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Secret por KittieBatch

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Notas del capitulo:

Gracias a quienes han comenta, es un honor saber que les ha gustado esta historia. Un beso, espero vernos pronto. 

Monito

 

Danny se fue temprano a casa, tras los eventos ocurridos ese día no estaba de humor para nada, por suerte el día fue tranquilo y no había caso entre manos. Conducía por las calles de Hawaii pensando en Steve y el bebé, sabía que no tenía ni la menor idea de que camino tomar, se detuvo en un semáforo esperando el cambio de luz y entonces el aroma dulce de alguna pastelería cercana inundó sus fosas nasales, se supone que aún no debería tener antojos pero tal como Malía explicó, cada embarazo era diferente y algunos se salían del protocolo, sonrió, su bebé rompía las reglas tal y como su padre lo hacía día a día.

 

─Monito, tu papá es un tremendo idiota─ dijo Danny avanzando hasta la siguiente calle para rodear y volver por su antojo. En esos días le dio ese apodo a su bebé, fue una tarde que al volver al trabajo pasó por una tienda de bebés y vio a un enorme mono de peluche sentado en la vitrina, no tenía lazos de ningún color, era un simple mono color café con tonos crema en la barriga, patas y cara. Así fue como su bebé recibió su primer juguete y el sobrenombre de “Monito”. ─¿Qué te parece si cenamos helado? ¿Quieres helado cariño?─ decía Danny mientras aparcaba frente a la pastelería. Bajó del auto sin prisas entrando al negocio, entonces pasó, aquel lugar estaba infestado de parejas, omegas, alphas, betas ¡Y todos en pareja! Danny sintió su corazón doler, quiso ignorarlo pero aquello superaba su capacidad, le dolía estar allí solo, esa era la verdad.

 

Clavó sus ojos en una pareja de chicas, Alpha/Omega que compartían un pastelillo, seguramente antojo de la omega embarazada, se fijó en lo parecidas que resultaban a como Steve y él eran físicamente, respiró profundamente considerando salir del sitio pero el antojo no lo dejaría en paz, así que se acercó a la cajera y pidió lo que quería, pagó y salió de allí tan rápido que él mismo creyó estar huyendo. Subió al auto y fue cuando alguien se acercó al lado del copilo a saludar, no era otra persona que Doris McGarrett, lo último que le faltaba.

 

─¿Necesitas un hombro dónde llorar?─ dijo ella metiendo la cabeza por la ventana sin pedir permiso o respetar el espacio de Danny.

 

─Señora, no estoy de humor─ Danny se tragó sus lágrimas pues estaba al borde del colapso, primero la pastelería y ahora la abuela de su bebé ¿qué más faltaba? Y como si invocara a la desgracia Rachel se acercaba también a su auto, tenía meses de no ver a su ex esposa.

 

─Danno, no vine para molestarte─ habló Doris y Danny se puso furioso.

 

─¡Entonces no hable, aléjese! ¿Sabe acaso lo que hizo? ¿Siempre tiene que ser la que lo sabe todo? ¿Por qué no deja que su hijo y yo arreglemos nuestros asuntos? ¿Por qué se mete en mi vida?─ soltó Danny, estaba molesto con ella porque lo espió, era la única posibilidad en que supiera acerca de quién era el padre de su bebé.

 

─¿Estás bien Danny?─ Rachel llegó a ellos mirando desafiante a la mujer que parecía molestar a su ex.

 

─¿Tú qué crees?─ la mirada de Danny era aguada, su expresión era la de un cachorro abandonado por todos, uno muy necesitado de amor.

 

─Vamos, te haré compañía─ Rachel empujó a Doris y se montó al auto de Danny, él encendió el auto y condujo hasta su casa dejando atrás a la madre de Steve que aún procesaba el reclamo del rubio.

