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Le Viol por Tina Black

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Notas del capitulo:

Cuanto tiempo. Pero ya tengo libre mi vida, bueno por ahora. A menos hasta que presente los exmenes y el trabajo para mi titulación. Por ahora disfruten del capítulo y espero poder subir otro pronto para n¿regalo de navidad.

Para Ichigo Glez: PErdón por solo poner el y como crees que reaccionará Zoro? en esos momentos se me resvaló el dedo y le di enter y ya no pude cambiar nada DD:  Como respuesta a tu comentario, gracias. Me gusta poner entre pasado y presente para poder poner un poco de tensión y claro explicar el por qué y espero no enredarlas en algun tiempo, si es así avisenme. Y cuando pase un flashback es por qué tuve un severo bloqueo mental :VVV 

Vamos con el capítulo!

 

[*****]

-Esto te enseñará... –Comentó con iracundia el mayor. Sin esperar, le dio de lleno con una patada en el estómago a Sanji, en cuanto a el, hizo lo posible por bloquear el golpe reteniendo el pie de Kurohige en un abrazo y como acto seguido lo mordió con todas sus fuerzas de la espinilla -¡¡¡Aaaagh...!!!

-...

-¿Acaso crees que con eso me vas a detener? –Se agachó y sacó una pistola apuntando a la sien del cocinero -¿Aun quieres pelear? Mírate, ni siquiera sabes lo que estás haciendo... Debes aceptarlo... –Sanji cerró los ojos y se aferró mas a la espinilla de Kurohige -¡Gh...! ¡Te lo advierto, muchachito! –Lo único que logró fue ver a Sanji revelarse sin temor -¿O es que quieres morir? –Abrió los ojos de golpe comenzando a disminuir la presión de su mandíbula contra el tobillo de su enemigo –Lo que suponía... –Suspiró y continuó –Sería un completo desperdicio, no, una estupidez matar a un chico tan lindo como tu... –Se inclinó mas para acariciar con suavidad la espalda del menor –No te mataré... Pero eso no quiere decir que te librarás de los golpes... Aunque eso no es nada comparado con lo que ya me has entregado –Sintió unas tibias gotas caer a su pie -¡¡Jajajajaja...!! A ver... –Tiró de los dorados cabellos del muchacho quien ya no se opuso mas para mostrar ese semblante el cual decía que ya no tenía esperanza alguna ante su situación –Esto es... Es... Te ves tan... –No aguantó mas y lo besó con gran desesperación –Qué bello rostro...

-... –Solo pudo cerrar de nuevo los ojos e imaginar que todo se trataba de una pesadilla.

[*****]

 

-Solo fue una pesadilla... Una pesadilla... –Decía el cocinero quien estaba sentado en un rincón en el suelo. Llevaba alrededor de casi tres horas en la biblioteca; quería estar solo, pero eso no lo ayudaba a reponerse –Soy un cerdo... ¿Cómo pude dejarme...? –Se aferró a su propio abrazo –Todo fue mi culpa... Todo fue mi culpa... –Pero, escuchó la perilla de la puerta girar. En seguida se levantó de su lugar y se fue directo al estante fingiendo que estaba buscando algún libro.

Zoro entró a la biblioteca y se encontró con un cocinero quien estaba buscando el título de un libro. Sanji intentó ignorarlo y esperó a que mejor el espadachín dijera algo –Oye... –Sanji volteó con inseguridad -¡Atrápalo! –Le lanzó una tela de color rosa pastel, Sanji lo atrapó –Póntelo... –El cocinero confundido extendió la prenda que resultó ser un mandil con algunos encajes –Creo que combina muy bien contigo, cocinerucho... –Dijo de un tono de burla.

-¿De dónde sacaste esto? –Dijo molesto.

-Es uno de los disfraces que usamos para escondernos...

-No lo quiero...

-Pues lo vas a usar quieras o no...

