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Le Viol por Tina Black

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Notas del capitulo:

Y aquí con otro capítulo mas, lamento que no haya pasado lo que muchas o muchos esperaban sobre el rescate de Sanji. Si hubiera pasado la historia habría terminado :VVVV PEro en fin, disfruten del capítulo.

Habían pasado alrededor de dos horas desde que Zoro capturó el pez gigantesco. Lo llevaba arrastrando como pudo, pero eso no le importaba que tan pesado y molesta fuera la actividad, por qué estaba feliz de haber conseguido lo que buscaba; era imposible de ocultar esa sonrisa de oreja a oreja y ya estaba haciendo una lista mental de lo que le ordenaría a Sanji durante las siguientes dos semanas que estarían solos –Tal vez deba decirle que me deje dormir en el almacén de licor o ya sé... Qué se vista de rosa y me traiga mis katanas y pesas cuando se me dé la gana... O mejor aun... Que haga un retrato de su cara de derrota... O ya sé... Que se quite esa ridícula espiral de su cara... –Y la lista seguía y seguía, en verdad era un momento especial para el. Caminaba a la orilla del mar, sabía que debía dar una vuelta completa pero solo así no perdería más tiempo en buscar el barco entre las profundidades del bosque.

-Mmm... Conozco este lugar... –Dijo al ver el espacio en donde estaban unas rocas y la cueva -¡Ahí está! Y por lo visto soy el primero en llegar... –Continuó arrastrando al pez hasta por fin llegar a la entrada de la cueva y al notar que no había nada que iluminara el lugar, fue señal suficiente de decir que no había nadie –Entonces... –Se desplomó cayendo de sentón al suelo y se recostó mirando el techo de la cueva –Gané... ¡¡¡GANÉ!!! –Daba pataleos de emoción al ver que era el ganador de la apuesta. Por primera vez le había ganado al cocinero, sin empates, sin cancelaciones. Era la buena.

-¡¡¡¡¡¡¡GANÉ!!!!!!! –Saltó de su lugar y lo primero que hizo fue subir al barco una vez que dejó al gran animal a un lado de la nave. Se dirigió al baño y preparó el agua para darse una merecida ducha de victoria, no sin antes traer una buena botella de sake en señal de orgullo. Entró al baño y así empezó su fiesta como ganador –Ya quiero ver la cara que pondrá ese bobo al ver que lo vencí. –Dijo esto mientras se desvestía dejando ver un sudoroso, pero admirable cuerpo escultural, seductor, envidiable que cualquier mujer desearía tener en sus... Perdón... Se puso la bata de baño y entró a la tina y empezó su hora de relajación como todo un rey.

 

 

Y ahí estaba, Tirado en posición fetal abrazando sus prendas que fueron quitadas con gran brutalidad de su cuerpo. Llorando a cantaros, a su lado estaba el hombre que lo lastimó, lo humilló durante horas hasta el atardecer quien se encontraba arreglándose sus prendas como si nada hubiera pasado entre ellos –En verdad nunca había conocido a un muchachito como tu... –Dijo Barba negra dándole la espalda al cocinero mientras terminaba de abrocharse el pantalón –estuviste muy bien... –Volteó a ver de reojo a su víctima quien se encontraba aun en el suelo sollozando abrazando su camisa y jalando su pantalón que estaba a unos centímetros lejos de el. Esto excitó a Kurohige y se encaminó hasta donde estaba Sanji -¡Ven aquí...! –Dijo con lujuria al jalar a Sanji de los pies –Eres tan lindo... –Dijo esto abrazando con violencia al cocinero.

-¡¡¡No, ya basta!!! ¡¡¡Ya déjame!!! –Gritaba el cocinero al zafarse de los brazos de su victimario -¡¡¡Por favor!!! ¡¡¡¡Suéltame!!!! ¡¡¡Me duele!!!

-¡Eso es! ¡Sigue gritando para mi, pequeño! ¡Ahora...! –Restregó su cara sobre el cabello del rubio -¡Ahora eres mío! ¡Eres mi zorra! –Comenzó a manosear su cuerpo como si no hubiera un mañana, desde el cuello hasta sus piernas tocando cada rincón.

-¡¡No...!! –Gritaba entre lágrimas de dolor y sufrimiento -¡¡¡Papá!!! ¡¡¡PAPÁ...!!!

