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"Esclavo de tu amor" por ShineeLuhan

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Notas del capitulo:

Hola mis queridas lectoras.


Ya sé que  lo volví a hacer. Pero no fue mi culpa, en verdad. Pasaron cosas que me impidieron actualizar el anterior jueves. Les aviso que ya tengo casi finalizada la historia, así que no se preocupen de que no la finalizaré. A no ser que los RWs disminuyan jejejejeje mentira. Pero en verdad saber sus opiniones en cada capítulo me hace muy feliz.


Espero que disfruten con el nuevo capítulo que solo será de nuestra sexy pero atolondrada parejita. Gracias por sus comentarios. No los pude contestar por culpa de esos inconvenientes que tuve. Pero créanme que  los leo con mucha ilusión. Un saludo muy especial a ale108 y a Martha19 por recordarme que tengo que subir el capítulo pero ya!!!!! Gracias por su apoyo chicas. Y eso va por todas las que siguen la historia.

CAPITULO VEINTISIETE

 

 

 

William castigó a su hija allí mismo en el salón, de modo que todos lo viesen, y usó el grueso cuero del cinturón en su espalda. Rowen ocupó la silla que se le permitía usar, y cerró los ojos para evitar la visión del espectáculo, pero no pudo aislarse del sonido. Y fue una flagelación brutal. Los gritos de Beatrix se elevaron roncos, y era lamentable escuchar sus ruegos. Rowen tuvo que morderse el labio para abstenerse de pedir que el castigo cesara antes de lo que William consideró suficiente. Pero cuando él concluyó, su hija estaba completamente arrepentida e intimidada.

 

Después que salió del salón con la ayuda de sus damas, William se dejó caer en la silla que estaba al lado de Rowen.

 

--Eso debería haber calmado mi cólera, pero no lo consiguió.

 

--Ciertamente, disipó la mía- le aseguró secamente Rowen.

 

El sonido que William emitió parecía una risa ahogada.

 

--Mira, doncel…

 

--No, lo lamento- dijo Rowen con expresión seria- Éste no es momento para bromas. Y tu cólera sin duda es comprensible. Tiene que ser doloroso saber que tu propia hija está dispuesta a perjudicarte. Pero trata de recordar que ella es nada más que una niña, con reacciones infantiles, porque eso y no otra cosa fue su intento de venganza.

 

El corpulento rubio lo miró hostil.

 

--Doncel, ¿intentas consolarme?

 

--Por Dios, de ningún modo pienso en eso.

 

Pero esta vez William no pudo contener su risa.

 

--Me alegro de que aún estés aquí.

 

Rowen contuvo la respiración al oír estas palabras.

 

--¿De veras?- preguntó con voz suave.

 

--Sí, detestaría tener que salir a buscarte bajo esa lluvia.

 

El joven de los cabellos de lino lo miró hostil al oír esta respuesta, hasta que vio la leve curva de los labios de William. ¿Acaso el temido dragón en realidad estaba burlándose de él?

 

Era sorprendente cuán tranquilo se sentía ahora Rowen. En realidad, parecía que William ya no era su carcelero, ni él el prisionero. ¿Tal vez esa noche de mutua pasión que habían compartido realmente había eliminado la necesidad de vengarse de su criado? La idea era tan tentadora que Rowen decidió explorarla mejor.

 

--La cuestión de mi robo- comenzó Rowen tanteando el terreno- ¿está resuelta a tu satisfacción?

 

--Sí…en este caso.

 

Rowen se detuvo en seco, pues esa respuesta no era un buen presagio en relación con lo que él deseaba escuchar. Pero de todos modos la expresión del rostro de William no denotaba fastidio, de modo que Rowen se atrevió a insistir.

 

--¿Y que dices de mi…breve paseo por esos bosques?

 

El caballero resopló irritado ante los términos moderados que su acompañante usaba para describir lo que habría sido una fuga exitosa si el hermano de éste no hubiera estado en esa área buscando venganza.

 

--Doncel, ¿qué deseas saber?

 

--¿Se me castigará por eso?

 

--¿Soy acaso un monstruo para adoptar esa actitud, cuando sé muy bien el daño que podría haberse infligido si tú no hubieses abandonado el castillo precisamente en ese momento?

 

El doncel sonrió.

 

--En realidad…

 

--No lo digas- le advirtió William.

 

--¿Qué?- preguntó Rowen con aire de inocencia.

