzo la pelota, la cual cayo de forma impecable por el aro. Un gran tiro de 3 puntos debía de decir la pareja.

 

 

 

-Hey, niño, ¡buen tiro! ¡Pero no dejaremos la cancha tan fácilmente! ¡El único que puede vencerme soy yo! -El pelirrojo se carcajeo un rato por esa respuesta, la misma de hace unos años. Hablaron con los chicos y llegaron al acuerdo de jugar un partido juntos.

 

 

 

Se dividieron en equipos, Kagami estaba con los chicos más altos mientras que él estaba con los más bajos, se las arreglaron para quedar en empate, aunque pasando las 8 los chicos se tuvieron que ir. Agradecieron por el gran partido y finalmente se fueron. El pelirrojo estaba recostado en el suelo, intentando recuperar el aliento, no había duda de que esos chicos tenían más energía que ellos que ya iban para los 30.

 

 

 

-¡No seas Aho y ayúdame! -Le tendió una mano, esperando el momento justo para tirar de él, pero el pelirrojo tiro de su mano antes de que pudiese adivinar lo que su acompañante haría. Ambos rieron un rato, a gusto con todos esos partidos que jugaron.

 

 

 

Estaba tan cerca de esos labios que tanto había extrañado esos 10 años...se acercó con cautela hacia el chico, como pidiendo permiso para continuar. El pelirrojo pudo sentir su aliento, lo miro con ojos brillantes y llenos de un cariño que creyó ya no estaba ahí. Cuando al fin ya iban a unir sus bocas, el chico le sonrió y lo aparto con delicadeza, para luego guiarlo hacia el árbol más cercano, en donde se recostaron juntos, sosteniendo sus manos.

 

 

 

Aomine no entendió ese alejamiento como un rechazo, si no como una muestra de verdadero amor. No era necesario besarlo para saber que lo amaba con todo su corazón, justo como la primera vez, desde ese día. Se miraron a los ojos un rato, no había deleite más grande que verse reflejado en esos bonitos irises rojos.

 

 

 

Cuando dieron las 10 decidieron regresar al hostal en donde se hospedaban, el acercamiento era notorio y eso emocionaba a Kagami, hace un tiempo sería impensable el tocar siquiera su hombro en publico, ahora estaba colgado de su brazo, con su cabeza cómodamente recargada en su hombro, podía volver la colonia de Aomine, mezclada con la suya, le pareció un olor tan agradable...

 

 

 

-Estoy sorprendido.

 

 

- ¿Por que?-Aomine acaricio su mano con ternura, la sensación era tan maravillosa.

 

 

-Es...increíble ver como las cosas siempre terminan tan diferente a tus expectativas, el día de hoy no es como me lo imagine-Se miraron un largo rato, para que al final Aomine no pudiera evitar preguntar algo para salir de dudas.

 

 

-¿Y te gusto el día de hoy?-Kagami lo beso en la mejilla como complemento a su respuesta.

 

 

-Es un día perfecto...aunque, debo de ser sincero, no pareces tú mismo esta noche, parece que tenías todo tan planificado-El chico se rió, pensando en que era algo tonto siquiera considerar que el moreno podía planear algo tan perfecto en un solo día.

 

 

-Claro que se puede, solo que cuesta mucho trabajo-Aomine le guiño un ojo a su acompañante, quien rio de forma risueña, para seguir caminando a su lado.

 

 

 

Llegaron finalmente al hostal, entraron a la estancia, encontrándose con que había muy poca gente a esas horas, probablemente algunos hubieran ido al hanami. Aomine miro a los ojos del pelirrojo, estudiando con cuidado sus facciones, no pudo resistirse a preguntarle algo al hombre a su lado.

 

 

 

-¿Porque no vamos a mi cuarto?-Kagami dudo ante la pregunta, finalmente contesto lo que tanto temía.

 

 

-No sé si deba Daiki-Su nombre dicho por esa boca era todo lo correcto de este mundo, había extrañado como esa voz lo pronunciaba con tanto afecto.

 

 

-Si, estoy de acuerdo. Por eso te mostrare algo rápidamente y luego te echare a patadas-Kagami lo soltó y le dio un manotazo en el hombro.

 

 

-Eres un Ahomine-Finalmente termino por tomarlo de la mano otra vez, encantado con ese ambiente que tenían.

 

 

-Y tu un Bakagami- Ambos se dirigieron finalmente a la habitación en donde se quedaba el moreno. Aomine le abrió la puerta y lo hizo pasar, para luego acercarse con cuidado detrás de él.

 

 

-Me lo esperaba más desordenado por ser tú, pero se ve bien el lugar-El moreno rio ante la afirmación de Kagami, pero no dijo nada al respecto, lo fue guiando lentamente al sofá que estaba en la habitación.

 

 

-¿Te gustaría sentarte y mirar la fogata artificial?

 

 

-¡Si insistes!

 

 

 

Aomine se sentó a su lado, mirándolo con ojos de deseo, Kagami podía percibir que era ese tipo de ambiente, pero no sabía si dejarse llevar o no. Se removió incomodo en su lugar, para luego volver a sacar el tema del hostal.

 

 

 

- ¿Las habitaciones son preciosas no lo crees? -A Kagami realmente le gustaba el estampado, o eso parecía, ya que estaba mirando alrededor, enfocándose en las paredes y los cuadros.

 

 

-Ahora si-Y entonces él lo beso, eso basto para romper cualquier defensa y perdonar cada error que cometió el moreno hace 10 años.

 

 

-No creo que debamos de hacer esto...hace 10 años...-Antes de que los últimos vestigios de cordura se fueran intento detenerlo, recibió una mirada anhelante de su cariño.

 

 

-Tu mismo lo has dicho, hace 10 años, deja que este día termine con un buen beso, por favor...que mañana me encontrare en el mismo bucle sin fin.

 

 

-No lo sé, no creo que debamos-Aomine lo apretó en sus brazos, intentando que se mantuviera a su lado, odiaría que el día terminara con su partida.

 

 

-Sabes, yo tampoco lo creo, pero si me lo pienso dos veces, creo que mejor si-El pelirrojo termino por levantarse de sofá, pero Aomine no le dio tregua y lo siguió hasta alcanzarlo, para abrazarlo por la espada. Kagami se dio la vuelta, se negaría a quedarse, tenían tiempo... ¿para que apresurar las cosas?

 

 

-Ya, para, mejor me voy, ya hablaremos mañana sobre esto-Llevo una de sus manos al rostro del moreno, acariciando su mejilla con ternura, el tacto alivio un poco la ansiedad del peliazul, pero no evito que quisiera seguir insistiendo.

 

 

-¿Para que? Tenemos un fuego perfecto, tuvimos una cita perfecta, y hace tan solo un momento tuvimos un beso genial-El pelirrojo dejo de estar cómodo con la situación, no entendía su insistencia, aunque el si, estaba desesperado por tener un poco más de tiempo con él, solo un poco...

 

 

-Así como tenemos todas esas cosas, tenemos tiempo, Daiki.

 

 

 

Tú lo tienes...yo no.

 

 

 

-¿Quieres comer algo? Tengo helado de chocolate, sé que te encanta, siempre pedias ese sabor cuando íbamos a la prepa...-Lo guio hasta su cama, donde lo dejo sentado, fue por un bote de helado que estaba guardado en el pequeño congelador de la habitación. Pero cuando se dio la vuelta el pelirrojo ya estaba intentando irse de nuevo.

