Secuela de "Water".
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Tan solo, pudo verlo correr lejos, como si el fin del mundo se tratara.
El solo se quedó estatico, ante sus duras palabras.
"Pierdete..."
Esa dulce voz que una vez le sussuró palabras de amor incondicionál, ahora le dejaba caer en el mismo abismo de donde lo salvó.
Pudo ver sus ojos apagarse, y borrar su sonrisa.
"Que hice?"
Lagrimas se deslizaban por sus mejillas. El percatarse de su llanto, era algo que no le importaba, su mente se encontraba nublada por la inmensa tristeza.
Sabía que no volvería, sabía que había hecho algo...
Sabía que volvería a estar solo...
Su mente se encontraba en lió, su cuerpo iba solo. Solo pudo sentir sus pasos por las escaleras, el sonido de un cajón abriendose y un peculiar sonido metalico.
Subió a su habitación. Esa habitación en donde habían hecho el amor la primera, y ultima vez. Donde palabras de amor fueron sussuradas al aire, para después desaparecer sin dejar rastro.
El aire era pesado, como si lo presionara.
Acercó un filoso cuchillo a su blanco cuello.
Si muriera, alguien lloraría por el? Alguien estaría en su funerál?
...Alguien lo recordaría?
Sus manos temblaban incesantemente, tenía miedo. Su corazón latía sin parar en su caja toracica, junto a un sentimiento vació.
Deslizó con miedo el objeto, ocasionandose una leve pero dolorosa herida, que dejaba escurrir una pequeña cantidad de sangre.
Los maullidos de un gato podían ser escuchados con claridad, pero no les daba caso... Que importaba si el motivo de su latir se había ido?
Volvió a deslizarlo, pero con más fuerza, y otra vez, hasta que sintió su respirar interrumpirse bruscamente.
Su ropa estaba completamente manchada de liquido carmesí, que no paraba de escurrir de su cortado cuello.
No podía respirar, comenzaba a jadear rapidamente, tratando que el oxigeno volviera. Cayó al piso, apretandose la garganta con las manos, tratando parar aquel fluso interminable de sangre.
Su vista era borrosa, por culpa de las gruesas lagrimas en sus orbes avellanas.
Se retorcía al piso, como un parasito al punto de morir...
Y el lo era...
Su boca se encontraba abierta, tratando lograr respirar. Sentía que el mismissimo aire lo comenzaba ahogar lentamente, era una sensación horrible.
Cerró los ojos con fuerza, dejando que traviesas lagrimas caigan, mezclandose con la sangre.
Vió el chico que lo abandonó, en una tina de agua roja, con la cabeza hundida, inmovil, como si hubiera muerto.
Quería gritar, pero no podía, simplemente no podía. El aire lo estaba ahogando.
Lo unico que quería, era viajar a los momentos en el que, fué feliz...
Fué feliz vivir...
Miles de petalos cayán sobre dos figuras sonrientes. Que se tomaban de la mano, como si sus vidas dependiese de ello.
Era un escenario casi irreal.
Las personas, son felices por motivos diferentes pero iguales. El, lo era por el amor, aquel dulce sentimiento que lo salvó de su triste soledad, dió luz a su vida por primera vez, y pudo sonreir con sinceridad... Aquel mismo sentimiento, lo había derrumbado, nublando su mente, controlando sus acciones. Haciendo que derramara lagrimas y volviera a caer al vació.
"Puedo abrazarte otra vez?"
Lo unico que se podía escuchar en aquella habitación, eran los dulces maullidos de un gato.
"Si pudiera pedir un deseo... Pediría volver escuchar aquellas palabras de amor, las que me derrumbarán por completo, y me harán derramar, calidas lagrimas de felicidad sobre la piel de Oda. Aunque sea solo un instante, pediría eso, solo para volver a ser felíz..."