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Le Viol por Tina Black

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Notas del capitulo:

Y aquí con un capítulo mas. 

No pudo encontrar la razón del por qué el espadachín se había ido de esa forma tan abrupta, pero si la razón del por qué estaba preparando la comida -Hace días que no como bien... -Se dijo al probar la salsa la cual agarró el sabor indicado gracias al trozo de manzana. Una vez que sus papilas percibieron por primera vez en una semana el sabor, el cocinero quedó impresionado sintiendo un pequeño dolor en su corazón. No era uno terrible, era el agradable dolor con cosquilleo que sentía de la felicidad, algo que creyó que jamás volvería a tener o siquiera el derecho a sentirlo. -Zoro... -Lo nombró con gran ilusión y vio el resto de los ingredientes ya listos para mezclar -Creo que ayudaré un poco... -Se arremangó por completo la sudadera y puso en marcha a terminar lo que dejó su nakama a medias.

 

[...]

Era por fin de mañana. Las aves hacían trinar su canto en todo el bosque. Y apenas un tenue rayo del sol iluminó el cubil despertando consigo al joven zorro quien abrió lentamente sus ojos. Miró a su alrededor y al ver que a lado suyo se encontraba el perezoso lobo quien aun no despertaba, se dispuso a moverlo  para despertarlo y así  comenzar por fin la mañana –Buenos días... -Dijo una voz suave y su patita moviendo el lomo del mencionado -Ya es de mañana... -Escuchó un gruñido como respuesta -Es de mañana...

-Déjame dormir, mocoso... -Respondió con pesadez y se volteó.

-Pero es de mañana... Más o menos a estas horas los ciervos hacen su caminata.

-¿Y eso qué?

-Que debemos apurarnos si queremos cazar algo bueno...

-...

-Además, dijiste que querías desde hace mucho volver a comer carne de ciervo.

-Ah, cachorro pero como molestas... -Se levantó por fin de muy mala gana y lo primero que recibió fueron los mimos de su compañero quien estaba entusiasmado por comenzar otro día a lado de su héroe -Oye, cálmate... Solo son ciervos...

-Lo sé. Pero estoy feliz por otra cosa...

-¿Por qué?

-Porque estoy a tu lado. -Respondió con naturalidad y sin malas intenciones, un gesto bastante empalagoso para gusto del lobo. Este como respuesta lo ignoró y se siguió de largo saliendo del cubil con bastante cansancio. El pequeño por su parte lo siguió y al estar por fin a su lado, el lobo simplemente lo volteó a ver con indiferencia -¿Cuál es el plan? -Preguntó curioso al menear un poco su afelpada cola.

-Aah...

-¿No tienes uno?

-Espera, debo pensar...

Después de mucho pensar, le ordenó al pequeño que lo acompañara hasta donde se encontraban sus presas. Al llegar por al territorio de los ciervos, comenzaron a caminar mas lento y con extremo cuidado quedando agazapados y a unos metros de su comida -Escucha... -Dijo en un susurro teniendo al pequeño muy cerca suyo. Este por otra parte le prestó atención sin perder de vista cada movimiento de los ciervos -Iremos contra ese de hocico blanco... -El zorro asintió -Será un blanco fácil, ya que está mas cerca de nosotros... A mi señal, irás directo a su cuello... -volvió a asentir el joven zorro -No quiero que se repita lo de la última vez, ¿Me oíste? -Dijo mirando de reojo con el ceño fruncido a su compañero, al ver el mal semblante del mayor, lo puso nervioso y lo único que pudo hacer fue asentir pero esta vez con mucha inseguridad -Sabes bien que por un mínimo error que cometas podemos quedarnos sin comida de nuevo... Y no quiero otro pescado, ya estoy harto...

-S... Si... -Dijo con un tono muy apagado.

-Bien... Se está acercando mas... ¿Estás listo? -El pequeño intentó concentrarse y volvió a acentor con la cabeza -A la cuenta de tres... Uno, dos... ¡Tres! -Saltaron de los arbustos y se fueron directamente contra la cierva, el lobo la acorraló en unos árboles, era la señal para que el zorro entrara en acción, pero hubo algo que le impidió ejecutar el plan y era que el líder de la manada ya estaba listo para atacar contra su compañero. Debía actuar rápido y pronto.