 

 

-Si que me gusta, pero de verdad, tengo que irme, los dos estamos cansados por el día de hoy. Siempre podemos vernos mañana.

 

 

-¡No! ¡Tiene que ser hoy! ¡Esta misma noche!-Su actitud termino por fastidiar a Taiga, quien fruncio el ceño y camino hasta la entrada del cuarto.

 

 

-Lo siento Aomine, no me siento preparado, no aún-Impidiendo que se fuera lo tomo de la muñeca, no quería que las cosas acabaran de esa forma. Lo atrajo hacia el y lo abrazo, dándole besos tiernos por el rostro.

 

 

-Vamos, quédate un rato más, y si te gusta quédate toda la noche, y si eso te gusta quédate toda la vida-Kagami sonrió, pero su postura seguía siendo igual.

 

 

 

Él se iría.

 

 

 

-No vayamos a estropearlo, idiota, ¿okay?

 

 

-Y no planeo hacerlo, solo quiero que te quedes un poco más, quédate a mi lado-Aomine enterró su rostro en el cuello del pelirrojo, intentando no ponerse a llorar por su negativa, no sabía cómo hacer que se quedara con él.

 

 

-Sabes que no puedo quedarme contigo...

 

 

-¿Por que no? ¡Yo te amo! -Le dio un largo beso en los labios, pero el pelirrojo...él no le correspondió. Cuando se separó de él, le volteo la cara.

 

 

-¿Me amas?-El tono amargo con el que estaba dicha la pregunta le confirmo con dureza, que ese día, había terminado lastimando a la persona que más quería, por segunda vez.

 

 

-Te amo...

 

 

-Apenas y hemos hablado estos años. No me conoces-Claro que lo conocía, era tan solo que el pelirrojo no se acordaba de eso. Intento hacerlo cambiar de parecer, pero sabía que era imposible, ya el daño estaba echo.

 

 

-Se que tú también me quieres, no te hagas el tonto. Te conozco más de lo que crees...

 

 

-¡No! Eso no es verdad, ¡si me quisieras y te interesara no habrías dejado que pasara tanto tiempo! ¿Por que me haces esto a mí? ¿Estabas jugando conmigo? ¿Solo quieres mi cuerpo? Además, no sé ni porque me convenciste de ir a esa pastelería, ¡ni siquiera me gustan los pasteles!

 

 

-¡Por dios! ¡No! No es eso, yo quiero algo mas que tu cuerpo... ok, nada de chocolate blanco ni pasteles.

 

 

-¿Estás haciendo una puta lista? ¿Le preguntaste a Himuro sobre mí? Joder, ¡debí prohibirle que hablara contigo! ¿Acaso no pudiste preguntarme a mí? ¿Crees que esto es verdadero amor?

 

 

-Es real, yo te amo, nunca ha sido mi intención tratarte como a un ligue más, ¡quiero algo serio contigo Taiga!

 

 

- ¡Déjame en paz! ¡Estás loco! Y yo también, ¿cómo acepte salir a una cita contigo? Algo debe estar mal conmigo...

 

 

-Vamos, perdóname, no era mi intención hacerte sentir mal ni presionarte, dame otra oportunidad-El pelirrojo se separó de él. El único sonido que había era el de sus gritos y el del aire acondicionado. No quería saber los pensamientos que llegarían a su mente si llegaba a quedarse solo.

 

 

-Si de oportunidades se trata ya te he dado demasiadas...como pretendes que te amé si tu solo velas por tus intereses? ¡Nunca te ha importado como me siento yo!

 

 

-¡Kagami!-Intento tomarlo de la mano una ultima vez, para que pudieran hablar tranquilamente, pero bueno...no lo consiguió.

 

 

 

El pelirrojo le soltó una cachetada, que, si bien no fue dada con mucha fuerza, le dolió en lo profundo del corazón. Vio irse al gran amor de su vida otra vez...y probablemente, si no supiese que mañana seria 27 otra vez, tendría miedo de saber que ese sería el ultimo día en que sabría algo de el.

 

 

 

Después de esa desastrosa cita, le siguieron muchísimas más, en donde cada una terminaba con el pelirrojo estampando su puño o su palma contra su mejilla izquierda.

 

 

 

 

 

Debió saber que las cosas irían de mal a peor.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

El paso de los días se volvió una constante tortura, tal vez porque en realidad no existía una cosa como esa, era siempre la misma mierda. Llego un punto en el que solo termino por dejar de insistir con Kagami, resignado en que ni en un millón de 27 de febrero, conseguiría el amor de ese hombre.

 

 

 

Con paso desganado se dirigió al castillo, el cual ya se conocía al derecho y al revés, no pudo descansar bien, aunque prácticamente todas las noches eran iguales, había algo en el que no lo dejaba vivir tranquilo, posiblemente la depresión y el corazón roto. Quería que ese infierno se acabara, quería terminar con eso de una vez por todas.

 

 

Momoi lo miro llegar al lugar, escucho a Kuroko preguntar lo mismo de siempre, pero ya no le ponía atención, simplemente miro a Satsuki con esa cara de cachorro apaleado que solo puso una vez en su vida, cuando supo que había perdido cualquier posibilidad de jugar profesionalmente. Pero algo en el corazón de la pelirrosa le dijo que en esta ocasión era más grave.

 

 

- ¿Tuviste una mala noche Dai-chan?

 

 

-Si.

 

 

 

No hubo más palabras que esas y las del discurso por su parte. Se recluyo en su habitación durante el resto del día, no desayuno, no comió ni ceno, en cambio tomo 3 pastillas para dormir, dispuesto a llevar a cabo los planes macabros que tenía para ese próximo 27.

 

 

 

 

 

Y la alarma volvió a sonar justo a las 6:00.

 

 

 

 

 

Su aspecto dejaba mucho que desear, tenía cara de angustia y unas ojeras terribles, el pelo despeinado. Parecía haber envejecido unos 5 años de golpe. No pudo evitar preguntarse cuantos años ya llevaba dentro de ese jodido bucle del tiempo. Se quedo recostado en la cama, recitando los diálogos que ya se sabía al derecho y al revés. La irritante voz gangosa del locutor parecía más molesta que nunca.

 

 

 

Se levanto, llamo a Tetsu y dio la excusa de que se sentía terriblemente enfermo y que no podría hacer el reportaje, Momoi lo cubrió y le dijo que podían regresar hasta el 29 para que pudiese recuperarse un poco para el viaje, el no puso quejas. Se dirigió a la estancia ya tarde, pidió un bowl de palomitas y se sentó a ver la televisión con los ancianos del lugar, era un programa de preguntas y respuestas. Se sabía todos los diálogos ya de tantas veces que lo había escuchado.

 

 

Todos los ancianos le aplaudieron sus respuestas correctas, mientras que la señora Shizuka lo miraba realmente asustada.

 

 

 

 

Bueno, esperaba poder acostumbrarse a su horrible cara de espanto. Porque la pobre señora viviría más días así sin ser realmente consiente.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Se encontraba en el castillo nuevamente, dando el reportaje del hanami como todas esas veces anteriores, a la misma hora, en el mismo lugar y día, sin poder hacer nada para conseguir que el tiempo avanzara con normalidad.

