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The Secret por Jack Neptune

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Notas del capitulo:

Yujuuuu, volví, disculpen la demora pero en realiidad me hacía falta un tiempo de descanso, aún tengo mis lagunas mentales, pero de que sigue el libro, sigue. Perdonen los errores ortográficos, los arreglaré despues, gracias a las personas que me dieron su apoyo y mensajes motivacionales.

DISFRUTEEEEN.

Dejando el revuelo formado en el comedor de Sonnenkonig atrás, era un día común y corriente en La Muerte Nómada, algunos cazadores iban de misión asesinando brujas o alguna criatura mítica para recibir alguna recompensa  y otros se quedaba en el círculo, este era el caso de Andrómeda. La ex Guardiana  Celestial estaba en su lugar favorito del círculo, el jardín de rosas rojas, ubicado detrás del castillo gótico.

El día era gris como de costumbre, sin embargo las rosas adornaban el lugar dándole más alegría al entorno; o eso pensaba la castaña rojiza. Acababa de hacer una misión para capturar a un contrabandista de hadas que vendía el polvo, las alas y la sangre de las pobres criaturas a grandes precios a brujos y alquimistas, sin embargo su misión no era nada beneficiosa. Como siempre usó sus encantos para manipular al hombre, Emma robó su mercancía y Nicolás asesinó al contrabandista…y bueno, la mercancía ahora pertenece al líder del círculo y el trío obtuvo su merecida paga.

Recorría cada rosal, tocando y admirando las rosas ya que eran sus favoritas. Y el amargo recuerdo de su novio le bombardeó la mente, Perseo constantemente les regalaba rosas a Andrómeda y ella siempre halagada  por los pequeños regalos de su amante. Y algo peor, las noches donde compartían cuerpos desnudos en la cama, momentos llenos de amor y dulzura donde sentía a su hombre besándole el cuello, tocándole el cabello, susurrándole “te amo”, mientras ella se aferraba a esa ancha espalda y olía la fragancia que le volvía loca…recuerda aquella canción que le cantaba a su amante después de hacer al amor para dormirlo.

I know you, I walked with you once upon a dream
I know you, that look in your eyes is so familiar a gleam

Tomó una rosa y caminaba lentamente entonando la dulce canción con una melodiosa voz, melancólica pero muy hermosa a  la vez.

And I know it's true that visions are seldom all they seem. 
But if I know you, I know what you'll do,
You'll love me at once, the way you did once upon a dream

 Sin embargo ella sabía muy bien que su cuerpo ya no le pertenecía a Perseo, no desde aquel trabajo que le terminó de quitar el nombre de su hombre de su piel. Y por eso, lágrimas de amargura y tristeza bajaron por sus mejillas dejando claro lo rota y podrida que estaba su alma.

Sin darse cuenta una mariposa blanca de un peculiar brillo revoleteaba en su rostro, hipnotizada en como la luz se difuminaba por el movimiento de las alas.

Sígueme

Juró escuchar en su mente, la suave voz de una chica.

Sígueme por favor.

La mariposa voló a la derecha, para detenerse y revoletear en círculos. Instintivamente decidió seguir al animal, la mariposa tomó de nuevo vuelo, guiando a la princesa a unas enormes paredes de hiedra y enredaderas, hasta lo que parecía ser la entrada a algo...el laberinto.

La Señora está esperando por usted.

Se divisaba  enormes paredes de hierbas con pequeñas flores, por muy extraño que pareciera, Andrómeda tenía la intuición de saber que camino había que tomar en el laberinto, mucho antes que la mariposa entrara por los pasillos. Mientras más se adentraba en aquel confuso lugar, niebla aparecía como un manto blanco cubriendo toda el área; después de un tiempo cruzando y atravesando los misteriosos pasillos bañados en niebla, llega al centro del laberinto, el lugar estaba nubloso, mucho más que en los pasillos. Mariposas blancas volaban por todos lados, adentrándose y saliendo de las  cortinas de niebla, en el centro de todo, la castaña rojiza pudo divisar el típico altar de jardín, de madera blanca, con una cortina del mismo color con delicados ornamentos que colgaba al frente.

