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Le Viol por Tina Black

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Notas del capitulo:

Y aquí con otro capítulo. No respondí a los comentarios ya que no quería hacer spoiler. Pase lo que pase con la historia, será a su ritmo y como quiera torturar a los personajes. He dicho.

Y ahí estaba, lamentándose por haber confesado lo que le sucedió, Zoro en cambio... Estaba completamente petrificado al escuchar tal confesión, se había desvanecido su coraje e impaciencia como por arte de magia. No podía creer aun lo que su camarada le había dicho, era tal la noticia que no sabía cómo reaccionar a ella -<<Ese día...>> -Recordó esa noche que lo encontró asustado y llorando -<<Su comida...>> -Ahora entendió por qué no tenía sabor los platillos que le estuvo preparando. Después recordó cuando lo tomó bruscamente del brazo, las actitudes que estaba tomando, la inseguridad que mostraba, su cansada forma de caminar, las excesivas duchas, las nauseas... Todo comenzaba a tener sentido al fin -<<Y sin embargo yo...>> -Recapituló las veces que lo molestó y maltrató. Se sentía de lo peor. Si, Sanji tal vez debió decirle, pero estaba consciente de que no era su culpa ya que estaba en una etapa de vergüenza y negación –Tu... –Fue lo único que pudo salir de su boca, por ahora era mejor escuchar al cocinero quien no paraba de llorar y sentir asco al revivir esa terrible experiencia.

El cocinero ya resignado continuó –Ese día... Había encontrado la aldea ya destruida... –Le costaba sacar las palabras, pero tragó un poco de aire y siguió –Y en los escombros... Salió un sujeto, era grande... –De pronto, comenzó a temblar –Era horrible... Quise irme, pero el me buscó pelea... El... El... –Se abrazó a si mismo y cerrando los ojos –Me derrotó logrando que yo... Quedara paralizado y ahí... Ahí comenzó todo... –Inconscientemente se frotó el cuello con su mano cubierta con la manga de su pijama al acordarse de la forma del como lo tocó, se tallaba mas y mas en todo el cuello y en su cara al mismo tiempo que se secaba las lágrimas las cuales no paraban de salir -¡Me tocó...! ¡Me lastimó...! ¡Me dijo que era lo mas perfecto que jamás había encontrado y que por eso...! ¡Por eso merecía esto...! ¡Me dolió mucho! –Comenzó a respirar con dificultad sin dejar de tallarse con las mangas de su ropa ahora en todo su cuerpo. Zoro no soportaba ver de esa manera a su nakama -¡Por mas que me baño...! ¡No puedo quitarme de encima su asqueroso aliento, su sudor...! ¡La forma en cómo me tocó...! –Cayó de rodillas y se agachó un poco y prosiguió con su relato –Me... Me violó una y otra vez... Intenté escapar, pero mi cuerpo estaba muy débil... Mis piernas no me respondían... –Hipeó y siguió –Me dolió mucho... Le rogué... Pero el sólo se burlaba de mi y me... –Posó sus manos en sus brazos y los apretó –Yo no quería... No quería... -Se escucharon unos pasos acercarse al rubio quien solo cerró fuertemente los ojos esperando por lo peor. Estaba atemorizado -¡De verdad yo no quería hacerlo...! –Los pasos se detuvieron. El peli verde estaba en frente del cocinero mirándolo con una mirada fría -¡Perdóname! ¡Perdóname...! –Gritó con desconsuelo el cocinero quien no se atrevía a mirar al espadachín –Yo... Soy lo peor que puede traer esta tripulación.

Se agachó y lo primero que hizo fue darle un abrazo lleno de arrepentimiento por no haber sido capaz de hablar como era debido a lo que le pasaba. Sanji se crispó al sentir esos brazos rodear su espalda y su rostro tocar ese cálido pecho que le brindó seguridad y confianza –No... No digas eso... –Zoro apoyó su cabeza sobre el hombro de su nakama y dijo –Perdóname... Lo único que hice fue lastimarte mas... –Dijo sintiéndose una gran basura por los problemas que le ocasionó a Sanji.