 

 

 

Solo que ya no dijo una vez más ese horrible discurso alegre.

 

 

-Es penoso ver tanta gente reunida...unas mil personas, despiertas tan temprano para observar unas putas florecitas sin chiste, saben, la tradición detrás de esta época...es horrible, un montón de suicidios detrás de esas inocentes flores, ¡y luego vienen y me dicen que creen que son de ese color por que la sangre de los samuráis las tiñeron! Por favor, murieron de forma cobarde, que mejor que enfrentar la realidad, ellos pelearon y perdieron, deberían aceptarlo. Así como yo, Aomine Daiki, aceptare mi destino el día de hoy. ¡Por que yo no soy un idiota! ¡Que adora a unas florecitas! -Justo cuando grito las dos ultima partes, la gente de alrededor lo miraron con disgusto.

 

 

 

Kuroko le miro con esa cara monótona de siempre, mientras que Momoi lo miraba molesta, pero sin interrumpir su monologo, el peliazul solito se estaba castigando con sus acciones, probablemente lo despedirían llegando a Tokyo, si no es que ya le estaban llamando para informarle.

 

 

 

- ¿Tienes algún problema con lo que digo Tetsu?

 

 

-No, Aomine-kun.

 

 

-¿Y tu Satsuki? ¿Estás alterada? Porque de verdad no me importa, ¿quieres que sea un buen meteorólogo? ¡Pues bien! El día de hoy, aunque haya sol, es tan gris, como si hubiera una tormenta, es helado y terriblemente solitario, y lo peor de todo es que son tan ingenuos que no se dan cuenta de que durara por el resto de nuestras vidas. -Las facciones llenas de amargura de su amigo de la infancia le dieron que pensar...¿en que momento había guardado tanto odio por la vida? Hace unas horas era el mismo de siempre...

 

 

 

Se fue dejando a todos pasmados. Nadie lo siguió ni lo busco, ese día Aomine tomo 4 píldoras para dormir, aunque fuesen más de las recomendadas por el médico. Durmió toda la mañana, la tarde y la noche. Abrió los ojos cuando sonó la alarma a las 6:00 am...

 

 

 

 

 

Todavía era 27.

 

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

 

Siguieron apareciendo los 27 en el calendario, no importaba que hiciera, nada hacía que se detuviera. El ya no soportaba despertar y vivir una vida como esa. Tenía que darle un fin a eso, antes de que acabara con la poca cordura que le quedaba.

 

 

 

La alarma sonó puntualmente, en vez de apagarla como otros días y prender la radio, simplemente le pego 3 puñetazos al odioso aparato, hasta que sus manos se cortaron por los fragmentos de vidrio fue que lo lanzo con todas sus fuerzas hacia el suelo.

 

 

 

 

 

Se quedó en cama, sin ánimos de continuar.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

El siguiente 27 estrello el celular contra la pared, la molesta alarma todavía sonaba por el cuarto, pero el sonido estaba visiblemente distorsionado, eso le causo un poco de gusto, pero no el suficiente como para seguir viviendo.

 

 

 

Se levanto de la cama y siguió los pasos de antes. Llego a la locación y dio el reportaje con evidente disgusto, sin completar las frases y diciendo puros blah blah blah.

 

 

 

-Pero finalmente hoy...hoy le voy a dar fin a este maldito 27 de marzo, hijo de perra, es todo por mi parte-Kuroko tenía los ojos abiertos con exageración, le sorprendió un poco su actitud. ¿Acaso habría tenido algún problema anoche?

 

 

 

-Grandioso, Aomine-kun-Alabo su actuación frente a la cámara, mientras que Momoi permanecía en silencio, aunque manifestaba su molestia, dando pequeños golpes al suelo con su tacón. Antes de que pudiera decirle algo más, el moreno aventó el micrófono al suelo y se fue corriendo.

 

 

-¿Que le pasa?-El peliceleste se encogio de hombros. Para luego contestarle en voz baja.

 

 

-No lo sé, está más loco que una cabra.

 

 

 

Luego de hacer unas llamadas para que regresaran ese mismo día, empezaron a hacer los preparativos del viaje. Entre ellos dos empacaron todo, dándole poca importancia a la ausencia de Aomine, aunque Momoi, ella, pues tenía un muy mal presentimiento.

 

 

 

-Sabes, Tetsu-kun, creo que algo muy malo le está pasando-Kuroko termino de guardar las cámaras en sus respectivos lugares, y de darles limpieza y mantenimiento. Se dio la vuelta y le respondió a la pelirrosa.

 

 

-Lo sé, Momoi-san, lo mejor que podríamos hacer es darle su espacio, ya hablaremos con el más al rato, ¿que tal si volvemos hoy todos? No creo que le caiga bien la noticia de su despido, me gustaría que se encontrara en su hogar para entonces.

 

 

-Si, a mí también.

 

 

 

Kagami estaba escuchando la conversación, preocupado por el bienestar de Aomine, había visto todo lo sucedido de la distancia, e incluso escucho los gritos desanimados de Aomine. Iba a salir de su escondite para hablar con la chica para ver si podía ayudarles en algo, hasta que el moreno se apareció de nuevo.

 

 

 

-Satsuki, ya no puedo más con mi existencia. No hay salida. Me gustaría que recordaras que te quiero mucho, eres una gran amiga...también dile a Kagami que lo amo, que pase bellos momentos junto a el-La atrapo entre sus brazos y le dio un beso en la coronilla, se veía muy afectado, así como resignado. Parecía que la vida le había dado una paliza.

 

 

 

La chica se quedó pasmada por la repentina muestra de cariño, Aomine mientras se dirigía a la patrulla que estaba cercas del lugar, dio unos cuantos pasos, notando que las llaves seguían puestas, además, de que el vehículo estaba encendido. Sin pensárselo se trepo, importándole poco los policías que habían intentado detenerlo, sin mucho éxito.

 

 

 

-¡¿Que demonios haces Daiki?! -Kagami grito luego de unos segundos, reacciono más tarde de lo esperado, sin pensárselo le pidió las llaves a la pelirrosa, que se montó con él en el carro para seguir al moreno en su persecución con la policía, ya había 3 patrullas detrás de él. Aunque el camino al que iba no tenía salida, era un simple barranco del cual no podía escapar. Sin duda alguna terminaría esposado.

 

 

 

 

 

O eso es lo que quisieron pensar todos.

 

 

 

 

 

Se bajaron todos de sus respectivos vehículos, sin esperarse lo que haría el moreno a continuación.

 

 

 

-¿Acaso se volvió loco?-Murmuro, demasiado nervioso por el destino que le esperaba al moreno una vez que bajara de ese auto.

 

 

-Probablemente Kagamin, probablemente-Momoi saco la cámara que traía de repuesto, filmando todo el acontecimiento, sin importarle estar rodeado, Aomine piso el acelerador, justo con dirección hacia el barranco.

 

 

-Bueno...es el último show, en tres...dos...uno...