La chica estaba seguro que ese lugar era donde se encontraba el oráculo del círculo, jamás había entrado pero tal vez pensaba que era un buen momento, cuando se acercó, pudo ver un búho de plumaje níveo en la punta de acero del techo, este estaba de espaldas y su cabeza la volteó mostrando sus destellantes y amenazadores ojos azul eléctrico y su característico ulular, algo intimidada corre la cortina y entra al altar…Solo había oscuridad, como el abismo mismo, la tenue luz detrás de ella solo podía alumbrar una vasija con lo que parecía agua dentro de ella y una delgada silueta cubierta por ropajes blancos.

― Adelante por favor― la voz de la oráculo era sabia, juvenil y elegante al mismo tiempo.

Andrómeda acata la orden y termina de entrar sintiendo como la luz se difuminaba debido a la cortina.

― ¿Andrómeda, cierto?- pregunta.

― S-sí, soy yo- responde la castaña rojiza impactada, jamás recuerda haberle dicho su nombre en algún momento.

― “La Domadora de Hombres”…un lindo nombre― traduce la oráculo, soltando una risita― Vamos mi niña, acércate más…déjame ver tu cara.

 Andrómeda caminaba lentamente, aquella mujer no era la misma que vio la otra noche, esta vez irradiaba un aura de misterio y poder. Se acerco lo suficiente hasta ver la silueta con más nitidez, y el reflejo de ella misma en la vasija.

― Soy el oráculo, aquella que quita el velo entre el bien y el mal y te muestra las encrucijadas que deberás tomar, ¿Cuál es tu pregunta, princesa?―  inclinó un poco su cuello y sus ojos verdes brillaron, su luz atravesaba el velo blanco que la cubría.

― Mi futuro…quiero saber que me deparará― su voz se volvía delicada y temblorosa, ya que si estaba aquí, entonces quería saber que desgracias le esperaban.

La pitonisa alza sus brazos y los mueve tal serpiente, un gas sale desde el suelo y bailaba junto a sus prendas níveas, mariposas blancas emergían de los espirales que se formaban en la neblina, revoleteando por doquier con su particular brillo; Andrómeda admitía que ese misterioso gas tenía una fragancia exótica y embriagante, se sentía algo ya mareada.

El agua de la vasija comienza a brillar de un macizo color plateado, ahora se podía detallar que las prendas del oráculo estaban decoradas por motivos dorados e inclusive su velo, que tenía un ojo en el medio de donde iban sus destellantes ojos verdes.

― Querida domadora de hombres,  antes de mirar a las montañas debes observar al océano y sus entrañas.

Montañas…Océano…Entrañas.

Susurros de chicas jóvenes se escuchaba por todo el lugar, repitiendo lo que la pitonisa recitaba, la ex Guardiana Celestial deducía que las mariposas eran las causantes de aquel eco, lo mismo con aquel insecto volador que la guío hasta aquí.

 ― En tus manos sangre fluía, fuiste la protagonista de la muerte de tu contratista…Y como estrella caída, llegaste aquí con tu alma herida.

Sangre…Protagonista…Muerte…Estrella…Herida.

Andrómeda se encontraba perpleja, era verdad, sus pecados salían de la boca de la pitonisa y para agregar la cereza en el pastel, su recuerdos se afloraban  en su mente rodeados de una extraña neblina…Recuerda esa noche, fue invocada por una astróloga para ayudarla con un dragón que atormentaba su pueblo, algo salió mal, intentó asesinar a la bestia pero por un mal cálculo, la astrologa se atravesó en el camino, Andrómeda vio como su invocadora cae al piso…con una espada atravesándola. Poco después recuerda a Lady Asteria, con una mirada que jamás olvidará, fría y desgarradora como esa noche donde vio morir a la chica y el dichoso  dragón  que fulminó todo a su paso.