Sanji se separó un poco del abrazo para fijar su vista a Zoro -¡Por favor, perdóname...! ¡Es mi culpa...! ¡Yo debí decírtelo desde un inicio...! Y sin embargo yo... Yo... No confié... ¡No te enojes, sé que estuvo mal y...! –Fue interrumpido por otro abrazo.

-No... No tienes de que disculparte... Cocinero yo...

-¡Por favor no me dejes solo, te lo pido! –Dijo asustado el muchacho al volver a separarse.

-No... No digas eso... No te voy a abandonar...

-Yo no lo quise...

-Lo sé y tú no tienes la culpa de nada... –Dijo esto al levantar la cara del rubio con sus manos toscas, pero llenas de ternura. Sanji tomó una mano y sintió el calor que transmitia –Ahora debes descansar...

 Le pidió que se levantara de su lugar para dirigirse a su habitación. Al llegar, prendió la luz y dijo lo siguiente al ver a su compañero quien entró con algo de desconfianza –Voy a preparar la colcha... –Dijo al comenzar a sacar su colchón de la hamaca y a acomodar el resto de las mantas, le pidió a Sanji que hiciera lo mismo con su colchón. Sanji obedeció con algo de timidez. Juntaron los colchones y en seguida Zoro se sentó sobre la cama improvisada mirando por un momento al suelo, suspiró y le hizo un ademán a su camarada para que lo acompañara –Te prometo que te ayudaré... –Levantó su mirada al ver como Sanji se sentaba a su lado con desanimo –Esto no es por lastima... Ahora lo que quiero es que te sientas mejor, sé que eso tomará tiempo, pero haré mi mayor esfuerzo por qué vuelvas a ser el de antes... –Sanji solo se limitó a escuchar con atención a su nakama –Esta herida, jamás desaparecerá, pero si  cicatrizará...

-Zoro yo... –Recibió una palmada en su espalda.

-Dejaré la luz prendida... –Dijo el espadachín con una leve sonrisa.

-No... –Respondió levantándose de su lugar y yendo a apagar la luz de la habitación.

-No es necesario que lo hagas... –Dijo con un poco de pena el marimo.

-Está bien... Estaré tranquilo con tu compañía... –Dijo regresando a la cama –Por eso quisiste hacer esta cama...

-Apenas se puede ver algo y eso por las luces del jardín...

-Con eso es suficiente para mí... Gracias. –Dijo al intentar sonreír un poco para mostrar su gratitud –Vamos a dormir. –Se recostó por fin en su lado de la cama. Zoro hizo lo mismo acostándose de lado viendo a la pared, en seguida sintió algo recargarse en su espalda. No dijo nada, ya fue suficiente por esta noche, se mostraba muy arrepentido por lo que había hecho.

-¿Todo bien...?

-No lo sé... –Dijo en un pequeño susurro con algo de tristeza.

-De acuerdo... –Se volteó y recargó su brazo sobre la almohada -¿Quieres que me quede a vigilar?

-No, no es necesario...

-No has descansado durante estos últimos días... Esperaré a que te duermas.

-¿Podrías...? –Se mordió un poco los labios -¿Podrías abrazarme, por favor...? –Zoro sin rechistar se acostó y extendió sus brazos para brindarle ese dulce y agradable calor, Sanji se acercó y pegó su rostro a ese fornido y cálido pecho y fue rodeado por aquellos brazos que transmitían seguridad.

-¿Mejor? –Preguntó con esa gruesa e imponente voz con humildad. Sanji asintió moviendo la cabeza. Esos latidos que lograba escuchar lo arrullaban y por fin el sueño comenzó a invadirlo hasta que se quedó profundamente dormido -¿Cocinero? –Preguntó entre susurros y al ver que su compañero estaba dormido, estuvo más aliviado, pero algo oprimía fuertemente en su pecho –En verdad perdóname...

[...]

Los muchachos se encontraban compartiendo el espacio de un nido adaptado como una habitación, por cierto una habitación bastante amplia y adornada por las flores que encontraron en su camino. Estaban preparándose para descansar, Robin estaba leyendo el libro que había comprado en la librería. Estaba muy centrada en la lectura, hasta que Chopper le llamó -¿Robin que lees? –En seguida la peli negra levantó su vista para ver a su nakama.

-Oh, es un libro de cuentos... –Respondió alegre.

-Se ve interesante...

