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The Secret por Jack Neptune

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, como siempre el cap de la semana.

Disculpen si me atraso últimamente pero no me sentía muy bien, de igual forma me divertí y me emocioné escribiendo este cap.

Ya verán porqué...

La batalla de las diosas llegó a su apogeo, Artemisa pudo notar algo raro en las habilidades de su contrincante, no había perdido su nivel de poder pero si su forma. Tanto ella como Afrodita daban lo mejor que tenían para derrotarla, algunos ataques fallaban pero otros si lograban atinarle…de cierta forma ambas diosas tenían en mente un plan, la primera parte era agotar a Selene. Esta por su parte no se dejaba intimidar, realizando distintos y curiosos hechizos lograba dejar boquiabierta a sus enemigas.

— Eres fuerte debo decir— Afrodita mueve su látigo y este se alarga en dirección hacia Selene, al llegar empezó a cambiar de dirección atinándole en varias partes del cuerpo, una y otra vez, provocando que sus heridas anteriores se intensificaran.

— Pero no tanto como nosotras— Artemisa como siempre, subestimaba a la castaña, apuntándola de nuevo con el arco, lanza una flecha y esta explota generando una nube de gas curioso.

Selene tragó y aspiró la nube, se sintió un poco mareada pero vuelve a recuperar el equilibrio. Su siguiente ataque fue elevarse y empezar a girar su cuerpo, a medida que giraba más rápido halos de aire empezaba a manifestarse al tal punto de generar un tornado que se dirigía a su objetivo, al paso varios árboles secos eran succionados por el fenómeno natural. De un momento, Selene usó los arboles a su ventaja y los lanzaba hacia la rubia y la pelirroja. Con algo de suerte, las diosas realizaban piruetas y saltos un tanto altos para esquivarlos.

Pero a medida que saltaban… las fuerzas del tornado las intentaban succionar. Intentaban no brincar tanto o se verían atrapadas, lamentablemente este plan no funcionaba porque aunque lanzaran flechas o azotaban con el látigo, ningún ataque era capaz de golpear a la diosa de la corona lunar. Selene incrementó la velocidad de su tornado y por la fuerza centrífuga, las otra chicas perdían el equilibrio y se les hacia mas difícil mantenerse en pie sobre el suelo.

Hasta que dejaron de forcejear y fueron absorbidas por el tornado, al entrar, empezaron a dar vueltas y más vueltas bruscas. Causándole un mareo a tal grado de desorientarlas y dejarlas totalmente débiles; Selene aprovechó esto y empezaba a patearles y darles uno que otro golpe. Aquella mujer ganaba ventaja ya que las demás no podían responderle. Poco después la antigua diosa lunar deshace el tornado mandado a volar a las otras.

 Afrodita bruscamente invocó a otra raíz espinosa para salvarse de ser golpeada por el suelo, cuando apenas recuperó la vista, se fijó en Artemisa para luego hacer salir otra raíz y ayudarla a ella también.

— Gracias— agradeció la actual diosa lunar mientras la raíz la colocaba de nuevo al piso.

— Para eso están las amigas— salta y se coloca en el suelo— hora de acabar con esto.

Artemisa chasquea los dedos y ve como Selene volvía al suelo bruscamente golpeándose con el infértil y negro suelo. Esta sentía un extraño malestar en todo su cuerpo, impidiéndole respirar y moverse.

— Eso pasa por haber respirado el ataque de Artemisa— Afrodita sonríe con victoria lista para el ataque final.

Ambas diosas se tomaron de las manos y mirando hacia el suelo. Sus auras empezaron a manifestarse uniéndose lentamente, adicional las nubes empezaron a girar y luego recitaron un cántico:

Rosas blancas y luz de luna.

Purifica el alma que en sí es impura,

Sella toda su maldad

Y que su corazón esté sellado de bondad.

¡Rose Lunaire!

