La noche inundaba de oscuridad las calles, el rubio aún se lamentaba en la oscuridad de su habitación, la cual era solo iluminada por la luz de la luna, dejando que las lágrimas que resbalaban de los hermosos ojos del muchacho brillasen como si fueran hermosos diamantes. Los desnudos pies del jovencito se engarruñaban, apretando las cobijas debajo de estos.
Aquel silencio abrumador que inundaba la habitación del rubio, fue interrumpido por el sonido de su celular, sacando al rubio de sus amargos pensamientos por un segundo. Era Taichi el que intentaba hablar con él.
— ¿H-Hola? — preguntó con la voz baja y quebrada el atormentado rubio.
—Takeru, ya me enteré de todo, ¿Estás bien? — preguntaba un preocupado castaño.
— ¿Te parece que lo esté? — respondió en un tono sarcástico y melancólico a la vez.
—Disculpa… fue una pregunta estúpida yo…
—… No, disculpa… no tenía que contestar así… es solo que… no estoy bien— sollozó el muchacho abrazándose a sí mismo.
—Lo sé, lo se pequeño— dijo esta vez en un tono fraternal.
— ¿Por qué lo hizo? Yo… siempre traté de hacer lo mejor por ella, traté de hacerla feliz pero… no sirvió.
—Porque es una idiota— dijo Taichi de forma tajante —Si tuviera al menos medio cerebro funcionando correctamente, valoraría el gran partido que eres. No sé quién sea ese imbécil con el que anda, pero te garantizo que no te llega ni a los talones porque tú eres caballeroso, educado, sencillo, eres lo que muchas personas quieren por pareja.
—Je… no soy todo eso… simplemente quiero… hacer felices a las personas que me importan.
—Y eso es lo que te hace mejor que muchos, esa es la diferencia, ¿Está bien si voy a tu casa ahora mismo? — preguntó el castaño con un tono cariñoso.
—Supongo que está bien… creo que me vendría bien.
—Vale, salgo para allá de inmediato— dijo el mayor antes de cortar la llamada, para arreglarse lo más rápido que pudo y tomar las llaves de su auto, un Dodge Challenger SRT-8 en color rojo.
Taichi finalmente llegó a casa del rubio, aparcando junto al GT86 del jovencito siendo recibido por el mismo, quien ahora lucía unos ojos enrojecidos e hinchados.
—Ven aquí— dijo Tai abrazando al pequeño, quien sin pensarlo, comenzó a llorar de nuevo, ocultando su rostro en el pecho del mayor
—Taichi… ¿Por qué me hizo esto? — preguntó el rubio entre amargas lágrimas.
—No lo sé, Takeru, también me decepciona que… Ella piense tan mal de mí, no lo esperaba de ella.
—Tai… ¿Es cierto? ¿Te gusta Matt? — preguntó el rubio con la mirada baja, quería saber si lo que dijo esa maldita mocosa era verdad.
—Ah… yo… bueno… sí, pero no quiere decir que voy a hacer algo… estúpido o inmoral por eso— dijo Taichi sonrojado y evitando mirada con el más joven.
—Tai… ¿Mi hermano lo sabe?— cuestionó el rubio, mientras Tai negaba con su cabeza a forma de respuesta —Ya veo… Será mejor que entremos.
Así ambos chicos se adentraron en la casa del rubio, Tai ayudando a calmar a quien veía como su hermano menor.
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— ¡Willis! — Se escuchaba a un efusivo castaño hablando a la pantalla de su computador.
—Hola Davis, me alegra mucho poder verte— decía un chico rubio con unos ojos casi color turquesa, cuyo rostro aparecía en el monitor del moreno.
—Jeje, me alegra ver que tu carrera despegó bien desde que hicimos esa película juntos— dijo Davis en un tono jovial.
—Sí, he tenido muy buenos papeles en películas y series, recién terminé una serie sobre un espía adolescente, fue muy divertido, me enseñaron karate, judo y kickboxing-
— ¿Eso quiere decir que me patearías el culo si te molesto?
—Solo si intentas avergonzarme, en ese caso ni siquiera tu madre reconocerá tu redondo y lindo trasero— dijo Willis mientras llevaba sus manos a su nuca y le guiñaba un ojo. Daisuke no pudo más que sonrojarse ante aquel cumplido a su trasero. Willis sonrió y se pasó la mano por el cabello, mientras soltaba un suspiro —Oh, y casi olvidaba decirte, mañana salgo para Japón, jeje, quiero ir a visitarlos.
— ¡Eso es genial, seguro que a todos les da gusto volver a verte!