 

El entrecejo fruncido de William no lo intimidó en lo más mínimo.

 

--Puesto que ya hemos resuelto el problema de tu robo y tu fuga, ¿desearás comentar tu ausencia?

 

Rowen elevó los ojos al cielo, y formuló el deseo de que ese bruto hombre no tuviese tan buena memoria.

 

--Preferiría más bien que esa discusión quedara reservada para otro momento, si es posible en un futuro lejano. Pero hay otra cosa…

 

Ahora que había llegado a pedirlo, Rowen sentía que se disipaba su audacia. William mostraba una actitud más bien suave, a pesar del desagrado que sentía a causa del incidente con su hija. Y Rowen no deseaba que esa actitud cambiara, y no quería volver a ver el rostro cruel que expresaba la cólera más sombría del señor del castillo. Pero Rowen tenía que saber si la nueva actitud que mostraba él mismo era más profunda que la que podía verse en la superficie.

 

Finalmente, el joven doncel dijo lo que pensaba.

 

--William, ¿aún te propones quedarte con mi hijo?

 

Lo que Rowen temía sucedió: la máscara cruel que se apresuraba a ocupar el primer plano, el sesgo de los labios, los ojos entrecerrados y la fría amenaza del tono, suscitó.

 

--¿Por qué crees que ya no lo deseo?

 

--Yo…no pensé eso…sólo que…

 

--¿Querías criarlo como un siervo?

 

--¡No soy un siervo!- dijo Rowen con indignación- Tengo propiedades legítimas…

 

--No tienes más derechos que los que yo te otorgo- gruñó el hombre.

 

--¿Qué harás con el niño?- preguntó Rowen- ¿Quién lo cuidará mientras te dedicas a combatir en tus condenadas guerras? ¿Otro siervo o sierva? ¿Tu esposa?

 

Pareció que el otro no advertía el tono burlón con que Rowen había terminado.

 

--Sí me das un varón, yo mismo lo cuidaré. Quiero un varón. ¿Una hija?- Se encogió de hombros- Las hijas bastardas también tienen su utilidad, según acabo de aprenderlo.

 

El doncel se encolerizó tanto al oír esta respuesta que sintió deseos de gritar. Pero perder los estribos, como le acababa de suceder, no era el modo de razonar con un hombre, y sobre todo con ese hombre.

 

De modo que se dominó, y trató de que su cara expresara sólo fastidio, y descendió el tono para alcanzar un nivel moderado y preguntar:

 

--¿Y qué dices de la crianza, el amor y una buena guía?

 

William enarcó el entrecejo.

 

--¿Crees que soy incapaz de suministrar todas esas cosas?

 

--Sí. Beatrix es un ejemplo apropiado.

 

Fue un golpe duro. Y dio en el blanco. La expresión de William se convirtió en la de un hombre que sufría intensamente.

 

Por increíble que pudiera parecer, Rowen sintió lo mismo, una suerte de opresión en el pecho porque sufría por él; y por la misma razón éste se levantó de su silla para acercarse a William.

 

--¡Lo siento!- exclamó al mismo tiempo que le echaba los brazos al cuello y lo apretaba para manifestar su pesar- No quise decir eso. ¡Juro que no fue mi intención! No tienes la culpa si el país está signado por la ilegalidad, al extremo de que tienes que combatir constantemente para proteger lo que es tuyo, en lugar de permanecer en casa con tu familia. Ese maldito Stephen es el culpable. Por su culpa, mi propio padre salió a luchar una y otra vez, y ya ves cuán díscolo soy también yo, a pesar de que conté con la ayuda de mi madre que me guiaba. Tu única culpa es que ya no me asustas, de modo que mi condenada lengua ahora se desboca y…

 

--Cállate.

 

William estaba temblando, y sus brazos apretaron al doncel. Rowen trató de apartarse un poco para verle la cara, pero él lo sostenía con excesiva fuerza. Y también emitía el sonido más terrible.

 

--¿William?- preguntó el jovencito con cierto temor- Tú no estás llorando, ¿verdad?

 

William lo sacudió con más fuerza. Rowen entrecerró los ojos, en un gesto de suspicacia. La cabeza de Rowen finalmente consiguió apartarse del hombro de William, pero fue suficiente que el joven lo mirase una vez y la risa silenciosa de Fulkhurst se convirtió en estridente risotada. Rowen gritó exasperado, y golpeó el pecho de éste. William le sostuvo la cara con las dos manos y lo besó, pero el caballero todavía reía, de modo que por lo menos al principio el beso fue un tanto inseguro. Pero el doncel estaba tan enojado con él por la broma pesada, que le aferró los cabellos con las manos y tiró con fuerza. Y entonces se terminó el regocijo de William. Después de unos momentos, también se terminó la irritación de Rowen.