Fijaron su vista en Selene y movieron una de sus manos entrelazadas hacia adelante, del suelo un enorme circulo plata apareció y otro de color rosa encima de ellas. Del suelo, enredaderas con rosas blancas emergieron y se arrastraban hacia delante, inmovilizaron totalmente a Selene extendiendo sus brazos y piernas, esta diosa miraba el cielo. El cómo las nube seguían girando y como se abrían mostrando una curiosa luna llena. Las enredaderas empezaban a brillar y la castaña sentía sus fuerza desvanecer. La luna proyecta un rayo tan blanco y puro como la nieve golpeándola totalmente dejándola inconsciente.

—  ¡Lo hicimos!— las chicas festejaban y se abrazaban de la alegría.

— Ella sí que causó problemas— decía exhausta la rubia sentándose en el suelo.

— Ni que lo digas, mírate a ti...estás sucia— dijo lo último con burla señalando las prendas no tan pulcras de la otra.

— Lo mismo digo de ti.

Sin que se dieran cuenta, el cuerpo de Selene brillaba tenuemente y todas sus heridas y moretones desaprecian, abrió sus ojos bruscamente y se levantó del suelo quitándose las enredaderas. Un aura negra se manifestaba en su cuerpo y sus ojos se ponían aun mas rojos…dándole una apariencia aterrorizante. Soltó un grito abrumador y su aura disparó al cielo un rayo negro que tomaba forma.

— ¡¿Pero qué?!— dijeron al unísono ambas chicas la escena anonadadas.

Un cuervo con sus alas extendidas fue formado por el rayo y este animal fue en dirección de las diosas sin previo aviso. Las chicas no pudieron hacer nada, solo cerrar sus ojos y esperar el impacto. Lo curioso es que no sintieron dolor, cuando abrieron sus ojos, se percataron que el ataque no era físico, sino una sombra pero poco después les causó una extraña sensación que las carcomía rápidamente. Ira, tristeza, sufrimiento y miseria fue el verdadero efecto…sus pulsos estaban alterados por el golpe de adrenalina, una sensación horrible que incluso hizo que Artemisa se arrodillará.

Cuando el ataqué cesó, la sombra despareció, poco después que sus cuerpos se calmasen las chicas se percataron que Selene había desaparecido.

— ¡Maldición! Se volvió a escapar— La rubia era invadida por el fracaso y la rabia, apoyó sus manos en el suelo con la cabeza baja, para luego dejar salir lagrimas de ira.

— ¡Oye! querida cálmate— Afrodita alarmada se levanta con dificultad para ayudar a la otra.

— ¿Cómo?, ¿Cómo es posible que siempre se salga con la suya?— sentía como la pelirroja la abrazaba por un lado, mientras ella se tapaba la cara sintiendo la humedad de su rostro.

— Vamos, suelta toda esa angustia, yo estoy aquí— la diosa del amor intentaba calmarla con una de sus manos que acariciaba la espalda de la rubia.

 

Y así, Artemisa se acurrucaba de la otra dejando salir su desesperación con el llanto, Afrodita por su lado no le incomodaba. De todas formas eran amigas y estaría dispuesta a calmarla; la pelirroja también estaba molesta de no haber atrapado a Selene pero su amiga era más importante en estos momentos.

— ¡Chicas!— se escuchaba una voz muy conocida para ambas.

— Ese es…— La rubia rápidamente voltea su mirada, afirmando su teoría.

Su mellizo iba corriendo junto los demás hacia su dirección.

— ¡Apolo!— la de ojos verdes corría desesperadamente hacia su hermano para luego abrazarlo con mucha fuerza.

— Menos mal estás con vida— la voz de Apolo se tornaba tranquila mientras aceptaba el abrazo— temía que te pasara algo— sonríe tiernamente mientras veía como su hermana escondía su rostro sintiendo su camisa humedecer.

— ¿Qué les pasó?— Ares se acercaba a la escena mirando curioso a la rubia.

— Nos topamos con Selene— la diosa del amor se acerca al grupo, en especial a su amante.

— ¿Y qué pasó después?— Hermes estaba asombrado de lo que decía la otra.

— Le dimos frente, lamentablemente pudo más que nosotras— soltó sin más con un poco de molestia.

