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Le Viol por Tina Black

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Notas del capitulo:

Ya que este fic tiene mucho, mucho, pero muuuuuuchoooo en no actualizar, vamos a refrescar un poco la memoria.-Tomá un poco de sangría seguida de articular su voz y con una pequeña bocanada de aire…-

Comencemos.

Los chicos habían llegado a una isla la cual es famosa por tener una aldea subterránea, entonces Nami propone el ir a explorar dicha aldea y a lo que los chicos responden -¡¡SI!!- Entonces, deciden ir no sin antes dejar a Zoro  y a Sanji a cargo del barco (vaya que coincidencia) y como es de costumbre, los dos flacuchos comienzan a pelear por ver quién es el mejor y es aquí donde a Sanji se le ocurre hacer una apuesta en ver quién podía conseguir el animal más grande para cocinarlo. El que perdiera sería esclavo del ganador por una semana. Ambos salen en busca de la comida y en eso… Sanji termina encontrando una aldea destruida, pero claro, no está solo, ya que en ese frio y tétrico escenario sale nada mas y nada menos que Kurohige. Es aquí donde se pone horrible la cosa ya que es aquí donde Barba Negra lo agrede y Sanji se defendió, pero terminó perdiendo la pelea y aprovechando la situación, Kurohige abusa de el… Si, como lo leyeron. Aquí Kurohige es un maldito canalla, un cerdo con sed de lujuria, un maldito cobarde… Bueno, continuando con la trama:

Como puede, nuestro cocinero escapa de sus garras y logra perderlo de vista. Aquí comienza lo mas doloroso y triste en la vida del cocinero de la banda del Sombrero de Paja y decide callar lo sucedido. después de lo acontecido, el carácter de Sanji cambia de una manera drástica algo que a Zoro le parece muy extraño, pero le da igual (ah, marimo idiota), van pasando los días y el estado de Sanji comienza a empeorar y claro con el poco tacto de Zoro la situación se va complicando cada vez mas y mas. Hasta que llega un momento en el que Zoro se harta y encara de la manera mas cretina (como tu sabes Zoro)  a Sanji a lo que este le confiesa lo sucedido y el espadachín con la cara marcada con el letrero de “Imbécil” bien marcado con rojo fluorescente, pero bien marcado en su carota, va con Sanji para consolarlo, pero con un gran remordimiento en la cabeza y diciéndose -<<¡¿Por qué tuve que ser un completo idiota…?>> En fin. Kurohige está tras los huesitos del cocinero, su meta es encontrarlo para hacerlo completamente suyo y mientras eso sucede, tiene fantasías muy, muy creativas con el, pero muy originales. Ese Kurohige sería bueno para escribir una novela erótica.

Y en el último capítulo nos quedamos en que Sanji se dispondría a contarle por fin lo sucedido a Zoro y este hace de todo para enmendar su error y poco a poco un sentimiento se va creciendo dentro de su corazón de musgo hacia Sanji (claro, por qué esto no puede ser un fic ZoSan si no hayalgo entre ellos dos, ¿no?) Franky, Robin y Brook habían regresado a la nave y esperar por el regreso de los demás y así para partir a la siguiente isla, y hablando de los chicos, estos si regresan, pero les persiguen unos piratas a los que les robaron un mapa (gracias Nami, gracias Luffy) y a partir de aquí continuaré escribiendo el capítulo.

Los chicos estaban corriendo a todo lo que daban y en eso, Luffy gritó -¡¡¡FRANKYYYY…!!! ¡¡¡POR A MARCHAR EL BARCO!!! –Seguido de esto, estira su brazo izquierdo y con el envuelve a los chicos quienes ya comenzaban a temer por lo peor y no les quedaba de otra mas que rezar. Y sin rechistar ni perder mas tiempo, Franky puso a andar el barco. Y sin pensarlo dos veces, Luffy estiró el otro brazo llegando hasta el barco que ya comenzaba a alejarse de la isla, provocando un brusco movimiento.

-¿Qué demonios…? –Zoro y Sanji aun se encontraban en la bodega y sintieron el extraño movimiento del barco, perdiendo un poco de coordinación -¿Estás bien?

-Si, no te preocupes. ¿Qué estará pasando?