 

Los dos estaban sin aliento cuando se separaron. Rowen se sentía demasiado cómodo para moverse, aunque no había sido invitado a sentarse en las rodillas del señor del castillo, y tuvo que hacer cierto esfuerzo para ponerse de pie. El caballero resolvió el problema apretando la mejilla del menor contra su pecho y sosteniéndolo allí, mientras la otra mano acariciaba su cadera.

 

--Doncel, eres tan tonto. Ni siquiera puedes sostener una buena discusión, porque te inquieta demasiado la posibilidad de herir los sentimientos de tu antagonista.

 

No estaban solos en el salón, pero en general nadie les hacía caso. A Rowen no le preocupaba especialmente la actitud de los espectadores, y eso lo sorprendía. Unas pocas noches antes lo habría mortificado verse así en presencia de terceros. Y unas pocas noches antes William no le habría dicho algo por el estilo.

 

Rowen sonrió para sí mismo.

 

--La mayoría de los donceles en efecto se ven agobiados por la compasión. William, ¿estás criticándome porque soy doncel?

 

El hombre emitió un gruñido.

 

--Sencillamente afirmo que hay un momento para ser implacable y un momento para ser…doncel. Sin embargo, en este momento te prefiero así tal como eres…sensual…atrevido.

 

El joven de los cabellos de lino se estiró sensualmente, frotando con más fuerza su cuerpo contra el del caballero. Éste respiró el hálito del doncel.

 

--¿Eso te pareció lo bastante sensual y atrevido?- murmuró Rowen con un ronroneo seductor.

 

--Más bien implacable…¿o deseas que ahora mismo te lleve a mi cama?

 

A decir verdad, Rowen no se hubiera opuesto, pero en cambio dijo:

 

--¿Olvidaste que habías pedido un baño?

 

--Si dijiste eso para enfriar mi ardor, estás olvidando el último baño que me di…en tu compañía.

 

--No, no lo olvido; pero puede suceder que de nuevo el agua esté fría- advirtió Rowen.

 

William se inclinó para frotarle el cuello con la nariz.

 

--¿Te importa?

 

--¿Me importó la otra vez?

 

Fulkhurst sonrió, mientras se ponía de pie, y lo obligaba a hacer lo mismo.

 

--En ese caso, ven y trae el vino. ¿Confió en que esta vez no te sofocarás?

 

--No, estoy seguro de que eso no sucederá…mi señor.

 

Rowen sonrió con picardía, pero aún no estaba acostumbrado a ese juego verbal. Le refulgían las mejillas, pero además se le aceleraba el pulso. Después de todo, aún era un prisionero, aunque más bien parecía prisionero…de sus deseos. Pero quizá lo mismo le estaba sucediendo a William.

 

 

****

 

 

--Envié a un hombre con orden de adelantarse hasta Gilly Field, para explorar el sector. Cuando regresó para informar que no había hallado ningún tipo de actividad, yo ya había recibido otros informes referidos a un numeroso ejército que avanzaba hacia el norte, en dirección a Fulkhurst.

 

--Entonces, ¿tú sabías que en esos bosques se escondía un ejército?- exclamó Rowen- Y me permitiste hablar y hablar del asunto, intentando convencerte del peligro, y entretanto tú…

 

--¿De qué te estás quejando?- preguntó William- ¿No escuché cada una de tus palabras?

 

--Te divertiste con cada una de mis palabras- replicó éste, indignado.

 

--No con todas.

 

Ese seco recordatorio le cerró la boca al doncel por un momento. William le había preguntado de nuevo cuál era el nombre de su hermano. Y después preguntó dónde estaban las tierras que él afirmaba poseer, quizá contemplando la posibilidad de que Alexander estuviese allí. Y se había irritado intensamente cuando Rowen no quiso contestar ninguna de las preguntas.

 

Durante esa mañana no habían abandonado el dormitorio, aunque William ya llevaba levantado varias horas. El ejército de Alexander, o lo que restaba de él, no se había acercado para iniciar el asedo del castillo durante la noche, y no era probable que lo hicieran ahora. Pero Rowen finalmente se había decidido a preguntar de nuevo por qué William había regresado con tal rapidez a Fulkhurst. Era lo que ahora el caballero estaba explicándole…si Rowen atinaba a cesar en sus interrupciones.