— Lo siento… no pudimos atraparla— Artemisa asomaba un poco su vista, observando a su hermano con los ojos cristalizados y las mejillas de carmín.

— No te preocupes, ya habrá otra oportunidad— el dios de sol sonríe para poder calmar a su hermana, aunque no le gustara verla llorar admitía que se veía muy tierna con esa cara tan inocente y triste.

— ¡¿ustedes no pudieron con Selene?! Pero se supone que ambas son invencibles— el comentario sin tacto de Dionisio hizo que recibiera una mala mirada de los presentes, excepto Artemisa que volvió a ocultarse en el pecho de su hermano, este en especial era el que peor miraba al dios del vino…casi lo fulminaba con la mirada— Disculpa— el de ojos morados bajaba la mirada de la pena.

— ¿Y qué les pasó ustedes?— preguntaba Afrodita con algo de asco, observando las ropas rotas y sucias de los chicos, también que sus cuerpos estaban bañados de sudor y una que otra herida.

— Nos enfrentamos con Nephilims— responde Hermes cruzándose de brazos.

— Eso explicaría aquellos temblores y fuertes ruidos…por otra parte, necesitan un baño— la pelirroja se alejaba un poco de Ares haciendo ademanes de disgusto.

 — Hey, tu no hables mucho— dice burlón el pelirrojo señalando las prendas con tierra de su amada— ven y dame un beso— se acerca a la de ojos avellana con intención de besarla.

— Ares no seas asqueroso, ¡date una ducha primero!— empieza a correr siendo perseguida por el dios de la guerra haciendo reír a los otros.

— Ellos nunca cambian— Hermes negaba la cabeza con risa.

Tiempo después los dioses decidieron irse, cuando tomaron nuevo rumbo, justamente todos empezaron a cuestionarse: “¿que era el lugar en el que se encontraban?”. Primera vez que veían un bosque tan deprimente; Apolo había visto algo en el suelo y se separó de su hermana para recogerlo. Al llegar, sostiene en sus manos un accesorio conocido por la rubia.

— Ten, supongo que se te cayó por tanta acción— le regresa la corona de flores blancas que alguna vez llevaba ella en la cabeza.

— Gracias— sonríe delicadamente su melliza, sintiendo como el castaño le colocaba el accesorio  con suma delicadeza.

— Me encanta como lucen las coronas florares en ti, te hacen ver más linda de lo que eres— halaga el chico tomando a su hermana por la cintura para luego integrarse al grupo de nuevo.

— Es muy gentil de tu parte— se sonrojaba por aquellos comentarios, le agradaba ese lado dulce de su hermano.

— Es mi don, que puedo decir, soy un maestro en la seducción— bromeaba el chico.

— Y con eso mataste la atmósfera, Apolo— añade Afrodita más adelante tomada de la mano de Ares.

— Lamentablemente, es el Apolo que conozco— responde Artemisa de igual forma burlona desapareciéndose con los demás de aquel bosque muerto.

 

Nike y Nix seguían a los misteriosos ayudantes de Asteria hacia el observatorio, una vez llegaron. La vista era más clara que la vez en que Jade visitó el lugar, aquel techo circular de cristal dejaba entrar toda la luz restante ayudando a divisar todo el lugar lleno de gradas con múltiples sillas de cuero rojas. Se dirigieron a unas de las puertas al final del edificio y subieron aquellas escaleras hasta llegar a una hermosa puerta doble de azul rey con detalles dorados, la puerta a pesar de ser sofisticada no iba en armonía con aquel pasillo gris.

Al entrar, divisaron un enorme salón de cierto estilo victoriano, el color más dominante era el dorado, el piso bien pulido de un mármol negro con ciertas rayas grises, el mismo piso en que podrías ver el reflejo de los adornos. Este mismo tenía la rueda zodiacal  de color dorado en el centro, Las paredes  de un color crema con varios adornos y muebles, las altas ventanas mostraban un cielo nocturno lleno de estrellas y colores con un curioso suelo blanco y desierto que al parecer tenía cráteres. Y para completar un hermoso y delicado candelabro en el medio de esta sala, alumbraba cada espacio del mismo.