-Oye...

-¿Quién ganó la apuesta? La apuesta que TU hiciste... –Dijo con gran orgullo mientras lo veía con una sonrisa ladina.

-... –Ese comentario le hizo sentirse mal consigo mismo. Apretó con fuerza la prenda para después tirarla con odio al suelo y se fue corriendo hasta la puerta donde fue retenido por Zoro.

-¿Vas a decirme?

-¿De qué...? –Preguntó con enojo sin mirar a Zoro a los ojos.

-Tú sabes muy bien de lo que te estoy preguntando...

-Déjame en paz...

-Dime primero que pasó...

-Ya te di tu espacio, ahora tu dame el mío... –Dijo al tratar de calmar su enojo.

-Está bien... -Le dejó el camino libre, ya que por ahora no era el momento de pelear –Pero tarde o temprano me dirás como fue que te dieron la rastrisa de tu vida... –Sanji lo empujó con rabia para marcharse al fin, pero fue retenido del brazo izquierdo.

-¡Aaaahh...! –Se quejó al sentir una terrible descarga desde el brazo hasta su estómago.

-¡Que delicado! –Lo soltó con brusquedad –Eres un marica –No recibió un insulto de su camarada, pero si pudo ver su cara la cual reflejaba impotencia y rabia. Sanji se dispuso a retirarse de la biblioteca. Zoro fue a recoger el mandil y salió para alcanzar al cocinero -¡Oye! –Le aventó la prenda y esta aterrizó en la espalda del cocinero –Parece que hoy estás muy sensible... –Dijo para poder provocar al rubio –Te quiero con eso puesto, ¿oíste?

Sanji volteó a verlo para decirle secamente y con dolor–Eres un patán... –Se fue a las escaleras para dirigirse esta vez a la bodega.

-Oye, maldito cocinero de... –Pero esta vez Sanji lo ignoró por completo –<<En verdad se está comportando muy extraño... Lo que le hayan hecho parece que surtió efecto... Es más obediente, aunque es mas llorón... >> -Se quedó en silencio hasta que retomó lo de anoche, cuando lo vio llorando en aquel tronco...

Sanji fue a la bodega para comenzar a hacer su inventario. Pensó que esto lo ayudaría a distraerse un poco. Comenzó por ver las cajas que contenían algo de pólvora y carbón, por mas que intentaba no podía evadir el coraje y la vergüenza que lo estaban acompañando en ese momento, decidió entonces ir a un rincón y sentarse en el suelo. Fijó su vista a las cajas que estaban en frente suyo preguntándose -¿Y ahora qué haré? Debo olvidarlo... Si no... -Las palabras de Kurohige retumbaron en su conciencia, unas palabras que lograrían que su víctima callara. Sanji entonces cerró los ojos y se recargó en la pared para relajarse, por desgracia, revivió el suceso haciendo que un fuerte escalofrío invadiera su cuerpo al grado de bajarle la temperatura.

 

[*****]

Se encontraba tirado aun con ánimos de luchar contra su captor, en cuanto a este, se sentó y abrió las piernas del menor para penetrarlo. Entró con un poco de trabajo –Fueron tantas y aun así sigues tan estrecho como la primera vez que te la metí... Me gusta... –Se relamió los labios y prosiguió al ya tradicional movimiento, pero esta vez con lentitud –Hagamos esto... Te preguntaré algo y por cada vez que no quieras o tardes en responder... –Dio una fuerte estocada haciendo que el muchacho gritara –Mas te vale obedecer y si veo que me mientes... –Dio otras tres estocadas mas violentas.

-¡¡Me duele...!! –Gritó con llanto.