 

En el camino a casa Danny puso al día a Rachel de su situación, ella suspiró pensando en cómo ayudar, para ambos no era un misterio que su relación tuvo fecha de caducidad desde el inicio, pero aún así lo intentaron, se casaron y terminaron en Hawaii, cada uno hizo su vida tras el divorcio, sin embargo eran amables con el otro cuando se topaban por allí y cuando el otro lo necesitaba estaban para echar una mano. Ella estaba furiosa con Steve, ¿qué más quería ese hombre? Danny le daría un hijo, se ganó la lotería y seguía comportándose como un bruto, un salvaje, un Alpha.

 

Llegaron a casa de Danny y entre los dos se comieron los dulces que Danny compró, hablaron de muchas cosas y ella lo dejó desahogarse ─Steve McGarrett es un tremendo idiota si cree que voy a permitir que siga con sus tonterías, estaré preparado la próxima vez─ decía Danny dando una mordida considerable a su dona.

 

─Podrías meterlo a esa sala de interrogatorios y dejarlo allí un tiempo hasta que se le pase la furia─ sugirió ella y Danny sonrió totalmente de acuerdo con la idea y deseoso de intentarlo.

 

Eran las siete cuando Rachel se marchó en un taxi y Danny se quedó solo en casa, su hogar era pequeño, pero sería suficiente para su Monito y él. Se las arreglarían solos, sin necesidad de ningún tonto Alpha y sus hormonas. Se sentó a ver el atardecer caer sobre el mar y pensó que le haría bien pasar parte del embarazo en Nueva Jersey, iría a ver a su familia, dejaría que su madre lo consintiera, sus hermanas lo llenarían de consejos, sus sobrinos brincarían emocionados por la venida del nuevo bebé… eso necesitaba él, alejarse un tiempo de todo, alejarse de Steve. ─¿quieres visitar a la abuela? Probarás la pizza de Nueva York, sentirás la vida de Hoboken y te enamorarás de tu familia, ellos te van a amar Monito─ habló Danny a su bebé y sonrió sin atender que estaba llorando, un llanto silencioso, lágrimas fáciles que se resbalaban dejando un rastro claro.

 

─A tu tío Matt le vas a agradar, él no tiene hijos aún así que te tomará mucho cariño─ siguió hablando con la voz temblorosa ─Y yo te voy a amar por dos, no importa lo que pase, seremos tú y yo Monito, mi Monito─ esta vez un sollozo escapó de los labios temblorosos de Danny, ahora el llanto se volvió ruidoso, lleno de angustia y ansiedad reprimida.

 

Lloró por mucho tiempo, no supo cuánto pues en algún punto de todo ese mar de lágrimas terminó inconsciente de cansancio. Fue por ello que no sintió a Steve entrar a su casa, fue por ello que no reaccionó a la mirada penetrante del Alpha que lo examinaba. El Comandante pasó toda la tarde vagando por la playa, necesitaba calmar su mente y comprender por qué Danny le mintió acerca de quién era el padre del bebé. Tenía el testimonio de Mary sobre sus sospechas, solo tuvo que armar un par de líneas y entendió, esa noche se acostó con Danny y comió hierba en un estúpido brownie, pero quizás Danny no comió nada del brownie. Lo último que recordaba esa noche era estar en un bar junto a Kono, Chin y Danny festejando que dieron un gran golpe al contrabando internacional. Danny olía diferente, mucho más delicioso que de costumbre, porque sí, para Steve el aroma de su compañero era toda una delicia, un bálsamo y un detonante.

 

Recordaba a un tipo invitando a Danny a bailar, recordaba a Kono pidiendo más alcohol, Chin se marchó temprano. El tipo pegando al rubio a su cuerpo, Kono despidiéndose, él bebiendo como si no hubiese mañana… el recuerdo de Danny siendo arrastrado por él, lejos del fastidioso pretendiente, la furia de que otro toque el cuerpo perfecto del omega, la palabra “MIO” pujando en su mente. Lo siguiente era el aroma dulce de Danny, su cuerpo cálido y el sabor de su piel, el sonido de sus gemidos con cada movimiento de Steve.