-Espero y no nos estén atacando… -Respondió con una mueca de enfado el marimo. Y antes de poder decir o hacer algo mas, Luffy se dejó venir aterrizando abruptamente en el pobre Sunny logrando así que el barco sufriera un tambaleo. Esto hizo que los chicos perdieran completo equilibrio y cayeran al suelo –Ah… Luffy… -Dijo con enfado el marimo sin percatarse que tenía al cocinero arriba suyo. -¿Ah…? ¡Ah…! –Al ver por fin a Sanji, no pudo evitar sonrojarse de nuevo como cual semáforo de alto.

-¡Ah, discúlpame, Zoro! ¿Estás bien? –Sanji reaccionó al instante y se quitó para ayudar al marimo a levantarse, pero este se volteó de inmediato para que no lo viera -¿Te lastimé? –Dijo tomando el hombro de su nakama, algo que hizo que se sonrojara aún mas.

-¡Si, si, si…! ¡Estoy bien…! Va… Vamos a fuera… -Decía con trabajo mientras se levantaba.

-Pero…

-Des… Descuida… -Carraspeó un poco la garganta.

-Está bien, vamos. –Tomó con confianza la mano del marimo.

-¡Mmm…! –Un vapor de tetera salió en las orejas y cuello del marimo.

Salieron de la bodega encontrando un caos total en el jardín. Luffy y los demás estaban tirados en el pasto y aturdidos por el aterrizaje.

-¡Muchachos! –Exclamó Sanji -¿Pero qué fue lo que pasó?

-Eso mismo quiero saber… -Dijo Franky acercándose al rubio. –Parece que volvieron a causar problemas.

-Clásico de los muchachos… -Robin se acercó y vio el mapa que Nami tenía en sus manos. Lo tomó sin prisa alguna y vio con detenimiento –Creo que tendremos otra aventura.

 

 

[…]

Habían pasado tres días desde el ataque del jabalí. El pequeño zorro quien quedó muy mal herido, con trabajos estaba luchando por su vida. El lobo por otra parte, permanecía a su lado y hacía lo posible por curarle, pero no veía mejora alguna.

-En verdad… Lo siento… -Dijo con esfuerzo el pequeño animal.

-No… -Lamió la cara de su compañero con mucha ternura –Perdóname tu a mi… -Recargó su cabeza sobre la de su amigo en señal de arrepentimiento.

-No creo poder lograrlo…

-¿Por qué dices eso? Saldrás de esto… Te prometo que sanarás.

-En verdad… Lo siento… -Dijo con un débil tono en su voz. –Tenía que ser fuerte… Yo… -Fue acallado por otra lamida de su compañero. Al recibir esta muestra de afecto, rompió a llorar.

-Te prometo que buscaré a ese animal… No dejaré que se salga con la suya.

-¿Puedo…? ¿Puedo pedirte un favor…? –Aun con esa débil voz llamó la atención del lobo y este miró a los ojos al pequeño -¿Podrías comerme?

¿Acaso había escuchado bien? Si, como ustedes lo leyeron, el joven zorro se estaba dando en sacrificio -¿Pero…? ¡¿Por qué me dices esto?!

El zorro sonrió con una notoria tristeza y respondió –No quiero perder la vida en manos de ese jabalí…

-No puedo hacerlo… -Dijo con la mirada abajo y continuó –No puedo hacerte eso… Eres muy importante para mi… Yo… No voy a hacerte tal cosa…

-Por favor… No aguanto mas…

-…

Por favor…

-…

[…]

 

 

Sanji se encontraba mirando la luz de la luna, sentado en el banco del jardín de flores. Su mirada era distante y algo de tristeza. Sacó del bolsillo de su suéter la cajetilla. En seguida sacó un cigarro, pero al verlo no le apetecía ni siquiera dar una calada –No puedo… -Dijo al guardar el cigarrillo en la cajetilla y bajó la cabeza con algo de irritación –Cada vez que lo recuerdo… -Sintió unos escalofríos invadiendo en todo su cuerpo.