—Eso sí, no le digas a nadie, quiero sorprender a todos— dijo Willis sacando su lengua y guiñando un ojo a Davis —Por cierto, ¿Cómo esta Take? ¿Qué tal va su relación con la linda Kari?
—No me menciones a esa zorra.
—Epa, ¿Qué pasó? — preguntó Willis sorprendido ante la respuesta de Davis.
—Esa maldita insultó a Taichi por su orientación sexual y engañó a Takeru con quien sabe que pendejo— gruñó un molesto Daisuke.
—Ya veo… no me lo esperaba— se sinceró el rubio cruzado de brazos —La verdad recuero a una Kari muy tierna y gentil.
—Pues esa Kari ya no existe, solo queda esa zorra que lastimó a Take.
—Vaya, que intenso— dijo Willis —Supongo que Takeru estará devastado, jeje, intentaré animarlo mañana que vaya a verlos.
—Seguro que a Takeru le da mucho gusto verte— dijo el castaño con una sonrisa dibujada en su cara.
—Eso espero, en serio parece que no la está pasando nada bien
—No, para nada, esa maldita zorra lo está haciendo pasar un muy mal momento
—Hey, no deja de ser una mujer, y no es muy masculino que un hombre insulte a una mujer, así que deja de hablar como si fueras un albañil— regañó Willis con un tono autoritario.
—Por favor Willis, no puedo creer que aún después de todo el daño que le hizo a Takeru la defiendas de esa forma
— Eres un hombre ¿Qué no? Te parió una mujer, así que ten un poco de respeto
—Agh… supongo. Como sea, espero verte pronto, abrieron un parque de diversiones cerca de aquí que seguro te va a encantar
—Sí, suena ideal para levantarle el ánimo a Takeru— dijo Willis sonriendo mientras asentía con la cabeza.
—Jeje, bueno ¿Quieres que vaya a recogerte al aeropuerto mañana? No tengo nada que hacer— se ofreció el moreno.
—Claro, llegó a las 11 de la mañana.
—Ahí estaré.
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En la sala de espera, un moreno estaba parado con un colorido letrero que escribía “Bienvenido Willis” junto a un dibujo de Lopmon y Terriermon, lo dibujó en la noche, seguía siendo un infantil.
— ¡Davis! — gritó el rubio en cuanto salió a la sala, corriendo hacia el moreno y dándole un fuerte abrazo.
— ¡Hola, Willis! — Gritó bajando el letrero y correspondiendo el abrazo de su amigo —No sabes la de ganas que tenía de venir a verlos.
—Bueno, vamos, mi auto está afuera— dijo mientras caminaban al estacionamiento, donde Davis abrió el maletero de un Nissan 370Z en color blanco.
—Wow, nada mal— dijo el rubio mirando el auto —Bueno, estamos en Japón, así que…
—… exacto, no es raro verlo— dijo el moreno sonriendo orgulloso —Es el 370Z NISMO, el más deportivo.
—Bueno, en casa tengo un Selby Mustang GT350, así que no me puedes presumir nada— dijo Willis mientras, ayudado por Davis, metía sus cosas en el maletero.
—Bueno, ¿Dónde te quedarás?— preguntó Daisuke encendiendo el auto.
—Bueno, planeaba irme a un hotel, aunque quizá Takeru necesite compañía así que no sé.
—Bueno, eso debes consultarlo con él, yo no puedo responderte en nombre de Takeru.
—Bueno, en eso tienes razón ¿Crees que podamos ir a verlo ahora?
—Sí, seguro que le caerá de perlas verte— dijo el moreno sonriendo ampliamente y entrando a la autopista —Agárrate bien~ — dijo en un tono cantarín y piso más a fondo, mientras Willis solo se sujetaba a las manijas del techo y la puerta.
— ¡Estas demente! — exclamó el rubio asustado por el brusco acelerón.
No demoraron mucho en llegar a casa de Takeru, quien los recibió a ambos, con una enorme sonrisa al ver a Willis, la visita inesperada del rubio le hizo el día, se sentía bien con solo ver que su amigo estaba ahí, frente a él.
— ¡Willis! — exclamó el rubio abrazando al otro muchacho con una enorme sonrisa dibujada.
— ¡Hola, teníamos muchísimo de no vernos!
—Es una gran sorpresa tenerte aquí, vamos, adelante—dijo Takeru guiando a sus dos amigos dentro de su casa.
—No pensé que fueras a venir— admitió Takeru mirando a su amigo.
—Jeje, quería sorprenderlos— replicó Willis con una sonrisa.
—El bastardo me avisó ayer, fui a penas a recogerlo al aeropuerto—dijo Davis con una enorme sonrisa.