— Bienvenidas— Asteria bajaba del segundo piso por las largas escalares de mármol blanca con típica alfombra roja. La diosa de las estrellas usaba un largo vestido de escote corazón color plata con brillos mostrando la pierna derecha, adicional su cabello estaba peinado totalmente hacia la izquierda tapando parte de su pecho,  ella relucía como una estrella.

 — Siempre tan brillante, irónico— Nix sonreía por tanta gracia, Asteria podría ser humilde pero a veces tenía ese lado de mujer ricachona.

— ¡Te ves preciosa!, eres como la reina de un extenso reino con su propio castillo— la inocente Nike se acercaba a la escalera.

— Prácticamente, Lady Asteria es reina de uno— Chrysó le susurraba con ironía a su amigo rubio, este alza los hombros con una sonrisa.

— Vamos chicas, no es para tanto, me apena que digan eso— curiosamente bajaba con delicadez mientras cruzaba las piernas, su comportamiento…contradecía sus palabras. Al llegar al salón abraza con fuerza a la de alas blancas— Ya imagino que mis queridos guardianes les notificaron la situación— observaba a sus invitadas con toda la calidez del mundo, con esos curiosos y llamativos ojos lleno de colores y puntos blancos, curiosamente una estrella fugaz pasaba por su ojo izquierdo.

— Exactamente, estoy ansiosa por saber que viste— responde la de ojos azules mirando como la diosa estelar se pasaba un mechón negro por detrás de la oreja derecha, notando como la anfitriona tenía un reluciente pendiente colgante con una estrella de siete puntas plateado.

—Bueno pues vamos allá— Asteria hace un ademán señalando las escaleras, se voltea y hace sonar gentilmente sus tacones.

— Cuidado y le pisas el vestido—susurra burlona Nix hacia Nike. Esta abre los ojos sorprendida y le da un codazo por su mala broma.

— Escuche eso, querida— decía Asteria subiendo las escaleras sin mirar hacia atrás.

— Lo siento— se apena la de ojos azules, para luego escuchar una risa de la mujer de curiosos ojos.

Y así estos curiosos seres, suben al segundo piso hacia el despacho de Asteria, con los ayudantes siempre detrás de las chicas.

 

Eris caminaba relajadamente por el verde y frondoso bosque, hundida en sus pensamientos, hasta que un graznido la saca de ellos. Su fiel cuervo descendía del cielo, y la diosa extiende su mano para que el ave se pose.

— Hiciste un buen trabajo, bueno…ambos—acariciaba la cabeza del pájaro— es momento de darle las noticias a Selene.

La diosa de la discordia retoma rumbo mientras su fiel cuervo se posa en su hombro, pasaron varios minutos y la niebla empezó a cubrir los arboles dándole a entender a la de ojos rojos que ya estaba cerca. Al salir del lugar, pudo ver la ya conocida colina con la humilde cabaña. Su cara reflejaba la emoción. Al llegar al lugar, vio a la antigua diosa lunar regando las flores que tenía en  el jardín detrás de este; tenía múltiples flores pero las más destacadas eran las orquídeas y los lirios que rodeaban la cabaña.

— ¿Quehaceres de fines de semana?— pregunta sin más sorprendiendo a la otra.

— Algo así, ¿a qué se debe esta humilde visita?— la castaña deja de regar plantas para luego observar a la invitada con una sonrisa.

— Tengo noticias— desvía su mirada y visualiza a varios animales de granja— ¿Podemos pasar?— sonríe pícara esperando un sí.

— Claro, sería un placer— deja la regadera en el suelo y se dirigen a la puerta trasera que lleva a la cocina, la cual estaba en aquel jardín de flores exóticas.

— Perfecto, espero que tu lindo marido tenga algo rico de comer— dice cantarina mientras caminaba al lado de la otra.