-¿Recordar qué? –Sus amargos pensamientos fueron interrumpidos gracias a la voz de Franky quien estaba a espaldas del chico con unas sodas en sus manos -¿Todo bien? No hablaste mucho en la cena. –Se sentó a lado del rubio –Te traje una… -Le dio la botella de refresco y Sanji respondió con una sonrisa.

-Muchas gracias. –Tomó la botella y dijo -¿Qué haces despierto a estas horas?

-Lo mismo te pregunto.

-Bueno… La verdad no puedo dormir –Dijo mirando la botella -¿Y tu?

-Estuve trabajando en algo para instalárselo al barco.

-¿Es un arma?

-Espera… -Tomó la botella de Sanji y sacó un destapa corcho y le quitó la tapita roja al refresco.

-Ah, muchas gracias.

-Disculpa. –Le agradaba la compañía de Franky  y eso lo hacía sentirse mas cómodo y haciéndole olvidar también aquello.

-No te preocupes –Dijo con esa dulce sonrisa que derretía a cierto marimo quien por cierto los estaba viendo desde el nido del cuervo mientras apretaba con todas sus fuerzas su pesa.

-Ese cocinero… En cuanto lo vea yo… Un momento… ¿Por qué estoy diciendo eso? ¿Por qué estoy enojado?

-¿Sientes que tu estómago está a reventar?

-Creo que si… ¡¡¡¡TUUUU!!!! –Volteó a ver a la peli negra con una cara de espanto al grado de que se pusiera pálido.

-Fufufufu…

-¡¡¿Cómo diablos entraste sin hacer ruido?!! –Su nakama respondió con su clásica sonrisa –Deja de hacer eso... Me matarás de un infarto un día de estos.

-¿Y si en vez de quedarte aquí haciendo rabietas, vas allá abajo y charlas un poco con los muchachos?

-¿Escuchaste algo de lo que te dije…? ¡Un momento! ¿Si me oíste?

-Fufufu… Yo creo que a Cocinero-san le haría muy feliz verte. –El marimo se limitó a voltear a otro lado  para no dejar que su camarada viera su sonrojo.

-No es lo que…

-¿Entonces no te importa que Franky se quede junto con Cocinero-san? Hacen muy bonita pareja. –Sintió una fuerte brisa al grado de levantar un poco su cabello y vio que el espadachín ya no se encontraba. Se acercó a la ventana y vio que Zoro se integró o mas bien se metió en la conversación de los chicos –Parece que no se ha dado cuenta de sus sentimientos… Para ser un hombre muy perceptivo en las batallas, es muy distraído con otras cosas. –Dijo al ver con algo de ternura a su nakama quien estaba integrándose con Sanji y Franky. –Aun así, Cocinero-san se ve triste… ¿Qué le habrá pasado?

 

 

[…]

-¿Y que te hace pensar que te quiera ayudar?

-Te prometo que te pagaré muy bien… Podría hacerte dueño de alguna aldea si gustas… -Kurohige estaba tratando de convencer a aquel sujeto que encontró antes aislados en algún callejón.

-Lo que quieres hacer es algo estúpido… ¿Qué te hace pensar que volverás a encontrarlo?

-Tengo fe en encontrarlo… Hay muchas islas alrededor de esta zona.

-¿Y piensas pasar por todas?

-Si el para en las prisiones máximas de la marina, lo haría.

-Estás obsesionado por ese niño… No hemos hablado de como me vas a pagar. –En eso, Kurohige comenzó a caminar y le hizo un ademan al hombre para que lo acompañara, irían camino al barco. Una vez que llegaron a la nave, el pirata fue a un pequeño montículo de costales. Los hizo a un lado dejando ver un cofre el cual estaba lleno de oro y diamantes. –En verdad lo deseas tanto… ¿Pero que dicen tus compañeros al respecto?

-Ellos no saben nada de lo sucedido… Solo les dije que ese mocoso se atrevió a provocarme y se llevó parte del tesoro que conseguí, lo cual está aquí. ¿Sabes? Ese día quería quedarme a descansar, pero algo me dijo que aun habían cosas por las cuales ir a recoger… Y justo me encontré con ese niño. –Abrió el cofre para mostrárselo al hombre dejando ver el preciado tesoro -¿Y qué dices?