— ¿Cuánto tiempo te piensas quedar? — cuestionó Takeru.
—No sé, quizá un par de meses.
—Ya veo, jeje, ¿Tienes dónde quedarte? — preguntó Takeru mientras se levantaba.
—Ah, quería preguntarte eso, ¿Te molesta si me quedo este tiempo en tu casa? — dijo Willis con una sonrisa. Ciertamente le avergonzaba un poco pedir eso, pero Takeru necesitaba compañía y él necesitaba donde quedarse, todos ganaban.
—Oh… claro, sería genial— dijo Takeru emocionado mientras caminaba a la cocina para traer bebidas.
—Bueno, entonces está arreglado— dijo Davis ayudando a Takeru a traer unos cuantos vasos de refresco.
—Gracias, no sabes cómo me alegra poder quedarme junto a uno de mis amigos— dijo Willis mirando a los dos chicos en la cocina, la cual estaba directamente conectada a la sala de estar.
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—Ese maldito me las va a pagar— decía Hikari enfurecida y caminando de un lado a otro, mientras cierto rubio la veía a través de la pantalla —Que ni sueñe que me voy a olvidar del ridículo que pasé.
—Llévame a Japón y le daré la golpiza de su vida— dijo Michael mirando a su castaña.
—Quiero que sufra— dijo apretando los dientes.
—Yo me encargaré de que sufra, solo llévame a Japón, y lo haré— la malicia era muy palpable en la voz del americano.
La castaña pareció reflexionar la idea en su retorcida mente, la idea de que Michael le diera su “merecido” a Takeru era tentadora y le agradaba mucho.
—Bien, debo admitir que la idea es tentadora pero no necesito que te metas en líos ahora mismo— dijo la castaña pensativa y suspirando —Pero si te traeré, ya no estoy con Takeru… y podemos planear algo juntos— dijo en un tono malicioso.
—Me gusta mucho esa idea.
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En la casa de Takeru, ambos rubios se encontraban preparando el almuerzo, antes de que desempacaran todas las pertenencias que Willis había traído consigo.
—No sabía que pudieras cocinar— dijo Takeru colocando la mesa.
—Bueno, es uno de mis magníficos dotes ocultos— contestó Willis mientras salteaba unos vegetales.
—Adoro tu modestia— replicó el menor con un tono sarcástico y risueño.
—Vamos, soy una caja de monerías
—Sí, si, como digas, apresúrate, la mesa está lista— dijo Takeru encendiendo el televisor, en uno de esos canales que se enfocaban en la vida de los famosos, ya era una noticia el rompimiento con Hikari, Takeru solo suspiró y desvió la mirada.
—Escuché sobre eso, ¿Algo que pueda saber?— preguntó Willis apagando las hornillas de la estufa.
—Nada demasiado interesante… implemente ella cambió para mal, eso es todo.
—Ya veo, bueno, siendo así creo que fue lo mejor para ambos— dijo Willis sonriendo y caminando hacia Takeru, poniendo sus manos en los hombros del menor.
—Supongo que si— contestó mirando su invitado con una pequeña sonrisa.
—Bueno, vamos a cenar, me quedaré un par de meses así que tengo mucho que desempacar— dijo Willis con una sonrisa enorme en su rostro
—Vale, vamos a cenar
Después de la cena, ambos rubios caminaron a la habitación de huéspedes, donde Willis se instalaría, y ambos empezaron a desempacar, en silencio, pero era un silencio bastante cómodo y agradable para ambos chicos. Eso hasta que Willis rompió el silencio.
—Hace mucho que no voy a la playa, ¿Te apetece ir ahora?— preguntó el rubio mayor mirando a su amigo.
—Claro, aún hay sol y seguro que encontramos algo divertido que hacer. Bien, toma tu traje de baño y andando— dijo Take caminando a su habitación.
No mucho después, ya ambos chicos estaban en el GT86 de Takeru, quien encendió la radio a todo volumen y salió rumbo a la playa. La presencia de Willis lo hacía sentirse extrañamente bien, olvidándose de sus penas casi por completo.
—Me alegro mucho de haber venido- dijo Willis mirando a Takeru y sonriéndole.
—Yo también me alegro de verte de nuevo, jeje, esos meses que pasamos en Estados Unidos filmando la película fueron muy divertidos— dijo nostálgico
—Yo también me divertí mucho, aunque también quiero conocer este lugar, quizá y termine mudándome aquí— mencionó Willis mirando alrededor.
—Sería genial tenerte aquí, seguro a Davis también le gusta esa idea.