-Si... Este que estoy leyendo es triste, pero bastante bueno. ¿Quieres que te lo lea?

-¡¡Claro!! –Robin era una excelente cuenta cuentos, cuando eran esas ocasiones, los muchachos se reunían con ella para escuchar alguna historia ya sea de fantasía, terror o alguna leyenda. Los muchachos al escuchar esto, se reunieron formando un circulo y atentos a lo que se vendría –Fufufufu... Veo que quieren escuchar el cuento. –Dijo mas animada. El resto asintió como si se tratase de un grupo de pequeños esperando su cuento de las venas noches –De acuerdo –Se acomodó mejor en su lugar.

[...]

En aquel bosque, en el cual se podía encontrar la calma y el sosiego, o bueno, eso es lo que se creía hasta que llegó ese dia. No todo en esta vida está lleno de paz y calma, ni siquiera el poder fingir que no pasa nada. Este pequeño bosque el cual lo habitaban animales, desde los más grandes, hasta los más pequeños; todos y cada uno de ellos vivían y se llevaban entre si. No había problemas, no había escándalos, nada de guerras... Pero “eso” lo tomaban como un cuento para asustar a los ingenuos. En aquel bosque vivía un joven zorro quien siempre estaba muy alegre, frecuentaba a un lobo ya maduro, pero este siempre estaba de mal humor y no tenía algún amigo, claro a excepción del pequeño zorro quien lo iba a visitar de vez en cuando en su cubil, pero eran mas las ocasiones cuando se lo encontraba ya sea mañana, tarde o noche. Los demás animales le temían, inclusive llegaron a aconsejarle al zorro que lo dejara ya que un dia podría lastimarlo, pero el pequeño nunca hacía caso ya que el podía ver perfectamente que ese lobo aunque fuera un cascarrabias, en el fondo no era malo. El pequeño canido quería brindarle de todo corazón su amistad, mientras que el huraño del lobo intentaba evitarlo a toda costa.

Todas las tardes lo visitaba en su cubil el cual estaba cerca de un pequeño arroyo. Siempre llevaba algo diferente para compartir con ese lobo, ya sea alguna fruta o una presa sin importar si esta era pequeña o grande, atesoraba cada momento que pasaba conviviendo con su compañero.

En cuanto al lobo, no sabía que sentir o como tomar ante estos gestos de cariño y la compañía incondicional del zorro. Ambos eran un tanto rechazados por ser los depredadores, pero ellos respetaban la regla del equilibrio y no abusaban su grado de superioridad. De hecho, era algo que les daba por igual. Con mayor razón, el lobo debía aceptar la amistad del joven zorro. Pero siendo orgulloso y un tanto testarudo, le costaba trabajo ablandarse aun si fuera poco.

Iba pensando en ello de regreso a su cueva, vio a lo lehos que efectivamente ahí estaba el canido de pelo dorado esperando a fuera de su hogar con algunos peces que logró capturar en el rio. Una vez que llegó, lo recibió diciendo:

-¿Qué diablos haces aquí?

[...]

-Oye... Ese lobo se parece un poco a Zoro... -Dijo Luffy con un gesto de diversión.

-De hecho... Aunque Zoro es mas torpe cuando se trata de expresar sus sentimientos... -Respondió cansada Nami al recordar esas veces que su nakama a sido brusco para hablar.

-Es impulsivo... Y un tanto bipolar, pero hay que admitir que sabe cómo apreciarnos...  A su manera. -Dijo Usopp levantando un poco los hombros.

-Fufufufu... Supongo que tienen razón. Si me permiten, el zorro se me  figura a Cocinero-san cuando es muy amable. -Comentó Robin al imaginarse a sus colegas personificados en los protagonistas de la historia.

-¡Yohohoho! Esos dos se llevan como marido y mujer. -Dijo Brook mientras se acomodaba mejor en su lugar.

-En fin... ¿Y luego que pasó, Nico Robin? -Preguntó Franky atento a la narrativa.

-Bien...

[...]

El lobo se veía algo cansado ya que no le fue muy bien en su cacería. Al ver los peces acumulados en frente del zorro quien lo miraba con alegría y moviendo su afelpada cola. El zorrito respondió -Te estaba esperando para comer juntos.