 

 

 

Fue así como termino cayendo por el barranco sin que nadie pudiese evitarlo. El moreno sonrió aliviado mientras se veía caer, sintiendo al fin una sensación agradable de que por fin ese infierno acabaría. Kagami gritaba consternado, asustado por todo lo que estaba ocurriendo, los policías no sabían que hacer, no creían que nadie sobreviviría a una caída de esa magnitud. Sus miedos se vieron confirmados cuando escucharon la explosión de la patrulla.

 

 

 

Momoi soltó la cámara ante la escena tan traumática que acaba de presenciar, para luego echarse a llorar, visiblemente desconsolada. Kagami la siguió en su pena, tirándose al suelo. Acababa de perder al hombre que amaba...

 

 

 

Sintió su corazón romperse en mil pedazos. Para desgracia de Aomine, el dolor que causo, no valió la pena

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

La alarma no paro de sonar.

 

 

 

 

 

Disgustado, se dirigió a la estancia, encontrándose a la señora Shizuka, justo como pinches siempre.

 

 

 

-¿Tuvo una noche agradable Aomine-san?

 

 

 

El simplemente ignoro su charla mañanera, para llevarse el tostador. Una vez que lo obtuvo se dirigió al cuarto de baño, lleno la bañera y se acostó, conecto el tostador, para finalmente dejarlo caer la helada agua. Murió rápidamente gracias a la potente descarga eléctrica. La electricidad del hostal fallo. La señora Shizuka puso una cara aterrorizada al comprender lo que había sucedido.

 

 

 

El simplemente ya no estaba ahí.

 

 

 

 

 

Al menos no por el momento.

 

 

 

 

 

El siguiente 27 despertó también, se puso su bata y salió afuera, se puso enfrente de camión blindado del banco, justo en el momento en el que supo que estarían distraídos y no podrían frenar. El golpe tardo un poco en matarlo, aunque si que le elevo por los cielos.

 

 

 

El próximo día, decidió que había un buen clima para volar. Se subió al edificio más alto que encontró y simplemente salto, ante la mirada de todos los que transitaban por la calle, tanto conductores como familias que iban caminando. Estaba seguro que ver sus sesos estampados en el piso no era agradable. Al menos no estuvo presente para ver las expresiones de espanto y asco.

 

 

 

A Momoi y a Kuroko lo llamaron los de la morgue, para que pudiesen identificar el cuerpo. Kagami se enteró de la noticia, por lo que los acompaño, visiblemente esperanzado de que todo fuese un error, y que el moreno se haya escapado con alguna chica y por eso no haya ido al trabajo.

 

 

 

Triste fue la reacción que tuvo el pelirrojo para los demás presentes, en cuanto reconoció el rostro del cadáver de su amor, no pudo evitar soltarse a llorar a gritos. Momoi contuvo una exclamación de horror, abrazando con fuerza al peliceleste, para aguantar sus lágrimas.

 

 

 

-Él era un gran amigo...algo egocéntrico, pero lo queríamos mucho-Musito el peliceleste, al ver a su difunto amigo.

 

 

Kuroko le hizo gestos al doctor para que tapara la cara. Él le obedeció y lo cubrió nuevamente con la tela blanca. Después de eso...

 

 

 

 

 

La alarma volvió a sonar. 

 

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

-Kagami, ¿tú crees en las criaturas sobrenaturales? -Se encontraban desayunando, en la mesa de siempre. El pelirrojo dejo su taza de café en la mesa. Lo vio largo rato, hasta que al fin decidió hablar.

 

 

-¿Porque lo preguntas?

 

 

-Creo que soy una...-El moreno miraba hacia el vacío, por lo que no pudo leer la expresión de sus ojos azules cuando dijo eso, pero concluyo en que estaba jugando con él.

 

 

- ¿Tu? ¿Una especie de criatura? -Aomine le miro alterado por el tono que uso para preguntarle eso. Kagami noto que tenía una mirada resignada, cansada...como si ya hubiese agotado toda la felicidad que podía tener en esa vida.

 

 

-¡Eso creo! No es nada seguro...

 

 

-Dime, ¿que te paso? ¿Te golpeaste la cabeza? ¿Estas bromeando conmigo? No es divertido Aomine. Hoy solo sobreviviste a un accidente-Si, estaba ahí precisamente por que el tonto había fallado en su intento de suicido. Kagami había querido hacerle reflexionar el mismo, ya que los doctores y especialistas de ese lugar no parecían poder ayudar al moreno.

 

 

-¡No es solo eso! He intentado millones de formas, he sobrevivido a una explosión, a una descarga eléctrica, a una viga que me atravesó justo en toda esta área del torso, veneno, ataques de animales salvajes, una caída desde el edificio más alto de Okayama, envenenamiento, asfixia, ahogo, intoxicación por pastillas para dormir, a 3 disparos, uno en la cabeza, congelado, ahorcado y muchas más...

 

 

-¡¿Ah sí?!-El definitivamente estaba loco, ocupaba que lo internaran en un hospital psiquiátrico. La camarera les miraba con disgusto, como esperando el momento indicado en que dejaran de hablar de cosas tan escalofriantes para ofrecerles un café.

 

 

-Y cada día me despierto sin moretes, sin rasguños, ni una sola herida. Definitivamente soy inmortal, ¿eso me hace un ser sobrenatural no?-Kagami estaba comenzando a desesperarse.

 

 

-El especial del día de hoy son waffles con mora azul...-La pobre camarera fue ignorada por ambos, ella ya no sabia que hacer para que ordenaran, desayunaran, y se fueran de una vez por todas.

 

 

- ¿Que pretendes contándome todo esto?

 

 

-Pretendía hablar con Satsuki, pero te envió a ti, además... tu no me crees, quiero que me creas-Los ojos azules de Daiki eran su mayor debilidad...y parecía que ese maldito lo sabia.

 

 

-No eres un ser sobrenatural, Aomine Daiki. Créeme, ¡te lo dice una persona que te conoce desde hace 13 años!-Le dio un ruidoso sorbo a su café, intentando dar fin a la ridícula discusión.

 

 

-Podría volver si no se han decidido...-La mujer que intento atenderlos se rindió.

 

 

- ¿Cómo sabes que no lo soy?

 

 

-Por favor, para con esto-Oculto su mirada detrás de su mano, se sobo el tabique de la nariz, es que no podía creer que de verdad estuviesen hablando sobre algo tan estúpido.

 

 

- ¿Cómo lo sabes?

 

 

-No es posible, ¡no te creo!-Termino por empezar a gritar, si Aomine no quería aprender por las buenas, lo haría por las malas.

 

 

-Volveré...-La castaña decidió por fin retirarse y dejar a esos dos con sus peleas.

 

 

-¡Riko! -La camarera se sobresaltó al escuchar su nombre, ¿cómo era posible? Bueno, tal vez lo había escuchado de alguien más- Esta es Riko, vivió un tiempo en Tokyo y llego a ser tu senpai en la preparatoria Seirin, no la conociste debido que se la pasaba encerrada en su salón, intentando obtener la atención de Kiyoshi, salieron un tiempo juntos, no era lo que esperaba por lo que terminaron, ahora va tras Hyuga Junpei. ¡Lo que más desea es casarse y tener su propio gimnasio para entrenar atletas para los juegos olímpicos!

 

 

-¡Me encantaría llevar a unas cuantas gimnastas al escenario más grande!-Afirmo con una sonrisa alegre, para luego retirarse a atender a otros clientes que se veían menos problemáticos.