 

William esperó un momento para comprobar si Rowen decía algo más, y continuó hablando:

 

--Como no encontramos a ese supuesto ejército hacia el final del primer día de marcha, me pareció prudente regresar a casa. Era lo que cabía esperar de D´Ambray: inducirme a abandonar el castillo para atacar a Fulkhurst mientras yo no estaba aquí y no podía defenderlo. En cambio, tu hermano tenía la intención de aprovechar mi ausencia. Me pregunto ahora si D´Ambray no se enteró también de la existencia de este otro ejército, y creyó que era mío, y que acechaba para emboscar al emboscado. En ese caso, debe haberse enfurecido al pensar que yo adiviné cuál era su plan.

 

Y William se sentía aún más que furioso si llegaba a descubrir que D´Ambray y el hermanastro de Rowen eran una y la misma persona.

 

Podía haberlo conjeturado después del fiasco más reciente. Rowen estaba sorprendido por qué William no había llegado a esa conclusión, pues en el sector había sido posible ver un solo ejército. Pero para extraer la conclusión acertada, William habría debido reconocer que quien lo había torturado y abusado de su persona en Ginza era su peor enemigo; y era probable que aceptara otra posibilidad cualquiera, por absurda que le pareciera, antes de llegar a eso.

 

En relación con este tema, Rowen había guardado silencio durante demasiado tiempo. Apenas había llegado a la conclusión de que William no lo mataría a causa de su identidad, hubiera debido explicarle la verdad. Ahora, el corpulento caballero podía interpretar el silencio de su siervo-amante como una conspiración contra su persona, y sus esfuerzos para seducirlo como un medio de conocer sus planes para advertir a Alexander. Después de todo, ¿por qué él tenía que creer que Rowen odiaba a su hermanastro, cuando era igualmente probable que los dos estuviesen cooperando en contra del propio William? La verdad ahora no sólo renovaría su cólera contra el propio Rowen, sino que era probable que lo indujese a buscar de nuevo la venganza. Rowen no podía soportar ahora esa situación, sobre todo porque estaba descubriendo que alentaba intensos sentimientos hacia ese hombre.

 

Rowen sabía que era estúpido de su parte permitir que sucediese tal cosa. Ágata le había advertido de esa posibilidad. Aunque en ese momento el menor se había burlado de dicha perspectiva, en realidad no atinaba a ver de qué modo podría haberla impedido, pues se había creado esa situación cuando el propio Rowen no prestaba demasiada atención al asunto. La culpa probablemente residía en esos condenados deseos sobre los cuales él mismo no ejercía el más mínimo control. Era difícil sentir antipatía por un hombre que le agradaba tanto en la cama. Y era más difícil todavía rechazar a un hombre que a cada momento le revelaba una faceta más gentil de su propio carácter.

 

Terminó de peinarse los cabellos y comenzó a amarrárselos en una coleta. De nuevo vestía la chaqueta elegante amarilla, que no había provocado comentarios la víspera, y tampoco hoy, a pesar de que él se había puesto una túnica de siervo, guardada en el saco que llevaba consigo. Suponía que estaba poniendo a prueba a William al abstenerse de usar esas ropas; es decir, deseaba ver hasta qué punto Fulkhurst se atenía a las normas originales que le había impuesto, ahora que su actitud hacia él ya no era la misma.

 

Rowen se volvió ahora para preguntar:

 

--¿Crees que D´Ambray intentará otra maniobra?

 

William se recostó en la cama, en la cual estaba sentado, observando a Rowen.

 

--No le ofreceré ninguna oportunidad. Marcharé contra su castillo en dos días.

 

Los dedos de Rowen se movilizaron en sus propios cabellos, y ahora contuvo la respiración.

 

--¿Cuál? Es decir, ¿tiene más de uno?

 

--Sí, y controla otros a los cuales no tiene derecho. Pero su baluarte es el catillo D´Ambray, y yo lo ocuparé. Confió en que esta vez estará allí cuando yo inicie el ataque.

 

Si Alexander no estaba allí, la madre de Rowen aún se encontraba en el lugar. Lady Anne podía verse definitivamente liberada del control de Alexander…o podía quedar herida si el castillo de Ambray no se rendía, y si el combate continuaba al abrigo de las murallas.