Como sentencia de las estrellas, fue desterrada para siempre.

Pobre alma en desgracia, vagando como ángel sin alas…encontró refugio dando de su fruto a hombres llenos de arrogancia.

Desgracia…Ángel…Refugio…Fruto…Arrogancia.

Lágrimas fluían como el mismo río Estigia por su rostro, asesinar a un humano la arrastró al lado oscuro de la Tierra, necesitaba un lugar donde comer y dormir, y lamentablemente lo encontró en un lugar donde daría su cuerpo como paga. Cada noche venían hombres a su habitación, algunos eran mas bestias que otros, lamían su cuerpo, tocaban sus genitales sin permiso, la jalaban del cabello…era un calvario. Ella no sabía de este lado tan sádico del sexo, Perseo le mostró la dulzura, el éxtasis y las maravillas del orgasmo, todo un manjar divino…pero ellos solo le hacían llorar y suplicar clemencia, después que terminaban de usarla, Andrómeda lloraba a más no poder, en el suelo estaba  desnuda y toda sucia en el cuerpo y alma, incluso vomitaba por lo repulsivo que era ser tocada por sucios hombres…su cuerpo ya no le pertenecía a su héroe, hombre que no quiso despedirse de ella, el día de su destierro.

― Sin embargo, en una noche del placer encarnado…tú último cliente fue el líder de humanos encantados.

Noche…Placer…Líder…Encantados.

Con el tiempo fue ganando fama en aquel prostíbulo, fue nombrada La Primadonna, es decir, la prostituta principal, ganándose el odio de muchas de sus compañeras y el deseo de los clientes, la dueña del lugar cobraba un alto costo por pasar la noche con Andrómeda, todo gracias a su belleza, incluso su nombre artístico paso a ser “Madeleine”. Que hasta era obligada a hacer pequeños conciertos en vivo con prendas provocativas para atraer a más clientes. Y en una de esas noches se encontró con Leónidas, quien sabía de su paradero y la ayudó a escaparse, solo recuerda haberse quedado dormida en el trayecto y al despertarse ya era miembro oficial del La Muerte Nómada.

La princesa apretaba con fuerza el collar que siempre llevaba encima, recordar todo su doloroso pasado la ponía débil, y siempre tenía fe en que sus padres estaban con ella, por eso tanto apego al collar.

― Pero mi amada niña, tus cadenas serán expulsadas, busca la respuesta en la isla de las codornices, y cuando el sol se rompa….como rosa de primavera, despertarás de tu letargo.

Niña…Cadenas…Respuesta…Codornices…Sol…Rosa…Letargo

Esa es mi lectura de tu destino.

― ¿Eso es todo?, ¿Qué quiere decir con lo último?― la princesa algo descolocada deseaba mas respuestas, la pitonisa se enfrascó más en su pasado que en su futuro, y la manera que predecía su destino eran tan fácil y arcaica a la vez.

― Solo tú sabrás como quieres que termine tu vida, yo solo doy vías…nadie más que tú para elegirlas o hacer nuevas― la vasija  pierde el brillo, y la chica se levanta haciendo sonar los adornos que llevaba en el cuerpo como pequeñas campanitas.

Andrómeda le daba toda la razón a la chica del velo, se limpia las lágrimas y respira profundo, pero de cierta manera tenía algo de esperanza en que pueda quitarse el calvario de encima.

― Tienes un potencial muy interesante dentro de ti, tal vez yo pueda ayudarte.

― ¿Cómo dices?

― Hay algo en ti que no conoces, que al igual que tú…duerme plácidamente― se acerca mas a la chica, y la neblina baila y se espesa en lugar, las mariposas eran las únicas fuente de luz allí, dando un tono misterioso.

― Exactamente, ¿a qué te refieres?― por instinto la castaña rojiza decide alejarse un poco.