 

 

 

Aomine arrastro con el a Kagami por el lugar, hasta quedar enfrente de la mesa en donde desayunaba tranquilamente una joven pareja.

 

 

 

-¿Que haces?-Al moreno poco le importo su reclamo, siguió con su plan.

 

 

-Estos son Lili y Susuki, se van a casar esta tarde...pero ella tiene dudas al respecto.

 

 

-¡¿Que?!-Exclamo un escandalizado el novio.

 

 

-Lo siento cariño...

 

 

-¡Hermoso anillo!-Consiguió murmurar antes de partir hacia otra mesa, que estaba a poca distancia.

 

 

-¡Este es Takeo! Ha sido camarero por 3 años, tuvo que dejar la universidad para trabajar. Le gusta el campo, la jardinería y también es gay-El muchacho se veía algo sorprendido, pero termino por darle la razón al peliazul.

 

 

-Bueno, eso es cierto.

 

 

-Este es Mibuchi, odia este lugar, hubiera preferido ser diseñador, pero su pareja lo retiene aquí-El alto muchacho suspiro con tristeza.

 

 

-Él dice que algún día al fin cumpliremos mi sueño de mudarnos...-Finalmente se apartaron de ese lugar, para poder hablar un poco en voz baja, sin terceros.

 

 

-Disculpa, ¿esto es un truco? ¿Es una broma pesada? -Aomine lo miro con seriedad, el no mentía para nada.

 

 

-¿Crees tú que podría hacer algo tan elaborado si no fuera un ser sobrenatural?-El pelirrojo rodó los ojos, ese rollo del ser sobrenatural lo tenía harto.

 

 

-Bueno, ¡está bien! A ver, ¡¿entonces quién es el?!-Apunto en dirección a un hombre de mediana edad, con pelo algo largo y ojos color vino.

 

 

-Es Kaname, trabajaba en una fábrica del lugar hasta que la cerraron, ahora tiene su propio negocio y es la cabeza de la familia, recupero la empresa familiar y ahora son muy prósperos-El señor asintió, dándole la razón al moreno, el pelirrojo le deseo un buen desayuno, para luego apuntar a una mujer robusta.

 

 

-¿Y ella?

 

 

-Es Midori, ella en realidad vino de Taiwán cuando era una bebé, vivía con Junichi hasta hace dos años.

 

 

-Eso es cierto cariño-La mujer les sonrió con amabilidad, Kagami por ultimo apunto hacia la mesa más apartada del lugar. Donde estaba sentado un chico de pelo castaño. No era otro que Sakurai.

 

 

-¿Y él?

 

 

-Él es Sakurai, y...trabaja en una tienda, siempre está chillando y disculpándose por todo, aunque él no haya tenido la culpa, es realmente molesto.

 

 

-¡Hey!-Aomine ignoro las quejas del sujeto, en cambio tomo a Kagami de ambos brazos, para dejarlo frente a él.

 

 

- ¿Como lo sabes?

 

 

-¡Ya te lo dije! ¡Soy una especie de ser sobrenatural! ¡Lo se todo! En 5 segundos un camarero tirara una bandeja con platos, todos se quebrarán. 5...4...3...2...1

 

 

-¡Es una locura!

 

 

 

Y sino el estruendo por toda la tienda. Dejando boquiabierto y pasmado a Kagami.

 

 

 

-¿Y bien?

 

 

-Si, ya es suficiente, te creo-Taiga lo tomo del brazo, lo condujo hasta una mesa, en la cual se sentaron- ¿Y yo que? ¿Que sabes sobre mi ahora?

 

 

-Lo se casi todo sobre ti, sé que esperas algo más de tu vida que un noticiero de la tarde, joder, tus sueños son tan grandes y maravillosos como tu....-La adoración con la que fueron dichas esas palabras casi le quita el aliento.

 

 

-Bueno, creo que eso es muy evidente...

 

 

-Te gustan los perros, pero les tienes miedo porque uno te mordió de pequeño, cuando eras pequeño ibas con tu familia a los festivales de verano, te disgusta el chocolate blanco, prefieres enormemente el amargo. Te apasiona la poesía francesa aunque nunca hayas dominado muy bien los idiomas, tu gusta la ropa holgada y de color negro. Eres muy generoso, eres amable con las señoras y con los niños, incluso aunque te saquen un poco de quicio.

 

 

-¿Como sabes todo eso?-La expresión de Aomine cambio, transformándose en una de desolación.

 

 

-Te lo dije, me despierto y cada día es 27 de marzo, una y otra vez, no hay nada que pueda hacer para detenerlo.

 

 

 

Esa día, toda la tarde y la noche la paso con compañía del pelirrojo, desahogo toda la frustración acumulada de esos años y le pidió perdón por las tonterías que cometió en su adolescencia, por no poder haberlo amado como se merecía, y que le hubiera encantado que su realidad fuese otra. Lloro entre sus brazos con amargura, para finalmente dormir en la misma cama, abrazando con dulzura a su persona más preciada, era una lástima que dicha persona no recordara ese día.

 

 

 

Ni el sigue, ni el que le seguía a ese, sucesivamente.

 

 

 

 

 

Cuando la alarma sonó el ya no estaba entre sus brazos. Fue el peor despertar desde ese primer 27 de marzo, le dejo un sabor amargo...no en la boca, si no en el alma.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Después de esa noche con el pelirrojo, no pudo dejar de pensar en él y en la posibilidad de conseguir ser feliz con él, incluso aunque tuviese que vivir siempre en el mismo día. Primero se esmeraría en mejorar como persona para conseguir su completo afecto. Nada debía fallar, todo debía estar listo en un mes a más tardar.

 

 

 

Inicio el cambio, dándole dinero al vagabundo que siempre le pedía. Le dio un montón de billetes que a él no le harían falta. Después, con el dinero que le sobro, fue a la cafetería y les compro el desayuno a sus amigos.

 

 

 

-¿Quién quiere café chicos? Aún está caliente-La pelirrosa recibió el detalle con gusto.

 

 

-Vaya, gracias por el detalle Dai-chan-Le dio una sonrisa y tomo un sorbo del café que le ofrecio.

 

 

-¿Tetsu?-Le ofreció un bote del portavasos, el cual el más bajo no dudo en tomar.

 

 

-Un batido de vainilla para ti, una mitad de sándwich de atún y con poca mayonesa.

 

 

-Gracias, Aomine-kun...-Hacia siglos que el peliazul no se portaba atento con él, era un verdadero milagro.

 

 

-¿Quieren un trozo de pastel?-En la otra mano traía una bolsa con pastelillos que sabía serian de su gusto. Momoi los rechazo, estaba algo ocupada en ese momento, por lo que solo le dio una sonrisa apenada.

 

 

-No, gracias, estamos preparando todo para filmar.

 

 

-¿Tetsu? Vamos, elige el que quieras-Kuroko dudo un poco en tomar el postre, no solo porque no había desayunado aún, si no porque algo raro debían de tener esas cosas. Al final tomo el riesgo.

 

 

-Bueno, entonces tomare el de frambuesa, gracias.

 

 

-Hable con la junta del vecindario y con el alcalde de la ciudad, me dijeron que en ese punto-Apunto a un pequeño montículo que daba mejor vista al paisaje-podríamos obtener mejores tomas ¿Que les parece?