-Acepto. Pero una vez que lo tengas en tus manos no me haré responsable por lo que venga después…

-¿A qué te refieres? –La curiosidad comenzó a invadirlo.

-Ya lo verás una vez que ponga mi poder en acción.

 

[…]

Sanji y Franky estaban teniendo una plática bastante entretenida, el único que aun no se podía integrar era Zoro quien solo se quedaba callado mirando a otro lado con esa mirada de pocos amigos -¿Y tu que dices? –En eso, sintió un amistoso codazo por parte del cocinero quien le dedicaba una tranquila sonrisa, algo que derretía de ternura al marimo. –Te noto muy callado… ¿Estás bien? –Mostró un gesto de preocupación.

-Mmm… -Su rostro. –Mmm… -Sus ojos –Mm… -Su voz -¡¡¡…!!! –Lo único que pudo decir al ver a su amigo fue -¡¡¡¡¡ME GUSTAS MUCHO!!!!!

 

 

 

 

En realidad no pasó, pero no podía dejar pasar su oportunidad para seguir conviviendo con el. No era tan mal chico después de todo y aquello que estaba sintiendo por fin lo entendía –No pasa nada… -Respondió con un semblante serio y en seguida acarició la cabeza de su nakama como muestra de cariño. Un gesto que hizo sonrojar a Sanji. Y al ver esa linda carita solo pudo pensar -<<Es como… Como un…>>

-Sanji… -Claro, olvidaron que Franky se encontraba con ellos. Posó su mano sobre el hombro del cocinero. -¿Qué te gustaría hacer mañana?

-¿Mañana?

-Si…

-<<Ese maldito… ¿Acaso intenta coquetearle?>>

-Lo de siempre… Preparar el desayuno, leer un poco, nada en especial.

-Quería decirte que si te gustaría  ver el proyecto que estoy haciendo para el barco… -Dijo un tanto sonrojado el carpintero.

-¿De veras? Bueno… Si, me encantaría verlo. –Dijo con sinceridad ignorando la mirada asesina del espadachín que le estaba dedicando al carpintero que claro, tampoco se quedaba atrás. Mientras tanto a unos metros se asomaba unos ojos y unas orejas en algún rincón del jardín.

-Esto se va poniendo cada vez mas interesante. Robin estaba terminado de prepararse para ir a dormir, lo único que le faltaba era terminar de cepillarse su cabello –Parece que aun no te gana el sueño, Navegante-san –Nami por otra parte, estaba tan emocionada por haber robado el mapa a esos viajeros de aquel pueblo subterráneo.

-Es que aún no puedo creer que tenga esto en mis manos. –Dijo con gran emoción sentada en su cama.

-¿Ya lo viste bien?

-¿Eh? ¿A que te refieres?

-Hay algo inusual en ese mapa. –Volteó a verla sin dejar de desaparecer su característico semblante.

-Yo no veo nada de malo.

-Esa isla es conocida también por su gusto por los juegos. –Eso comenzó a poner nerviosa a la navegante.

-Tal vez… -Sin esperar mas, Nami revisó con mas detenimiento el mapa y…

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!!!!!!

 

 

 

[…]

Abrió su hocico dejando ver esos afilados colmillos poniéndolos con mucho cuidado en ese frágil y suave cuello. El zorro estaba ya muy débil, que estaba comenzando a agonizar –Gracias… -El lobo sobre abrió los ojos al escuchar de nuevo esa inocente voz –Te amo… -Las lágrimas estaban comenzando a brotar –Papá… -Solo pensaba en lo malo que fue con el pequeño en el último momento, al saber que no pudo protegerlo de aquel animal.

Cerrando fuertemente sus ojos y logrando que una cascada de lágrimas cubriera todo su rostro dijo –Perdóname… Mi pequeño… -En eso, sintió que el pequeño canido se quitó con mucho trabajo de su hocico y trató de levantar su cabeza para mirar frente a frente a su compañero. Le sonrió y le dio una tierna lamida –Te amo, mi pequeño…

-Estoy listo… -Se acomodó nuevamente y en eso, no se hicieron esperar aquellos grandes y filosos colmillos que comenzaban a oprimir su cuello hasta que se escuchó un fuerte crujido y seguido de eso…

Nada.

Notas finales:

Nos vemos


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