― Acepta mi ayuda, y quitaré el velo de tus ojos― la neblina se alza y las mariposas forman un círculo, una danza espectacular.

― Un momento…mariposas, el búho, presagios y en especial la neblina― la princesa no cree en lo que está pensando― Usted es…

― No digas nombres en vano, princesa…es mejor evitar la presencia de entidades innecesarias, pero acertaste en lo que piensas.

― ¿Cómo es que usted está aquí?― no podía creer a la mujer que estaba frente a ella.

― Son cosas que no puedo mencionar y que se sabrán en su momento…pero volviendo al tema principal… ¿aceptas mi oferta?, te aseguro que será importante si quieres liberar tu alma― levanta su palma esperando ser estrechada.

La princesa estaba algo dudosa, tenía más preguntas que respuestas, y el que esta mujer esté en el círculo solo agregaba mas misterio al asunto, bueno…el misterio era la especialidad de esa mujer, sin embargo muy en el fondo recuerda que Lady Asteria le contaba lo amable y benevolente de la mujer disfrazada de Oráculo…y que si te ofrecía ayuda, era mejor aceptarla. Y tenía verdad su ex líder con otras cosas hacia ella, ambas tenían la misma aura maternal…era como hablar con la soberana de las estrellas.

― Acepto…supongo―estrecha la mano de la contraria.

― Te juro que no te arrepentirás…tus palabras lazos serán, y si los quieres cortar, tu promesa deberás completar ―  recita el hechizo y un escalofrío sube por el brazo de la princesa y un aura entre el blanco y el plateado abrazaba los miembros superiores de ambas mujeres, poco después desvanecen― ahora eres una discípula de la Señora― se sueltan de manos.

― ¿Y ahora que tengo que hacer?― pregunta dudosa por su elección.

― Simplemente…ver a través de la niebla― suelta una risita haciendo que sus ojos brillen aun más.

 El gas se espesa en la habitación, dejando en un trance a la princesa, solo recuerda ver la silueta del oráculo, el misterioso verde de sus ojos también desaparece, y jura haber visto a dos mujeres colocarse a cada lado de la vidente, después de eso todo se vuelve oscuro y cae inconsciente al suelo.

Samantha, la bruja del tiempo yacía recostada en las columnas traseras del castillo, observando la entrada al laberinto y como una delgada cortina de humo blanco sobresalía de los altos muros de hiedra. Movía su mano derecha circularmente haciendo levitar varias cartas del  Tarot, su mano se detiene y las cartas quedan suspendidas en el aire formando un circulo, toma todas las barajas y con su mano izquierda las lanza al aire formando un triangulo invertido, observa La Estrella, La Reina De Copa, La Luna; El As y Diez de Espadas y el Nueve De Oros respectivamente.

― Sin dudas siempre tienes un As bajo la manga, ni yo sé con exactitud lo que planeas― piensa, mientras analiza la lectura de cartas, sin más chasquea los dedos y las barajas desaparecen.

Le da una última mirada al laberinto y se voltea desde sus tobillos y se marcha, sin embargo al llegar al salón principal de estilo gótico con muebles de terciopelo, casi llegando a la salida, se encuentra al Sacerdote. Este al parecer la esperaba, por su sonrisa y su mirada penetrante, la típica de un depravado religioso.

― ¿Te vas tan rápido?― se levanta de su asiento y se dirige a la chica.

― Que seas tan amable no es propio de ti― le brinda una mirada escéptica.

― ¿Qué un compañero no puedo preocuparse por uno de los suyos?― finge indignación, colocando una mano en su pecho.

― Creería mil veces más en la inexistente bondad de una Quimera que en la tuya… ¿Qué quieres?

― Vamos, ¿puedo hablar contigo en privado?

― Que sea aquí mismo― sentencia con voz fría.

― Hay muchas orejas y ojos― hace referencia a otros cazadores que paseaban por el salón.