 

 


-Pues, eso es genial-Comento la pelirrosa, considerando la posibilidad de trasladarse allá.

 

 

- ¿Tu que piensas Tetsu?-Le dio una brillante sonrisa al moreno, feliz por notar que su amigo de la secundaria había vuelto después de todos esos años.

 

 

-Si, vayamos.

 

 

-Buen trabajo Dai-chan-La chica le dio una linda sonrisa y un beso en la mejilla, estaba contenta por ver el cambio para bien que tuvo el moreno en tan poco tiempo, esperaba que algo bueno le hubiese pasado.

 

 

-Gracias, supongo que hoy tuve un poco de suerte. Déjenme ayudarlos.

 

 

 

Y así el mismo día siguió su curso. Empezó a tratar con más amabilidad a sus amigos, iba por las tardes a la cafetería y convivía con toda la gente del vecindario. Tomaba algunos tragos con los trabajadores y obreros de las fábricas del lugar, jugabas shogi con los viejitos del hostal, e incluso estaba yendo a clases de piano, su avance era notable en cada primera clase que tenía. Aprendió unas 4 lenguas diferentes durante su estancia, hangul, turco, francés y algo de español.

 

 

 

Todo iba bien por donde pasaba, se encontraba con gente agradable y situaciones normales...

 

 

 

 

No fue que reacciono hasta que se encontró con esa poco común escena.

 

 

 

 

Un vagabundo que le estaba pidiendo dinero para sopa cuando Salió un poco más tarde de lo normal en el bar. El hombre estaba en los huesos, no le costó nada levantarlo con sus brazos. Lo llevo al hospital más cercano para que atendieran al anciano, se veía que había sufrido mucho a lo largo de su vida...

 

 

 

-Lo lamento, hicimos todo lo que pudimos, pero estaba demasiado desnutrido. Simplemente ha dejado de respirar.

 

 

-No...no puede ser, si hasta hace rato estaba pidiendo de comer.

 

 

-No se sienta mal señor, hizo lo que pudo, además...piense en que le dio la oportunidad de disfrutar de una buena cama y cuidados antes de partir.

 

 

 

Lagrimas corrieron por su rostro. No iba a aceptar tan fácilmente su partida.

 

 

 

Días 27 pasaron, dejo de lado su principal propósito. No podía dejar a Yoshio solo, el señor no era mala persona, solo se había visto afectado por la traición de sus hijos, los cuales le quitaron el negocio y lo corrieron de su propia casa. Un día de esos, cuando el hombre lo miro a los ojos y le dijo que le daba las gracias por todos esos intentos de salvar, que ya era suficiente, comprendió que debía empeñarse a ayudar a las demás personas, y debía aprender a dejar partir a los que ya no les tocaba quedarse.

 

 

 

Así fue como inicio su plan para evitar todos los accidentes en ese vecindario de Okayama. Evito que un niño se desnucara después de caer de un árbol, evito un choque, 3 asaltos y el intento de violación de una muchacha. Los actos heroicos iban en aumento cada que descubrió más situaciones que debían ser solucionadas. Siguió practicando y practicando muchas más cosas, adquirió varios conocimientos.

 

 

 

Cuando finalmente decidió que debía parar, habían pasado ya 5 años desde que había iniciado ese bucle del tiempo.

 

 

 

 

 

Ese sería el día en que invitaría a Kagami Taiga al hanami de esa noche.

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Hizo su rutina normal, justo como la había llevado todos esos años, se despertó con la misma alarma de siempre, prendió la radio y recito alegre los diálogos, imitando la voz gangosa del locutor, que había descubierto se llamaba Mitobe, no solía hablar en persona. Se bañó con el agua fría, que ya no le resultaba desagradable después de tantas veces bañándose con ella. Se vistió y arreglo con esmero, se perfumo y todo el asunto.

 

 

 

Mantuvo una cordial conversación con el señor Genta sobre su reportaje de ese año, para luego saludar a la señora Shizuka y pedirle que alargara su estancia hasta mañana, aunque sabía que no habría cosa como esa.

 

 

 

Se fue de lo más campante y feliz a la locación donde normalmente filmaban, encontrándose en el proceso a Kise.

 

 

 

-¡¡Kise!! ¡Amigo!-Al rubio se le fue todo el color de rostro ante ese tipo de recibimiento, Aomine nunca le habia dicho amigo...

 

 

 

-Si...¡ese soy yo!

 

 

 

-Ven, ¡platícame que ha sido de tu vida! Por supuesto que me encantaría comprarte un montón de boletos, ¿tendrás para viajar a Canadá? Me apetece ir a sus aguas termales- Y así soltó una gran charla hasta que harto al rubio de tan parlanchín que estaba ese 27. Dio un reportaje animado y lo alargo 2 minutos más de lo que normalmente hacía. Satsuki y Tetsu lo miraron extrañados, pero no comentaron nada. Incluso evitaron soltar oraciones fuera de lugar cuando el moreno les pidió el celular del pelirrojo, ya que quería verlo en el hanami de esa noche.

 

 

 

-Claro...toma, este es su número.

 

 

 

-¡Muchas gracias Tetsu! ¡Este día promete ser maravilloso!

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

Se arreglo a conciencia para esa noche. Justo cuando vio llegar al pelirrojo fue que empezó a tocar su canción favorita en el piano que tenían los chicos ahí. Habían montado un pequeño escenario para que disfrutasen de música en vivo. Por la mirada que le regalo el de ojos rojos sabía que estaba muy impresionado.

 

 

 

-Y esta pieza está dedicada a la persona más bonita del lugar...Kagami Taiga.

 

 

 

Muchas de las personas de ahí le aplaudieron, aclamando su nombre. El pelirrojo pudo escuchar los chismes que se contaban un grupo de señoras que vivian por el vecindario. Se acerco un poco para escuchar más sobre el moreno y lo que había pasado ese día con él. Estuvo impactado al escuchar todo lo que decían las señoras, incluso más de lo que estuvo cuando recibió su llamada, en la cual lo invitaba a ir con él esa noche.

 

 

 

-¿Sabías que el salvo al hijo de Hitomi esta tarde?

 

 

-¡Oh! ¡y eso no es lo único que hizo! ¡Shige se atoro con una salchicha en el restaurante esta tarde! Lo salvo de que se ahogara.

 

 

-Oi por algún lado que también ayudo a capturar al pervertido que estaba rondando por las calles, dios, que bueno que ese hombre llego a este pueblo.

 

 

 

Kagami no podía creer todas las cosas buenas que estaban hablando sobre su Aomine, no parecía ser el mismo incluso. Escucho con atención la pieza que se le dedicaba, sintiéndose especial de tener la atención de la persona que ahora estaba llamando tanto la atención. Una vez que termino la canción, los ojos azules le buscaron entre el público finalmente encontrándolo en una de las esquinas más apartadas del escenario, debajo de un gran y bello cerezo.

 

 

 

Le dio una sonrisa brillante, como las de esa época en donde eran más cercanos y no aprecian unos simples extraños, jugando a esconder sus sentimientos por medio de peleas tontas y que realmente o importaban. Era tan solo que no encontraba otro modo de mantener su atención, pero parecía que al fin estaba mirándolo objetivamente.