— Creo que él ya está haciendo la merienda— el comentario alegra a un más a la de cabello negro, este comportamiento hace reír a la diosa lunar.

 

De vuelta con Asteria, ella y sus invitadas habían llegado al despacho de la primera, este sitio era tan humilde y modesto como el gran salón.

— Por favor siéntese como en casa, adoramos tener invitados— la diosa estelar se sienta en el sillón de tres cuerpos azul rey con bordes dorados, cruza las piernas haciendo lucir sus tacones negros.

Las chicas acatan la orden y se sientan en otro sillón del mismo diseño en frente de la anfitriona, teniendo una mesa de cristal redonda en el centro de las tres. Los ayudantes se fueron a la esquina donde en unos muebles de madera también azul rey con detalles dorados reposaban bocadillos, Chrysó tomaba una bandeja de galletas surtidas, mientras que Ganimedes calentaba agua.

Poco después, el de cuernos posa la bandeja en la mesita, seguido del rubio que llevaba el juego de té, sirviendo las tazas correspondientes a las chicas y su ama, para luego verter el liquido tibio. Cada mujer agregaba los terrones a su gusto. El trío agradeció la hospitalidad de los chicos, estos se sentaron con su ama, uno a cada lado.

— Bien, si me permiten iré al grano— Asteria bebía un poco de su té para luego empezar a hablar.

— Escuchamos con gusto— sonreía Nike mientras giraba delicadamente su taza, su amiga comía con rapidez las galletas, apenándola.

— Bueno, fue un poco complicado encontrar información, pero con un poco de paciencia pude encontrar una pista, las estrellas siempre sabrán la verdad.

— ¿Y que viste?— Nix tenía migajas en sus comisuras.

— ¿Podrías comportarte?— Nike quería golpear a su amiga, esta escena hizo reír a  Asteria.

— Al parecer Selene necesita dar una información de suma importancia a uno de los alumnos de la academia— hace énfasis en aquellas palabras— pero es más peligroso de lo que aparentan, sus acciones causarán el conocido Efecto Mariposa— vuelve a darle otro sorbo al té.

— Entiendo, ¿pudiste ver algo más?— la mirada de la diosa de la noche se volvía serio.

— Sí, ella tiene una especie de trato con…Eris— observa detenidamente a la de ojos azules, sorprendiendo a sus invitadas.

 — ¡¿Tu hija?!— La mujer alada miraba con sorpresa a su compañera— ¡La diosa de la discordia!

— Estoy tan sorprendida como tú— Nix intentaba tragarse esa información.

— Ambas están dispuestas a completar esta misión, por lo que veo es demasiado peligrosa e importante, lamentablemente…es lo único que pude ver hasta los momentos.

 — ¿Sabías lo de Eris?— cuestiona la castaña.

— Si lo supiera te lo hubiese dicho— responde Nix— Tengo tiempo sin hablar con ella, de todas formas, gracias Asteria…fue de gran ayuda tu información— la diosa nocturna vuelve a devorarse las galletas.

— De nada, lamento que solo fuese eso— la de vestido destellante se disculpaba tomando una galleta.

— No te preocupes, es más que suficiente— agradecía Nike con una sonrisa.

Los presentes intercambiaban opiniones y charlaron un buen rato. Tiempo después la noche ya había caído y las invitadas ya debían irse. Asteria junto a sus ayudantes, las acompañaron hasta la entrada, luego estos volvieron al gran salón.

— Chicos les tengo una nueva petición, Chrysó necesito que inmediatamente hables con Astrea…ella te dará la información necesaria— decía la mayor amablemente.

— Entiendo, Lady Asteria— el de cuernos estaba listo para su próxima misión, le agradaba que el siempre era el candidato perfecto para estas misiones.

— De hecho, Astrea me ha informado de tus reciente peleas con Nemea, sé que es algo común entre ambos…pero están volviéndose más repetitivas— Asteria miraba de una manera seria al castaño.

— Esa bocona, es hora de darle una lección— pensaba el chico con algo de molestia— Discúlpeme mi Lady, prometo dejar tantos berrinches— hace una reverencia mostrando disculpa y respeto.