La chica alza su dedo índice y corazón derechos y hace un ademán en arco, los cuerpos de los terceros se inmovilizan y no se escucha nada más que el mismo viejo silencio, dando entender de que el tiempo fue sellado.

― ¿Y ahora?― alza una ceja.

― Fue innecesario, pero si insistes― aclara su garganta― ¿Tienes algo que hacer ahora?, te veo apurada.

― Lo estoy, no soporto este lugar…huele a desesperación. Lo mío es vagar por el mundo― desvía la mirada a un punto aleatorio de la sala.

― Oh, ¿A qué lugar irás ahora?― pregunta con cierto encanto.

― No lo sé, Canadá, Sierra Leona o quizá Perú― alza los hombros, de hecho pensaba la última vez que fue a Lima, volver allí no le vendría mal― Pero no creo que eso sea lo que quieres saber.

― Así es, me preguntaba qué tipo de misión le ordenaste al trío de estrellados en este instante.

― ¿Te refieres a la psíquica, la Guardiana Celestial y el astrólogo?― pregunta algo absorta.

― Emma, Andrómeda y Nicolás― corrige.

― ¿Y porque te interesa tanto?

― Quizá porque el italiano ese ha estado teniendo mucha atención de Leónidas, y su maldito ego me ha estado hartando…tal vez boicotearle su plan, haga que las cosas vuelvan a su curso natural― sonríe.

― Altair, no estoy preparada para escuchar tus berrinches amorosos en este momento, además no creo que a tu jefecito le guste que se estén matando entre sí…Y menos por su patético plan. La misión se la encomendé a la psíquica, ella se encargará de informar a sus otros dos compañeros, donde sea que ambos estén― empieza a caminar y pasa de largo del sacerdote.

― ¿De qué lado estás?, aportas a la misión pero siento que te da igual…es como si quisieras ganar algo aparte de ello, si no te importará no estarías aquí, y he escuchado que esa misión de aquel trío es la más importante del momento, ¿de dónde sacas información para nosotros?― cuestiona haciendo que la chica se detenga en seco.

― Por supuesto que quiero ayudar a Leónidas, quiero que sus sueños se hagan realidad…pero la manera en que la ejerce, no le garantizo la victoria...por eso debo intervenir― opina con voz seria, se voltea y sus ojos dan un aura de misterio y poder― Y mi información no es de tu incumbencia.

― ¿Y qué te ofrece a cambio?, Leónidas nos recompensará con lo que más queramos si se logra su cometido― su voz suena curiosa.

― Tres cosas…me dará tres cosas muy importantes para mí― vuelve a caminar y lanza una carta al aire, que se convierte en portal

La chica voltea de nuevo la mirada con toda la calma del mundo, sin dejarse inmutar por las preguntas del sacerdote.

― Lo sabrás en su momento…hasta luego― entra en el portal y junto con este, desaparece. Y el tiempo vuelve a la normalidad.

― Curioso, a todos los demás solo nos ofreció una sola cosa…¿y porque a ti tres?...¿tan importante eres para  Leónidas?― susurra estancado en su pensamientos― ¿ Quién eres realmente Samantha?

 

Era un día de un frío aun navideño en la ciudad de Florencia, en un apartamento se encontraba el encantador Nicolás, había pasado la noche en su cama con una, dos o quizá tres mujeres, ni se acuerda con cuantas debido al alcohol, pero de que estaba satisfecho lo estaba, se había dado un merecido baño esa misma mañana y cambiado las sábanas, la vida de un soltero era difícil. En eso un curioso artefacto de cuatros anillos dorados formando una esfera con una estrella en el centro comienza a titilar, el hombre con una toalla en su cara se acerca al mesón y se sienta.

― Aquí  Stella Borealis Nicolás―cruza sus brazos en su pecho en forma de “X”, cierra su puño derecho y coloca en forma de “C” su mano izquierda.

Los anillos giran en velocidad hasta desparecerse quedando solo la estrella, dicha empieza a brillar en dorado y transformarse en la cara de una persona conocida para él.