—Estoy seguro— dijo Willis acomodándose en el asiento, o al menos intentando —Diablos, como es que te acomodas en asientos tan pequeños— dijo Willis removiéndose un poco
—No exageres, son asientos deportivos, no pequeños— dijo Takeru soltando una carcajada.
—Los japoneses hacen cosas raras con sus autos, sabía que debía traer mi Mustang— dijo haciendo un puchero.
—No recordaba que fueras un quejica— dijo Takeru en un tono burlón.
—No soy quejica, solo es un asiento incómodo— dijo Willis cruzándose de brazos.
—Bueno, sería más cómodo si el bobo a mi lado, hubiera notado los controles eléctricos del asiento a su lado derecho— dijo el menor sin quitar la vista del camino.
—Ah… ya los vi— dijo el rubio mayor avergonzado y haciendo el asiento hacia atrás y hacia abajo.
—Baboso— dijo Takeru entre risas, y finalmente llegaron a su destino, Takeru se quitó sus tenis y sus calcetines, al igual que Willis y comenzaron a caminar por la playa. Take poniéndose sus gafas de sol y Willis sacándose su camiseta.
—Vivir aquí debe ser increíble— dijo Willis respirando profundamente, sintiendo la brisa marina también.
—Sí, es un lugar hermoso.
— ¿Y no tienes papeles en puerta para alguna serie o película?
—De momento no he querido aceptar nada, aunque si estoy grabando un par de sencillos para sacar un disco— dijo Take sonriendo emocionado de solo recordarlo.
— ¿Sabes cantar?
—Bueno, es uno de mis magníficos dotes ocultos— dijo imitando el tono que su invitado había usado un par de horas atrás.
—Jaja idiota, vamos, canta algo para mí— dijo el mayor sonriendo.
Takeru lo pensó un momento, le daba algo de pena cantar en público, pero si no podía en ese momento, no podría llegar lejos. Tras meditarlo sonrió, y aprovechándose de un chico que tenía una guitarra acústica en sus manos, pidió prestado el instrumento.
—Bien… aquí voy— dijo Takeru sonriendo y pulsando la guitarra, empezando a tocar.
Tengo que aceptar, que fui presa del temor,
Sin saber que pasaba,
Esta realidad, se refleja en mí pasado de cobarde,
Por eso.
Seguramente el bello cielo,
Le dará color a mi opaco corazón, lo sé muy bien.
Quiero soñar sin descansar, y así poder volar,
Dejando atrás cualquier intento de caer,
Dentro de mí una emoción, comienza a crecer,
Y me doy cuenta que, soy débil si no estás,
La fuerza me das contra la oscuridad,
Los sueños de mi corazón jamás se perderán.
Quiero estar siempre junto a ti,
Todos mis sueños te daré.
Me puse a buscar, los destellos de una luz,
Que me guie por siempre,
Y recordare que el presente es el momento más preciado,
Si cierras, esos ojos al triste mundo,
Veras el dolor de un cálido sentir sobre tu piel.
En realidad convertirás, tus sueños esta vez,
No habrá razón para temblar ni escapar.
Quiero cuidar todo tu ser, y tu dolor sanar,
Viajando en un profundo sueño pasara,
Lo que prometí siempre se mantendrá,
Los fuertes lazos que creamos no se romperán.
Aunque mi voz se quiebre se, tu nombre gritare,
Déjame ver el gran milagro de tu amor.
Quiero soñar sin descansar, y así poder volar,
Dejando atrás cualquier intento de caer,
Dentro de mí una emoción, comienza a crecer,
Y me doy cuenta que, soy débil si no estás,
La fuerza me das contra la oscuridad,
Los sueños de mi corazón jamás se perderán.
Quiero estar por siempre junto a ti,
Todos mis sueños te daré,
Al fin tu llanto secare,
Voy a dar todo de mi ser.
Una gran cantidad de gente se aglomeró alrededor del rubio, los aplausos no se hicieron esperar, había cantado de una forma maravillosa, Willis estaba fascinado con la hermosa voz de su amigo, y esa canción saliendo de sus labios había sido hermosa a los oídos del americano.
—Lo hiciste increíble, Takeru— dijo Willis con una enorme sonrisa dibujada en sus labios.
—Gra-Gracias— contestó el menor con un adorable sonrojo en sus mejillas, Willis no había notado hasta ese momento lo lindo que era Takeru, tampoco lo cómodo que se sentía a su lado. Recapitulando; cuando lo conoció para la filmación de la película “Hurricane Touchdown”, siempre se había sentido muy cómodo con Takeru.
Willis no sabía porque, pero le gustaba la idea de pasar más tiempo con Takeru.