-¿Cómo te llamas, pequeño...? -Preguntó mientras acariciaba el estómago de Sanji. El por otra parte no respondió y con ello recibió una dura embestida de la cual logró apenas callar su llanto -¿No me vas a decir tu nombre? -Sanji negó con la cabeza -De acuerdo... –Sin pena alguna, embistió con todo. El cocinero no pudo evitarlo y sacó un seco grito -¿Ahora si me lo dirás? –No recibió respuesta –Bien, te bautizaré como mi zorrito entonces...

-“Que... Original...” –Fue callado al sentir la mano de Kurohige apretando su miembro –¡Mmm...!

-Jejejeje... Espero y esto lo respondas... ¿Eres de este pueblo...?

-...

-¿Y bien...?

-Si... –Pero en eso, dos estocadas lo hicieron levantarse por el dolor que estos bruscos movimientos provocaron.

-Mientes... –Dio esta vez cinco estocadas mas.

-¡Está bien...! ¡No...! ¡No soy de aquí!

-Así me gusta... ¿Vienes solo...?

-S... Si... ¡¡Agh...!!

-Por mi podemos seguir con esto durante el resto de la tarde... –Dijo con burla el pirata mientras hacía movimientos rápidos contra su presa.

-De... Verdad vengo solo...

-¿Ah, sí? –Se detuvo  –Por esas ropas que vestías, me da la impresión de que no es así... Estabas buscando algo, de eso estoy seguro... –Se inclinó un poco para ver con mas atención la cara del cocinero –Dime la verdad... ¿Vienes en compañía o no?

-No...

-...

-No hay nadie conmigo...  –Respiró hondo –Vengo solo... –Trató de hacer sonar esa mentira como algo cierto. Por suerte, Kurohige le creyó.

-Ya veo... Y por esa forma de pelear diría que no eres cualquier viajero... ¿Acaso eres...? ¿Un pirata...? –Sanji volteó a otro lado al mismo tiempo que mordía un poco su labio inferior –Lo tomaré como un si... –Se acomodó un poco aun estando dentro del rubio quien respondió con dolor -¿Seguro que vienes solo...?

-Yo... ¡Aah! ¡Detente...!

-¿Mmmm...?

-Ellos... Me abandonaron... –Intentó fingir tristeza.

-Vaya... –En eso, acercó su mano al rostro de Sanji y tocó con delicadeza sus finos cabellos para retirarlos un poco de la cara del joven cocinero quien ya estaba bastante cansado -¿Quién sería capaz de abandonar a alguien tan lindo como tu...? Sólo mírate... –Se acercó mas –Eres bello... Esa piel, ese rostro... Eres perfecto... –Acarició con lujuria el rostro de Sanji –Y un buen peleador... Por lo visto, no usas tus manos... ¿Por qué?

-Eso no te... incumbe, maldito gordo de... ¡AAAAHHH! –Fue callado por las embestidas del mayor -¡AAAAHHHH! ¡AAAAGGGGHHH!

[*****]

-No fue real... No fue real... –Se decía entre susurros abrazando con fuerza el mantel que le dio el espadachín.

Zoro se encontraba viendo los libros que estaban en la mesa –¿Qué habrá pasado con ese tonto que no me quiere decir? Debió perder de la forma más estúpida, eso debe ser... –Comenzó a acomodar los libros en la mesa para que no se viera tan desordenada –El cocinero tendrá que regresarlos a su lugar después, iré a ver si se puso ese mandil... –Comentó con una pequeña risa.

Tenía mucha emoción de poder molestar como se le antojase a su rival. Salió de la biblioteca y fue a las escaleras para dirigirse a la habitación, pero en eso encontró la puerta que conducía para la bodega abierta –Debe estar allí... –Bajó y se dirigió a la puerta. Al entrar, buscó con la mirada al cocinero y lo encontró arrinconado en la esquina sentado y temblando -¡Oye! –Fue rápido a donde estaba su nakama -¿Qué sucede? –al escuchar de nuevo la voz del espadachín, Sanji salió de sus recuerdos mirando con angustia a su camarada -¿Qué tienes?