En cuanto al lobo, no se había dado cuenta de la presencia del otro ciervo quien era mucho mas grande que la presa que tenía acorralada. Al escuchar un fuerte galope del líder, volteó a su derecha y lo que apenas pudo ver fueron las grandes astas que estaban a punto de impactarse contra el, pero algo detuvo el ataque del macho alfa, algo o ms bien alguien se fue con todo a su lomo logrando que se desviara y dejara al lobo quien aun no podía reaccionar ante lo que probablemente acabaría con su vida. Al procesar por fin todo, vio al zorro montado aun al lomo del gran ciervo; era más que obvio que tenía todas las de perder y no le quedó de otra mas que ir a rescatarlo. Llegó lo más rápido que pudo y dio un salto y abriendo su hocico para enterrar sus afilados dientes contra la yugular del mastodonte. El cornudo hizo soltó un fuerte grito y comenzando a hacer violentos movimientos logrando con ello quitarse de encima al zorro. El pequeño cayó al suelo sacando un seco golpe. En cuanto al lobo, soportó otros segundos más, pero fue arrojado de igual forma al pasto. Recobraron el sentido junto con la l más espeluznante escena, un ciervo con sangre chorreando del cuello y del lomo con esos ojos llenos de ira preparándose para atacarlos nuevamente, en cuanto los canidos pudieron se echaron a correr desapareciendo entre los arbustos.

Cuando por fin perdieron de vista al gigante, se pararon cerca de un árbol junto al rio. Los dos respiraron con gran dificultad y cansancio y cuando por fin recuperaron las fuerzas, el lobo por fin dijo -¿Qué...? ¿Qué demonios pasó ahí? –Dándole la espalda al zorro.

-Justo cuando me diste la señal, el...

-¡Casi era nuestra! –Volteó a verlo con mucha rabia. Esa temible mirada hizo que el pequeño se encogiera y metiera la cola entre sus patas.

-Pero...

-¡¿Pero qué?!

-Te iban a matar... –Al escuchar esas palabras, se detuvo dejando sus palabras trabadas en la lengua –El... Te iba a matar... Yo... No voy a permitir que te pase algo. No quiero perder a otro ser querido... –Sus palabras sonaban con mucho trabajo ya que hacía lo posible por no llorar al recordar lo que ese jabalí le había hecho a l y a su madre –Yo te quiero... Mi... Mira... –Le mostró un pedazo de la carne que logró arrancarle de la espalda del animal –No es mucho, pero... Pero...

-Eso no es suficiente...

-¿...?

-Eso no alcanzará...

-¡¿No viste lo qué nos acaba de pasar?! –Reclamó sin aun creer la postura que estaba tomando su compañero.

-Si, y eso te hace débil...

-¡¿Ser débil es arriesgar todo por el ser que amas?!

-¡¿Acaso debí dejar que te asesinaran?! ¡Ni siquiera te habías dado cuenta de su presencia y yo...! –Pero antes de continuar, fue derribado por el lobo y este respondió mostrando sus colmillos acompañados de gruñidos dejando escéptico y con bastante miedo al pequeño.

-Escúchame pequeño insecto... En este mundo debes de ser fuerte. No todos nacen con la mejor suerte... Aquí es matar o morir ¿oíste? Cometí el grave error de dejarte vivir conmigo... –Aquello fue una apuñalada en el corazón de su compañero.

-¿Por qué me dices eso?

-Porque eres un tonto zorro soñador e infantil que solo puede cazar peces y bayas... Esta era tu última oportunidad para demostrarme que estabas hecho para ser un ejemplar depredador, pero solo fuiste un fracaso... Y yo no pienso aguantar un minuto más estando a tu maldito lado... –Esos penetrantes ojos asustaban mas y mas al inocente vulpino –Ahora... Quiero que te vayas y no vuelvas nunca...

Con esto, dejó por fin al pequeño y este como respuesta dijo –Eres... ¡Eres un desgraciado y mal agradecido y un...! –Fue callado por una mordida en el lomo. Estaba comenzando a temblar y pensar en lo peor que vendría después dejándolo en shock.

El lobo por su parte estaba trabado y aun con el zorro entre sus colmillos dijo –Si vuelves a decirme algo, serás el reemplazo de esa cierva... –Al ver que el pequeño ya no dijo mas, lo soltó por fin dejándolo herido y con un pequeño hilo de sangre saliendo de su espalda. Se miraron por última vez y el zorro se echó a correr antes de que el lobo lo viera llorar –Estúpido... –Se dio la vuelta y fue de regreso al cubil ignorando el pedazo de carne.

[...]

-No... No esperaba eso... ¿Y...? –El capitán notó al resto de su tripulación tan sorprendida y algunos aguantando el llanto de lo que la arqueóloga les estaba contando.

[...]