 

 

Aomine se bajó del escenario, saludando a varias de las personas que se encontraban por ahí, para finalmente llegar hasta donde estaban sus amigos, el pelirrojo y su equipo.

 

 

 

-Hey, ¿podría robarme un ratito a su chico? -Sabia que se lo dijo a Tatsuya, ya que lo estaba mirando directamente a él, el chico de fleco no dudo para nada en la respuesta que le daría.

 

 

-Adelante negro, es todo tuyo.

 

 

-¡Tatsuya!-Murmuro avergonzado el pelirrojo, ¿cómo es que su hermano lo cedía tan fácilmente al moreno?

 

 

- ¿Que? Ya no te quejes y mejor ve.

 

 

 

Siguió las ordenes de su hermano, que le sonreía alegre. Himuro sabía perfectamente que él seguía amando con todo su corazón al moreno, y eso...tal vez lo dejaba algo impresionado. ¿Acaso era tan fácil de leer? El peliazul le tendió una mano para que lo acompañara, así estuvieron todo el rato en el que fueron caminando.

 

 

 

Y bien...¿cómo es que repentinamente eres la persona más popular del pueblo? ¿Acaso los contagiaste con tu egocentrismo y te hicieron su ídolo? -Inquirió para satisfacer su necesidad de respuestas. El moreno soltó una carcajada, para luego darle un empujón suave.

 

 

 

-No pasa nada fuera de lo normal, Kagami-La mano del moreno le sostuvo con más firmeza, el tacto era tan cálido...

 

 

-No me digas algo como eso, sabes que pasa algo-Lo miro a los ojos, notando que algo escondía con rapidez. No podía haber secretos entre ellos.

 

 

-Bueno, es cierto, pasa algo, ¿quieres la versión larga o corta?-Murmuro en su oído, acercándose peligrosamente a su cuello. Se retiro luego de unos segundos, en los que inhalo el aroma de su piel.

 

 

-Empecemos con la corta y sigamos desde ahí.

 

 

 

Se fueron retirando hasta la esquina más abandonada del parque para platicar a gusto, además, ahí el peliazul tenía una mochila que dejo en una de las bancas. Ya estaban a punto de llegar, hasta que se encontraron con Kise.

 

 

-¡Hola Aomine-cchi! ¡Dios! ¡Kagami-cchi! ¡¿Eres tú?! ¡Que bien te ves!-El rubio revoloteo alrededor de ellos, poniendo algo nervioso a Kagami, tratar con ese alegre personaje era algo difícil.

 

 

-Hola Kise, ¿cómo has estado?-Le respondio el saludo, con una pequeña reverencia.

 

 

-De maravilla, ¡nuestro negrito de aquí decidió comprar unos cuantos boletos en primera clasepara algunos vuelos que voy a pilotar! ¡Ya quiero que viajemos a Canadá! Conozco lugares muy bonitos allá, bueno, mi jefe me espera, ¡nos vemos luego chicos! -Les dio unas cuantas palmadas en los hombros y se retiró con la misma rapidez con la que había llegado, apenas y les dio tiempo a ambos para despedirse.

 

 

-¡Nos vemos!

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

-¿Porque no puedo mirar?-Aomine había estado agachado en el suelo un buen rato, haciendo quien sabe que en la libreta que saco de la mochila que dejo en la banca. Lo tenía sentado ahí desde hace un rato, aunque eso no le molestaba realmente. Tan solo se encontraba curioso por saber que es lo que tanto ocultaba el moreno.

 

 

-Porque me pones nervioso-La respuesta que le dio con ese tono de voz entre avergonzado y molesto le pareció adorable.

 

 

-Apurate, ya estoy cansado y me gustaría regresar al hostal-Balanceo sus pies, algo inquieto. Aomine sonrio mientras seguía garabateando en su libreta.

 

 

-Solo trato de compensar todo lo que has hecho y sentido por mí a lo largo de estos años. Muchas gracias...-Kagami entrecerró los ojos, tocado en el corazón por las palabras de agradecimiento que le dedico el peliazul.

 

 

-Ha sido un placer quererte Aomine...no necesitas regresarme el favor-Se habia resignado a que lo suyo quedara en un recuerdo, no quería hacerse muchas ilusiones de esa noche...pero disfrutaría el momento mientras pudiera.

 

 

-Eres demasiado amable, Bakagami, déjate consentir, ¡hombre!-El reclamo de Aomine lo hizo reír. Ya algo impaciente se levantó de la banca. Noto que Daiki ponía una mueca de tristeza porque se hubiese levantado.

 

 

- ¡Está bien! ¿ya has terminado con eso? -Intento darle un vistazo, pero solo recibió una mirada de advertencia. Levanto ambas manos en señal de paz y volvió a sentarse en la banca. Al parecer estarían ahí otro rato.

 

 

-Aún tengo que darle los detalles finales a esta cosa-La concentración en su rostro se notaba, por lo que espero otros 5 minutos para interrumpirlo.

 

 

- ¡Vamos Aomine! Estoy que me caigo de sueño...-Aomine se rio por el tono infantil que uso, para al fin dejar de mover el lápiz que estuvo usando.

 

 

-Dame un segundo, deja lo cambio de ángulo para tener más luz- Fue entonces cuando le mostro un bello retrato de él, realmente fiel a su rostro. El marco también estaba dibujado por el moreno, lleno de flores de cerezo. Era simplemente tan...

 

 

-Hermoso...

 

 

- ¿Tú lo crees? Siento que no capta por completo tu belleza-El moreno lo miro desde más ángulos, como intentando comprobar que lo que pensaba era cierto.

 

 

- ¿Como dices eso Aho? ¡Me encanta! ¿Como aprendiste a dibujar?

 

 

-Conozco tan bien todas las líneas y formas de tu rostro, que podría hacerte una escultura aun con los ojos cerrados...-El pelirrojo callo repentinamente, sucumbiendo a la amorosa mirada azulada. Ya no eran ojos fríos nunca más, ahora había un fuego latente en esos irises. Cayo un poco en cuenta de que significaba el que le dijera eso en ese instante. Su corazón se derritió del amor que le tenía, le recordaba tanto a esos momentos de su juventud.

 

 

-Esto es tan romántico...dios, no sé ni que decir.

 

 

-Yo si...Da igual lo que suceda mañana, o el resto de mi vida, recordare este momento por siempre... me hace feliz estar a tu lado, ¿sabes por que?-Aomine se arrodillo frente a el, mientras que el se inclinaba para enfrente, quería tener una mejor vista de esos zafiros.

 

 

-No...

 

 

-Porque te amo con toda mi existencia, Kagami Taiga-No hubo cabida para las dudas en ese instante, el pelirrojo seguía sintiendo lo mismo que él, aun con todo el paso del tiempo y los problemas que hubo entre ellos-Aomine le tomo el rostro con sus dos manos, acariciando con delicadeza y suavidad. El poso una de sus manos en las contrarias, para acercarse un poquito más, hasta que sus narices se rozaron.

 

 

 

-Yo también te amo Daiki, nunca deje de hacerlo...