-¡Si, eso! ¡Sigue gritando! Cuando uno pasa... Por esto... Es como si una parte de su mente retrocediera... Como si lo regresara a ser... Vulnerable como un niño... Y tu... –Besaba con locura su cuello y espalda, después lo volteó con brusquedad teniéndolo en el suelo para restregar ahora su miembro con el de Sanji –Eres perfecto... Puedo imaginarte de pequeño... –Sanji estaba en shock. Sus fuerzas y cordura no eran lo suficientes para poder reaccionar y hacer un intento por irse. Lo único que podía hacer era gritar llamando sin sentido alguno al hombre que lo salvó cuando era un niño.

-¡¡¡NOOOO!!! ¡¡¡¡AYUDÉNME, POR FAVOR!!!! ¡¡¡¡¡AUXILIO!!!!! –Intentó quitarse de encima la horrida cara del violador de su pecho.

-¡¡¡Eso es!!! ¡Sigue gritando para mí, zorra! –Gritó con euforia mientras frotaba su asqueroso miembro con vulgaridad sobre el de Sanji –Eres mío... –Acercó su cara sobre el rostro del cocinero. Al llegar, besó con lujuria el lado derecho del rostro de Sanji. Ya no podía soportar mas y se preparó para otra ronda desabrochándose el pantalón –Voy a darte mas, mi pequeña zorra... –Sanji ya no quería estar más en esa pesadilla. Se concentró para agarrar las fuerzas que le quedaban y al notar que su captor estaba perdido en sus deseos perversos, mordió con gran ira el cuello de este -¡¡¡¡AAAGGHHH...!!!! ¡¡¡HIJO DE...!!! –Sentía que en cualquier momento su “zorra” le arrancaría la piel de su cuello. Golpeó a Sanji, pero eso no haría que lo dejara de morder. Sanji estaba trabado al cuello de su violador. Era tanta la rabia, la vergüenza y la desesperación que hacían que no dejara a Kurihige libre de sus dientes. Este por su parte, volvió a golpearlo logrando por fin quitárselo de encima y lo lanzó lejos y en seguida agarró su cuello para cerciorarse de que no tuviera un daño grave. Sanji aprovechó para levantarse como pudo y correr adentrándose en el bosque. Al ver esta acción, Kurohige no quiso dejarlo y lo persiguió; sin embargo, Sanji ya estaba a unos metros alejado de su verdugo. Buscaba con desesperación un escondite y cuando menos lo esperó por fin encontró una pequeña cueva. Entró  y se arrinconó detrás de una roca. Escuchó unos pasos cerca de la entrada, se estremeció y cerró fuertemente los ojos esperando por su cruel destino, hasta que... –¿Capitán...? –Se escuchó la voz de uno de los subordinados de Teach. Se trataba de Laffitte quien iba junto con Van Augur, Doc Q montado a su caballo Stronger y Burguess –Capitán... Lo estábamos buscando... –Decía Laffitte al acomodarse su sombrero –No encontramos la otra sección del pueblo... Se ve alterado... ¡Tiene sangre en su cuello!

-¡Cállense! ¿Cómo que no encontraron la otra sección? Estuvieron todo el día perdiendo el tiempo ¿verdad? –Decía con indignación Barba negra al ocultar la mordida con la mano.

-Laffitte tiene razón. Se ve muy alterado y muy sudoroso... ¿Alguien lo atacó? –Decía Burguess tronándose los nudillos en señal de enfrentamiento contra quien le hizo daño a su capitán...

-No... Todo está bien... Fue un... Maldito zorro quien me atacó... –Se notaba muy molesto. Buscaba con la mirada a su presa, pero no encontró rastro de el. Por otra parte, Sanji solo escuchaba la conversación de los piratas. Sentía un terror con solo escuchar la voz de ese mal nacido. Los nervios lo invadieron como nunca haciendo que abrazara sus rodillas y ocultó su cabeza. Esperó a que los piratas se fueran, y una vez que ya no escuchó ningún ruido, respiró hondo. Tenía miedo de salir.

-Debió ser un zorro muy grande,  mi capitán. Esas heridas son muy profundas... –Decía el enmascarado rascándose un poco su nuca.

-¡¡Ya basta...!! ¡Vámonos de este maldito lugar... –Decía aun indignado Kurohige.