 

─¡Mierda!─ soltó Steve cuando no tuvo duda de que se acostó con Danno, el tiempo coincidía, según Malía el embarazo no llegaba a las ocho semanas, conocía a su rubio, lo conocía muy bien, si ellos tuvieron sexo y concibieron a un hijo esa noche la naturaleza de Danny repelería a cualquier otra persona… Danny nunca se acostó con nadie más. Steve se sintió el idiota más feliz del mundo. Sería papá y Danny sería suyo. La felicidad le duró poco pues recordó sus errores del día y decidió que arreglaría todo.

 

En la penumbra admiraba el rostro relajado del rubio, pasaba sus ojos de sus labios entreabiertos a la imperceptible presencia creciendo en el vientre del omega. No lo resistió y dejó un beso sobre su abdomen, estaba dispuesto a proteger a su bebé contra todo, contra el mundo de ser necesario.

 

─¿Steve?─ llamó la voz adormilada de Danny y el Alpha sonrió, aún en la penumbra el rostro confundido del omega le resultaba hermoso.

 

─Vine a disculparme─ habló suave esperando que el Omega no se alejara de él.

 

─¿Planeas dejar de ser un idiota? ¿Qué te pasa Steve? Casi me matas en dos ocasiones, necesitarás más que un lo siento─ Danny se puso de pie tambaleando en el proceso, terminó de sobarse los ojos para alejar los rastros de sueño y encendió la luz, entonces vio al Alpha que le veía suplicante.

 

─Danno, me molesta que no seas honesto, si sabías desde el inicio que yo soy el padre ¿Por qué mentir?

 

─Catherine─ Danny sería honesto, estaba dolido y no se guardaría nada, había decidido irse a Nueva Jersey así que no quería dejar nada pendiente.

 

─Ya no estoy con ella, no importa─ habló Steve angustiado, esperando una buena razón.

 

─No lo recordabas─ añadió Danny ─Nunca lo mencionaste así que no quise arruinar tu perfecta vida, vamos Steve, si te decía algo ¿qué se supone que lograría? ¿Me amarías solo por llevar a tu bebé? ¿Y si nos despreciabas? ¿Nunca consideraste que ni yo mismo tengo idea completa de esa noche? Si estuviera saliendo o acostándome con alguien tú lo sabrías inmediatamente, yo mismo te hubiese contado. Callé porque estabas con Catherine, no recordabas la noche que pasamos juntos y tenía miedo de tu reacción, ¡tuve miedo!

 

─Danno, yo no rechazaría jamás a un hijo, eso debes saberlo─ eso era todo para Danny, respondía a la duda más grande en su cabeza, Steve amaría a su bebé pero no a su portador, en este caso él.

 

─Steve, eres el padre, no te voy a alejar de tu hijo─ decía usando toda su cordura ─Estarás pendiente del embarazo… Eres su padre así que deberás tomar esa responsabilidad, ambos nos haremos cargo─ terminó Danny y Steve sonrió satisfecho, según el Alpha aquella era la invitación para entrar a la vida de Danny por la puerta grande, aunque en realidad no era así. Danny solo le daría acceso a su bebé.

 

─No los voy a decepcionar─ prometió Steve agachándose para dejar un beso en el vientre del rubio. ─Todo lo que necesite este bebé lo tendrá, lo prometo─ Steve seguía dando beso a la zona donde crecería su bebé y Danny tenía que aguantarse esa bola de sentimientos que quería hacerlo colapsar.

 

─Ve a casa Steve, tengo que dormir─ bostezó alejando al Alpha con cuidado de su cuerpo ─Nos vemos en la oficina.

 

─Claro, descansa… espera ¿no quieres que me quede? ¿Y si algo pasa?─ Steve el paranoico estaba de vuelta y Danny respiró profundamente, algo le decía que sería así todo el embarazo. No lo culpaba, un Alpha protegería siempre a su cría.

 

─El bebé se va a quedar aquí adentro al menos otros siete meses, así que ve a casa y guarda energía para cuando realmente la necesitemos. Buenas noches─ Danny bostezó agotado y se encaminó a su habitación dejando atrás al Alpha que asintió resignado a volver a su casa. Tan pronto como subió a su auto sintió que algo le faltaba, un lazo especial se formaba, su lazo con el bebé y con Danny, él quería quedarse pero si Danny lo echó fue por algo. No lo molestaría.