Se encontraba en una pequeña cueva lamentándose aun por lo sucedido; habían ya pasado más de dos horas desde la pelea que tuvo con el lobo, estaba cansado ya de llorar, devastado por la forma en cómo lo trató y culpable por no haber logrado superarse como cazador. Cuando por fin se sintió mas desahogado salió por de su escondite con la cola aun entre sus patas y la cabeza abajo y caminó un medio tramo encontrando sin querer un extenso espacio lleno de árboles de manzana. Aquel espectáculo dejó boqui abierto al joven zorro y decidió pasear sobre ese iluminado y delicioso camino –El me dijo una vez que amaba las manzanas, en especial las rojas... –Dijo refiriéndose al lobo –Tal vez... –Se le ocurrió una gran idea que podría ayudarlo a que el lobo dejara de estar molesto con el, así que decidió ir por algunas, su plan fue subir a uno de los árboles y arrancar una rama que tuviera mas manzanas, le costó algo de trabajo, ya que aun no tenía la suficiente fuerza para poder saltar lo mas alto que pudiera, así que optó por treparse al tronco y escalar hasta llegar por fin a una de las ramas. Buscó con mucho cuidado la rama indicada para poder cortar y cuando por fin escuchó un pequeño crujido comenzó a pensar en la forma de cómo romperla sin que corriera el riesgo de lastimarse o caer. Cuando por fin iba a ejecutar dicho plan, algo impactó contra el árbol, como si tratase de un sismo, el manzano se movió de una forma rápida, el zorro se agarró fuertemente de la madera, pero otro brusco movimiento lo hizo perder por fin el equilibrio provocando que cayera al suelo y con ello torciéndose la pata trasera derecha y sacó un lamento de dolor.

-¿Pero que tenemos aquí...? –Dijo una áspera voz y continuó –Un intruso... –El zorro se quedó petrificado al reconocer aquella espantosa voz, recordando ese pasaje de su pasado siendo testigo del como mataban a su madre siendo atravesada por un colmillo y siendo perseguido por el mismo agresor a quien ahora tenía en frente suyo mostrando esos temibles colmillos acercándose al pequeño quien intentó levantarse, pero gracias a esa maldita torcedura se quedó ahí esperando por lo peor –Todo esto es mío... Yo soy el rey de este bosque y no permitiré que nada, ni nadie desobedezca mis leyes... Un segundo... –Dijo al acercar su horrenda nariz al pelaje del vulpino y comenzó a olfatearlo en cada parte de su cuerpo incomodando al pequeño –Vaya, vaya, vaya... Pero si eres tu... Ha pasado un tiempo desde esa última vez que nos vimos –Dijo con cinismo mirando al pequeño quien solo estaba aterrado –Tenemos un asunto importante de que hablar... en vista de que invadiste mi terreno, tendrás que darme algo...

-¿Qué quieres de mi?

-Puedo ver que no te ha ido bien el dia de hoy con la comida... Seré generoso contigo, pero... –El pequeño solo se encogió cuando el enorme jabalí se acercó de nuevo y lamiendo su carita con mucha lascivia y...

[...]

¡Espera, espera! –Interrumpió la navegante al mismo tiempo que rompió su manta por los nervios y la emoción de la historia -¡¿Lo, lo, lo...?!

-Así es... –Dijo con un tono lúgubre la arqueóloga mostrando una mirada sombría –Nami...

-...

-No vuelvas a interrumpirme... –Los chicos se aterrorizaron al ver la sonrisa de Robin, era ese semblante tranquilo y sereno, sólo que mas siniestro al ser rodeada por un aura amenazante.

-S... Si... Robin...

[...]

Y... Sólo hubo oscuridad para el pobre animalito. Experimentó en carne viva lo peor de la vida, algo que lo marcaría para siempre y le quitaría la alegría y las ganas de seguir existiendo. Intentó luchar, pero con el estado en el que se encontraba y sobre todo al recibir una embestida que lo hizo aterrizar y chocar contra un montículo, fueron razones para acabar con la fuerza que le quedaba. Lo único que le quedaba por hacer era aguantar e imaginar que nada de esto estaba pasando... Intentar olvidar que tenía a un gran mastodonte profanando su inocencia con brutales embestidas, ignorar los insultos y los vulgares halagos que este le daba, soportar el dolor que le estaba provocando, pero ese dolor lograba que gritara a todo pulmón con l esperanza de ser salvado, pero nadie vino a su rescate, los pocos animales que estaban presenciando esto solo se hicieron de la vista gorda ya que solo se trataba del zorro. Y aun si alguien quisiera hacerlo sabría las graves consecuencias que correría contra ese mal nacido llamado  rey.  Comenzó a perder la conciencia, todo se volvió borroso, los gritos acallaron lentamente hasta que ya no quedara nada...