― Un gusto recibir su llamado, Stella Polaris― hablaba Nicolás hacia el rostro de aquel hombre.

― ¿Te atreves a hablarme así…estando desnudo?― cuestiona con semblante intimidante.

― L-lo siento, señor― comenta apenado observando que en efecto solo tenía la toalla que cubría su parte íntima.

― Jajajaja, que es broma― su cara se suaviza mostrando una sonrisa― Ya sabes que no tienes que tenerme miedo.

― Claro, señor― suelta un suspiro interno.

― Bueno, seré breve para no quitarte tiempo…Nuestra amada Lady Asteria nos ha invitado a mí y a las otras Stellas para una cena de improvisto, así que necesito tu presencia ese día.

― Estaré encantado de ir, señor― finge sentirse halagado, muy en el fondo sabía las intenciones de la diosa.

― Bien, sin más…me retiro, que los astros te acompañen― su rostro se distorsiona, volviendo en forma de estrella, su luz se apaga y los anillos pierden velocidad hasta quedarse inmóviles.

Se retira a su habitación con una sonrisa de lado a lado, toma su teléfono móvil y se dirige a la agenda, marcando el número de una persona en específico, el teléfono suena varias veces hasta que por fin logran a tener la llamada.

― Nicolás, sabes bien que estoy en consulta a esta hora― se escucha a voz de una mujer seguido de una puerta cerrándose.

― Emma, amiga de mi alma…necesito tu ayuda en estos instantes― le explica lo sucedido de la cena y lo que tiene pensado hacer.

―… ¡Estás loco!― exclama en voz baja― sabes lo peligroso que es, si intento borrar uno, probablemente se borren otros innecesariamente― podía notarse lo alterada que estaba.

― Por eso confío en ti, eres buena en eso― se ríe.

― Nicolás hablo en serio, no quiere perjudicarte por tus tonterías.

― Tontería es ir allá si precauciones… ¿estás conmigo o en mi contra?―lo dice en tono picarón.

Se escucha silencio por la otra línea, apenas emitía su respiración.

― Está bien…lo haré, pero sabes muy bien las consecuencias.

― Las tomaré― habla en tono agudo.

― Por cierto, la chica del tiempo, Samantha…nos dio la nueva misión, te contaré los detalles cuando salga del trabajo, y vaya para tu apartamento…a volver hacer la locura de antes.

―  Perfecto, aquí te espero…aunque si lo quieres hacer conmigo, por lo menos invítame a cenar― coloca una voz grave y relajada y se toca su pene con fuerza.

― Me refiero a la sesión idiota― muy en el fondo quería gritarle y patearlo.

― Lo sé querida, lo sé― se ríe a carcajadas.

― Para tener treinta, eres insoportable…y ni loca me acostaría contigo― cuelga el teléfono.

― Golpe bajo, lo admito― tira el teléfono a su cama y estira su cabellera hacia atrás con una fuerte respiración― Aunque con tanto ejercicio que hace…casi sería como acostarse con un chico…

Sin más, el astrólogo decide que ponerse de ropa para almorzar en la calle.

Notas finales:

Aquí les dejo la canción para entrar en ambiente: Once Upon A Dream

La canción habla mucho de Andrómeda.

¿Que les parece la Oráculo? ¿y que planes tiene?

¿ El futuro de Andrómeda? ¿es trágico su pasado?

¿Que quiere Samantha del círculo?

¿Que planea Nicolás?

Quiero explicar dos cosas:

1) habrá diversidad en las relaciones, principalmente homosexual obviamente, pero creo en el amor universal, así que habrá heteros, lesbianas y bisexuales , eso tambien cuenta en el sexo, pido respeto.

2) El cuerpo de Emma en realidad es fitness...es solo el micromachismo de Nicolás que lo asocia a lo masculino =).

Los amo a todos y nos vemos en otra.

Bye <3


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