 

--¿Tú y tus hombres…matan al azar cuando toman un castillo?- preguntó Rowen con voz vacilante.

 

--¿Alguien murió en Ginza?

 

--Ginza no se defendió- le respondió éste- Ambray será distinto.

 

--Rowen, los hombres mueren indiscriminadamente en una batalla, pero yo nunca maté por capricho- Y después William se sentó en la cama- ¿Por qué preguntas? Y si me dices que te inquietan algunas personas que ni si quiera conoces, yo…

 

--No empieces a amenazarme tan temprano en la mañana- lo interrumpió Rowen, contrariado- Sólo estaba pensando en las mujeres, donceles y los niños. ¿Este señor tiene una familia, una esposa…una madre?

 

--Nadie, desde la muerte de su padre…no, en realidad, están la viuda de su padre y el hijo de ésta, que por cierto es también un doncel, pero no son parientes sanguíneos.

 

--Sin embargo, oí decir que tú destruyes a familias enteras cuando atacas a un enemigo.

 

William le sonrió.

 

--Doncel, dicen muchas cosas de mí. Quizá la mitad sea verdad.

 

El caballero revelaba lo que el menor necesitaba saber, y Rowen comenzaba a sentir náuseas por el miedo, de modo que preguntó:

 

--Entonces, ¿no matarás a esas personas, aunque sean parientes políticos del señor de Ambray?

 

Fulkhurst frunció el entrecejo y miró a Rowen.

 

--Rowen, si yo fuese capaz de matar mujeres o en este caso donceles, tú no estarías aquí haciéndome preguntas tan tontas.

 

Rowen le volvió la espalda, pero no antes de que el corpulento rubio viese su expresión afligida. William murmuró una maldición y se acercó a él por detrás, y lo obligó a apoyar la espalda contra su pecho.

 

--Mi intención no fue que la respuesta sonara de ese modo; sencillamente, formulaba una norma- dijo al menor- ¿Crees que me agradan tus preguntas, cuando me describen como un ser tan cruel? Creía que ya no me temías.

 

--No te temo.

 

--¿Por qué no?

 

El joven se volvió para mirarlo, pero el color de pronto tiñó sus mejillas, y de nuevo bajó los ojos, avergonzado. Con voz tenue y arrepentida dijo:

 

--Porque no lastimas tanto a mujeres como a donceles…incluso cuando tienes motivo para hacerlo. Lo siento, William. No debí permitir que mis pensamientos se desbocaran, pero…preferiría que no vayas a hacer la guerra.

 

--Soy caballero…

 

--Lo sé, y los caballeros siempre tienen que combatir aquí o allá. Pero no es obligatorio que eso agrade a las personas. ¿Te ausentarás mucho tiempo?

 

Los brazos de William lo rodearon y lo acercaron más.

 

--Sí, quizá varios meses. Rowen, ¿me echarás de menos?

 

--¿Cuándo la mitad de mis obligaciones desaparecen contigo?

 

El otro le palmeó las nalgas.

 

--Eso no fue una respuesta adecuada para tu señor.

 

--La respuesta fue para el hombre que me llama su siervo. Tengo otra respuesta para el hombre que me amó toda la noche. Soñaré con él, y contaré los días que faltan para su regreso.

 

Los brazos de William lo oprimieron con fuerza. Su boca devoró la de Rowen. Antes de que se le enturbiase el pensamiento a causa de la llamarada de calor que se elevó tan prestamente, Rowen decidió que esa respuesta hubiera sido preferible, y quizás hubiera sido deseable, que no fuese del todo cierta.

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Ayyyyy caray!!!!


Me muero con estos dos…Me encantan!!! A ustedes no????


En verdad que la relación entre William y Rowen avanza a pasos agigantados. Aunque a veces se digan cosas hirientes. Pero enseguidita se dan mutuo consuelo jajajajaja. Bueno, ahí tienen el capítulo que espero les haya gustado mucho. Qué les pareció el castigo de Beatrix??? Caray!!! Creo que se le pasó un poquito la mano a su implacable padre. Qué pasará ahora que William dejó a Rowen…solo??? Eso lo sabrán en el siguiente episodio, que por cierto saldrá el gran Sheldon para burlarse de su ex pupilo jajajajaja. Espero en verdad sus comentarios, recuerden que son mi gasolina para darle con ganas a la historia. Nos vemos el próximo jueves, y que tengan unos bonitos días.


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