 

Condujo a casa con el pecho hinchado en felicidad, tendría un hijo con el único Omega capaz de romperle la nariz y salir sin un rasguño. Entonces su mente lo llevó a pensar en Danny, delineó su cuerpo deteniéndose a repasar a gusto sus caderas y su cintura. El rubio no solo era guapo, su cuerpo era un imán de malos pensamientos, especialmente sus caderas bien formadas, para Steve el trasero de Danny era un reto, sus ojos solían posarse siempre allí, cuando iban a la playa no podía parar de verlo, en el día a día que vestía esos pantalones sastre que resaltaban su trasero en toda su gloria y en cada ocasión que el rubio se inclinaba, y sus piernas dejaban ver el perfecto ángulo en que, sí lo deseara, podría pegarse a él y hacer que sintiera el entusiasmo de Steve saludar en sus pantalones. Por suerte ya no tendría que ser tan profesional, con un bebé en camino podría poner mucha más atención a Danny y el llamado de su cuerpo.

 

Los dos meses de embarazo llegaron pronto y Steve deseaba avanzar hacia Danny pero él lo rechazaba con sutileza, en silencio parecía no querer tenerlo a su lado, sin embargo lo dejaba participar en todo lo del bebé, respetaba su opinión y llegaban a un acuerdo, al menos hasta esa mañana. El caso en que trabajaban estaba llegando a su fin y con ello el arresto de los sospechosos, Danny quería ir, acompañarlos, tanto tiempo en oficina lo estaba haciendo arañar las paredes, él era un chico rudo de Jersey, no necesitaba que lo cuidaran, estaba embarazado no discapacitado para la eternidad.

 

─No puedes venir─ Steve elevó la voz al verlo ponerse el chaleco antibalas.

 

─No me trates como un inútil─ contestó sin quitarse el equipo que llevaba encima. ─Solo estoy embarazado, ¡sigo siendo un maldito hombre Steve! ¡Deja de tratarme como una damisela en peligro!

 

─¡Que no!─ rugió el Alpha usando su presencia para doblegar al rubio, estaba loco si creía que lo dejaría exponerse de esa forma ─¡No cas a llevar a mi hijo al peligro! ¡Llevas a mi hijo, deja de ser tan idiota!

 

─¡Escucha bien McGarrett, no soy un omega al que vas a obligar a nada!─ Danny estaba rojo de furia, peleaba con la fuerza del Alpha, luchaba para no agachar la cabeza y decir que sí. ─¿Sabes qué? Ve, ve a tu captura, que te metan una bala, no voy a cuidar tu trasero, me iré de fiesta y tú no vas a impedirlo─ Danny cedió de mal humor quitándose el chaleco y tirándoselo a Steve que lo vio furioso. No estaba contento con esos arranques de Danny. ─Toma esto también─ dijo entregando una carta oficial al Alpha, no esperó respuesta y abandonó el cuartel general furioso.

 

─Steve─ llamó Kono apurando a su jefe, todo estaba listo para ir por los sospechosos, dejó la carta para después y fue por su misión.

 

Danny paseó por la playa unos minutos hasta dar con el camión de comida de Kamekona, decidió que tenía hambre y pidió algo del menú, siguió comiendo por un buen rato hasta que tuvo que volver al cuartel general, tras la captura sus compañeros volvieron y Chin decidió contarle sobre el arresto, Danny lo escuchó ignorado completamente a Steve, no quería verlo. No sabía si fue por la furia experimentada o por el embarazo, lo cierto era que Danny tuvo que correr al baño a sacar todo el contenido de su estómago, estuvo allí por un tiempo, al terminar se lavó la cara y mojó su cuello, estaba pálido y ojeroso, no estaba durmiendo bien.