Una vez que los piratas se alejaron completamente del lugar, Sanji respiró hondo, pero al momento de hacer esa acción sintió un terrible dolor en su estómago. Se recostó mientras tenía su mano mal herida sobre la parte baja de este -¡Aaaahh...! ¡Duele...! ¡Aaaagghh...! –Se puso en posición fetal. Era un dolor insoportable. Decidió descansar hasta poder recuperar por fin sus energías

Lo único que traía puesto era su ropa interior manchada de sangre y semen. Sentía un escalofrío recorrer en todo su existir; respiraba con dificultad al intentar desahogarse con su llanto. Se levantó con un poco de trabajo para poder sentarse, se puso su camisa ya hecha trizas y después de un rato se preparó para ponerse su pantalón, pero al hacer un esfuerzo llegó a sus entrañas una molesta descarga llegando a sus piernas -¡Aahh...! -Sacó un ahogado grito y en seguida se recostó de lado -Agh... ¡Eeh...! -De pronto sintió un líquido escurrir desde su entrada recorriendo una parte de su miembro. Era una sensación desagradable y más aun si eran los restos de su victimario. Estaba completamente asqueado, quería vomitar, quería morirse en esos momentos. Lo que ahora pensaba era como iba a llegar al barco en ese estado, que le diría a su nakama... Cómo reaccionaría aquel hombre por quien siente algo especial –Si... Le digo lo que pasó... –Decía al recordar la humillación que acababa de pasar –El... El... –No quería que nadie supiera lo ocurrido. Pensaba que si se los contaba, tal vez se burlaría por haber sido un completo inútil en el combate, en vez de poder recibir algo de consuelo y apoyo recibiría solo insultos y burlas o incluso hasta el exilio. Sus ojos se llenaron de lágrimas y al cerrarlos estas cayeron como cascadas. Hizo un esfuerzo para alcanzar la prenda que le faltaba y como pudo se puso sus pantalones; salió de su escondite a gatas. Se apoyó en una piedra para poder levantarse y una vez estando de pie, se dispuso a caminar de regreso al barco.

Zoro se encontraba entrenando un poco sin darse cuenta que habían pasado ya más de horas desde que regresó al barco. Dejó sus pesas en el piso y se dirigió al sillón tomando su toalla para limpiarse el sudor de su cuello –Ese idiota ya tardó en volver... –Miró el reloj de pared –Son más de las nueve... Supongo que tendré que ir a buscarlo... –Se levantó de su confortable asiento, se puso su playera y sus botas para después tomar sus armas y salió en seguida del gimnasio. Llegó a la borda y saltó cayendo de pie sin ningún problema –No creo que haya caza recompensas por aquí... Probablemente se quedó atrapado en algún lado... O no quiere regresar para evitar su derrota... –Dijo con la sonrisa de lado –Je... Debería enfrentar su castigo... –Comenzó a caminar para adentrarse al bosque, le tomó sólo como cinco metros caminando ya que se detuvo al escuchar a alguien llorar. Agarró el mango de una de las espadas por instinto y avanzó un poco para encontrarse con una escena que jamás hubiera pensado ver en su momento.

La luz de la luna iluminaba en un pequeño espacio en donde los arboles rodeaban otro caído encima de algún montículo, arriba del viejo tronco se encontraba un joven cocinero sin esperanzas llorando desconsoladamente dándole la espalda a su compañero. Sanji estaba masajeando con cuidado su adolorido brazo, temiendo que estuviera zafado. Se abrazó a si mismo al recordar en una especie de flash lo que es mal nacido le había hecho. Zoro quedó extrañado y sintiendo preocupación por su nakama; dejó el mango de su espada y caminó con lentitud –Oye... –Sanji volteó a verlo mostrando un semblante de miedo intentando cubrirse. El espadachín no imaginó que vería un comportamiento así de su compañero. Al ver que se comenzaba a acercar mas a el, Sanji se levantó de golpe, pero sus heridas lo hicieron perder el equilibrio y cayó de sentón al pasto mostrando una cara suplicando piedad –Oye... Tranquilo... Soy yo... –Dijo el marimo al acercarse al tronco, pero percibió un familiar aroma a sangre mezclado con otro que le resultaba extraño presenciar sobre el pedazo de la madera en donde estaba sentado su nakama -¿Estás bien...? –Se acercó para ayudar a su nakama, pero este hizo lo posible para levantarse antes de que se acercará mas. No quería que Zoro notara el horrible aroma que lo invadía en todo su cuerpo, estaba completamente avergonzado.

-Si... –Dijo con la voz entre cortada ya estando de pie.

-¿Qué fue lo que pasó...? –Dijo algo preocupado.

-Na... Nada... Solo... Tuve un contra tiempo en el camino...

-... –Lo miraba con incredulidad.

-Yo... Me caí...