°

°

°

Cuando por fin terminó la tortura, el jabalí se recostó y con su hocico lleno de saliva escurriendo junto con la sangre y otros fluidos de su víctima tomó una de las  manzanas que yacían en el suelo y comenzó a devorarla mientras veía como el pequeño se levantaba con trabajos por fin y dándole la espalda a su atacante –Puedes llevarte tu premio... Pero sólo toma una... Jajajajajaja... –El pequeño miró el resto de las manzanas que estaban a su alrededor y con mucha inseguridad y miedo, la tomó y comenzó a caminar con lentitud y cojeando pensando que ya había acabado todo, pero cuando menos se lo esperó fue embestido de nueva cuenta recibiendo con ello una profunda herida ya que el alargado colmillo de su enemigo le había atravesado la pierna logrando que el pequeño soltara un seco chillido y lo aventó lo mas lejos que pudo –Espero verte de nuevo, claro si es que logras sobrevivir esta noche... -El zorro aterrizó en el duro suelo y al regresar en si, vio a lo lejos la manzana que había conseguido de la peor manera, se levantó como pudo y fue trae la para recogerla y regresar al cubil pensando que ese lobo no lo estaría esperando, pero eso era lo de menos, lo que mas quería era verlo y darle ese pequeño obsequio manchado de sangre.

Mientras tanto, el lobo estaba acostado en su nido hecho de hojas, ramas y algunas flores recién cortadas que había puesto su compañero. Una parte de el lo hacía sentirse culpable por lo que le dijo al pequeño. Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar el crujir de sus tripas –Al menos el hace un esfuerzo por conseguir algo de comida... Fui yo quien falló... Tengo que buscarlo antes de que anochezca. –Y así emprendió su viaje en busca de su camarada quien yacía tirado en el suelo cerca del rio junto con la manzana pero ahora en sus patas delanteras. Estaban aferradas a la fruta evitando que algún otro animal viniera y se la arrebataran.

Ya estaba a punto de anochecer y eso le preocupaba al lobo quien buscaba con desesperación al zorro. De pronto, percibió un ligero aroma a sangre, temió por lo peor. Siguió aquel rastro con su olfato y escuchó el sonido de la cascad cayendo –El rio... –Dijo y continuó caminando hasta llegar por fin al lugar. A lo lejos pudo ver a un animal tirado y respirando con dificultad, al verlo con mejor detenimiento se le heló la sangre al ver que se trataba de el, su joven amigo; corrió con desesperación para auxiliarlo y encontrándose con lo peor. Estaba muy mal herido, su cuerpo estaba bañado en sangre, pero en especial su retaguardia. El pequeño abrió los ojos y giró la vista encontrando a su compañero quien estaba en shock por encontrarlo en ese fatal estado –Tu...

-Hola... –Dijo mostrando una sonrisa y moviendo su ya maltratada cola con mucha alegría –Te traje esto... Son tus favoritas... –Dijo sin hacer desaparecer esa dulce, sincera, pero triste sonrisa –Es para ti... –El lobo no podía creer lo que estaba viendo, su corazón se quebró al escuchar esas palabras. Unas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos -¿Qué pasa...? No fue mi intención... –Hablaba con una débil voz y preocupado por ver a su amigo quien se derrumbó y comenzó a lamentarse por lo todo lo que pasó hoy –De verdad perdóname...

-¡Basta! –Gritó agachando la cabeza -¡Todo esto es mi culpa...! ¡Lo siento! -Al querer ayudar al vulpino, se percató de la herida en su pierna, entonces pensó que lo mejor sería cargarlo. Como pudo lo levantó y lo posicionó en su robusto lomo -¡Vas a estar bien!  ¡Yo voy a cuidarte!

 

[...]

Sanji se encontraba decorando la mesa, puso dos platos con sus respectivos cubiertos y fue a la alacena por unos vasos –Sólo era mezclar lo demás... No lo hizo mal... –Decidió ir al almacén donde se encoraba guardado el resto del sake, quería traer una marca en especial para su camarada, pero justo cuando abrió la puerta de la cocina, se encontró con Zoro quien se quedó como una estatua -¡Zoro! ¡Que bueno que llegaste! Ya está lista la comida. Aunque ya es algo tarde, pero no importa. Vamos a comer.

-Cocinero...