-Yo... –Zoro lo vio un poco pálido y sin pensarlo, tomó las manos del cocinero.

-¡Estás muy frio! –Tocó su frente la cual tenía un poco de calentura -¡Debiste decirme que te sentías mal! –Obligó al cocinero a levantarse de su lugar y fueron a la habitación –Recuéstate...

-Espera... Estoy bien, no tengo nada... Yo...

-Es una orden... –Dijo con un tono intimidante.

-Bien... ¿Pero qué pasará con la comida?

-¡No, no, no, no, no, no,...! ¡Eso no importa! –Contestó algo nervioso y asustado –Yo me prepararé algo, ya están los filetes cortados, solo es cuestión de cocerlos y ya...

-Bueno, pero mi deber es hacer la comida, si no ¿entonces por qué estoy aquí?

-Sí, pero ahora no estás en condiciones para hacer la comida –Dijo para convencer a su nakama. No por qué se preocupara por su bienestar, eso iba en segundo plano, lo que no quería es probar otro alimento sin sabor, a menos hasta que Sanji dejara de hacer la comida sin chiste.

-Creo que tienes razón... –Dijo yendo a la cama.

-Por su puesto que la tengo. Ahora descansa... Traeré té de canela... O bueno, es lo que puedo hacer...

-Lo que sea está bien, muchas gracias. –Respondió con una dulce sonrisa, una sonrisa que hizo que Zoro sintiera una molesta, pero a la vez una agradable sensación en sus mejillas.

-¡Si, si, si...! Lo que digas... Te traeré el té... –Se dio media vuelta tratando de fingir molestia y fue la salida -¡Y ni se te ocurra salir de la cama!

-Pero...

-¡Es una orden! ¡Si, una orden!

-Está bien, ¿pero si quiero ir al baño?

-Bu... Bue... Bueno... ¡Solo para el baño! ¡¿Oíste?! –Gritó nervioso.

-De acuerdo... –Dijo tapándose un poco la cara con la cobija –Me asustas... –Dijo sobre actuando.

-Oh, déjate de bromas... No salgas. –Salió de la habitación dejando por fin a Sanji, sintiéndose querido por ese marimo.

-Es gentil, a su manera y cuando está de buenas... Aunque debo admitir que es un tonto bipolar... –Decía al rodar un poco sus ojos –Pero aun así... –Suspiró un poco –Sí tan solo... No... el no me quiere como yo lo quiero a el... Y menos aun con... No, no... No pasó... No pasó nada... –Dijo negando con la cabeza al intentar retractarse. Sacudió su cabeza para sacarse de la mente lo que debía olvidar, y de repente se le vino la idea de... -No... No puedo  decirle nada... No puedo... Podría darle asco o quizás... Odiarme... Y el resto... -Posó sus manos en sus ante brazos y los apretó -Ellos... -La voz de Kurohige invadió sus pensamientos con "eso" que le había dicho -No debí ir a ese lugar.

 

[*****]

-Ya sabes lo que pasa cuando dices esas malas palabras, y te atreves a hacerlo de nuevo... -Kurohige tenía en su mano el miembro del muchacho el cual estaba estrujando  sobre la punta -Mírate... Eres patético al intentar hacerte el valiente cuando ya te derroté... -Apretó mas.

-¡Aaaghh...! ¡Detente! -Gritó mientras se retorcía del dolor.

-Ya no tienes nada por qué pelear... Primero quieres ser rudo y después me imploras por qué te deje ir... Qué ridículo... -Apretó mas -Tu voz es música para mi...

-¿No tienes otra...? ¿Otra cosa...? ¿Más que decir...? ¿Qué solo eso...? -Fue callado por otro apretón.