-No deberías molestarte...  -Respondió serio el lobo yendo a su cubil.

-¡Espera! -Exclamó al intervenir en su camino del lobo -Traje comida para los dos... Espero te guste... -Dijo un poco tímido el pequeño al bajar la mirada.

-No quiero nada... Ya comí algo. -Mintió al mismo tiempo que evadió al zorro.

-Pero te ves cansado... Déjame ayudarte con algo. -Fue a seguir al lobo quien lo volteó a ver de inmediato con esa dura mirada -Anda... -Dijo con dulce voz ignorando aquella amenazante cara.

-De acuerdo... -Dijo al fin con un rezongo y vio como el pequeño se fue corriendo hasta donde se encontraban los peces. Los tomó como pudo en su hocico, pero no logró levantarlos todos. El lobo fue hasta el y le ayudó con los otros que se le cayeron. Entraron al cubil y pasaron el resto de la tarde comiendo. Debía admitir que la compañía de aquel pequeño vulpino era agradable, pero; era muy orgulloso para aceptarlo y no sabía cómo expresar esos sentimientos de amistad y gratitud.

-¡Ah! –Exclamó el zorro al ver que su compañero tenía un herida en su lomo -¿Estás bien? –Se acercó para auxiliarlo, pero el lobo solo se alejó –Déjame ayudarte, por favor...

-¡No...! –Respondió algo agresivo –Ya cicatrizará... –El zorro no se inmutó y se acercó para lamer la herida -¡Te digo que me dejes...! –Regañó el lobo, pero al sentir este gesto dudó en quitarse de encima al pequeño.

-Si no lo hago... –Dio una lamida –Se te infectará... –Continuó auxiliando la herida del canino quien prefirió mejor dejar que el pequeño hiciera su trabajo.

-Bien, bien... Ya fue suficiente... –Se apartó dándole la espalda al zorro  –Puedes pasar la noche aquí... –Se recostó en algún rincón de la cueva. Su compañero fue con el para hacerle compañía, pero el lobo al notar las intenciones del zorro lo alejó lanzándole un gruñido -¡Tu dormirás allá...! –Señaló con su cara el rincón del otro lado de la cueva.

-De acuerdo... –Ocultó su cola entre las patas y se fue al rincón sin protestar más.

[...]

-Y ustedes se estarán preguntando cómo es que esos dos se conocieron. –Comentó la arqueóloga al ver al resto un tanto confundido.

-Bueno, sé que va así la historia, pero... ¿Qué hace un zorro acompañando a un lobo tan cascarrabias?. –Dijo el carpintero –Además ese zorro es un tanto cariñoso con el...

-De por si los zorros son muy empalagosos al igual que los gatos... –Dijo divertido Luffy –¿Cómo fue que se conocieron?

-Fufufufufu... –Le dio gracia el comentario de su capitán y se dispuso a continuar con la historia -Una vez que el zorro concilió el sueño, el lobo no pudo evitar sentirse algo tonto por la forma en cómo trató a su invitado y a regaña dientes se levantó para hacerle compañía, haciendo lo posible por no despertarlo pasando así el resto de la noche juntos. La razón de la relación de estos dos fue por una ocasión en la que el zorro cuando era un poco mas joven se vio envuelto en un terrible problema del cual no podía zafarse...

 

 

[...]

Aquel problema lo llevaba persiguiendo mas de una ocasión. Y era de otro animal mas grande y lleno de perversión. El bosque estaba liderado por un abusivo jabalí quien siempre le quitaba sus cosas o alimentos al resto de los animales, era un líder injusto y se aprovechaba de los más pequeños e indefensos ya que el sobre pasaba el rango de su estatura llegando a alcanzar a la altura de un lobo, no sentía simpatía por nadie, pero si por el pequeño zorro. Ese día, asechó al pequeño para hacerle algo muy cruel acorralándolo en un motón de rocas que cerraban el camino. El zorro dio unos gritos de auxilio, pero nadie fue en su ayuda, temía por lo peor y fue su mayor miedo al ver que se acercaba el enorme cerdo para atacarlo. Y antes de ponerle una pezuña encima, sintió algo muy pesado cayendo sobre su joroba seguida de una fuerte mordida. Cayó al suelo derrapando teniendo encima al lobo quien no le importó herirlo aun si se tratase del rey. Después de la rastriza que le dio, el jabalí salió corriendo del lugar dejando por fin al pequeño quien ese tiempo apenas tenía unos dos meses de vida, aun atemorizado cubriendo su rostro con su cola. El lobo se acercó para observar mejor a la cría.