-Esas heridas no son de un accidente... –Sanji sobre abrió los ojos y agachó su cabeza -¿Qué pasó...? –Preguntó con autoridad.

-Fue... Fueron... Piratas... Fui atacado... Por piratas...

-¿Cuántos eran?

-No lo sé... Eran... Eran como unos diez...

-Siempre hemos enfrentado esa cantidad o mas y les ganamos... No me digas que necesitas a alguien que te cuide para poder derrotarlos... –Dijo esto con burla. Al escucharlo, una lágrima amenazaba con salir, pero hizo lo posible por controlarse y fingir enfado.

-Cinco de ellos... Eran usuarios... –Dijo con la voz quebrada al intentar mentir.

-En verdad me sorprendes...

-Lo siento... –Contestó con gran culpa. Al escuchar esto, Zoro no pudo evitar sentir una especie de tristeza al ver a su compañero sin protestar o algo que normalmente haría. Se mostraba sumiso, temeroso e indefenso como un pequeño al cual habían maltratado –No... Volverá a pasar... En verdad... Lo siento... –Dijo entre susurros.

-Vamos al barco... Necesitas reposar... ¿Quieres ayuda? –El cocinero negó con la cabeza baja –Bien, como quieras... Después me cuentas como fue que te dieron la paliza de tu vida... –Dijo esto al comenzar a caminar. Esperó una reclamación por parte de su rival, pero no recibió respuesta alguna.

-... –Sanji comenzó a caminar con algo de trabajos detrás de Zoro. Este por otra parte se le hacía cada vez más extraña la conducta de su nakama. Era como si algo o alguien lo hubiera domado al fin. Prefirió no retomar el tema hasta llegar una vez a la nave.

Al llegar, Zoro se trepó para escalar y entrar al sunny, al ver que su compañero no quiso hacer nada le llamó la atención -¡Oye! ¿No piensas subir o qué? –Al dirigir su vista hacía su camarada, volvió a agachar su cabeza, calló. No quería contarle absolutamente nada de lo ocurrido ya que temía lo peor.

-¿Podrías bajar la escalera...? ¿Por favor? –Dijo con pena.

-Bien... –Dijo con algo de pesadez lanzando la escalera de cuerda. Sanji la agarró y escaló con dificultad hasta por fin llegar a su destino en donde lo aguardaba un Zoro preparado con muchas preguntas, pero no sin antes decirle -¿Ya viste lo que traje...? –Dijo señalando el cadáver del gran pez que cazó  que yacía en medio del jardín -¿Sabes lo que eso significa, verdad? –Dijo con una sonrisa de victoria.

Al ver lo que consiguió su nakama, recordó quien fue el de la gran idea de haber hecho esa apuesta -... –Prefirió callar.

-Espero que con esto puedas aprender que no debes ser un completo presumido y mas si es algo que no puedas hacer... En verdad me sorprendes, no puedes cazar o recolectar comida y mucho menos ganarles o de perdida huir de unos piratas... –Se pasó con ese terrible comentario haciendo que Sanji sintiera mas culpa al ser humillado con las palabras de su nakam quien estaba en frente de el –Una de las cosas que te ordenaré que hagas es que me cuentes con detalle tu humillante derrota... –Sanji se fue corriendo al baño empujando con violencia al hablador del marimo dejando a este escéptico y vio como el cocinero corrió hasta las escaleras logrando tropezarse para llegar al cuarto de baño.

Sanji llegó por fin encerrándose al aventar la puerta de un portazo, se fue hasta donde estaba la tina y se quitó sus prendas con desesperación comenzando por su camisa haciéndole recordar la forma en cómo esas enormes y asquerosas manos se la quitaban con violencia mientras intentaba gritar pidiendo auxilio. Después siguió con sus zapatos arrojándolos contra la pared y con su pantalón al cual le despojaron esas mismas manos para luego quitarle su ropa interior la cual estaba completamente manchada, al verla no pudo evitarlo más y soltó en llanto. Abrió las llaves de la bañera sin importarle la temperatura del agua y sin esperar a que la tina se llenara entró sentándose y se abrazó a sus piernas. El agua que se comenzaba acumular, la tomó y comenzó a esparcirla sobre sus brazos, su pecho y cuello con odio mientras se decía a si mismo -¡Soy un estúpido...! ¡Soy un asqueroso...! ¡Aaaahhh...! –Gritaba con culpa y dolor al lavarse el resto de su cuerpo. Cuando por fin se llenó la tina, cerró las llaves y agarró el jabón para tallarse; aun sentía el olor de Kurohige en todo su cuerpo.

