Como si de un cuento de hadas se tratara, Will Graham empezó a trabajar de niñero de la hija secreta del Doctor Hannibal Lecter. Los rumores sobre aquel hombre que vivía como un recluso no hicieron mella en el joven castaño; su propia experiencia le había demostrado que la mayoría de las veces las personas no eran lo que parecían. Pero en el caso de Hannibal, su corazón estaba tan herido como su rostro...

Hannibal se sentía como un animal enjaulado y terriblemente hambriento al que se le ofrece un suculento manjar pero no se le deja probarlo...pero no había perdido del todo la esperanza. A pesar de todo, quizás podría cautivar a aquel castaño de ojos tan azules como el mar. 

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