-¿Estás bien? –Preguntó serio. El pequeño dejó ver su carita y asintió –De acuerdo... –Se retiró por fin dejando a la criatura sola de nuevo.

-¡No, espera! –Se levantó y se fue corriendo para alcanzar a su héroe quien lo ignoró -¡Por favor! –Alcanzó a su salvador quedando en medio de su camino –Por favor... No te vayas...

-No lo hice para salvarte... –Respondió con indiferencia el canino –Ahora quítate de m vista...

-No, no me dejes por favor... –Una pequeña lágrima se estaba asomando e intentó no llorar, aun después de lo que ese desgraciado le había hecho –No tengo a nadie... El resto no quiso ayudarme... Ese... Ese jabalí... –El llanto por fin se hizo presente, agachó la cabeza para que e lobo no lo viera –El mató a mi mamá... –Se acercó más al lobo y se refugió en su pecho. El por otra parte, dejó que el pequeño se desahogara por fin –Tengo miedo... –El lobo no tuvo otra alternativa que criarlo por un tiempo, l menos hasta que pudiera superar esta perdida y se pudiera valer por si mismo.

-Puedes venir conmigo... –Dijo con voz ronca –Pero te lo advierto, si me faltas al respeto, te irá muy mal... –El pequeño alzó su carita aun con sus lágrimas, pero ahora sorprendido.

-¡Muchas gracias! –Respondió por fin con una linda sonrisa.

-Anda, vámonos... –Dijo el lobo deshaciendo el abrazo con algo de brusquedad –Seguirás mis reglas.

-¡Sí! –Respondió el zorrezno  ya un poco mas aliviado yendo al paso del lobo a quien ahora le debía mas que la vida.

[...]

-Desde ese dia, el zorro supo que tuvo otra oportunidad gracias al quien ve como un gran héroe y padre...

-¡Buuuuuaaaa...! –Franky se cubrió el rostro con un pañuelo –No... No estoy llorando... Solo se me metió una piedra en el ojo...

-Pobre zorro... –Dijo Nami triste –Ese granuja...

-Tranquila, Nami. Solo es un cuento... –Comentó Usopp intentando calmar a su amiga –Solo eso...

-¿Entonces por qué lloras...? –Preguntó arqueando una ceja.

-No... Claro que no... –Escondió sus ojos con su brazo.

-¡Robin, ese es cuento más triste que he escuchado...! –Dijo también entre lágrimas el capitán.

-Esto apenas es el inicio... –Dijo con un tono melancólico la peli negra –Aun hay mas cosas...

 

 

[...]

Era por fin de mañana. Sanji aun seguía durmiendo,  hasta que por fin abrió lentamente los ojos y vio que no había nadie. Se levantó un poco para ver a su alrededor  y volvió a recostarse recapitulando lo de anoche mientras veía el techo –Lo siento... –Por mas que los recapitulaba, no podía quitarse de la cabeza que el tenía la culpa de algo que el no cometió. Sus pensamientos se desvanecieron al escuchar la puerta abrirse dejando ver a un espadachín cubierto de jugo de las frutas que estaban en un tazón grande y un vaso de agua sobre una mesita.

-Ah, ya despertaste... –Comentó al ir a donde estaba su compañero. Se agachó para dejar las cosas a un lado de la cama –Te preparé algo ligero... –Sanji estaba sorprendido por aquella amable acción por parte de su nakama.

-Zoro... No sé que decir... –Miró a su desayuno el cual tenía trozos muy mal cortados de melón, sandía y manzana. Tenían un aspecto algo tétrico, pero fue algo que no l tomó importancia, sino el gesto de cariño que le brindó el marimo quien se mostraba cansado –Parece que hubo una guerra en la cocina... –Dijo doblando las rodillas para posar en ellas sus brazos estando entretenido con el aspecto de su nakama. Zoro aun tenía algunos trocitos de semillas en su cabeza y su camisa estaba manchada del jugo de la fruta. Fue algo que le pareció gracioso a Sanji y lo demostró con una leve sonrisa.

