CAPITULO 2
Konoha
Fin de semana
En un vehículo la familia Namikaze-Uzumaki se dirigía a la residencia de los Uchihas muy felices donde entraron a la zona más costoso de Konoha y aparcaron en una hermosa mansión estilo japonés, una vez recibidos fueron guiados por un mayordomo adentro de la hermosa mansión, mientras caminaban vieron el hermoso jardín lo extenso que era, una vez adentro fueron guiados a una hermosa y espaciosa sala donde se quedaron a esperar a los dueños del lugar mientras la servidumbre les ofrecían aperitivos durante su espera.
Unos minutos de espera y por la puerta de la sala ingreso una azabache muy alegra, luciendo un hermoso vestido de gala color negro y comenzó a saludar a sus tan esperados invitados.
Buenas noches Minato, Kushina, Deidara chan – entro la azabache dando un abrazo a los presentes recibiendo el saludo de estos y deteniéndose en un pequeño doncel regordete de cabello rubio y corto, ojos azules como el mismo cielo, piel ligeramente bronceada y con unas tres lindas marquitas simétricas en cada mejilla “serán cicatrices” pensó la pelinegra – hola – saludo al pequeño desconocido, el rubito quería responder pero fue interrumpido por los demás integrantes de la familia Uchiha que ingresaron y empezaron a saludar a los presentes, una vez concluido los saludos Kushina tomo la palabra al ver que sus amigos miraban a su hijo menor.
Mikoto, Fugaku, Itachi kun, Sasuke kun les presento a mi hijo menor Naruto – dijo muy feliz la pelirrojo, el pequeño al escuchar su nombre se paro y realizo una elegante reverencia que al Uchiha mayor le encanto.
Mucho gusto a todos, mi nombre es Naruto Namikaze Uzumaki – se presento con una sonrisa muy tierno a los ojos de los adultos Uchiha, en cambio para los menores pelinegros no era nada lindo, según sus pensamientos el doncelito era muy pequeño, feo y además gordito.
Así paso la velada de la cena, con recuerdos de sus vidas de adolescencia, una vez terminada la cena nuevamente estaban en la sala para recordar viejos tiempos y decidieron mandar a los menores al cuarto de juegos que tenían en la mansión para que se conozcan, se diviertan y así lleguen hacer buenos amigos.
Mientras los mayores hablaban, no eran testigos de que arriba los menores no estaban muy alegres que digamos, bueno uno por que los demás estaban muy contentos jugando, ambos pelinegros ofrecían sus juguetes y trataban de complacer en todo al doncelito mayor, quien solo se dedicaba a sonreír e ignorar a su hermanito.
Dei-chan ven te quiero mostrar algo – Itachi con una sonrisa agarro de la mano al doncelito mayor y se alejaron de donde estaban los más menores, al ver esto el pelinegro menor frunció el ceño enojado mirando como su aniki jalaba al doncelito y lo sacaba del cuarto “seguro lo llevara a su recamara” pensó el menor iba ir pero una voz le detuvo y miro con enojo al menor por su interrupción.
¿Quieres jugar? – pregunto con una hermosa sonrisa el pequeño doncelito de rasgos felinos al pequeño azabache.
No – respondió cortante el azabache mirándolo con enojo a ese regordete doncelito que no le agradaba para nada.
¿Por qué? – pregunto triste el doncelito al ser rechazado de forma tan cruel por el niño pelinegro que estaba irse.
Porque eres feo y gordo – soltó de golpe dándose la vuelta y saliendo rápido del cuarto sin saber que con esas palabras rompió el corazón del pequeño doncel y algo más.
Y-Yo solo quería jugar – se dijo así mismo con sus ojitos vidriosos producto del llanto que amenazaba tener.
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Y así las reuniones y actividades entre ambas familias era más constante que día a día eran más unidos, mientras sus hijos igual fortalecían su amistad con la única diferencia que el centro de atención era Deidara, para ambos niños pelinegros el doncel pelilargo era su meta de conquista y competían entre ellos para llamar la atención del rubito hermoso, realizaban toda clase de juegos para jugar con el rubito mayor y tratando mal al pequeño Naru que lloraba en silencio por el trato que recibía de esos varoncitos, en especial sufría más por los insultos sin tacto de parte del azabache menor.
Mira Dei-chan te regalo mis peluches de aves – ofreció Itachi al enterarse que al doncelito le gustaban las aves.
Gracias Itachi kun – agradeció y le planto un beso en la mejilla, el pelinegro a tal acción se ruborizo por sentir su primer beso.
Al ver esto el azabache menor frunció el ceño y más cuando vio como su hermano se llevaba al doncelito a los columpios, estaba por ir cuando.
Sasuke kun ¿quieres jugar? – le pregunto el doncelito menor con la sonrisa más linda y radiante que a todos los cautivaría.
Ya te dije que no – contesto molesto mirando a donde estaba su hermano que sonreía con el doncelito – ¿que no entiendes? – regreso su mirada al doncelito y al ver que el menor iba a decir algo lo interrumpió – no me gusta jugar con personas feas y gordas – luego se fue donde estaban los otros jugando sin prestar atención al rubito que solo miraba con tristeza como su hermano mayor jugaba con los dos pelinegros.
Talves cuando sea grande él quiera jugar conmigo – se limpio con un pañuelo unas traicioneras lagrimas que bajaban de esos hermosos cielos que tenia por ojos.
Deidara al darse cuenta de cómo los pelinegros trataban a su hermanito envés de molestarse se alegraba porque no le gustaba compartir nada, él quería ser único hijo para recibir el amor de sus padres pero cuando su madre les conto que estaba embarazada se puso triste y más cuando los doctores dijeron que iba a ser doncel, cuando nació fue peor sus padres ya no lo consentían como antes toda la atención era para su hermanito por eso lo odiaba, porque Naru le robo el amor de sus padres y al ver que esos hermanos Uchiha querían llamar su atención solo les sonreía y les daba un beso en la mejilla a cada uno, él quería ser admirado por los demás porque era un doncel muy consentido y si sus padres ya no le hacían caso pues ahora tenía a dos hermanos que estaban loquitos por llamar su atención y eso lo aprovecharía para su bien.
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Los años fueron pasando y los niños iban creciendo, el pequeño Naru-chan entro a la escuela primaria que feliz asistió pero nada es felicidad porque igual recibió el mismo trato por sus compañeritos de clase, todos le decías que era gordo y feo para ser doncel y esas marcas que tenia eran horribles, que su hermano mayor no era así y muchas cosas crueles, hasta golpes recibía por parte de las niñas que no dejaban de insultarle y se dio cuenta que su hermano y los hermanos Uchihas sabían de los maltratos a su persona pero que no hacías nada para defenderlo mejor se burlaban de él junto con sus compañeros así paso los años para nuestro pequeño Naru-chan que sin darse cuenta su autoestima bajaba mas y mas.
Los hermanos Uchihas a medida que crecían se fueron enamorando del hermoso doncel que les llamo la atención desde el primer momento que le conocieron y le brindaron toda clase de atenciones, cumplían cada capricho del rubio, solo para llamar su atención y que salga con alguno de ellos cada uno por su lado, sin darse cuenta que más adelante su arrepentimiento llegaría tarde y las cosas ya no tendrían solución.
Continuara………………………………...…....