-Sólo voy por algo de beber, puedes sentarte y... –Fue aprisionado por esos cálidos brazos llenos dejándolo sorprendido por tal acción por parte de su camarada quien dio un gran suspiro –Zoro... ¿Qué sucede...?

-En lugar de ayudarte, te lastimé mas... –Se aferró un poco mas al abrazo al recordar el estado en el que encontró a su nakama esa noche –Yo te... Te insulté...

-...

-En vez de auxiliarte, solo pensé en esa maldita apuesta... Sólo buscaba la forma de molestarte... Y cuando quise saber lo que te sucedía no fue la manera correcta de comunicarme contigo... Te lastimé... Soy peor que el sujeto que te... -Apretó sus labios al mismo tiempor que cerraba fuertemente sus ojos en señal de impotencia y culpa -Yo... Yo... ¡Haré todo lo que sea necesario para que te recuperes! ¡Una persona tan buena y amable como tu no merece esa clase de torturas! ¡COCINERO LO SIENTO!

-Nadie merece esa clase de tratos... -Dijo con templanza.

-...

-Te agradezco que hagas esto. Daré lo mejor de mi.

-Quise hacer algo para ti, pero no salió como yo lo esperaba...

-De hecho salió bien la comida, solo fue el detalle de la manzana y mezclar todo... No eres tan mal cocinero. -Deshicieron un poco el abrazo para mirarse -Vamos a comer ¿Qué dices? -El marimo no supo más que decir y como respuesta le dedicó una ladina sonrisa a su camarada. Por fin se depararon y antes de ir a la bodega, Zoro tomó a Sanji de la mano, acto que no esperaba el cocinero -¿...?

-Yo... Prometo que te... Voy... Yo... -Le costó trabajo terminar la oración, pero Sanji pudo entender perfectamente lo que quería decirle -Yo... -Un ligero rubor se asomó de nueva cuenta en sus mejillas, cosa que se hizo gracioso y tierno al rubio -Yo... Lo que quiero decir es que...

-Muchas gracias, Zoro. -El mencionado no pudo evitar sentirse mas avergonzado al contemplar esa dulce mirada que le dedicaba su nakama -¿Me acompañas al almacén?

-Bu... Bue... Bueno...

-Eres el experto en sake, ilustrame. -Por fin comenzaría otra oportunidad para Zoro y esta vez daría lo mejor de si mismo con tal de ver a su compañero feliz.

 

[...]

Cuando llegaron al cubil, de inmediato lo acostó al nido con sumo cuidado y comenzó a lamer su carita  para quitarle la sangre de encima. Siguió con el lomo y la pierna herida. Se sentía una completa basura por la forma en cómo lo trató, pero fue mas su frustración al verlo en ese estado y con el aroma que emanaba se pudo imaginar lo que le ocurrió –Yo... No quería que te pasara esto... Vas a estar bien, yo te ayudaré y...

-Lo siento... –Dijo débil y respirando con mucho trabajo –De verdad lo siento... Tenías razón... Soy una vergüenza como cazador...

-¡Eso no es cierto! ¡Aquí la verdadera basura soy yo!

-...

-Fui exiliado de mi clan por qué nunca valoré a mis compañeros... Jamás vi por ellos, lo único que me importaba era hacer bien mi trabajo y superar al resto como cazador... He visto cosas de las cuales nunca me habían hecho sentir mal, hasta ahora... Tu has sido muy bueno conmigo, me has acompañado sin importar que y yo en cambio... He sido un maldito... Un...

-Yo... Te quiero mucho... –Esto destrozo mas al canino. Aun por sobre todas las cosas, el o seguía queriendo –Has sido el único que vio por mi, el único que no hizo un mal prejuicio de mi sólo por ser un zorro...

-Por favor... Ya no sigas... –Se recostó y posó su cabeza sobre la del pequeño -¿Quién lo hizo?

-Fue... –Con una mirada distante y recapitulando lo que ocurrió, tomó valor y dijo –El... El jabalí... –La sangre del lobo hirvió como nunca y lo hizo levantarse con mucha ira -¿A dónde vas...? –Dijo con temor.

-Iré a buscar a ese mal nacido...

-¡¡Por favor no te vayas!! ¡Por favor! –Suplicó con mucho miedo -¡Por favor...! –El lobo comprendió la reacción de su compañero y prefirió dejar su cólera para después, ahora lo importante era cuidar al pequeño.

-Está bien... –Regresó con el y se recostó a su lado para brindarle su calor y cariño –En verdad, lo siento...

Notas finales:

Si, soy una maldita XDD 


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