-¿Por qué lo dices? –Dijo el espadachín sentándose en frente de su camarada quien tomó la servilleta que estaba en la mesita y comenzó a limpiarle la cara como si se tratase de un niño quien había terminado de jugar en el lodo –Es... Espera...

-Solo déjame quitarte esta mancha... Y listo. –Dijo terminando de limpiarle el rostro a su nakama –Vamos a desayunar.

-Ah, yo ahorita como... –Dijo cansado el espadachín –Ya tuve suficiente en preparar todo... ¿Cómo puedes con esto?

-Años de práctica. Sólo es un poco de fruta... Pero no es pretexto para que no comas, acompáñame...

-De acuerdo... En un momento traigo mi plato...

-¿Sabes? Este tazón es muy grande... ¿Por qué no lo compartimos? –Zoro no esperaba eso, no sabía que decir, la verdad si. Todo ese tazón era suficiente para dos personas,  es mas, sobraba para un tercer plato, aun no sabía en que estaba pensando al cortar toda la fruta, pero parece que tuvo sus buenas cosas -¿Qué dices? Además, creo que no hay nada mas y creo que ya te cansó la carne... Sobre todo si te estuve obligando a comer... –Se puso un poco triste al recordar las palabras de Zoro y los días que le hizo pasar al comer platillos con sabor a cartón. Vio esto Zoro y no dudó en decirle lo siguiente.

-¡Estaba molesto cuando te dije eso! –Sanji miró a su nakama algo sorprendido -¡Aun si no tenía sabor, me sigue gustando tu comida! En cambio yo... –Vio con vergüenza el plato con aquel extraño aspecto y que emanaba una aura siniestra -¡No mereces comer esto...! ¡En seguida te traeré algo mejor! –Pero al agarrar la mesita, Sanji posó su mano a la de Zoro y lo miró sin preocupación.

-¿Puedo? –Tomó el tenedor y lo ensartó en un cuadrito mas formado de sandía, la comió  y dijo -¡Está fresca! ¿De dónde la sacaste? Está muy dulce... –Colocó su mano en su mejilla con una sonrisa al probar la deliciosa fruta.

-Bue-Bueno... –Zoro había ido a la isla a recolectar un poco de comida y encontró un pequeño lugar el cual por suerte no estaba retirado del barco, un excelente espacio en donde había mucha fruta con un letrero que indicaba que era segura para comer. Había un sembradío de sandías, calabazas, un gran racimo de uvas, uvas y algunos árboles de manzanas y naranja. El lugar era cuidado por la gente del pueblo quien iba a echar un ojo todos los días al lugar. Zoro encontró a unos trabajadores quienes le recomendaron que llevara estas frutas las cuales ya se encontraban en buen momento para comer.

<<-Están listas para ser comidas... –Dijo un trabajador dándole la enorme sandía –Esto es para los viajeros, no hay problema que te lleves algo. Y si me dices que es para alguien que está triste, que mejor... Eres muy gentil al querer alegrarle la mañana a tu novia.

-¡Claro que no! –Gritó molesto y algo sonrojado, algo que los trabajadores no pudieron evitar reír al ver la cara del espadachín.>>

-Si... Fue cuestión de suerte... –Dijo aun recordando la vergüenza que tuvo que pasar con los ancianos.

-Si quieres ve por una cuchara y otro plato para darte del tazón... –Zoro obedeció y salió para ir por las cosas. Al llegar se sentó de nuevo y Sanji comenzó a llenarle el plato de fruta –Muchas gracias, Zoro. –Dijo mostrándole una decaída, pero muy sincera sonrisa. Algo que hizo que el espadachín volviera a sonrojarse y se ocultó volteando a otro lado -¿Pasa algo?

-¡¡COME!! –Dijo con autoridad intentando disimular su timidez, dejando a Sanji con la cabeza levemente inclinada preguntándose por la extraña actitud de su compañero.

Notas finales:

¿Qué sucederá con nuestros protagonistas? ¿Sanji volverá a ver a Kurohige? ¿Qué pasará con el zorro y el lobo? Será en el proximo capítulo. 


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