 

Caminaba de regreso a su oficina cuando un viejo conocido se topó con él así que se soltaron a hablar un buen rato ya que ninguno de los dos tenía mucho que hacer, eran cerca de las seis cuando volvió a su oficina para tomar su chaqueta y volver a casa. A veces sentía frío, así que llevaba una chaqueta por si llegaba a necesitarla.

 

─¿Dónde está Danny?─ Steve por fin tuvo tiempo de leer la carta de Danny y estaba hecho una furia. Kono que también iba de salida le dijo que lo vio marcharse hace poco, Steve volvía a ser ese salvaje furioso que lo atacó al inicio, sin embargo esta vez fue directamente herido.

 

─En casa bebé─ suspiró Danny entrando por fin a su hogar, dejó las llaves en un platito cerca de la puerta, fue directamente a su habitación poniéndose ropa cómoda y se sirvió un enorme plato de fresas, su antojo de último momento. Estaba por encender la televisión cuando alguien entró a su casa sin ser llamado, no era otro que Steve en esa forma Alpha tan salvaje que Danny ya conocía. ─McGarrett ¿qué haces aquí?─ se puso de pie inmediatamente.

 

─Danno, tú y mi hijo no van a ir a ninguna parte ¿entendido?─ Steve se acercó a él tomando al Omega en un movimiento rápido y pegándolo a la pared, dejándolo entre su cuerpo y el papel tapiz ─Escucha bien, tu lugar es aquí, no te vas a alejar de mi.

 

Danny gimió, sabía a qué se refería Steve, le había entregado hace poco su solicitud de licencia, quería dos semanas libres para poder volver a Nueva Jersey y visitar a su familia, pero el Alpha parecía molesto con la idea de separarse de su bebé ─Steve, son dos semanas, quiero ver a mi familia. Tu hijo volverá pronto.

 

─Danny─ Steve puso sus manos en el trasero de Danny cargándolo y haciendo que Danny lo rodeara con sus piernas, eso era todo lo que Steve podía soportar, estaba cansado del rechazo de Danny, él necesitaba a su omega, el lazo que comenzaba a crecer lo hacía deseoso de tomar a quién ya consideraba suyo, y su corazón le rogaba permanecer al lado del rubio ─No te vas a ir, no te voy a perder, escucha, pon atención. Eres mío, mi omega, solo mío, no van a ir a ningún sitio este es nuestro hogar ─Steve lo abrazó necesitado, pego su cuerpo al contrario y esta vez pudo controlarse los suficiente para robarle un beso lleno del deseo acumulado.

 

El omega gimió en sus labios, estaba disfrutando aquello, su cuerpo reconocía el llamado de Steve, su angustia por pensar que lo abandonaría, el deseo que él y solo él, Danny Williams, despertaba en Steve, era como una oleada de fuego que atacaba, quemaba exigiendo el objeto de deseo. ─Steve─ jadeó Danny y el Alpha no detuvo sus besos ─Steve─ volvió a llamar y logró que lo viese a los ojos. ─Tengo que saber, ¿tienes sentimientos hacia mí?

 

─Danno, me llevó tiempo pero lo entendí─ se acercó lo suficiente para rozar sus labios con los contarios y decir ─estoy terrible y perdidamente enamorado de ti─ Danny sonrió y fue él quien acortó la distancia e inició el beso, rodeó con sus brazos el cuello de Steve y disfrutó de su presencia,

 

Se comieron a besos durante algún tiempo hasta que lo dejaron pues Steve no dejaría que Danny se perdiera la cena. ─Monito─ dijo Danny viendo a Steve cocinar la cena ─creo que tu papá no es un tremendo idiota después de todo…─ el Alpha soltó una risa divertida.

 

─Solo un hombre demasiado protector de sus dos amores, así soy Monito─ esta vez habló el Alpha y Danny saboreó con gusto como se escuchaba el mote de su bebé en boca de Steve ─Eso tal vez nos traiga problemas cuando seas adolescente…

 

─Los tendremos─ afirmó Danny y ambos rieron esta vez, ya no había malentendidos, solo un camino a seguir, quizás rompiendo una que otra regla, como de costumbre. 


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