-A eso me refiero... Debes aceptarlo... Tú ya me entregaste tu cuerpo, cada parte de ti me pertenece ahora... -Deslizó la mano que acariciaba la cara que expresaba terror de Sanji, tocando con "dulzura" su cuello, pasando lentamente ahora por su pecho y comenzó a manosearlo -En verdad no me cansaré de ti... -Por fin dejó el pene de Sanji y pasó su otra mano al pecho de este -Son tan rosaditas... -Dijo al tocar las tetillas del muchacho. Después, colocó ambas manos sobre ambos pectorales y comenzó por acariciarlos en círculos. Esto provocó en Sanji una sensación entre confusión y miedo, ya que una parte de el seguía diciendo que se sentía bien, pero su cabeza decía que esto estaba muy mal -Veo que te gusta... -El chico salió de sus pensamientos mirando con confusión al gordo -Algo se está despertando al fin... -Comentó con diversión al sentir el pene de Sanji en su estómago -Si, se está parando... -Continuó acariciando los pectorales del cocinero y los apretó como si se tratasen los senos de una mujer.

-¡Aaahh...! -Gimió con miedo. Intentó apartar las enormes manos de su atacante, pero el inconsciente placer y la debilidad que ya invadía todo su existir no lo dejaron.

-Jejejeje... Acéptalo, te gusta... -Dicho esto, comenzó por acariciar las tetillas ya duras y apretó una con dos de sus dedos.

-¡Aagghh!

-Si, sigue... Sigue gimiendo para mi, zorrito... -En eso, se agachó por completo para lamer la tetilla libre con mucha calma.

-¡No...! -Imploró con jadeo el cocinero.

-¿No...? ¿Estás seguro? -Besó con mucha pasión la tetilla haciendo que su lengua diera movimientos circulares.

-¡No, ya detente...! -Pero sus suplicas no surtieron efecto alguno. Kurohige continuó lamiendo hasta irse con la otra tetilla dejando un gran rastro de espesa y chorreante saliva sobre la primera. Al llegar, hizo lo mismo con movimientos suaves y lentos y cuando por fin la tetilla ya estaba lista, la mordió -¡Aaaghh...! ¡Basta...! -Una vez mas volvió a restregar sus manos sobre la cara de su atacante el cual saboreaba con gran gozo lo que tenía en su boca -¡Ya basta!

-Eso es... -Se separó un poco -Sigue implorando...

[*****]

-Por favor... Basta... –Sanji estaba muy centrado en sus recuerdos escondiendo su cara sobre las sábanas.

[*****]

-Ya... Déjame... –Se escuchó entre cortado. Kurohige alzó la cabeza y fue su sorpresa y admiración al contemplar aquella carita llena de enormes lágrimas suplicando piedad –Por favor... Te lo suplico... No sigas...

-...

-Me... Me duele mucho... Por favor... –Por fin se doblegó ante su captor al retirar sus manos de la cara del mayor para quitarse esas grandes cascadas de dolor y culpa –Por favor...

-Como dije... Esto es apenas el comienzo... ¡Jajajajajajajaja...!

[*****]

 

De pronto, sintió algo escurriendo en sus pantalones... Era algo viscoso y que al parecer invadió gran parte de su trusa. Con temor, desabrochó su pantalón para meter su mano y sintió el líquido salir de su miembro. Se levantó de golpe de la cama y se bajó un poco los pantalones para ver la mancha; se sintió sucio.

Así que de nuevo tomó una bata y un conjunto de pijama y salió de la habitación para dirigirse de nuevo al baño. Llegó, entró azotando la puerta, dejó las prendas en el mueble, entró al cuarto de la ducha, fue tanto su coraje y su depresión, que abrió la regadera de la tina y se metió al agua con todo y la ropa puesta. Se sentó y agarró un jabón y se comenzó a tallar con el metiéndolo dentro de sus ropas mientras que unas lágrimas salían descontroladamente de sus ojos.

 

Notas finales:

Ahora si, espero sus comentarios y ahora si no voy a demorar en subir mas cpítulos :D Felices fiestas!!! :3


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