 

 

 

Compartieron un tímido beso, Chocando con torpeza sus labios. No pudieron decir que fue el mejor beso que si habían compartido, pero si el más importante. Porque en el momento en que Kagami se vio reflejado en esos ojos, pudo comprender finalmente por todo lo que había pasado Aomine para llegar hasta ahí. Se echó a llorar a sus brazos, totalmente conmovido, se abrazaron durante largo rato. Sin decir nada. El único sonido que escuchaban desde la lejanía era la de una bonita pieza de piano. Todo un clásico.

 

 

 

Finalmente se fueron a la habitación de Aomine, quien parecía reacio a dejar partir al pelirrojo. Lo convenció de quedarse esa noche, aunque no batallo mucho para que su querido tigre aceptara.

 

 

 

-Te amo mucho, muchísimo-Aomine tenia entre sus brazos a su razón de existir, había muchísimas razones para sentirse realizado en ese instante, no le molestaría para nada vivir ese momento una y otra vez.

 

 

-Lo se...-El moreno puso un puchero ante tal contestación, que hizo reír al pelirrojo un buen rato. 

 

 

-Oh, ¿no me contestaras con un yo también?-Se hizo el dolido, apartando un poco su rostro del contrario.

 

 

-Si ya lo sabes, ¿para que preguntas? -Kagami se relajó gracias a las caricias en su espalda. Traía puesto incluso los zapatos, pero se encontró poco dispuesto a abandonar su lugar al lado del moreno solo para quitárselos.

 

 

-Tenia las esperanzas de que me quisieras lo suficiente para dejar de ser cruel, ya veo que no es el caso-Kagami le dio unos cuando besos en el pecho y las clavículas, disfrutando del momento enormemente.

 

 

-Ya cállate y duerme, Aho-Dirigio una de sus manos al pelo corto de su amado, acariciándolo en un intento de darle un poco de tranquilidad al moreno.

 

 

Sintió como los brazos que envolvían su cintura se quedaban demasiado tenso. El moreno tenía su cabeza oculta en su pecho de repente, su actitud le pareció terriblemente infantil, pero no dijo nada. Tal vez porque él estaba incluso más triste por saber que pronto olvidaría ese día tan maravilloso, si, él era al fin consiente de todos esos días pasados.

 

 

-No quiero que te vayas, no quiero que el día de hoy acabe jamás...

 

 

-Por favor, no digas eso, ten la certeza de que no importa que día sea, mi corazón seguirá queriéndote como la primera vez o incluso más- Compartieron un último beso, para finalmente irse a dormir. El pelirrojo no puso quejas ante el fuerte agarre que mantenía en su cintura, le hacía sentirse un poco menos desolado...Entonces, finalmente sus respiraciones se calmaron y cerraron los ojos, para quedar dormidos.

 

 

 

 

 

Y sin piedad alguna...la alarma volvió a sonar dando las 6:00 am.

 

 

 

 

 

Aomine se encontró nuevamente solo en su habitación, con esa molesta canción que tenia de alarma. Quiso sentirse bien por el día anterior, pero apenas y encontró fuerzas para esbozar una sonrisa triste. Odiaba no poder conservar esos momentos tan bonitos ni poder darles su debida continuidad.

 

 

 

Extrañaría el abrazo apretado que le dio su amado ante de irse a dormir.

 

 

 

Apago la alarma y se incorporó, para luego prender la radio del celular. Justo iba a iniciar con la imitación de la voz gangosa, cuando escucho otra visiblemente diferente, que hablaba sobre el famoso meteorólogo que había causado todo un alboroto por el pueblo con sus heroicas hazañas.

 

 

 

-¡Vaya! Si de por si así eres insoportable con tu ego que llega hasta los cielos, no me imagino que tan emocionado estas en estos momentos-Se dio la vuelta en dirección a donde escucho la voz, a sus espaldas, estaba un recién bañado pelirrojo, que le sonreía coqueto, para quitarse la toalla en una notable provocación. Aunque al ver que no iba a su encuentro, el chico termino por ponerse un albornoz que daban en el hotel.

 

 

-Taiga... ¿que día es hoy?-Kagami le sonrió con amor, para luego abrir los brazos, invitándolo a un abrazo, el moreno corrió de inmediato al ver el gesto, resguardándose en el calor de sus brazos.

 

 

-Es 28 de marzo amor-Ese apodo le sonó tan perfecto, no pudo evitar que algunas lágrimas corrieran por su rostro.

 

 

-¡¿QUE?! ¿Hablas enserio? Todo esto fue un sueño...

 

 

-No, me temo que no lo fue, al parecer el destino te querida dar una bien merecida lección. Dios, todavía no me creo que sea 28, ¿según tus cálculos han pasado 5 años desde que estabas atrapado en el 27 no es así? -Kagami lo aparto un poco de él, para poder mirarlo directamente, queriendo comprobar si era posible que estuviesen ahí los dos juntos. El moreno le tapó la boca, parando su monologo. Le sonrió coqueto para al final decir-¡Deja de esta balbuceando tantas mierdas inútiles y bésame!

 

 

-Como ordenes, estrella del canal-Gracias a esa pequeña broma ambos sonrieron mientras se besaban. Se separaron un poco, pero sin dejar de abrazarse. Aomine estaba tan emocionado por como todo había acabado...Le dio un beso en la frente al chico, para luego decirle con toda su emoción cuanto le quería.

 

 

 

-Te amo, aunque seas un Bakagami.

 

 

 

-Yo también te amo, Ahomine.

 

 

 

Estuvieron un rato acostados, hasta que el moreno quiso salir a ver si era de verdad que toda esa tortura había acabado.

 

 

 

-Sabes que te adoro tigre, pero suéltame, tengo que comprobar algo en este momento.

 

 

 

Y así, en pijamas como estaba, se puso la bata y salió descalzo, para contemplar con sus propios ojos las bellas flores de los árboles de cerezo, asombrado por la belleza de ese día que anunciaba un nuevo y gran futuro. Gente diferente a la del día anterior pasaba por la calle frente al hostal, el paisaje era incluso diferente de lo usual, las calles comenzaban a estar cubiertas por las pequeñas flores. Era una vista, que si bien parecía normal para los demás...Para él era el mismo paraíso.

 

 

 

-Aomine...-Kagami fue tras el, con unas pantuflas puestas. Se paro finalmente a su lado, para tomarle de la mano.

 

 

-Dios, estas aquí, tú te quedaste...-El chico le dio un beso otra vez. Para luego sonreírle con todos los dientes.

 

 

-Claro, tú me pediste que lo hiciera.

 

 

-¿Y si te pidiera que te quedaras toda la vida?- Se tomo su tiempo para pensarlo, para luego tirarlo al suelo y darle un largo beso.

 

 

-Pues si, ¿por que no?

 

 

-¡Gracias! ¡Muchas gracias!-Aomine lo abrazo para dar algunas vueltas por el piso, seguro se estaban ensuciando, pero eso era lo de menos... al fin había un futuro para ellos. Kagami soltó alguna que otra carcajada ante eso.

 

 

-¿Por que?

 

 

-Por ser mi razón para vivir, por convertirme en una mejor persona.

 

 

 

 

 

Se metieron al hostal de nuevo, se cambiaron y caminaron de la mano alrededor de todo el pueblo, con una sonrisa en el rostro y sin tener que cuidar que no fuesen vistos por los demás. Ahora su amor era libre. Así fue como dio por terminado ese largo día, dando paso a un maravilloso futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juntos.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer c:


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