—No te preocupes, solo bromeaba— suelta una carcajada sorprendiendo a ambos chicos.

— Usted siempre tan graciosa— Esta vez habla el rubio.

— En cuanto a ti Ganimedes, tal vez te ponga con Nemea para la próxima misión— suelta con voz pícara haciendo sonrojar al de ojos azules.

— Oh… ¿l-lo dice en serio?— sus piernas tambaleaban, el comportamiento hacia reír a los otros.

—Por supuesto, sé lo bien que ambos se llevan— hace énfasis en la última parte— pero primero me gustaría que ayudara a nuestro invitado en el mirador— ordena amablemente.

— Como ordene— acata felizmente regresando al mirador.

Asteria y Chrysó lo miraban con una sonrisa.

— ¿No es tierno?— pregunta la diosa.

— Por supuesto que lo es— concluye el cornudo para luego desviarse de camino con el objetivo de realizar su misión.

Igualmente para Asteria, tomando la dirección hacia  el segundo piso a otro pasillo…

Jade caminaba por la playa, había decidido visitar el Mirador Ouránio como se lo habían indicado anteriormente; al entrar se sorprendió que ahora el lugar estaba iluminado, con varias lámparas de pared naranjas que dan una tenue luz.

Divisó las gradas y acto seguido se acerco a una de ellas con mucha calma, subió las escaleras de una de ellas y se colocó al final de la fila, en medio de esta. El sillón era muy cómodo y estaba posicionado para mirar al cielo sin tener que subir el cuello. También visualizó que era el único que estaba en la instalación, el único acompañante era el silencio eterno.

Simplemente se relajó y observó ese nítido cielo y como las estrellas brillaban sin cesar, había una que otra nube casi traslucida que decoraba el cielo, parecía extraño pero ver el cielo desde el mirador era más cómodo que afuera.

 — ¿Lo estas disfrutando?— Jade voltea un momento y se encuentra con aquel chico rubio de ojos azules sonriéndole, era el chico de ayer— sabía que vendrías.

— Oh, pues sí— responde devolviéndole la sonrisa.

— ¿Puedo sentarme?

— Por supuesto— el castaño veía al rubio sentarse a su lado.

— Veo que te ha estado encantado el lugar, no hay muchos estudiantes con esa fascinación.

— Tienes razón, el lugar es simplemente hermoso, y bueno yo empezaré astrología el siguiente semestre. Así que me encanta mas el lugar— el rubio abrió los ojos de sorpresa.

— ¿Vas a ser un astrologo?— pregunta el de ojos azules, recibiendo una aprobación— que buena elección— sonríe.

— Si, la astrología me parece tan misteriosa pero interesante a la vez, ¿eres el dueño de este mirador?— tras las palabras de Jade, Ganimedes sentía ahora una inmensa curiosidad por el contrario.

— Me alegra que digas eso, por otro lado. No, la dueña de esto es Asteria yo soy uno de sus ayudantes…supongo que no nos hemos presentado como es debido.

— Soy Jade, un brujo angelical, encantado de conocerte— sonríe amablemente.

— Ganimedes el copero, un Guardián Celestial, represento la casa once…el espíritu de Acuario— la larga presentación por parte del rubio deja anonadado a Jade.

Notas finales:

MUAJAJAJA, mas intriga.

Todo fue una trampa de la loca de la diosa de la discordia.

Asi es...Ganimedes es un Guardián Celestial aunque creo que ya era algo obvio, estoy entusiasmado por mostrarles los 11 restantes pero todo a su tiempo.

Esta es la Rueda Zodiacal. (o son libres de imaginárselas)

Me encantó como me quedó Asteria y su hermoso palacio, ¡QUE VIVA LA GENTE FRESA!

¿Cuál será el siguiente movimiento de Eris y Selene?

¿Los dioses seguirán intentando?

¿Eris tuvo un buen plan?

¿Que les pareció Asteria y sus monarcas xd?

Dejen su Rw o teorias.

Bye <3


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