<<-Eres mío... –Decía esto arrastrando al muchacho hasta lo más recóndito del bosque abrazándolo por la espalda mientras este intentaba huir de las manos del mayor -¡Vamos vuelve a gritar por tu papito...!

-¡¡¡Yaa nooo, por favooorr...!!! –Gritaba exasperado al intentar quitarse de encima esas rasposas y sucias manos de su cuerpo -¡¡¡Nooooo...!!! ¡¡¡Ahí no, por favor!!! ¡¡¡¡Me duele...!!!! –Kurohige había metido uno de sus dedos a la entrada de su presa nuevamente.

-Haré que me supliques por mas... No te dejaré ir hasta que te haga gozar como a una puta... Te haré gritar del placer muy pronto...>>

-No... No... ¡No...! –Se talló con más fuerza cada rincón de su cuerpo hasta llegar a su miembro. Ahí hizo más fuerza acelerando sus movimientos al grado de lastimarse -¡¡Agghh...!! –Al sentir el dolor que se provocó regresó en si, pero vio algo de sangre salir de su entrada que emanaba en el agua. Esto lo aterró al grado de golpear el agua con sus manos, agachó su cabeza  y posando sus manos sobre ella dejando salir el resto de las lágrimas -¡Lo siento, lo siento, lo siento...!

 

 

Zoro estaba tomando sin ánimos su botella de sake en la habitación sentado en un futon –Metí la pata... –Se decía al darle un sorbo a la botella –Cuando lo molesto siempre se pone a la defensiva, pero ahora... Ni siquiera se molestó en gritarme... Es como si fuera otro... Tendré que pedirle una disculpa... –Volvió a tomar otro trago y dejó la botella a un lado en el piso –Iré a traer algo de comer... –Se levantó y salió de la habitación para trasladarse ahora a la cocina, escuchó los pasos del cocinero quien iba bajando las escaleras mientras traía una larga bata de baño puesta cargando las ropas hechas bola; tenía pensado ir al sótano del barco y arrojar las prendas al calentador –Oye... –Sanji se crispó al escuchar la voz de su nakama quien se acercaba a el –Oye... Quería... –Se notaba nervioso el espadachín al intentar disculparse con el rubio quien lo miraba algo inseguro –Bueno, lo que quiero decir es que...

-Discúlpame... –Dijo el cocinero interrumpiendo a su compañero –Lamento haberte empujado y... –Se detuvo al recordar lo sucedido –Perdóname. –Miró con pena al espadachín. Este por su parte, quedó impresionado por la conducta de Sanji, tanto que posó su mano sobre su frente; esto hizo que Sanji se sonrojara un poco.

-No estás ardiendo... Mmm... Bueno. –Quitó su mano de la frente del muchacho –Escucha yo... Lamento haberte dicho esas cosas... No debí... –Su orgullo le estaba impidiendo disculparse como era debido, pero hacía su mayor esfuerzo ya que una parte de el lo hacía sentirse culpable –Lo... Lo... Lamento...

-Creo que ambos estamos arrepentidos... –Dijo con una leve sonrisa.

-Bien...

-...

-Iré a la cocina a comer algo y como yo gané, quiero un gran filete de pescado.

-¿Con que lo quieres acompañar? –Preguntó intentando fingir felicidad.

-Eso te lo dejo en tus manos, confío en que podrás hacer un gran platillo... –Se fue en dirección a la cocina –Sorpréndeme. –Dijo esto último entrando al fin. Sanji no le prestó atención ya a su alrededor yendo por fin al sótano. Se acercó al calefactor y abrió la rejilla y arrojó las prendas al fuego dejando escapar un molesto aroma. Se sentó en una caja mirando como la ropa se consumía en el fuego, fingiendo que todo lo ocurrido jamás pasó.

-Esto es una pesadilla... Solo una pesadilla... ¡Agh...! –El dolor de su brazo regresó junto con el de su cuerpo e intentando calmarlo dándose pequeños masajes en sus brazos –No puedo... No puedo dejar que ellos lo descubran... No puedo... –Cerró los ojos para olvidar eso y se sentó ahora en una caja que se hallaba en un rincón para observar como la ropa empezaba a formar parte del carbón y la madera siendo calcinados. 

Notas finales:

Espero no tardar en subir el siguiente capítulo, es que estuve en examenes y en servicio social, pero ya tendré algo de tiempo para continuar y también que no se me vayan las ideas. Gracias por leer el capítulo y nos leeremos pronto :)


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